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El resto levanta las manos y grita. Incluso el chico de la braga polar calada hasta la nariz,<br />
que en su mano izquierda sostiene esa pequeña pancarta con un mensaje que resume todo el peso<br />
de la indignación que el barrio de Gamonal fue acumulando tras tantos años de injusticia y recortes:<br />
¡Bulevar es robar! La pequeña pancarta es liviana y está predestinada a no durar mucho más de lo<br />
que iban a durar las protestas, pero ahí está, cumpliendo su papel discreto pero efectivo.<br />
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Creo vislumbrar también cierta metáfora al observar en la parte superior derecha, el cartel<br />
de la calle Vitoria junto a la antena parabólica. Un elemento fundamental de estas protestas fue sin<br />
lugar a dudas la presencia de la televisión. El lanzamiento al mundo de todo lo que estaba pasando<br />
en esta calle de Burgos. Es más, me atrevo a decir que si durante las movilizaciones del Bulevar<br />
hubiera habido una proclamación independentista en Cataluña o se hubiera descubierto vida en otro<br />
planeta, la historia del Bulevar apenas hubiera trascendido y probablemente las movilizaciones<br />
hubiesen sido tan efímeras que quizás al día de hoy el cuerpo de aquel horroroso bulevar estaría<br />
reptando a lo largo de la calle Vitoria.<br />
Pero sigamos con la fotografía. Abajo a la izquierda hay una parte de la imagen que me<br />
confunde y me desconcierta. Incluso llega a darme algo de miedo. Parece una conjunción entre<br />
brazo y cara. Tiene apariencia de espectro. Una imagen confusa digna del análisis de Iker Jiménez.<br />
Algo extraño que no inquieta para nada al señor que se ha convertido en uno de los elementos<br />
principales de la fotografía. Grita y levanta las manos convencido de que por fin ha llegado el<br />
momento. De que ya basta de ser el figurante que ve la vida en zapatillas desde el balcón de casa.<br />
De que la calle es de todos y no sólo de Lacalle. No tiene pinta de terrorista, de malhechor, de<br />
criminal, ni tan siquiera de no haber votado al PP en más de una ocasión. Un hombre del barrio que<br />
está ya (como tantos otros) hasta las pelotas de tanto mamoneo. Ha llegado la hora y “si hay que<br />
salir a la calle, pues se sale. Y si hay que gritar, se grita, coño”.