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OCTAVIO PAZ: ÁGUILA Y SOL<br />
TRIVIO DE OCTAVIO PAZ<br />
se reduce a un abstracto material de relaciones y de<br />
signos. 8<br />
No creo que Octavio Paz se oponga siempre al<br />
materialismo. Se opone a definir al hombre tanto de<br />
un punto de vista estrictamente materialista como<br />
de un punto de vista estrictamente idealista. ¿Cuál<br />
es, con mayor precisión, el concepto del hombre que<br />
ha desarrollado, de un libro a otro, Octavio Paz? Me<br />
parece que su idea del hombre es la idea de una doble<br />
realidad: realidad separada y reunible; es, sobre<br />
todo, la idea del hombre como ser capaz de diálogo:<br />
diálogo entre el cuerpo y el no-cuerpo.<br />
Directa o indirectamente, Octavio Paz se ha ocupado<br />
del problema de la naturaleza humana desde<br />
sus primeras obras y, en especial, a partir de dos<br />
textos fundamentales: Poesía de soledad y poesía de<br />
comunión y El laberinto de la soledad. La idea míticopoética<br />
que Paz se hacía del hombre es la de un ser<br />
solitario precisamente porque ha perdido su unidad<br />
primigenia. Huida o rehuida, la inocencia del<br />
hombre es aquella “mitad perdida” que solamente<br />
puede recuperarse momentáneamente —eternamente—<br />
en el amor, el poema, lo sagrado.<br />
En Conjunciones y disyunciones, Octavio Paz<br />
ahonda en el problema de la naturaleza humana y<br />
ahonda, al ahondar en él, en el problema de las separaciones,<br />
las “disyunciones”, el abandono de la totalidad<br />
que el hombre idealmente es. Porque el hombre<br />
es, aun cuando no quiera serlo: cuerpo y no-cuerpo.<br />
La filosofía griega se ocupó escasamente del cuerpo:<br />
habría que decir que lo daba por supuesto o que<br />
lo deseaba prescindible. Lo daba por supuesto en las<br />
filosofías de Heráclito o Aristóteles; quería prescindir<br />
de él —cuerpo, “prisión del alma”— en el pitagorismo<br />
y en el platonismo, ambos probables seguidores de los<br />
órficos; ambos seguramente precursores de la gnosis.<br />
El pensamiento cristiano proclama sagrado el<br />
cuerpo de tal manera y hasta tal punto que lo considera<br />
capaz de resurrección. Con el Renacimiento y,<br />
sobre todo a partir del siglo xvii, el hombre occidental<br />
empieza a preocuparse más por el no-cuerpo; así,<br />
el idealismo cartesiano hace imposible y prácticamente<br />
inconcebible la resurrección de los cuerpos<br />
(¿cómo y para qué serían aptos de vida permanente<br />
los cuerpos reducidos a modelos mecánicos?). Occidente<br />
tiende a descorporalizarse —no necesariamente<br />
a desmaterializarse— a partir de un materialismo<br />
que Descartes no previo ni deseó (por ejemplo:<br />
el idealismo materialista de El hombre máquina de<br />
La Mettrie) a partir también de este moralismo religioso<br />
que en buena medida es el protestantismo.<br />
Ha observado Paz, en Conjunciones y disyunciones,<br />
que Occidente (activista, pragmático-progresista)<br />
alcanza a construir una suerte de materialismo<br />
abstracto. Occidente, en lugar de elegir la<br />
conjunción del cuerpo y el no-cuerpo ha optado por<br />
el no-cuerpo. Ciertamente, la ciencia moderna —<br />
ciencia física o ciencia humana— quiere ser realista<br />
y materialista. Pero lo que está en crisis es precisamente<br />
la noción misma de materia, naturaleza, realidad.<br />
Las ciencias no buscan hoy ya tanto objetos<br />
como relaciones; no tanto entidades como energías<br />
—y en este sentido buena parte del pensamiento de<br />
Paz está con la ciencia moderna.<br />
Sin embargo, a partir de la mitad del siglo pasado,<br />
Occidente anda en busca de un nuevo cuerpo:<br />
