Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
m i r t a s u q u e t<br />
HABER estudiado en Cuba, en ese mundo de<br />
relativas certezas que nos construyeron<br />
durante la década del 80, y haber cursado<br />
posteriormente una carrera en la Universidad<br />
de La Habana abre, de antemano, muchas<br />
puertas.<br />
La fama de los egresados universitarios<br />
cubanos es reconocida, ensalzada en cualquier<br />
parte del mundo y no es inmerecida. La<br />
intensidad con que estudiábamos en aquellos<br />
años de preuniversitario (de Ciencias Exactas),<br />
podría parecer a mis actuales colegas<br />
españoles, un exceso derivado de una mente<br />
−en este caso la mía− mitomaníaca, y prefiero<br />
callarlo. Mucho más, prefiero silenciar el<br />
estoicismo con el que se estudiaba; la delgadez<br />
de aquel tiempo en el que la falda del<br />
uniforme se iba reduciendo paulatinamente con<br />
antiestéticas pinzas mientras mi cintura se<br />
desvanecía. Los años de aquel invento<br />
seguramente inefectivo del arroz amarillo con<br />
suerte, coloreado con pastillas de vitamina B.<br />
(Ignoro si el complejo vitamínico se mezclaría<br />
desde el mismo proceso de cocción, lo que<br />
seguramente anularía las propiedades del<br />
aditivo, o si era añadido al final a modo de<br />
salsa, no precisamente criolla).<br />
p r o s p e<br />
r i d a d y<br />
b o n d a d<br />
p r o s p e<br />
r i d a d y<br />
b o n d a d<br />
p r o s p e<br />
r i d a d y<br />
b o n d a d<br />
prosperidad<br />
prosperidad y<br />
bondad<br />
bondad:<br />
prosperidad y bondad:<br />
la otra cara de la moneda<br />
del iluminismo martiano<br />
la otra cara de la moneda<br />
del iluminismo martiano<br />
En esos años, la empresa farmacéutica<br />
cubana empezó a elaborar el Multivit, y como<br />
mi hermano yacía desde hacía unos meses en<br />
cama por un intenso asedio de algo que<br />
llamaban “neuritis” o “beriberi” (¿o acaso se<br />
supo con certeza de qué se trataba) yo lo<br />
ingería con disciplina o devoción. Las vitaminas<br />
garantizarían que mis neuronas siguiesen<br />
funcionando, y por ende, lograr un alto<br />
rendimiento en el IPVCE y mi acceso a la<br />
universidad. La utopía desarrollista −a imagen<br />
de la cosmonáutica− de renunciar a los<br />
alimentos sustituyéndolos por cápsulas, se<br />
estaba cumpliendo. Pero el hambre podía más<br />
que el hombre y los preparados de agua con<br />
azúcar eran un remedio eficaz en tales casos.<br />
También, y todo hay que decirlo, siempre<br />
tuvimos para desayunar aunque fuese un cuarto<br />
de pan, de los redonditos ya pequeños, que a<br />
veces picaban frente a nosotros para que<br />
viésemos que la partición era justa, y al que<br />
llegamos a llamar el “pan martiano”: “con<br />
todos y para el bien de todos”. Y en los<br />
almuerzos, el caldo de col, las croquetas<br />
elaboradas con un solo cerdo ¿macrobiótico<br />
que se repartía equitativamente para miles de<br />
estudiantes de las cuatro unidades que<br />
formaban la escuela; y en la cena, otro tanto.<br />
Como si viviésemos del aire.<br />
{ V/39 }