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NOTAS DE CULTIVO
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TIEMPO DE CAMBIAR EL TIESTO
EMIGRAR ES
LA FORMA DE
LUCHAR
Transplantar es un momento clave en el cultivo de
cannabis. Es un asunto de raíces. En cualquier momento las
plantas dejarán de aprovechar el espacio. Entonces deberás
migrar de contenedor. por Demian Khalo
La plántula como tal empieza cuando
el primer brote, esa puntita verde,
asoma de la semilla hinchada y termina
con unas raíces bien desarrolladas
y cuando menos con dos hojas
desarrolladas. Las mías quedan
hasta los quince centímetros en el
jiffy o en las botellas pet cortadas
que suelo usar. Corto la botella al
medio, en su base coloco un cuarto
litro de tierra y la parte suelta de la
botella se la coloco a la base para
que los primeros días la plantulita
tenga su buena dosis de humedad.
El fundamento dice que el primer
transplante debe ser rápido, las raíces
se estrujarían al no encontrar
más lugar, empezarían a ahogarse
haciendo círculos en sí misma.
Ese impulso de gran crecimiento en
pocos días está bueno que lo reciba
un nuevo contenedor más adecuado
al momento. Ahí es cuando transplanto,
cuando siento que la fuerza
radicular es imparable.
Uso un cuarto litro de humus y listo.
Creo que es suficiente. Hay quien
usa su propia solución nutriente. Yo
creo que la tierra base, una buena, y
el agua, le dan lo necesario. No soy
de preocuparme mucho por estos
detalles. El único detalle que cuido
es la limpieza. Todo limpio, desinfectado
con aspersor y un trapito tipo
esponja y con otro lo seco, diariamente.
Las plagas se alimentan de la
basura más insignificante. Con ver a
las moscas uno ya se da cuenta, no
necesito microscopio. Por lo general
a las dos semanas la plántula ya deja
de ser tal y empezó el crecimiento
vegetativo de la planta, propiamente
dicho. En Jiffy o lana de roca, el
momento del transplante es fácil de
ver, asoman las raíces.
Para transplantar mis plantitas me
fijo en que esté vigorosa, que haya
dado un paso importante, con tres
pares de hojas quizás. El transplante
lo hago a última hora del día. Me da la
impresión que la noche le hace bien,
dormir la prepara mejor para el nuevo
reto, para el del contenedor. Pero además
la luz es muy complicada para
las raíces durante el transplante. Las
raíces no pueden quedar en contacto
con la luz. De hecho, aunque
las macetas predefinitivas donde las
tengo están bien forradas de blanco,
al día siguiente no verán luz solar
directamente, porque se estarán
acomodando a la nueva situación y
como todo lo importante en la vida,
requiere su adaptación.
Para dar vuelta el primer contenedor
dejo de regar un día antes, cuando
menos, para poder calzar el frágil
tallo de la planta entre mi dedo índice
y el mayor, dar vuelta la maceta
y casi sin hacer fuerza alguna, más
que una palmadita en el culo de la
botella, la planta queda con el ápice
apuntando al piso, suelta, en mi
mano, pidiendo ella misma el cambio
de contenedor, la vida sonríe. Y
de ahí derecho al nuevo contenedor.
Siempre está bueno mirar que no
haya lesiones, una raíz amarillenta
o marrón habla de algún problema
radicular, que seguro, será un problema
en algún momento no muy
lejano. Lo que pasa abajo influye en
lo que pasa arriba.
En el nuevo contenedor la espera una
base de arcilla expandida y algo de
sustrato, humus y arlita, todo bien
regadito, húmedo. No va a ser su
“suelo” definitivo. Porque cuando se
afiance un poco más irá a la tierra
directa, donde lo espera una capa
subterránea de compost devenido
en una tierra renegrida. Vivo en un
campo abierto al mar entonces los
vientos y los animalitos, incluso la
rapidez de las hormigas, podrían acabar
con mi pobre plantita en pocas
horas y cuando despierte todo se
podría ir al demonio. Hay quienes
ponen enraizante y está bueno. Por
lo generalísimo se la re bancan. El
cannabis tiene en su ADN todo para
crecer, luego irá al exterior y crecerá
como una demonia, así que mejor
dejarla en una maceta, para tenerla
controlada y también seleccionar las
plantas que mejor me parezca que
van a ir para adelante. Como ya van a
quedar afuera, porque la temperatura
está bien (nunca bajará de quince
grados durante las noches), estarán
protegidas por una media sombra,
le coloco un tutor, los vientos son
buenos para sus raíces, pero mejor
atarla un poquito. Luego chequeo
que el sustrato no esté seco ni muy
mojado y espero que sigan creciendo,
las dejo hasta el sexto nudo en una
maceta de 10 litros, es un capricho,
me parece que ya serán lo suficientemente
grandes y robustas para
enfrentar todas las amenazas que
hay ahí afuera.
Pero todavía están en su contenedor
momentáneo. Yo no le echo nada,
pero algo que le aporte fósforo puede
ser importante, es el momento en
que el nitrógeno y el potasio no son
tan importantes. Lo que sí uso son
hongos trichodermas porque son
beneficiosos para todo el cultivo,
especialmente en este momento de
transplante. Las plantas ya tienen el
tamaño y el porte necesario así que
se van a su agujero final, a su destino
final. Las transplanto cuando sé que
va a estar nublado unos días y que no
“PARA
TRANSPLANTAR
MIS PLANTITAS
ME FIJO EN QUE
ESTÉ VIGOROSA,
QUE HAYA DADO UN
PASO IMPORTANTE,
CON TRES PARES
DE HOJAS QUIZÁS”
habrá grandes vientos. Por mi tierra,
el verano es perfecto para eso, tiene
momentos de gran calma, como de
siesta. Todo fluye. La planta, yo y el
campo al atardecer que me regala
unos ricos cogollos. Transplante,
muchas gracias.