38CIENCIA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL<strong>de</strong> la crisis <strong>ambiental</strong> vuelve falsa la creencia tecnocrática <strong>de</strong> que la Ciencia acabará, por sí sola,ofreciendo soluciones <strong>de</strong>finitivas a los problemas <strong>ambiental</strong>es.Por otro lado, la complejidad inherente al proceso <strong>de</strong> globalización contribuye a ocultar y a hacerincomprensible el papel que los individuos, las comunida<strong>de</strong>s y las socieda<strong>de</strong>s juegan en la generación<strong>de</strong> la problemática socio-<strong>ambiental</strong>. Es frecuente, así, que las personas se sientan impotentes,ignoren su responsabilidad y se inhiban ante la posibilidad <strong>de</strong> ensayar alternativas ante lo que percibencomo una amenaza difícil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y concretar. Esto incluye también a los científicos.A todas estas limitaciones se une que la selección <strong>de</strong> los problemas que la ciencia se plantearesolver está también <strong>de</strong>terminada por el clima intelectual <strong>de</strong>l momento. Ese clima incluye unelemento <strong>de</strong> moda que pue<strong>de</strong> ser creado a la conveniencia <strong>de</strong> aquellos que controlan los medios<strong>de</strong> difusión <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as. Puesto que investigar es investigar problemas y la elección <strong>de</strong> los mismospue<strong>de</strong> estar dirigida directamente, mediante el control <strong>de</strong> fondos, e indirectamente, por la creación<strong>de</strong> “modas”, la búsqueda <strong>de</strong> soluciones a la crisis <strong>ambiental</strong>, que requiere una valoracióncrítica <strong>de</strong>l sistema, no es un problema elegible.Po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que la solución buscada, si existe, no es exclusivamente técnica, yaque este tipo <strong>de</strong> medidas no pue<strong>de</strong>n cortar el circuito <strong>de</strong> la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> recursos impulsado, conrealimentación positiva, por el capital y la población, ambos en crecimiento exponencial.3. LA INCAPACIDAD DE LA EDUCACIÓN AMBIENTALEn la Conferencia <strong>de</strong> Naciones Unidas <strong>sobre</strong> el Medio Humano (Estocolmo, 1972) se pidió “el <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> la educación en materia <strong>de</strong> medio ambiente” (recomendación 96). La naturaleza <strong>de</strong> estaeducación será precisada en la Conferencia Intergubernamental <strong>sobre</strong> Educación Ambiental, reunidaen 1977, en Tbilisi (la ahora <strong>de</strong>struida Tiflis, capital <strong>de</strong> Georgia).Hoy, la Educación Ambiental ha <strong>de</strong> ser entendida como un proceso permanente <strong>de</strong> acercamientoa una comprensión global <strong>de</strong>l medio, en la que se eluci<strong>de</strong>n valores, se <strong>de</strong>sarrollen aptitu<strong>de</strong>sy se asuman actitu<strong>de</strong>s que permitan una posición crítica y participativa <strong>sobre</strong> la conservación ycorrecta utilización <strong>de</strong> los recursos y la calidad <strong>de</strong> vida.Al menos durante 30 años, la Educación Ambiental ha contribuido a mostrar la realidad <strong>de</strong> unacrisis <strong>ambiental</strong> que hoy sólo niegan sectores muy minoritarios <strong>de</strong> la política y la ciencia. Eneste tiempo ha conseguido <strong>de</strong>sarrollar un marco teórico <strong>sobre</strong> la sostenibilidad que nos indicaclaramente el camino a seguir si queremos evitar una catástrofe.Pero las modificaciones reales en la relación <strong>de</strong>l hombre con la Naturaleza han sido mínimas. Elproceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción <strong>ambiental</strong> global es, cada vez, más rápido y la sensibilidad <strong>de</strong> la poblaciónen general no mejora hasta el punto <strong>de</strong> modificar las