El Diablo en misa - Iberescena

ya no sea tan muchacho. Dice la abuela que lo pensaban trastornado por lo silencioso. Por
ser diferente a los demás. Por no querer jugar a las metras para no ensuciarse las manos. Ni
gustarle la pelota. Siempre muy dedicado al estudio.
PÁRROCO:
Tal vez tenga vocación para seminarista.
MARÍA:
No lo creo.
PÁRROCO:
¿Por qué? (María se encoge de hombros) ¿Es la primera vez que él asiste una misa aquí?
MARÍA:
Aquí sí.
PÁRROCO:
Hay algo familiar...
MARÍA:
¿Le recuerda a alguien?
PÁRROCO:
¡No! ( Pausa ) El alba tan corta debió influir en la desaprobación de Monseñor Melchor.
MARIA:
La medida del alba es la de Jesús, no la de él.
PÁRROCO:
El Obispo lo llamó Jesús.
MARÍA:
Y él responde porque sabe que sustituye a Jesús.
PÁRROCO: (Ceremonioso)
Jesús es insustituible.
MARÍA:
Para usted parece que sí.
PÁRROCO:
Me refiero a Jesús, nuestro Cristo. Cuando usted dijo que él sustituye a Jesús... pues mi celo
por el buen uso del nombre “Jesús,” me hizo decir que “Jesús es insustituible”. Y en verdad
nuestro Cristo no tiene sustituto.
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