La adaptación a la nueva normalidad tras el 11-S - especiales ...
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6 Domingo, <strong>11</strong> DE Septiembre DE 20<strong>11</strong><br />
<strong>11</strong> de septiembre de 2001: diez años después<br />
Primavera árabe: carta<br />
de presentación distinta<br />
El éxito de <strong>la</strong> protesta no<br />
violenta de <strong>la</strong> primavera árabe<br />
mostró a los radicalizados un<br />
camino más efectivo hacia <strong>el</strong><br />
cambio social y político.<br />
POR MICHAEL SLACKMAN<br />
y MONA EL-NAGGAR<br />
Poco después de que <strong>el</strong> presidente<br />
egipcio Hosni Mubarak se viera<br />
obligado a dejar <strong>el</strong> poder, is<strong>la</strong>mistas<br />
radicalizados de <strong>la</strong>rga barba y<br />
puntos de vista rígidos se sumaron<br />
a <strong>la</strong>s manifestaciones en El Cairo.<br />
Ese espectáculo pronto alentó <strong>el</strong><br />
mismo temor occidental que durante<br />
décadas justificó <strong>el</strong> apoyo a<br />
los dictadores de Oriente Medio:<br />
<strong>la</strong> democracia podría permitir <strong>la</strong><br />
llegada al poder de musulmanes<br />
radicalizados.<br />
Pero esa opinión –que aún está<br />
muy difundida en Occidente– obviaba<br />
<strong>la</strong> transformación que se<br />
estaba produciendo. Esos mismos<br />
is<strong>la</strong>mistas intransigentes, que alguna<br />
vez abrazaron una ideología<br />
que rechazaba <strong>la</strong> participación en<br />
sociedades que consideraban no islámicas,<br />
incluidas <strong>la</strong>s suyas, ahora<br />
se encontraban junto a sus conciudadanos,<br />
y de forma pacífica.<br />
“Pensábamos que <strong>el</strong> uso de <strong>la</strong> violencia<br />
era <strong>el</strong> único camino al cambio<br />
porque teníamos cerradas todas<br />
<strong>la</strong>s demás puertas”, dijo Gamal El<br />
He<strong>la</strong>li, de 49 años, un miembro de<br />
<strong>la</strong> exorganización militante Grupo<br />
Islámico. “<strong>La</strong> revolución abrió <strong>la</strong>s<br />
puertas a un cambio pacífico”.<br />
Tanto <strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre de 2001<br />
como <strong>el</strong> movimiento de <strong>la</strong> primavera<br />
árabe de 20<strong>11</strong> contribuyeron<br />
a definir <strong>la</strong> imagen de los árabes<br />
musulmanes, tanto a sus ojos como<br />
ante los d<strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> mundo.<br />
“El <strong>11</strong>-S, <strong>el</strong> sentimiento predominante<br />
fue de declinación, de<br />
incapacidad de cambiar nuestra<br />
situación”, señaló Amr Hamzawy,<br />
un politólogo que está formando un<br />
partido político liberal y <strong>la</strong>ico en<br />
Egipto. “Pero ahora <strong>la</strong>s cosas son<br />
diferentes. Estamos a <strong>la</strong> altura de<br />
los desafíos”.<br />
Los atentados d<strong>el</strong> <strong>11</strong>-S se inspiraron<br />
en parte en una ideología radical<br />
y en <strong>la</strong> convicción de que los<br />
problemas fundamentales de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción<br />
árabe y musulmana podían<br />
resolverse mediante ataques a <strong>la</strong>s<br />
potencias extranjeras que apoyaban<br />
a los dictadores, impulsaban<br />
<strong>la</strong> cultura occidental, oprimían al<br />
is<strong>la</strong>m y corrompían <strong>la</strong> civilización.<br />
<strong>La</strong> primavera árabe ha revertido<br />
esa fórmu<strong>la</strong>. <strong>La</strong>s mayorías árabes<br />
hacen primero una introspección<br />
para luego promover <strong>el</strong> cambio.<br />
“El <strong>11</strong>-S es irr<strong>el</strong>evante en este<br />
momento”, dec<strong>la</strong>ró Tamer Tantawi,<br />
que tiene 31 años y es ejecutivo<br />
de una compañía petrolera en<br />
Egipto. “Tengo cosas mucho más<br />
importantes de <strong>la</strong>s que preocuparme,<br />
como los acontecimientos en<br />
Egipto, <strong>la</strong> revolución, cómo va a ser<br />
<strong>la</strong> <strong>nueva</strong> constitución, quién será <strong>el</strong><br />
próximo presidente. Los asuntos<br />
