6 CONCLUSIONES 6.1 Factores principales para un desarrollo ...
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la ciudad y su entorno inmediato de colonización son territorios mestizos, cuando el campo prof<strong>un</strong>do,<br />
la zona de selvas, es territorio indígena. Unos y otros se encuentran como dándose la espalda,<br />
vinculados por las sospechas más que por las coincidencias.<br />
En Cayambe, podemos encontrar las premisas de <strong>un</strong>a estrategia de gobernancia entre actores locales.<br />
Por <strong>un</strong> lado se encuentra la m<strong>un</strong>icipalidad, como ente político y administrativo, a través sus proyectos<br />
sociopolíticos (la asamblea cantonal como espacio de construcción de <strong>un</strong> proyecto local, por<br />
ejemplo 182 ). Como actor institucional la m<strong>un</strong>icipalidad representa (frente a delegaciones estatales que<br />
tienen escasa presencia y <strong>un</strong> Consejo Provincial débil) el eje a partir del cual se articulan los proyectos<br />
de <strong>desarrollo</strong> local y regional. Esta tendencia de <strong>un</strong>a dirección política fuerte ha sido reforzada en la<br />
actual administración (dentro de las posibilidades que permiten los recursos limitados de los que<br />
disponen los gobiernos locales), convirtiendo a la m<strong>un</strong>icipalidad en p<strong>un</strong>to de referencia, alrededor del<br />
cual se cristalizan tanto posiciones en favor que acciones de oposición.<br />
Por otro lado, encontramos <strong>un</strong> actor social representado por el movimiento indígena, cuya práctica<br />
social promueve <strong>un</strong>a mayor participación ciudadana en la toma de las decisiones importantes<br />
(nuevamente, la asamblea cantonal). El movimiento indígena es <strong>un</strong> actor en esencia rural. A<strong>un</strong>que<br />
tiene <strong>un</strong>a larga historia de presencia local y nacional –por lo menos desde la década del 30- su<br />
presencia ha ido creciendo, convirtiéndose en actor nacional desde 1990. Desde las últimas elecciones,<br />
el movimiento indio ha <strong>un</strong>ido <strong>un</strong>a representación política a su fuerza social, teniendo a alg<strong>un</strong>os<br />
representantes en el Consejo Cantonal, visibilizando más ampliamente sus propuestas dirigidas hacia<br />
la democratización de la sociedad local. Entre los actores político-institucionales y la fuerte<br />
representación social de los grupos indígenas, los actores económicos se revelan ampliamente ausentes<br />
de los grandes debates locales y regionales, su comportamiento se limita a <strong>un</strong>a defensa de sus intereses<br />
corporativistas.<br />
Así, los tres casos estudiados permiten poner de relieve <strong>un</strong> cierto número de similitudes y de<br />
diferencias en las relaciones establecidas entre actores locales y regionales.<br />
Un p<strong>un</strong>to tienen en común Puyo y Naranjal: son dos CUR que, a diferencia de Cayambe, evidencian<br />
<strong>un</strong>a mayor debilidad de los actores sociales <strong>para</strong> constituir <strong>un</strong> sistema de acciones y de propuestas que<br />
dinamicen la sociedad local. En Naranjal, la causa parece ser la fuerte sobredeterminación de los<br />
actores económicos con mayor poder (vinculados a las actividades bananeras <strong>para</strong> la exportación), en<br />
la medida en que las demandas sociales pueden “tramitarse” por la vía de la “donación privada”. En<br />
Puyo en cambio, se trata de la combinación de dos factores: por <strong>un</strong>a parte, la centralidad que ha tenido<br />
la institucionalidad estatal en la conformación de la sociedad local, y por otra parte las fuertes<br />
divisiones étnico-territoriales (mestizos-indígenas; urbano-rurales). Así, tanto Naranjal como Puyo se<br />
encuentran en momentos o grados diferentes en los procesos de construcción de respuestas a los<br />
desafíos que enfrentan, en relación directa con la configuración distinta de los sistemas de actores que<br />
caracterizan a cada sociedad. En ambos casos sin embargo, los proyectos de <strong>desarrollo</strong> a partir de<br />
proposiciones locales son débiles y se encuentran aún al nivel del discurso.<br />
Otra característica –común a los tres casos esta vez- es que si retornamos a la tipología establecida en<br />
la introducción de este capítulo, por fuerza hay que reconocer que los actores fácilmente identificables<br />
en cada región pueden difícilmente ser inscritos como <strong>un</strong> sistema que interactúa a favor de <strong>un</strong>a gestión<br />
concertada del territorio y de las poblaciones que allí residen. Tal vez haya que recordar que la noción<br />
de sistema continúa siendo <strong>un</strong> concepto ambiguo y discutido 183 . Sin querer debatirlo aquí, podemos<br />
recordar nuestra adhesión a la tesis defendida por Arocena (op.cit.) ya que los actores colectivos<br />
definidos en cada región se encuentran, de hecho, dentro de relaciones de poder frente a <strong>un</strong> territorio<br />
local y regional, “espacio de recursos puesto que está constituido por objetos de interés, pero también<br />
182 Volveremos sobre el tema de las Asambleas cantonales en el p<strong>un</strong>to 6.3 de este capítulo.<br />
183 En ciencias sociales, nos aproximamos a través de <strong>un</strong>a visión sistémica a <strong>un</strong>a definición de <strong>un</strong> conj<strong>un</strong>to de elementos definidos<br />
previamente (aquí los actores locales en interacción y abiertos a su medio ambiente), lo cual induce f<strong>un</strong>ciones de interdependencia<br />
y mecanismos particulares <strong>para</strong> su realización.<br />
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