Acepto plenamente el énfasis que se le da al Libro <strong>de</strong>Mormón como un testigo adicional <strong>de</strong> que Jesucristo es elRe<strong>de</strong>ntor y Salvador <strong>de</strong> la. humanidad. En realidad, no existemayor testigo <strong>de</strong> Cristo, su crucifixión y resurrección, que elrelato que se encuentra en el Libro <strong>de</strong> Mormón acerca <strong>de</strong> suaparición en este hemisferio entre los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Lehi.Ahí' también yace una <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>ramente grandiosas ieocionesque po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r en este libro.No podía haber dudas en la mente <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s congregadasen esta Tierra Prometida, <strong>de</strong> que Aquel que aparecióante ellos era el Señor resucitado. Su aparición fue anunciada<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los cielos por la voz <strong>de</strong>l Padre, que dijo: "He aquí'a mi Hijo Amado,... en quien he glorificado mi nombre: a éloíd" (3 Nefi 11:7).Más a<strong>de</strong>lante, el Salvador continuó está <strong>de</strong>claración consus propias palabras, diciendo: "He aquí, soy Jesucristo, <strong>de</strong>quien los profetas testificaron que vendría al mundo" (3 Nefi11:10).Como prueba adicional <strong>de</strong> que él era su Señor, dijo a lamultitud que se encontraba postrada ante El:"Levantaos y venid a mí, para que podáis meter vuestrasmanos en mi costado, y palpar las marcas <strong>de</strong> los clavos en mismanos y en mis pies, a fin <strong>de</strong> que sepáis que soy el Dios <strong>de</strong> Israel,y el Dios <strong>de</strong> toda la tierra, y que he muerto por los pecados<strong>de</strong>í mundo.".El relato, que se encuentra en 3 Nefi, continúa <strong>de</strong> lasiguiente manera:"Y aconteció que la multitud se acercó; y metieron susmanos en su costado, y palparon tas marcas <strong>de</strong> los clavos ensus manos y en sus pies...Y cuando todos se hubieron acercado y visto por sí mismos,clamaron a una voz:¡Hosanna! ¡Bendito sea el nombre <strong>de</strong>l Más Alto Dios! Ycayeron a los pies <strong>de</strong> Jesús, y lo adoraron." (3 Nefi 11:14-17.)¡Cuan gloriosa <strong>de</strong>bió haber sido esa ocasión! La escena<strong>de</strong>scrita es una <strong>de</strong> las más sublimes que se encuentran en lasSagradas Escrituras. Verda<strong>de</strong>ramente, cuan afortunados fueronlos que se encontraban entre aquella multitud al presenciarel <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los cielos y la manifestación <strong>de</strong>l Señorresucitado. Ésta experiencia espiritual no tiene parangón enlos anales <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong>l hombre con Dios.La lección empieza a <strong>de</strong>sarrollarse cuando enfocamosnuestra atención en aquella afortunada multitud, y compren<strong>de</strong>mosque eran relativamente pocos, comparados con la extensapoblación <strong>de</strong> las tierras <strong>de</strong>l Norte y <strong>de</strong>l Sur. ¿Dón<strong>de</strong> estabanlos <strong>de</strong>más? ¿Qué les había sucedido? ¿Quiénes eran éstosa los que se había permitido presenciar este gran acontecimiento?Al leer en Tercer Nefi nos damos cuenta <strong>de</strong> quiénes eran:eran, aquellos neritas "que habían quedado" y los lamanitas"que se habían salvado" y "se manifestaron gran<strong>de</strong>s favores aaquellos,., y se <strong>de</strong>rramaron gran<strong>de</strong>s bendiciones sobre sus cabezas,al grado que poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su ascención al cielo,Cristo verda<strong>de</strong>ramente se manifestó a ellos: y les mostró sucuerpo y ejerció su ministerio a favor <strong>de</strong> ellos" (3 Nefi 10:18.19).
