El Mundo Sobrenatural Octubre 2016 - Especial Halloween

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“EL AMO DE LAS BRUJAS” PEQUEÑOS RELATOS DE TERROR CON SILVIA MOLDERO En una aldea alejada, cubierta de bosques frondosos, la tragedia se cebaba con sus habitantes. Tres niños de la comunidad habían desaparecido en menos de dos meses sin dejar rastro alguno. El Padre Juan echa la culpa a 5 mujeres viudas que vivían en una cabaña junto al arrolló. Obsesionado que sus arimañas curanderas y deshacedoras de los líos de la gente, empachos, tristezas y mal de amores... Marchaban dichas hembras por el monte en las noches de luna para conjurar con el diablo, después de haber bebido y comido de ciertas plantas, se despojaron de toda ropa, quedándose en cueros, mientras bailaban al fuego eterno del mismo infierno y fornicar entre ellas, con pobres hombres hechizados o con animales, según las malas lenguas. Ellas, eran las causantes de los horrores de las úlimas fechas. Lo que realmente le corroía al sacerdote y las maldecía constantemente era por un deseo carnal sobre aquellas cinco infelices, la soledad de sus votos, sus hermosos cuerpos y aquellas voces sinuosas que las mujeres susurraban en extraños cánicos, hacían que el cura tuviera pensamientos lascivos y perversos sobre ellas. Y provisto de su jofaina de agua bendita, en las vísperas de Todos Los Santos, paseaba su rosario con aspavientos por las puertas de las casas, haciendo la señal de la cruz y gritando: - ¡Creed en El todopoderoso! ¡Arrodillaros ante Dios! ¡No sucumbáis al pecado o arderéis en el infierno! ¡No miréis a estas mujeres a los ojos! ¡Quemar a las brujas devora niños! las pes Freddy mientras observaba la dantesca escena. Los pucheros hervían sangre y pequeños trozos infaniles de carne sobresalían de aquel horrendo puchero. Quiso gritar, horrorizado, pero en lo más profundo de su ser... no quería hacerlo. Mientras, excitado, babeaba en un extasié de lujuria, los ojos brillantes y rojos de una besia, se deslumbraban en la oscuridad de la noche.Las brujas, se apartaron en reverencias gemidas. Y ya no pudo moverse del espantoso miedo... Ante él, casi sin percatarse, el cuerpo de un varón desnudo, alto y robusto como un toro, con los cuernos retorcidos de un macho cabrío y unas largas pezuñas, sonreirá sarcásicamente. La voz del diablo atronó su mente. -¡Eres mi siervo, pues hombre eres, POSTRATE ANTE MI!. -Mírate - dijo y río nuevamente, con una risa espeluznante que atronaba su débil mente. -Yo te perdono! -Alzando sus manos al cielo el engendro. Y la habilidad de una de las mujeres seccionó su yugular con la hoja de una hoz afilada entre fuertes risas. Todos bebieron de su sangre como fieras hambrientas... Mientras se apagaba, su vida, como la luz de su viejo candil... Disipándose entre las sombras. Los lobos aullaban, la luna se cubrió de un manto oscuro y nadie volvió a ver al párroco de la aldea. Aquellas gentes, temía al casigo divino casi más que a las concubinas de Satán. La mayoría pensaba que la lujuria era una maldición. Por lo tanto, lo mejor era confesar rápidamente los pecados. Y alegarse del maligno. Protegerse y proteged sus casas ante el mismísimo diablo. La cuesión era temer, como si un miedo espantase al otro. Pobres ingenuos, habitantes ignorantes. Aquella misma noche... Mientras el párroco dormía plácidamente en su choza. Una delicada brisa le despertó... Unas voces femeninas lo atraían hacia la puerta. -Ven. Te necesitamos... Acude a nosotras... amo... nuestro amo... -Con voz sensual y sigilosa. El padre Juan, se dispuso a salir acompañado de un candil, atraído extrañamente por aquellas voces tan eróicas. Se adentró entre los espesos árboles y junto a la cueva llamada " El vientre del diablo" la noche, ayudada por la flamante luna de octubre, iluminaba misteriosamente, un claro del bosque. Allí, justo allí mismo y no en ningún otro lugar... encontró la pecaminosa escena. La luna, era... inmensamente grande y cinco bellas hembras bailaban y reían como dios las trajo al mundo. Quedo hipnoizado observando lo que tenía ante él, se arrodillo y suplico a los cielos que el diablo no lo llevara con él. Mientras las mujeres lo agarraban de su camisón sentándolo ante la lumbre. El párroco enloquecía entre delirios y alucinaciones con los cánicos mágicos y sus pecaminosos cuerpos desnudos frotándose contra el suyo, 43 Solo las campanas de la ermita doblaron durante días. Como un lamento perdido entre las montañas