pautas <strong>de</strong> comportamiento.El fracaso <strong>de</strong> la Educación Ambiental es el fracaso <strong>de</strong> la educación. Reducido su ámbito <strong>de</strong> proyeccióna la enseñanza formal, don<strong>de</strong> un público cautivo atien<strong>de</strong> a un bienintencionado profesorque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una formación <strong>de</strong>ficiente, “predica” unos valores antitéticos con el comportamientosocial general, ha conseguido un impacto real mínimo.La E.A. no ha sido capaz <strong>de</strong> superar el nivel <strong>de</strong> la enseñanza secundaria y aún aquí es un tematransversal que, en general, no es motivo <strong>de</strong> ningún tipo <strong>de</strong> evaluación. En la educación universitaria,es un mero ropaje que no ha modificado ni los métodos <strong>de</strong> enseñanza ni los valores que,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el curriculum oculto, se enseñan y que serán los que los alumnos apliquen cuando tomen<strong>de</strong>cisiones como profesionales y como ciudadanos.A<strong>de</strong>más, los educadores <strong>ambiental</strong>es hemos sido incapaces <strong>de</strong> interesar a los políticos y <strong>de</strong>másinstancias <strong>de</strong>cisoras más allá <strong>de</strong> lo que pueda ser la utilización <strong>de</strong> un vocabulario <strong>ambiental</strong>mentecorrecto para conseguir sus propios fines.La Educación Ambiental ha generado, principalmente, una gran teoría <strong>sobre</strong>... la Educación Ambiental.
MANUEL TAJES y M.ª DOLORES ORELLÁN 394. LOS CAMBIOS NECESARIOSPara encontrar soluciones a la crisis, lo primero que hemos <strong>de</strong> reconocer es que el mo<strong>de</strong>lo antropocéntricoy <strong>de</strong>terminista con el que, hasta ahora, abordamos la relación hombre-naturaleza, nosha conducido a una crisis global, y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus planteamientos es imposible encontrar una solución.Así, cualquier cambio <strong>de</strong> la realidad <strong>ambiental</strong> supone, necesariamente, modificar los posicionamientoséticos. Tendremos que reor<strong>de</strong>nar nuestras i<strong>de</strong>as en un nuevo marco y adaptarnos auna nueva forma <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r las relaciones humanidad-medio ambiente y a nuevos instrumentos,conceptuales y metodológicos, para actuar <strong>sobre</strong> una realidad que es, en buena parte, función <strong>de</strong>lparadigma con que se mira. Esta <strong>de</strong>bería ser la prioridad que se marcase la Educación Ambiental:establecer un paradigma que nos permita trabajar con la complejidad, constituyendo una manera<strong>de</strong> ver el mundo y <strong>de</strong> interiorizarlo, un conjunto <strong>de</strong> acuerdos <strong>sobre</strong> cómo investigar la realidad.El primer cambio <strong>de</strong>bería ser la sustitución <strong>de</strong> nuestra visión antropocéntrica por un biocentrismoque, basado en el concepto <strong>de</strong> “comunidad biótica” (<strong>de</strong>l que nos proveyó, hace más <strong>de</strong> 50 años,Aldo Leopold), nos permita enfocar las implicaciones éticas <strong>de</strong> la “vida”, consi<strong>de</strong>rando al serhumano como “ser eco<strong>de</strong>pendiente”, situado en “comunidad <strong>de</strong> intereses” con el resto <strong>de</strong> los seresvivos, ya que compartimos con ellos el interés común <strong>de</strong>l mantenimiento <strong>de</strong> la vida <strong>sobre</strong> la Tierra.Aceptar esta i<strong>de</strong>a significa enten<strong>de</strong>r que la primera obligación moral <strong>de</strong>rivada <strong>de</strong> ella es la <strong>de</strong> solidaridad:solidaridad inter e intraespecífica, solidaridad sincrónica y solidaridad diacrónica.Por otra parte, si asumimos que nuestras acciones <strong>sobre</strong> el medio tejen una tupida red <strong>de</strong> interrelacionesy <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias, <strong>de</strong> retroalimentaciones