La clave en esa lección se encuentra en las frases "habíanquedado" y "se habían salvado". ¿Quiénes eran éstos aparte<strong>de</strong> ser un resto <strong>de</strong> los neritas y lamanitas? He aquí la respuesta:"Y fue la parte más justa <strong>de</strong>l pueblo la que se salvó: aquellosque recibieron a los profetas y no los apedrearon; y fueronaquellos que no habían vertido la sangre <strong>de</strong> los santos, losque no murieron.Y fueron preservados <strong>de</strong> ser hundidos y sepultados en latierra; ni se ahogaron en las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mar; ni fueronquemados por el fuego, ni murieron aplastados; ni fueronarrebatados por el huracán; ni tampoco fueron sofocados porel vapor <strong>de</strong> humo y obscuridad." (3 Nefi 10:12-13.)Es importante notar el mensaje <strong>de</strong>l siguiente versículo:"Y ahora, quien lea, entienda; y el que tenga las Escrituras,escudríñelas y vea y consi<strong>de</strong>re si todas estas muertes y<strong>de</strong>strucciones causadas por el fuego, el humo, las tempesta<strong>de</strong>s,los torbellinos, la tierra que se abrió para recibirlos, y todasestas cosas no son en cumplimiento <strong>de</strong> las profecías <strong>de</strong>muchos <strong>de</strong> los santos profetas." (3 Nefi 10:14.)Verda<strong>de</strong>ramente, estos mismos acontecimientos, tan gran<strong>de</strong>sy terribles, habían sido predichos una y otra vez por losprofetas <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón. De la <strong>de</strong>scripción dada por la"palabra <strong>de</strong> Dios" <strong>de</strong> las muchas ciuda<strong>de</strong>s que fueron <strong>de</strong>struidas,uno pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir que la <strong>de</strong>strucción cayó sobre los inicuosy que solamente "la parte más justa <strong>de</strong>l pueblo" fue laque se salvó.Tal es la historia <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón. Si ese grandiosolibro <strong>de</strong> Escritura ha <strong>de</strong> aceptarse como historia, y así <strong>de</strong>beser, es la historia <strong>de</strong>l florecimiento y la caída <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s civilizaciones<strong>de</strong> este hemisferio occi<strong>de</strong>ntal; los pueblos se elevarona las cumbres más altas <strong>de</strong> logros y civilización cuandofueron justos y adoraron al Señor, y se extraviaron aun hastala <strong>de</strong>strucción mediante guerras y tempesta<strong>de</strong>s, cuando se alejaron<strong>de</strong> la rectitud.Tal es la lección que se apren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón respectoa la naturaleza <strong>de</strong>l hombre. El rey Benjamín la comprendióy se <strong>de</strong>dicó a predicarla a su gente. En su último sermóndijo:"Porque el hombre natural es enemigo <strong>de</strong> Dios, y lo hasido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Adán, y lo será para siempre jamás, amenos que se someta al influjo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, se <strong>de</strong>spoje<strong>de</strong>l hombre natural, y se haga santo por la expiación <strong>de</strong> Cristoel Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humil<strong>de</strong>,paciente, lleno <strong>de</strong> amor y dispuesto a someterse a cuanto elSeñor juzgue conveniente imponer sobre él, así como un niñose sujeta a su padre." (Mosíah 3:19.)Al comparar al hombre santo con un niño sumiso, el reyBenjamín <strong>de</strong> ningún modo quiso <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>bía ser un alfeñique.Algunos <strong>de</strong> los profetas, lí<strong>de</strong>res y generales militaresmás ilustres <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón se encontraban entre losadoradores más fieles y <strong>de</strong>votos <strong>de</strong>l Señor, que buscabanconstantemente su ayuda divina y se comunicaban con El.Apren<strong>de</strong>mos que a tres generaciones <strong>de</strong> estos profetas justosles fue permitido ver al Salvador en visión, o escuchar su voz,cientos <strong>de</strong> años antes <strong>de</strong> su nacimiento en el meridiano <strong>de</strong> lostiempos: a Lehi, su hijo, Jacob, y al hijo <strong>de</strong> Jacob, Enós.Es Enós el que nos proporciona una <strong>de</strong> las valiosas leccionesque se <strong>de</strong>ben apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón, <strong>de</strong> que<strong>Liahona</strong>, <strong>septiembre</strong> <strong>de</strong> <strong>1977</strong>aquel