cuerpo de la historia en Marx; principio del placer<br />
y corporalización del placer en Freud; causalidad<br />
fundada en la experiencia del cuerpo (“the witness<br />
of the body”), en A. N. Whitehead; sentido de la encarnación<br />
en Unamuno, Marcel, Emmanuel Mounier,<br />
Merleau-Ponty. La indagación de Octavio Paz<br />
responde a una urgencia similar por encontrarse,<br />
incorporadamente: “cuerpo”. El hombre completo<br />
es a la vez cuerpo y “no-cuerpo”; cuerpo y alma. 9<br />
El tema de nuestros tiempos sigue siendo un<br />
tema antiguo y fundamental: el de la relación entre<br />
mente y materia corporal. Pero: ¿qué entender por<br />
naturaleza humana? Piensa Octavio Paz que existen<br />
en nuestros días dos tentativas para analizar el<br />
significado de la palabra hombre. Escribe: “hasta la<br />
fecha nadie sabe qué sea realmente la ‘naturaleza<br />
8 Octavio Paz ha sido influido por Lévi-Strauss. Ello no impide que<br />
Paz caiga en la cuenta de que Lévi-Strauss deje sin resolver ni discutir<br />
asuntos apremiantes: básicamente el del “límite” que es la muerte.<br />
9 No todo lo que aquí se dice (sobre todo en relación a la historia<br />
occidental) del “cuerpo” y el “no-cuerpo” aparece en la obra de Paz.<br />
Creo, sin embargo, que lo aquí dicho y sugerido está en el espíritu de<br />
Conjunciones y disyunciones. Anoto también que sólo toco aquí uno de<br />
los temas —central— en este libro excelente y poco comentado. Todas las<br />
citas aquí hechas provienen del libro de Paz.<br />
humana’ porque nuestra ‘naturaleza’ es inseparable<br />
de la cultura; y es las culturas”. Tal es el punto<br />
de vista del antropólogo A. L. Kroeber, quien ha<br />
propuesto una “doble investigación”: 1] realizar “un<br />
inventario universal de los rasgos característicos<br />
—materiales, institucionales y simbólicos— de las<br />
distintas culturas y civilizaciones” y 2] “hacer otro<br />
inventario, ‘entre los animales subhumanos, de las<br />
formas de conducta semejantes a/o anticipatorias<br />
de las formas humanas culturales’”. Paz se da bien<br />
cuenta de que esta tarea podría ser prácticamente<br />
“infinita” y de que sólo podrían realizarla máquinas<br />
electrónicas excepcionalmente preparadas.<br />
Pero aun en este caso, ¿dónde está el “punto” que<br />
separa a lo humano de lo subhumano?<br />
La segunda tentativa por definir la palabra<br />
hombre la ha intentado la antropología estructural.<br />
Si el intento de Kroeber es inductivo, el de la<br />
antropología estructural es deductivo. Con el análisis<br />
estructural, coincide Octavio Paz al pensar que<br />
todo pensamiento es binario y procede “por pares”,<br />
pares que solamente adquieren sentido cuando se<br />
los ve en relación. “Los términos no son inteligibles<br />
sino en relación y no aisladamente considerados.”<br />
Este método podría llevar a una “sintaxis universal”.<br />
No pretende Octavio Paz ni que esta sintaxis<br />
haya sido establecida ni pretende establecerla. Pretende,<br />
mediante la oposición mutuamente requerida<br />
de los términos “cuerpo y no-cuerpo”, proporcionarnos<br />
su idea del hombre. Esta idea, vuelve a<br />
ser —por distintos que sean texto y contexto— la de<br />
la unidad de los opuestos que ya Paz anunciaba en<br />
sus primeras obras. El hombre reconciliado es a la<br />
vez cuerpo y no-cuerpo.<br />
¿Qué significado concreto tiene esta reconciliación?<br />
Este significado pueden darlo las palabras rebelión,<br />
amor, poema. La rebelión de los jóvenes es,<br />
para Octavio Paz —si “no se disipa en una sucesión<br />
de algaradas”— una forma de la “fiesta”; es decir,<br />
un deseo y un anhelo de realizar un tiempo que ya<br />
