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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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<strong>Enigma</strong><br />

<strong>Los</strong> <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong><br />

María Paula Villa


Argumento<br />

Caroline camina por el borde del suicidio, aguarda temerosa a<br />

que el miedo le dé la razón. No tiene a nadie que atraviese las<br />

paredes de silencio en las que se encuentra, porque teme<br />

compartir con persona alguna lo que ve. Las apariciones se<br />

hacen más frecuentes y brutales, pero entonces conoce a Tom<br />

quien no dejará que se pierda. Un trato los obligará a estar<br />

juntos.<br />

El enigma comienza desde una familia de alto prestigio que fue<br />

asesinada hace más de un siglo, las pruebas no lograron revelar<br />

al asesino, sin embargo, Caroline lo intentará; ha prometido<br />

encontrar el nombre de asesino de Tom y su familia.


4<br />

Trato<br />

Usted es muy amable, pero es una labor del todo difícil y no<br />

se asemeja en lo más mínimo con lo que hice por usted.<br />

Estaríamos disparejos, sin mencionar que requeriría de mi<br />

ayuda y presencia en ello también se opuso.<br />

A mí no me molestas… eres… bueno. Si me dejaras ayudarte<br />

no me rendiría hasta saberlo. Por favor. Quiero hacerlo <br />

insistí.<br />

Se tomó varios segundos para considerarlo.<br />

Está bien. Siempre y cuando me permita serle de más ayuda<br />

con lo que usted necesita saber concordó.<br />

¿Sería como un trato? Inquirí.<br />

Sí, es un trato susurró.


5<br />

Prefacio<br />

Vi por primera vez a aquel al que llaman la Muerte, vi por<br />

primera vez al protagonista de mis pesadillas, quién da óbito<br />

cuando tiene sed. Es irreversiblemente irrecuperable cuando<br />

escribe el nombre en su lista.<br />

La niebla lo visualizaba como una mancha negra y opaca a lo<br />

lejano; por un momento dudé de acercarme, su asqueroso<br />

aroma dominaba en soplo del aire, y una corriente maligna y<br />

nefasta en todos sus ángulos con la que no me había topado<br />

antes en otra presencia se ponía en forma de guardia para<br />

impedirme el paso. Sentí su sed de alma, de miedo, todo en él<br />

indicaba peligro, la peor de la circunstancias. Perverso, ruin y<br />

vil era su aura que lo acoplaba. En ese momento no estaba<br />

pensando en el peligro.


6


Índice<br />

Apertura……………………………………………………..9<br />

Apariciones…………………………………………………24<br />

Presencia anónima………………………………………… 37<br />

Manuscritos………………………………………………....61<br />

Perfume de la muerte………………………………….……67<br />

Su nombre………………………………………………….75<br />

Cúspide……………………………………………………..83<br />

La vieja casa………………………………………………...89<br />

Sangre……………………………………………………....95<br />

Las ruinas………………………………………………….102<br />

Indicios……………………………………………………110<br />

Marie Crusoe…………………………………………...….117<br />

La carta……………………………………………………125<br />

Señales…………………………………………………….133<br />

Presagio…………………………………………………...140<br />

El regreso…………………………………………………154<br />

El testamento……………………………………………...161<br />

El funeral………………………………………………….170<br />

Entidades………………………………………………….178<br />

Cumpleaños……………………………………………….188<br />

Reminiscencias…………………………………………….198<br />

La parca…………………………………………………...204<br />

Agüero…………………………………………………….225<br />

Temor vivo………………………………………………..232<br />

Lazo roto………………………………………………….239<br />

Nacer, amar y morir……………………………………….246<br />

Secretos…………………………………………………...254<br />

El ataúd…………………………………………………...260<br />

El retorno…………………………………………………266<br />

Agradecimientos……………………………………..……272<br />

7


8


9<br />

Apertura<br />

Sucumbiría en fuego, probaría lo bastante la avidez como para que el<br />

gozo se diera vuelta de página, del otro lado de lo sublime yace lo<br />

despreciable, detrás de cada cosa, lo adverso. En mi pecho latiría el<br />

vacío, de mis ojos derramaría la perdida, en mis manos sostendría el<br />

suicidio.<br />

Debería regresar al pasado, más servilmente al momento de la<br />

apertura, cuando tenía solamente cinco años de edad, ¿por qué<br />

aquella vez? Es algo a lo que no le he podido dar un significado,<br />

como si hasta el momento… no hubiese dictámenes. En tal caso, el<br />

comienzo se asocia con un término, una palabra que estremece cada<br />

célula de mi cuerpo y estruja mis huesos. “Miedo”, tan común, tan<br />

pasajero, sí; solo que en mi vida se desata con un poder<br />

descomunal, aliado a mí, como un aura oscura encima de mí que me<br />

persigue a donde quiera que vaya; y fenece mi vida.<br />

Recuerdo una noche taciturna, dormía profundamente en mi<br />

habitación, por aquellos días conciliaba muy bien el sueño. Cuando<br />

un estruendo llamó mi interés; me imaginé al gato, buscando entre<br />

las ollas en la cocina, esa fue la sensación que me provocó, el primer<br />

pensamiento que atravesó mi cabeza. Con ello en mente el miedo no<br />

podía perpetrar, así que me levanté de mi cama para echar un vistazo<br />

y traerlo conmigo. Había un pasaje en esta habitación, con unas<br />

escaleras que descendían estrechamente hasta el primer nivel; nunca<br />

antes me habían parecido de aspecto sombrío, aunque<br />

elocuentemente se mostraba de ese modo, un espacio al que ninguna<br />

luz alcanzaba, y la humedad se había impregnado a las paredes. De<br />

cualquier modo, bajé todos los escalones, hasta un pasillo que<br />

conducía linealmente hasta la cocina.<br />

Se extendió un crujido feroz, bestial, no era algo humano ni natural,<br />

y a su escolta una sensación nueva; un frío mortecino que erizaba<br />

toda la piel en forma escalofriante. Me quedé parada allí, en la mitad<br />

de aquel pasillo sombrío y oscuro, contemplando la puerta de<br />

madera de la cocina ligeramente abierta, e iluminada debido a la<br />

enorme ventana que daba con el jardín. El candor que me cubría<br />

puso lejos de mí toda duda, la inquisición iba a la cabeza.


10<br />

<strong>Los</strong> enseres de la cocina gruñeron estruendosamente otra vez, cuan<br />

extraño, mis padres nunca escucharon los escandalosos ruidos.<br />

Ignorando esa cuestión caminé sin preámbulo por el pasillo<br />

repudiando las advertencias de mi mente. Y nada, absolutamente<br />

nada se desarrollaba allí; como si todo hubiese sido maquinaciones<br />

de mi mente. Abstracta, me di vuelta para ir de retorno a mi cama;<br />

crucé el umbral, en el pasillo se rompió el candor, por primera vez<br />

un miedo vagabundo se apoderó de mí, algo hostil llamó a mi<br />

hombro; conocí la petrificación por el helaje del miedo, y batallé,<br />

solo así reuní hazaña para volver el rostro, y bueno, lo que vi fue tan<br />

crudo que trato de olvidarlo.<br />

Todo el tiempo, de mañana a fin, me rodean esas apariciones de<br />

fantasmas, demonios, se alimentan de mí, y lo defino como un<br />

infierno en vida.<br />

Soy… diferente, con un especie de don, si así se le puede nombrar, y<br />

funciona de modo tal que luego de ver a una persona “ya muerta” mi<br />

mente entra en visión, veo el sufrimiento, la angustia que padecieron<br />

esas almas, a veces desde sus propios ojos; veo a detalle el momento<br />

de sus muertes, cada detalle como si yo hubiese sido testigo allí;<br />

sus… gritos desgarradores, aun retumban en mi oído como un eco.<br />

Me han sumergido en el miedo, a los inicios del abismo, con<br />

suficientes medios para enloquecer o… llevar al… suicidio, ¿cómo<br />

he soportado? No lo sé.<br />

Entré en visión, mis pies ardían bajo el suelo de piedra caliza que<br />

estaba al rojo vivo, la temperatura de mi cuerpo tal vez estaba a<br />

doscientos grados, probablemente más, el dolor que ese ardor me<br />

producía era agonizante, nada puede comparársele, ni existe una<br />

término para definirle. En mis reminiscencias brota el macabro<br />

escándalo; y las olas de aire que cortaban la carne como cuchillos,<br />

pero no había una herida como tal, solo la sensación, pero este dolor<br />

era casi nulo delante del ardor. Aun me estremezco con las imágenes<br />

de mi memoria.<br />

Las almas condenadas caminaban por un infinito valle oscuro. En lo<br />

más alto, pero iluminado por las llamas interminables que cubrían<br />

todo, se formaban para pasar entre estos demonios, sus carcajadas


11<br />

ponían a exposición el gozo que a estas criaturas les causaba<br />

torturarlos.<br />

Solo estuve allí por unos segundos, pero bastaron para extinguir todo<br />

rastro de euforia, y nada quedó, desde aquel día comenzó.<br />

Temo mirar hacia cualquier ángulo, están en algún lugar y cuando mi<br />

miedo brota, es cuando deben alimentarse. Le temo a la pintura<br />

colgada en el estudio de mi padre, sé que hay algo allí disuelto entre<br />

los oleos, que provoca que de los ojos del protagonista, broten<br />

lagrimas; le temo del mismo modo a la noche, a los rincones donde<br />

la luz no llega, y a aquel pasillo por el cual ya no tránsito, pero ¿Qué<br />

pude ser peor al miedo que crece en mi interior con cada año? No sé<br />

cómo pararlo, no tengo ni una pista, nada cercano que se asemeje a<br />

la cura. Veo como las cosas se deterioraran cada día, en mudez, sin<br />

nadie próximo, mis padres no me creyeron cuando intenté<br />

refugiarme en ellos, fue gastar aliento en decirles. Mi madre,<br />

Margaret Thompson, a quien había acudido desesperadamente en<br />

una irrevocable insistencia por encontrar ayuda, ignoraba mis<br />

palabras. Mi padre, Peter Thompson, es un hombre escéptico, se<br />

apoyaba en la teoría de que solo era una necesidad persistente de<br />

atención ¿atención? Al cumplir los diez años de edad abandoné la<br />

esperanza de que alguien me creyera y no hubo más que hacer que<br />

reprimir los miedos.<br />

El cuatro de enero de dos mil diez, fue una fecha para destacar.<br />

Aquel día era lunes en la tarde y preparaba las últimas cosas que<br />

necesitaría en mi viaje de vacaciones, estaría un tiempo en<br />

<strong>Van</strong>couver con mi hermano Thomas y un primo, Dux, en donde su<br />

padre, Bruce, quien llevaba mucho tiempo insistiendo este viaje.<br />

Convenimos esta vez.<br />

Mi hermano, él tiene once años, tiene el cabello terso y de un marrón<br />

dorado que a veces destella cuando el sol le cobija; los ojos son<br />

verdes como los de mi madre, la glotonería no ha conseguido<br />

aumentar sus medidas; sus orejas son sobresalientes pero acostumbra<br />

a ocultarlas entre su abundante cabello. Y así concluyo el dibujo<br />

físico de Thomas, ahora, su respuesta ante mi maldición, y es<br />

asazmente fortuito con mis padres; él tampoco cree mis palabras y<br />

suele hacerme bromas amargas para descabellar mis nervios, siempre


12<br />

es tan irritante, pero supongo es algo natural; con el tiempo aprendí a<br />

ignorarlo, pero… era bueno tenerlo cerca, así distraía mi mente de<br />

aquellos pensamientos y recuerdos frustrantes, medrosos. Dux es<br />

más secundario; tiene diecisiete años y es mucho más crédulo con<br />

referencia a lo paranormal, curiosea al respecto. En muchas<br />

ocasiones he recurrido a él como fuente, simulo poco interés por lo<br />

que le pregunto, cubriendo lo que acaece, pero él tampoco tiene esas<br />

respuestas.<br />

Acabado mi equipaje me restó arrastrarlo hasta un rincón de mi<br />

habitación, y aguardar; dentro de unos cortos minutos llegaría mi<br />

padre del trabajo y nos llevaría hasta el aeropuerto. Mis manos<br />

temblaban conforme avanzaba el tiempo, pronto este viaje indeseado<br />

se haría realidad, y nuevamente los peores temores despertarían, era<br />

consiente hacia lo que me dirigía. Pero una variación me sacó del<br />

temor dedicado al viaje, pues noté que un portarretratos que lucía<br />

una fotografía mía en compañía de mi hermano, se había mudado de<br />

mi rinconera al escritorio, no acostumbro a ver ese tipo de<br />

actividades en mi estancia, a menos, claro, que yo lo haga. Es<br />

angustiante, solo entes poderosos pueden manipular objetos. ¿Qué<br />

podría apreciar de mi fotografía? ¿Qué pudo atraer su interés, en<br />

grado de demasía, para tomarla? Me puso la piel de gallina.<br />

El auto de mi padre rugió al estacionarse frente a la casa, esto<br />

distrajo mis cavilaciones y corrí en asistencia sujetando en mano una<br />

maleta y llevando al hombro mi mochila. Salí de la casa, Thomas y<br />

Dux pasaban su equipaje a mi padre mientras lo acomodaba en el<br />

baúl. Entonces aguardé mi turno, solo que durante la dilación golpeó<br />

en mi espalda la sensación de que alguien observa, y<br />

la atmósfera sufrió una metamorfosis, se volvió densa, dura; esos son<br />

los primeros indicios de una presencia fantasmal al asecho. <strong>Los</strong><br />

indicios nacía desde la ventana del segundo nivel, más exactamente,<br />

la ventana de mi habitación. Allí, con una mirada fija y su rostro<br />

levemente visible por los cristales de la ventana, una sombra<br />

petrificada fijaba sus ojos en mí, no conseguía distinguirla, una nueva<br />

presencia a la que jamás antes había percibido, y lo más extraño aún,<br />

era que no provocaba sentimiento alguno de miedo, era una<br />

presencia… diferente, de apacible tranquilidad; creo, pues eso fue lo


13<br />

que me reflejó. Al igual que él fijé mi vista, y así permanecimos<br />

aproximadamente unos diez segundos, luego retrocedió sin<br />

perderme hasta frustrar mi alcance visual.<br />

- ¡Booo…! - su risilla irritante magulló mi temperamento – cuidado<br />

con el fantasma -<br />

- Cállate - le ordené con el desdén a plomo.<br />

- Tú no me das órdenes -<br />

- ¿Quieres ver que sí? – le advertí.<br />

- Intenta - retó.<br />

- Ya dejen de pelear todo el tiempo, mejor subamos al auto -<br />

interrumpió Dux.<br />

Thomas me dedicó una mueca y de próximo entró al auto, se sentó<br />

en la parte trasera conmigo, los dos pegados a cada extremo junto a<br />

la ventana; Dux al copiloto. Mi madre corrió a despedirse, ingresó su<br />

cabeza por la ventanilla y me besó en la mejilla, recitó las mismas<br />

palabras que liberó en el desayuno, después se despidió de Dux y<br />

posteriormente besó a Thomas.<br />

Llegar a un lugar nuevo era angustiante, no puedo saber con lo que<br />

me voy a topar, y definitivamente no sé cómo desenvolverme en un<br />

territorio desconocido, digamos que he aprendido a escudarme<br />

dentro de las cuatro paredes de mi habitación, dentro de mi escuela,<br />

sé las rutas libres de entes que debo tomar para llegar a un destino.<br />

No quería ir, y estar en el avión exponía las únicas circunstancias que<br />

me obligaban a asistir: mis padres no me dejaron otra opción.<br />

El avión aterrizó cuando el sol se cobijaba en las montañas.<br />

Eufórico, Thomas caminaba con paso rápido entre las personas, al<br />

contrario de Dux, percibí que este viaje no le despertaba emoción,<br />

como a mí; y era lógico pensar que se trataba de su padre y la<br />

distante y disconforme relación que llevan.<br />

Empezamos a buscar a Richard, el administrador del tío Bruce y él<br />

sujeto que nos llevaría hasta la casa, solo Dux le distinguía, sin<br />

embargo, guiada por las descripciones que me proveyó pude<br />

ayudarle; alto, de entre los cuarenta años de edad, cabello oscuro,<br />

probablemente usando saco y corbata. Bajo la acción de alerta, pude<br />

prever a una mujer de piel latina detenida en un espacio abierto entre<br />

las personas, sujetaba una gran maleta verde; nada hubiese hecho que


14<br />

yo centrara mi atención en ella si no hubiese tenido sus ojos sobre<br />

mí, su presencia me analizaba, y al poner mi fijación en ella respondí<br />

a su pregunta: ¿Sí acaso yo, podía notarla? Y sus labios se curvaron.<br />

El aire dejó de llegarme, de pronto asumió un grosor que dificultaba<br />

mi respiración, las manos me trepidaban, conocía bien lo que venía,<br />

así que era indiscutible no padecer pavor.<br />

- Listo, ya lo vi. Cojan las maletas - mencionó Dux, a su vez, tomó<br />

sus maletas y se encaminó hacia el hombre.<br />

Un escalofrío se incrustó en mis espaldas; es más sencillo de llevar<br />

cuando se está en orfandad, así nadie creerá que perdí la cordura.<br />

Colmé mis pulmones con una bocanada de oxígeno y agarré mi<br />

maleta, mi mochila al hombro, y fui tras ellos, pretendiendo<br />

ignorarla.<br />

- ¿Qué hay, Rich? - Dux estrechó la mano del sujeto, este le haló<br />

hasta él y palmeó el hombro de Dux.<br />

- Cuanto creciste, muchacho, estas enorme - con su mirada cubrió a<br />

Thomas y a mí, sonrió -. ¿Cómo están? -<br />

- Bien, gracias. ¿Podemos irnos? - solicité con apuro.<br />

- Sí… - le resultó extraño, pero estiró su mano para tomar mi<br />

maleta -, vamos -<br />

Dux y Richard fueron al frente, tras ellos caminaba Thomas y más<br />

atrás iba yo. Franqueé todos mis ángulos, esta vez no pude<br />

encontrarla, pero eso no separó mis nervios del borde del precipicio<br />

y así se mantuvo hasta que llegamos al auto en el estacionamiento.<br />

Debían poner el equipaje en el baúl, y durante la acción<br />

la atmósfera se tensó, en forma de brisa un helaje apaleó mi cuerpo,<br />

revisé el lugar, no se veía una persona próxima en metros. Entonces<br />

a la recepción de mis oídos llegó un ruido difícil de identificar, como<br />

un crujido proveniente de la garganta, lo escuché a mi retaguardia,<br />

muy cerca. Mi piel se erizó en respuesta y cada músculo se tensionó<br />

hasta privarme de algún movimiento; luego sonó como burbujas<br />

reventando, muchas de estas, y no me atrevía a espiar mis espaldas,<br />

más correctamente, mi cuerpo no lo permitía. Mi ritmo cardíaco se<br />

desbordó y la tensión se apoderó de mi diafragma, respiraba con<br />

ahogo y el volumen de mis inhalaciones y exhalaciones<br />

incrementaba.


15<br />

Una de las maletas no encajaban, eso prolongaba el martirio, cada<br />

segundo se extendía conforme transcurrían.<br />

Continué petrificada, pero con todos mis sentidos alerta, mis oídos<br />

en primera estancia, capté los sonidos a mis espaldas, escuché otra<br />

vez el crujido y con el sonido, en esta ocasión, un líquido que pareció<br />

derramarse en el suelo. El extremo pavor era algo desmedido, otra<br />

vez, después de tanto tiempo, un ente se había aliado tanto a mi<br />

cercanía. Era tarde, nada evitaría la arremetida, aunque solo si posee<br />

el poderío. La mujer se desplazó a mi lateral, con mis ojos al frente<br />

tenía una vista borrosa de lo que ocurría a mi lado. Empuñé mis<br />

manos, el sudor resbaló entre mis dedos. Ya no pude resistirlo más y<br />

llevé mis ojos al lateral, allí estaba, tenía sus ojos en blanco, su iris no<br />

estaba, y de su boca surgía una espuma que escurría por su mentón;<br />

sus ojos vacíos dieron con los míos.<br />

Ella bajó del avión, lucía muy pálida, enferma, a su rostro lo bañaba<br />

el sudor; noté que cada paso que daba era un martirio, algo ocurría<br />

en su estómago, lo cubría con su mano, apretando su camisa con<br />

ferocidad, parecía retorcerse del dolor. Las gentes le miraban con<br />

ojos curiosos, pero aún nadie se atrevía a ayudarle; todo ese ambiente<br />

parecía reflejar los ochenta, sí, eso creo. Entonces ella cayó al suelo<br />

de repente, sus piernas fallaron, sus ojos se voltearon, dejándolos en<br />

blanco y súbitamente una espuma brotó de la boca. Las personas en<br />

segundos la rodearon, solo uno intentó auxiliarla y gritaba alarmado<br />

que llamaran una ambulancia cuando sus esfuerzos fueron inútiles.<br />

Minutos después, supongo, pues todo ocurría con imágenes muy<br />

rápidas; llegaron dos paramédicos, pertenecientes al aeropuerto<br />

probablemente, y la acomodaron en una camilla, la llevaron por los<br />

pasillos, iba hacia algún lugar, pero nunca llegó; en el camino<br />

comenzó a vomitar, expulsó un glóbulo y consecutivamente una<br />

espuma blanca se vino por su nariz, privándola de toda vía<br />

respiratoria.<br />

Volví de la visión, lo primero que tuve en frente fue a Dux con su<br />

expresión de confusión, sus ojos me detallaban, él ya estaba al tanto,<br />

advirtió mi comportamiento, principalmente las lágrimas que se<br />

deslizaban por mis mejillas. Thomas y Richard aún no se percataban.<br />

- ¿Caroline? - su tono era de ofuscación - ¿Qué ocurre? -


16<br />

La mujer vociferaba cerca de mi oído haciendo improbable que<br />

pudiera pronunciar palabras.<br />

- Me siento… enferma - mi voz era un hilo fino que se desgarraba<br />

fácilmente.<br />

- ¿Quieres que vayamos a un hospital? -<br />

El vómito caía hasta el suelo, el olor era repugnante y atraía las<br />

náuseas en mi interior, y si lo hiciese podría respaldar mis palabras.<br />

- Solo… quiero ir a… la casa -<br />

- Tranquila - intervino Richard -, ya las hicimos caber - hizo un<br />

mohín con sus labios apuntando el baúl -, ya nos vamos, solo suban<br />

al auto y nos iremos -<br />

Thomas se apresuró a ubicarse dentro del auto y Richard avanzó<br />

hasta el piloto, pero Dux no cambió su fijación en ningún momento.<br />

La mujer no paraba de perturbarme, mantuvo cada músculo inútil,<br />

¿Cómo haría a mi cuerpo responder?<br />

- ¿Vamos? - se mantuvo dudoso.<br />

Viré los ojos a mi izquierda para avistar al ente, allí permanecía,<br />

ojearla otra vez desató mis lágrimas, ella descabellaba mi pavor.<br />

Entonces, convenientemente sentí la mano de Dux enredando la<br />

mía, la suya estaba cálida, ulteriormente atendí su mirada, luego llevó<br />

su otra mano hasta mi mejilla y empañó su palma con mis lágrimas.<br />

- Vamos - reiteró con tono sutil.<br />

En esta ocasión conseguí quebrar la petrificación, una mínima osadía<br />

estimulada por el respaldo de Dux, y aproveché cada segundo de<br />

movilidad, me apresuré hasta el auto y entré. Quería suplicar por que<br />

hicieran andar al auto, pero Dux subsistía afuera, preví a través del<br />

retrovisor que Dux llevó sus ojos hacia el ánima, estaba próximo a<br />

ella, sé que no podía verla, aunque me angustiaba. Liberó un quejido<br />

en su rostro, él no pudo verla y tampoco escucharla, solo sospechó.<br />

Era factible, considerando la atracción que le provocan estas cosas.<br />

En último, exhaló una bocanada de aire, giró con destino al auto y<br />

subió, se ubicó en el asiento del copiloto, complementó la acción con<br />

una ojeada a través del espejillo, y la sostuvo por unos segundos,<br />

analizándome.


