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ESTUDIOS<br />
en sus exhortaciones y platicas la estrecha cuenta que de esta y otras irreverencias<br />
han de dar a Dios Nuestro Señor, vengador de los agravios y menosprecios que se<br />
hacen a su santa casa” 68 .<br />
Las supersticiones 69 y otras creencias al margen del dogma religioso forman parte<br />
de las preocupaciones del Obispo. Por ello insiste en referirlas y condenarlas como la<br />
tan extendida creencia de que realizar matrimonios los días martes trae mala suerte:<br />
“Informados de que varios feligreses del presente Distrito que se hallan en disposición<br />
de contraer matrimonio rehúsan celebrarlo en martes preocupados de la vana<br />
creencia de que ejecutándolo este día se le preparan fatales sucesos: ordenamos y<br />
mandamos a los referidos curas les exhorten y amonesten a que depongan tan ridículo<br />
concepto y otra cualesquiera vanas observaciones como enteramente opuestas a<br />
la solidez y pureza de nuestra santa fe católica” 70 .<br />
Los juegos de envite, los naipes, la apuesta de gallos y cualquier otro recurso para<br />
perderse en el ocio es tratado dentro del tema que hemos denominado como “providencias<br />
mundanas”, especialmente si son realizadas a propósito de festividades religiosas<br />
en las que finalmente se desprecia a los santos. Don Mariano Martí es claro: la<br />
feligresía debe insistir en acciones piadosas que la conduzca a su salvación:<br />
“Por cuanto hemos entendido que en los oratorios públicos de este distrito y principalmente<br />
en el territorio nombrado el Papelón donde hemos visitado una pequeña<br />
capilla dedicada al glorioso Apóstol San Pedro a cuya veneración se hace en su propio<br />
día función de misa cantada concurre con este motivo mucho gentío de ambos<br />
68<br />
Ibídem, p. 139.<br />
69<br />
Como las de parturientas y comadronas a la hora del parto: “las que llaman comadres o parteras, entre varios abusos,<br />
tienen el de poner a las parturientas un sombrero negro o sobre el vientre el pie de uno que se nombre Juan, para<br />
facilitar el parto”. Ibídem, p. 65. Particularmente interesante es esta providencia que dicta el Obispo en Altagracia:<br />
“Estando informados de que entre estos feligreses se ha introducido la depravada y diabólica costumbre de usarse de algunas<br />
oraciones supersticiosas en lo que ellos llaman ensalmos de las criaturas enfermas creídos que tienen virtud eficaz<br />
para restituirlas de salud: que también están persuadidos a que el compadrazgo o comadrazgo que dicen de voluntad es<br />
más apreciable y superior que el del bautismo y confirmación; y que asimismo por la simplicidad ignorancia y falta de<br />
reflexión hay entre dichos feligreses la vana creencia de que el canto del ave nombre dado Guacagua o Tititigí o el del<br />
Gallo a prima noche es indicio cierto de que ha de morir alguno, o que se han dado puñaladas en el pueblo, o que vienen<br />
guerras: ordenamos y mandamos bajo la pena de excomunión que ninguna persona se atreva a usar de dichos ensalmos,<br />
ni a rezar las tales oraciones, y que si algunas las tuvieren las entreguen desde luego al cura de esta iglesia para que las<br />
remita a nuestro provisor; y que igualmente en frecuentes pláticas y exhortaciones procure desarraigar de sus feligreses la<br />
detestable persuasión de que el compadrazgo de voluntad es preferente al del bautismo y confirmación, cuando en realidad<br />
no hay tal compadrazgo, y que sin duda esta invención los une un lazo del demonio para que con el disfraz de este<br />
tratamiento usen de acciones y palabras licenciosas; amonestándoles también a que depongan la vana creencia del canto<br />
del ave Guacagua o Titirigí y del Gallo por la ninguna proporción o conexión que tiene con los efectos que se figuran y por<br />
ser enteramente repugnante y contraria a la solidez y pureza de nuestra religión”. Ibídem, p. 422.<br />
70<br />
Ibídem, p.190.<br />
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