PROYECTO DE LEY - Cortes de Castilla-La Mancha
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Dossier <strong>de</strong> Documentación núm. 9 Parque Natural <strong>de</strong> los Calares <strong>de</strong>l Mundo y <strong>de</strong> la Sima Legislación Estado<br />
Agricultura, Pesca y Alimentación (artículo 30.1) y <strong>de</strong> los «criterios» que fije la Comisión<br />
Interministerial <strong>de</strong> Ciencia y Tecnología para autorizar con fines <strong>de</strong> investigación ciertas<br />
activida<strong>de</strong>s prohibidas en principio (artículo 28.4). Entra en lo básico la necesidad <strong>de</strong> que<br />
existan inventarios, catálogos o criterios, prefigurando las categorías o grupos para la<br />
clasificación y los principios taxonómicos, como también establecer los efectos jurídicos <strong>de</strong> la<br />
inscripción, pero no la exigencia injustificada <strong>de</strong> que tengan ámbito nacional y se elaboren por<br />
órganos estatales. <strong>La</strong> coordinación siempre <strong>de</strong>seable y benéfica no es título habilitante <strong>de</strong> la<br />
competencia <strong>de</strong>l Estado y pue<strong>de</strong> ser conseguida mediante esquemas orgánicos y funcionales<br />
<strong>de</strong> corte horizontal, en pie <strong>de</strong> igualdad y hasta con talante convencional o negociador, sin<br />
implicar necesariamente una posición <strong>de</strong> supremacía vertical ni menos aún, mover<br />
ascensionalmente y en realidad crear ex nihilo competencias que la Constitución empieza por<br />
negar taxativamente. Lo dicho significa lisa y llanamente la inconstitucionalidad <strong>de</strong> los<br />
preceptos <strong>de</strong> la Ley más arriba reseñados y <strong>de</strong>l Real Decreto 439/1990, <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> marzo,<br />
don<strong>de</strong> se contiene y regula el Catálogo General <strong>de</strong> Especies Amenazadas, por razón distinta <strong>de</strong><br />
la meramente formal indicada más arriba.<br />
Como consecuencia <strong>de</strong> cuanto viene diciéndose, en función <strong>de</strong>l principio sentado para <strong>de</strong>limitar<br />
las competencias <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>s Autónomas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la materia, carecen<br />
también <strong>de</strong> cobertura constitucional las referencias que los artículos 33.1 y 34 c) <strong>de</strong> la Ley<br />
contienen a la potestad reglamentaria para la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> las especies cazables o<br />
pescables o para su comercialización, como propia <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>s Autónomas no sólo en<br />
materia <strong>de</strong> protección <strong>de</strong>l medio ambiente sino <strong>de</strong> caza y pesca. El Real Decreto 1095/1989,<br />
don<strong>de</strong> se incluyen las especies constituye el «<strong>de</strong>sarrollo» <strong>de</strong> aquel primer precepto legal,<br />
alcanzándole <strong>de</strong> lleno por consiguiente el reproche <strong>de</strong> incompetencia con la máxima intensidad<br />
no sólo en virtud <strong>de</strong>l criterio formal explicado, bastante por sí mismo, sino también por<br />
razones materiales, que se explican en la Sentencia. Determinar lo que no pue<strong>de</strong> ser cazado o<br />
pescado carece <strong>de</strong> sustancia básica, por casuística y coyuntural. Lo serían, en su caso, las<br />
normas que configurasen las características para justificar tales prohibiciones. Por otra parte<br />
<strong>de</strong>terminar lo que sí pue<strong>de</strong> ser cazado o pescado por una disposición reglamentaria estatal<br />
inva<strong>de</strong> notoriamente las competencias autonómicas, exclusivas, en materia <strong>de</strong> caza y pesca.<br />
Lo mismo acontece, con los <strong>de</strong>más preceptos impugnados, que son <strong>de</strong>sarrollo ultra vires <strong>de</strong>l<br />
artículo 34 <strong>de</strong> la Ley. En <strong>de</strong>finitiva, es clara la nulidad <strong>de</strong> la entera Disposición adicional<br />
primera <strong>de</strong> este Real Decreto. Otro tanto, cabe <strong>de</strong>cir, sin más, <strong>de</strong>l 1118/1989, don<strong>de</strong> se<br />
contienen por remisión al anexo las especies comercializables, con normas al respecto cuyo<br />
artículo 1 se auto<strong>de</strong>clara <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l artículo 34 c) <strong>de</strong> la Ley 4/1989. Siendo idéntica la<br />
tacha, idéntica ha <strong>de</strong> ser la conclusión.<br />
Nada habría que objetar, en principio, a la existencia <strong>de</strong> la Comisión Nacional <strong>de</strong> Protección <strong>de</strong><br />
la Naturaleza ni <strong>de</strong>l Comité <strong>de</strong> Flora y Fauna Silvestres, órganos <strong>de</strong> la Administración General<br />
<strong>de</strong>l Estado para una materia en la cual carece <strong>de</strong> atribuciones ejecutivas y reglamentarias,<br />
siempre que sus funciones se acomodarán al perfil constitucional. No ocurre así <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
momento en que una <strong>de</strong> ellas consistirá en «informar preceptivamente las directrices para la<br />
or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los recursos naturales» (artículo 36.3), participando así en el ejercicio <strong>de</strong> una<br />
potestad reglamentaria vedada al Estado, como se ha dicho más arriba mientras que para los<br />
dos Comités adscritos se prevén atribuciones para la cooperación y coordinación y para el<br />
cumplimiento <strong>de</strong> convenios internacionales y <strong>de</strong> la normativa comunitaria, ejecutivas en su<br />
mayor parte y en lo que no lo fueren ultra vires, por correspon<strong>de</strong>r también el <strong>de</strong>sarrollo y<br />
ejecución <strong>de</strong> las normas internas y supranacionales a quien tenga competencia sobre la<br />
materia, en este caso las Comunida<strong>de</strong>s Autónomas.<br />
He <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>liberadamente para el final una cuestión transcen<strong>de</strong>nte, en la cual el rango<br />
reglamentario <strong>de</strong>sborda a<strong>de</strong>más sus propios límites. <strong>La</strong> Constitución no veda la viabilidad <strong>de</strong><br />
un plan nacional para la or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los recursos naturales, a imagen y semejanza <strong>de</strong>l<br />
urbanístico obra <strong>de</strong> los Cuerpos colegisladores (artículo 112 TRLS), cuyo carácter básico<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> que lo fueran los criterios utilizados. Sí veda, en cambio, que su equivalente<br />
material emane <strong>de</strong> la potestad reglamentaria, haciendo imposible a<strong>de</strong>más una <strong>de</strong> las facetas<br />
<strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> legalidad, el escalonamiento gradual <strong>de</strong> las normas según el rango <strong>de</strong> su autor.<br />
En efecto, las Directrices para la Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los Recursos Naturales se sitúan<br />
materialmente en un escalón superior a los Planes homónimos, que pue<strong>de</strong>n tener como ámbito<br />
espacial una zona concreta o el territorio entero, por qué no, <strong>de</strong> la Comunidad<br />
correspondiente. Son el vértice <strong>de</strong> la estructura piramidal que termina, por abajo en los Planes<br />
Rectores <strong>de</strong> Uso y Gestión <strong>de</strong> los Parques Naturales (artículo 15). Si se observa que la<br />
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