Anotaciones sobre la pastoral educativa universitariael corazón de la academia propende por enlazar semejante propósito de losocial con la hondura social del Evangelio y de las corrientes proféticas, cuyamédula espinal es la proclamación del derecho y de la justicia para todos,en especial para el débil, el huérfano y la viuda. Nunca como hoy fue másnecesaria la dimensión política y social de la fe y la dimensión de fe cristianade lo político, de lo económico y de lo social.79<strong>Pastoral</strong> universitaria en el templo de la sabiduríaLa era postmoderna de la humanidad se ha inaugurado con la crítica dela razón moderna, sea en la vertiente de la Crítica de la Razón Instrumentalde Horkheimer (1973), sea en la vertiente de la Crítica de la Razón Funcionalistade Habermas (1987), pero sobretodo en la vertiente del Informe sobreel Saber, que es el segundo título de La Condición Postmoderna de Lyotard(1994). El informe lyotardiano muestra con incisión que la razón modernaentronizó de tal modo los lenguajes y métodos de la ciencia, que se sustrajocon desdén a los lenguajes de sabiduría, a la tradición, a la cultura, a la lógicade la razón simbólica. Y ello con un balance universal deficitario de sabiduríaen sociedades ilustradas, altamente tecnificadas y desarrolladas. Aquello queno fue razón ilustrada fue tenido como mito, ensoñación y quimera.Es que la ciencia exige del conocimiento explicación e intelección delos objetos (erklären); en tanto que los discursos de sabiduría son espacio vitalpara la comprensión de los sujetos (verstehen) en situación, abiertos y referidosen su preguntar a textos de tradición y ello para animar de modo constantelos grandes pretextos éticos de liberación y de justicia, de fraternidad y deconsensos, de progreso sostenible y de la paz estable.Por eso, si la ciencia se legitima desde la eficacia productora o reproductoradel mundo del objeto, el saber se legitima desde la construc ción delmundo del sujeto. Más todavía es la sabiduría constructora de sujetos la que,en realidad, legitima cuanto los sujetos debemos conocer y practicar en losámbitos científicos. La no legitimación de la ciencia por la sabiduría deja ala ciencia en el callejón sin salida de legitimar la ciencia por la ciencia, laeconomía por la economía, la política por sí misma o por principios de autoridadque se arrogan la determinación de aquello que los sujetos debemos ser,pensar y hacer. De ahí que la hegemonía de los grandes relatos que pretendanlegitimarse por sí mismos toque a su fin.
Alberto Parra, s.j.Cuadernos Ignacianos / 880En efecto, la diferencia que va entre la verdad y el sentido es, en modoproporcional, la diferencia que va entre los lenguajes de la ciencia y los lenguajesde sabiduría. Pero lejos de contraponerse a la verdad, el sentido es elque puede hacer razonable y legítima la verdad. Y lejos de contraponerse alsentido, la verdad tiene urgencia de él para que el mundo técnico y científicono perezca en el sin-sentido, en los tecnicismos y cientismos que no auguranuna humanidad sostenible. Pero sin ser contradictorios, verdad no es sentidoni ciencia es saber:El saber no se reduce a la ciencia, ni siquiera al conocimiento.El conocimiento sería el conjunto de los enunciados que denotano describen objetos. La ciencia sería un subconjunto de conocimiento.Pero con el término saber no comprende solamente,ni mucho menos, un conjunto de enunciados denotativos, semezclan en él las ideas de saber-hacer, de saber-vivir, de saberoír,etc (Lyotard, 1994, 95).El juego del lenguaje científico se dirige a la observación y manipulaciónde los objetos para establecer la verdad de los mismos por mediosprobativos, comprobativos, enunciativos, denotativos, argumentativos, demostrativosque impidan la irracionalidad y el error. A ese juego de lenguajedebe la humanidad la salida de la ignorancia y de la quimera hacia el reino dela filosofía, de la ciencia, de la verdad probada y comprobada, sin que ningúnintento de postmodernidad mal entendida vaya a significar borrar semejanteavance de la humanidad hacia su mayoría de edad y hacia la consolidaciónde su civilidad y de su progreso.Pero el juego de los lenguajes de sabiduría se dirige, en cambio, a laconstrucción de los sujetos y a la dación de sentido de los sujetos mismos yde sus mismas producciones científicas y técnicas por medios parabólicos ymitológicos, evocativos y comparativos, poéticos y prolépticos, aproximativose inspiradores que impidan el sin-sentido y la inhumanidad. A ese juego delenguaje debe la humanidad la salida de los cientismos y de los tecnicismos,de los pruritos eternos de verdad objetiva, de certeza racional y demostraciónapodíctica, sin que en adelante pueda volver a suceder que un intentode modernidad mal entendida vaya a significar borrar de nuestras vidas elarte y la cultura, la expresión y la simbolización, la trascendencia y la inspiración,el rito, el mito y la religión. La ensoñación y aun la mística en losestadios deportivos universales, la gran industria cinematográfica al serviciode lo apenas posible o de lo imaginario, los medios de comunicación comointercambio de signos y de símbolos son todos comprobación fehaciente de la
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