Cepal
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CEPAL 2016<br />
El comportamiento de la demanda agregada es clave en la decisión<br />
de invertir debido a su impacto en las expectativas de rentabilidad.<br />
Dos factores que han contribuido de forma decisiva a debilitarla son<br />
el aumento de la desigualdad y el creciente peso del sector financiero.<br />
En las economías desarrolladas y en algunas de las economías<br />
en desarrollo, la desigualdad está en su nivel más elevado en 30 años<br />
(OCDE, 2011 y 2015b), lo que se refleja en el aumento del coeficiente<br />
de Gini antes comentado (véanse los gráficos I.3 y I.4) y de la relación<br />
entre el ingreso medio del decil más rico y el ingreso medio del decil<br />
más pobre. Entre 1985 y 2013, en los países de la OCDE, el ingreso<br />
medio del decil más rico pasó de septuplicar al del decil más pobre<br />
a ser diez veces superior a este. Otro indicador del aumento de la<br />
desigualdad es la participación salarial en el PIB, que en las economías<br />
más avanzadas cayó del 63% en el período 1960-1980 al 56% en 2012.<br />
El aumento de la desigualdad es aún más notorio en términos de la<br />
riqueza. Según Credit Suisse (2015), el 1% más rico de la población de<br />
Europa Occidental posee el 31% de la riqueza, mientras que el 40%<br />
más pobre posee solo el 1%.<br />
El mayor aumento de la desigualdad se produjo en las décadas<br />
de 1980 y 1990, un período caracterizado, en el mundo desarrollado,<br />
por la simultánea reducción de la volatilidad de la inflación y de la<br />
tasa de crecimiento del PIB. La gran moderación terminó al colapsar<br />
Lehman Brothers en septiembre de 2008, lo que marcó el inicio de la<br />
crisis financiera mundial. Una tendencia similar se observa en los países<br />
en desarrollo, cuyos niveles de desigualdad son mucho mayores<br />
que los de los países desarrollados. Entre 1990 y fines de la década<br />
de 2000, los coeficientes de Gini pasaron de 0,38 a 0,40 en las regiones<br />
en desarrollo.<br />
Los sistemas impositivos y de protección social no han corregido<br />
las tendencias al aumento de la desigualdad (Vieira, 2012), sobre todo<br />
en América Latina y el Caribe. Mientras que los países de la OCDE,<br />
mediante los impuestos y las transferencias, logran en promedio una<br />
reducción del 35% del coeficiente de Gini del ingreso de los hogares,<br />
en América Latina esa reducción es de solo el 6% (Amarante, 2015).<br />
La desigualdad genera una menor capacidad de consumo que, si no es<br />
compensada por el aumento de la inversión, implica una desaceleración<br />
de la demanda agregada.<br />
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