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La Vila Joiosa. El centenario del título de ciudad. 1911-2011
Pildorero de principios del s. XX. Al unir las dos planchas,
la masa quedaba dividida en trozos pequeños que luego
se redondeaban a mano. En ocasiones se doraban o plateaban
para hacerlas más atractivas. Para ello se introducía
las píldoras en una caja con pan de oro o de plata y se
hacía girar una manivela que las movía hasta lograr una
fina película metálica uniforme. De ahí viene la famosa
expresión “dorar la píldora”. Préstamo de Ángeles Tomás.
Balanza granataria (1920-1930). Se llama así por la unidad
de medida utilizada originalmente: el grano, que fue
una medida oficial, como la onza o la libra, hasta la adopción
del sistema métrico decimal (1849). Se utilizaba para
tarar recipientes o para conocer pesos aproximados.
Préstamo de Pablo Cosme Soler.
EL BOTAMEN, EL ALMA DE LA FARMACIA
Antes de la industrialización, la recolección de los
simples vegetales y la preparación y conservación de los
fármacos era totalmente artesanal. Para la conservación,
tanto de los simples como de los preparados, era necesario
algún tipo de recipiente. Los materiales han sido
muy variados desde su invención pero fue la cerámica el
material más apto por su impermeabilización.
El bote de farmacia más característico es el albarelo,
de origen árabe y con una forma ligeramente estrechada
en el centro para un mejor manejo. También los hay en
forma de copa y de diferentes tamaños según su contenido.
Desde el siglo XVIII llevan el nombre de su contenido
como parte de su decoración, siempre en latín y abreviado.
Cuando dejaron de prepararse específicos en las
farmacias, la función del botamen pasó a ser meramente
decorativa.
Botamen de finales del siglo XIX procedente de dos farmacias
de Villajoyosa. Préstamo de Ángeles Tomás y fondos
del Museo Municipal.
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A letra de médico, ojo de boticario. Catálogo de la exposición