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AGRICULTURAS AFRICANAS Y MERCADO MUNDIAL - eFaber

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obligados a reproducir las condiciones que inicialmente habían prevalecido en las<br />

estaciones experimentales donde habían sido seleccionadas estas variedades,<br />

recurriendo a importantes inversiones en materia de riego, drenaje, fertilización y<br />

protección de los cultivos. El empleo de nuevas variedades con alto potencial de<br />

rendimiento solo se produjo en los lugares donde los estados y las ayudas extranjeras<br />

pudieron asumir una parte importante de los costes iniciales. Aún así fue preciso que<br />

los campesinos pudiesen beneficiarse de una relativa seguridad sobre la propiedad<br />

de sus tierras para proceder a la fertilización de sus campos con la esperanza de sacar<br />

beneficios a medio plazo.<br />

Pero hemos de reconocer que sin poder acceder fácilmente a los medios<br />

necesarios para irrigar estas plantas de alto rendimiento, suministrándoles abonos y<br />

protegiéndolas de los insectos depredadores y de los agentes patógenos, los<br />

agricultores más pobres apenas utilizaron las variedades llamadas “mejoradas” Los<br />

campesinos cuyos ecosistemas no se prestaban a la puesta en cultivo de nuevos<br />

cultivares, y los que trabajando en condiciones demasiado precarias no tenían apenas<br />

interés en arriesgarse a contraer deudas para comprar nuevos medios de producción<br />

manufacturados, no pudieron apenas sacar provecho de los resultados de una<br />

investigación agronómica cuyas condiciones de puesta en marcha habían quedado<br />

muy alejadas de sus contextos ecológicos y socioeconómicos. Finalmente los<br />

campesinos que sufren hoy en día hambre o malnutrición son por lo general los que<br />

quedaron excluidos de la “revolución verde” y las primeras familias que llegaron a<br />

los barrios de chabolas fueron las que se endeudaron indebidamente para tratar de<br />

llevar a cabo dicha “revolución verde”.<br />

Últimamente es normal escuchar que los OGM podrían contribuir a resolver<br />

los problemas de la pobreza, del hambre y de la malnutrición del África<br />

subsahariana, permitiendo a los agricultores a partir de ahora luchar más fácilmente<br />

contra las malas hierbas y ciertos insectos nocivos. La llegada de los OGM de<br />

“segunda generación” debería incluso, se dice, poner próximamente a disposición de<br />

los agricultores cultivares más rústicos que las variedades utilizadas actualmente, o<br />

susceptibles de suministrar productos de mayor calidad nutritiva. Pero, ¿qué puede<br />

pasar exactamente teniendo en cuenta las condiciones en que trabajan los<br />

campesinos del Tercer Mundo. Las multinacionales que han invertido millones en<br />

la puesta a punto de estas plantas transgénicas quieren patentarlas y obligar a los<br />

agricultores a comprar sistemáticamente sus semillas en todos los ciclos de cultivo,<br />

lo que parece especialmente arriesgado o fuera del alcance para gran número de<br />

ellos. Efectivamente los OGM no parecen haber sido concebidos para los<br />

campesinos pobres e insolventes de África.<br />

Para un enfoque agroecológico de la agronomía<br />

Pero más allá de los OGM, la cuestión está en saber según qué criterios deben<br />

ser seleccionadas o producidas las nuevas variedades destinadas a los campesinos<br />

africanos. Los genetistas, ¿no deberían en primer lugar prever en que sistemas de<br />

producción esas variedades podrían o no manifestar sus potencialidades genéticas.<br />

¿Y estamos seguros de que es la genética lo que limita actualmente las<br />

disponibilidades alimentarias de las poblaciones más expuestas al hambre y a la<br />

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