El Diablo en misa - Iberescena

OBISPO:
Una prueba de sumisión.
VICARIO:
Deplorable.
OBISPO:
Depende. El mundo entero sabe lo que pasa en este país. Esa lógica invertida con igualdad
para abajo es un abuso de poder. Pretenden hacer ideología con la educación.
VICARIO:
Toda educación es ideologizante. No puede ser neutral porque se está educando para la vida
OBISPO: (Quitándole el cuaderno)
Por eso requisé el cuaderno. ¡Permítamelo! (Sale con el cuaderno. El Párroco gime )
VICARIO:
¿Cómo se siente, Padre Pablo? (El Párroco sonríe tontamente, con los ojos cerrados)
ACÓLITO: (Burlón, señalándole la taza)
¿Quiere probar cómo él se siente?
MARÍA:
¡Usted no, Padre Pedro! ( El Párroco manotea )
VICARIO:
¿Qué le pasa, Padre Pablo?
PÁRROCO:
¡No veo!
VICARIO:
Tiene los ojos cerrados.
ACÓLITO:
Pero lo escucha. Manifiéstele su pesar por los abusos cometidos por él como Párroco. Y los
sucesivos cambios de parroquias, sin castigo ni escándalo, para que nada empañara la
campaña del señor Obispo por su cardenalato.
OBISPO: (ENTRANDO, ADUSTO, SIN EL CUADERNO)
Para ser monaguillo interino luce empapado con la parroquia, Jesús.
ACÓLITO:
¡No soy Jesús. Soy Fidel.
(El Obispo lo mira extrañado. Mira a María. Ella asiente)
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