Pareto: Una lectura pragmática - Centro de Investigación e ...

José Luis Orozco
"meras mercancías materiales", el poder real y no abstracto que pide
Burnham trasciende el comercialismo y el altruismo, de la misma
manera que trasciende "la voracidad, la ignorancia y la especie de
cobardía económica" de los negocios estadounidenses. Si las
ganancias de guerra fría de las grandes corporaciones alcanzan "en
un solo año", como en el caso de la General Motors, "más allá del
medio billón de dólares", la estrategia maquiavélica de Burnham
anota cómo "esos ingresos monstruosos" desmoralizan a los
aliados, los obreros y los pobres del propio bando y actúan como
"explosivos emocionales entregados gratuitamente a la maquinaria
comunista de propaganda".to4 Ante los liberales cándidos a la
Morris Cohen, Max Lerner, Louis Hartz o, en menor medida,
Arthur Schlesinger, J r., Burnham llama desde el Congreso por la
Libertad de la Cultura a la cruzada por la fe y la fuerza y contra el
liberalismo racionalista y el empirismo desangelado en la cual también
convergerán los "desencantados" europeos y el exilio alemán, el de
Leo Strauss, Hannah Arendt o Eric Voegelin.
Para 1952, Burnham rompe ya con el "pésimo historial" de la
doctrina de la contención apenas echada a andar un lustro antes por
"(George) Kennan y sus colegas" y se decide, ideólogo ahora de
John Foster Dulles, por una liberación abiertamente ofensiva avalada
por Carl van Clausewitz y Nicholas Spykman. En el contexto de
la libertad de las tiranías, la liberación de James Burnham presupone la
libertad de acción del liberador de las tiranías. "Bajo los procedimientos
de la contención", afirma Burnham, "los Estados Unidos han subordinado
con frecuencia su política y sus preparativos militares a los
miedos, los prejuicios y la debilidad de sus presuntos aliados".
"Podéis comprar agentes", advierte Burnham al tono de Maquiavelo
y sus sentido del gobierno y el honor, "pero no amigos o
aliados o camaradas; y cuando compráis, corréis siempre el riesgo de que
alguien ofrezca más". Por ello el imperativo de la fe, de la bipolaridad
del bien y el mal. "Una campaña de liberación, adecuadamente
realizada, tendrá muchos de los elementos de una cruzada, y no tendrá éxito
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James Burnham, La Inevitable Derrota del Comunismo, Emecé Editores, S.
A., Buenos Aires, 1950, esp. Cap. XVII, pp. 296 y ss., esp. pp. 303 a 305.
Pareto: una lectura pragmática
sin ellos", apercibe Burnham a los pusilánimes. "Advirtamos", les
dice, "que no somos libres del todo para aceptar o rechazar la idea
de cruzada. De tiempo en tiempo surgen condiciones históricas objetivas
que solo pueden afrontarse en función de una cruzada y que hacen
que cualquier forma pálida de lucha no venga al caso. Ello ocurre cuando
las circunstancias colocan en oposición activa, una contra la otra, dos
concepciones de la naturaleza y el destino del hombre que están en
contradicción última".tos
Años de aquilatar y depurar estrategias, 1952 y 1953 imponen
también la valoración de James Burnham. "El autor de Los Maquiavélicos
adopta enérgicamente la defensa del espíritu de cruzada, y
varios de sus argumentos me parecen convincentes", explica Raymond
Aran en el posfacio de la edición francesa de Containment or
Uberation?. "Si no juzgamos que la supresión de las libertades
políticas, que la sujeción de la cultura y los campos de concentración
pertenecen al orden del mal, ¿sobre qué apoyaremos de
nuevo los juicios morales? Si nos mostramos indiferentes a que la
seguridad de los individuos no sea garantizada, a que los pensadores
no tengan la libertad de creación y qúe los gobiernos
incultos mutilen la verdad científica, ¿cuál fenómeno político
suscitará entonces nuestra indignación?". Director de la Colección
ú"berté de !'Esprit, órgano sobrio del Congreso por la Libertad de la
Cultura, Aran navega contra la corriente· intelectual francesa que
esconde bajo la sabiduría la politica del avestrui: "El escepticismo
francés", agrega, "~e inclina a 9onfundir todos los regímenes
mostrando con demasiada frecuencia una dimisión de la conciencia".
¿Cómo conmover e indignar ese tono intelectual de los franceses y,
en general, de los europeos? "En Europa", concluye Aran, "donde
muy frecuentemente el espíritu de dimisión se expresa mediante la
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James Burnham, Containment or Liberation? An Inquiry into the Aims of
United States Foreign Policy, The John Day Company, Nueva York, 1952,
1953, esp. pp. 34, 35,213 y 244 a 247.
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