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Excodra VII: El futuro

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pronunciar, en cada pausa, en cada refrigerio, pasaría a su memoria como la frase que<br />

Mao jamás llegó a oír de su boca. Hubiera querido romper filas y detenerlo, pedirle<br />

con educación una audiencia, se llamaba Abimael Guzmán Reinoso, representante del<br />

Partido Comunista del Perú, discípulo de José Carlos Mariátegui, marxista, leninista<br />

y admirador de la Revolución China. Era hombre de acción, como él, y creía<br />

firmemente en la guerra popular; estaba preparado, junto con otros revolucionarios, a<br />

declararla en el Perú, solicitaba su asesoramiento, una voz de aliento bastaría. No<br />

hubiera podido negársela, habría saludado su gallardía, hacían falta hombres<br />

decididos como usted, dispuestos a liderar la batalla contra el imperialismo. Llegaron<br />

a un acuerdo, consiguieron fijar un momento después de la comida, breve, eso sí, no<br />

tenía tiempo, debía marcharse cuanto antes a Beijing, pero era todo oídos. Abimael le<br />

ayudaría a empacar, podría acompañarlo hasta la misma aeronave que lo trajo,<br />

resolver sus dudas sobre la situación en América latina, sabía que le interesaba la<br />

zona, el Perú era un lugar fecundo para la expansión del comunismo internacional, se<br />

trataba de un país de campesinos, como China, la clase obrera, a falta de industria, era<br />

ínfima. <strong>El</strong> resto de camaradas se asombraron de que el Gran Timonel se dignara a<br />

escucharlo, Abimael volvió a su lugar orgulloso, aliviada su piel del calor que la<br />

había abochornado y cuya tibia humedad aún empapaba su camisa por la espalda.<br />

Le venía de su tiempo de estudiante aplicado, esa respetabilidad, ese arrojo, esa<br />

entereza le habían generado enemistades en La Salle, su escuela, no cabía duda de<br />

que sin dichas cualidades los desfiles y otras actividades habrían carecido de la<br />

organización y la pulcritud que merecían. Voluntad, firmeza y tenacidad indoblegable<br />

son esenciales para la lucha y el desarrollo personal. Sin duda Mao lo habría notado y<br />

ansiaba recabar información, cuán avanzado estaba eso de la guerra popular en los<br />

Andes, ¿con qué aliados contaba? ¿Harían falta hombres, armas, estrategia? ¿Qué<br />

países podrían sumarse a la lucha? ¿De qué terreno estaban hablando? ¿Estaban<br />

dadas las condiciones? No hay que olvidar que la práctica está sujeta a la teoría, la<br />

política manda a las armas, no al revés, ¿estaba todo ello consolidado? ¿Quiénes eran<br />

los enemigos, además del Imperialismo?<br />

Una vez en el comedor, sintió que Mao lo buscó al ingresar escoltado por una discreta

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