Ganesha-El-Dios-de-la-Sabiduria-Segunda-Parte-y-la-Iniciacion-del-Dragon

informado de la urdimbre del destino miró hacia
Juan [el Apóstol del Cuarto Evangelio], aquel cuya
cabeza se había apoyado en el Sagrado Corazón de
Jesús, y preguntó:
-¿Y éste qué?
-Si quiero que él quede hasta que Yo venga, ¿qué a
ti?
Y mucho se habla y dice acerca de la inmortalidad
de Juan a raíz de esto, pero se habla y se dice sin
saber qué es lo que de Juan permanece ni qué es lo
inmortal.
Esfuérzate pues en entender qué es lo que
permanece hasta que venga aquello que es YO." (De
"El Vuelo de la Serpiente Emplumada" de Nuestro V.M.
JUDAS DE KARIOT).
Esta "urdimbre del destino" que "apunta en tierras
Mayas", se ha tejido y se sigue tejiendo, con la Ayuda
del Dios del Cielo, en "el Mayab de los Andes" que será
"la cuna de la nueva civilización."
"... y aquello que Judas, el hombre de Kariot, hizo
presto fué sujetar su tiempo para que el Santo
Señor Jesús colocase acabadamente un hilo en la
urdimbre de este destino humano que apunta en
tierras Mayas hacia una nueva civilización y que
hace dos mil años únicamente conocía Él." (De "El
Vuelo de la Serpiente Emplumada" de Nuestro V.M. JUDAS
DE KARIOT).
Permanecer con "Juan" (El Verbo, la Palabra del Cristo
Íntimo, Interior) es haber logrado la Resurrección
Esotérica. Mas para poder Permanecer, necesitamos
tender el Puente entre el Camino de Pedro (que es la
Verdadera Castidad Científica, la Práctica del
Tantrismo Blanco, la Magia Sexual Blanca) y el Camino
de Juan (la Encarnación del Verbo, del Cristo), y ese
Puente es el Camino de Judas, que es la Muerte o
Desintegración de nuestros yoes o defectos psicológicos
en pensamientos, sentimientos y acciones "de instante en
instante, de momento en momento", continuamente,
permanentemente, durante toda la vida.
En el Libro del Apocalipsis (2:25-29), Nuestro Señor
JESÚS EL CRISTO pronuncia las mismas Palabras
"... Hasta que YO venga" (Apocalipsis 2:25), que significan
mantenerse firmes en la lucha contra la Bestia interior,
que es el Ego, el materialismo, el intelecto desprovisto de
verdadera espiritualidad, venciéndola a cada instante,
continuamente, dentro de sí mismos, guardando las
OBRAS DEL VERBO (simbolizado por Juan o EL
VERBO QUE QUEDA, que es Ser Fiel a la Palabra del
CRISTO NUESTRO SEÑOR), HASTA QUE "EL
LUCERO [¡EL LUCIFER!] DE LA MAÑANA"
NAZCA, SALGA Y RESPLANDEZCA EN
NUESTROS CORAZONES (La Segunda Epístola
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