no sea el tiempo lineal del progreso, sino el tiempo<br />
cíclico del mito. La rebelión tiende a recuperar el<br />
cuerpo; de la misma manera tiende a recuperar el<br />
cuerpo, el arte y la poesía. Pero recuperar el cuerpo<br />
es recuperar el tiempo. ¿Qué clase de tiempo? Tanto<br />
la rebelión como la obra poética buscan el presente:<br />
“el presente no nos proyecta en ningún más allá —<br />
abigarradas eternidades del otro mundo o paraísos<br />
abstractos del fin de la historia— sino en la médula,<br />
el centro invisible del tiempo: aquí y ahora. Tiempo<br />
carnal, tiempo mortal: el presente no es inalcanzable,<br />
el presente no es un territorio prohibido.”<br />
Tensión de contrariedades, tejido de opuestos, el<br />
hombre es búsqueda de un pacto más alto —o, mejor<br />
dicho, más íntimo—: el de una tensa y continua<br />
presencia del espíritu.<br />
Escribe Octavio Paz al final de Conjunciones y<br />
disyunciones: “Por primera y última vez aparecen<br />
en estas reflexiones la palabra presencia y la palabra<br />
amor. Fueron la semilla de Occidente, el origen<br />
de nuestro arte y de nuestra poesía. En ellas está el<br />
secreto de nuestra resurrección.” A la vez cuerpo y<br />
no-cuerpo, el hombre podrá llegar a ser lo que fue<br />
—¿en un pasado más mítico que histórico?—: unidad<br />
de alma y cuerpo. 10<br />
IV<br />
Tres perspectivas hacia la obra de Octavio Paz: inocencia,<br />
caída, inocencia en el retorno eterno de Piedra<br />
de Sol; pluralidad de veces a la vez unánimes e<br />
individuales en Renga; búsqueda de la totalidad del<br />
amor y la presencia en Conjunciones y disyunciones.<br />
Afirmé al principio de este ensayo que creía poder<br />
probar que las tres experiencias poéticas —o conceptuales—<br />
tienen una misma intención y responden a<br />
una misma vivencia fundamental. Esta vivencia es<br />
clara: por una parte, Octavio Paz ha visto siempre<br />
al hombre como un ser a medias capaz de alcanzar<br />
su totalidad originaria, su totalidad inocente y más<br />
real que las formas irreconciliadas de nuestro vivir.<br />
Hemos visto que Octavio Paz intenta encontrar esta<br />
totalidad en la unidad dinámica del amor, del poema<br />
y de lo sagrado. En este sentido, la obra de Paz no ha<br />
variado profundamente. Más que de variación habría<br />
que hablar de plenitud. ¿Qué es aquello que permite<br />
la unidad de todos los opuestos? Nos lo ha di-<br />
10 Los términos alma, escritura, espíritu, no aparecen en la obra<br />
de Paz porque quiere encontrar en las palabras no-cuerpo un signo<br />
que englobe a todas las experiencias de orden espiritual. Sirva aquí la<br />
palabra espíritu como signo occidental del no-cuerpo.<br />
cho Paz en Conjunciones y disyunciones: el presente,<br />
la presencia, gracias al cual encarnan las imágenes,<br />
gracias al cual encarna el amor.<br />
Para entender lo que alguna vez he llamado “sentido<br />
de la presencia”, hay que volver, en la obra de<br />
Octavio Paz, a un poema-clave. Hermoso poema,<br />
rico de imágenes, rico de vida. El poema de la presencia<br />
absoluta se llama Viento entero.<br />
V<br />
Viento entero es el poema de la presencia. Ciertamente,<br />
Octavio Paz había escrito poemas donde<br />
la presencia daba sentido a la totalidad del poema.<br />
Así el “alto grito amarillo” del Sol, en Himno entre<br />
ruinas; así en los seis primeros y últimos versos de<br />
Piedra de Sol. Por otra parte, tanto los Topoemas —a<br />
la vez caligramas e ideogramas al modo de los que<br />
ha construido la poesía concreta— como el gran<br />
poema que es Blanco, son, respectivamente, poema<br />
del “lugar” (espacio presente) y de la “realidad de la<br />
