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20<br />

CANNADEBATE<br />

ANÁLISIS: LAS CONTRADICCIONES DEL MEDICINAL EN COLOMBIA<br />

UN CANNABIS SIN<br />

PRODUCTORES<br />

LOCALES<br />

“LA ‘ILEGALIDAD’<br />

ES LA QUE HA<br />

PERMITIDO<br />

SOBREVIVIR Y VIVIR<br />

DIGNAMENTE A<br />

MILES DE FAMILIAS<br />

DE ESCASOS<br />

RECURSOS EN<br />

UN ESTADO DE<br />

NECESIDAD”<br />

Ningún país del mundo ha pagado un costo más alto en términos de vidas perdidas o mutiladas en<br />

la guerra contra las drogas que Colombia. El estado está habilitando el cannabis medicinal, pero<br />

por ahora sólo son las empresas extranjeras (y una colombiana) que tienen la industrialización<br />

y exportación de los fitocannabinoides. Los activistas piensan que el gobierno debe habilitar el<br />

cannabis medicinal a muchos de ellos. Acá fundamentan su porqué. por Samuel Barrera<br />

Colombia es un país en guerra por más<br />

de 60 años fruto del acceso carnal<br />

y violento de la conquista, la colonia<br />

y las grandes potencias económicas<br />

a nivel mundial alimentadas<br />

por el narcotráfico. El país vive un<br />

momento trascendental en su historia,<br />

un proceso de paz entre el gobierno<br />

nacional y FARC, las Fuerzas Armadas<br />

Revolucionarias de Colombia. El proceso<br />

nos otorga la esperanza del fin<br />

del conflicto armado, para iniciar un<br />

proceso de reconciliación entre víctimas<br />

y victimarios, estado, gobierno y<br />

sociedad civil.<br />

Como reacción ante el aparente fracaso<br />

de la estrategia represiva de lucha<br />

contra las drogas ilícitas y debido al<br />

incremento considerable del conflicto<br />

en Colombia, el debate sobre las bondades<br />

y males de la legalización ha<br />

cobrado especial interés en el país.<br />

Propuestas provenientes de distintos<br />

sectores sociales, políticos y académicos<br />

coinciden en que para desincentivar<br />

el negocio del narcotráfico, se debe<br />

reivindicar el uso medicinal, terapéutico<br />

y científico del cannabis en Colombia,<br />

teniendo en cuenta que las condiciones<br />

climáticas y atmosféricas le otorgan<br />

naturalmente un ambiente óptimo en<br />

muchas regiones del territorio colombiano.<br />

Era de esperarse el interés de las<br />

multinacionales como las canadienses<br />

PharmaCielo y Cannavida, que incursionan<br />

en el mercado colombiano con<br />

miras a exportar los cannabinoides de<br />

esta amada tierra maltratada y saqueada<br />

por la implantación de un modelo<br />

económico extractivista, junto con los<br />

efectos y consecuencias catastróficas<br />

de la guerra contra las drogas.<br />

“Ningún país del mundo ha pagado un<br />

costo más alto en términos de vidas<br />

de sus dirigentes políticos, sus jueces,<br />

sus policías, sus soldados, sus periodistas<br />

y decenas de miles de inocentes,<br />

ni ha recibido un daño más grave<br />

a sus instituciones democráticas que<br />

Colombia”, han dicho Alejandro Gaviria<br />

y Daniel Mejías (UAndes). Ahora el<br />

mundo está saliendo de una época de<br />

oscurantismo frente al fracaso de la<br />

política antidrogas que durante décadas<br />

ha generado graves problemas<br />

sociales y sanitarios con una política<br />

represiva, basada en una guerra ineficaz<br />

que fomenta el delito, provocando<br />

la erosión de las libertades civiles,<br />

la estigmatización de los individuos y<br />

una violencia que ha dejado cientos de<br />

miles de muertos y un desplazamiento<br />

forzado (más de 60.000.000 de desplazados<br />

por todo el territorio colombiano)<br />

han llevado al atraso cultural,<br />

político, económico y social, a consecuencia<br />

de los costos para continuar<br />

una guerra fallida contra las drogas.<br />

El costo social de la política de la guerra<br />

contra las drogas, influye en el atraso<br />

del desarrollo social y económico de la<br />

región, es por esto que los beneficios<br />

que ahondan en la gestación de una<br />

industria legal del cannabis medicinal<br />

en Colombia, traen expectativas para<br />

muchos sectores, en especial para el<br />

sector de la salud, trabajo y economía.<br />

Pero las reglas de juego no están claras<br />

y nunca lo han estado; esperamos<br />

que lleguen algún día a estarlo para<br />

los campesinos, indígenas y pequeños<br />

y medianos empresarios que quieren<br />

participar en la construcción de una<br />

paz estable y duradera. Una paz en<br />

relación a la reglamentación de la<br />