que es justo y digno y que sinceramente busca al Señor,lo encontrará:"Y os diré <strong>de</strong> la lucha que tuve ante Dios, antes <strong>de</strong> recibirla remisión <strong>de</strong> mis pecados.He aquí, salí al bosque a cazar; y las palabras que frecuentementehabía oído <strong>de</strong> mi padre sobre la vida eterna y el gozo<strong>de</strong> los santos penetraron mi corazón profundamente.Y mi alma tuvo hambre; y me arrodillé ante mi Hacedor,a quien clamé con ferviente oración y súplica por mi propiaalma; y clamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aúnelevaba mi voz hasta que llegó a los cielos.Y vino una voz a mí, que dijo: Enós, tus pecados te sonperdonados, y serás ben<strong>de</strong>cido.Y yo, Enós, sabía que Dios no podía mentir; por tanto, misculpas fueron borradas." (Enós 2-6.)No sabemos por cuáles pecados <strong>de</strong>seaba Enós ser perdonado,pero probablemente el más serio hubiese sido el <strong>de</strong>la duda; y uno se pregunta cuál habría sido la reacción <strong>de</strong>Enós si hubiese <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> orar antes <strong>de</strong> que el Señor se lemanifestara,Enós se encontraba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tercera generación <strong>de</strong> profetasen la familia <strong>de</strong> Lehi quien, siguiendo el consejo <strong>de</strong>lSeñor, sacó a su familia <strong>de</strong> Jerusalén y la condujo mediante laayuda divina a esta Tierra Prometida, Aun la familia inmediata<strong>de</strong> Lehi se había dividido entre aquellos que justamente<strong>de</strong>seaban servir al Señor y los que habían cedido a las tentaciones<strong>de</strong> Lucifer y se había alejado <strong>de</strong> Dios. Las divisiones sehabían acrecentado tanto, que poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>Lehi, la familia y los seguidores <strong>de</strong>l justo Nefi tuvieron quehuir por temor <strong>de</strong> su vida y fueron a establecerse en otras regiones.Los que permanecieron atrás, bajo el mando <strong>de</strong> los injustosLaman y Lemuel, se convirtieron en enemigos <strong>de</strong> Dios.Esta división persistió en su mayor parte durante el período<strong>de</strong> mil años-<strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> Nefihasta que el profeta Moroni colocó los registros en el Cerro<strong>de</strong> Cumorah.De los escritos <strong>de</strong> Enós apren<strong>de</strong>mos aun otra lección típica<strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l hombre. Uno no <strong>de</strong>be suponer queSatanás jamás se dará por vencido en su lucha por ganar conversospara sus métodos inicuos, ni <strong>de</strong>bemos imaginar quepara los seguidores <strong>de</strong> Nefi siempre sería fácil ser fieles. Enós,sobrino <strong>de</strong> Nefi, dice esto respecto a la gente:"Y aconteció que el pueblo <strong>de</strong> Nefi cultivó la tierra, y produjotoda clase <strong>de</strong> granos y frutos; y crió rebaños <strong>de</strong> reses, ymanadas <strong>de</strong> toda clase... cabras monteses, y también muchoscaballos."Nótense las implicaciones <strong>de</strong>l comienzo <strong>de</strong> la prosperida<strong>de</strong>ntre los nefitas; y luego esta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Enós:"Y hubo muchos profetas entre nosotros; y la gente eraobstinada y dura <strong>de</strong> entendimiento.Y sólo una extraordinaria severidad, predicación y profecías<strong>de</strong> guerras, contenciones y <strong>de</strong>strucciones, recordándolescontinuamente la muerte, la duración <strong>de</strong> la eternidad, los juicios,el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios y todas estas cosas, agitándolos constantementepara mantenerlos en el temor <strong>de</strong>l Señor —digoque sólo estas cosas, y muchas palabras claras evitaban que seprecipitaran rápidamente a la <strong>de</strong>strucción. Y <strong>de</strong> esta maneraes como escribo acerca <strong>de</strong> ellos.Y vi guerras entre los nefitas y los lamanitas en el curso <strong>de</strong>•3