Summaries / Resúmenes - Studia Moralia

408 FRANCISCO JOSÉ MARÍN-PORGUERES
niebla (que sigue estando) Esto lo explican algunos autores con
lo que denominan “fe racional” 1 .
Todo esto no quita que personas creyentes que no saben
pensar, alcancen menor conocimiento que no creyentes que
saben pensar. Tampoco quiero decir que la Iglesia católica tenga
la exclusiva de la verdad, eso sería absurdo. Lo que tiene la
Iglesia católica es la certeza de la fe en unas verdades reveladas
(inalcanzables por la razón increyente), y una luz que le permite
acertar en su abrirse paso hacia la verdad (siempre que la
razón la sepa utilizar) Así, es capaz de aceptar como propias
(asumirlas) cualquier verdad alcanzada con el uso de la razón
increyente, siempre que no sea contradictoria con las verdades
reveladas y con la luz de la fe. Y es consciente de que todavía hay
mucha verdad por descubrir.
En este sentido, cuando un pensador católico se propone
hablar de antropología ¿realmente que hace, filosofía o teología
Aquí sí que el método es distinto, al hablar de filosofía o teología,
hablamos de ciencias distintas con métodos distintos. En el
pensador católico concreto que se plantea las cuestiones antropológicas,
por no prescindir de su fe —no puede prescindir— lo
que hace es antropología teológica. Es decir, en su discurso
argumentativo —racional, si se quiere— no deja de tener en
1
Cf. Falgueras, I., Itinerario de la razón a la fe, en Fe y Razón, I Simposio
Internacional de Fe Cristiana y Cultura Contemporánea, Eunsa, Pamplona,
1999, pp. 201-221. Al describir el itinerario de la razón hacia la fe, sostiene
no sólo que no existe oposición, sino que la razón la entendemos de forma
auténtica a la luz de la fe, la cual le da plenitud de sentido. “La trascendencia
es el ámbito de amplitud irrestricta, que como amplitud e irrestricta no
excluye ni limita ni está lejos, sino que acoge a todo, le da sentido a todo, y
es compatible con todo. Tal amplitud no puede ser la de un receptáculo o
lugar, ha de ser una actividad tan pura y simple que, en vez de quitar, dé, y
dé sin pérdida para sí ni para quien recibe. No cabe temer de ella que nos
engulla, porque lo que somos en ella lo somos, no cabe decir de ella que nos
convierte en pasivos o nos quita la libertad, pues su actividad no quita ni disminuye
la nuestra, antes bien nos la otorga, ya que nuestra libertad sólo
puede ser real como potencialidad irrestricta por referencia a la actividad
puramente irrestricta”. Ibidem, p., 215. Y más adelante afirma: “Creer a
quien no se ve ni se oye en presente, sino sólo como posible, no es irracional,
pero sí transracional”. Ibidem, p. 220.