INFORME FINAL DEL PRECESAM - El Colegio de México

denominados productores no-rurales—que no forman parte de la población rural
pero que son sujetos de la política agropecuaria e inciden en el desarrollo rural.
El estudio analiza la relación entre población rural y productores agrícolas norurales
que tiene implicaciones sobre la política para el desarrollo rural. No
obstante que frecuentemente se asocia a la población rural con la actividad
agropecuaria, un segmento cada vez mayor de esta población no posee tierras
agrícolas ni se dedica a las actividades del campo. Por su parte, gran parte de
la superficie agrícola y pecuaria pertenece a personas que no residen en las
zonas rurales. Esto genera contradicciones en los objetivos de la política y
programas de la SAGARPA, encargada tanto de promover el bienestar de la
población rural como de fomentar la actividad agropecuaria.
El Ingreso Objetivo no cumple cabalmente con sus objetivos. El programa tiene
un efecto importante en la rentabilidad del maíz pero sólo para un sector de los
productores en ciertas regiones del país. La distribución de apoyos genera
desigualdades entre productores y efectos negativos sobre los no-beneficiarios.
Dicha distribución no tiene fundamento en los objetivos del programa. El
programa otorga certidumbre económica y mejora la rentabilidad del cultivo de
aquellos productores capaces de comercializar su producción en los términos
que exige su normatividad, pero a costa de la certidumbre y rentabilidad de
otros productores. Por otra parte, el Ingreso Objetivo aumenta la oferta de maíz
a nivel nacional, pero reduce el excedente de las zonas rurales, pues desalienta
la producción rural al tiempo que subsidia y fomenta el consumo de maíz entre la
población. El déficit generado debe ser satisfecho con grano producido en otras
regiones, lo que favorece las condiciones que presuntamente justifican al
programa. El programa no promueve la diversificación productiva de los
productores beneficiarios o del resto de la población rural; genera condiciones
adversas a la producción rural que no propician el desarrollo sino la sustitución
de las actividades propias del hogar por el trabajo asalariado. La expectativa de
un precio elevado para el maíz es una oportunidad para reformar el programa o
sustituirlo por otros que reduzcan la incertidumbre en precios a un menor costo.
Por su parte, el PROCAMPO tiene como objetivo apoyar el ingreso de las
familias rurales, principalmente productores de autoconsumo. Sin embargo, sólo
una cuarta parte de los recursos del programa llega a estas familias; el resto
corresponde a productores no-rurales. El programa tampoco tiene un énfasis en
los productores de autoconsumo. Tanto la cobertura del PROCAMPO como los
montos transferidos son menores para los productores de autoconsumo que
para otros grupos. Nuevamente, dicha distribución no tiene fundamento en los
objetivos del programa. Tanto PROCAMPO como Oportunidades propician la
inversión productiva en grupos sin acceso al crédito. No obstante, la proporción
de recursos que se destinan a la inversión es reducida. Posiblemente menos del
2.5% de los recursos del PROCAMPO tradicional se invierte en la producción
rural. Las transferencias en efectivo tienden a contrarrestar los efectos de
Ingreso Objetivo sobre la producción rural y permiten a los pequeños
productores enfrentar las condiciones adversas creadas por el Ingreso Objetivo.