Industria del Cannabis Medicinal en<br />

Colombia que pueda contribuir a reducir<br />

los índices de desempleo, pobreza,<br />

violencia, mortalidad y demás factores<br />

negativos que agobian el futuro y realidad<br />

del país.<br />

SORPRESA<br />

Lo que realmente nos sorprende es<br />

el trato diferencial en la atención a<br />

las solicitudes realizadas por los tres<br />

licenciatarios para cannabis medicinal<br />

en Colombia (Pharmacielo, Cannavida,<br />

y la Alianza Ecomedics) con el Decreto<br />

2467 del 22 de diciembre de 2015.<br />

El 19 de febrero de 2016, se expidió<br />

la Resolución 485 de 2016, que como<br />

requisito previo para adelantar los trámites<br />

de la obtención de las licencias,<br />

consagró la obtención de la autorización<br />

de la Unidad Administrativa Especial<br />

del Fondo Nacional de Estupefacientes.<br />

El 12 de mayo de 2016 se expidió la<br />

Resolución 1816, que reglamentó los<br />

requisitos de la licencia de producción<br />

y fabricación. Posteriormente se<br />

expidió la Resolución 2459 del 14 de<br />

junio de 2016 y finalmente la Ley 1787<br />

de 2016 que paradójicamente ratifica<br />

la protección de la industria nacional<br />

pero le hace perder toda posibilidad<br />

de competir, porque las personas que<br />

desearan licenciar sus actividades con<br />

el cannabis medicinal y que no lo hubieran<br />

hecho antes del 6 de julio de 2016,<br />

podían irse a llorar por ahí.<br />

A causa de un choque político-administrativo,<br />

se ha frustrado la oportunidad<br />

de adquirir una posición seria. Los<br />

colombianos después de ser flagelados,<br />

merecemos esta oportunidad para<br />

que se repliquen planes de cultivos<br />

bio-agro industriales sostenibles en<br />

diversas regiones y puedan contribuir<br />

al desarrollo de la sociedad civil. Hablo<br />

de campesinos, indígenas y en general<br />

de toda la comunidad académica y<br />

científica. Estos actores pueden llegar<br />

a contribuir a lograr avances en el<br />

campo industrial, medicinal y científico<br />

que beneficien a toda la humanidad y al<br />

planeta en general.<br />

Si hacemos una mirada holística a<br />

los sucesos en torno al cannabis en<br />

Colombia, debemos reconocer que históricamente<br />

ya existían muchas voces<br />

que propugnaban consignas en pro<br />

de la despenalización, legalización y<br />

regulación del cannabis. Nuestras opiniones<br />

fueron silenciadas y la prioridad<br />

se fue para el extranjero; bajo<br />

procedimientos inadecuados en contra<br />

de las manifestaciones pacíficas. En<br />

este entorno de violencia, rezago político<br />

y administrativo en el que vivimos<br />

a nivel mundial, se incumple con las<br />

Convenciones sobre estupefacientes y<br />

psicotrópicos, pues ellas dejan exentas<br />

de aplicación los fines medicinales<br />

científicos e industriales del cannabis<br />

y otras sustancias. En palabras del<br />

gobierno nacional: “Cada país hace<br />

lo que quiere respecto al tema de las<br />

drogas”. Pero para nadie es un secreto<br />

que el lobby norteamericano es el que<br />

influencia las directrices en todo el<br />

mundo, pues la DEA tiene el monopolio<br />

sobre las investigaciones del cannabis<br />

y no ha permitido que salgan a la luz<br />

los verdaderos avances científicos y<br />

tecnológicos, pues de alguna manera<br />

ellos son los que abanderaron la<br />

prohibición global y la razón de ser<br />

de dicha entidad, en cierta medida,<br />

es reprimir a los usuarios. Con la<br />

excusa de atacar el delito, se victimiza<br />

a la población civil, masifican, cosifican<br />

y transforman en delincuentes<br />

personas inocentes con necesidades<br />

socio-económicas notorias. En cierta<br />

medida el narcotráfico es un fenómeno<br />

generador de pobreza y violencia, que<br />

el prohibicionismo alimenta en vez<br />

de exterminar, y por otro lado es una<br />

hipocresía que Estados Unidos sea el<br />

que nuevamente está reescribiendo la<br />

historia del cannabis a nivel mundial,<br />

regulando el uso medicinal y recreativo<br />

en Washington, Colorado, Alaska,<br />

el Distrito de Columbia, Oregon, Ohio, y<br />

Pensilvania, entre otros estados de la<br />

unión. Debemos ser nosotros, pueblos<br />

latinoamericanos, los que debemos<br />

unir nuestras voces y hacer crecer<br />

nuestra economía y bienestar social<br />

con los beneficios que trae el cannabis,<br />

darle la cara al tema y no ocultarlo

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