El Diablo en misa - Iberescena

OBISPO:
Desde que el mundo es mundo se hace tal tránsito. Hablemos en concreto. ¿Tuvo usted algo
que ver con el fracaso de la misa de hoy...?
VICARIO:
El evento estaba señalado como un fracaso, desde que su ahijado se fugó de la Nunciatura.
Nadie creyó ese cuento de que el dispositivo de alarma había sido forzado, para impedir el
contacto al abrirse la puerta. Y hay testigos que vieron salir con sotana a su ángel con
garras de acero. Aleje su ojo inquisidor y su mente penetrante de las negras artes de la
conspiración, y vuelva a la teología de la felicidad.
(Sale el Obispo indignado. Por el lado contrario, entra Acólito. Vicario lo aborda)
VICARIO:
Te vi abrir el cepillo.
ACOLITO:
Pero no me vio sacar billete.
VICARIO:
¿Por qué?
ACÓLITO:
Un desafío personal. (Leve Pausa) ¿Se lo dirá al Obispo?
VICARIO:
Ni siquiera al Párroco.
ACÓLITO:
¿Usted en verdad tiene un hijo?
VICARIO:
Sí. Todos ya lo saben. ¿Quieres ver su foto? (La muestra).
ACÓLITO:
Todos niño tiene la mirada limpia... hasta que lo manosean. El delito mayor es despertar la
sexualidad de un niño con melosidad curil. Con pequeños juegos envolventes,
conversaciones inocentes, miradas fijas, medias sonrisa cómplices, guiños inesperados, que
entorpecen el camino normal de la vida. (Le devuelve la foto) Usted no lo querrá de
monaguillo.
VICARIO:
Lo que la madre quiera.
ACÓLITO:
Con su orientación.
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