17<br />

Mis preocupaciones ante el viaje eran acertadas, mis vacaciones<br />

inauguraron fatídicas, solo quería retornar a casa, no había otro<br />

deseo que me impacientara más.<br />

Conforme avanzó el tiempo, durante el recorrido en el auto, estuve<br />

sumergida entre mis cavilaciones, e ignoré las circunstancias<br />

ejecutándose en el entorno. De regreso a la realidad vi que Thomas<br />

comenzó a cantar algo de mi desconocer, parecía un ritmo animado,<br />

a su vez tenía la cabeza recostada contra el parabrisas y sus ojos<br />

alertas al exterior. Pasando al siguiente cuadro, estaban Dux<br />

y Richard, hablaban de… alguna cuestión que ya iba avanzada, le<br />

puse oreja para esclarecer el tema de plática, como pasatiempo, pero<br />

dio un giro arbitrario, se encaminó hacia los fantasmas…<br />

- Sí, pero eso no evita que me siga preguntando acerca de las almas<br />

que quedan… penando y si es posible acaso evitar el infierno -<br />

Fueron las palabras de Dux terminando de hundirse en el tema.<br />

- Bueno, en mi opinión creo… que se trata de… lo que mi religión<br />

llama como purgatorio, se supone que allí están almas pagando<br />

errores que tienen un precio – Respondió el sujeto.<br />

- A mí me suena más como “invención del hombre”. Es más factible<br />

que solo… deambulen por ahí -<br />

- Puede ser, pero eso no explicaría que aparezcan y desaparezcan. Yo<br />

creo, por el contrario, que sí existe un lugar así, y existe también algo<br />

que da salida y les permite estar aquí, y estar allá. Pero creo que todo<br />

lo que ellos quieren son respuestas - expuso Richard.<br />

- ¿Qué respuestas? - Se interesó Dux rápidamente.<br />

- No lo sé… - osciló-, respuestas, no todas son las mismas -<br />

- Te refieres a… - balanceó su mano en el aire-, ¿Qué ocurrió, o<br />

donde quedó? - con cierta adición de mofa.<br />

- La mayoría de ocasiones, también esta cuando muere en paz, no<br />

logran encontrar el camino, como si se perdieran, y se les ve<br />

deambular sin un propósito - Adicionó.<br />

Si buscaran respuestas tal vez no me atacarían de la forma en que lo<br />

hacen, estaba lejos de ser posible, y si encajara una minúscula<br />

viabilidad, no habría fórmula para atreverme a hablarles siquiera.<br />

Las palabras no surgieron de mis labios durante todo el camino, mi<br />

mente vagaba en profundos pensamientos de desesperación; no


18<br />

lograba arrancar de mi cabeza imágenes pasadas. Escarbé en los<br />

confines, tratando de hallar algo diferente a los escenarios de miedo,<br />

frustrantemente encerraba todas mis historias.<br />

La radio tenía un defecto, según explicó Richard, de la nada<br />

sincronizaba estaciones perdiendo así la que se tenía establecida, así<br />

tal cual ocurrió, llegó hasta una estación de música clásica. Hubo un<br />

momento en que encontré familiaridad con esa música, había<br />

escuchado clásica un par de veces antes, en clase de música, sinfonías<br />

de Beethoven, Mozart y Rubinstein, pero aun así no era esa la<br />

familiaridad que me resultaba; era un Déjà vu nublado, lejano.<br />

El auto se aproximó a ingresar, un portón de rejas se abrió a la<br />

mitad, permitiendo el pasó. Al frente, una gran casa de facha<br />

aristocrática, dos niveles, más altos de lo común, inmensos<br />

ventanales, balcones, variedad de luces que contradecían la oscuridad<br />

del día, y el jardín deslucido por el invierno en frente que<br />

complementaba la vista. El auto transitó unos cortos metros por un<br />

camino de piedra, hasta la cochera.<br />

Llegar, fue para Dux simple tedio y fue el último en abandonar el<br />

auto, al ritmo, vi a los hermanos de Dux acercándose corriendo, a la<br />

cabeza de la carrera iba Sarah, ella usaba ropa muy abrigada, un Jean<br />

claro, una chaqueta blanca, bufanda oscura y botas oscuras. No la<br />

veía hacía tres años, ahora era más grande, pero su cabello aún era<br />

largo, castaño y muy rizado, y lucía libre igual que siempre; tiene un<br />

rostro semicircular que hace que sus mejillas se inflen cuando sonríe.<br />

Tras ella, Michael, ahora tenía cinco años, el cambio en él era más<br />

drástico, pues había crecido, no era para nada como lo recordaba; su<br />

cabello y ojos negros brillaban con el sol mientras corría, su piel<br />

estaba bronceada al contrario de Sarah, lucia delgado, usaba un<br />

overol azul con suéter rojo. Y Bruce, él salió por la puerta, al mismo<br />

tiempo Dux tensó su expresión, la hizo más severa con su padre<br />

aproximándose. No había muchos cambios en Bruce, continuaba<br />

engrosando su robusto aspecto, aunque la canas habían prosperado.<br />

Sarah enredó sus manos entorno a Dux, después Michael, él<br />

correspondió a la muestra de cariño. Luego de que ella liberara a<br />

Dux se encaminó a nuestra dirección, de Thomas y de mí.


19<br />

- Me alegra que por fin llegaran, contábamos los minutos - saludó<br />

Sarah con una risilla en medio.<br />

- Sí, nosotros igual - correspondí a su emoción, Thomas solo sonrió.<br />

Desconcentré de momento mis ojos encaminados hacia el Tío<br />

Bruce que saludaba a su hijo Dux, ellos solamente se estrecharon la<br />

mano como dos simples conocidos.<br />

- Están muy bonitos, los dos - halagó Sarah.<br />

- Gracias, que amable - curvé mis labios.<br />

Bruce fijó sus ojos sobre mí.<br />

- ¿Cómo estás, Caroline? -<br />

Se adelantó hasta mí, me dio un abrazo, un saludo muy indemne.<br />

- Bien, algo cansada - no pude evitar timidez, los lazos con él siempre<br />

fueron lejanos.<br />

- ¿Cómo les fue en el viaje? -<br />

- Estupendo - contestó Thomas antes que yo.<br />

- Vayamos adentro, no se queden ahí, son bienvenidos - invitó -.<br />

Dejen las maletas, ahora ordeno que las entren, sigan – re-invitó con<br />

su mano.<br />

<strong>Los</strong> demás se adelantaron, excepto Dux, él tardó unos segundos más<br />

antes de arrancar a caminar, sus propios demonios resurgían en la<br />

apertura de este viaje. Acabada la primera contienda se encaminó a<br />

dar el primer paso, yendo tras de mí, yo dejé caer mi maleta de mi<br />

hombro y Dux se arrimó para sujetarla.<br />

- Déjame yo te ayudo - ofreció.<br />

- Gracias - liberé la mochila dejando que el peso cayera sobre sus<br />

manos.<br />

Mientras le vi a los ojos sentí la presión de otra mirada recayendo<br />

sobre nosotros, prontamente alerté a todos mis sentidos,<br />

primordialmente la vista, cubrí con mi mirada todos los rincones,<br />

cuidando no pasar por alto ningún espacio, pero no pude avistar a<br />

nadie ¿Qué presencia no querría que mis ojos la captasen? No es algo<br />

de todos los días; aunque podría querer avanzar por sorpresa.<br />

Escuché una risilla venir desde la boca de Dux, le atendí con mi<br />

mirada, frunció la esquina de sus labios.<br />

- ¿Qué pasa? - mientras paseaba a sus ojos por el entorno.<br />

- Nada, vayamos adentro -


20<br />

Me apresuré a dejar atrás el lugar e ingresar a la morada. Preví al<br />

recinto, era espacioso, delante, unas escaleras que conducían a un<br />

segundo nivel; a su izquierda la estancia principal, colmada de<br />

estantería mundana, antigüedades colocadas por el espacio, junto a<br />

pinturas y una que otra foto familiar, fotos que no incluían a la<br />

esposa del tío Bruce; hacía ya casi un año que su esposa se había<br />

suicidado en el baño de su anterior casa, por razones ajenas a lo<br />

desconocido. Tenía solo treinta años y ni su familia misma entendió<br />

el por qué lo hizo. Es un tema que no se toca en la familia<br />

Thompson, casi como aquel caso del tío Samuel que al igual que<br />

Cristine se arrancó la vida.<br />

Caminé por la estancia; me paré en el centro de la iluminada sala, al<br />

lugar lo llenaba una calidez que brotaba de la chimenea contra la<br />

pared, los sofás formaban un semicírculo entorno a esta; había un<br />

magnifico piano de cola situado al extremo derecho de la sala,<br />

improbable no caminar hasta el objeto que me despierta admiración.<br />

Thomas avanzó hasta una hamaca de estilo tropical ubicada al<br />

extremo izquierdo del lugar, no casaba en el entorno, aun así yacía<br />

allí como interés cimero, así Sarah y Michael le siguieron. Bruce<br />

empezó a presentar el lugar abiertamente al mismo tiempo que Dux<br />

se integraba en el espacio, sus miradas colisionaron por cortos<br />

segundos, con tedio de por medio. Mencionaba donde reposaríamos,<br />

pero pareció que nadie le mostró diligencia; Dux tiró las maletas<br />

sobre el suelo, colocó unos audífonos en sus oídos y se tendió en el<br />

sofá, los otros simplemente intercambiaban voces, de modo tal que a<br />

Bruce solo le restó guardar su palabras y dejar el recinto.<br />

Hubo un momento, mientras sutilmente repasaba con mi tacto las<br />

teclas del piano, sentí que me observaban, un peso abismal sobre mis<br />

espaldas, otra vez no lograba ver de dónde provenía, pero esta vez<br />

no solo se sintió como una mirada, me resultaba más estremecedora;<br />

cuan perturbada me ponía. Me apresuré asustada a sentarme cerca de<br />

mi hermano en la hamaca y empecé a franquear con mis ojos el<br />

lugar.<br />

- Tu cabello es muy brillante - Mencionó de repente Sarah<br />

arrancándome de mi distracción primitiva.


21<br />

- Gracias… - mi voz se mostró perdida, y aunque mis ojos<br />

estuviesen dirigidos a ella la atención no era propiamente suya.<br />

A la habitación retornó Bruce, llegó pisando fuertemente el suelo<br />

cerámico, no traía un buen gesto, pero ciertamente era algo natural si<br />

se le conocía cercanamente. Esto fue otra distracción, de modo que<br />

de momento el miedo se atenuó.<br />

- ¿Llamaron a sus padres? - Preguntó Bruce poniéndose delante de la<br />

hamaca.<br />

-… Lo he olvidado - zumbé, al mismo tiempo levantaba lateralmente<br />

una de mis piernas intentando que mi mano alcanzara el bolsillo<br />

trasero de mi pantalón y así alcanzar mi teléfono.<br />

- Llámalos y avísales que ya llegaron - se anticipó extendiendo su<br />

mano con su teléfono.<br />

Dux giró su cabeza, asomó su mirada por sobre el borde del respaldo<br />

del sofá y despegó un auricular de su oído, integrándose así al<br />

diálogo abreviado, aunque ya concluido.<br />

Recogí el teléfono de su mano, retentivamente oprimí los números<br />

de mamá. Hecho esto, Bruce simplemente se propuso a dejar de<br />

nuevo la habitación, esta vez con unas palabras que ordenaban a<br />

Dux a ir con él, en respuesta, le siguió, pero antes no evitó reflejar<br />

aversión en su gesto. Todos debimos notar la tensión mientras<br />

emigraban por el umbral que despacha al comedor.<br />

Mi cuerpo reaccionó de forma extraña y fijé mis ojos sin motivo<br />

alguno en el umbral por el cual ingresamos; dejé la hamaca y di unos<br />

cortos pasos que posibilitaron un mejor franco del recinto después<br />

del umbral. Las escaleras que transportan al segundo nivel, sentí que<br />

la energía brotaba de allí, pero continuaba sin ver nada, aunque me<br />

abrasaba la sensación brutal y absurda de que estaba justo ahí; venia<br />

de ese lugar, pero no se hallaba nadie, o por lo menos no lo veía y<br />

eso nunca me había pasado antes, el no ver.<br />

- ¿Hola? - Contestó mamá al teléfono.<br />

- Hola, mamá – Saludé.<br />

- ¡Caro, cariño!, ¿Cómo están? - Su voz se alzó en emoción.<br />

- Bien, mamá. Ya llegamos - con tono perdido.<br />

- ¿Están en la casa de Bruce? -<br />

- Sí - recalcando con mis ojos las escaleras.


22<br />

De momento me inquieté cuando sonaron pasos a mis espaldas, solo<br />

era Thomas que se adosaba hasta mí corriendo, con la hiperactividad<br />

que le recarga el cuerpo.<br />

- ¡Déjame hablar con ella! - Interrumpió saltando a mí alrededor.<br />

- ¡Espera un segundo! - Respondí con tono irritado ante la tensión -<br />

mamá… ¿Eh, cómo le terminó de ir a papá? - Continué.<br />

- Bien, cariño, hablé con él hace un par de horas y su acenso parece<br />

seguro. Pero dime, ¿el niño cómo está? -<br />

- ¡Qué me dejes hablar con ella! - Jaló mí brazo.<br />

- Que te esperes - coreado por un gesto de furia - Bien. Él está bien,<br />

insoportable como siempre - musité entre dientes.<br />

- Tu papá les va enviar más dinero… -<br />

Entonces ignoré a mi madre, también a Thomas saltando tras de mí<br />

pidiendo hablar con ella, dejaron de ser el centro. Sentí como me<br />

quedaba sin aire y la desesperación se arrastraba por mi carne hasta<br />

ceñirme; el ambiente se hacía tenso y asfixiante, una metamorfosis<br />

ambiental que excitó el terror. De repente mis ojos dejaron de<br />

parpadear y simplemente observaban las escaleras, idos. Mi cuerpo<br />

no acudía a la orden de cerrarlos, era inútil, perdí el control de mi<br />

propio sistema, estaban totalmente desorbitados. El aire helado<br />

erizaba mi piel, de mis palmas resbalaba sudor y no podía ni pasar<br />

saliva.<br />

Una presencia maligna e intangible se posó en el extremo superior de<br />

la escalera, ascendiendo, llevaba una sonrisa de esquina a esquina;<br />

fielmente, el impulso de gritar se presentó, me sometía, y otra vez<br />

recordé que sería una tontería hacerlo, siempre la misma espina en<br />

mi columna, pues al fin y al cabo al igual que todos, no me creerían y<br />

pondrían en duda mi cordura. Así que, intenté recuperar la<br />

respiración. Lo que fuese esa cosa, mostraba quemaduras y<br />

desfiguración en todo su cuerpo, las llamas se habían comido su piel.<br />

Subió los últimos escalones, alcanzado completamente el segundo<br />

nivel, su aspecto se perdió de mi alcance perspectivo, solo entonces,<br />

cuando se hubo desaparecido en los recintos del otro nivel, pude<br />

recuperar la estabilidad de mi cuerpo totalmente petrificado.<br />

- Caroline, cariño, ¿estás ahí? Contéstame - Insistió mi madre con<br />

tono alarmado tras la larga pausa de silencio.


23<br />

- Sí… sí, mamá… lo lamento no te escuché… ¿Qué… decías? - Con<br />

un hilo de voz.<br />

- ¿Segura? ¿Algo ocurre? - Dudó.<br />

- No - la negativa fue débil -, solo no te escuché - con el tono<br />

quebrado.<br />

- Bien - no pareció muy convencida -. Decía… que tu papá les va<br />

enviar más dinero, planea hacerlo el martes, así que no olvides<br />

retirarlo -<br />

- No lo olvidaré -<br />

Eché un vistazo a mi respaldo, me percaté de que Thomas<br />

continuaba cerca de mí, impacientado.<br />

- Caro, pásamela. Quiero hablar con ella - insistió una vez más.<br />

- Mamá, Thomas quiere hablar contigo, te lo pongo al teléfono -<br />

- Bueno, adiós cariño, cuídate mucho -<br />

No era justo, no terminaba de desempacar siquiera cuando estas<br />

vacaciones ya se tornaron hostiles, solo me restaba rezar para no<br />

volver a ver ese espectro. Observé por unos minutos las escaleras<br />

asegurándome de que no seguía ahí.


24<br />

Apariciones<br />

En la penumbra de la noche reposaba el espectro, ni el eco de sus<br />

respiros vagabundeaba en el sosiego, algo transitorio, pero<br />

reconfortante por ahora. Me mantuve alerta toda la noche, podría<br />

brotar de la esquina, de la pared, del arcano espacio bajo la cama,<br />

hasta del suelo mismo, cada espacio era una posibilidad. Sarah<br />

rompía abruptamente el silencio con su voz mientras dormía, breves<br />

palabras, pero ante la turbación del ruido, generaba miedo, un<br />

alimento para el ente. Su habitación estaba colmada de objetos, estos<br />

creaban sombras en cada pared, y una estantería repleta de muñecas,<br />

me daba la impresión de que se movían, aunque solo era una idea<br />

ficticia. La recamara de Sarah no era el lugar propicio para dormir, y<br />

no había otra alternativa, Bruce especificó a detalle que una<br />

habitación para los hombres, y otra para mujeres.<br />

En la mañana, muy temprano, a mi ver ante el insomnio, pues ya era<br />

a mediados de las nueve; escuché el golpeteo en la puerta,<br />

débilmente, como procurando que el ruido no alcanzara otras<br />

habitaciones.<br />

Alcancé la perilla velando mis pisadas y así no interrumpir el<br />

descanso de Sarah; del otro lado de la puerta, Dux, su mano estaba<br />

pegada al marco apoyando su cuerpo a contra peso.<br />

Buenos días <br />

¿Dux? ¿Qué ocurre? <br />

Supuse que serias la única persona en estar despierta <br />

Arrugué mis cejas en seña de ofuscación y guardé un silencio de<br />

desconcierto mientras esperaba que su idea se concretara, pero<br />

entonces se volvió un silencio dilatado e incómodo.<br />

Sí, ¿pero qué ocurre? <br />

Esperaba que vinieras conmigo a la buhardilla <br />

Todavía me mostré más ofuscada, no daba con el lugar al que<br />

llegarían sus rodeos.<br />

¿Por qué?


25<br />

Pensaras que alucino con este tema, pero… toda la noche he<br />

estado escuchando ruidos sospechosos en la buhardilla. Solo quiero<br />

inspeccionar <br />

¿Ruidos? La suposición tenía poder; sé que algo preexiste en esta<br />

casa, mis ojos lo comprobaron. Evitarlo era substancial, podría<br />

venirse en mi contra, no podía abusar de mi suerte, ya que por algún<br />

evento afortunado no se había percatado de mi energía orbe, esa que<br />

le llena de vigor.<br />

¿Y bien? <br />

Pensé que estas cosas no te producían miedo <br />

Y es verdad, solo que me aterraría si más bien se trata de un<br />

mapache u otro animal liberó una risa a par con la mía que<br />

aumento el volumen . ¿Vienes? preparó su cuerpo para andar.<br />

Es que… diste con la persona equivoca, estas cosas me dan<br />

pavor <br />

Caro, yo te cuidaré <br />

Aun así preferiría que no <br />

Y si aguardas en las escaleras insistió.<br />

Dux <br />

Está bien curvó sus labios , iré solo <br />

Comenzó a caminar de espaldas sin perderme de sus ojos y<br />

sosteniendo su gesto divertido.<br />

Ten cuidado agregué con cierto tono de angustia, a lo que él<br />

respondió asintiendo.<br />

Sé que había hecho aquello en repetidas situaciones, diferentes<br />

escenarios, aunque todos entorno al mismo sol. Estaría bien, pero<br />

inadmisible no inquietarme por él. Debía mantener mis oídos<br />

conectados a la situación.<br />

Procuré ajustar la puerta con el menor ruido posible, en vano, pues<br />

Sarah a mis espaldas ya se hallaba despierta. Se levantaba de la cama<br />

con diligencia, enredada entre las cobijas.<br />

¡Maldición! <br />

Sus pisadas intentaban traicionarla, pero consiguió balancearse hasta<br />

ingresar al baño, continuamente cerró la puerta de un portazo.


26<br />

¿Organizaste un programa para hoy? mencioné.<br />

¡No! Solo tengo que ir al concesionario respondió desde el otro<br />

lado de la puerta . A Justin le compraran un auto hoy <br />

¿Debo entender que es tu novio? <br />

¡Ja! Eso quisiera <br />

Escuché el agua fluir, caer contra el suelo, un sonido puro que<br />

infringe tranquilidad. Aunque tanta paz solo trae desconfianza, el mal<br />

se mueve entre las sombras y la quietud.<br />

Caro, prepárate tú también, y dile a los chicos lo mismo, para que<br />

vayamos todos al concesionario de papá <br />

Bien, ya les aviso <br />

Esta mañana fue abatida por el silencio, había tensión en la<br />

atmósfera, sin embargo no sabía hacia qué dirección apuntaba.<br />

Con cada segundo una presión en mi pecho crecía, surgió de pronto,<br />

una advertencia, quizá un presentimiento. Algo volaba en el aire,<br />

¿qué? No sabría responder, me hallaba en un territorio extrínseco,<br />

donde se me entorpecía respecto a una defensa. Continuaba<br />

creyendo que había sido una inadecuada idea asistir, ahora,<br />

probablemente me encaminaba hacia las consecuencias.<br />

El pavimento estaba resbaloso y traicionero, fue la primera<br />

impresión mientras el helaje resopló a mi rededor y levantó la<br />

preocupación por el escaso de abrigo. Ellos tardaban en abandonar<br />

la casa, mientras aguardaba, me posicioné delante de la casa, con los<br />

ojos la recalqué. Así llegó a mí la sensación de que una energía<br />

pesada habitaba la buhardilla cuando mis ojos alcanzaron el tragaluz.<br />

Algunos segundos más tarde, salieron al fin. El concesionario<br />

quedaba a unas cuantas cuadras así que llegaríamos fácilmente<br />

caminando. Intenté oponerme, pero no sé porque las palabras no<br />

surgieron. Así que, allí estaba yo, trazando una ruta desconocida.<br />

Mantuve mi marcha lenta, tras ellos, cuidando no pasar por alto<br />

ningún franco. Dux pudo notar mi estado de alerta, sus ojos me<br />

recalcaron en varias oportunidades.<br />

Unas calles adelante comenzó a visualizarse el concesionario, supe<br />

que toda la angustia había sido por nada, “todo está bien” lo dije para<br />

mí misma. La proximidad se volvió nula, y pronto nos hubimos


27<br />

adentrado en las instalaciones. Caminamos entre la exposición de<br />

autos hasta que Bruce nos notó llegando, y vino hacia nosotros. La<br />

orden después del saludo fue mantenernos al margen; ya sospechaba<br />

que no había sido una buena idea desde el principio.<br />

El tiempo transcurría con desánimo, las personas iban y venían,<br />

frecuentaban la zona por algunos minutos y después se marchaban.<br />

Me resultaba tan trivial la escena, pero no podía desmentirla, por<br />

primera vez en mucho tiempo, escapaba lejos de las cuatro paredes<br />

de mi habitación, sin que un ánima se presentara a la distancia; se<br />

sentía como una zona segura.<br />

El tal Justin ingresó al concesionario, supe que se trataba de él<br />

porque Sarah inmediatamente dejó el escritorio y se apresuró a<br />

atenderlos. Como lo había dicho, venía en compañía de su padre. Les<br />

observé varios segundos, mientras pasaban por mi memoria<br />

reminiscencias temerosas, de la nada germinaban y se estacionaba<br />

varios minutos, hasta que consiguiera echarlas. En esta ocasión se<br />

atenuaron en el momento que llegó Dux con dos sodas, se sentó a<br />

mi lado y colocó una de las sodas delante de mí, sobre el escritorio, y<br />

todo esto sin despegar los ojos de encima de su hermana.<br />

Gracias <br />

No es nada sus ojos permanecieron fijos mientras Justin y Sarah<br />

sostenían una conversación.<br />

¿Celos de hermano? <br />

Me preocupa que mi papá la vea, la va a regañar respondió con<br />

tono frío.<br />

Pero no está haciendo nada malo <br />

No lo conoces me dirigió la mirada.<br />

Revisé que Bruce no anduviera cerca, nada de él confirmaba su<br />

proximidad, probablemente no estuviese presente. Aunque<br />

ciertamente era consiente a través de las lenguas ajenas acerca de la<br />

estrictas represarías que tiene el tío Bruce contra sus hijos, pero aún<br />

no las atestiguaba.<br />

¿Cómo te terminó de ir con el asunto del ático? mencioné para<br />

dejar ir la tensión.<br />

Soltó un soplido de risa.


28<br />

Murciélagos, cientos de estos en el ático ahora su voz tenía cierto<br />

tono divertido.<br />

Le di a mi rostro una expresión de broma, y mantuve tras unos<br />

labios tensionados la risa.<br />

¿Crees que estoy tan obsesionado que ya desvarío? manteniendo<br />

una sonrisa juguetona en sus labios.<br />

Yo no he dicho eso seguí su juego de sonrisas.<br />

Pero lo pensaste levantó su ceja . Además yo no soy el único<br />

que le apasiona esto <br />

Dicho lo segundo, cambié de gesto, sonó algo acusador, ¿y si de mi<br />

secreto se trata? No sabría cómo manejarlo, ni aun delante de Dux,<br />

aunque indivisamente él pudiera comprenderlo. Ahora la sobriedad<br />

se pintaba en mi expresión.<br />

Oh vamos, vi el historial de tu computadora. Todo lo paranormal<br />

te inquieta también <br />

¿Revisaste mi historial? ahora estaba algo molesta eso… está<br />

muy mal, irrumpiste en mi privacidad <br />

Caro, relájate con la suavidad en su tono , bueno, no es como si<br />

hubiera encontrado algo comprometedor <br />

No me importa, Dux, no tenías que… mi tono estaba realmente<br />

alterado.<br />

Solté un resoplido de malestar y me levanté con brusquedad de mi<br />

asiento dejando a Dux, yendo lejos de él mientras sus ojos<br />

embrollados me seguían a la distancia. Comprendía que el enojo no<br />

debía ir a tal extremo, pero me retorcía que invadieran mi secreto,<br />

que en el fondo no era secreto, pues ya lo había compartido y en<br />

respuesta solo había recibido negación. Solo no quería que nadie se<br />

entrometiera en mi espacio, en mi problema, en mi maldición.<br />

Una vez que se apagó la tarde nos preparamos para retornar a la<br />

casa, pero en forma de parada, pues cenaríamos afuera, quizá en un<br />

restaurante del centro de la ciudad. Así pues, permanecí entre<br />

bostezos con mi respaldo pagado al bordillo del capó de la<br />

camioneta, y Sarah estaba a mi lado; llevaba un buen rato llenándose<br />

la boca de elogios para Justin, no era un tema que disfrutara, aun así<br />

mostré circunspección.


29<br />

No sé qué pueda significar lo que dijo, quizá esta insinuándome<br />

que salga con él ¿Qué otra cosa podría significar? <br />

Supongo que sí simulé estar interesada.<br />

Esto es lo mejor que me ha pasado <br />

No te precipites, deja que tenga el valor de proponerte salir él<br />

mismo con un bostezo en medio de mis palabras.<br />

Lo haré, pero le voy a dar empujoncitos irradiaba en emoción.<br />

Sus deleites no acabaron ahí, sus palabras se extendían cada vez más<br />

y si Bruce no salía pronto me iba exasperar. Revisé la puerta de<br />

ingreso, nada, vigilé el movimiento dentro de la casa, a través de los<br />

ventanales, no estaba en el primer nivel, debía estar aun en su<br />

habitación. Entonces mis ojos llegaron hasta el tragaluz, y las<br />

palabras de Sarah se perdieron, dejé de oírlas, mis ojos desorbitados<br />

se enfocaron para captar el detalle; la presencia pura y tranquila de<br />

antes tomaba posesión del lugar, la que vi en Portland en la ventana<br />

de mi habitación, de forma hostigadora había llegado hasta aquí; solía<br />

ocurrir. De nuevo me observaba tras el cristal, con un gesto frío y<br />

puede que hostil, aunque lo contradijera su aura. Estuvo dentro mis<br />

cavilaciones. Debió dar unos pasos atrás, hasta que la oscuridad del<br />

ático lo abrazara por completo.<br />

Mi rostro se mostraba distraído y sorprendido, lo suficiente para que<br />

Sarah lo notara.<br />

¡Ey! ¿Me estas poniendo atención? ¿Qué miras? Preguntó<br />

mientras situaba sus ojos al lugar donde yo observaba.<br />

De cualquier forma no me creerías bajé la vista y me enfrenté a<br />

su rostro.<br />

Viste un fantasma dijo de manera directa.<br />

Primero, perpleja, observé a Sarah; después, volteé apresuradamente<br />

hacia Thomas, para asegurarme de que no había escuchado y que no<br />

hiciera un imprudente y bochornoso comentario, pero no, Thomas<br />

platicaba con Dux. ¿Por qué Sarah dijo eso? En mi cabeza nadaban<br />

cientos de posibilidades de respuesta a esa pregunta, pero lo más<br />

probable era que Thomas le había contado con anterioridad y estaba<br />

al tanto, o, quizá mi comentario fue indiscreto y ella muy astuta para<br />

interpretarlo.


