<strong>de</strong> su pasividad a sectores enteros <strong>de</strong> la clase obrera que hasta entonces se manteníanapartados, lo que se expresa inmediata y naturalmente en una tormentosa lucha económica.El obrero, <strong>de</strong>spierto <strong>de</strong> golpe a la actividad por la corriente eléctrica <strong>de</strong> la acción política,empuña el arma que tiene más a mano para luchar contra su esclavitud económica. Lasacudida violenta <strong>de</strong> la lucha política le hace sentir con intensidad inesperada el peso y lapresión <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>nas económicas. Mientras que en Alemania, por ejemplo, las másviolentas luchas políticas —la lucha electoral o la parlamentaria sobre las tarifasaduaneras— ejerció una influencia directa apenas perceptible sobre el curso y la intensidad<strong>de</strong> las luchas salariales que se estaban librando al mismo tiempo en el país, en Rusia todaacción política <strong>de</strong>l proletariado se expresa en la extensión y profundización <strong>de</strong> la luchaeconómica.La revolución crea primero las condiciones sociales que posibilitan este súbito cambio<strong>de</strong> la lucha económica en política y <strong>de</strong> la política a la económica, cambio que encuentra suexpresión en la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>. Y si bien el esquema vulgar ve la relación entre huelga <strong>de</strong><strong>masas</strong> y revolución solamente en los sangrientos enfrentamientos callejeros en los queconcluyen las huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong>, la observación más profunda <strong>de</strong> los acontecimientos rusosmuestra una relación exactamente opuesta: en realidad la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> no produce larevolución, sino que la revolución produce la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>.Para compren<strong>de</strong>r lo anterior basta con una explicación <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> la dirección yla iniciativa conscientes en la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>. Si la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> no es un acto aisladosino un periodo completo <strong>de</strong> la lucha <strong>de</strong> clases, si este periodo es idéntico a un periodorevolucionario, es obvio que la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> no pue<strong>de</strong> ser provocada a voluntad, auncuando la <strong>de</strong>cisión provenga <strong>de</strong>l más alto comité <strong>de</strong>l <strong>partido</strong> social<strong>de</strong>mócrata más fuerte.En tanto la social<strong>de</strong>mocracia no tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> imponer o retirar a capricho unarevolución, el entusiasmo y la impaciencia más fervientes <strong>de</strong> las bases social<strong>de</strong>mócratas noserán suficientes para hacer surgir un periodo <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ras huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong> que sean unmovimiento vivo y po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong>l pueblo. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la dirección y la disciplinapartidaria pue<strong>de</strong>n producir una sola manifestación breve, como la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> enSuecia, o la última en Austria, o incluso la <strong>de</strong> Hamburgo <strong>de</strong>l 17 <strong>de</strong> enero. Estas<strong>de</strong>mostraciones, sin embargo, se diferencian <strong>de</strong> una etapa <strong>de</strong> huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong>revolucionarias real <strong>de</strong> la misma manera en que las maniobras en un puerto extranjero enun momento <strong>de</strong> tirantez en las relaciones diplomáticas se diferencian <strong>de</strong> una guerra naval.Una huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> surgida <strong>de</strong>l puro entusiasmo y la disciplina jugará, a lo sumo, un rol192
episódico, será un síntoma <strong>de</strong>l ánimo <strong>de</strong> lucha <strong>de</strong> la clase obrera que refleja, sin embargo,las condiciones <strong>de</strong> un periodo pacífico.Por supuesto, incluso durante la revolución las huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong> no caen <strong>de</strong>l cielo.Los trabajadores <strong>de</strong>ben provocarlas <strong>de</strong> una u otra manera. La resolución y <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> lostrabajadores también juegan su parte, y la iniciativa y dirección general recaen naturalmenteen el núcleo organizado y más esclarecido <strong>de</strong>l proletariado. Pero los alcances <strong>de</strong> estainiciativa y esta dirección se ven limitados, en su mayor parte, a acciones y huelgas aisladascuando el periodo revolucionario recién comienza, y casi nunca traspasa las fronteras <strong>de</strong> unaciudad. Así, por ejemplo, como ya lo hemos dicho, los social<strong>de</strong>mócratas en algunasocasiones han tenido éxito en la apelación directa a la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> en Bakú, Varsovia,Lodz y Petersburgo. Pero el éxito es mucho menos frecuente cuando se trata <strong>de</strong>movimientos generales <strong>de</strong> todo el proletariado.A<strong>de</strong>más, la iniciativa y la dirección conscientes tropiezan con límites muy <strong>de</strong>finidos.Durante la revolución le resulta extremadamente difícil a cualquier organismo dirigente <strong>de</strong>lmovimiento proletario calcular y prever las oportunida<strong>de</strong>s y los factores que pue<strong>de</strong>nconducir a una explosión. Aquí también la iniciativa y la dirección no consisten en impartirór<strong>de</strong>nes según los propios <strong>de</strong>seos sino en la a<strong>de</strong>cuación más hábil a la situación dada y elcontacto lo más estrecho posible con el estado <strong>de</strong> ánimo <strong>de</strong> las <strong>masas</strong>. El elementoespontaneidad, según ya lo hemos visto, juega un gran rol en absolutamente todas lashuelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong> en Rusia, ya sea como fuerza impulsora o influencia frenadora. Ello no se<strong>de</strong>be a que la social<strong>de</strong>mocracia es todavía joven o débil. En cada acto <strong>de</strong> la lucha juegan yactúan unos sobre otros tantos importantes factores económicos, políticos y sociales,generales y locales, materiales y síquicos, que ninguna acción, por pequeña que sea, pue<strong>de</strong>ser dispuesta y resuelta como un problema matemático. La revolución, aun cuando elproletariado, con los social<strong>de</strong>mócratas a la cabeza, juega en ella el rol dirigente, no es unamaniobra que efectúa la clase obrera a campo abierto sino una lucha librada en medio <strong>de</strong>lincesante resquebrajamiento, cambio y <strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong> los cimientos <strong>de</strong> la sociedad. En suma,en las huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong> en Rusia el elemento espontáneo no juega un rol prepon<strong>de</strong>rante noporque los proletarios rusos “estén poco educados” sino porque las revoluciones nopermiten que nadie juegue con ellas al maestro <strong>de</strong> escuela.Por otra parte, vemos que en Rusia la misma revolución que les hizo tan difícil a lossocial<strong>de</strong>mócratas tomar la dirección <strong>de</strong> la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>, y que <strong>de</strong> manera tan cómica endistintas oportunida<strong>de</strong>s les daba o les sacaba el bastón <strong>de</strong> mando, resolvió por su cuentatodas las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> que según el esquema teórico <strong>de</strong> la discusión193
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