La Tentación de Esquisto

| La Tentación de Esquisto. Capitalismo, democracia y ambiente en la Argentina no convencional
“Donde hay un pozo hay un derrame”
Los Campo Maripe nos llevan a recorrer el territorio. Sus casas están ubicadas
a un lado de la ruta, sobre la zona del Valle. Del otro lado está la meseta
y la invasión petrolera. Ahí tienen sus “puestos”, lugares desde donde
mantienen la histórica actividad ganadera. “Yo acá tengo ovejas, pero no
son muchas, gallinas, las vacas y las chivas. ¡Ah!, y caballos también. Nosotros
éramos libres acá, con los animales los largábamos para cualquier
lado, a la tarde salía, les daba una vuelta 142 y ya listo. Y ahora no, no tengo
más espacio para los animales. Estoy medio arrinconada con las petroleras
y con las torres”, cuenta Susana Campo.
Además de la ganadería, muchos de los miembros de la comunidad,
así como el resto de la gente de la zona, trabajan para las petroleras, principalmente
para las empresas de servicios. El mismo Albino Campo,
lonko [líder] de la comunidad, trabajó para una empresa de remediación
ambiental. “Es lo que la gente hace acá para vivir”, dice. Mientras recorremos
los pozos, entre las decenas de torres y cientos de containers con
agua y químicos, dos de las hermanas Campo nos van contando su historia:
“Mucha gente del pueblo dice ‘los indios nunca habían reclamado
nada, ahora están por la plata’. Pero, claro, ¿para qué íbamos a reclamar?
Si acá teníamos a los animales libres, no teníamos ningún problema”.
Después nos invitan a tomar mate a una de sus casas. Somos más de
diez personas en torno a la mesa, aunque las que hablan son las autoridades
de la comunidad. “Comenzaron a trabajar de la noche a la mañana en
nuestro territorio”, cuenta la werken [vocera] del lof, Natalia Izaza: “Antes
de que se firmara el acuerdo [entre YPF y Chevron], instalaron dos torres
en la zona de la meseta y ahí empezó nuestra lucha. Ahora YPF quiso
sentarse a dialogar, pero en ese momento no hubo consulta previa para
instalar las torres, fue llegar e instalarse como en tierra de nadie”.
Esas dos torres fueron tomadas por la comunidad, en conjunto con
la Confederación Mapuche y otras organizaciones aliadas, el 16 de julio
de 2013. “Nuestra reivindicación es por 12 mil hectáreas”, cuenta el
lonko Albino Campo; “el gobierno quiso decir que en la zona del acuerdo
nunca hubo puestos, pero nosotros teníamos allá nuestras rukas [casas]
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Los arreaba.
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