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Pareto: una lectura pragmática
l. PARETO RECUPERADO
Reitero, al contrario de lo que comúnmente se acepta en los
textos de historia de las ideas políticas -que, con la caída del
fascismo, Pareto hace mutis del escenario intelectual mundial y
asume la condición de neutro (y superable) precursor científico o
reliquia (o aberración) doctrinaria-, que el momento paretiano escolta
al pensamiento noratlántico a lo largo de la Guerra Fría, y después.
A diferencia de los intelectuales fascistas doctrinalmente desbancados,
Alfredo Rocco o Giovanni Gentile, y de los vapuleados sobrevivientes
como Giovanni Papini o Giuseppe Prezzolini, Pareto
inicia desde los años treintas, y a una decena de años de su muerte,
una presencia in crescendo en los círculos económicos y politológicos
norteamericanos. Su asalto, a la vez dent[fico y maquiavélico, a los
grandes paradigmas abstractos del Mercado y el Estado permitirá
universalizar y dar contorno sociológico y psicológico a los cuerpos
empresariales intermedios que operan como una suerte de Estados
intersectados y de mercados corporatizados,Jundonalmente diferendados y, a
la vez, convergentes. Lo que el pluralismo norteamericano define
todavía entonces en los parámetros centrífugos del gobierno y la
política de presión adquirirá, entonces, un sentido de unidad política,
económica y de propósito que ya nada tiene que ver con las figuras
torpes, coercitivas, cerradas y abstractas diseñadas por el absolutismo
y el liberalismo europeos.
Si en Europa, sobre todo en Italia y Suiza, las eruditas recopilaciones
e interpretaciones realizadas, entre muchos, por Tommaso
Giacalone-Monaco, G.-H. Bousquet, Giuseppe La Feria, Giovanni
Busino o Dino Fiorot buscan y logran cubrir una enorme deuda
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