Gacetilla Cervecera XXV

y de competición europea en los que participan
clubes nacionales). Una cerveza especial rotativa
(Mandarina IPA, Melon Ale, etc) on tap, también
propia, confluye con sus cuatro especialidades
fijas: una birra de trigo excepcional, una de las
mejores Pils de la capital, una tostada muy
refrescante y su sorprendente sidra. Todo ello a un
precio más que razonable; ni en BKK ni en
Hops&Barley, tabernas en las que solo ofrecen sus
propias birras, la pinta sobrepasa los cuatro euros.
Como publica Bar&Beer, Berlín es la segunda
ciudad del mundo más barata para tomar cerveza.
al ritmo de canciones tradicionales acompañadas
por un acordeón. Sirven litronas de Paulaner
(Weizen o Festbier), a las que se les puede añadir
siropes frutales que endulzan la bebida,
atuendados con camisas de cuadros y dirnes
escotados.
En tiendas o bares especializados es habitual
encontrar botellas de algunas de las principales
cerveceras artesanales del país como
Braukunstkeller (ha realizado una colaboración
con la catalana Guineu), famosa por su Mandarina
IPA; Braufactum o Crew Republic. Esta última
bräuerei, con sede en Munich, elabora una doble
IPA de nivel (7:45 Escalation) que por el uso del
lúpulo amarillo y malta caramelo evoca a la
Amarillo de De Molen. El uso de este tipo de malta
es sorprendentemente habitual en las micros
germanas.
Por otro lado, está previsto que Brewdog
aterrice en la capital para inaugurar un pub el
próximo verano en el barrio de Friedrichshain,
actual territorio de Hops&Barley. También la
americana Stone Brewing prevé afincarse en
Berlín -será su única sede europea- con un
proyecto que incluye la fábrica, un gran barrestaurante
y un biergarten, todo ello emplazado
en un espectacular edificio histórico de ladrillo de
1901. La llegada de estas dos breweries, de las
más conocidas del sector, puede incidir mucho en
la evolución de la escena craft en Berlín y
Alemania durante los próximos tiempos, bastante
atrasada con respecto a Bélgica o a los principales
países anglosajones.
¡Prost!
Como sucede en casi toda Europa, el
Oktoberfest de Munich también se ha exportado a
Berlín. Se trata de una mala representación de la
fiesta de la cerveza por antonomasia y una
atracción turística de precios abusivos en
comparación con el coste de la birra en la ciudad.
Nada recomendable -lo es mucho más un pequeño
tour por los brewpubs de la capital- pero bastante
entretenido si apetece ver como los alemanes son
también capaces de desfasarse y hacer el ridículo
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