alemana son fundamentalmente patrimonio <strong>de</strong>l “cuerpo directivo”: el “aprovisionamiento”,el “cálculo <strong>de</strong> los costos” y <strong>de</strong>l “sacrificio”. De más está <strong>de</strong>cir que no los resuelve <strong>de</strong> lamisma manera que lo harían, lápiz en mano, los miembros <strong>de</strong> los comités dirigentessuperiores <strong>de</strong>l movimiento obrero en una tranquila discusión secreta. La “organización” <strong>de</strong>todas estas cuestiones estriba en la circunstancia <strong>de</strong> que la revolución pone en escena unamultitud tan enorme que cualquier cálculo o reglamentación <strong>de</strong>l costo <strong>de</strong>l movimiento, talcomo podría hacerse en un proceso civil, resulta una tarea totalmente imposible <strong>de</strong> llevar acabo.Las organizaciones dirigentes <strong>de</strong> Rusia tratan <strong>de</strong> ayudar lo más posible a las víctimasdirectas <strong>de</strong> los conflictos. Así, por ejemplo, mantuvieron durante semanas enteras a losvalientes obreros perjudicados por el gigantesco lock-out que siguió en San Petersburgo ala campaña por la jornada <strong>de</strong> ocho horas. Pero todas sus medidas, en el enorme balance <strong>de</strong>la revolución, son como una gota en el océano. En el momento en que comienza unperiodo verda<strong>de</strong>ro, serio, <strong>de</strong> huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong>, todos estos “cálculos” <strong>de</strong> “costos” soncomo querer <strong>de</strong>sagotar el océano con una cuchara. Y toda revolución trae a las <strong>masas</strong>proletarias un océano verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> privaciones y sufrimientos terribles. La solución que unperiodo revolucionario aporta a esta dificultad aparentemente invencible consiste en lacircunstancia <strong>de</strong> que se libera tan inmensa cantidad <strong>de</strong> i<strong>de</strong>alismo en las <strong>masas</strong> que éstas sevuelven insensibles a los sufrimientos más amargos. Ni la revolución ni la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>pue<strong>de</strong>n hacerse con la mentalidad <strong>de</strong>l sindicalista que no faltará al trabajo el Primero <strong>de</strong>Mayo a menos que le garanticen previamente que en caso <strong>de</strong> que le suceda algo recibiráuna <strong>de</strong>terminada cantidad <strong>de</strong> ayuda. Pero en la tormenta <strong>de</strong>l periodo revolucionario hastael proletario se transforma; <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser un previsor pater familias para convertirse en un“romántico revolucionario”, para quien hasta el bien supremo, la misma vida, por no <strong>de</strong>cirnada <strong>de</strong>l bienestar material, significa muy poco en comparación con los i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> la lucha.Pero, si bien la dirección <strong>de</strong> la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> en el sentido <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir su estallido ycalcular y aceptar sus costos es una cuestión que atañe al periodo revolucionario mismo, enun sentido totalmente diferente pasa a ser la obligación <strong>de</strong> la social<strong>de</strong>mocracia y susorganismos dirigentes. En vez <strong>de</strong> romperse la cabeza con el aspecto técnico y losmecanismos <strong>de</strong> la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong>, los social<strong>de</strong>mócratas están llamados a asumir ladirección política <strong>de</strong> la huelga en el periodo revolucionario.Proveer <strong>de</strong> línea y dirección a la lucha; disponer las tácticas a utilizar en cada fase ycada momento <strong>de</strong> la lucha política <strong>de</strong> modo tal que toda la fuerza disponible <strong>de</strong>lproletariado, ya soliviantado y activo, encuentre expresión en el plan <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong>l <strong>partido</strong>;194
cuidar <strong>de</strong> que las tácticas que resuelvan aplicar los social<strong>de</strong>mócratas sean resueltas einteligentes y nunca caigan por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l nivel exigido por la real relación <strong>de</strong> fuerzas, sinoque lo superen; ésa es la tarea más importante <strong>de</strong> la organización dirigente en una etapa <strong>de</strong>huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong>. Esta dirección se va convirtiendo, en cierta medida, en dirección técnica.Una táctica coherente, resuelta, progresiva por parte <strong>de</strong> los social<strong>de</strong>mócratas produce en las<strong>masas</strong> un sentimiento <strong>de</strong> seguridad, confianza en sí mismas y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> luchar; una lácticavacilante, débil, basada en la subestimación <strong>de</strong>l proletariado paraliza y confun<strong>de</strong> a las <strong>masas</strong>.En el primer caso la huelga <strong>de</strong> <strong>masas</strong> irrumpe “por sí misma” y “oportunamente” ; en elsegundo, resultan estériles todas las convocatorias <strong>de</strong> los organismos dirigentes. LaRevolución Rusa brinda contun<strong>de</strong>ntes ejemplos <strong>de</strong> ambas situaciones.5. Lecciones <strong>de</strong> la movilización obrera rusa aplicables en AlemaniaVeamos ahora en qué medida todas estas lecciones que se extraen <strong>de</strong> las huelgas <strong>de</strong><strong>masas</strong> en Rusia pue<strong>de</strong>n aplicarse a Alemania. Existen gran<strong>de</strong>s diferencias entre lascondiciones sociales y políticas, la historia y la situación <strong>de</strong>l movimiento obrero <strong>de</strong>Alemania y <strong>de</strong> Rusia. A primera vista pue<strong>de</strong> parecer que las leyes internas que rigen lashuelgas masivas rusas, tal como las hemos expuesto más arriba, son producto exclusivo <strong>de</strong>condiciones específicamente rusas que el proletariado alemán no tiene por qué tener encuenta. Existe un vínculo interno muy estrecho entre la lucha política y la económica en laRevolución Rusa; su unidad se materializa en la etapa <strong>de</strong> las huelgas <strong>de</strong> <strong>masas</strong>. Pero, ¿no eseso consecuencia <strong>de</strong>l absolutismo ruso? En un estado en que toda forma <strong>de</strong> expresión <strong>de</strong>lmovimiento obrero está prohibida, en que la huelga más simple es un crimen político, todalucha económica se transforma lógicamente en lucha política.Más aun cuando, por el contrario, el primer estallido <strong>de</strong> la revolución política trajoconsigo el ajuste general <strong>de</strong> cuentas <strong>de</strong> la clase obrera rusa con su patronal; ello se <strong>de</strong>beasimismo a que el obrero ruso hasta ahora tuvo un nivel <strong>de</strong> vida muy bajo y jamás libró unalucha económica para mejorar su situación. La primera tarea <strong>de</strong>l proletariado ruso es, encierta medida, luchar por salir <strong>de</strong> su situación miserable; ¿qué tiene <strong>de</strong> extraño que se hayaapropiado, con toda las ansias <strong>de</strong> la juventud, <strong>de</strong>l primer medio que le permitiera alcanzarese fin, apenas la revolución trajo la primera brisa fresca al enmohecido aire <strong>de</strong>labsolutismo?Y por último, la explicación <strong>de</strong>l curso tempestuoso y revolucionario <strong>de</strong> la huelga <strong>de</strong><strong>masas</strong> rusa, al igual que su carácter predominantemente espontáneo, elemental, resi<strong>de</strong>, porun lado, en el atraso político ruso, en la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrocar al <strong>de</strong>spotismo oriental y, por195
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