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Otra opuntia que aparece representada posteriormente en la cerámica Inca es el “ayrampo”<br />

(Tunilla soehrensii) que aún en la actualidad se emplea en repostería en el sur del Perú.<br />

Para concluir con la alimentación, hay un comentario del jesuita Bernabé Cobo que afirmaba<br />

que los Incas “…consumían las flores cocidas del “avacollay…” El avacollay es, para<br />

nosotros, la flor del Echinopsis cuzcoensis, que hasta ahora se añade a algunas sopas, en<br />

Cuzco. El fragmento de cerámica muestra este cactus columnar de flor blanca.<br />

Etnobotánica de Cactáceas<br />

Uso Utilitario<br />

El empleo de los cactus como utensilios, es decir, las espinas de los cactus usadas<br />

como herramientas, en el llamado Horizonte Precerámico que va de 6000 a 3000 años<br />

de antigüedad, con una agricultura incipiente del pallar (Phaseolus lunatus) y del algodón<br />

(Gossypium barbadense), pero todavía sin maíz ni cerámica.<br />

En la quebrada de Chilca, a 80 km al sur de Lima, F. Engel encontró anzuelos de espinas de<br />

cactus que hemos identificado como de Neoraimondia arequipensis subsp. roseiflora.<br />

La técnica para fabricar estos anzuelos es sumamente ingeniosa porque no empleaban la<br />

punta de la espina como podría pensarse, sino la base, la que arqueaban cuando la espina<br />

estaba en crecimiento, que es cuando se puede arquear sin que se quiebre, y la fijaban en<br />

esta posición con hilos de Furcraea occidentalis, Agavaceae que se encuentra en la parte<br />

alta de la quebrada y posteriormente afilaban la base para formar la punta del anzuelo y<br />

cortaban la punta de la espina al tamaño adecuado para fijar el sedal. (Vallejos, 1990).<br />

Otro ejemplo de continuidad cultural se da con las espinas de cactus empleadas como<br />

utensilios o sea como agujas para coser o como peines.<br />

Empieza en Paracas hace 2000 años, continúa en la Cultura Nazca de la que tenemos<br />

varios ejemplos, una de las agujas tiene un trocito de hilo y en otra se ve bien el ojo de la<br />

aguja. Sigue en la Cultura Chincha, 1000 D.C.-1200 D.C, previa a los Incas, de la que vemos<br />

un peine, empleando las espinas de Neoraimondia arequipensis subsp. roseiflora.<br />

También tenemos la evidencia de que en el Imperio Incaico se emplearon como agujas y<br />

peines, como figura en las Crónicas de Garcilaso de la Vega “…de unas espinas largas que<br />

allá nacen, hacían las agujas, y de las mismas espinas hacían peines para peinarse…”.<br />

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