30<br />

¿Un… un fantasma?– con voz entre cortada y gesto confundido.<br />

Sí, en la casa hay uno. A mí me asustó una vez, cuando subí al<br />

ático <br />

La tensión en mi cuerpo se alivianó, pero ahora crecía una nueva<br />

angustia.<br />

¿Solo lo viste una vez? <br />

Mi rostro mostraba gran interés y Sarah lo percató, así que dio más<br />

detalles al respecto.<br />

Yo estaba sacando una caja de muñecas y cosas viejas que sustraje<br />

de mi habitación, mi papá dijo que la dejara en el ático y lo hice;<br />

primero, sentía pasos de tras de mí, pero volteaba y no había nada, el<br />

foco de luz comenzó a parpadear y fue lo que más me atemorizó,<br />

quedarme a oscuras en ese lugar, así que me apresuré a salir, cuando<br />

de pronto… me respiraron al oído y al voltear vi como una sombra<br />

corría a ocultarse entre los trastos, jamás en mi vida me había<br />

asustado tanto Su voz se hacía más baja . Pero bueno, por lo<br />

menos solo fue una vez, a Mike lo asustan todo el<br />

tiempo suspiró , a veces viene muy tarde en la noche a dormir<br />

conmigo, dice que ve a un hombre que entra a su habitación y que<br />

trata de asfixiarlo, pero nunca lo logra, dice que sus manos son<br />

como… <br />

… Intangibles <br />

Sí… <br />

Trasladé mis vistas hacia Michael, pero no podía ver nada en él, un<br />

minúsculo aporte que lo pusiera al descubierto. ¡Ah! la noticia me<br />

cayó como un trueno.<br />

No sé qué hacer para ayudarlo <br />

¿Y mi tío Bruce lo sabe? ¿Se lo dijeron? Cuidando el volumen.<br />

Se lo dijimos, claro, pero lo único que conseguimos fue que nos<br />

regañara, y nos ordenó no volver a ver programas de miedo o cosas<br />

de fantasmas en internet. Se pone furioso relató<br />

susurrando, tampoco le gusta oírnos hablar de eso, nada que tenga<br />

relación con voz casi imperceptible.<br />

¡Sarah! Llama a tu papá, nos congelamos – interrumpió Thomas.


31<br />

No le gusta que lo presionen, hay que esperar. Subamos al auto<br />

mientras tanto <br />

Era nefasto, completamente entristecedor, Michael solo tenía cinco<br />

años, exactamente los mismos que yo cuando comencé a verlos, e<br />

igual que a mí, no le habían creído. Era como si mi historia brotara<br />

otra vez; lo vi fuerte, se las arreglaba para reír todo el tiempo, jamás<br />

habría vislumbrado tal hecho. El dolor ajeno que me producía<br />

despertaba una necesidad espontánea de ayudarlo.<br />

Planeé hablar con él, preguntarle acerca de lo que veía, debía<br />

encontrar el momento adecuado para hacerlo, mencionarlo en ese<br />

instante mientras todos estábamos en la camioneta parecía<br />

desacertado.<br />

Ya no pude tener un pensamiento propio, todas mis reflexiones<br />

brotaban entorno al pequeño, y, en la ansiada platica que se<br />

desarrollaría después de la cena. En otro ámbito, estaba Dux, sus<br />

ojos me ojeaban por minutos, tratando de exponer algo de detrás de<br />

sus labios, no conseguía concentrarse en su plato. Confieso que<br />

había excedido la situación, pero bueno, él era otro asunto a tratar<br />

después.<br />

Las cosas no se desarrollaron tal cual las proyecté, al llegar, Michael<br />

se entretuvo mirando la televisión con Bruce, eso lo complicó todo,<br />

no conseguía hacer que se le despegara. Durante, permanecí en el<br />

aposento de Sarah, con la puerta estratégicamente abierta esperando<br />

ver cuando Michael cruzara el pasillo hasta la habitación de los<br />

chicos. Invertí ese tiempo de demora en pintarme las uñas, con Sarah<br />

en la ejecuta de la misma acción, y, al lugar llegó Dux, se posicionó<br />

en la puerta, sin cruzar el umbral, respetando la orden de restricción<br />

de Bruce.<br />

¿Sigues enojada? mencionó de pronto luego que sus ojos<br />

rodearan la recamara.<br />

¿Tú qué crees? <br />

Caro, perdóname, no puedo y no quiero verte molesta conmigo <br />

Sonó sincero, su tono y su gesto de arrepentimiento eran acertados,<br />

de modo que le dediqué una sonrisa en respuesta. Al mismo tiempo<br />

cruzó en la escena Michael, iba de camino a su habitación, pero no<br />

fue necesario detenerlo, con Dux en la puerta él también arribó.


32<br />

Oye Mike, ¿Por qué no te quedas con nosotras, veremos una<br />

película animada? <br />

No, Mike, una noche de chicas, corre o te pintaran las uñas,<br />

te volverán una de ellas, muchacho Bromeó Dux sacudiendo a<br />

Michael de los hombros.<br />

No seas tonto, Dux se adelantó Sarah , además, él es el único<br />

que mi papá dejaría dormir con nosotras <br />

Dux balanceó su palma en el aire y encaminó los primeros pasos<br />

para retirarse del lugar.<br />

Buenas noches pronunció antes de que desapareciera por<br />

completo y solo se escucharan sus pasos trazando el pasillo.<br />

¿Así que... qué dices? cuestioné con tono dulce.<br />

Bueno con la ternura que lo representa.<br />

Recuerdo la primera vez que una presencia embargó mi espacio,<br />

ocurrió días después del primer avistamiento, estaba muy pequeña.<br />

Unas manos oscuras surgieron de debajo de mi cama, se deslizaban<br />

por las sabanas, queriendo ascender hasta mi rostro, yo no podía<br />

objetar con ninguna acción, mi cuerpo se sentía como un enorme<br />

bloque de pavimento, y ni siquiera podía articular una vocal, nada<br />

que me salvase del momento. Siempre he sido tan inepta en aquellas<br />

situaciones, no he aprendido a reaccionar, y sinceramente no sé si<br />

consiga hacerlo. El recuerdo que de pronto llegó a mí fue tan<br />

estremecedor que provocó que me sacudiese.<br />

La noche estaba iluminada por infinitas estrellas, que adornaban el<br />

cielo sereno, las luces encendidas de algunas casas resaltaban entre la<br />

ciudad y el murmuro de palabras creaban un eco en la quietud de la<br />

noche; fue lo que pude admirar por la amplia ventana de aquella<br />

habitación de paredes con colores pastel. Michael bostezaba de lo<br />

exhausto y agotado que estaba, reposaba frente al televisor sentado<br />

en el suelo frío; Sarah había tardado en dormirse, pero una vez se<br />

acabó la película, se recostó sobre su cama y el sueño le venció. Por<br />

unos minutos dudé en preguntarle con referencia a los fantasmas, tal<br />

vez lo asustaría, o probablemente sería yo quien me asustara para<br />

concluir con no poder conciliar el sueño, aun así aproveché los<br />

comerciales en la televisión para cuestionarlo.


33<br />

¿Mike…? Primeramente vacilante.<br />

¿Sí? Contestó sin perderle la atención a la televisión.<br />

¿Alguna vez te han asustado? Pronuncié casi entre dientes.<br />

Entonces su rostro abandonó la pantalla y centró sus ojos esta vez<br />

en mí, de inmediato sus cejas y fracciones se fruncieron en una<br />

expresión de miedo.<br />

Sí, muchas veces su tono, metamórficamente, asumió un hilo<br />

vibrante.<br />

¿Qué ves? Mi voz se hizo un susurro.<br />

Personas que murieron. Les gusta asustar, les causa risa. Pero otras<br />

veces he visto cosas que no son personas… son horribles, esas me<br />

hacen llorar murmuró y sus ojos se humedecieron ante el recuerdo.<br />

¿Se lo dijiste a alguien? –<br />

… A mi papá, pero no me creyó, nadie me cree… piensan que<br />

miento o que las imagino porque soy pequeño Fijó sus ojos en los<br />

míos ¿tú me crees? <br />

Te creo pero tarde en darle esa respuesta, contiguamente extendí<br />

mi mano hasta él para tomar la suya.<br />

Hubo un potencial silencio entre nuestras miradas colisionadas,<br />

instantes después el aire se hizo helado y sofocante, pude notarlo en<br />

mi aliento; un escalofrió recorrió mi cuerpo, de cabeza a pies,<br />

haciendo erizar mi piel. Tenía el presentimiento de que se encontraba<br />

cerca una presencia fantasmal intimidante. Examiné el lugar a mi<br />

alrededor, vi como las cortinas de la ventana se elevaban, una brisa<br />

helada entraba por allí tranquilizando mis temores; se trataba de<br />

aquello, deduje que el motivo de mi reacción fue por aquella brisa.<br />

Aunque, de pronto, Michael clavó sus ojos fijamente en los míos,<br />

esta vez llorosos y atemorizados, se le dificultaba respirar y su aliento<br />

se volvía humo en su boca, sus palmas se volvieron húmedas y<br />

apretaban ferozmente mi mano. Confirmé todas mis sospechas<br />

cuando con sus ojos llorosos comenzó a hablar.<br />

Hay… uno aquí tarareó, en este momento está mirándome su<br />

voz se hacía fragmentos. Aterrado, cortó unos centímetros entre su<br />

cuerpo y el mío.


34<br />

¿Lo ves? ¿Dónde está? Pronuncié cerca de su oído con voz<br />

oscilante y recorrí una vez más el lugar con mis ojos.<br />

Cruzó el pasillo… lo vi pasar por la puerta. Lo<br />

juro castañeteando sus dientes.<br />

Con eso, me di vuelta y observé la puerta que estaba a unos cuantos<br />

metros, esta estaba desplegada pero no veía a nadie, a nada ¿Qué<br />

estaba pasando? ¿Cómo es que mis ojos pasaban por alto una<br />

presencia? ¿Cómo es que mi cuerpo no alzaba una guardia? Me paré<br />

lentamente del suelo junto con Michael, él se sentó apresuradamente<br />

sobre la cama sin desatar su mirada de la puerta y sin liberar mi<br />

mano. Llené mis pulmones de aire para así dar un paso al frente,<br />

cerca del umbral, y llevar mis curiosidades del otro lado. Primero,<br />

asomé levemente la cabeza para tener una mejor vista de afuera de la<br />

habitación.<br />

Mike, no hay nadie <br />

Hay esta… lo vi pasar la convicción que envolvía su expresión<br />

era tal, que en definitiva había ocurrido, sus ojos lo habían<br />

presenciado.<br />

Avancé otro paso hacia la puerta, liberándome del apretón de manos,<br />

me incliné y asomé un poco más la cabeza; mis ojos cubrieron el<br />

pasillo, estaba iluminado por la luz de la luna que se colaba por un<br />

ventanal en el cierre del pasillo, al extremo opuesto estaba un<br />

aula amoblada, que, el pasillo atravesaba a la mitad y de lado adverso<br />

se deslizaban las escaleras que descendiendo conducían al vestíbulo,<br />

y ascendiendo conectan con el tercer nivel; la buhardilla. En aquella<br />

aula la luz estaba ausente, nada se apreciaba desde aquella distancia.<br />

Mike, no hay nadie allí le aseguré.<br />

Dijiste que me creías el llanto le vencía.<br />

No, Mike… yo te creo fui hasta él, lo tomé de su rostro, de sus<br />

ojos brotaban las lágrimas y resbalaban. Haremos una cosa; tú me<br />

esperas aquí mientras… yo… voy y miro. ¿De acuerdo? Ni siquiera<br />

estaba escuchando mis propias palabras.<br />

No tenía idea del porque le había dicho eso. ¿Desde cuándo asumía<br />

esa actitud de osadía? Siempre fui tan cobarde; tal vez fue el rostro


35<br />

de aflicción y espanto, por sus lágrimas, despertaba en mí una<br />

obsesión por auxiliarlo.<br />

Tengo miedo, Caro. Por favor, no me dejes solo suplicó.<br />

No te preocupes… te encenderé la luz con tono tranquilo<br />

custodiado de una sonrisa.<br />

Me acerqué al interruptor de la luz, mirando de reojo la puerta, con<br />

recelo, y cuidando con otra mirada a Michael, hasta alcanzar el<br />

interruptor, y hasta el último rincón de la habitación lo bañó la luz.<br />

Espérame aquí, no me tardo. No debes tener miedo le sosegué.<br />

Está bien contestó asintiendo.<br />

En verdad no analicé la situación, tenía otra cosa en mente, no sé<br />

qué, pero en realidad la cordura se había desviado de camino, esta<br />

noche no estaba conmigo.<br />

Caminaba lentamente hacia la puerta, saqué mi teléfono para tener<br />

un poco de visibilidad con su luz, solo una compendiada<br />

luminosidad. Una vez cruzado el umbral avancé sin pausa hasta el<br />

aula, sin darle tiempo al miedo de aparecer. Mis ojos captaron plena<br />

sintonía con la noche, nada que quebrara ese estado. Fui más<br />

atrevida y descendí los escalones hasta pisar el vestíbulo. Tanta calma<br />

me inquietaba. Comenzaba a reconsiderar mis sondeos, dando lugar<br />

a la probabilidad de no ver, no percibir ciertas presencias. En este<br />

punto, estaba ante dos opciones, el estudio y el salón de música a mi<br />

izquierda y la sala a mi derecha. Escogí el estudio, ¿Por qué hacía<br />

esto? Era algo absurdo y masoquista de mí parte, debí quedarme en<br />

la habitación junto a Michael, en cualquier momento la situación se<br />

revertiría y se volvería una encrucijada de pavor.<br />

El estudio estaba despejado y a su lateral, el salón de música, yacía<br />

bajo llave, por descarte continuaba la sala. Allí la luz se colaba a<br />

través del cristal, hacia posible la visualización a claridad. Contra una<br />

esquina nacía el pasaje que conducía al comedor y posteriormente la<br />

cocina, separados por una sencilla pared. Hasta ese momento todo<br />

marchaba bien, solo en cuestión de segundos mi osadía se agrietó,<br />

llegaron a mi aquellos recuerdos de mi infancia, cuando caminaba<br />

por el sombrío pasillo rumbo a la cocina, estaba sucediendo lo de<br />

aquella noche, como un Déjà Vu; eso era algo que me ocurría la


36<br />

mayoría de veces, los Déjà Vu, aunque esta vez sabía de dónde<br />

provenía esa familiaridad con la ocasión. Estaba preparada para huir,<br />

pero no lo hice, y supe qué era lo que me sostenía esta noche,<br />

probarme a mí misma, probarme de qué era capaz, por primera vez<br />

en mucho tiempo no quería escapar. Estaba decidida a abordar lo<br />

que viniese, afrontarlo y comprender si el asumirlo puede ser una<br />

salida.


37<br />

Presencia anónima<br />

Un ruido frío y cortante que me era difícil reconocer, aun así me<br />

resultaba familiar, una lucha o pelea cerca, pero casi muda, se<br />

presentaba agudo, como si hubieran golpeado algo contra la pared o<br />

un puñetazo contra un objeto macizo; seguido de voces susurrantes<br />

en la inercia noche. Pasé saliva, se sintió como tragar puntillas, y<br />

respiré hondo, allí estaba otra vez aquel valor espontáneo<br />

acompañado por curiosidad de conocer la procedencia del ruido, de<br />

mi limite. Ese no era mi comportamiento habitual, algo extraño<br />

sucedía conmigo, de repente me desconocía por completo. Ya era<br />

hora de que estuviera bajo las sabanas rezando porque cesara.<br />

De nuevo otro ruido, más bien un grito desentonado y de dolor que<br />

hizo contraer mis músculos. Le temía más a las ansias en mí que me<br />

arrastraban al comedor que de lo que atestiguaría; era como si yo<br />

fuese un fragmento de metal y a unos metros hubiese un gran imán<br />

que me llamara con insistencia. Respiré hondo una vez más y<br />

emprendí pasos en dirección al lugar; mi mente me hacía<br />

advertencias, pero parecía inevitable.<br />

Dos presencias completamente diferentes volaban en la atmósfera,<br />

fue lo que percibí mientras caminaba con recelo por el pasaje; a mi<br />

lateral derecho, colgaban unas pinturas abstractas, adyacente a esta,<br />

cristales suplantando a las paredes de ladrillo comunes. Una de las<br />

presencias era liviana, pacífica, más exactamente... pura. Esta no me<br />

hostigaba de manera alguna; pero, la otra era sublevada e intimidante,<br />

percibí maldad y rencor, totalmente hostil. Esta segunda me puso los<br />

pelos de punta.<br />

Estaba solo a unos pasos de la escena, y al doblar la esquina daría<br />

con el comedor, mis ojos vaciarían su curiosidad y tal cual fue. En<br />

escena, era escabroso distinguir quien emana pureza y quien maldad,<br />

solo se distinguía dos figuras complexas moviéndose bruscamente en<br />

la habitación. Debí olvidarme de respirar, y poco a poco la presión<br />

en mi pecho se volvió brutal. Dios... nada semejante había cruzado<br />

por mis ojos.<br />

Uno de ellos sujetó fieramente al adversario, lo estrelló contra la<br />

pared, el estruendo fue abrupto. Contiguamente lo arrastró hacia una


38<br />

luz cegadora que se formaba en el umbral de la cocina, no lo noté<br />

sino hasta que su luz cobró tal intensidad que de momento cegó mi<br />

vista. Esto impidió que atestiguase parte de lo ocurrido, escasamente<br />

"vi" que lo colocó en frente de la luz y esta lo arrastró en su interior,<br />

como un agujero negro, creo... no conseguía distinguir a perfección<br />

las sombras, fue más como una deducción mía, que saqué de los<br />

gritos ensordecedores y del sufrimiento que producía el espectro.<br />

Mis ojos no recuperaron la vista sino hasta el momento en que<br />

aquella luz en segundos fue perdiendo su intensidad, todo hasta<br />

desvanecerse.<br />

Desconcertada miré a aquella presencia, hombre, me lo indicó<br />

brevemente la forma de su cuerpo mientras que mis ojos se<br />

adaptaban otra vez a la oscuridad. Por unos cortos segundos<br />

permaneció inmóvil, hasta que emprendió marcha, rodeó la mesa<br />

ubicada en el centro, venía hacia mí. Cuando fui capaz de ver esto,<br />

todo en mí se hizo inútil, se petrificó hasta el curso de mi<br />

respiración. Creo que intentaba no existir, para que no se percatara<br />

de mi estancia en la escena. En algún momento hubo un espacio en<br />

mi cabeza, un lugar precario a la mitad del abarcado juicio para<br />

tomar una decisión y ponerla a la ejecuta, y ese precario lugar<br />

consistía en sermones referentes a la estúpida idea de estar allí de pie.<br />

Entonces sus ojos estaban presentes, pero no veían, iban al frente.<br />

La distancia se hacía próxima, y sus rasgos sobresalían entre la<br />

oscuridad de la noche y el brillo de la luna; ahora mis ojos podían<br />

verle. No era mayor de veinte años ni menor de diecisiete; su cabello<br />

era ondulado y de color castaño claro, abundante; peinaba de lado,<br />

algo formal, pero desordenado en la parte parental de su cabeza.<br />

Hubo una característica suya que me insinuó su época, se trataba de<br />

unas patillas largas, que se asomaban en sus mejillas; comienzos de<br />

mil novecientos tal vez. Había otro rasgo que robó mi atención, y era<br />

que en su frente se formaba una eme desde que iniciaba su cuero<br />

cabelludo; un tanto fascínate. Tenía una forma craneal delicada que<br />

lo forraba una piel sutilmente blanca; tenía una nariz recta y pequeña,<br />

sus ojos brotaban un azul intenso, brillaban como el cielo, ojos<br />

bonitos que resaltaban bajo sus cejas perfectamente delineadas, pero<br />

exponía una mirada fría y dolida, esto los opacaba; sus labios eran un


39<br />

tanto largos, delineados por sus comisuras. Estando tan cerca de mí<br />

noté su estatura, lo denominé "alto", comparado con mi uno con<br />

sesenta y siete. Su corpulencia intimidaba, debió tener sus músculos<br />

entrenados en su lecho de vida, también se comprobaba en sus<br />

brazos largos y torneados. Entonces me percaté de sus prendas, y las<br />

fechas se movieron, esto me indicó que provenía de varios años más<br />

atrás, mil ochocientos cincuenta como suposición, y es que lucía un<br />

pantalón de esmoquin negro, una camisa de cuello pajarita, color<br />

blanca, a la que había remangado las mangas hasta los codos, un<br />

corbatín deshecho colgando en su cuello, y unos Berluti negros.<br />

Sus ojos rompieron su rigidez al frente y se estrellaron lacónicamente<br />

con los míos, él me vio, sabía que yo estaba presente, pero para mi<br />

sorpresa no asumió ninguna reacción, la rigidez de su postura<br />

erguida y la marcha concentrada en ningún momento se interrumpió<br />

luego de notarme, ni siquiera un gesto se plastificó en su rostro.<br />

Cruzó mi lateral, avanzando por el pasaje. ¿Qué era él? Para mi<br />

mayor asombro, percibí que era él quien emanaba aquella energía<br />

pura, y a pura me refiero a que no se percibía como hostil. No, quizá<br />

no me veía, quizá nunca me miró, quizá no sabía que yo estaba allí,<br />

quizá mi plan de inexistencia cumplió su objetivo; muchos quizás,<br />

pero nada concluso. Esta noche estaba abierta a todas las<br />

posibilidades, y si no me veía tampoco me escucharía.<br />

¡Espera! Pronuncié mientras rompí mi quietud y posicioné mi<br />

cuerpo en su dirección.<br />

Sus pies se estancaron a la mitad del pasaje, justo después de mi voz.<br />

Rayos, si escuchaba. Mi cuerpo se tensionó en el momento que me<br />

dedicó la mirada por encima de su hombro. Me equivoqué ¿y ahora<br />

qué hago?<br />

El silenció se prolongó y continuó esperando unas palabras de mi<br />

parte.<br />

¿Quién... quién eres? ¿Qué...? Suspiré y mi voz se hizo un hilo <br />

¿Qué es lo que buscas aquí? <br />

Un silencio impaciente se apoderó del lugar y mi desespero hizo<br />

mudo todo lo audible antes alrededor, me concentré en la esmerada<br />

respuesta de su parte, aunque acobardada por una posible acción<br />

brusca.


40<br />

Sé de algo que le concierne, algo a lo que su abuelo dedicó años a<br />

buscar, una explicación para los que nos ven, concretamente, algo a<br />

lo que se le podría llamar cura, puesto en palabras en unos<br />

manuscritos explicó.<br />

Las palabras que salieron de su boca anularon todos mis temores, él<br />

en definitiva no representaba una amenaza.<br />

¿Manuscritos? Pensé en voz alta.<br />

En ellos hallará lo que busca. Y... con ese espectro arrastrado al<br />

infierno, su estancia aquí será más llevadera <br />

Recalqué la escena, lo anterior escuchado, solo para asegurarme de<br />

que estaba pasando y romper la sorpresa de levantarme a media<br />

noche para descubrir que soñaba. Era difícil asimilar la situación, me<br />

costaba creer que estuviera ocurriendo.<br />

Seguido de sus palabras el silencio absoluto; fue culpa mía, no hallé<br />

la siguiente pregunta. Estaba atónita por lo que dijo, y aún no<br />

comprendía nada de lo que pronunció. ¿Conocía a mi abuelo? Él<br />

había muerto hace cinco años ¿acaso era posible que lo hubiera<br />

conocido después de muerto?<br />

Una vez más, una corriente magnética me ató a él, me obligaba a<br />

discernir más sobre él, sobre lo que sabía. No sé si era por lo extraño<br />

que me resultaba todo, o por el contexto de sus palabras; solo<br />

entendía que desconocía todo lo experimentado esa noche.<br />

De su mirada severa y fría se creó otro Déjà Vu, vi parentesco,<br />

familiaridad, como si lo conociera, o él me conociera, o como si ese<br />

instante en que lo vi, sentí como si ya hubiese acontecido antes, una<br />

ocasión exacta repetida. Era ilógico, sabía que solo lo había visto una<br />

vez antes, en la ventana de mi habitación en Portland, o dos quizás,<br />

cuando visualicé a alguien en el tragaluz aquella segunda vez, aunque<br />

no conseguía saber con certeza si se trataba del mismo; aun así no<br />

tenía sentido, no encajaba, nada dentro de mis meditaciones tenía un<br />

ritmo.<br />

Entonces, volvió su rostro al frente, la suela de su zapato se elevó al<br />

aire, preparado para continuar su marcha, lo que causó que un<br />

impulso escapara de mis labios y rompiera el silencio de antaño.<br />

¿Y volverás? Y mis pasos avanzaron centímetros.


