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Violencia de género: presente y futuro de una lacra social - Revista ...

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INTERNACIONALInmigración,multiculturalidad y xenofobiaJavier Maestro BacksbackaLos contextos <strong>de</strong> las migracioneshumanasLos movimientos migratorios han estado<strong>presente</strong>s a lo largo <strong>de</strong> toda la historia<strong>de</strong> la humanidad, pero su intensidady recorrido han estado muy relacionadosal crecimiento vegetativo, los medios <strong>de</strong>transporte disponibles y la resistenciaque ofrecían los acci<strong>de</strong>ntes geográficos.Tales <strong>de</strong>splazamientos iban, por regla,acompañados <strong>de</strong> conflictos y guerras <strong>de</strong>aniquilación, sometimiento a esclavitudo servidumbre o —en el mejor <strong>de</strong> los casos—opresión, explotación, discriminacióno exclusión <strong>de</strong> <strong>una</strong>s poblacionespor otras. Raros eran los casos en que sepodía hablar <strong>de</strong> convivencia pacífica.Pero también se producían mezclas, integracióny coexistencia, según las necesida<strong>de</strong>s.Nos referimos a miles <strong>de</strong> años<strong>de</strong> historia don<strong>de</strong> la conquista y control <strong>de</strong>tierras fértiles y agua para la supervivencia<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s colectivos era el origen<strong>de</strong> tales movimientos migratorios. Yestos eran en ocasiones extremadamenteimpre<strong>de</strong>cibles, sobre todo en períodos<strong>de</strong> cambios climáticos (glaciaciones,sequías, etc.).La diferencia fundamental entre el<strong>presente</strong> y el pasado no tiene exclusivamentecomo línea <strong>de</strong> <strong>de</strong>marcación la globalización,sino el hecho <strong>de</strong> que ni el climay ni la geografía son ya factores tan<strong>de</strong>terminantes para explicar los flujos migratorios.Montesquieu —conocido porsus i<strong>de</strong>as acerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo geográficoy climático— <strong>de</strong>cía también quecuanto más <strong>de</strong>sarrolladas fueran las socieda<strong>de</strong>s,o lo que es lo mismo, cuantas menospersonas se <strong>de</strong>dicaran al sector agrario,menor sería el condicionamientoclimático y geográfico. Si trasladamos al<strong>presente</strong> esta i<strong>de</strong>a comprobamos que laactual división Norte-Sur ilustra perfectamentela pervivencia <strong>de</strong> dos mo<strong>de</strong>los<strong>de</strong> sociedad, <strong>de</strong>pendientes entre sí peroprofundamente diferenciados entre unhemisferio y otro, e incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cadahemisferio. Un mo<strong>de</strong>lo está <strong>de</strong>terminadopor el clima y la agricultura, lo que no es elcaso para las socieda<strong>de</strong>s postindustriales.Generalmente nos guiamos por diferenciales<strong>de</strong> renta para constatar taldivisión, los cuales dan lugar a niveles<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo humano muy dispares quegeneran lo que vulgarmente se <strong>de</strong>nominael “efecto llamada” o el “efecto salida”,según se mire. A<strong>de</strong>más, estos diferenciales<strong>de</strong> renta, lejos <strong>de</strong> disminuir, aumentanen términos relativos, convirtiéndose,como sabemos, en un cliché mental. Sinembargo, los 191 millones <strong>de</strong> emigrantes<strong>de</strong> 2005 lo eran por situaciones intolerables<strong>de</strong> privación y pobreza. En efecto,1.300 millones <strong>de</strong> personas viven hoycon menos <strong>de</strong> un dólar diario y más <strong>de</strong> lamitad <strong>de</strong> la población mundial, con menos<strong>de</strong> dos dólares. El propio BancoMundial —Informe sobre el DesarrolloMundial (2003)— indicaba que el ingresopromedio <strong>de</strong> los 20 países más ricos<strong>de</strong>l mundo era 37 veces superior al <strong>de</strong> lospaíses más pobres, es <strong>de</strong>cir, el diferencialse ha duplicado en los últimos 40 años.Visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> los paísessub<strong>de</strong>sarrollados, los datos implican falta<strong>de</strong> solidaridad, falta <strong>de</strong> interés en promoverel <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> esos países, relegadosasí a ser <strong>una</strong> inagotable reserva <strong>de</strong> fuerza<strong>de</strong> trabajo barata y proveedora <strong>de</strong> materiasprimas cuyos precios se fijan ten<strong>de</strong>ncialmentea la baja, <strong>de</strong>rivado, por ejemplo,<strong>de</strong> las escandalosas subvenciones queNorteamérica o la UE prodiga a sus propiosagricultores.Dos países asiáticos —China y la India—representan 2.400 millones <strong>de</strong> habitantes,casi la mitad <strong>de</strong> los 6.500 millones<strong>de</strong> habitantes <strong>de</strong>l mundo; Áfricaarroja hoy 813 millones <strong>de</strong> habitantes, cifraque quedará duplicada en veinte años.Pero la diferencia entre ambas cifras esque, mientras China y la India han experimentadorecientemente un brutal éxodorural para instalar en sus propios países amiles <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> sus habitantes enLa noción <strong>de</strong>transculturalidad, encambio, refleja mejor ladiferenciación interna y lacomplejidad <strong>de</strong> las culturascontemporáneas, pues estasfuncionan como <strong>una</strong> red enconstante interconexióncentros <strong>de</strong> producción que sustentan laeconomía globalizada, el continente africano,en particular la región subsahariana,no encuentra otra alternativa que eléxodo <strong>de</strong>l continente.Malthus había pronosticado en losalbores <strong>de</strong> la revolución industrial que seiban a producir hambr<strong>una</strong>s. Esos negrosaugurios, <strong>de</strong> creciente falta <strong>de</strong> alimentospara <strong>una</strong> <strong>de</strong>sbordante explosión <strong>de</strong>mográfica,no se cumplieron gracias a importantesavances científicos y tecnológicos.Pero, <strong>de</strong> nuevo, si trasladamosesta i<strong>de</strong>a incumplida en el siglo XIX al<strong>presente</strong> siglo XXI, pocas personas latildarían <strong>de</strong> absurda o errónea. Disponemosciertamente <strong>de</strong> medios suficientespara que no sea así, pero falta la voluntadsuficiente para alcanzar aquello quepodríamos llamar “justicia global” o“sostenibilidad global”.42 | Profesiones Noviembre-Diciembre 2006

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