AGRICULTURAS AFRICANAS Y MERCADO MUNDIAL - eFaber
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DEMOCRATIZAR Y ASEGURAR EL ACCESO<br />
A LA PROPIEDAD AGRÍCOLA<br />
La extensión de la superficie cultivada: espacios cada vez más<br />
codiciados.<br />
No pudiendo aumentar indefinidamente el rendimiento por hectárea de los<br />
campos de trigo, a menudo, los agricultores africanos se han visto obligados a<br />
aumentar la superficie plantada para poder alimentar una población que no cesa de<br />
crecer. Ha sido fácil extender la superficie cultivada, a excepción de las regiones<br />
donde la propiedad estaba monopolizada por las grandes haciendas coloniales<br />
(África austral y del este), ya que las tierras disponibles para trabajarlas no eran de<br />
propiedad privada y han sido (y muchas veces siguen siendo) de libre acceso. Pero<br />
esta “fiebre por la tierra” está creando serios problemas y se encuentra en el origen<br />
de numerosas disputas. El crecimiento demográfico ha tenido como consecuencia la<br />
reducción de las superficies cultivables disponibles por habitante, convirtiendo la<br />
tierra en un recurso cada vez más codiciado. Las rivalidades por la posesión de las<br />
tierras cultivables son cada vez más frecuentes y desembocan desgraciadamente en<br />
conflictos cada vez más mortíferos, trayendo como efectos añadidos hambrunas y<br />
desplazamientos masivos de poblaciones en Sudán, Nigeria, Costa de Marfil, en la<br />
zona de los grandes lagos, etc. ¿Es necesario pues privatizar la tierra para que pueda<br />
ser comprada, vendida, arrendada, hipotecada como han propuesto algunos expertos<br />
de la Banca Mundial Nada más lejos … La historia reciente muestra palpablemente<br />
que la privatización de la tierra agrícola no puede considerarse la panacea y que la<br />
práctica del derecho consuetudinario frecuentemente denunciado por haber quedado<br />
obsoleto podía haber sido positivo para conseguir un desarrollo agrícola sostenible.<br />
La colonización agrícola de las tierras cultivables por parte de los campesinos<br />
africanos ha sido muy parecida en los diferentes países. Los primeros roturadores<br />
comenzaron en primer lugar por practicar sus sistemas agrícolas de roza y quema en<br />
grandes extensiones, delimitando de esta manera progresivamente términos<br />
municipales de grandes dimensiones de los cuales se consideran los legítimos<br />
propietarios. Desde el final de la esclavitud y de los conflictos entre las diferentes<br />
etnias a principios del siglo veinte, los agricultores no han dudado en extender las<br />
tierras cultivadas a espacios alejados de los pueblos.<br />
En las sabanas del África sudano-sahariana, la introducción y la vulgarización<br />
de la tracción animal y de los instrumentos de tiro iniciados por los jóvenes estados<br />
independientes han permitido a los agricultores aumentar sensiblemente las<br />
superficies de cereal por activo y año. Una ampliación de este calibre se mostraba de<br />
hecho necesaria para poder cultivar simultáneamente los cultivos de huerta (mijo,<br />
sorgo, niebé, etc.) y los de renta (cacahuete, algodón) para satisfacer así a la vez las<br />
necesidades alimenticias y monetarias de las familias. La carrera desenfrenada para<br />
aumentar la superficie cultivada por explotación estuvo de hecho alentada por las<br />
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