41<br />

Giró su rostro con un movimiento delicado y precavido. En<br />

definitiva su intención no era provocarme el más mínimo miedo, tal<br />

como lo indicaba su aura. En su rostro se formó una expresión de<br />

confusión.<br />

¿Volver? Inquirió.<br />

Lo lamento, pero... no lo comprendo... ¿podrías ser más claro? Por<br />

favor... ¿volverías? Insté.<br />

Su silencio se prolongó otra vez, su rostro se volvió pensativo y<br />

luego de un incómodo minuto pronunció:<br />

... No lo sé dudó.<br />

Por favor casi supliqué.<br />

Pero no contestó, simplemente se dio la vuelta y se desvaneció con<br />

continuos pasos, como si el viento se lo llevara.<br />

Durante unos minutos le di vueltas en mi cabeza a lo que había<br />

sucedido tratando de entender, recreé una y otra vez la escena, las<br />

palabras. Me senté en el sofá para reflexionarlo con más calma y así<br />

se me pasaron los minutos, ¿Qué había sido todo aquello? Era<br />

absurdo, no tendría una respuesta esa misma noche.<br />

Al volver a la habitación Michael estaba bajo las cobijas; clara señal<br />

de pavor, me había olvidado por completo de él, de su pavor<br />

rigiendo en su cuerpo. Me senté a su lado y desarropé con suavidad<br />

su cabeza cubierta por la sabana.<br />

¿Mike? ¿Estás bien? Susurré al compás de la noche.<br />

¡Caro... te demoraste mucho! Con voz temblorosa.<br />

Mike se lanzó sobre mí con un abrazo casi asfixiante y con unas<br />

lágrimas deslizándose por sus mejillas, colocó su cabeza bajo mi<br />

mentón. El grado de angustia que debió atormentarle se demarcaba<br />

ahora, en ese instante.<br />

Mike lo lamento. Pero todo está bien con voz tenue.<br />

¿Lo viste? Preguntó.<br />

¿Verlo? <br />

Sí, ¿al hombre quemado? <br />

Claramente se refería al espectro.<br />

No, no hay nada


42<br />

Sería mucho mejor para él si le mentía, al menos ya todo había<br />

pasado, o eso creí entender de los labios de aquella presencia.<br />

A la mañana siguiente en el comedor mientras desayunábamos,<br />

Michael jugaba con dos juguetes sobre la mesa, me confortaba que al<br />

despertar de ese nuevo día las reminiscencias de la noche se le<br />

hubieran nublado. Por otro lado, Bruce discutía en voz alta con las<br />

noticias pasadas en televisión, Dux y Sarah entablaban una<br />

conversación, y sorprendentemente Thomas estaba comiendo<br />

callado. Mi mente vagaba en los recuerdos de la noche anterior, y<br />

cuando mi rostro distraído era demasiado obvio, abandoné mis<br />

recuerdos y observaba a todos mientras desayunaban. Contemplaba a<br />

Michael en el momento en que algo húmedo se deslizó por mi nariz<br />

hasta detenerse en las comisuras de mis labios; limpié la gota con las<br />

yemas de mis dedos y luego lo puse frente a mi rostro para descubrir<br />

que se trataba de sangre. Mi tío miraba su plato y dirigía el tenedor a<br />

su boca cuando se percató de lo que me ocurría.<br />

¿Caro? ¡Oh por dios! ¿Estás bien? Con tono turbado.<br />

Él se levantó apresuradamente de su asiento y se colocó junto a mí<br />

en instantes.<br />

Sí, no te preocupes... no es nada <br />

Pero luego bajaron más gotas por mi nariz derramándose sobre mi<br />

ropa y manos.<br />

¡Dux trae un pañuelo mojado! ¡Rápido! - ordenó.<br />

Dux acató y corrió aceleradamente a la cocina; la cantidad de sangre<br />

era tal que el rostro de angustia era visible en todos. Aunque en<br />

realidad no se trataba de algo urgente, constantemente tenía<br />

hemorragias muy abundantes, venían después de que entraba en<br />

visión, como una secuela. Había aprendido a vivir con ellas, y<br />

también mis padres.<br />

Al mirar de reojo a mi lado derecho, más precisamente contra la<br />

ventana, creí prever a alguien parado allí, fue un reflejo borroso pero<br />

podría jurar que no lo había imaginado. Aunque no alcancé a divisar<br />

su rostro, fue como una sombra que se disolvió en el aire al ser<br />

captada por mis ojos. Últimamente las cosas que tenía bajo control<br />

estaban de nuevo a riendas sueltas.<br />

Levanta la cabeza. Mira hacia arriba me sugirió Bruce.


43<br />

A Caroline se le viene la sangre muchas veces. Mi mamá le dice<br />

que se meta a la ducha, así se le pasa notificó Thomas.<br />

O también que se acueste sobre la cama con un pañuelo mojado<br />

en su frente agregó Sarah.<br />

Me apresuré hasta la bañera con ellos a la custodia de mis espaldas;<br />

entré al baño y cerré la puerta en exigencia a la privacidad. Comencé<br />

a limpiar la sangre de mi rostro y manos, ya había parado de sangrar.<br />

Me miré al espejo contemplando mi rostro y detallé cada<br />

característica; como la forma de mi cráneo semicircular de fracciones<br />

delicadas y de pómulos resaltados, mi cabello ondulado y de un tono<br />

de rubio dorado, que no consigo discernir de quien lo heredé; mis<br />

ojos son medianos y de color miel muy claros, un tono discordante<br />

considerando los ojos verdes de mi madre y los ojos ocursos de mi<br />

padre, pero bueno, yo era desigual a ellos de todas la maneras.<br />

Muchas veces me sentí como la ficha del rompecabezas que no<br />

encaja en mi familia. Encima de mis ojos, mis cejas, largas y delgadas,<br />

mis labios cortos con las comisuras delineadas, mis orejas pequeñas y<br />

escondidas bajo mi cabello suelto, y mi nariz, pequeña y respingada.<br />

Noté un desigual en mí de ahora al de cuando tenía cinco años. Creo<br />

que desde entonces fue la última vez que admiré mi rostro con tanta<br />

paciencia.<br />

Después me deshice de mis prendas embarradas de sangre, de mi<br />

sangre, de mi sangre muy roja, y, dejé que el agua tibia empapara mi<br />

cuerpo. Algo de confort nacía de ello. Al terminar de ducharme y<br />

vestirme, reiteré a la habitación, mi tío insistió con urgencia de que<br />

debía reposar, así que me recosté sobre la cama con un pañuelo<br />

húmedo en mi frente y permanecer en sosiego hasta convencerlo del<br />

auge.<br />

En esta ocasión empecé a sentir un peso en los ojos que me vencía,<br />

el eco de las voces llegaban a mis oídos desde el primer nivel, entre<br />

estas voces distinguía risas. Se lo estaban pasando bien. Me<br />

embargaron deseos de hacer parte de las risas, pero el escaso sueño<br />

desde hace un par de semanas atrás me cobraba factura en este<br />

momento, y quería disfrutar de unas horas continuas de sueño.<br />

Ese día estuvo aplacado, literalmente me la pasé sentada frente al<br />

televisor, pero con los pensamientos lejos del contenido que


44<br />

transmitía. Tenía muchas cosas en que pensar, pero aun así no<br />

digería nada, todo era tan ofusco; ya casi anocheciendo entendí que<br />

allí sentada no encontraría respuestas. Lastimosamente ahí estaba<br />

otra vez el acto de valentía que llegaba a mí de la nada, que se<br />

incrustaba en mi piel, supuse que si el espectro salió de la buhardilla,<br />

probablemente el fantasma anónimo también, parecía la zona con<br />

más actividad, ideé echar solo un vistazo desde afuera de la puerta<br />

sin penetrar a la estancia. Justo en el momento en que todos estaban<br />

ocupados, tan atareados que invariablemente ignorarían mi ausencia<br />

del lugar.<br />

Sigilosa me escabullí por las escaleras hasta el segundo nivel, allí las<br />

escaleras en caracol conducían al acceso de un tercer nivel,<br />

bloqueado por una puerta rústica de madera, el lugar era aprisionado<br />

simplemente por un cerrojo de hierro, lo corrí y abrí la puerta de un<br />

manotazo. Aguardé breves segundos mientras apaciguaba las dudas,<br />

una vez reprimidas, con precaución entré un pie y encendí el<br />

interruptor de luz, pero este echó chispas y se apagó de forma<br />

inmediata; aquello complicó la alusión proyectada. Me volví y bajé<br />

tres escalones, pero en el tercero me atajé, puse en blanco mis<br />

pensamientos cortándole el hilo de vigor al miedo y soslayando la<br />

duda naciente, regresé rápido sin darle tiempo y atravesé el umbral<br />

sin detenerme hasta llegar al centro. Observé cada detalle alrededor,<br />

no había más que trastos viejos, polvo, un olor moribundo y<br />

murciélagos que me produjeron descomunal pavor cuando por el<br />

ruido de mis pasos volaron espantados contra mí y que<br />

posteriormente renunciaron al lugar escapando por el tragaluz.<br />

Comencé a pasearme por el lugar, mis ojos se adaptaron a la<br />

oscuridad y contemplaba con mejoría el entorno. Al espacio lo<br />

colmaban los objetos obsoletos y de antaño, apilados unos sobre<br />

otros, y el paseo me puso delante del tragaluz, desde allí podía ver el<br />

jardín delantero de la casa, y el auto Bruce estacionado. En la escena<br />

emergieron Sarah, Thomas y Dux, con sus ojos cubrían el entorno,<br />

como si estuvieran a la busca de algo. Supe que desde allí mismo nos<br />

habían espiado aquella vez, podía visualizar lo que la presencia capto<br />

aquel día, a nosotros. Y el miedo se incrustó por mi espalda.<br />

Segundos continuos escuché a Dux gritar mi nombre, yo era ese algo


45<br />

que buscaban, aquello bastó para creer que era suficiente. Me di por<br />

vencida y conduje mi cuerpo hasta la puerta, bajé los primeros<br />

escalones y me encontré con el rostro de mi tío ascendiendo las<br />

escaleras. ¡Rayos!<br />

¿Qué hacías arriba? - con gesto curioso.<br />

Nada. Solo quise echar un vistazo - improvisé.<br />

Ah...bien, eh... ¿Qué quieres de cena? <br />

No tengo hambre -<br />

¿Cómo que no tienes hambre? Debes comer algo o enfermaras -<br />

insistió.<br />

Era consciente de que no se le puede contradecir, de manera que<br />

tendría que sentarme en la mesa a comer.<br />

- Está bien -<br />

Se me ocurrió que tal vez él alimentara mis inquisiciones, debería<br />

tener respuestas acerca del dueño anterior de esa propiedad. Pensé<br />

que quizás aquella figura maligna tuviera que ver con la persona que<br />

ocupaba el lugar y así mismo, existiera alguna correlación con el<br />

espíritu de aura pura.<br />

- Vamos, entonces ¬-<br />

Viró su cuerpo para empezar a desentender las escaleras.<br />

- ¿Puedo preguntarte algo? - interrumpí su marcha.<br />

Posicionó su cuerpo igualmente frontal al mío.<br />

- Adelante. Pregunta - permitió.<br />

Por medio de las fisuras de su rostro se formó una expresión de<br />

interés, debo suponer que le parecía extraño que hiciera a un lado la<br />

timidez y que quisiera hablar con él, ya que solo le cruzaba con el<br />

saludo diario.<br />

- ¿De quién era antes esta casa? - con tono remiso.<br />

- Era de un amigo -<br />

- ¿Y antes de él? - inquirí.<br />

- De su familia... - frunció sus cejas en son de confusión - ¿Por qué<br />

me preguntas sobre eso? -<br />

-... Por nada -<br />

- Ya sé lo que pasa - irritó un tanto su expresión -. Sarah y Michael te<br />

han estado metiendo cuentos de miedo en la cabeza -


46<br />

- No, en realidad solo tenía curiosidad, por... la buhardilla, las casas<br />

envejecidas suele tener una, así que imaginé que era algo vieja -<br />

expliqué con precipitación.<br />

- Ah, bueno. De cualquier forma, si ellos comienzan con sus cuentos<br />

raros, no les prestes atención -<br />

Fue inútil, él era demasiado escéptico como para dar razón de algún<br />

acontecimiento ocurrido que pudiera dejar el rastro de esas dos<br />

presencias.<br />

Luego de la culminación de la cena Dux colocó un DVD de película<br />

y todos se reunieron en la sala para verla, incluso Bruce, que había<br />

asumido una actitud divergente, de la nada hacía bromas e incitaba<br />

risas.<br />

Intenté concentrar mi concentración en el contenido transmitido por<br />

la película, pero lo cierto era que no podía asentar mis intereses hacia<br />

ninguna otra dirección, así que busqué excusas para levantarme del<br />

sofá y desplazarme hasta la cocina, el estudio o el segundo nivel,<br />

pero nada, prevalecía la ausencia total de cualquier presencia. Llegada<br />

las tres de la madrugada, suspendí el desvelo, no era conveniente<br />

estar despierta a esa hora, aun si Dux permanecía despierto en la sala,<br />

pues siendo aquella hora la opuesta a la hora de muerte de Cristo,<br />

convirtiéndola en propicia para que asusten, como burla a lo<br />

santificado.<br />

Once años... me resulta tanto tiempo, hundida en sombras de miedo,<br />

¿Cómo vencer el temor al miedo? ¿Si es eso posible? Quizá no, tal<br />

vez la presencia yerra y yo no tengo remedio. Me preocupa la<br />

culminación, pues cada vez incrementa, como si yo me hiciera débil y<br />

lo paranormal estoico. Inició conmigo así mismo como la apertura<br />

en Mike, los entes son intangibles, solo se pueden ver, pero cuando<br />

los años avanzaron se hicieron tangibles, quizá ocurra lo mismo con<br />

Michael, y no estaré cerca de él para tenderle una mano. Pero bueno,<br />

llegado a este nivel, existe un punto de referencia de cual partir, los<br />

manuscritos.<br />

Muy temprano, cuando el sol apenas calentaba la espalda de las<br />

montañas; Bruce golpeteó sutilmente en la puerta, intentaba ir al son<br />

la tranquila madrugada. Irrumpí mi sueño frágil y abrí los ojos, pero<br />

Sarah estaba acostumbrada a atender inmediata las premuras de su


47<br />

padre, quizá a la estricta educación que recibió, por ello no tardó en<br />

levantarse de la cama para atender a la llamada de la puerta. Puede<br />

escuchar que le avisaba que estuviésemos listos en dos horas, puesto<br />

que atendería unos asuntos de su trabajo y volvería para tomarse el<br />

día y llevarnos a visitar un amigo suyo.<br />

Otro lugar desconocido... los temores revivían inducidos por el<br />

recelo hacia un espacio nuevo, una casa a las afueras de <strong>Van</strong>couver.<br />

Acatamos la petición de Bruce y pasadas las dos no hallábamos<br />

preparados para asistir. Por supuesto los nervios se enredaban en mis<br />

pensamientos por aquello, pero intentaba apaciguarlos usando mi<br />

mente para ingeniar la forma de sacarme de la invitación. Pensé en<br />

fingir estar enferma, la sangre del día anterior se presentaba como<br />

apoyo ante la excusa; estaba mal considerando que el tía Bruce solo<br />

quería compartir con nosotros tiempo, pero no me atrevía a hacer<br />

parte de ello, en esta ocasión la osadía antes experimenta no<br />

mostraba signos de vida. Ensayé un monologo interno que sonara<br />

convincente, lo repasé una tras otra vez; no podía fallar.<br />

Bruce regresó puntual como lo había prometido, le esperábamos en<br />

la sala, excepto por Sarah y Michael; ellos estaban en la habitación de<br />

Michael, llevaban un tiempo largo allí.<br />

- ¿Ya están todos listos? - indagó mientras comprobaba con sus ojos<br />

a todos.<br />

- Sí, Sarah y Mike ya vienen; solo están buscando un abrigo para<br />

Mike - indicó Dux mientas se levantaba del sofá.<br />

- Bueno, voy al estudio un momento y ya regreso para irnos -<br />

- Tío... - fue un llamado débil, pero con suficiente volumen para que<br />

llegara a los oídos de él.<br />

- Dime - trazó una línea recta con su mirada hasta mí.<br />

- Solo - me preparé para recitar el monologo sobre la mentira que<br />

había preparado, solo esperaba que la culpa no me traicionara -...<br />

solo quería decirte que no me siento muy bien y que preferiría<br />

quedarme -<br />

- ¿Te encuentras bien? -<br />

Su expresión se tornó de preocupación y una oleada de<br />

remordimiento me cubrió.


48<br />

- Sí, no es nada urgente; es que tengo algo de debilidad y - iba a decir<br />

que había sangrado nuevamente en la noche, pero se me hizo<br />

demasiado, hacía ya mucho tiempo que no me veía en el incómodo<br />

caso de mentir para zafarme de algo cuando mi papá quería llevarnos<br />

a algún lugar. El remordimiento pausó mi marcha -... me gustaría<br />

quedarme y reposar -<br />

- No, no puedo irme y dejarte sola - protestó.<br />

- Podría acompañarla - propuso Dux mientras se levantaba del sofá y<br />

se ponía a mi lateral.<br />

- No es necesario, de verdad. Puedo quedarme sola, no tengo<br />

problema con ello -<br />

- Mejor te llevo con un médico; ayer derramaste mucha sangre, es<br />

lógico que te sientas débil -<br />

- No, por favor no, solo necesito reposar - objeté.<br />

- Caro, a ti siempre te dan esas hemorragias y nunca te sientes mal<br />

después de que pasan - desveló Thomas convirtiendo la situación en<br />

una encrucijada, pronto revelaría que uso esas excusas con papá todo<br />

el tiempo, fue algo que no premedité antes.<br />

- Bueno, pues en esta ocasión si se sintió mal - intervino Dux<br />

rompiendo la dirección de las indiscretas palabras de Thomas.<br />

- Caro... yo quería llevarlos a todos, para presentar mi familia, pero...<br />

bueno, si te sientes indispuesta, lo entiendo, pero no te quedas sola,<br />

que se quede Thomas contigo -<br />

Después de sus palabras Dux soltó una risilla irónica en señal de<br />

desaprobación, continuamente condujo sus pasos de retorno al sofá<br />

y se dejó caer contra el sofá, colocó sus auriculares en los oídos y<br />

reprodujo música. A Bruce irritó el comportamiento de Dux, lo noté<br />

en su rostro, pero apresó su disgusto y se retiró a su estudio. Y<br />

Thomas, él por supuesto le desagradó el no asistir. Ahora me sentía<br />

mal por ellos, era culpa mía haberles arruinado el rato.<br />

- Que bien, muchas gracias hermanita - mientras resoplaba del enojo.<br />

Sarah y Michael se hicieron presentes en la estancia y atrajeron toda<br />

mi inquisición. Se ubicaron en el umbral, sin cruzar completamente.<br />

Noté que a Michael lo dominaba una expresión de angustia, tan<br />

desmedida que no conseguía opacar; también me percaté de que<br />

Sarah se esforzaba por borrar la expresión de su hermano. Se


49<br />

arrodilló delante de él, tomó su rostro entre sus manos y parecía<br />

infundirle tranquilidad. Ella cuidaba el volumen de su voz para que<br />

no pudiésemos oír, "¿qué ocurre?"<br />

- Vamos - avisó Bruce cuando aparecía tras el vestíbulo.<br />

Sarah inmediatamente se puso de pie, su postura se volvió erguida y<br />

construyó apresurada una expresión de felicidad que dirigió a su<br />

padre. Claramente algo no estaba bien. Me trasladé hasta su cercanía<br />

para intentar desvelar lo que acontecía.<br />

- ¿Qué ocurre? -<br />

- Mike odia ir a esa casa -<br />

Entonces, pude interpretar mejor las cosas; su expresión de tortura,<br />

claro, debí imaginarlo. ¿Qué podía hacer?<br />

- ¿Por qué? - la pregunta estaba de más, o creo más bien que sostenía<br />

la ilusión de que estuviese errando en mi suposición.<br />

- Por lo que dije ayer, lo que Mike ve - confirmó mis sospechas.<br />

"Dios..." esto cambiaba el curso de las cosas. Me impactó una oleada<br />

de pena, de angustia por él. Era solo un niño, tan pequeño, tan frágil;<br />

no era justo para él pasar por que vivía.<br />

Quise acompañarlos hasta la puerta, lo mismo pensó Thomas, quien<br />

imitó mi acción. Intenté pensar que me había librado de un<br />

infortunio para así ya no sentirme culpable, pero no daba efecto.<br />

Ahora era Michael el que me preocupaba y tenía que hallar la manera<br />

de zafarlo a él también. Pensé que si argüía la noticia de mi ausencia<br />

quizá él pidiera quedarse conmigo, entonces lo apoyaría para que se<br />

quedara él en lugar de mi hermano.<br />

- Que les vaya bien - con desdén, pero Thomas ya había puesto la<br />

oportunidad sobre la mesa.<br />

- ¿Tú no vas? - se sorprendió Sarah.<br />

- No, me tengo que quedar a acompañar a mi hermana que se siente<br />

"débil" - con tono sarcástico.<br />

Ya estaba hecho, era su oportunidad para pedir quedarse, pero se<br />

estaba tardando. Entonces, su padre estiró su mano para sujetar la de<br />

Michael, así supe que era inútil, que no podía conseguirlo. Examiné<br />

su rostro, aun cargando la aflicción, resignado. No me atrevía a<br />

abandonarlo, esa culpa no podría sobrellevarla. ¡Ah! Ahí estaba otra<br />

vez aquellas corrientes de osadía que se ausentaron primitivamente.


50<br />

- Tío... eh... ¿sabes? Thomas tiene razón, siempre me dan esas<br />

hemorragias y... no tiene caso que le de importancia, se me pasará.<br />

Me gustaría acompañarlos -<br />

Sonrió complacido, que bien por él, que tortura para mí.<br />

- Estupendo -<br />

Recuerdo a una amiga, llegó de pronto, de golpe a mi memoria<br />

mientras el tío Bruce describía una anécdota de... no lo sé, solo sé<br />

que relataba algo; pues mi concentración se despidió de la realidad.<br />

Recordaba el cumpleaños de mi amiga, había colores, bombas, niños<br />

y un pastel de cumpleaños. Creo que aquel día estaba feliz, creo que<br />

reía. Uno... dos... tres... cuatro... ella me tomó de la mano y corrió<br />

conmigo tras ella; siete... ocho... nueve... la voz se hacía más lejana.<br />

Me haló con ella hasta un cobertizo, estaba mal cuidado y en su<br />

interior, estaba colmado de trastes. Diez... once... la voz era casi<br />

imperceptible y pronto vendría en nuestra búsqueda. Me ubiqué tras<br />

un tras unas cajas apiladas en una esquina contra la pared de madera,<br />

sentada con mis rodillas al nivel del pecho. Habían espacios entre las<br />

tablas, a través de ellas podía avistar el exterior, el césped, la casa. Me<br />

quedé allí, en total afonía, aguardando. Pasaron varios minutos, todo<br />

era erial hasta que vi una figura humana pasar del otro lado de la<br />

pared. Quise ver a través de los espacios entre tabla y tabla, pero no<br />

vislumbraba a nadie, no estaba el niño, el que debía estar<br />

buscándonos; entonces ¿qué había visto? Empecé a sentir al miedo<br />

nadar en mi sangre y alcanzó cada extremidad de mi cuerpo. Era<br />

muy niña, el miedo era más cruel conmigo. Después hubo razón para<br />

que se destara el pavor; unos dedos se colaron por los espacios de la<br />

pared. Tenía unas uñas largas y su mano era cadavérica, se<br />

desplazaba cerca de mi rostro. Muchas lágrimas brotaron de mis<br />

ojos, resbalaban por mis mejillas, por mi cuello y mi mandíbula<br />

vibraba haciendo castañear mis dientes. No podía moverme, no me<br />

atrevía, pero por el rabillo del ojo, nada más descubierto por los<br />

espacios que permitían las tablas. Unos ojos pérfidos, un aliento<br />

roñoso, un espectro del otro lado de la pared, saboreando mi pavor.<br />

Esa mano se lazó contra mi cuello, sentí el ardor de mi piel cuando<br />

sus uñas rasgaban mi carne. Así que grité, con el ardor de mi fuero<br />

emigrando por mi boca.


51<br />

El recuerdo fue tan abrupto que provocó que me sacudiese en el<br />

asiento trasero del coche, tanto que llamó la atención de Dux, pero<br />

saqué mi mirada por la ventada evitando que sus ojos leyesen los<br />

míos.<br />

Corrí lejos de allí, a mis espaldas escuchaba los gemidos agudos que<br />

emitía ese espectro. Quería herirme, podía hacerlo, tenía la suficiente<br />

longevidad para perpetrarme daño, para ser tangible. Aunque escapar<br />

se escapó de entre mis posibilidades, puesto que me enredé en el<br />

césped y caí contra el suelo. No detuve mis gritos ni mi llanto, esto<br />

ocasionó que los demás niños abandonasen sus escondites y se<br />

acercaran hasta mí. El espectro estaba entre ellos, pero solo yo podía<br />

avistarlo. Cubrí mis oídos y cerré mis ojos mientras todas eran<br />

miradas confundidas, extrañadas me cubrían.<br />

Por años evité ir a cumpleaños, fiestas, cenas, cualquier cosa que me<br />

hiciese invitada en otra casa. Esta vez no lo pude controlar, la verdad<br />

es que no tenía nada bajo control, solo era una mentira que me decía<br />

a mí misma para apaciguarme.<br />

Busqué opciones esmeradas que lograran desviar mi concentración,<br />

la más precisa fue unos mensajes en mi teléfono, eran de Jimmy,<br />

parece que sus vacaciones marchaban tal cual lo había imaginado,<br />

acompañaba sus experiencias con fotos. Qué bien por él.<br />

Una hora de camino, fue el tiempo trascurrido hasta pisar el lugar<br />

proyectado, y, fue como lo supuse, como ya lo veía venir; la<br />

atmósfera era discrepante y marchaba con paso promiscuo,<br />

ocultándose en los rincones, tras los troncos de los árboles.<br />

Era una casa ingente, una propiedad aislada de muchas otras,<br />

asechada de frondosos bosques a su espalda. Era una casa blanca, de<br />

aspecto dórico, tenía balcones y columnas altas, detalles decorativos<br />

como ancones tallados sobre los enormes ventanales enrejados y<br />

entorno a la puerta. ¡Ah! Era una casa muy bella, pero lógicamente<br />

era antaña, lo cual la bautizaba como lóbrega y de allí emergían<br />

hordas de desconfianza que despertaban todos mis sentidos.<br />

- El señor Hill es un hombre muy importante para mis negocios, le<br />

gusta que le dediquen respeto y no espero menos de ustedes -<br />

advirtió Bruce cuando el auto cruzaba las rejas anteriores a la casa.<br />

- No hay problema - serenó Dux con un aire de tranquilidad.


