AGRICULTURAS AFRICANAS Y MERCADO MUNDIAL - eFaber
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situaciones locales y de las incesantes fluctuaciones climáticas. Sin conocer la<br />
especificidad de cada una de las situaciones, el estado se equivoca cuando intenta<br />
imponer sus “soluciones” a los agricultores.<br />
PROMOVER UNA INVESTIGACIÓN<br />
Y UN DESARROLLO TECNOLÓGICO<br />
APROPIADOS<br />
No pudiendo crear en la ciudad el número suficiente de empleos productivos<br />
retribuidos para absorber un éxodo rural ya demasiado rápido, las naciones africanas<br />
no podrán acabar con la pobreza y resolver la cuestión alimentaria si no consiguen<br />
aumentar de forma sostenible la productividad y la remuneración del trabajo<br />
agrícola, eso sin perjudicar las potencialidades productivas de sus ecosistemas. Ello<br />
supone que se lleven a cabo progresos tecnológicos importantes, teniendo en cuenta<br />
las particularidades agroecológicas y socioeconómicas de cada una de las regiones<br />
implicadas. El error sería creer que las técnicas que han funcionado en otras zonas<br />
del Norte o del Sur pudiesen ser “transferidas” tal cual sin ninguna adaptación.<br />
Éxitos y límites de la “revolución verde” en África<br />
Se sabe que la “revolución verde” estuvo en el origen de un muy importante<br />
crecimiento de la producción alimenticia en varios países de Asia y América Latina<br />
durante los años 1970 y 1980. Este crecimiento provino esencialmente del empleo<br />
de variedades de cereales, tubérculos y leguminosas seleccionadas por su alto<br />
potencial de rendimiento genético (fotosintético) por unidad de superficie. Así<br />
sucedió en varias regiones de México, de Brasil, de Turquía, de India, de Corea, de<br />
China y del sudeste asiático, donde se pudo poner en funcionamiento infraestructuras<br />
destinadas a la irrigación y al drenaje de las tierras cultivadas. Pero muy raramente<br />
sucedió lo mismo en el África subsahariana.<br />
Sin embargo, no se puede negar el aumento de la producción cerealista que se<br />
obtuvo con estas variedades en algunas regiones de África donde fue posible regar<br />
las tierras, echarles abono químico y proteger los cultivos de los ataques de<br />
depredadores y agentes patógenos. Ese fue en particular el caso del maíz híbrido en<br />
varias zonas de África austral y el del arroz de origen asiático en algunos perímetros<br />
irrigados situados en los aluviones depositados por los grandes ríos. Esa es la<br />
situación en la zona controlada por el Instituto del Níger en Malí y, en menor<br />
medida, en los perímetros habilitados a lo largo del río Senegal. Pero, en general, los<br />
nuevos cultivos propuestos a los agricultores se mostraron especialmente sensibles a<br />
las tensiones hídricas o térmicas y mucho más exigentes en insumos químicos<br />
(abonos de síntesis y productos fitosanitarios) que las variedades campesinas<br />
tradicionales. Para obtener los rendimientos esperados, los agricultores se vieron<br />
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