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OPINIÓN
CSAV saca
la casta
Seguramente el transporte marítimo fue
la primera actividad económica en ser
afectada por la globalización, sencillamente
porque desde su nacimiento
esta industria se globalizó.
Sin embargo, eso no excluye
que a una empresa como Compañía Sudamericana de
Vapores (CSAV) con 130 años de antigüedad, no se le deba
reconocer el trabajo realizado sobre todo en los últimos
años cuando se ha consolidado como única latinoamericana
sobreviviente, entre las primeras 20 empresas de
transporte marítimo contenerizado.
Porque si bien participar tantos años en un mercado
global da experiencia y un conocimiento que, en teoría,
debía ser capitalizado para sobrevivir a las tormentas
financieras que los negocios mar adentro suelen enfrentar;
ese sólo hecho no es suficiente para explicar la permanencia
de CSAV surcando los mares del mundo.
El tema, desde nuestro particular punto de vista, es
el entendimiento a profundidad de la importancia mayúscula
que el mar tiene para el comercio mundial, y más
aún, la que tendrá en el futuro próximo.
Es precisamente este pensamiento, el que el presidente
de CSAV, Ricardo Claro, haciendo honor a su apellido,
tiene claro según se desprende de la entrevista exclusiva
que dio a T21 en su pasada visita al país como parte de
la comitiva empresarial que acompañó a la presidenta de
Chile, Michelle Bachelet.
En esta conversación revela no sólo la convicción de
la empresa para mantenerse incólume ante la ola de fusiones
y adquisiciones que se está dando entre verdaderos
monstruos del transporte marítimo, en aras de tener una
mayor participación y control de mercado.
El convencimiento de que como empresa latina
debe de mantenerse y dar la lucha a los gigantes europeos
y asiáticos del mar, se confirma no sólo con la multiplicación
por 27 veces su tamaño original en los últimos 20
años, sino también con su plan de expansión que busca
para el 2010 pasar de la posición 14 que actualmente
ocupa al lugar diez entre las más grandes del mundo.
Para ello la empresa está realizando inversiones
superiores a los mil millones de dólares destinadas a incorporar
a su flota 22 nuevas embarcaciones, algunas de las
cuales ya ha comenzado a recibir.
De ahí que sea plausible este esfuerzo que busca
trascender dentro del comercio marítimo, un negocio bastante
complejo que otras compañías -algunas incluso más
grandes que CSAV en algún tiempo-, no pudieron por distintas
razones sacar la casta como ahora lo está haciendo
esta admirable empresa chilena que ha alcanzando el
mayor nivel dentro del escalafón global de líneas navieras
especializadas en contenedores, en representación de
América Latina.
Sino se le tomaban en serio hasta ahora sus aspiraciones
de grandeza a CSAV, es tiempo de que al menos
los más inmediatos en el ranking global comiencen a
preocuparse.
Ojala que le siga haciendo buena mar a esta naviera,
orgullo latino en el mercado marítimo global.
SUBIRSE A LA AUTOPISTA
Más allá de los problemas de infraestructura carretera que
tiene México, una de las grandes preocupaciones es lograr
que el transporte carretero se suba a la red de autopistas
que existen en el país, para transferir al transporte de mercancías
esta competitividad.
Tienen mucho trabajo por delante nuestras autoridades
no sólo para extender la red de autopistas, sino para
conseguir que el mayor flujo vehicular transite por las
carreteras de altas especificaciones y no por las rutas libres
que son largas y tortuosas.
El tema, otra vez, es la mejor orientación de los incentivos.
Mientras éstos no estén alineados lógicamente para
encontrar ese resultado, la historia no cambiará.
2 T21 I ABRIL 2007