52<br />

- Lo digo sobre todo por ti, Dux. No te atrevas a siquiera hacerme<br />

una de esas miradas que te gusta hacer cuando te hablo, no delante<br />

de él -<br />

Dux puso los ojos en blanco y apartó la mirada de la fijación de su<br />

padre. Era justamente esa mirada a la que se refería, tan suya.<br />

Todo se ponía peor, pasara lo que pasara no debía gritar, no debía<br />

inaugurar un espectáculo que pusiera en vergüenza al tío Bruce.<br />

El interior de la casa detallaba la alcurnia de aquella familia,<br />

simplemente el vestíbulo hablaba por sí solo. Había arañas llenando<br />

la estancia de luz, el suelo de mármol, adornos florales ambientando<br />

el espacio, algunas pinturas colgadas en las paredes, dos esculturas de<br />

busto a cada extremo de las escaleras, las cuales empezaban como<br />

una misma y después se partían a la mitad para tomar caminos<br />

diferentes, que, conducían al segundo nivel, este estaba hueco en el<br />

centro y estructurado alrededor con pasajes balaustrados.<br />

Un hombre asomó su cuerpo tras la balaustrada; el señor Hill, no<br />

hubo necesitada de que la empleada que nos había hecho seguir lo<br />

buscase, ya estaba presente. Descendió las escaleras para encontrarse<br />

en el vestíbulo con mi tío Bruce y le saludo con placidez estrechando<br />

su mano y palmeando su espalda tras un abrazo.<br />

Me interesaba leer las reacciones de Michael, anticiparme ante<br />

cualquier reacción suya, pero de momento no había señales de<br />

humo. Él se hallaba... normal, sin rastro alguno de cautela. La<br />

respuesta no estaba en Michael, sino en una lectura sobre el<br />

ambiente, aunque esto implicase secuelas; puesto que el detectar un<br />

aura hostil desencadenaría el pavor, el nutriente de los entes. Así<br />

revelaría mi posición, mi maldición y les haría agua la boca.<br />

Nos hicieron avanzar por algunos de los recintos de la planta baja<br />

hasta alcanzar la espalda de la casa, allí, los bosques crean penumbras<br />

y los rayos del sol son desconocidos. Había una zona de piscina y<br />

jardines, y claro, no podía faltar una fuente. Así que era hermoso,<br />

quería congelar ese pensamiento y que así el recelo no fuese un<br />

abrebocas.<br />

- Por favor, siéntanse libres. Su padre y yo tenemos de hablar de<br />

trabajo - pronunció el señor Hill al mismo tiempo que separaba una<br />

silla de la mesa para sentarse, una acción copiada por el tío Bruce.


53<br />

Sarah tomó la mano de su hermano pequeño y se dispuso a andar,<br />

segura, de retorno, como si conociese exactamente el lugar de su<br />

destino. No pude evitar no ir tras ellos y al parecer no fui la única a la<br />

que atravesó la intriga, pues Dux y mi hermano se unieron a la<br />

persecución. No fue hasta que cruzó la puerta trasera de ingreso a la<br />

casa que Dux detuvo su marcha con una cuestión.<br />

- Ey, ¿A dónde van? -<br />

Tras aquello Sarah volvió el rostro, nos cubrió a todos con la mirada,<br />

como si hasta ese momento se hubiese percatada de que estábamos<br />

tras ella y Michael.<br />

- Vamos fuera; al auto - inmediatamente su cuerpo sus piernas la<br />

halaban a continuar su marcha.<br />

- ¿Por qué? Bueno, para ustedes ya es común este lugar, pero por que<br />

no vienen con nosotros y damos una vuelta a esta casa -<br />

Leí una reacción en Michel, fue fugaz, pero reveladora. Debió sentir<br />

una presencia, puesto que sus ojos apuntaron hacia arriba, encima de<br />

él. Había un segundo nivel así que no era difícil suponer que arriba<br />

de nosotros había alguien.<br />

- No, luego te explico, Dux. Por favor quédate tú para que mi papá<br />

no vaya a molestar porque nos fuimos todos. Quédense ustedes -<br />

No, sin Michael presente yo no tenía ninguna excusa para<br />

permanecer allí.<br />

- ¿Pero por qué se van? - insistió Thomas.<br />

Michael cada vez se ponía más inquieto, su mirada no dejaba de<br />

cubrir todos sus francos, estaba completamente en alerta; un signo<br />

asertivo para aquella ocasión.<br />

- Luego les cuento. Por favor, quédense allá con él, por favor - casi<br />

suplicó Sarah.<br />

Creo que protegía a su hermano, ya que ella estaba al consiente de<br />

todo lo que él veía.<br />

- Bueno, pero si pregunta por ti ¿qué le digo? -<br />

- Que fuimos a dar una vuelta, no sé, inventa algo -<br />

Dux asintió poco convencido de las circunstancias, el alguien al que<br />

le gusta las repuestas y se inquieta cuando no se las dan.<br />

- Vamos - hizo un mohín indicándome que le siguiera.


54<br />

Sarah emprendió su marcha y atravesó el recinto, mis ojos pronto la<br />

perdería de vista.<br />

- Vamos... -reiteró Dux.<br />

- Sí, bueno... voy un momento con Sarah y ya regreso -<br />

- Te acompaño -<br />

- No - refuté de inmediato -, por favor, ya oíste a Sarah. Haz que tu<br />

papá no descubra que están fuera de la casa. No tardo -<br />

- Bien, te veo en el patio -<br />

Avancé con pasos precipitados por la casa, recalcando el recorrido<br />

previo. Dejando que mis sentidos de alerta durmieran. Pronto pude<br />

ver la espalda de ellos, sostenía un paso apresurado a par con el mío,<br />

la manera más ventajosa para alcanzarles sería corriendo, pero no<br />

quería que Sarah se percatara de mi presencia hasta no conseguir<br />

estar fuera de casa. Pronto alcanzó el vestíbulo y cruzó la puerta, yo<br />

igualmente ingrese al lugar y cuando me disponía a abrir la puerta<br />

para abandonar el lugar una brisa se estrelló contra mi espalda<br />

congelando mis pasos.<br />

El frío, tan propio de la muerte y la brisa signo de manifestación<br />

fantasmal; es como si una puerta se abriese y la brisa de ese mundo<br />

se colara al nuestro. Así lo interpreto. En repetidas ocasiones se han<br />

dado del mismo modo, de pronto una brisa en un espacio cerrado<br />

levita mis cabellos. Entonces temí a lo que estuviese a mis espaldas.<br />

Mi mente se apresuró a construir soluciones; correr, ignóralo,<br />

afrontarlo, rezar, cerrar mis ojos y cubrir mis oídos... aunque nunca<br />

sé cuál se amolda mejor a la situación, incluso, cualquiera puede ser<br />

inútil ante la circunstancia. Transcurrieron unos segundos y nada<br />

ocurría, ¿qué clase de situación se estaba dando a mis espaldas? Opté<br />

por leer a la presencia y frenar los pálpitos diligenciados hacia la<br />

sorpresa; pues inquieta con escasez si conozco lo que viene y no que<br />

ataque por la espalda. Para una sorpresa mayor, el aura que repasé no<br />

era hostil, era apacible, ¿acaso era posible que empezara a descubrir<br />

presencias puras?, usualmente necesitan energía orbe para transitar<br />

por nuestro mundo, es una teoría que nunca he podido comprobar.<br />

Aunque lo viva a diario jamás he conseguido las respuestas, ¿Qué<br />

quieren? ¿Por qué están aquí? ¿Qué soy yo? ¿Por qué mi miedo les da<br />

fuerza?


55<br />

Me atreví, volví la mirada y descubrí un espacio vacío, llano, pero<br />

mis ojos estaban puesto en una dirección errónea. Mi mirada<br />

ascendió por la escalera y vi fugazmente la apariencia de aquel<br />

fantasma anónimo que tenía mis respuestas. ¿Por qué estaba aquí?<br />

Aunque esa pregunta fuese ulterior, lo primario era alcanzarle antes<br />

de permitir que mis cuestiones lo dejasen marchar. Encaminé los<br />

primeros pasos, dispuestos antes de que el recelo me alcanzase.<br />

Escalón tras escalón me condujeron hasta el último nivel y me vi de<br />

pie con un largo pasillo a cada lateral de mí. ¿A dónde fue? Elegí<br />

examinar el pasillo izquierdo y avancé sin indagármelo una segunda<br />

vez. Había puertas a cada lateral, todos cerradas. Mi impertinencia no<br />

estaba al nivel de atreverme a abrirlas, pero podía ver una variación<br />

sobresalía y atrapaba a mi interés, una de las puertas estaba abierta.<br />

Por allí se colaba una intensa luz natural que probablemente brotaba<br />

de alguna o varias ventanas.<br />

- <strong>Los</strong> ojos curiosos ven lo que no deben ver... -<br />

Sonó de pronto una voz infantil que sin duda había nacido de aquella<br />

habitación con la puerta permitiendo desvelar los secretos del<br />

interior.<br />

<strong>Los</strong> espíritus infantiles no tienen un aura legible, no la mayoría, así<br />

que podía ser lógico que no sintiese el aura fantasmal, pero también<br />

podría estar descaminada en la suposición, era hacedero que el señor<br />

Hill tuviera hijos. Atraje a mi objetivo otra vez a la mente, encontrar<br />

a la presencia anónima y eso recargó de valor a mis piernas para<br />

continuar hasta el umbral de la puerta desplegada.<br />

Un infante, en efecto se trataba de uno, acuclillado en el suelo con la<br />

parte frontal de su cuerpo apuntando hacia esquina izquierda al<br />

fondo de la habitación. Repetía las mismas palabras, como si su<br />

mente estuviese en delirio.<br />

- <strong>Los</strong> ojos curiosos ven lo que no deben ver... - pausaba unos<br />

segundos y reiteraba las palabras.<br />

No era vivo, no creía posible que alguien vivo o cuerdo estuviese allí<br />

nada más, repitiendo una tras otra vez la misma frase. Ya había<br />

comprobado que lo que buscaba no estaba presente allí, quizá en la<br />

dirección contraria. Me preparé para retirarme con cautela, sin<br />

despertar la sugestión del infante, pero... claro, mi ojos había sido


56<br />

totalmente atraídos por esa presencia que ignore el resto de la<br />

habitación: si era dormitorio, los objetos en la habitación, el cómo<br />

lucia, todo, me dediqué a ignoras lo demás sin percatarme de que<br />

había otra presencia en la esquina opuesta, estática y observándome<br />

detenidamente. Esta era una persona mayor, quizá cuarenta años,<br />

usando ropas nada próximas a la época. En cuanto sintió que desaté<br />

el pavor una sonrisa se inauguró en sus labios rodeados de<br />

densidades de bello facial. Continuamente la presencia infantil volvió<br />

el rostro, un rostro incompleto, el lugar en donde debía estar sus<br />

ojos, conferidos con algún color de iris, en cambio, tenía dos órbitas<br />

vacías y oscuras.<br />

- ¡No quiero ojos curiosos en mi casa! - gritó repentinamente el<br />

hombre.<br />

Aquellas palabras bastaron para emprender a correr con toda la<br />

fuerza de mis piernas por el pasillo.<br />

- ¡Le arrancaré los ojos! -<br />

La voz no se quedaba olvidaba en la habitación, continuaba siendo<br />

cercana, lo que indicaba que imitaba mis pasos, que venía tras de mí.<br />

Alcancé las escaleras, era momento de que toda aquella adrenalina<br />

secretada por la glándulas no fallara en ningún paso, podía resbalar<br />

por las escaleras y darse una docena de conclusiones para la<br />

persecución, en la cual tres estrujaban mi cuerpo, morir, quedar<br />

inconsciente o ser alcanzada por la presencia.<br />

Alcancé la puerta. El temblor en mis manos volvía torpe la acción de<br />

abrir la puerta, pero antes de conseguirlo una advertencia se<br />

antepuso en mi cabeza; estaba yendo hacia Michael. Fui incapaz de<br />

conducir a esa presencia cerca de Mike, así que me quedé allí,<br />

aguardando, intentando estar preparada. Recosté mi frente contra la<br />

puerta y encerré fieramente la perilla en mi mano, obligándome a<br />

mantener la puerta cerrada. Respiré cuanto pude, cerré los ojos y me<br />

dediqué a escuchar los pasos caminar hasta mí.<br />

El cambio, este se inyectaba en mis venas. Algo había ingresado a<br />

metamorfosis, algo de mi vida, un no sé qué que aun intentada<br />

deducir, o dar un sentido. Sentía que las circunstancias empezaban a<br />

apostar a mi favor.


57<br />

Escuché un estruendo crujir en el aire y recorrer el recinto, los pasos<br />

se movían desordenados y hacían tronar la baldosa con las pisadas.<br />

Aun no me atrevía a volver el rostro, aunque la curiosidad<br />

pronunciara mi nombre a gritos. Gruñidos, emitidos por dos grupos<br />

de cuerdas vocales diferentes, ¿dos presencias? De repente una de<br />

ellas se alzó en voz, gritaba forzosamente para liberar lo que parecía<br />

una percepción sensorial de dolor y se volvió feroz, liberando<br />

sonidos aterradores que rompieron el equilibrio de mis piernas.<br />

Coloqué mis manos sobre mis oídos, esmerando impedir el paso de<br />

esos sonidos; vagamente daba resultado. No sé cuánto tiempo<br />

transcurrió, varios minutos probablemente, mientras que inmóvil,<br />

arrodillada delante de la puerta con las vías auditivas siendo cubiertas<br />

por mis manos, me mantuve allí. Parecía que los sonidos habían<br />

cesado, sin embargo no recolectaba el valor petulante que me<br />

persuada de mirar atrás y descubrir mis oídos.<br />

Alguien me tomó del hombro. Inmediatamente las lágrimas fueron<br />

solicitadas en mis ojos y un escalofrió resbaló por mi columna<br />

vertebral. Me negaba fieramente a dedicarle la mirada.<br />

- ¡Caro! -<br />

Su voz se coló en mis oídos, solo así pude quebrar mi inmovilidad y<br />

resistencia. Me lancé a los brazos de Dux y escondí mi rostro contra<br />

su pecho. Dux permaneció en silencio, sin cuestionarme y<br />

simplemente me permitió abrazarle. Aun no quería mirar. De pronto<br />

desee revelar mi secreto al mundo entero y así encontrar a alguien<br />

me ayudara, pero para añadir a la lista de mis desgracias: le temo a lo<br />

que piensen acerca de mí.<br />

- ¿Qué ocurre? -<br />

Despegué mi rostro de su pecho y me encontré con su mirada; una<br />

vez más n su rostro se reflejaba la ofuscación. ¿Qué le iba a decir?<br />

- Confía en mí - susurró.<br />

Sus palabras me revelaban sospecha.<br />

- Nada... -<br />

- No te creo -<br />

No había nada, cubrí cada rincón con mis ojos y no vi a nadie, solo<br />

Dux.<br />

- Caro, dime - exigió.


58<br />

- Nada. Solo... se me nublo todo, sentí que caía -<br />

No lo convencí. Se levantó y extendió su mano para ayudarme a<br />

levantar. Creo que de momento le bastó, pero estaba casi segura que<br />

no se daría por vencido.<br />

La niebla no se despeja y los secretos se esconden a la distancia, pero<br />

como es tan propio de la niebla; que la verdad no es revelada si no<br />

me acerco a ella.<br />

Durante siete días restantes todo fue erial, de extremo sosiego, y la<br />

calma no se comporta de forma alentadora, con suspicacia la veo<br />

avanzar. Esos siete días dediqué inútilmente a hallar la verdad, una<br />

verdad sin un origen, sin un punto del cual partir, o no, quizá erraba,<br />

quizá él la sabía. No había contestado cuando le pedí volver, lo que<br />

hacía poco probable que retornara. Sentía que era momento de<br />

descartar la opción y aguardar el regreso a Portland. O, tal vez mi<br />

cordura se estaba balanceando entre lo real y lo irreal, ¿y si él nunca<br />

estuvo allí? ¿Y si me mente trastornada provocó aquel escenario para<br />

darme lo que más deseaba? Una esperanza. Ya no sabía qué creer.<br />

Un día más, era por la tarde y me hallaba en el concesionario como<br />

cualquier otro día. Veía a las personas ir y venir, como un vaivén<br />

hormigante de personas. El tío Bruce se hallaba irritado, unas horas<br />

antes había acontecido una cruda discusión entre él y Dux, lo que<br />

concluyó con Dux distanciándose del concesionario y paseándose<br />

por la calles de Portland aun cuando su padre intentó obstaculizarlo.<br />

Era uno de esos días en los que se respiraba tensión.<br />

- ¿Caro? ¿Sabes llegar a la casa? - Preguntó mi tío aun con rastros de<br />

severidad en su tono.<br />

- Sí... - mientras rompía mi distracción y le dedicaba la mirada.<br />

- Necesito un portafolio que está en mi estudio sobre el escritorio -<br />

mientras sacaba de su bolsillo unas llaves y las llevaba al frente para<br />

entregármelas.<br />

- Desde luego ¬-<br />

Abandoné el lugar, tracé con mis pasos la habitual ruta que optamos.<br />

Había mucha nieve cubriendo los andenes, era preciso dedicarle<br />

cautela a la marcha. Dux apareció en mi camino, curvó sus labios<br />

cuando me captó a la distancia, y agilizó la marcha hasta encontrarse<br />

delante de mi rostro.


59<br />

- Me acompañas por un portafolio a la casa -<br />

- Seguro -<br />

Se mantenía un incómodo silencio que se extendía conforme<br />

avanzábamos por las calles, temí ser imprudente e entrometerme en<br />

asuntos que no me concierne, pero era urdidor apreciarlo totalmente<br />

sumergido en sus pensamientos; ignoraba todo a su entorno, se veía<br />

como muy probablemente luzco yo cuando me adentro en mis<br />

cavilaciones, y a veces necesito que alguien me hale de ellas para que<br />

estanquen las mortificaciones.<br />

- ¿Qué ocurre? - quise conocer sus meditaciones.<br />

Mantuvo su mirada al frente y bufó con una risilla que estiró sus<br />

labios.<br />

- Ocurre lo que siempre acontece cuando vengo a <strong>Van</strong>couver:<br />

problemas. Ya no sé ni que rumbo tomar, ahora que estoy próximo a<br />

graduarme. Él dice que pagará mi universidad con la condición de<br />

que me mude aquí, solo quiere doblegarme bajo sus reglas. No lo<br />

pienso permitir. En cuanto me gradué no me quedaré en Portland ni<br />

en <strong>Van</strong>couver, quiero viajar a Salem quizás; mi madre tiene unos<br />

parientes allí y tienen un taller de autos, podría trabajar allí un tiempo<br />

mientras junto el dinero para ingresar en alguna universidad -<br />

Sus pensamientos de cólera vieron la luz, liberó durante el camino lo<br />

que lo irritaba, le preocupaba o anhelaba. Se vio interrumpido<br />

cuando llegamos a la reja de acceso a la casa, para aquel momento su<br />

voz se sentía más serena.<br />

- ¿Me esperas aquí? -<br />

Ofuscó su gesto ante la pregunta.<br />

- ¿Por qué no quieres que entre? -<br />

Rayos...<br />

- No, solo decía... -<br />

Lógicamente no tenía una excusa, no sin tener unos minutos previos<br />

para armarla.<br />

- Pues bien, entra y yo espero - accedió para mi sorpresa. Quizá era<br />

el espacio que le había pedido unos días atrás, cuando se empeñó en<br />

sacar de mi boca una explicación para aquel día en el que me<br />

encontró arrodillada en suelo, con los oídos cubiertos por mis manos<br />

y petrificada por el miedo.


60<br />

Corrí hasta la casa; llegué hasta la puerta, me fue difícil abrirla; no<br />

conseguía hacer que la llave girara, pero al cabo de varios intentos lo<br />

logré; me apresuré a entrar objetiva hasta el estudio y tomé el<br />

portafolio. Después desvié la ruta de salida para mirar de rojo la sala,<br />

para descartar su ausencia, pero en efecto, el lugar estaba<br />

presuntuoso y taciturno. Así que, cerré con llave y me dirigí<br />

caminando hasta donde Dux.<br />

- ¿Listo? - Preguntó dándose vuelta.<br />

- Sí - caminando tras él.<br />

Cerramos la reja y avanzamos unos metros, pero recordé haber<br />

olvidado en la mañana mi reproductor de música, y quise aprovechar<br />

y traerlo conmigo como distracción a la tarde trivial. Dejé de ejercer<br />

la acción de cerrar y miré al rostro de Dux.<br />

- ¿Qué? - dedujo mi expresión.<br />

- Olvidé mi reproductor... -<br />

- ¡Ash! Apresúrate y tráelo - formando una expresión de desdén.<br />

Le entregué el portafolio, atravesé la reja y corrí por el jardín hasta<br />

alcanzar la puerta, otra vez me puso problema para abrirse. Una vez<br />

superado el obstáculo, rebasé el vestíbulo y escale al segundo nivel,<br />

proseguí hasta la habitación de Sarah, más concretamente en la que<br />

me hospedo; urge rápidamente en mis pertenencias, pero no lo<br />

hallaba. Supuse estar tardando así que suspendí el sondeo, me<br />

encaminé a la puerta, sobrepasando el vestíbulo, saqué las llaves del<br />

bolsillo de mi abrigo; al tomarlas apresuradamente resbalaron de mis<br />

manos y cayeron al piso. Golpeé la puerta suavemente en son de<br />

molestia y me agaché a recogerlas, con rapidez levanté la vista, miré<br />

de reojo las escaleras a mis espaldas y luego la puerta, pero, tras<br />

haber visto algo allí, retorné rápido mi vista a los escalones. Mi<br />

respiración se agitó. Con lentitud levanté mi cuerpo y lo giré en la<br />

misma dirección que mis ojos.


