Pareto: Una lectura pragmática - Centro de Investigación e ...

José Luis Orozco
capitalistas. Tangencial al conflicto entre propietarios capitalistas y
clase obrera, el entreveramiento de la economía y la psicología
distingue a los individuos cuyos ingresos, provenientes de rentas
nominales fijas, imprimen a su acción un carácter dominado por los
residuos conservadores de la persistencia de los agregados y que,
denominados rentistas, asumen socialmente una actitud cauta ante
las reformas y las innovaciones. Formado por los depositantes de
los Bancos de ahorro, por los propietarios de bonos del gobierno,
de certificados de deuda consolidada, de obligaciones de sociedades
comerciales o industriales, de inmuebles de lujo, de tierras
sustraídas a la especulación, de pensiones o rentas vitalicias, el
sector rentista se abre a los dependientes de aquéllos, los trabajadores,
los empleados y, en general, quienes reciben salarios fijos.
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Ante e os se yerguen os especu uores, os empresanos , "1 as a 1 mas
aventureras, hambrientas de novedades tanto en lo económico
como en lo social, para nada alarmadas por el cambio, expectantes
tan sólo de la oportunidad para tomar sus ventajas", hábiles para
sacar ventajas y en las cuales predominan los residuos combinatorios.24
Al advertir que "los períodos de rápido incremento de la
prosperidad económica son favorables a los especuladores que
hacen fortuna y obtienen puestos dentro de la clase gobernante" y
que "sucede justo lo inverso en períodos de depresión económica",
Vilfredo Pareto vincula la tesis de la circulación de las élites con
la teoria de los ciclos económicos y, al final, con los corsi e recorsi de
Giambattista Vico. El juego de las élites y las nonélites queda al
centro del ascenso y la caída de los que mandan y al sentido
pragmático de Pareto toca aconsejar la conservación del poder
dando margen a una circulación política parcial, esto es, incorporando
a las estructuras de mando a los individuos superiores de la clase
inferior. Ahora que, al act'ltuarse en su tiempo el conflicto que
24
Cfr. el Cuarto Tomo del Trattato., pp. 2122 a 2127, y Vilfredo Pareto,
"Rentiers et Spéculateurs" (mayo de 1911), en Mythes et Idéologies, Textos
reunidos y con Introducción de Giovanni Busino, Librairie Droz, Ginebra,
1966, p. 273.
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Pareto: una lectura pragmática
desatan las maquinaciones de los especuladores y los demagogos,
Pareto avisara, y ello le da títulos de "precursor del fascismo", el
advenimiento de un nuevo tipo de conservadurismo militarista que
previene la decadencia precipitada por la conjunción de la
"plutocracia demagógica" y el estatismo, expresada en la corrupción
parlamentaria bajo la cual se disfrazan las combinaciones
fraudulentas y cínicas de las grandes finanzas. Con todo, la ciencia
de Pareto hará superfluo cualquier juicio sobre la superioridad
social y moral de uno u otro tipo de primacía autoritaria. V ano
entonces discutir sobre si una favorece la utilidad de la comunidad
mediante el aumento de la riqueza y la estabilidad o si la otra
impulsa la utilidad para ésta fijando niveles de igualdad y una
distribución más o menos equitativa de satisfactores.
A pesar de que Pareto angoste el discurso elitista en términos de
eficiencia, de ofelimidad, su positivismo realista le precave por un
lado contra el primer pluralismo competitivista. Por el otro, contra
las rústicas simbiosis pragmáticas y administrativistas que optimista y
conservadoramente reemplazan ya en los Estados Unidos, con su
peso fáctico, a las revolucionarias síntesis históricas del marxismo e
instalan (¿candorosamente?) la racionalidad última de la ganancia.
A diferencia de los demás profetas sociales, Vilfredo Pareto no escoge
a sus escogidos, por lo menos de la manera en la que lo hacen Karl
Marx en relación al proletariado, Alexis de Tocqueville a los
granjeros y comerciantes aristócratas norteamericanos, Gaetano
Mosca a la clase dirigente constitucional o Antonio Gramsci a su
bloque histórico en gestación. La clase cíclicamente articulada que
Pareto encuentra en sus días, la nueva burguesía industrial y financiera
corporatizada, no está exenta de cretinismos y vulnerabilidades
ni representa un actor superior de la historia. Al hacer suyo un
universo incierto y perpetuamente amenazado, sobre todo por sí
mismo, Pareto anticipa lo que luego el discípulo James Burnham
consigna realistamente como la manía suicida de los negocios. Pareto
jamás desconoce, pues, que la riqueza y el poder crean un entorno
inequitativo, brutalizado, sembrado de rémoras humanitarias y de
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