internos han pasado a ser mucho<br />
más importantes que <strong>el</strong> <strong>11</strong>-S.”<br />
Al mismo tiempo, <strong>el</strong> l<strong>la</strong>mamiento<br />
al cambio tiene un “éxito histórico”,<br />
sobre todo como consecuencia<br />
de <strong>la</strong>s protestas pacíficas.<br />
Los éxitos de Egipto y Túnez han<br />
convencido a por lo menos algunos<br />
is<strong>la</strong>mistas radicalizados de<br />
que deben dar una oportunidad<br />
al proceso democrático. “Hay una<br />
<strong>nueva</strong> convicción de que <strong>la</strong>s protestas,<br />
<strong>la</strong>s hu<strong>el</strong>gas y <strong>la</strong> acción civil<br />
son mucho más efectivas que los<br />
enfrentamientos y <strong>la</strong> fuerza”, dijo<br />
Marwan Shehadeh, especialista<br />
en ideología y grupos is<strong>la</strong>mistas<br />
moises saman para The New York Times<br />
radicalizados que vive en Amán,<br />
Jordania.<br />
El resultado, agregó, impulsará<br />
una compulsa de ideas entre los<br />
moderados y los intransigentes,<br />
que durante décadas pudieron<br />
difundir su línea de pensamiento<br />
entre un público cuya receptividad<br />
aumentaban <strong>la</strong> represión y <strong>el</strong> fracaso<br />
d<strong>el</strong> proceso político en lo re<strong>la</strong>tivo<br />
a producir cambios.<br />
“En Jordania, por ejemplo, hay<br />
un cambio de <strong>la</strong> visión y <strong>la</strong> práctica<br />
de los sa<strong>la</strong>fistas jihadistas, que<br />
ahora creen en <strong>la</strong> acción pacífica”,<br />
dec<strong>la</strong>ró. “Han participado en varias<br />
marchas pacíficas”.<br />
En muchos sentidos, <strong>la</strong> primavera<br />
árabe ha cambiado <strong>el</strong> mundo<br />
árabe en re<strong>la</strong>ción con lo que emergió<br />
después d<strong>el</strong> <strong>11</strong>-S.<br />
Paradójicamente, los atentados<br />
de al-Qaeda contribuyeron a reforzar<br />
<strong>la</strong> situación que se proponían<br />
cambiar y dieron margen de maniobra<br />
a los dictadores árabes que<br />
se basaban en <strong>el</strong> miedo y <strong>la</strong> represión<br />
para preservar su autoridad.<br />
“Hab<strong>la</strong>mos de dos mundos diferentes.<br />
Uno ha fortalecido los regímenes,<br />
los sistemas secretos y <strong>la</strong><br />
dictadura y actuó de forma diametralmente<br />
contraria a <strong>la</strong>s demandas<br />
de democracia y libertad”, dijo<br />
Abdulkhaleq Abdul<strong>la</strong>h, profesor de<br />
ciencias políticas de <strong>la</strong> Universidad<br />
de los Emiratos Árabes Unidos. “El<br />
otro ha derrocado dictaduras que<br />
se habían impuesto hace décadas y<br />
ha producido <strong>el</strong> movimiento árabe<br />
por <strong>la</strong> libertad, y ese es <strong>el</strong> momento<br />
que vivimos ahora”.<br />
El terrorismo consolidó una imagen<br />
de los árabes como violentos,<br />
seña<strong>la</strong>ron muchos especialistas,<br />
y entre muchos árabes alentó una<br />
autoimagen problemática y de inseguridad.<br />
Al tratar con personas<br />
occidentales después de los atentados,<br />
muchos dijeron que sentían<br />
que casi siempre tenían que demostrar<br />
antes que no eran terroristas.<br />
<strong>La</strong> revolución d<strong>el</strong> jazmín, que<br />
derrocó al dictador tunecino Zine<br />
<strong>el</strong>-Abidine Ben Alí y <strong>el</strong> movimiento<br />
que derrocó luego al presidente<br />
Mubarak, por lo menos han ofrecido<br />
un re<strong>la</strong>to alternativo. Sin embargo,<br />
lo cual es igualmente importante,<br />
los levantamientos popu<strong>la</strong>res han<br />
impulsado <strong>la</strong> autoestima de muchos<br />
en <strong>la</strong> región y han ofrecido un antídoto<br />
a los sentimientos de inferioridad<br />
y de ser víctimas. “Ahora no me<br />
avergüenza decir que soy Egipto”,<br />
dijo Amgad Shebl, un ingeniero de<br />
sonido de treinta y cinco años de El<br />
Cairo. Pudimos ganarnos nuestro<br />
respeto como país”.<br />
Con ese aumento de <strong>la</strong> autoestima,<br />
ya hay expectativas, no sólo<br />
de que los gobiernos escuchen y se<br />
