descargar - Instituto Nacional del Teatro
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puede ser diseñada desde el punto de vista visual. Este<br />
trabajo es llevado a cabo generalmente, en el teatro<br />
profesional, por plásticos o escenógrafos, diseñadores<br />
con especialidad en el lenguaje teatral o titiritero.<br />
Muchos titiriteros, de hecho, tienen una extracción<br />
formativa desde la plástica y buscan en el teatro de<br />
objetos la forma de dotar a sus creaciones de una<br />
dimensión que es generalmente ausente en la pintura<br />
o la escultura: el movimiento.<br />
Pero esta importancia no debe hacernos olvidar las<br />
características <strong>del</strong> fenómeno titiritero como forma de<br />
ser <strong>del</strong> arte dramático. Y puede inducirnos por caminos<br />
dificultosos o directamente sin salida, especialmente<br />
en lo que se refiere a la enseñanza de este arte o a su<br />
utilización (muy común) como juego en la formación<br />
de los niños.<br />
Más a<strong>del</strong>ante haremos un apartado acerca de esta<br />
utilización pedagógica <strong>del</strong> títere en la enseñanza<br />
general, muy útil y con grandes posibilidades, en<br />
general inexploradas.<br />
Volvamos a lo plástico. Cuando se privilegia la<br />
construcción <strong>del</strong> títere, sus diversas formas (técnicas<br />
titiriteras), y se concibe al arte titiritero como un<br />
arte con fundamentos plásticos, así como cuando<br />
se describen los resultados en función de su belleza<br />
estética, o se historia el fenómeno titiritero desde esta<br />
concepción, se está partiendo de un punto de vista<br />
que si bien (como vimos) tiene su importancia, elude<br />
el eje central de la cuestión.<br />
En primera instancia (y esta confusión, como muchas<br />
otras referentes al teatro de objetos, alcanza a<br />
veces al teatro en general) no es el teatro parte de<br />
las artes visuales. El visual es solamente uno de los<br />
sentidos que se ponen en juego durante el instante<br />
dramático. Ya vimos que, tanto el espectador como el<br />
actor, ponen en funcionamiento todos sus sentidos, lo<br />
que los involucra totalmente dentro de la recreación<br />
espacio-temporal que propone el teatro.<br />
Porque el teatro de títeres, como parte <strong>del</strong> arte<br />
dramático, tiene un epicentro que no es el títere, sino<br />
el titiritero, es decir en términos teatrales, no es el<br />
personaje sino el actor.<br />
Resulta evidente que ambos elementos son importantes<br />
pero existe una clara dependencia <strong>del</strong> objeto<br />
respecto <strong>del</strong> sujeto. Y en el análisis de la creación<br />
titiritera, para establecer pautas teóricas de formación<br />
pedagógica o de funcionamiento creativo-grupal<br />
-profesional, debe comenzarse por desentrañar el<br />
funcionamiento <strong>del</strong> sujeto-creador, <strong>del</strong> actor-titiritero<br />
y sus mecanismos internos y externos; no los <strong>del</strong> títere<br />
que son importantes, pero secundarios.<br />
No es útil más que en parte, la descripción de<br />
extraordinarios resultados finales. Es necesario<br />
desentrañar los porqués, las razones técnicas que<br />
llevaron al sujeto por el camino que desembocó en<br />
ese resultado final.<br />
Estas formas exteriores (cómo se mueve el títere,<br />
mecanismo, etc.) son asociables también a ciertas<br />
“formas exteriores” <strong>del</strong> teatro de actores. Veamos.<br />
Se ha dicho con frecuencia que el teatro es el arte de<br />
la particularización. Para el actor, epicentro de la creación<br />
teatral, no deben existir vaguedades, conceptos<br />
generales, sino sensaciones particulares y definidas.<br />
Nunca debe haber, en el universo dramático una mesa,<br />
sino esta mesa, que es de tal y tal manera, y por lo<br />
tanto resuena en el sujeto de tal manera.<br />
Los conceptos generales son uno de los principales<br />
enemigos <strong>del</strong> actor, ya que son absolutamente usuales<br />
en el trato cotidiano <strong>del</strong> individuo. La sublimación<br />
dramática de esa cotidianidad no los admite.<br />
Un viejo conocido de los estudiantes de teatro, el<br />
estereotipo, no es más que la generalización de una<br />
acción o expresión que debió ser particular. Cuando<br />
se actúa, ejemplo clásico, “la espera” en forma estereotípica<br />
(el actor se pasea aparentando nerviosismo,<br />
mira el reloj pulsera, observa a los costados, etc.) no<br />
se está esperando a alguien en particular en este aquí<br />
y ahora particular. Se espera en general.<br />
Esta idea de generalización y estereotipo está ligada<br />
estrechamente con la ya mencionada concepción a<br />
priori de la expresión. No la respuesta espontánea<br />
<strong>del</strong> aquí y ahora a este estímulo, sino lo que antes (es<br />
decir fuera <strong>del</strong> aquí y ahora) se supuso que se debía<br />
responder (consciente o inconscientemente, y sea<br />
18 CUADERNOS DE PICADERO