El Diablo en misa - Iberescena

OBISPO:
La madurez de un hombre comienza cuando advierte sus limitaciones.
VICARIO:
“Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa”.
OBISPO:
La vida está llena de pruebas duras que si afrontamos nos hace felices por no dar gusto al
diablo que nos quiere cobardes. Podemos usar nuestras debilidades para el crecimiento
interior, si las reconocemos y las ponemos en la manos de Dios, como primer paso para
corregirlas. Él, luego disipará las tinieblas que oscurecen el alma.
VICARIO:
Dios ve en mi corazón y sabe que busco el bien. Si caí en la tentación de la carne, si fui
débil y desobediente porque miré a la mujer como el hombre la mira, aspiro a ser firme ante
las tentaciones de la muerte.
OBISPO:
“Nulla salus extra ecclesiam”
VICARIO:
Creo en el poder infinito del arrepentimiento. Unos sostienen que el bien es una cosa y otra
muy distinta es el mal. Algunos sostienen que son la misma cosa; y que, lo que para uno
puede ser bueno, para otro es malo; y que, incluso para una misma persona, unas veces es
bueno y otras veces malo. Como ocurre con la nueva Ley de Educación que quiere ser
igualitaria y algunos la deslegitiman.
OBISPO:
Porque la educación debe ser igual pero separada. No puede medirse con tabla rasa a los
hijos de familias pudientes, llamados a tomar las riendas del país y los niños que, por su
origen socioeconómico, deben ser educados en el respeto hacia la autoridad. La Iglesia
Católica debe oponerse a todo intento de homogeneizar la educación básica, porque esto
sólo nos llevará al caos y a la guerra entre hermanos. Los niños de los estratos más pobres
querrán acceder a las misma posiciones que sus compañeros más afortunados, creando la
inconformidad y alimentándose la envidia. Los de los estratos superiores perderán
motivación para estudiar y alcanzar el éxito. Con una educación talla única crearemos una
nación de envidiosos y conformistas.
(Suena el teléfono celular del Párroco. Atiende)
PÁRROCO:
¿Sí? ( Leve pausa ) Voy allá. (Concluye llamada) Con sus permisos.( Sale )
OBISPO:
Debajo de su firme exterior, hay una enorme falta de carácter, Padre Pedro. Usted ve con
óptica ajena, embarullado como está con mentiras políticas. Las acciones contra los planes
de Dios fracasan tarde o temprano. El Gobierno quiere acabar con la Iglesia y volverse
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