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35de Salud. Los datos relevadosse referían al año 2007, el último“completo” antes de la realizacióndel estudio.La investigación tuvo dosmomentos clave de trabajo articuladoentre el equipo nacional y losequipos provinciales. Por un lado,la realización de talleres, tantopara revisar los instrumentos yefectores seleccionados, comopara evaluar y analizar los resultadosde manera conjunta. Por elotro, el equipo de nivel nacionalrealizó un acompañamiento permanentede los investigadoreslocales, brindando apoyo y orientacióncon respecto a los problemassurgidos en el trabajo decampo.Algunos hallazgosLa investigación produjo resultadosrelacionados con la dobleintención que la impulsó desdeel origen. Algunos, vinculadosal impacto del proceso deinvestigación en los equipos ypersonas que participaron deella. Otros, referidos al conocimientologrado sobre la respuestapreventiva y asistencialal VIH-sida y la sífilis, y el planteode propuestas a futuro fundamentadasen este diagnóstico,que involucran a la DSyETSy a los programas jurisdiccionales.Participaron de la investigación22 provincias, la CiudadAutónoma de Buenos Aires y ochoregiones sanitarias de la provinciade Buenos Aires 2 . Durante el trabajode campo, se visitaron 332establecimientos públicos desalud: 205 centros de atenciónprimaria, 118 hospitales y 9 maternidades.El estudio permitió mapear lasprovincias y conocer la realidadheterogénea, aun en cada jurisdiccióny entre efectores involucradosdentro de este espacioterritorial.Accesibilidad a preservativosEn 2007 todos los programasjurisdiccionales habían recibidopreservativos de la DSyETSy prácticamente todos pudieronreferir la cantidad. Lamitad de las jurisdicciones disponíade logística para distribuirmateriales en su territorio,mientras que la otra mitad no.La mayoría de los programasno tenía llegada a todas laslocalidades de su provincia.Solamente seis jurisdiccioneshabían comprado preservativospor su cuenta. La mayoría delos preservativos se entregabanen eventos masivos y era minoritariala entrega a través debocas fijas de distribución.En el nivel de los efectoresde salud, se observó que el99% de los centros de salud, el91% de los hospitales y el 78%de las maternidades involucradasen la investigación entregabanpreservativos. El 85% delas instituciones que atendíanpersonas con VIH distribuíanpreservativos a esa población.El 40% de estas institucionesrecibía preservativos de laDSyETS y del Programa Nacionalde Salud Sexual y ProcreaciónResponsable, el 24% sólode esta Dirección, y el 10%mencionó otras fuentes.La modalidad más frecuentede distribución era la entregade preservativos a través de laconsulta, aunque se indicaronotras modalidades, entre lasque se destacan: distribucióndesde servicios de farmacia,enfermería y laboratorio; entregaen domicilio y en eventoslocales. En el 25% de los lugaresexistían requisitos para retirarpreservativos.Si bien el 79% de las institucionescontaba con algún tipo dematerial gráfico para el trabajo enprevención y promoción, sólo un17% distribuía material gráfico deprevención para personas con VIHo material de prevención secundariaen el período estudiado. Loshospitales fueron el lugar dondemás frecuentemente se entregóese recurso.Accesibilidad al testeode VIH y al diagnósticode otras ITSSobre 205 centros de salud, el97% ofrecía el test de VIH, mientrasque el 62% de los centros desalud hacía extracciones paraestos análisis. Todos los hospitalesy maternidades bajo estudiorealizaban las pruebas. En todoslos efectores (332) se preguntó siestaba funcionando algún equipoorganizado y especializado enasesoramiento pre y/o postest deVIH. En el 25% de ellos había unequipo especializado. El fenómenofue mucho más frecuente enlos hospitales (39%), que en loscentros de salud (17%).Una variable relacionada conla accesibilidad a los serviciosde salud, y considerada en lainvestigación, fue la edad a partirde la cual una persona podíaacceder al test de VIH sin laautorización de un adulto. Losresultados más destacados referíanque aproximadamente uncuarto de los efectores no colocabaninguna barrera a losniños o jóvenes que acudían sinun adulto a realizarse un test.Un tercio de los efectores exigíala presencia de un adulto, aunen el caso de realizar el análisisa una joven embarazada. Aproximadamenteun 10% de losefectores indicaron que sólorealizaban el test sin adultoscuando la persona que lo necesitabaera mayor de 21 años (esdecir, un adulto). Se observóuna mayor flexibilidad parahacer el test sin presencia deadultos en el caso de las jóvenesembarazadas. El 57% de losefectores indicó que a partir delos 14 años las atendía sinacompañamiento adulto, mientrasque esa proporción sólo sealcanzaba en el caso de las personasno embarazadas alrededorde los 16 años.