guíen por sus opiniones, sino también<br />
de que Occidente haga a un <strong>la</strong>do<br />
prejuicios y estereotipos.<br />
“Pienso que <strong>el</strong> occidental medio<br />
tiene que reexaminar muchos estereotipos<br />
sobre los árabes”, dijo<br />
A<strong>la</strong>a Al Aswany, un exitoso escritor<br />
y crítico social egipcio, “como,<br />
por ejemplo, <strong>el</strong> estereotipo de que<br />
<strong>la</strong>s mujeres con v<strong>el</strong>o están indefensas<br />
o de que si una mujer usa v<strong>el</strong>o<br />
significa que no es independiente”.<br />
Aswany dec<strong>la</strong>ró que había tomado<br />
conciencia de que <strong>la</strong> primavera<br />
árabe era <strong>el</strong> otro extremo de<br />
los atentados d<strong>el</strong> <strong>11</strong>-S poco antes,<br />
durante una reunión semanal que<br />
organiza en El Cairo. Su traductor<br />
al francés, Gilles Gauthier, se le<br />
acercó y le dijo: “Osama bin <strong>La</strong>den<br />
no murió ayer, lo mataron <strong>el</strong> 25 de<br />
enero”.<br />
Ese fue <strong>el</strong> día en que comenzó <strong>la</strong><br />
revolución egipcia.<br />
ANÁLISIS NOTICIOSO<br />
Tras años de terror, se empequeñece espectro de Al Qaeda<br />
POR SCOTT SHANE<br />
Muchos estadounidenses temían<br />
que los ataques d<strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre<br />
fueran sólo <strong>el</strong> principio.<br />
Parecía posible que célu<strong>la</strong>s durmientes<br />
de Al Qaeda estuvieran<br />
ocultas en ciudades estadounidenses.<br />
<strong>La</strong>s conjeturas y posibilidades<br />
llenaban los medios: un<br />
dispositivo nuclear introducido<br />
de contrabando y detonado en un<br />
puerto bullicioso; ántrax esparcido<br />
por avión en una ciudad ajena al<br />
p<strong>el</strong>igro; gas venenoso e<strong>la</strong>borado<br />
con cloro robado. Era concebible<br />
que <strong>la</strong> primera década d<strong>el</strong> siglo<br />
XXI sería testigo d<strong>el</strong> asesinato a<br />
sangre fría de decenas de miles de<br />
estadounidenses.<br />
Y, de hecho, unas 150 mil personas<br />
han sido asesinadas en<br />
Estados Unidos desde <strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre.<br />
Pero ninguna de <strong>el</strong><strong>la</strong>s por<br />
Al Qaeda. Catorce fueron muertas<br />
por simpatizantes de Al Qaeda:<br />
13 por un psiquiatra d<strong>el</strong> Ejército,<br />
en Fort Hood, Texas y una por un<br />
musulmán converso en un centro<br />
de enlistamiento militar, en Little<br />
Rock, Arkansas.<br />
¿Cómo es que un enemigo resu<strong>el</strong>to,<br />
que había ejecutado un<br />
ataque tan devastador, fracasó<br />
¿Fue suerte lo que dio<br />
a los terroristas un<br />
aura de invencibles?<br />
tan rotundamente en repetir su<br />
letal éxito?<br />
<strong>La</strong> agresiva respuesta estadounidense<br />
dentro y fuera de sus<br />
fronteras definitivamente resultó<br />
crucial. Pero vale <strong>la</strong> pena considerar<br />
otra posibilidad: que los<br />
estadounidenses y su Gobierno,<br />
frenéticos <strong>tras</strong> <strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre,<br />
comprensible, pero desmedidamente<br />
sobreestimaron <strong>la</strong>s habilidades<br />
de Al Qaeda.<br />
En ese sentido, <strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre<br />
significó una victoria táctica y<br />
psicológica para Al Qaeda.<br />
Los estadounidenses se remitieron<br />
al ejemplo de <strong>la</strong> guerra fría,<br />
aún <strong>la</strong> experiencia más determinante<br />
para <strong>la</strong> mayoría de los adultos<br />
en <strong>el</strong> 2001.<br />
El temor a <strong>la</strong>s armas nucleares<br />
incluso renació y, con <strong>el</strong>lo,<br />
<strong>la</strong> retórica de que Al Qaeda era<br />
una “amenaza existencial” para<br />
Estados Unidos. Semejante a<strong>la</strong>rma<br />
movilizó al Gobierno. Pero<br />
opacó una enorme diferencia en<br />
<strong>la</strong> esca<strong>la</strong> de <strong>la</strong> amenaza: durante<br />
décadas, <strong>la</strong> URSS tuvo miles de<br />
misiles nucleares apuntados hacia<br />
ciudades estadounidenses. Hasta<br />