arcaicas de aquella comarca. Hasta que, transcurridos unos meses, un joven cura llego a la aldea. Dice que 5 mujeres viudas del pueblo siempre visitan la ermita. Fieles leales al cura, y que se escuchan misas nocturnas y cánicos extraños en su interior. Se contaba, entre temerosos susurros, que todas quedaron preñadas a la vez y que la aldea poco a poco quedo en el olvido. Solo los descendientes de dichas mujeres habitan la aldea. Y que se perdió su ubicación exacta... Solo se conoce una cueva, llamada "El vientre del diablo" de la cual, los pastores de la zona que se atreven a pasar cerca de ella, cuentan, que cuando se aproxima las vísperas De los Todos Los Santos, el viento, suilmente, penetra entre las paredes húmedas y oscuras de aquel agujero siniestro, y se escucha, lo que parece ser, el lamento angusiado de un hombre desgarrado. Solo el viento otoñal de los bosques, los árboles majestuosos de antaño y aquella inquietante cueva... parecen ser, los únicos tesigos que quedan, de que en un momento del iempo... el amo de las brujas, hábito en esas ierras, nada más, ningún vesigio vivo, de lo que pudo ocurrirle aquel cura lascivo. El silencio, y aquel claro en la espesura de los montes, siguen dando escalofríos. Como si el iempo, se hubiera detenido, en aquel angosto lugar. ESCRITO POR SILVIA MOLDERO
adillas de “¿RECUERDAS?” PEQUEÑOS RELATOS DE TERROR CON PACO GRANADOS Krueger ¡Hola! ¿Te acuerdas de mí, no? Sí, claro que recuerdas; yo era el que estaba a tú lado aquella noche en aquel lugar donde estuviste a punto de tener el accidente de tráfico Pasaron las horas y te diste cuenta de que no había nadie y decidiste salir de tú escondrijo. De repente, viste cruzar una sombra negra por el pasillo... Era una silueta pequeña; como si de un niño o niña se tratara; te llamaba por tú nombre una y otra vez. No sabías que hacer... Te quedaste paralizado, estabas asustado; de repente escuchaste la puerta principal de la casa como se abría... Eran tus padres que regresaban. Aquello te tranquilizó un poco. ¿Recuerdas ahora? Veo que sigues sin recordarme; también era quien estaba a tú lado el día que te avisaron que a tú padre le había dado un infarto. ¿Sigues sin acordarte? Tienes mala memoria amigo; también estaba a tú lado el día que naciste; al igual que te acompañé el día de tú primera comunión... Como puedes ver, llevo a tú lado toda la vida y tú ni me recuerdas; El día que murió tú madre estuve conigo igual que cuando fallecieron tus abuelos... Por más vueltas que le daba a mi cabeza, no conseguía recordar nada sobre esa persona; lo más extraño era, que siempre me había acompañado en los momentos más duros de mi vida... La tendría que recordar... Pero no, no conseguía hacerlo; extraño, pero cierto. No sé quién puede ser... Seguía preguntándome una y otra vez si le recordaba y coninuaba confirmándome: ¿Recuerdas aquella noche que te encontrabas sólo en casa? Era martes, tú tenías trece años. Tus padres habían salido a una cena de empresa. Si martes y trece, igual que hoy. Lo recuerdo con todo lujo de detalles. A medía noche comenzaste a escuchar ruidos, golpes, y una serie de pasos extraños... Pensaste que alguien había entrado en tú casa con la intención de robar y podía hacerte daño; Te escondiste dentro de un armario agazapado; esperaste a que el ladrón se marchase. A la mañana siguiente a primera hora te encaminaste a la parroquia, hablaste con el sacerdote y le pediste que ofreciera la misa a la memoria de aquella sombra que viste. Toda tú vida llevas pensando que aquel MARTES y TRECE estabas solo; pero te equivocas, yo estaba conigo. Cada vez me senía más confuso; como ésta persona podía saber todo eso. En verdad esa noche me encontraba solo en casa y jamás se lo conté a nadie. Para, ¡por favor! Me estás asustando. Ese día estaba solo, nadie había conmigo. Veo que ahora sí vas recordándome; No, no te recuerdo... ¡¡¡Déjame en paz!!! ¡Ya me recuerdas! Estás comenzando a senir esa sensación tan extraña que senías en todas esas ocasiones en las que yo te acompañaba; ¡Ves! siempre te he acompañado y siempre te acompañaré, hasta que tú cuerpo de su úlimo aliento de vida.... Ahí, ahí estaré yo conigo (porque no soy una persona, soy un senimiento y nunca te podrás desprender de mí) ¿Por qué crees que solo estoy conigo cuando te sientes asustado? Porque yo, yo soy tú miedo y siempre estaré a tu lado... Jajaja... ESCRITO POR PACO GRANADOS 44
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