61<br />

Manuscritos<br />

Mi reacción frente a una presencia se presentaba cortante, de pánico<br />

estremecedor; el cuerpo no responde, adormecido, pero inquieto al<br />

mismo tiempo; como dos fuerzas que se contraponen. <strong>Los</strong> minutos<br />

entran en parálisis y solo atesoro que transcurran pronto, las<br />

plegarias se posicionan en mi mente. A veces pienso que quizás el<br />

dolor vivo se sienta mejor, dolor punzante en el cuerpo, podría<br />

resistirlo más que el que me causan las traumatizantes escenas.<br />

En ese instante mi reacción se quedó encarcelada, ni siquiera hacia el<br />

intento de escapar; nada hostil cruzaba por mi mente. Estaba allí<br />

parado en silencio, sin una expresión que pudiera revelarme su<br />

pensar. Me giré para abrir la puerta y asomé la cabeza.<br />

- ¡¿Dux?! - Grité con ímpetu.<br />

- ¡¿Si...?! -<br />

El sonido de su voz venía desde más cerca, como si hubiese acortado<br />

la distancia, quizá para buscarme debido al retraso.<br />

- ¡¿Podrías decirle a mi tío que me quedaré aquí?! -<br />

Pero solo se esparció el silencio durante unos segundos.<br />

Probablemente se negaría, había pasado por alto la discusión entre<br />

ellos antes de formular las anteriores palabras y dejando de lado<br />

también que cuestionaría la razón por la cual iba a quedarme, de<br />

inmediato ideé una respuesta para ello, más concretamente la misma<br />

escusa rebuscada que construyo en segundos que giran en torno a<br />

una enfermedad, quizá Dux piensa que soy una hipocondríaca.<br />

- ¡¿Dux?! -<br />

Iba a perder la oportunidad que tanto había estado aguardando,<br />

necesitaba hacer que Dux se marchara.<br />

- ¡Está bien! ¡Yo le digo! - contestó al fin.<br />

Otra vez respeto mi espacio. "Gracias..." pensé para mis adentros.<br />

Aprisioné la puerta de la casa, me tomé unos segundos allí delante de<br />

la puerta, tomé una bocanada de aire que resbaló como auge de alivio<br />

por mi garganta. Una vez tuve el nerviosismo bajo control; giré hasta<br />

encontrarme de manera frontal con la presencia, mi respiración<br />

reclamaba la agitación. Avancé por el vestíbulo, ubicándome a un<br />

metro de las escaleras, me tomé unos segundos para restaurar mi


62<br />

respiración, pero fácilmente la volví a perder cuando él alzó su vista<br />

del suelo y la fijó en mí. La luz del día me mostraba cada detalle con<br />

claridad e iluminaba sus ojos con un brillo intenso, su cabello<br />

castaño claro disparaba destellos de brillo. Todos sus rasgos físicos<br />

reflejaban fascinación. Pasé saliva con dificultad, él no apartó su vista<br />

de mí y esto me hundía en aguas de cobardía. Cuando advertí cuan<br />

penoso era mi silencio pronuncié lo primero que pasó por mi cabeza.<br />

- Sí viniste - musité.<br />

Para mi asombro lanzó una sonrisa, muy liviana, pero en fin sonrisa,<br />

que rompió su seriedad, aunque continuó sin pronunciar nada.<br />

- Aun no entiendo muchas cosas... en gran parte ¿Cómo sabes lo de<br />

esos manuscritos? - Mientras me acercaba con un paso más hasta él.<br />

- Solo búsquelos - susurró.<br />

De nuevo evadió mi pregunta.<br />

- Noto que no contestarás ninguna de mis preguntas - afirmé.<br />

Entonces me invadieron los temores, lo causó su expresión. Me<br />

resultaba más que incomoda, pero luego del silencio y un suspiro<br />

pareció cambiar de parecer.<br />

- Su abuelo pasó la mayor parte de su vida buscando una respuesta a<br />

la razón por la cual existe un contacto en este mundo con el de los...<br />

muertos. Usted puede vernos, es lo que el trataba de entender. El<br />

por qué solo unas personas pueden. Sospecho los dejó entre sus<br />

pertenencias, es la opción más probable, en su casa en Portland, pero<br />

hasta entonces su estancia aquí será llevadera - explicó.<br />

No comprendía sus motivos, ¿Qué razón le nacía? no le hallaba un<br />

sentido a que hiciera aquello por mí. Era embrollador no tener las<br />

respuestas.<br />

Él se estremeció cuando di dos pasos próximos hasta él, planeaba<br />

romper por completo el espacio hueco en medio, pero tuve que<br />

detenerme debido a su reacción adversa; un estremecimiento de su<br />

cuerpo.<br />

- Gracias - susurré.<br />

Él asintió con la cabeza e intentó forjar una ligera sonrisa, pero<br />

quedó cautiva tras sus labios a merced de su severidad.<br />

De pronto otra cuestión se hizo imperativa en mi cabeza, la cura, y<br />

no resistí el impulso de imaginar una vida completamente normal, sin


63<br />

cadenas de miedo sometiéndome. Y si lo hiciese, si todo resultara tal<br />

cual y hallara esos manuscritos, una historia diferente se labraría.<br />

Al final no pude retener el deseo de saber las razones que tenía para<br />

ayudarme.<br />

- ¿Por qué haces esto? - Susurré.<br />

Permaneció en silencio unos segundos.<br />

- Eh... yo... - tarareó.<br />

Parecía que no tenía una respuesta para esa pregunta. Aunque eso no<br />

importaba, aquel sujeto extrañamente me causaba confianza, nada en<br />

él me inspiraba temor.<br />

- No, no importa. Es un gesto amable y sorprendente. Te lo<br />

agradezco en verdad. Esto... es lo que siempre deseé escuchar -<br />

retribuí con voz entrecortada.<br />

Subsiguientemente él rompió el espacio hueco en medio, se<br />

aproximó a mí algunos pasos y el corazón se me detuvo, sabía que<br />

no le temía pero sus reacciones me tomaban por sorpresa.<br />

- ¿Durante cuánto tiempo? - preguntó demostrando interés en sus<br />

rasgos - ¿Cuánto... le han atormentado? -<br />

- Desde que tengo uso de razón - con un hilo de voz.<br />

- Lo lamento, pero pronto acabará - alentó.<br />

La brisa helada de invierno ultrajaba la casa a través de la apertura<br />

bajo la puerta, se deslizaba por el piso del vestíbulo y me alcanzaba<br />

hasta las escaleras, y la helada brisa que divulgaba rumores de una<br />

tormenta de nieve colindante, me distraía del relato que articulaba en<br />

contestación a las inquisiciones de la presencia, inquisiciones<br />

respecto a mis experiencias vividas; cada temor, de alguna manera<br />

extraña y sumada a las cuestiones que no comprendo, él, se interesó<br />

en mis palabras. Aunque no fuese un tema de mi agrado el responder<br />

se sentía como un auge de alivio, siendo la primera persona con la<br />

que comparto las usanzas; no una persona precisamente, titubeo<br />

frente al reconocerlo como tal. De cualquier manera, él siempre se<br />

mantuvo comedido a lo que respondía.<br />

Las sombras del lugar cada vez se extendían más, se hacían más<br />

oscuras y rebasaban a la luz, aquello solo significaba una cosa, el fin<br />

del día avistándose, pronto culminaría y mi familia retornaría a la<br />

casa. Entonces fui consciente del tiempo transcurrido, de una


64<br />

manera distorsionada, ya que no era capaz de conjeturar el tiempo<br />

pretérito gastado con aquella presencia.<br />

Durante un momento leí la distracción en su gesto, fue hasta después<br />

de que se hubiese percatado del entorno que quebró su<br />

concentración. Entonces cerré mis labios y detuve mis palabras para<br />

la darle la oportunidad de explicar lo que advirtió.<br />

- Debo irme, lo siento - con voz suave.<br />

- Tan pronto - comenté.<br />

- Sí - sonrió de lado por la ironía de mi comentario.<br />

- Pero... - recorrí el lugar con los ojos y volví a clavarlos en él, y con<br />

un suspiro en medio pregunté - ¿volverás otra vez? -<br />

- Solo si usted quiere -<br />

- Sí - le sonreí.<br />

- Entonces lo haré - aseguró.<br />

Luego subió las escaleras y no me hallé más que sola en el lugar. No<br />

pasó mucho tiempo para que llegara Bruce, mis primos y mi<br />

hermano y con ello consumara el día.<br />

Todo era más sencillo ahora que pasaba los días en calma.<br />

Me había olvidado de preguntar el día en que lo vería de nuevo. No<br />

sabía nada sobre él, evadió todas mis preguntas al contrario de mí.<br />

De pronto, no lo pude sacar de mi cabeza, lo asociaba como la<br />

respuesta que tanto buscaba.<br />

Eran las cinco de la tarde, la noche llegaba pronto, el fin del día se<br />

presentaba de forma apacible y obscura, serena, y una brisa inquieta<br />

susurraba con un silbido molesto que viajaba en la atmósfera,<br />

advertía que se aproximaba la nieve, copos de nieve que cubrirían el<br />

suelo. Aun así no fue excusa para detener la salida al parque de<br />

diversiones que se planeó con anticipación.<br />

- Parece que caerá nieve. Será mejor que vayan muy abrigados -<br />

advirtió Bruce-; pueden buscarlos en el ropero de esa habitación -<br />

agregó y señaló la habitación en la que dormía Dux y Thomas.<br />

- ¿Y a qué hora vamos a regresar? - Preguntó Dux.<br />

- A las once -<br />

Thomas, Sarah y Michael parecían muy emocionados, de modo que<br />

corrieron a engalanarse con afán. Por mi parte busqué en el ropero el<br />

abrigo que más me acobijara. Encontré uno muy peludo y con


65<br />

encajes, de un color no muy favorable, una especie de abrigo que<br />

supongo debió pasar años allí encerrado. Opté por buscar en mi<br />

maleta, elegí una chaqueta blanca que me quedaba grande.<br />

Ávidos nos dirigimos hasta la camioneta, en el interior de esta, y<br />

emanaban regodeo dentro de ella, incluso Dux compartía risas con<br />

ellos. Esperábamos a Bruce para así poder partir al parque.<br />

Mi corazón se aceleraba más en cuanto el camino se hacía más<br />

precario, y me resultaba extraño. Era como un presentimiento, como<br />

si las cosas no estuvieran transcurriendo bien. Mis ojos entraron en<br />

modo de alarma que divisaba cada fracción de mi entorno. En<br />

cuanto a mi cuerpo estaba preparado para cualquier sorpresa que me<br />

esperase. De cualquier forma, estaba convencida de que aquel<br />

fantasma me asistiría como prometió, me aferré a eso para<br />

mostrarme más serena e intentar contagiarme del júbilo de todos en<br />

el auto. Recé en silencio para mantener la calma, para irrumpir mi<br />

cabeza con pensamientos disímiles a los de amonestación, pero los<br />

presentimientos me habían atropellado con anterioridad. Sabía<br />

reconocer uno, son fríos y causan pavor inquieto hacia algo<br />

desconocido, hacia las profundidades de la neblina, pero por lo<br />

menos no peor que el miedo sádico. A veces subjetivos, en otras<br />

ocasiones... inminentes.<br />

Formábamos una hilera para pagar el boleto de entrada, la brisa<br />

azotaba a las personas, me arrepentí de no haberme puesto aquel<br />

abrigo peludo y café. Mi aliento en exceso estaba helado, y me<br />

costaba sentir mis manos, comencé a asustarme, podría darme<br />

hipotermia; fue entonces cuando por primera vez Thomas tuvo un<br />

acto de gentileza para mí.<br />

- ¿Tienes frío? - Susurró.<br />

- Sí... - con voz temblorosa.<br />

- Toma - se quitó su abrigo y me lo ofreció.<br />

Ahora si estaba convencida de que algo andaba mal ¿Thomas<br />

ofreciéndome su abrigo? Ese no era él, no era su comportamiento<br />

habitual.<br />

- No, es tu abrigo... úsalo tú - mientras soplaba mis manos con mi<br />

aliento para calentarlas.<br />

- Hace mucho frío, póntelo - con voz gentil me lo ofreció de nuevo.


66<br />

- ¿Y luego tú con que te abrigas? -<br />

- Pues cuando estés caliente me lo pasas, y así no lo turnamos<br />

mientras entramos -<br />

- Gracias - se lo recibí con una sonrisa.


67<br />

Perfume de la muerte<br />

Una vez adentro, el frío abreviaba la intensidad del golpe en el<br />

cuerpo por culpa del calor de las luces y las personas acumuladas,<br />

pero ahora tenía que prestarle atención al mal presagió que ambulaba<br />

adyacente, casi era susurrado por la brisa y mi intento por aparentar<br />

calma era ineficaz. Observaba la reacción de Michael para comprobar<br />

si él pasaba por lo mismo, y entonces entendería lo que se nos<br />

avecinaba, en parte; pero no, Michael lucia apacible. Ahora estaba<br />

más confundida, aun así me acerqué a él y lo tomé de la mano con<br />

firmeza, previniendo que lo que presentía también le esperaba a él.<br />

En un corto recorrido nos encontrábamos frente a una de las<br />

atracciones más imponentes, un barco pirata colosal de color negro,<br />

capaz de abordar a cincuenta personas, también se resaltaba el rojo<br />

en los bordes y blanco en las banderas, y por supuesto las calaveras.<br />

Formamos en la larga y bulliciosa fila de personas inquietas por<br />

subirse.<br />

Parada allí al frente, vino a mí la impresión de que la cuna del<br />

presentimiento estaba allí, que daría inicio en la atracción, por<br />

supuesto me negué de inmediato, quise hallar la fórmula para evitar<br />

subir allí.<br />

- Mejor no quiero subir - Mientras negaba con la cabeza y me<br />

apartaba de la fila.<br />

- ¿Acaso te da miedo? que cobarde - con voz burlona dijo Sarah.<br />

- En realidad sí -<br />

Aún no soltaba la mano de Michael, y una brisa escalofriante me<br />

azotó, las pulsaciones se aceleraron, y sin que pudiera resistirme el<br />

miedo me invadió, ¿Qué clase de miedo era ese? Me golpeaba de<br />

forma diferente, un pavor hacía algo más poderoso y descomunal. La<br />

atmósfera se volvió violenta y aguda. Luego, como si las cosas no<br />

pudieran ser peor, Bruce estaba otra vez enojado con Dux.<br />

- ¡Ya basta! - elevó el tono de su voz y las personas a nuestro entorno<br />

nos cubrieron con la mirada - ¡No te permito que me hables de esa<br />

forma! - completamente reñido.


68<br />

- ¡¿Te molesta que te diga la verdad en la cara?! ¿hum? ¡¿No estás<br />

acostumbrado a que alguien lo haga?! - inquirió Dux<br />

correspondiendo a los gritos.<br />

- ¡Te dije: basta! - Apretando sus dientes.<br />

Dux abandonó la fila y comenzó a alejarse de nosotros.<br />

- ¡¿A dónde crees que vas?! - grito Bruce cuando contemplaba a Dux<br />

perderse entre las personas.<br />

- ¡Lejos de ti! - contestó mientras continuaba alejándose sin dirigirle<br />

la mirada.<br />

Apretó sus puños, le costaba suprimir el enojo que lo revestía.<br />

- Sube tú con Sarah y Thomas, yo regreso en unos minutos - me<br />

ordenó.<br />

- En realidad pensaba no subirme - indiqué.<br />

- Hazme ese favor y cuida que Sarah que haga una estupidez - pidió.<br />

Inmediato emprendió pasos para ir tras Dux sin soltar a Michael de<br />

la mano, sin darme tiempo de negarme rotundamente o inventar una<br />

excusa si continuaba insistiendo.<br />

Bueno... al menos Michael no subiría, de todas formas no podría, de<br />

modo que sería solo yo quien padeciera el significado del augurio.<br />

- Te doy diez dólares si te desabrochas el cinturón en la última vuelta<br />

- le escuché decir a Sarah retando a mi hermano. Ahora entiendo a lo<br />

que Bruce se refería con no dejar a Sarah hacer una estupidez.<br />

- Por diez no lo hago - se opuso Thomas.<br />

- Por veinte entonces - tentó.<br />

- No, no hará nada de eso -<br />

El aderezo a la noche; que Sarah convenciera a Thomas de esa<br />

tontería, ya suficiente tenía con lidiar con la preocupación hacia algo<br />

porvenir para tener que angustiarme que Thomas aceptara tal riego.<br />

- Ay, no pasa nada. Muchos amigos lo han hecho. Además solo es el<br />

cinturón, las barras encima de sus hombros no lo van a dejar caer -<br />

- Por veinte sí -<br />

- No, no harás. Le diré a mi padre si me desobedeces -<br />

- Caro, no seas amargada - refutó Sarah.<br />

La fila nuevamente empezó a reducir su tamaño y a hacernos más<br />

próximos a la atracción. Pensaba con desespero en ingeniar una<br />

estrategia para acabar la incertidumbre y los nervios que estremecían


69<br />

mi cuerpo, una estrategia diferente a la de tener que batallar con<br />

Thomas para evitar que realice su tontería.<br />

- Yo quiero los veinte -<br />

- Thomas, por favor, yo te los doy, pero no lo hagas -<br />

- ¡Ah! Que aburridos - declinó Sarah mientras se cruzaba de brazos y<br />

apartaba la mirada.<br />

- ¿Lo prometes? -<br />

- Sí, no tengo porque mentirte -<br />

Tal vez de ahí nacía el presentimiento, quizá se trataba de mi<br />

hermano, que pudiese haber lastimado de haber aceptado. No había<br />

presencias cerca, o si las había tal vez estuviese mezclada entre las<br />

personas ¿Qué? ¿Qué era? ¿A qué se debía esa sensación? Comencé a<br />

escuchar música mientras aguardaba, eso desconcentraba a mi mente<br />

por segundos discontinuos y luego regresaba la angustia. La espera<br />

acabó, una mujer permitió el paso del grupo en el que estábamos<br />

incluidos. Avanzamos por un pasillo el cual estaba colmado de los<br />

pares de asientos a cada lado. Thomas y Sarah continuaron<br />

avanzando hasta el final del pasillo, obligándome a ir tras ellos para<br />

evitar que hagan una locura si me aparto de su lado. Ellos se<br />

sentaron juntos, y yo tras ellos en la punta final del barco,<br />

acompañada a mi lado derecho de un joven de mí misma edad<br />

quizás.<br />

Desde ese lugar nada interfería mi vista con mi alrededor, claramente<br />

vi al encargado del juego esperando que se ubicaran todas las<br />

personas para encenderlo. Las manos me temblaban. Ya estaba<br />

completamente resignada, no había nada que pudiera hacer para<br />

impedir estar allí. Jugueteaba con mi celular cuando la persona a mi<br />

lado me dirigió la palabra.<br />

- Josh - mencionó de pronto.<br />

- ¿Qué? -<br />

- Que soy Josh - con una sonrisa ofreció su mano.<br />

- ... Caroline - estrechando su mano.<br />

No pude evitar que mi mano temblase mientras sujetaba la suya.<br />

- Veo que estas nerviosa -<br />

- Un poco, sí... -


70<br />

Se acercó un hombre y abrochó nuestros cinturones, mi cinturón<br />

puso problema para abrocharse y además lo sentía inseguro y zafo, y<br />

para añadir al suplicio la barra que pusieron en nuestros hombros<br />

estaba enclenque.<br />

- ¿Esto es seguro? - Con expresión nerviosa retratada fielmente en<br />

mi rostro.<br />

- Claro que lo es - contestó el hombre con tono grosero.<br />

- Pero... fíjese, está casi suelto - le reclamé del mismo modo.<br />

Escuché como a mi lado Josh rió entre dientes, y Thomas giró su<br />

cabeza hacia mí, observándome por sobre el ras de la cabecera de su<br />

asiento.<br />

- Jamás ha pasado nada malo antes. Estarás bien - contestó con voz<br />

más amable y luego se retiró.<br />

Vaya martirio... mis temores estaban siendo disparados hacia todas la<br />

direcciones. Estaría a salvo, pero... ¿y si una presencia me ataca<br />

estando allí arriba? Lo bueno era que todos estarían gritando como<br />

para pasmarse con los míos.<br />

- No te preocupes, he montado muchas veces y no he visto que pase<br />

un accidente. Esto es seguro - mientras tomaba mi mano.<br />

- Gracias - retiré mi mano de la suya mostrando desagrado.<br />

El encargado estiró su brazo, lo condujo hasta el controlador y<br />

presionó el botón que dio inicio a la atracción. Creí que todo estaría<br />

bien, porque la atracción comenzó a balancearse lánguidamente y<br />

con precaución; bueno, así comenzó. Luego se hizo más brusco, y<br />

fue cuando empeoró.<br />

Era miedo a morir; ese nuevo miedo que no distinguía, y que se<br />

presentaba tan imponente y violento, era miedo a la muerte; no había<br />

duda que se trataba todo de eso. No podía creer en la situación en la<br />

que me encontraba, veía que todo transcurría lento, y percibía cada<br />

minúscula cosa a mí alrededor. La adrenalina envenenó a mi sangre,<br />

viajaba por mis venas.<br />

Una fuerte corriente cruda que se produjo en mí, erizaba mi espalda<br />

y se esparció hacia cada extremidad, me estremeció y dejó mi cuerpo<br />

más que inservible e inepto. Sentí mareo a causa de un olor<br />

moribundo que se coló en mis fosas nasales, un olor pútrido que se<br />

percibe en los cuerpos muertos del cementerio.


71<br />

Las cosas se asemejaban a lo indescriptible, no tengo las palabras. El<br />

aire no llegaba hasta mí, y un pánico vacío y sofocador se creaba en<br />

mi estómago subiendo por mi garganta, mi cuerpo ardía fieramente<br />

por dentro, pero estaba helado y petrificado por fuera, mis ojos se<br />

humedecieron y por mis mejillas se deslizó una lágrima que no pude<br />

contener. Me sentí sin mi cuerpo; un penetrante peso asfixiante me<br />

aplastaba el pecho, un vacío y una estrujante incomodidad en el<br />

estómago. Aquella reacción en mi cuerpo ocurrió cuando el cinturón<br />

dudoso se desabrochó de forma brusca. Todo se nubló y casi perdí la<br />

conciencia, tuve que resistirme al desmayo, porque entonces no<br />

tendría ni la más mínima esperanza de vivir.<br />

Mi cuerpo se salía del asiento, Josh tenía los ojos desorbitados, notó<br />

que ya no tenía cinturón que me sujetase al asiento, y como si fuera<br />

el destino quien eligiera mi turno de morir, la enclenque barra sobre<br />

mis hombros se soltó. Segundos de reacción; los eficientes reflejos<br />

de Josh, que mando su mano derecha y sujetó mi brazo con firmeza,<br />

y con la izquierda la pasó sobre mis hombros y me presionó fuerte<br />

contra el asiento. Era cuestión de unos segundos para que el barco<br />

girara por completo, entonces sería mi final, quizá viendo el lado<br />

bueno: la cura a mi martirio.<br />

- ¡Paren! - Gritó Josh.<br />

Él no fue el único que gritó, otro grito ensordecedor de una mujer<br />

que suplicaba lo mismo, vencía a los demás gritos de éxtasis. Se<br />

desataron más gritos como aquel, comprendí que yo no era la única<br />

que pasaba por lo mismo. Miré con espanto al encargado. Mi poco<br />

optimismo por salir ilesa se desvaneció, al parecer el bullicioso ruido<br />

del parque y los estruendos de la máquina no le permitían escuchar<br />

los gritos de auxilio, quizá los identificaría como gritos cotidianos y<br />

de emoción. Josh no paraba de gritar, cerré y apreté los ojos con<br />

fuerza.<br />

Un aire liviano y fresco, alivió mi cuerpo plenamente tensionado, y<br />

entonces recuperé la esperanza.<br />

Él apareció de pronto y me acudió, sé que no fue mi imaginación.<br />

Las chispas que votó el control de juego fue lo que dirigió mí vista a<br />

él, vi como apareció de la nada, su cuerpo se manifestó del aire y de<br />

alguna manera su energía interfirió en la red eléctrica de la atracción.


72<br />

Me miró, su rostro se hallaba serio e inexpresivo, como de<br />

costumbre; sin dilación la escena se cortó, pues unas personas se<br />

atravesaron entre nuestras miradas, bloqueando mi vista, para<br />

cuando terminaron de cruzar... él ya no estaba, se desvaneció.<br />

Todo acabo y estaba ilesa, me costaba creerlo, yo misma me había<br />

declarado muerta. Estaba confundida, lógicamente, un sentimiento<br />

añadido por la situación.<br />

- ¡¿Oye... estas bien?! - Preguntó Josh con tono agitado.<br />

Su expresión, estaba aterrado. No fui la única que creyó que moriría.<br />

-... Sí - tarareé con un hilo de voz-... gracias - pronuncié con<br />

dificultad.<br />

Liberó una bocanada de aire que debió quedarse atrapada en sus<br />

pulmones cuando todo parecía perdido.<br />

- Descuida... - su respiración agitada se entrometía en sus palabras -<br />

Dios, sí que me asusté. Aun me tiemblan las manos -<br />

Colocó sus manos delante de sus ojos, les vi temblar frenéticamente<br />

como si un escalofrío se hubiese posado en sus manos.<br />

- Que suerte que sigas aquí sentada -<br />

Respiré hondo para tratar de recuperar el aliento, pero aún me<br />

costaba respirar. Con mis manos heladas y húmedas las trencé en mi<br />

cabello para quitarlo del rostro.<br />

- ¡Caro!, ¿qué te ocurrió? - Gritó Thomas ya liberado del asiento y<br />

parado a mi lado.<br />

- ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué te pasó?! - Preguntó Sarah angustiada.<br />

- Estoy bien, no me pasó nada - Con un hilo tenue de voz.<br />

- Pero tu cinturón está roto - dijo Thomas mientras examinaba el<br />

cinturón con sus manos.<br />

- Pero estoy bien. No me ocurrió nada... - el ahogo cortaba mis<br />

palabras - vamos, por favor -<br />

- Sí, vamos - accedió Thomas y se anticipó a ayudarme a liberar del<br />

asiento para abandonar esa horrible máquina.<br />

Giré hacia Josh, él también se disponía a abandonar ese lugar.<br />

- Gracias otra vez -<br />

- Sí, descuida -


73<br />

Me despedí de él balanceando débilmente la mano en el aire, después<br />

tomé a Thomas de la mano y lo halé por el pasillo para salir lo más<br />

rápido posible de ese lugar.<br />

Al recorrer el pasillo para alcanzar la salida pudimos percibir que no<br />

fui la única afectada, que había personas llorando y sus manos<br />

temblaban. Una de esas personas le resbalaba sangre que nacía desde<br />

su ceja. Era un caos de lamentos y personas resentidas por lo<br />

acontecido. Aquello llamaría mucho la atención y no quería que<br />

llegara a oídos de Bruce.<br />

Alcanzamos la salida, cientos de personas curiosas se habían<br />

acumulado en la entrada a presenciar. Así que conduje a Thomas y a<br />

Sarah lejos de aquel tumulto.<br />

- Escuchen: es mejor que mi tío no se enteré de esto, para no<br />

angustiarle, ni echarle a perder la noche. ¿De acuerdo? -<br />

Aparentando haber recuperado la calma.<br />

- Pero podríamos hacernos pasar por víctimas y decirle que casi<br />

morimos, quizás podría comprar regalos - bromeó.<br />

- ¡Thomas, es en serio! - Contradije.<br />

- Está bien. Solo bromeaba. No le diremos nada - accedió.<br />

No sabía si creer que era afortunado por concluir viva o<br />

desafortunada por las circunstancias que me condujeron hasta esa<br />

encrucijada.<br />

- Allá va tu novio - señaló Thomas usando un tono burlón mientras<br />

hacia un mohín que apuntaba hacia Josh abandonando el barco.<br />

- Basta, Thomas - refuté.<br />

- Solo trato de aliviar el ambiente - dijo Thomas.<br />

- Preséntamelo, Caro, está bien atractivo - Opinó Sarah.<br />

Les ignoré, en cambio me apresuré a tomar mi teléfono y marcar al<br />

número de Bruce y así localizarlo antes de que regrese a la atracción<br />

y descubra lo acontecido.<br />

Mi cuerpo hirviendo por dentro apagaba el frío en mi piel. Mientras<br />

planteaba un lugar de reencuentro con el tío Bruce por teléfono<br />

percibí un hedor putrefacto que había olfateado antes, regresó.<br />

Recuerdo haber estado el día del sepulcro de mi abuelo en el<br />

cementerio, fue la primera y última vez que fui a un cementerio. Ese<br />

día me alejé del velorio y de mis familiares, observé que abrieron una


74<br />

tumba que por error del sepulturero que se confundido de fosa,<br />

creyó que era una cripta antigua para renovar, pero no era así, aún<br />

estaba en descomposición. El olor carroño de la carne inerte, más el<br />

olor repulsivo de la madera descompuesta del ataúd y el olor de la<br />

tierra húmeda, esa misma mezcla de olores se presentaba allí.<br />

"¿Qué significaba aquello?"<br />

Nos reencontramos todos: Bruce, Michel, Dux; esta vez estaba<br />

sosegado en comparación a cuando se marchó. <strong>Los</strong> encontrarlos<br />

totalmente distraídos mientras compraban en una de las tiendas;<br />

solamente Dux sospechó que algo había sucedido, pero igual no le<br />

dio importancia. Después de lo que viví, era obvio que no me subiría<br />

a otro juego, tal vez en lo que me restaba de vida. Le propuse a<br />

Bruce cuidar a Michael; nuevamente mentí, me refugié en el<br />

subterfugio de que el barco me había dejado mareada.<br />

Durante el tiempo restante a la estadía en el parque, estuve<br />

únicamente en compañía de Michael, él se subía a las atracciones<br />

mientras yo lo esperaba afuera, siempre con el temor de que pudiera<br />

acontecerle algo a él también. <strong>Los</strong> demás, bruce acompañaba a los<br />

otros tres a las atracciones; en mi mente persistía rezos, rezos para<br />

que Sarah le hubiese servido de lección lo acontecido y así no<br />

persuada a mi hermanito para que haga una tontería que lo exponga<br />

al filo de la muerte, a esa misma orilla en la que estuve<br />

columpiándome.