<strong>la</strong>s versiones más generosas de <strong>la</strong><br />
capacidad de Al Qaeda p<strong>la</strong>nteaban<br />
una so<strong>la</strong> arma nuclear robada, de<br />
alguna forma introducida misteriosamente<br />
por una frontera y<br />
detonada.<br />
“Vimos a Al Qaeda como un<br />
pseudo sucesor de los soviéticos<br />
y eso resultó engañoso”, explicó<br />
Audrey Kurth Cronin, catedrática<br />
de <strong>la</strong> Universidad George Mason,<br />
en Virginia, cuyo libro d<strong>el</strong> 2009,<br />
Cómo termina <strong>el</strong> terrorismo, ubica<br />
a Al Qaeda en un <strong>la</strong>rgo historial<br />
de movimientos violentos que<br />
surgieron antes de desvanecerse.<br />
“Al tratarlo como una especie de<br />
Estado, le dimos una legitimidad<br />
inmerecida”.<br />
Sea como sea, <strong>el</strong> descaro d<strong>el</strong><br />
complot d<strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre, así<br />
como <strong>la</strong> genialidad y <strong>la</strong> suerte que<br />
acompañaron su ejecución, han<br />
respaldado durante una década<br />
<strong>el</strong> argumento de que, diga lo que<br />
diga cualquier experto, todo es<br />
posible. Los ataques infligieron<br />
a <strong>la</strong> psique estadounidense una<br />
especie de estrés postraumático<br />
colectivo y suscitaron a niv<strong>el</strong> de<br />
sociedad <strong>la</strong> hipervigi<strong>la</strong>ncia que<br />
los soldados de regreso de Iraq y<br />
Afganistán conocen demasiado<br />
bien.<br />
Al Qaeda o sus afiliados sí<br />
orquestaron ataques mortales<br />
en Bali, Indonesia; Casab<strong>la</strong>nca,<br />
Marruecos; Madrid, Londres,<br />
así como en Iraq y Afganistán. Su<br />
matanza indiscriminada de civiles<br />
musulmanes le costó una pérdida<br />
continua de popu<strong>la</strong>ridad en <strong>el</strong><br />
mundo musulmán, pero su credo<br />
y sus métodos se han propagado a<br />
unos cuantos países inestables.<br />
Después de haber pasado algunos<br />
años sin nada comparable<br />
con <strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre, escritores<br />
y políticos conservadores empezaron<br />
a advertir de <strong>la</strong> existencia<br />
de una presunta “jihad furtiva”<br />
destinada a imponer <strong>la</strong> sharia, o<br />
ley islámica, en <strong>el</strong> Occidente. <strong>La</strong>s<br />
teorías antisharia alimentaron en<br />
<strong>el</strong> 2010 <strong>la</strong> indignación contra <strong>la</strong> propuesta<br />
d<strong>el</strong> centro islámico cerca<br />
de <strong>la</strong> “zona cero” en Manhattan.<br />
Luego, escasos meses después,<br />
<strong>el</strong> mundo árabe fue agitado no por<br />
exigencias popu<strong>la</strong>res de <strong>la</strong> sharia,<br />
sino de democracia. Al Qaeda se<br />
vio decididamente marginado.<br />
En mayo ocurrió <strong>el</strong> asesinato de<br />
Osama bin <strong>La</strong>den. <strong>La</strong> imagen d<strong>el</strong><br />
entrecano fundador de Al Qaeda<br />
b<strong>la</strong>ndiendo no una bomba, sino un<br />
control remoto, remató <strong>la</strong> impresión<br />
de una red terrorista en fuerte<br />
declive.<br />
Ahora que <strong>el</strong> contraterrorismo<br />
es objeto de <strong>la</strong>s mismas presiones<br />
presupuestarias que los demás<br />
programas estadounidenses, <strong>el</strong><br />
enfoque de cheque en b<strong>la</strong>nco de <strong>la</strong><br />
última década sin duda cambiará.<br />
No le parece una cosa <strong>la</strong>mentable<br />
a Cronin. “El hecho de que gastáramos<br />
demasiado y que ahora<br />
tengamos que hacer recortes nos<br />
obligará a ser más estratégicos”,<br />
explicó, y a evaluar <strong>el</strong> riesgo con<br />
serena determinación en vez de<br />
ceder al despliegue publicitario o a<br />
<strong>la</strong> histeria.<br />
Cronin consideró inevitable <strong>la</strong><br />
reacción emocional al shock sin<br />
precedentes d<strong>el</strong> <strong>11</strong> de septiembre.<br />
Pero ahora, agregó, “ha llegado <strong>la</strong><br />
hora de que nues<strong>tras</strong> terminaciones<br />
nerviosas se re<strong>la</strong>jen”.