La Tentación de Esquisto

Capítulo II |
todavía funciona en gran parte gracias a las obras de responsabilidad
social empresaria.
El intendente es lúcido: “Allí donde más se ha avanzado por el momento,
es en la generación de ingresos del sector privado”. Mientras que
una empleada convida mate, Díaz hojea la lista de las últimas licencias
que concedió en el pueblo. Contratistas de toda talla y origen: Lorena
Gutiérrez proviene de Mendoza, desea vender verduras en el barrio El
Mirador; Gustavo Rodríguez propone “la nueva tecnología en materia
de protección de instalaciones y de ciudades petroleras”; Silverio Manfio,
un contratista local ya activo en el sector petrolero, prepara la puesta en
servicio de apartamentos para ejecutivos de la empresa Total. Seguirán
locales comerciales, un supermercado, una unidad hotelera y otras residencias.
Su jefe de obras explica este apuro: “El desarrollo del no convencional
es explosivo, hay que saber sacar provecho”.
Fuga
El 2 de septiembre de 2014 a las dos y media de la mañana resuena la sirena
de Añelo. Los dos viejos vehículos de los bomberos se agitan en la caótica
carretera que conduce a la zona de explotación, uno de los pozos de Loma
Campana tiene una fuga de gas a alta presión. La torre de perforación se
tambalea. La empresa Lockwood intenta detener la fuga inyectando lodo
de alta densidad, pero no lo logra. Después de dieciséis horas de lucha, el
pozo es sellado con cemento.
Roberto Chumbita, un obrero de la empresa de perforación DLS, fue
evacuado a Añelo. Disimula mal su inquietud. Acababa de comenzar su
ronda cuando se produjo la fuga en un pozo vecino. “Para reducir los
tiempos de perforación utilizamos un método llamado casing drilling
(perforación con revestimiento). Una de nuestras válvulas cedió a 2 100
metros de profundidad. Toda la emulsión que estaba en el pozo fue expulsada:
cerca de 70 000 litros de diésel y de sustancias químicas”. ¿Quién
es responsable de este incidente? “Difícil de decir. La concesión pertenece
a YPF-Chevron. DLS realiza las perforaciones y creo que es Weatherford
quien verifica las válvulas. Todo bajo la supervisión de Schlumberger…”.
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