Revista de Estudiantes de Filosofía Universidad de Los Andes ISSN 2357-3805

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Marsilio Ficino nació en Italia y vivió de 1433 a 1499. Fue humanista y filósofo, pero
también fue instruido en medicina; de ésta última recibió conocimientos de su padre Diotifice,
quien era el médico particular de los Medici. Cosme De’ Medici notó el gran talento del joven
Ficino y decidió ser su mecenas; bajo su cuidado Ficino tradujo al latín varios textos de
exponentes importantes de la filosofía, como Porfirio, Dionisio Aeropagita y todo el Corpus
Hermeticum. Sin embargo, Ficino siempre estuvo interesado en la difusión de la filosofía
platónica y, para su suerte, Cosme, por el año 1452, le encomendó traducir la obra completa
de Platón, la cual hizo con gran disposición. La labor de traducción de la obra platónica
comenzó en 1462, cuando Cosme instituyó la Academia Florentina en la villa de Careggi. En
1474, con ayuda de su amigo y discípulo Lorenzo “el magnífico”, Ficino instauró la nueva
Academia Platónica (cf. Ficino, 1994, p. 9). 31 Las reuniones de la Academia Platónica consistían
en discutir sobre temas relacionados con la filosofía de Platón, y tenían una tradición
recuperada de la costumbre helenística en la que se rememoraba el aniversario del nacimiento
de Platón con Banquetes, en los cuales se discutía sobre el amor divino (cf. Azara, 1993, p.
XXIX). 32
Para comenzar a hablar sobre el furor divino y sus efectos, me parece pertinente recordar
antes el mito platónico sobre la caída del alma que Ficino retoma de Plotino: el alma es
condenada a vivir en la tierra encerrada en un cuerpo como castigo por alguna falta que
cometió cuando habitaba el cielo, así cae del seno luminoso de Dios para terminar en la
penumbra de la materia de la región mundana. A través de su caída pasa por cuatro regiones
celestes: la mente angélica, el alma cósmica, los cuerpos celestes y los cuerpos materiales. De
acuerdo con Plotino el alma tiene un recubrimiento llamado pneuma, el cual a medida de que
el alma desciende por las cuatro regiones se cubre de impurezas que le ocasionan desordenes
como el deseo, el placer, el miedo y el dolor. Por otra parte Dios se preocupa por salvar al alma
y le otorga la posibilidad de regresar al seno divino por medio del restablecimiento originario
de sus facultades anímicas (cf. Azara, 1993, pp. LVII- LVIII).
La salvación del alma del hombre consiste en el retorno a la verdad divina, es decir, al
conocimiento de la sabiduría eterna de Dios, pero ¿cuál es el medio para que el alma vuelva
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Los datos sobre la vida de Marsilio Ficino son retomados de la “Nota Bibliográfica” que Mariapía Lamberti
introdujo en la edición de Sobre el amor. Comentarios al Banquete de Platón publicada por la UNAM en la
colección Nuestros Clásicos.
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“Era más bien un grupo de entusiastas del pensamiento platónico, que recuperaron la costumbre helenística
de celebrar el cumpleaños de Platón con un banquete, durante el cual se discutía informalmente sobre el
concepto platónico del amor divino al que, junto con el amor cortés medieval, convirtieron en el tema de moda
de finales del Renacimiento”. Azara, p. XXIX.