Excodra XVI: La lucha
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¿recuerdas?<br />
los viste concluir.<br />
abrochándose las pieles desabotonadas de nuestros animales, y discretos, nos<br />
asombrábamos de su paraguas siemprenegro. extendiéndolos empezaban a<br />
caminar. pocos pasos después se detenían frente a la ventana.<br />
tú ya habías dibujado a carboncillo tantos orificios y tan inmensos como el<br />
cuenco vacío y aletargado de tus ojos; por entonces tenías un péndulo por<br />
corazón y solidario habías asignado un tragaluz por cabeza.<br />
dos, quizá tres, pasos más y pegaban sus caras sobre la cristalera hasta<br />
desfigurar el rostro amigo; sonreían de ese modo.<br />
–estáis locos, nunca llueve a mediados de mayo y así un día y otro<br />
día, y otro más.<br />
repetitivos como el olor a sexo de los escorpiones; supusimos la importancia del<br />
amo, el fluido nacarado de sus encías. se tiritaba y él para quitarnos el frío nos<br />
ofrecía sus sábanas mojadas, así lo habían vaticinado en nuestra vigilia y así es<br />
como lo trazo.<br />
GB