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El Mundo Sobrenatural Octubre 2016 - Especial Halloween

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LA DEEP WEB<br />

Albert Einstein decía que la oscuridad no era más<br />

que la porción de luz que no éramos capaces de ver. En<br />

otras palabras, que la oscuridad, como tal, no exisía. Para<br />

este gran genio de nuestro iempo, lo que nuestros senidos<br />

percibían no era más que la ausencia absoluta de fotones.<br />

Del mismo modo podríamos decir que el frío, como tal no<br />

existe en la naturaleza. Lo que senimos es la ausencia de<br />

movimiento en los átomos que nos rodean, y esa inmovilidad<br />

se traduce en… ausencia de calor...<br />

Aunque parezca una manera de ver las cosas excesivamente<br />

maniqueista, es evidente que no podría exisir<br />

el blanco sin el negro, la alegría sin la tristeza ni el bienestar<br />

ísico sin el dolor. Del mismo modo, la existencia de un<br />

mundo maravilloso, ideal, utópico, donde todo fuera alegría<br />

y buenas intenciones no podría exisir sin la existencia, al<br />

otro lado de una invisible línea divisoria, de un mundo paralelo<br />

donde todo fuera oscuridad y los peligros nos amenazaran<br />

detrás de cada esquina. Un mundo peligroso, sí,<br />

pero tal vez por ese mismo moivo… mucho más atracivo.<br />

Como seres imperfectos que somos corremos coninuo<br />

peligro de caer en el Lado Oscuro de la Fuerza. <strong>El</strong> más<br />

poderoso. <strong>El</strong> más atracivo… De este modo la existencia de<br />

una red global fiable, de una Internet ideal en la que cualquier<br />

usuario pudiera acceder a los contenidos más variados<br />

sin peligro alguno para su economía o su libertad<br />

resultaría imposible si, al otro lado de esa etérea barrera<br />

de contención, no exisiera un lugar truculento y peligroso<br />

en el que a cada paso el mal nos acechara. En otras palabras:<br />

la Tierra Media no sería posible si más allá de Minas<br />

Tirith no exisieran Mordor y el ojo de Sauron.<br />

con Jose “<strong>El</strong> Inmortal”<br />

Hablamos de páginas con datos en iempo real,<br />

como coizaciones de bolsa u horarios de trenes o aviones,<br />

pero también de páginas con datos personales procedentes<br />

de un formulario, contenidos protegidos por contraseñas o<br />

por sistemas Captcha y, como no, de páginas intencionadamente<br />

ocultas que requieren de un protocolo especial para<br />

acceder a ellas. Incluso de contenidos que no figuran en<br />

una página HTML o que dependen directamente de la IP<br />

de su creador.<br />

No es sencillo moverse en esta especie de paio de<br />

monipodio que es la Deep Web, igual que no es sencillo<br />

adentrarse en según qué mercadillos de según qué países<br />

y salir de ellos con la sensación de no haber sido estafados.<br />

Porque estos dos mundos aparentemente opuestos,<br />

ienen más en común de lo que nos pueda parecer.<br />

Cuando, inocentes de nosotros, pobres turistas curiosos,<br />

pretendemos movernos por uno de estos lugares desconocidos,<br />

lo primero que debemos hacer es buscarnos un guía,<br />

un intermediario en el que podamos confiar, que nos facilite<br />

la labor de encontrar lo que necesitamos o, al menos,<br />

que nos conduzca sin miedo a perdernos en las intrincadas<br />

callejuelas de la medina. Lo normal es que en nuestro hotel,<br />

habitualmente el Windows 10 Luxury Monopoly, nos recomienden<br />

un guía que ellos conocen y que responde al nombre<br />

de Explorer. Te aseguran que es el único capaz de<br />

llevarte sin problemas a los desinos más habituales, aunque<br />

en la misma puerta del hotel podremos encontrar otros<br />

muchos guías, muy úiles todos ellos, que nos llevarán a los<br />

mismos siios que el guía “oficial”, y a menudo con mayor<br />

eficacia.<br />

A menudo, cuando encendemos nuestro navegador<br />

y uilizamos un buscador para acceder a la información<br />

que sea, no somos conscientes de que aquello a lo que tenemos<br />

acceso material solo es una mínima parte de lo que<br />

realmente existe en ese mundo virtual. La parte del león<br />

de Internet está oculta a nuestros inocentes ojos. <strong>El</strong> 90%<br />

de la información, es decir, más de 500 billones de documentos,<br />

son inaccesibles a los buscadores que habitualmente<br />

uilizamos. Y esta enorme porción sumergida del<br />

gran iceberg digital nos está vedada porque sus contenidos<br />

no están indexados, es decir, no aparecen en la lista de resultados<br />

que nuestros navegadores nos ofrecen. Son incapaces<br />

de mostrárnoslos, porque ni siquiera saben que<br />

existen. Están agazapados en lo más profundo del universo<br />

binario, ocultos a las miradas de los menos afortunados,<br />

del gran público… es lo que se ha dado en llamar la Internet<br />

oculta o “Deep Web”.<br />

13<br />

Pero somos ipos arriesgados. Peligro es nuestro<br />

segundo apellido. Y estamos interesados en la Deep Web.<br />

No nos conformamos con menos. Queremos ir a la parte

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