DOSSIER DE PRENSA DIARIA 24 de junio de 2013 - ISOTools

-¿No había tramoyistas?--Los tramoyistas eran carpinteros, pero muy habilidosos. De cualquier cosa te hacían unmonumento. Y tenían delicadeza artística, porque entonces no había directores deescena. A los maquinistas que venían de fuera con las compañías les resolvían todos losproblemas. Aquí había un maquinista que era Eduardo Mocholi Prados, al que he vistotoda mi vida en el Gran Teatro, y él lo hacía todo menos la electricidad, que no la tocaba.Es que cuando viajas tienes muchos problemas para meter el decorado que llevas dondete dicen que tienes que ponerlo, y se agradece que el que conoce el sitio te oriente.--¿Usted ha viajado mucho por razones profesionales?--Bastante, y siempre con producciones del Gran Teatro. Empezamos con el ballet Lafuerza del destino a principios de los ochenta; viajamos por España, Bruselas, Lyon,Lisboa y otras ciudades. Iban en la compañía bailaores como Javier Latorre, Eva laYerbabuena y un año Joaquín Cortés, y tuvimos un éxito bárbaro. Luego con la ópera heestado viajando como jefe técnico por toda España.--¿Y en qué consiste la jefatura técnica de un teatro?--Eres el responsable máximo del montaje tanto de luz (con el sonido no me he mezcladomucho, porque requiere estar muy especializado) como de los decorados de acuerdo acomo estaban diseñados. Nuestro diseñador era Jesús Ruiz, que venía con nosotros y medecía: "Esto por aquí o por allí, Figue ", porque a mí nadie me ha llamado Figuerolasino Figue .--Estando tan cerca de los actores, ¿no le ha dado nunca por salir a escena?--Nunca he actuado, aunque sí que he salido a escena. En un espectáculo había unamoto que se paró y tuve que salir yo a sacarla del escenario. Te colocan cualquier ropa delas que hay preparadas para que salves la situación y listo. Una vez, en el último actode Don Juan Tenorio , en el cementerio, haciendo de estatua, nos dan unas ropas y unacareta. Paco Montero (padre), un hombre muy serio pero con mucha guasa, le untó picapicaa las caretas, y a los cinco minutos la cara nos picaba tanto que empezamos a moverla cabeza y el cuello. El público no se dio cuenta porque estábamos al fondo de la escenay con poca luz, pero los actores y los técnicos no podían aguantar las risas. No te cuentolo que se lió al final de la obra.Su aspecto de tipo serio, acentuado por un rostro anguloso que le presta falsa severidad,lo compensa con una labia jugosay un sentido innato de la narración. El suyo es un ejercicio de memoria fértil ante el que semuestra encantado José Antonio Figuerola, hombre sentimental y muy dado a guardartodo lo que un día le dejó huella. A pesar de las protestas de su mujer, María de la Sierra,que se queja de que "las cosas nos van a echar de casa", además de libros sobre laCórdoba antigua atesora carteles de películas, la mayoría enrollados sobre los altillos delos muebles, películas en todos los formatos posibles y una curiosa colección defotografías en blanco y negro de figuras como Celia Gámez, Estrellita Castro, Machín yotros muchos astros del espectáculo de otros tiempos dedicadas "a los operadores".--¿Su familia estaba relacionada con el mundo del espectáculo?--Nada. Mi padre era maestro guarnicionero de la Yeguada Militar, y mi madre estaba enla casa. Somos dos hermanos y una hermana. Yo en esto empecé a través del cine de