mirada”. Pero si muchos poemas de Paz conducen a<br />
una presencia que unifica apariencias para que las<br />
apariencias mismas se conviertan en realidades,<br />
Viento entero es el poema de Octavio Paz que mejor<br />
describe la presencia; construido y tejido con un<br />
“ahora” continuo y continuado, Viento entero es,<br />
más que un vislumbre, una auténtica visión de la<br />
realidad.<br />
Explica Octavio Paz en las notas a Viento entero<br />
que “la primera estrofa se refiere al bazar de Cabul”<br />
y al “río que atraviesa la ciudad”; relata cómo Datia,<br />
el palacio construido por el emperador Jahangir,<br />
“jamás ha sido habitado, excepto por los murciélagos<br />
y las víboras”. Las explicaciones de Paz son<br />
útiles y son también poéticas. Nos sirven de mapa<br />
para seguir el sendero que el poema sigue. Pero<br />
el sentido último del poema está más allá de estas<br />
explicaciones. Este sentido se entrega desde el primer<br />
verso, verso repetido y verdadero tema del cual<br />
los demás versos son variaciones iluminadoras: “El<br />
presente es perpetuo.”<br />
¿Qué significa este presente? El hecho es que no<br />
significa lo mismo a lo largo del poema. El presente<br />
puede tener y acaba por tener un significado benéfico.<br />
Tiene también un significado maléfico: presente<br />
de lo muerto, lo establecido y lo estatuario: mundo<br />
estático y carente de vida. Existe este presente, el<br />
de la “hora diáfana”, el de “la muchacha real”, el de<br />
“la transparencia del mundo”. Existe también el<br />
presente de Santo Domingo donde “mueren nuestros<br />
hermanos”, mientras, impotentes, “nos roemos<br />
los codos”; existe también, en otras palabras, un<br />
presente (no menos real que el Presente deseado)<br />
que lleva por nombre: el mal.<br />
De un presente a otro, del presente al Presente,<br />
el poema traza puentes, relaciones, descripciones,<br />
hermosísimos paisajes dichos en pocos versos.<br />
Como todos los grandes poemas de Octavio Paz,<br />
Viento entero parece seguir el camino que lleva de<br />
la Presencia a la caída para regresar a la Presencia. 11<br />
Un presente nos angustia; otra presencia nos salva<br />
y esta presencia, más allá de las negaciones, las<br />
caídas, los infiernos de esta tierra y mundo y tiempo,<br />
se llama amor, se llama transparencia, se llama,<br />
en las palabras de Conjunciones y disyunciones: presencia<br />
amada.<br />
Termino con dos signos de esta Presencia, la de<br />
las resurrecciones. Dice Viento entero: “Tú lees y<br />
comes un durazno / Sobre la colcha roja / Desnuda /<br />
Como el vino en el cántaro de vidrio.” Dice también<br />
Viento entero, auténtico poema de amor: “La lluvia<br />
no te moja / Eres la llama de agua // La gota diáfana<br />
de fuego / Derramada sobre mis párpados / Yo<br />
veo a través de mis actos irreales / El mismo día que<br />
comienza // Gira el espacio / Arranca sus raíces el<br />
mundo // No pesan más que el alba nuestros cuerpos<br />
// Tendidos.” W<br />
Ramón Xirau es filósofo. Acabamos de publicar su<br />
Erich Fromm y la naturaleza humana (Centzontle,<br />
2014)<br />
11 Este que yo llamaría “ritmo” de los poemas de Paz —inocencia,<br />
caída, inocencia— aparece en Himno entre ruinas, Piedra de Sol, Blanco.<br />
Naturalmente: este ritmo es todo lo contrario de un ritmo mecánico.<br />
Imágenes de caída y salvación, de horror y deslumbramiento aparecen<br />
a lo largo de cada uno de estos poemas, verso tras verso. Con todo, este<br />
“ritmo” suele ser el movimiento general del poema, movimiento que<br />
corresponde a la idea e imagen que Octavio Paz tiene del mundo, de los<br />
hombres, de la vida.<br />
20 MARZO DE 2014