positivas y negativas, nos veremos obligadosa admitir que la “crisis <strong>ambiental</strong>” no pue<strong>de</strong> ser comprendida por una ciencia <strong>de</strong>terminista. Senecesita una nueva base científica que pueda abordar el ambiente como sistema. Este nuevomarco nos lo proporciona el paradigma <strong>de</strong> la complejidad, que obliga a abandonar los principiossimplificadores que preten<strong>de</strong>n que diseccionando la realidad, compartimentándola, es posiblellegar, por simple acumulación, a adquirir el conocimiento <strong>de</strong>l conjunto. Hemos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar la“composición” pero también la “estructura” o nivel <strong>de</strong> organización que mantiene las partes <strong>de</strong>lconjunto cohesionadas y articuladas en una intrincada malla <strong>de</strong> interconexiones.Biocentrismo y complejidad unidos, en lo que María Novo <strong>de</strong>nomina “paradigma <strong>ambiental</strong>ista”,nos dotan <strong>de</strong> los instrumentos, conceptuales y operativos, para, en unión <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo educativopertinente, <strong>de</strong>sarrollar una verda<strong>de</strong>ra Educación Ambiental. A través <strong>de</strong> ella será posibleexten<strong>de</strong>r el cambio <strong>de</strong> valores necesario para asumir los retos <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sarrollo, a lavez que nos permitirá compren<strong>de</strong>r y minimizar los efectos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro <strong>ambiental</strong>. Tendremosque pasar <strong>de</strong> una educación que ignora al medio o, en el mejor <strong>de</strong> los casos, se realiza en él, auna educación para el ambiente. Este cambio educacional habrá <strong>de</strong> ser tanto más rápido cuantomás profunda y apremiante se haga la crisis.La Educación Ambiental <strong>de</strong>be encontrar su sitio en cualquier tipo <strong>de</strong> iniciativa política, económicao institucional y <strong>de</strong>be insertarse en los programas <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> los políticos y los gestorespara incorporar visiones complejas e integradas <strong>de</strong> la realidad. Los <strong>de</strong>cisores <strong>de</strong>berán adoptar el<strong>ambiental</strong>ismo como el andamiaje básico <strong>sobre</strong> el que fundar sus tomas <strong>de</strong> posición. Para conseguirlo,la Educación Ambiental <strong>de</strong>be constituirse en el marco <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual se <strong>de</strong>sarrollen las distintasenseñanzas, en particular la <strong>de</strong> los niveles universitarios y la formación <strong>de</strong>l profesorado.La primera modificación a realizar consiste en <strong>ambiental</strong>izar los centros escolares <strong>de</strong> todos los niveleseducativos. No es posible realizar una Educación Ambiental coherente en unos recintos cerradosy sometidos a rígidos horarios. La escuela tradicional no es compatible con una verda<strong>de</strong>ra EducaciónAmbiental. En este sentido, la LOGSE ha abierto un camino, a través <strong>de</strong> los proyectos educativos <strong>de</strong>centro, que <strong>de</strong>beríamos explorar y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, evitar su cierre por las reformas en curso.En cuanto a los alumnos, resulta imposible formarlos en valores, actitu<strong>de</strong>s y aptitu<strong>de</strong>s si se lesimpi<strong>de</strong> explorar las consecuencias que tienen sus <strong>de</strong>cisiones. En particular, los alumnos universitarios,impelidos en una loca carrera para asimilar en cuatro, cinco o seis años, los logros <strong>de</strong>veinticinco siglos <strong>de</strong> trabajo científico, no tienen posibilidad alguna <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse a cuestionarlo que se les enseña y, mucho menos, por qué se les enseña aquello y no otra cosa. Muchas veces