75<br />

Su nombre<br />

No volvió. Día tras día le esperaba, le buscaba. Noches en vela, la<br />

suave luz de la luna confiriéndome visibilidad y cuando el reloj<br />

profetizaba minutos para la tres de la madrugada, dimitía. Por cinco<br />

días se cultivó la ausencia, días llanos.<br />

La nieve no cesaba, no se escuchaba más que silencio, el frío ya era<br />

costumbre. La gran pared de cristal de la sala mostraba del otro lado<br />

los copos de nieve caer al suelo; debido a la altura superior en la que<br />

estaba ubicada la casa se podía apreciar también las blancas y heladas<br />

montañas a kilómetros de distancia, los árboles y los jardines que<br />

antes los empapaba y cubría el verdor. Parecía una vista aburrida. En<br />

la tarde del día seis, acabábamos de llegar de la pista de patinaje al sur<br />

de la ciudad. Llegamos entumidos por el frío y nos sentamos frente a<br />

la chimenea a comer malvaviscos.<br />

Como es propio en toda ansia, se atesora que el tiempo trascurra<br />

pronto, pero este más lento se hace. El sueño comenzaba a ganarme,<br />

el día me había dejado exhausta. Lo que me mantuvo despierta fue el<br />

ruido que hacían Thomas y Sarah jugando con las almohadas, y luego<br />

de que se durmieran, intenté subiendo todo el volumen de mi<br />

reproductor con la intención de que tal ruido me mantuviera<br />

despierta. Qué irónico, cuantas noches deseé que mis ojos<br />

reclamaran el sueño y ahora que me apetecía estar despierta mis ojos<br />

cedían. Me levanté de la cama constantemente para mojarme el<br />

rostro en el baño.<br />

Las doce de la noche y todo estaba apagado e invadido por el<br />

silencio; la nieve no daba marcha atrás, intensas luces bañaban la<br />

ciudad, a tal alcance que llegaban a la sala y la llenaban de<br />

luminosidad. Faltaba poco para que me diera por derrotada y<br />

acudiera a dormir. Antes de ellos, me di la última oportunidad para ir<br />

a la cocina y tomar un vaso de agua, mojarme el rostro por última<br />

vez, y al final regresar a la cama.<br />

Hacia un poco de frío así que preferí tomar un vaso de leche caliente,<br />

lo bebí rápido y luego mojé mi rostro en la llave de la cocina y por<br />

ultimo lavé el vaso, sacudí mis manos para deshacerme del agua


76<br />

restante. Parecía mareada por el sueño, se me dificultaba ver. Seguí a<br />

la sala para dar un vistazo y convencerme de que no vendría.<br />

Sentí su presencia, su aura surgió de repente. Entonces entendí que<br />

se trataba de él, y allí estaba, con una tenue sonrisa, pero la severidad<br />

en sus ojos; su cuerpo estaba inmóvil en las escaleras con las manos<br />

en los bolsillos de su pantalón oscuro.<br />

De pronto ya no me azotaba el sueño, tal vez fue porque me olvidé<br />

de todo. Mis labios se quedaron mudos, intenté decir algo, pero me<br />

olvidé hasta de hablar. No estaba acostumbraba a ello.<br />

- Lamento haberme tardado tanto - susurró.<br />

Lo calqué con la mirada. No sabía qué contestar, pasaron unos<br />

segundos antes de que pudiese redimir a las palabras.<br />

- Está bien - pronuncié al fin.<br />

Luego yacía el silencio, excepto por la melodía que alcanzaba a sonar<br />

desde los audífonos de mi reproductor. Fue incómodo solo verlo sin<br />

que hubieran palabras de por medio, y así permanecí por unos<br />

segundos hasta atreverme hablar tras entender que no diría nada<br />

más.<br />

- Gracias... - empecé con recelo - pude haber muerto en ese juego de<br />

no haber sido por ti -<br />

- No comprendo a qué se refiere - apagando su tenue sonrisa y<br />

poniendo expresión dudosa.<br />

- Fuiste tú quien paró el barco. Lo sé - con tono suave.<br />

Permaneció en silencio por algunos segundos, segundos largos.<br />

- Entiendo si considera algo atrevido de mi parte, haber estado allí...<br />

cuando le disgusta que le sigan y perturben los fantasmas... -<br />

pronunciaba con tono delicado, pero de que terminara le interrumpí.<br />

- ¿Qué? No. Fuiste muy oportuno. De verdad estoy muy agradecida<br />

contigo - expliqué.<br />

Frunció su ceño y por unos segundos pareció sumergirse entre sus<br />

pensamientos.<br />

- Entonces... no fue nada - pronunció al fin.<br />

Encogió sus rodillas lentamente para sentarse en uno de los<br />

escalones, con su mirada efectuó un gesto para invitar a sentarme.<br />

Subí los tres escalones hasta donde él y me senté a su lado izquierdo;<br />

nos separaba un corto espacio de unos treinta centímetros tal vez.


77<br />

- ¿Por qué piensa que tiene la obligación de verme o siquiera<br />

hablarme? - Inquirió.<br />

- ¿Eso está mal? - Pregunté.<br />

- No. Me refiero a que no tiene que sentirse comprometida, ni ser<br />

amable conmigo - aclaró.<br />

- No se trata de eso. Es más bien... curiosidad -<br />

Formó una vez más su sonrisa aplacada y dejó salir un suspiro de<br />

entre sus labios.<br />

- ¿Puede hacer que la melodía toque una vez más? - Susurró.<br />

No recordaba la melodía que se alcanzaba a escuchar en mi<br />

reproductor. Me pareció curioso que le resultara de interés; era como<br />

una persona completamente normal; viva.<br />

- Sí -<br />

De modo que la repetí y esta vez desconecté los audífonos para que<br />

pudiera escuchar.<br />

Parecía estar pensativo, como si se llenara de recuerdos nostálgicos;<br />

tenía su vista ida en el suelo. Su mano en el escalón estaba muy cerca<br />

de la mía, casi se rozaban. Sentí curiosidad por saber si podía sentir al<br />

tocarlo. Él notó que observaba nuestras manos y alejó suavemente la<br />

suya. Levanté mis ojos y enfrenté su rostro.<br />

- ¿No puedo sentirte? - Susurré.<br />

- No - con voz seria y fría.<br />

Desvié mis ojos de su rostro considerando que le molestó mi<br />

pregunta. Sitúe mis ojos en mis manos, mi rostro era serio y callado,<br />

me mantuve silenciosa sin mirarlo. No estaba enojada como él creyó.<br />

- Lo siento. Me es difícil convencerme de que... estoy muerto ahora -<br />

con tono aflictivo.<br />

- Está bien - con voz suave.<br />

Me observó fijamente a los ojos y algunas palabras se enredaron en<br />

su lengua, pero rompió la duda.<br />

-... ¿Puedo hacer algo? - Preguntó con sobriedad.<br />

En mi cabeza comenzó un sorteo entre tantas posibilidades de lo que<br />

significaba esa pregunta. Pasé saliva y contuve la respiración, con el<br />

objetivo de que no notara mi agitación. Su pregunta en si no decía<br />

nada. ¿Por qué siempre está hablando con rodeos? Supongo que aún


78<br />

no se da cuenta de lo confundida que me deja. Le respondí que sí de<br />

forma involuntaria.<br />

Levantó con delicadeza su mano derecha y la acercó a mi brazo, con<br />

ternura puso su dedo índice sobre una gota de agua que yacía sobre<br />

mi piel, había llegado allí cuando mojé mi rostro en el fregadero. Una<br />

simple gota de agua que se interponía entre su tacto y el mío, no<br />

entendía cómo podía deslizarla por mi brazo sin que se desvaneciera<br />

en el camino. Se sentía como una caricia. Deslizaba con dulzura y<br />

suavidad la gota por mi brazo, hasta llevarla a mi palma, la paseó en<br />

círculos. Jamás había tenido un contacto tan cercano con un<br />

fantasma, no entendía que me ocurría.<br />

Mi sangre hervía entre mis venas y mi corazón latía hiperactivo; mis<br />

ojos se cerraron y se dejaron llevar por su toque. Luego la llevó a<br />

donde la encontró y pasó muchos segundos para que alzara sus ojos<br />

a mi rostro. Cuando lo hizo, su rostro una vez más estaba serio y<br />

apagado e hizo un intento de sonrisa no muy convincente. Después<br />

los dos permanecimos en silencio.<br />

Poco a poco las intensas luces en la ciudad se fueron apagando, los<br />

diminutos ruidos que deambulaban se atenuaban. Mirábamos los<br />

copos de nieve pasar por la pared de cristal de la sala hasta caer al<br />

suelo. Él estaba con medio cuerpo tras de mí, sentía su aliento frío<br />

deslizarse por mi cabello, al llegar a mi oído se escuchaba como un<br />

susurro casi imperceptible, no podía sentir su piel, pero podía<br />

percibir el aire de su aliento helado.<br />

- Esa noche en la que morí nevó constantemente - pronunció de<br />

repente.<br />

Dirigí mi vista hacia él; me sorprendió que al fin fuera a contarme<br />

acerca de él.<br />

- Estaba en mi habitación escribiendo sobre un papel. Recuerdo a mi<br />

padre entrando a mi habitación, con un vaso de leche que dejó para<br />

mí en mi escritorio... - suspiró con aflicción, dirigió su mirada al<br />

cristal y prosiguió - no recuerdo que fue lo último que le dije, ni que<br />

ocurrió al día siguiente. No sé qué causó mi muerte. Eso me ha<br />

llevado a pensar que... debieron de arrebatarme la vida. Aquella<br />

noche fue mi último recuerdo, en cuanto el tiempo transcurre más y<br />

más nublosos se hace ese recuerdo y todos los demás. Temo que un


79<br />

día solo desaparezcan, me encuentro confundido y si no aclaro mi<br />

vida pasada... - con un hilo de voz dijo - terminaré condenado.<br />

- Podría ayudarte - ofrecí.<br />

Él volteó su rostro con esmero hacia mí, sus ojos reflejaban aflicción<br />

y parecían brillar, quizá por una lágrima que retenía.<br />

- ¿Cómo podría? - Con tono apagado.<br />

- No lo sé, algo se me ocurrirá, pero... podría -<br />

- No, no tiene por qué hacerlo. Eso solo le traería más problemas -<br />

discrepó.<br />

- Me ayudaste. Lo justo sería corresponder igual. Déjame ayudarte -<br />

- Usted es muy amable, pero es una labor del todo difícil y no se<br />

asemeja en lo más mínimo con lo que hice por usted. Estaríamos<br />

disparejos, sin mencionar que requeriría de mi ayuda y presencia en<br />

ello también - se opuso.<br />

- A mí no me molestas... sé que eres... bueno. Si me dejaras ayudarte<br />

no me rendiría hasta saberlo. Por favor. Quiero hacerlo - insistí.<br />

Se tomó varios segundos para considerarlo, varios segundos en los<br />

que el silencio reinó.<br />

- Está bien. Siempre y cuando me permita serle de más ayuda con lo<br />

que usted necesita saber - concordó.<br />

- ¿Sería como un trato? - Inquirí.<br />

- Sí, es un trato - susurró.<br />

Eran las tres y treinta y tres de la madrugada, y, mi estancia con él era<br />

cómoda, llevadera. Hablaba de lo diferente que era su época a la<br />

presente, de las fachadas de las antiguas casas de Portland, de allí<br />

provenía. Describía los paisajes exuberantes de montañas y bosques,<br />

de la cortesía de los habitantes, de los carruajes y los caballos, los<br />

juegos de polo.<br />

De vez en cuando suspiraba con nostalgia, pero esto no le impidió<br />

continuar; habló prodigios de su madre y de su padre. Narró acerca<br />

de las fiestas que se realizaban en aquel entonces, noté como se<br />

iluminaron sus ojos cuando su historia meditaba y exigía que<br />

pronunciara el nombre de "Elizabeth", cuando lo hizo, sus ojos se<br />

llenaron de brillo y la recordó en silencio por unos segundos.<br />

A las cuatro y cincuenta y dos de la madrugada, Dux se levantó al<br />

baño, fue entonces cuando fui consciente de la hora que era y mis


80<br />

ojos comenzaron a clamar sueño, un gran bostezo me jalaba hasta la<br />

cama.<br />

- Debe ir a dormir. Lo siento, he perdido la noción del tiempo por<br />

completo - susurró a mi oído.<br />

- Sí, también me olvidé - murmuré.<br />

- Debo marcharme -<br />

Apuntó su cuerpo en dirección a las escaleras por donde supuse<br />

subiría hasta desaparecer.<br />

- Fue un placer - aduló.<br />

- Igual para mí - coincidí.<br />

Comenzó a caminar rumbo a las escaleras. Subía el segundo escalón<br />

cuando recordé que había olvidado preguntarle cuando volvería. En<br />

esta ocasión no quería pasar por lo mismo de antes, pero era<br />

demasiado tarde, escuché los pasos de Dux dirigirse a la puerta y<br />

abrirla, sin embargo, se detuvo. Quizás olvidó algo y se devolvió; eso<br />

me dio tiempo y corrí hacia rudimento de las escaleras.<br />

- ¡Aguarda! - Le pedí.<br />

Se dio vuelta hacia mí y entonces proseguí.<br />

- ¿Cuándo volverás? -<br />

- Es incierto, pero intentaré mañana - susurró.<br />

- Mañana pasaré la tarde en el parque de esquí - avisé.<br />

- Entonces quizá vaya allí -<br />

- ¿Cómo podrás saber dónde estaré mañana? -<br />

- Créame. Lo sabré -<br />

- Bien - le sonreí gentilmente y él respondió de la misma manera.<br />

Se dio vuelta y siguió su camino lentamente, pero de pronto sentí<br />

algo ardía en mi garganta y colgaba en mi lengua. Solo era cuestión<br />

de segundos para que se marchara, tenía que preguntarle, o de lo<br />

contrario la duda me azotaría por dentro. Debía hacerlo pronto, o<br />

Dux saldría de la habitación y perdería la oportunidad, tal vez hasta<br />

mañana.<br />

- ¿Cómo es tu nombre? - Susurré.<br />

Él se dio vuelta y guardó silencio unos instantes.<br />

- Tom Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> -<br />

Mi ceja se levantó en una reacción involuntaria ante el asombro. Su<br />

apellido parecía distinguido y poco ordinario, encajaba perfectamente


81<br />

con el modo de vida que narró. Entonces, debió pertenecer a la clase<br />

noble en su época.<br />

- Es un placer, Tom -<br />

Sentí como si ese momento ya lo hubiese vivido, un momento que se<br />

dio rodeado por el mismo rostro, objetos y circunstancias. Otro Déjà<br />

Vu.<br />

- El placer es mío, Caroline - sonriente inclinó su cuerpo con su<br />

mano doblada en su abdomen.<br />

Luego, reiteró su partida. Al mismo tiempo, los pasos de Dux<br />

comenzaron a ganar cercanía. En solo segundos apareció en las<br />

escaleras; por obligación tuve que apagar la sonrisa en mi rostro y<br />

quedarme completamente tiesa para que no me viera, así evitar<br />

explicaciones. Era absurdo, su destino era la cocina, indudablemente<br />

tuve que atravesar el vestíbulo y entonces se percató de mi presencia.<br />

"¡Rayos!" ¿Ahora que le iba a decir? No podría excusarme diciendo<br />

que no tenía sueño, pues sabría que es mentira por las evidentes<br />

ojeras y bostezos; tal vez podría decirle que me levanté por un vaso<br />

de agua, cosa que hice en un principio, pero bueno, eso no<br />

importaba, el caso era que él no lo sabía.<br />

- ¿Con quién hablas? - Preguntó Dux.<br />

No esperaba esa pregunta. "Dios..." Dux es de esas personas que no<br />

se convencen fácilmente con vagas explicaciones, es muy observador<br />

y no se le escapa nada. Por alguna razón tiene la habilidad de percibir<br />

cuando le mienten, y más si mis mentiras carecen de fuerza, es algo<br />

que nunca aprendí a hacer bien.<br />

- Eh... con nadie ¿ves? - Con mi mano le indiqué recorriendo el<br />

lugar.<br />

- Me pareció escucharte hablar con alguien -<br />

- No, estoy aquí sola. Tal vez escuchaste mi IPod - lo alcé y lo agité<br />

en el aire.<br />

- ¿Y qué haces levantada a esta hora con tu IPod? - Discutió.<br />

- Me levanté por un vaso de agua... tenía sed y no lograría dormir<br />

hasta no tomar agua - expliqué.<br />

- ¡Vaya! Pero que insomnio tan pesado el que sufres, Caro, porque yo<br />

llegué completamente exhausto - con tono sarcástico, solo asentí


82<br />

apretando mis labios-. Será mejor que intentes conciliar el sueño,<br />

porque iremos al parque de esquí muy temprano -<br />

- ¡¿Qué?! -


83<br />

Cúspide<br />

Una profunda somnolencia y agudo desaliento, persistentes<br />

bostezos, tremendas y notables ojeras, rostro pálido y decaído, que<br />

reflejaba extremo cansancio, pérdida del equilibrio, ojos<br />

entrecerrados y lagrimosos, poca visibilidad y poca percepción del<br />

movimiento en mi entorno, desánimo y bloqueo mental al<br />

pronunciar palabras; todos estos síntomas me acompañaron sin<br />

descanso en el día en el parque, debería mencionar, el café que me<br />

eché encima y los bochornosos tropiezos, e incluso, me enredé con<br />

los pies de Thomas y fue él quien resbaló y cayó en el momento que<br />

pasábamos los boletos de entrada, lo que por supuesto desató su<br />

enojo, aunque esta vez no lo culpo.<br />

Un hombre... un hombre con sus ropas plenamente maltratadas y<br />

con cortadas sobre su piel, sus heridas sin duda se debían a algún<br />

accidente sufrido y el aura ambicioso y tétrico que lo bañaba me<br />

indicaba que no había sobrevivido a ese accidente.<br />

No parecía desear alimentarse de mi miedo, pero aun así el pavor me<br />

cortó la garganta. Detuve mi paso sin quitarle los ojos de encima a<br />

aquella ánima, atenta a su reacción ante mi presencia. Me contempló<br />

con detalle y mi cuerpo se desarmó, mi respiración se agitó y mis<br />

manos se volvieron temblorosas. Esperé a que ellos continuaran y se<br />

adelantaran, aguardé silenciosa a que cruzaran, una vez lejos rodeé el<br />

lugar alejándome de la presencia. Esta vez tuve suerte, solo esta vez.<br />

Nos acomodamos cerca de la pista, los competidores descendían por<br />

la montaña. Intenté ver entre la multitud del público a... Tom, al<br />

parecer aun no aparecía, o... lo que fuese que hiciera. Hora tras hora,<br />

no se apareció en toda la mañana.<br />

Michael deseaba chocolate caliente, así que me enviaron con Dux a<br />

acompañarlo para que lo comprara. Temí tropezar en el camino con<br />

alguna otra presencia, pero también colisionó en mi mente la idea de<br />

que allí, parada nada más, lo encontraría. Fui con ellos, analizando<br />

rostros en el camino. Llegamos hasta una cafetería, había muchas<br />

personas en su interior, la puerta expulsaba personas de lo colmada<br />

que estaba.<br />

- ¿No habrá otra cafetería? -


84<br />

- Con tantas personas todas deben de estar igual de llenas - deduje.<br />

- ¡Ah! ¿Y ahora? -<br />

- Entra tú, yo me quedo con Mike aquí para no hacerlo pasar entre<br />

esas personas -<br />

- Bien. Ahora regreso -<br />

Dux perforó un camino, pasando por entre las personas hasta<br />

alcanzar la barra. A través del cristal podía verlo tomar ventaja entre<br />

la multitud para ser atendido rápido. Más tarde, mientras aguardaba,<br />

divisé una persona que resaltó entre las demás, estas personas<br />

pasaban por su lado e ignoraban su presencia, solo yo acataba su<br />

estancia a lo lejos.<br />

- Ya viene mi hermano - Mike interrumpió mi concentración.<br />

En efecto Dux asistía al regreso, atajando con dificultad entre la<br />

afluencia de personas. El tiempo que le costó retornar hasta nosotros<br />

no me bastó para ingeniar una evasiva.<br />

- Listo, vayámonos - dijo.<br />

- ¿Dux? - Con tono indeciso.<br />

- ¿Sí? ¿Quieres algo más? -<br />

- Sí, iré a comprar algo. Ustedes adelántense - mientras giraba mi<br />

cabeza para asegurarme de que Tom aún siguiera allí.<br />

- Por supuesto que no, iremos todos, no te voy a dejar sola - refutó.<br />

- Estaré bien. Compraré... algo... personal -<br />

- No, mi papá especificó claramente que no nos separamos. Podría<br />

pasarte algo, si llego sin ti donde él me va a dar una cantaleta y<br />

tampoco tengo ganas de ganarme una discusión con él - objetó.<br />

- Dux, no me tardo -<br />

- Pero es que no entiendo el por qué no te puedo acompañar. No me<br />

cuesta nada hacerlo -<br />

- Dile que me quedé haciendo una larga fila para comprar otra cosa -<br />

insistí.<br />

- Ya te dije que no -<br />

No se iba a conformar esta vez, no era tan tonto como para no<br />

sospechar que siempre le miento, que no hay una sola de sus<br />

preguntas que yo responda con una mentira. Su paciencia no iba ser<br />

eterna y me asustaba él qué podría responderle cuando se atreva a


85<br />

confesar que sabe que oculto algo. "Vamos...", debía hallar un<br />

pretexto más inteligente.<br />

- ¿Qué es lo que ocultas? - inquirió directamente.<br />

Pues ese cuando era ahora. ¿Y ahora qué? Debía acosar a mi cerebro<br />

a procesar inmediatamente una respuesta, un pretexto, una mentira.<br />

- Dime Caro, ¿qué ocultas? ¿Por qué no confías nunca en mí? ¿Tan<br />

malo soy guardando secretos? - interrogó.<br />

- Hay... - "Dile algo inteligente" me esmeraba por armar la mentira<br />

mientras extendía la muletilla lo más que podía - Tengo novio -<br />

Dux soltó una risilla y Michael me apuntó con su mirada mientras<br />

aún estaba sujeto a mi mano.<br />

- ¿Un novio? - agregó otra risa - no te creo -<br />

- ¿Por qué no podría? -<br />

- Sí, ¿Cómo no? He estado cerca de ti la mayor parte del tiempo, no<br />

pudiste haber conseguido un novio, no has conocido a nadie aquí -<br />

- Yo dije: conseguí novio aquí -<br />

Borró su sonrisa y se mantuvo pensativo unos segundos.<br />

- Entonces... ¿de dónde es? - esta vez con seriedad en sus palabras.<br />

- ¿De dónde más? De Portland -<br />

- ¿Y va a versen o qué? -<br />

- No, solo... he estado hablando por teléfono con él. Thomas no<br />

debe saberlo, le dirá a mis padres y no tengo el permiso de ellos, y<br />

tampoco mi tío debe saber. Sabes cómo es, él les contará a mis<br />

padres si me escucha hablar con él. Me ha estado marcando toda la<br />

mañana al teléfono y no he podido contestarle. Ayúdame -<br />

"Dios, pero ¿qué estoy haciendo?" había conseguido construir el pretexto<br />

perfecto, esta vez no dudaba.<br />

- Ahora... lo entiendo, por eso estabas llorando en la casa del señor<br />

Hill, discutieron; por eso... te levantas a medio noche, cuando todos<br />

están dormidos, para llamarle y hablar con él sin que nadie te<br />

escuche; por eso estas siempre en las nubes, pensativa, a veces triste,<br />

prefieres quedarte sola en la casa, y en el aeropuerto cuando<br />

llegamos... llorabas porque no le verías por un largo tiempo -<br />

Jamás llegué a imaginar que Dux tuviese toda esa información de mí,<br />

había notado absolutamente todo y no había creído en ninguna de


86<br />

mis excusas, al menos no hasta ahora. Me reconfortaba un poco que<br />

esta vez creyera que las cosas estaban claras.<br />

- Sí, por eso -<br />

- Y yo que creía otra cosa -<br />

Sabía que sospechaba, desde que mencionó que había leído todo el<br />

historial de mi ordenador, desde ese día el empezó a hilar cabos.<br />

- Y... ¿qué creías? - merodeé.<br />

- Nada, solo estupideces. No tiene caso -<br />

Sí, no había duda de ello. Él curioseaba en ese mundo, en el de<br />

demonios y fantasmas, había enlazado sus sospechas hacia esa<br />

posibilidad.<br />

- ¿Y bien? ¿Me vas a ayudar? -<br />

- ¡Ah! No sé... - dudó - me pones en una situación difícil -<br />

- Por favor - supliqué.<br />

Lo consideró unos instantes de forma silenciosa mientras aguardaba<br />

ansiosa su respuesta.<br />

- Ah, de acuerdo, le diré que te dejé haciendo fila y que quise llevarles<br />

lo que pidieron y de paso a Mike, luego me iré con la excusa de que<br />

no te voy a dejar sola entre todas esas personas, luego... nos<br />

encontramos en media hora aquí mismo para volver juntos y así<br />

nadie sospeche - accedió -. Aunque... yo no tengo problema en<br />

acompañarte mientras hablas con él, no voy a decirle a nadie -<br />

Y una vez más me encrucijada.<br />

- No, la verdad es que... me incomodaría mucho que escucharas todo<br />

lo que le digo -<br />

- Esta bien, retomamos lo de vernos aquí en media hora -<br />

Me di vuelta y caminé rápido hacia Tom. Temí que la espera lo halla<br />

despedido, pero no, allí permanecía, como una estatua, aguardando.<br />

Era ridículo cuanto me esforzaba por verle.<br />

- Acompáñeme, le enseñaré algo - dijo mientras se daba vuelta.<br />

No tenía mucho tiempo, pero eso no me impidió ir tras él.<br />

Caminamos muchos pasos antes de llegar al lugar. En el recorrido,<br />

Tom evadía toparse con las personas aunque, como había<br />

presenciado antes en los entes, pudiera traspasarlas, tal vez era un<br />

acto involuntario o tal vez evitaba sentirse muerto.


