TerBi Revista nº 8 Mayo 2014

TerBi Nº 8
Asociación Vasca de CF, Fantasía y Terror
Entrevista a Juan González Mesa, autor de Gente Muerta
Por Ricardo Manzanaro
Me parece una novela sobre fantasmas, de
tema sobrenatural, diferente de lo visto
hasta ahora, atípica ¿tu intención era
renovar el género
Si bien la protagonista de Gente Muerta es un
fantasma, creo que toco demasiados palos
para pensar que es una novela de fantasmas.
Piensa que el protagonista hubiese sido un
hechicero y verás cómo cambia la pregunta.
De todos modos, he creado (y sigo creando)
una ambientación propia con la que mi
verdadera intención es escribir sobre seguro,
con solidez, sintiendo mayor verdad en los
personajes y en las razas. Hay cosas nuevas y
cosas prestadas, influencias y creaciones. No
sé si eso es renovar. No, no creo que mi
intención fuese renovar nada, lo haya
conseguido o no.
Una parte importante de la obra es la
recreación de ―El velo‖, que se podría
considerar como una especia de infierno
¿hay referencias a otros infiernos u otros
limbos anteriores en la literatura
El Velo es más bien una estación de paso
acristalada, muy dúctil, muy personalizada. El
infierno es algo completamente distinto.
Dentro del infierno, Arisslan, hay regiones,
pequeños otros mundos, también a veces
dúctiles y personalizados.
¿Cuáles han sido tus principales influencias
a la hora de crear ese universo
Pues imagino que tanto Clive Barker y su
Hellraiser, como Neil Gaiman y su Sandman,
como Tolkien y su Silmarilion, incluso quizá
Lovecraft por encima de todos ellos.
MundoSolo, la ambientación a la que
pertenece Gente Muerta, es epopeya, es
Historia, terror, cosmogonía, grimorio y
manual de instrucciones.
Otro aspecto que parece tratar es la
relación entre los ya fallecidos y los que
permanecen con vida; la presencia de los
primeros en nuestra vida.
El conocimiento de la muerte marca el modo
de pensar y de socializarse del ser humano,
por supuesto, pero el hueco que dejan las
personas que murieron, también. La muerte
incluso trastorna el recuerdo que tuvimos de
ellos y, por tanto, nuestro estado de ánimo.
Cuando intentas golpear a alguien, y este
desaparece, pierdes el equilibrio. Cuando
intentas abrazar a alguien, y este desaparece,
te abrazas a ti mismo.
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