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Excodra VII: El futuro

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FICCIÓN<br />

Cynosarge 2.0<br />

Alrededor de un no <strong>futuro</strong><br />

“Ser feliz significa poder percibirse a sí mismo sin temor”<br />

Walter Benjamin.<br />

La primera regla en Cynosarge 2.0 es que no hay reglas en Cynosarge 2.0. La<br />

segunda regla en Cynosarge 2.0 es que uno debe ser consciente que no hay regla<br />

alguna en Cynosarge 2.0. La tercera regla está esculpida en el frontispicio de una<br />

nueva y posible virtud: Hay que desaprender. Para ello hay que tomar conciencia de<br />

uno mismo: “No sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el<br />

contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones, sois la mierda cantante y<br />

danzante del mundo”. Así espolea la conciencia el personaje Tyler Durden en el film<br />

<strong>El</strong> club de la lucha (fruto de la novela homónima de Chuck Palahniuk). Tyler Durden<br />

es el Diógenes enloquecido de los nuevos tiempos que pone a uno en su sito de un<br />

puñetazo. Pero más allá de los golpes nihilistas de Durden está el comienzo de todas<br />

las cosas. Para desaprender podemos tomar las palabras de Antístenes en boca de<br />

Estobeo, que al preguntarle cuál era el conocimiento más necesario, Antístenes dijo:<br />

“Desaprender el mal”. Por medio de la superación de las normas regresamos a la<br />

animalidad (en positivo), al desarraigo y a la expulsión de lo superfluo. Ese regreso a<br />

lo primitivo también lo encontramos ya en las primeras teorías anarquistas chinas del<br />

siglo III d.C. Xi Kang y Bao Jingyan, que como los cínicos discuten el lugar que se le<br />

ha dado al hombre, teorizan sobre ese regreso natural y la reconciliación con los<br />

primeros tiempos, donde el mundo ya no puede considerarse sobre la esterilidad<br />

espiritual de los medios y los fines: “Al reconciliarse con los tiempos salvajes de la<br />

humanidad primitiva, desbordan el mundo de la separación ficticia operada por la<br />

sociedad y sellada por el sacrificio para acceder a la divinidad. En una palabra, se

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