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<strong>BOLETÍN</strong> DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA<br />
Farías para finales de noviembre, carecía de elementos para desenvolverse en el<br />
marco de una guerra, tenía cortadas las comunicaciones marítimas y terrestres, debido<br />
a que el Comandante Antonio Pulgar operaba desde la Grita, y los Puertos de<br />
Altagracia 78 y las fuerzas navales y el Castillo cerraban la salida del lago 79 .<br />
El ocho de diciembre las fuerzas constitucionales dieron un golpe fuerte a las tropas<br />
reformistas, el Secretario de Guerra y Marina informaba que la escuadrilla constitucional<br />
había inutilizado los buques armados de los disidentes, influyendo así en el<br />
pronto restablecimiento del orden legal en aquella importante Provincia 80 .<br />
Para el 12 de diciembre el segundo jefe del ejército constitucional, general Mariano<br />
Montilla, autorizado por el propio primer jefe, el general José Antonio Páez, diseñaba<br />
tácticamente una estrategia para lograr en breve tiempo enfrentar y disipar al resto de<br />
los facciosos que estaban guarecidos bloqueándolos por tierra y mar 81 .<br />
78<br />
El 29 de noviembre en una comunicación dirigida al General José Félix Blanco, comandante de armas y de<br />
operaciones de la Provincia, por el comandante Manuel Oliva, evidenciaba cómo iba en constante reducción las<br />
personas adeptas al movimiento de Farías, ya no se ofrecía una resistencia feroz y empedernida, con tropas armadas,<br />
resultaba ahora pequeñas grupos armados, que llegaban a treinta personas que huían a caballo, mientras las tropas<br />
constitucionales se acercaban, y en una rápida acción, se controlaba el este de la provincia. Veamos lo que se indicaba<br />
al respecto el comandante Manuel Oliva: “Sobre mi marcha tuve avisos de que se encontraban aún en el Hato de<br />
Ancón de Colina e inmediatamente me puse con el señor Comandante Jiménez y veinte carabineros al galope sobre<br />
dicho hato en donde los alcanzamos; verlos, cargarlos, y rendirlos fue todo obra del momento, siendo tanto el asombro y<br />
cobardía de estos miserables, que apenas hicieron seis u ocho tiros; el comandante Meléndez, siguió a escape en un famoso<br />
caballo; pero perseguido por dos carabineros se echó al suelo y huyó al monte, abandonando el caballo. Concluida esta<br />
operación me acampé y a las cuatro de la tarde regresé con la infantería a este punto, dejando al Comandante Jiménez<br />
órdenes de seguir al anochecer de hoy sobre las Cabimas con treinta caballos y la piragua Carmona por la costa, con<br />
el objeto de disolver una guerrilla de facciosos de veinte hombres que hay allí y traer todo el armamento que pudiera<br />
reunir. El resultado de esta marcha es haber tomado a los enemigos, veinte y cinco fusiles y, diez y ocho hombres de tropa<br />
y dos oficiales y haber libertado toda la costa del este del poder insoportable de estos bandidos.” En: “Comunicación<br />
de la Comandancia de Operaciones de la Provincia al señor General José Félix Blanco, Comandante de Armas<br />
y de Operaciones de la Provincia”, 29 de noviembre de 1835, Documentos para los Anales de Venezuela (Segundo<br />
Periodo), Tomo Segundo, pp. 73-74.<br />
79<br />
Francisco González Guinan, Historia Contemporánea de Venezuela, Tomo II, p. 439.<br />
80<br />
“Resolución del Ministro de Guerra sobre las precedentes comunicaciones de Maracaibo”, Caracas a 6 de diciembre<br />
de 1835, Documentos para los Anales de Venezuela (Segundo Periodo), Tomo Segundo, p. 71.<br />
81<br />
El 13 de diciembre marcaba definitivamente para el General en Jefe de los Ejércitos del la República, la necesidad de<br />
restablecer el orden constitucional en Maracaibo, ese día desde el Cuartel General en Maracay, dirigía una proclama<br />
con atención especificas a los “Maracaiberos”. En dicha proclama se manifestó que sólo cuando fue concluida<br />
en Oriente la pacificación, el gobierno enviaba fuerzas suficientes para respetar “La Constitución de 1830”, en<br />
ella estuvo expresa que el gobierno lamentaba las continuas desgracias ocurridas en Maracaibo y que desde este<br />
momento el propio General Páez, así como había obrado en sus actos en Valencia, Lajas y la Laguna de Pirital en<br />
donde “sin derramamiento de sangre” sometía a la Ley, a quienes habían alterado el orden. La proclama es una<br />
expresa advertencia ya que indica que los facciosos en caso de no someterse a las armas nacionales, el nombrado Jefe<br />
Constitucional Mariano Montilla tiene autorizado utilizar todos los medios coercitivos para ello. La advertencia<br />
era clara, el envío de las tropas constitucionales significaba el acto de reconocimiento de que las acciones de Farías,<br />
revestían unos caracteres de peligro regional con influencia en la vida social del país. Incluso el propio Páez en la<br />
proclama aboga, que por ser tan afectos el pueblo maracaibero a Montilla deben “Oídlo y llenarles vuestro deber”.<br />
Toda esta proclama en su conjunto indicaban que los días de Jefe Militar y Civil de Maracaibo estaban contados<br />
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