LA COMUNICACIÓN DEL PRESENTE MÁS ALLÁ DE LAS PANTALLAS
libro2016
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La comunicación del presente. Más allá de las pantallas<br />
1. Introducción<br />
La utilización de los medios de comunicación para hacer llegar las propuestas<br />
de los candidatos durante las campañas electorales se ha visto modificada en<br />
los últimos años por el uso de nuevas tecnologías. Tal y como señala Barnhust<br />
se ha experimentado una transformación en “los modos de difundir la<br />
información y en las expectativas que se generan en los usuarios en cuanto a<br />
la posibilidad de interacción con los medios” (2013, 20). De hecho, el triunfo de<br />
la Red ha supuesto el inicio del destronamiento de los medios de comunicación<br />
masivos durante las campañas electorales, a la vez que ha provocado el<br />
surgimiento y posterior consolidación de la denominada “conversación 2.0”.<br />
Para algunos expertos, este cambio está generando el renacer del diálogo<br />
social, gracias a “los diversos canales de participación que los cibermedios y<br />
otros sitios web ponen a disposición de la audiencia” (Ruiz et al., 2010, 9).<br />
Desde esta perspectiva, la popularización de Internet ha revolucionado la<br />
comunicación y ha supuesto la participación y debate de la ciudadanía en la<br />
esfera pública.<br />
Los analistas más optimistas señalan, por tanto, que Internet, en última<br />
instancia, está contribuyendo a alcanzar mayores cotas de democracia. Para<br />
llegar a tal afirmación se apoyan en una serie de argumentos: en primer lugar,<br />
con las tecnologías que se han desarrollado bajo el paraguas de la Red, los<br />
internautas/votantes tienen la posibilidad de interpelar directamente a los<br />
políticos y gobernantes (Dader y Campos, 2006, 107). Segundo, como señalan<br />
Castells y Sey, permite a los ciudadanos “sortear los filtros de los mass media y<br />
de los partidos, y crear redes con las que afirmar su autonomía colectiva”<br />
(2008, 231). En tercer lugar, los políticos “pueden dirigirse directamente a sus<br />
públicos, prescindiendo de la mediación de los viejos medios de comunicación”<br />
(Mazzoleni, 1999, 34).<br />
Sin embargo, algunos expertos no comparten esta visión sobre las bondades<br />
de Internet. Dicho de otro modo, consideran que el paso desde la<br />
“teledemocracia a la ciberdemocr@cia” (Del Rey, 2007, 17) no implica en sí<br />
mismo una “revitalización del proceso democrático” (Mazzoleni, 1999, 34). Para<br />
que fuera así, sería necesario que en las interacciones que permiten los<br />
nuevos medios y redes concurrieran una serie de requisitos. Entre ellos, sería<br />
fundamental que en “las tertulias mediáticas” dominara la calidad de los<br />
contenidos y que no fueran “un terreno abonado para la charlatanería, es decir,<br />
para decir desde la irresponsabilidad” (Ruiz et al., 2010, 10). Además, sería<br />
imprescindible que implicara “el respeto al otro y a sus argumentos, al<br />
pluralismo y la tolerancia” (Ruiz et al., 2010, 10).<br />
A pesar de las dudas que Internet todavía provoca en cuanto a su efecto<br />
regenerador de la democracia, las formaciones políticas españolas sí han visto<br />
claro la necesidad de estar presentes en la Red. De esta forma, los partidos y<br />
candidatos políticos han seguido la estela marcada por los equipos de<br />
campaña de los políticos estadounidenses. Estos se han convertido en<br />
“modelos a seguir” (Figueroa, González y Núñez, 2013, 487) en cuanto al uso<br />
de Internet y redes sociales. De hecho, es ya un lugar común para los expertos<br />
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