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In Memoria Ildefonso Leal<br />
Los Teques, testimonios para su Historia (1997)<br />
Nacimiento del Régimen Municipal de Los Teques. Actas del Cantón Guaicaipuro,<br />
1853 (1998)<br />
El Primer Periódico de Venezuela y el Panorama de la Cultura en el Siglo XVII,<br />
(2002).<br />
Muchas de estas obras fueron reeditadas en diversos años y demuestran que Ildefonso<br />
Leal no fue músico de una sola pieza, por famosa que fuera.<br />
Siguiendo con el cuento, las cosas no estaban muy bien económicamente en la Madre<br />
Patria; la Dictadura de Francisco Franco no permitía mayores exquisiteces, la sociedad<br />
dormía y se mecía al vaivén de la agricultura, la ganadería y el turismo sin muchas<br />
pretensiones de modernidad. El pueblo español soñaba, trabajaba y rezaba, vigilado<br />
por su gendarme personal y eterno por la gracia de Dios. Leal solía contarme vivencias<br />
de su estadía allí –año 1958 al 60 creo– de sus investigaciones y de cosas curiosas.<br />
Imagínese usted –me comentaba–, yo recién graduado llego a Sevilla con una beca<br />
del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV, “con cierto<br />
temor –creo que innato de su personalidad y que le acompañó toda su vida- por joven,<br />
por recién llegado a un país extraño (nunca había salido de Venezuela) y, sobre todo,<br />
porque no sabía si la beca en cuestión habría de alcanzarme para los gastos generales, en<br />
particular por casado y con dos hijos pequeños que me acompañaron en todo momento”,<br />
me decía con cierta picardía, que aún yo no entendía.<br />
“Pues figúrese que me mudé a la zona más cara de la ciudad de Sevilla, en un edificio<br />
que tenía hasta penthouse y ¿A que no adivina quién se mudó al penthouse? Pues<br />
Ildefonso Leal y familia” me decía, con una carcajada, actitud por demás rara en él.<br />
“¡Ganaba yo como estudiante del doctorado de la Universidad de Sevilla más dinero<br />
que el mismísimo Rector, a mis hijos les puse sendos preceptores para que siquiera se<br />
molestaran en ir a los colegios, vida de ricos” –me decía–, y era la Venezuela de 1958 y<br />
la España del mismo momento. La rueda de la Historia a veces parece más una rueda<br />
de la fortuna pienso hoy.<br />
Quisiera recordar aquí también otra anécdota que me pareció muy curiosa. En el<br />
Archivo General de Indias Ildefonso Leal conoció al famoso historiador nicaragüense<br />
Carlos Molina Argüello a quien admiró mucho por la constancia en sus visitas a la<br />
sala de consulta, “ha sido, creo yo –decía Leal– el historiador más asiduo en ese archivo;<br />
como cuarenta años ininterrumpidos duró allí”.<br />
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