87<br />

Al llegar, era una cúspide. Lo más destacado de aquel lugar era una<br />

vista excepcionalmente hermosa, de incomparable descripción. El<br />

panorama mostraba a todo <strong>Van</strong>couver cubierto con la nieve, a los<br />

extensos bosques de coníferas que encerraban la ciudad, pinos<br />

Douglas, gigantescas secuoyas, abetos y robles embellecían las<br />

montañas. La brisa allí me empujaba débilmente; se escuchaba el<br />

silbido del aire soplando, la nieve cubriendo el suelo de roca, parecía<br />

resbaloso y peligroso, me obligaba a mantener distancia del borde<br />

que daba al vacío.<br />

- No puedo creerlo... que increíble... es hermoso - absorta.<br />

- Me complace que le agrade -<br />

Me era imperdonable no sonreírle. Le cubrí unos instantes con mi<br />

mirada, la suya también estaba dirigida hacia mí, fue incómodo<br />

sostener mis ojos encaminados hacia él, así que dejé que el paisaje se<br />

robara mis ojos nuevamente.<br />

Quise dar unos pasos hacia adelante para intentar ver la altura en la<br />

que estaba, mirando el vacío, pero Tom se opuso, atravesó su mano<br />

delante de mí impidiéndome continuar.<br />

- Tenga cuidado, el suelo puede ser dudoso y traicionero. Podría<br />

resbalar - advirtió.<br />

Él, en los absoluto, deseaba hacerme daño, pero... ¿por qué?<br />

Miré en mi entorno y noté que las personas estaban lejos, éramos los<br />

únicos en ese lugar. La montaña por la que se deslizarían los<br />

competidores estaba situada del otro extremo, cautivando el interés<br />

de las personas.<br />

El tiempo que pasé en compañía de Tom fue casi silencioso, solo<br />

nos dedicamos a admirar la solemne vista, aunque fui yo quien<br />

observó el paisaje. Sentía esa sensación que llega a mí cuando alguien<br />

me observa, sin importar cuán pálida estuviera mi rostro se ruborizó<br />

cada vez que Tom a mis espaldas concentraba su vista en mí, y así<br />

me olvidé del tiempo, de las preguntas, de todo.<br />

- ¿En qué piensa? - Preguntó de repente.<br />

- En lo bonito que es todo -<br />

- ¿La hace feliz? -<br />

- Eso creo -<br />

Miré de reojo mi reloj y me sorprendió lo rápido que pasó el tiempo.


88<br />

- ¡Rayos! Tengo que irme. Se ha hecho tarde -<br />

Corrí con afán de regreso hacia donde veía a las personas. Solo<br />

esperaba que Dux no estuviese enojado.<br />

- ¡Aguarde! - Gritó Tom.<br />

Detuvo mi marcha y me di vuelta hacia él.<br />

- ¿Cuándo puedo buscarla? -<br />

- En cualquier momento -<br />

Dux estaba buscándome por todos los lugares, tuve mucha suerte al<br />

encontrarlo tan rápido. Le ofrecí disculpas, pero su disgusto era<br />

evidente.<br />

- ¿Por qué tardaste tanto? - con el ceño fruncido.<br />

- Ya te dije que lo siento, se me perdió el tiempo. Perdón -<br />

- Vamos rápido, no tardan en venir a buscarnos -<br />

Llegamos hasta donde estaba mi familia y por supuesto fuimos<br />

interrogados por Bruce, pero dejé que Dux se encargara de contestar.<br />

Una vez atravesado ese obstáculo pude compartir en total calma la<br />

tarde con ellos.<br />

<strong>Los</strong> siguientes días parecía que pasaban sin avisar, quince días más,<br />

pero parecieron menos. Durante esos días, Bruce se esforzó por<br />

hacer que las vacaciones fuesen sembradas en nuestra memoria.<br />

Bonito detalle. Las vacaciones se estaban acabando al fin, y "al fin"<br />

no porque hubiesen sido tremebundas, de manera antípoda a lo que<br />

esperaba, fueron reveladoras; subiría al avión con una esperanza,<br />

viajaría hacia el final de mi maldición.<br />

El treinta de enero de dos mil diez, ese día no solo regresamos a<br />

Portland, sino también fue el día que dio inicio a una serie de<br />

enredos, enigmas. En lo recóndito, en las sombras, me introduciría<br />

en lo desconocido.


89<br />

La vieja casa<br />

Observaba el gozo de dos magníficas criaturas por el gran ventanal<br />

de la cocina. Iba a comer mi plato de cereal y no pude evitar<br />

abandonar mi entorno y fijarlo en esos dos pajaritos, los miraba<br />

porque trajeron a mi mente vagos recuerdos de cuando me divertía<br />

en la nieve con mis padres, recuerdos de cuando era feliz, recuerdos<br />

muy lejanos.<br />

Mi madre interrumpió mi distracción para decirme que me<br />

apresurara y así no llegar tarde al primer día de clases. No me<br />

emocionaba tener que regresar a clases y además Thomas entraba a<br />

secundaría y lo trasladarían a mi escuela. Me inquietaba tener que<br />

lidiar con él, con su boca, detestaba la idea de que el pudiera hacer la<br />

secundaria más difícil de lo que propiamente ya es. Aunque claro, él<br />

permanecería en la torre de Middle school y yo en High school, pero<br />

no sería difícil encontrarnos en eventos de la escuela o deportivos en<br />

donde junten ambas torres. Solo esperaba que no escupiera sus<br />

comentarios imprudentes y dejarme en situaciones incomodas con<br />

mis amigos, los poco que tengo.<br />

Cuando bajamos del auto, afortunadamente Thomas se fue por su<br />

lado, muchos de sus amigos lo recibieron, debía suponer que<br />

muchos fueron trasladados aquí. Por otro lado, mis amigos me<br />

también esperaban en la entrada de la escuela, era una vieja escuela<br />

privada con fundamentos católicos; no es que mi familia fuese muy<br />

religiosa, pero era prestigiosa y con estándares de educación<br />

excelentes e instalaciones confortables.<br />

Jimmy saltó hacia adelante y se acercaba caminando hacia mí a paso<br />

rápido. Su cambio era excesivamente notable y diferente a la última<br />

vez que nos vimos; estaba más alto y delgado, su piel se había<br />

bronceado, le habían comenzado a salir bellos faciales, hasta había<br />

cambiado la forma en que se peinaba, su cabello ya no era ondulado<br />

sino sutilmente liso; se lo peinó de forma desaliñada. Seguramente<br />

no podría eludir a las superioras con el cabello así por más de un día<br />

de clases.<br />

Él es mi mejor amigo, lo conocía desde que estábamos en<br />

el Kindergarten. Jimmy, al igual que todos mis amigos, desconocía e


90<br />

ignoraba el hecho de que percibo presencias paranormales. Él, es<br />

como el incondicional y perfecto hermano que Thomas no se<br />

molestaba en ser.<br />

En su rostro se formó una amplia y acentuada sonrisa que imité, él se<br />

pasó sus dedos por su cabello abundante de color caqui.<br />

- Hola, te estaba esperando - señaló con tono alegre.<br />

- ¡Wow! Jimmy, cuanto has cambiado.<br />

- Sí, bueno, hacía varios días que no nos veíamos. Tu sabes, yo en los<br />

Ángeles y tú en <strong>Van</strong>couver… ¿Y qué tal estuvieron tus vacaciones?<br />

- Estuvieron bien.<br />

- Apresurémonos, los dos tenemos clase de literatura. Ya imprimí<br />

nuestros horarios. Aquí está el tuyo.<br />

- Que oportuno, gracias. Sabías que lo olvidaría.<br />

- Sí, lo sabía.<br />

<strong>Los</strong> demás: Frank, Tommy, Emma, Cary y Samantha, se acercaron<br />

para saludarme con regocijo. A continuación sonó el timbre<br />

indicando que debíamos entrar a clases.<br />

Todo parecía irreconocible, habían invertido un alto presupuesto<br />

para embellecer la escuela; pintaron las paredes de color blanco y las<br />

columnas de vino tinto, remplazaron casilleros y escritorios. Incluso<br />

cambiaron de profesores, que comenzamos a conocer conforme<br />

avanzó el día.<br />

El profesor Donato Lewis captó la atención de todos sus<br />

estudiantes, no solo por su bien parecido sino también por su<br />

aspecto y edad joven. Sus ojos parecían dos huecos debido a las<br />

profundas ojeras que sobresalían en su rostro, su mirada y harapiento<br />

aspecto infundía temor. Su estancia fue solitaria durante todo el día,<br />

se paseaba solo por los pasillos en cada cambio de clase. Aquel<br />

profesor me dirigió una mirada penetrante con sus ojos negros, que<br />

privó mis sentidos; ocurrió mientras estaba en mi casillero y caminó<br />

por mi lado. Pareciera que ese sujeto me conocía, lo percibí en sus<br />

ojos. Era muy atemorizante.<br />

Mark me sacó de aquella incómoda situación, jamás pensé que le<br />

estaría agradecida por algo. Se ubicó frente a mí. Mark lucia igual que<br />

antes, con su cabello ligeramente largo y rubio, piel bronceada,<br />

estaba levemente delgado y alto, tal vez creció unos centímetros.


91<br />

- Ey, Caro, ¿Cómo la has pasado? Me Has hecho mucha falta todo<br />

este tiempo - sonriente.<br />

- Bien, gracias.<br />

Deduje lo que procedía a continuación, el tema entre ambos jamás se<br />

encaminada a circunstancias divergentes.<br />

- Espero este año por fin aceptes una de mis invitaciones, tal vez<br />

solo una - pasando su mano izquierda por encima de mi hombro y<br />

fijando sus ojos grises en los míos.<br />

Ya no había rastro del profesor Donato cerca, parece que había<br />

continuado su camino.<br />

- No, lo siento - escapándome de su brazo -. Deberías darte por<br />

vencido. Mejor invita a tu novia, sé que le va a gustar - sugerí.<br />

Soltó una risilla y se tomó unos segundos para organizar sus ideas y<br />

dar una respuesta convincente, lo que él no sabía, es que no había<br />

nada de lo que dijera que hiciera que le creyera.<br />

- Ya no somos nada, solo me acosa todo el tiempo y me lastimaría<br />

tener que ser cruel con ella.<br />

“Sí, claro”<br />

- Debo ir a clase.<br />

Rio entre dientes y luego aproximó su distancia.<br />

- Es lo que haces siempre. Huyes de mí. Me gusta creer que es<br />

porque te pongo nerviosa - con tono travieso.<br />

- Adiós.<br />

Continué mi recorrido.<br />

El reloj del salón marcaba las dos y cuarenta y dos P.M., indicaba que<br />

pronto sonaría el timbre de salida. El profesor Williams dictaba su<br />

clase de química, informaba sobre el próximo trabajo acerca de la<br />

conformación del átomo, cuando Jimmy se estiró ligeramente hacia<br />

su lado derecho, hacia donde yo estaba.<br />

- Caro, ¿vas a acompañarme a hacer algo en la tarde? - Preguntó<br />

Jimmy con voz susurrante.<br />

- Lo siento, no puedo. Debo ir con la abuela en la tarde, pero…<br />

quizás otro día - de la misma forma.<br />

- Sí, quizás otro día - volviendo su cuerpo para su pupitre.<br />

Desde mi regreso a Portland había pospuesto la ida a casa de la<br />

abuela. Eran tantos mis deseosas ganas de conocer de una vez por


92<br />

toda la verdad acerca de mí. Llegaría a casa de la abuela, donde Tom<br />

estaría esperándome para que halláramos los manuscritos, y hurgaría<br />

entre las pertenecías del abuelo hasta encontrarlos.<br />

Tom estaba en un noventa por ciento convencido, de que allí se<br />

encontraban. Mi abuelo le había dedicado a ello tantos años y sus<br />

pertenencias permanecían intactas en su casa.<br />

Dos P.M., y el timbre sonó anunciando la hora de salida. Jimmy me<br />

acompañó un par de avenidas contándome sobre sus vacaciones en<br />

<strong>Los</strong> Ángeles y de la nueva atracción que le provocaba Cary, era cierto<br />

que ella había cambiado para florecer. Antes, era demasiado delgada<br />

y eso le acomplejaba, pero antes de las vacaciones supimos que se<br />

había inscrito en un tratamiento para coger peso y vaya que<br />

funcionó, su piel era más viva, su cabello brillaba y sus mejillas ahora<br />

siempre estaban ruborizadas, estaba hermosa. Ahora, Jimmy le<br />

interesaba. Él nunca dudó para contarme cualquier cosa que le<br />

aconteciera, pero al contrario de mí jamás he tenido el valor para<br />

confiarle lo que me pasa. Aunque se haga un montón de<br />

suposiciones acerca de mí nunca he aclarado sus dudas.<br />

- Bueno… hasta aquí te acompaño - dijo.<br />

- Está bien. Ya te alejaste mucho de tu casa. Cuídate - me despedí.<br />

- Adiós… - caminando de espalda y agitando su mano el<br />

aire mientras sostenía en sus labios una sonrisa - ¡ah! Ahora que lo<br />

recuerdo, mi amigo Derek quedó fascinado contigo desde el año<br />

pasado. Te envía saludos y que te preguntara cuando salías con él. Es<br />

un buen chico ¿Qué le digo? - Con tono retozón.<br />

- ¿En serio? ¿Qué crees que le voy a decir? - Riendo entre dientes.<br />

- Bien, le diré que no te interesa, pero si me preguntas mi opinión,<br />

pienso que ya es hora que te des la oportunidad con alguien - rió<br />

mientras se alejaba.<br />

- Adiós - reí en conjugación con él.<br />

Luego de caminar unas calles y tomar el metro llegué a casa de la<br />

abuela. La vieja casa de madera estaba cubierta por la nieve y la<br />

pintura verde de su fachada, divisaba peladuras, algunos vidrios de<br />

las ventanas estaban rotos, la madera de las escaleras carcomida, el<br />

desmesurado abeto que con sus ramas vacías cubría una parte del<br />

techo, lucia acabado.


93<br />

Recuerdos gratos cruzaron por mi mente al admirar la casa, ya era<br />

costumbre. Cuando era pequeña, el abuelo y yo en primavera<br />

jugábamos en el jardín y entre los castaños del frente, que decoran la<br />

casa, y que ahora se mostraban apagados a causa del invierno. Percibí<br />

el desenfrenado e irresistible aroma de las galletas de chocolate de la<br />

abuela que tanto me gustan. Entendí que mi madre le había<br />

informado a la abuela de mi visita y me había arruinado la sorpresa.<br />

La abuela estaba muy abandonada, Thomas no tenía la atención<br />

gentil de visitarla, mi padre le veía cada mes debido a sus urgentes<br />

asuntos de trabajo, y a mi madre le era difícil descuidar la casa y sus<br />

deberes de hogar; en todo caso, solo yo le brindaba atención.<br />

En aquel camino en roca pavimentada, estaban tan visibles como<br />

siempre las palmas de mis manos y las del abuelo marcadas, debido a<br />

que un día mientras estuvo el cemento fresco las marcamos ¿Por qué<br />

jamás le conté al abuelo acerca de las apariciones? A su lado siempre<br />

supe actuar con naturalidad y quizás ni siquiera sospechó.<br />

- Hola, abuela - seguido la abrasé con firmeza.<br />

- Pequeña, Caroline. Hacia tanto que no te veía - invitándome con su<br />

mano y un gesto gentil a pasar.<br />

- Perdóname, abuelita. Estaba de vacaciones con el tío Bruce.<br />

Pasé a la sala como ella me lo indicaba con su mano.<br />

- ¿Y qué tal estuvieron? - Sonriendo.<br />

- Estupendas.<br />

- Te preparé las galletas que a ti y a tu padre tanto les gusta… por<br />

cierto ¿y tu padre? - Ofreciéndome las galletas.<br />

La abuela comenzó a relatar ajenas historias pasadas, también<br />

relataba sucesos de su vida, algunas veces me las repite sin saber,<br />

pero prefiero no decirle nada y volverlas a escuchar; ha de ser por los<br />

ochenta siete años que tiene.<br />

Su piel estaba doblada en un millar de notables arrugas, como si el<br />

número de su edad se reflejara en la cantidad de arrugas marcadas en<br />

su rostro; estaba muy delgada y lucia acabada, las enfermedades<br />

habían comenzado a aparecer.<br />

Mi cuerpo se tensionó y se desconectó de la historia de la abuela, me<br />

invadieron los nervios hasta que recordé que ella no podía verlo.


94<br />

Tom se paró tras la abuela, me hizo un gesto con su cabeza para que<br />

fuera junto con él a donde se disponía ir.<br />

- Abuelita… ¿Te importa si… voy al estudio? Creo que… vi un libro<br />

de química que me seria de mucha ayuda para un trabajo - con voz<br />

entrecortada.<br />

- Por supuesto, ve. ¿Quieres que te ayude? Aunque tal vez esta vieja<br />

columna no ayude mucho - ofreció.<br />

- No te preocupes. No me tardo.<br />

- Mientras tanto, te prepararé el pie de uva que hacíamos las dos<br />

cuando estabas pequeña.


95<br />

Sangre<br />

Quizás nunca se me ocurrió, tan siquiera la más mínima idea pasó<br />

por mi cabeza. Sangre condenada corría por mis venas. Le habían<br />

destinado tenedor a mi alma sin que lo supiera.<br />

Empujé con suavidad la puerta del encarcelado y empolvado estudio.<br />

Solitario como lo ha estado durante tantos años y lleno de las<br />

pasiones del abuelo, como las pinturas que colgaban en las paredes,<br />

la colección de diferentes espadas de la época en la que dominaron;<br />

lanzas, alfanjes, la tradicional y sencilla espada, los sables, estiletes y<br />

dagas colgadas en una pared completamente blanca y llena de estas.<br />

Una biblioteca bastante completa en información de diferentes temas<br />

no muy tradicionales, que ocupaba una pared tras el escritorio de<br />

madera de cedro ubicado en el centro, y que estaba lleno de sus<br />

documentos y al rededor del lugar había diferentes archiveros.<br />

Imaginé cuán difícil me seria buscar en aquel lugar.<br />

Tom caminó en dirección rectilínea rumbo al escritorio y me señaló<br />

uno de los cajones, imité sus movimientos y me posicioné a su lado.<br />

¿Ahí está? - Pegunté con un hilo de voz.<br />

- No me cabe la menor duda de que aún permanecen allí - con voz<br />

firme y expresión seria señaló el escritorio otra vez.<br />

- Me gustaría saber ¿cómo obtuviste esa información? ¿Fue mi<br />

abuelo quién te dijo? - Con curiosidad y anhelo en mi tono.<br />

- No, él no fue. Esto lo sé porque alguien cercano a su abuelo lo<br />

sabía, una señora viva con el apellido de casada como Scott. Yo<br />

estaba presente cuando lo mencionó - con tono frío.<br />

Ahora me dejaba más perpleja, ¿Cómo obtenía toda esa<br />

información? Desde una persona involucrada hasta el lugar exacto de<br />

la ubicación de los manuscritos. Aunque vamos, no difícil suponer<br />

que le pueden ver, pero aun así, se injiere en estos asuntos sin saber<br />

el porqué de sus razones.<br />

Incliné mis piernas para alcanzar con comodidad el cajón y lo jalé<br />

con precisión y fuerza. Dediqué una mirada de alegría a Tom cuando<br />

el cajón se abrió y puso a la vista unos documentos, tras tomarlos y<br />

examinarlos de reojo, comprobé que eran esos, eran los manuscritos<br />

del abuelo. Tom se mostraba aún serio e inexpresivo, no comprendía


96<br />

la razón de su comportamiento. Borré mi sonrisa y saqué los escritos<br />

empolvados y los apoyé en el escritorio, leí el título de la primera<br />

página, los Ante Portam.<br />

- Léalo - ordenó con voz seria.<br />

- Todo comenzó cuando tenía cinco años y experimenté la primera y<br />

horrorosa aparición… - me detuve. Noté algo a simple vista, esa no<br />

era la caligrafía de mi abuelo, aunque la del título sí - las cosas se<br />

deterioraban al transcurrir el tiempo; ahogándome entre los sollozos<br />

del miedo.<br />

La razón de todo esto se debe a un macedonio, Alejandro, hacia el<br />

año 356 a.c, poco es lo que el mundo ha conocido de este hombre, al<br />

menos a lo que refiere al pasado que dejó antes de salir a la luz. Fue<br />

escupido de las cavernas con un ejército inexpugnable. Acecinó a<br />

todos en su paso, no tenía piedad, y así, un día ser llamado Alejandro<br />

Magno - me detuve, intentando digerir lo anterior, pero antes de<br />

analizar aquello Tom irrumpió para halarme de mis pensamientos.<br />

- Continua - con severidad.<br />

-… Sus anhelos lo llevaron remotamente, eso se cree de él, pero no,<br />

jamás fue un heredero legítimo, su sueño de convertirse en rey se<br />

desvaneció ajados por los vientos del desierto. Entonces lo llevaron a<br />

pactar el trato que lo convertiría en el rey y no en el bastardo que<br />

estaba destinado, pero claro, vender su alma a las sombras oscuras<br />

no pagaría el valor de tener el mundo en sus manos. Vendió su<br />

sangre, firmando que todos los que llevaran en la venas la sangre de<br />

Alejandro serían arrastrados por las sombras... ¿Qué? ¿Qué es esto? -<br />

<strong>Los</strong> ojos se humedecieron, empezaba a desatar las repuestas.<br />

- Por favor, no se detenga - pidió.<br />

Tomé aire, por fin los secretos estaban saliendo a la luz, necesitaba<br />

fuerza para continuar y desvelarlos.<br />

-… y como es propio de cada pacto, la culminación reposa en la<br />

llamas del infierno, donde todo es dolor y sufrimiento, gritos<br />

desgarradores que ensordecen, crujidos de horror que nadan en<br />

oleadas de aire cortante e hirviendo; allí las torturas tuvieron su<br />

origen. Una experiencia propia me llevó a conocer el infierno donde<br />

las llamas consumen a los errantes… - mi voz se hizo un hilo. Me


97<br />

refresco el recuerdo de aquella misma vez - donde el suelo arde y no<br />

se ve más que a condenados siendo martirizados… -<br />

Mi cuerpo comenzó a temblar y los recuerdos de aquella vez se<br />

hicieron presentes, mis ojos y mis palmas se humedecieron, mi<br />

respiración se agitó con ferocidad. Luego los recuerdos se hicieron<br />

más agudos e intensos.<br />

Vi como Tom intentaba decirme algo, pero era inútil, los recuerdos<br />

de ruido allí también fueron testigos y enmudeció el lugar. De tantas<br />

maneras intenté olvidar aquel recuerdo, de por sí, recuerdos<br />

traumáticos como aquel se hacen plenamente imposibles de dejar<br />

atrás, las raíces se trincaron en mi cerebro; siempre estarán en la<br />

mente vivos y dispuestos a perturbar diminuto sosiego.<br />

En mi angustia grité auxilio a Dios, y su reacción se hizo pronta.<br />

- ¡Caroline! ¿Se encuentra bien…? - Con tono angustiado -<br />

respóndame - Su voz se deshizo.<br />

- Estoy bien… - con voz desgarrada.<br />

- ¿Segura?<br />

Intentó poner las yemas de sus dedos en mi rostro, pero recordó<br />

cuan inerte seria su rose con mi piel y se retractó.<br />

- Sí… Seguiré leyendo - con voz más serena.<br />

- ¡No! Aquello le está haciendo mal. Lo lamento pero no le permitiré<br />

continuar - protestó.<br />

- Me saltaré esa parte - continúe antes de que pudiese seguir<br />

poniéndome objeciones -… Las sombras fueron clarividentes,<br />

viendo en las ambiciones de aquel hombre el pasaje a sus<br />

ambiciones. Necesitaban plantar en los descendientes la semilla de su<br />

mundo para conectarlos con el de los vivos. Se abrieron las puertas<br />

que impedía ver el más allá manifestándose frente a este mundo. Sus<br />

descendientes comenzaron a nacer malditos, pues llevan su sangre<br />

hasta el día de hoy. Ante Portam (ante la puerta) las puertas entre los<br />

mundos que Alejandro abrió castigan a las almas de sus sucesores,<br />

llevándolos a probar la resistencia de su vida, haciéndolos<br />

experimentar los más horrorosos y escalofriantes miedos, esos<br />

miedos que no se viven ni en las pesadillas.<br />

Aún prevalece, lo que vivimos es real y diligente, tan agonizante<br />

como lo es quemarse vivo, ante el terror que nos arrastra a


98<br />

paroxismo… - mi voz se desgarró de nuevo -. En nuestras venas<br />

viaja sangre maldita, sangre de Alejandro, o más bien sangre negra, y<br />

eso nos hace diferentes de los corrientes. Somos la puerta que<br />

comunica a este mundo con el de las sombras y con el infierno.<br />

Mientras los Ante Portam prevalezcan los enemigos de Dios podrán<br />

exteriorizarse. El ciclo de vina no continúa…<br />

Mis manos temblaban y mis labios comenzaron a tartamudear. No<br />

podía continuar leyendo, parecía un colapso nervioso.<br />

- Esto no es verdad, no es posible.<br />

- ¿Por qué?<br />

- No es posible que sea real. ¿Descendientes de un<br />

personaje histórico que vendió su sangre? No, no me convence. ¿Y<br />

mi hermano y mi papá? ¿Por qué ellos no y el abuelo y yo sí? No<br />

tiene sentido. Esto no lo escribió mi abuelo, no fue él.<br />

Aventé los manuscritos sobre el escritorio, negándome a creer lo<br />

escrito en ellos. Me senté sobre la silla como si en pies se hubiesen<br />

extenuado. Vacilante en la palabras que salieron de mi propia<br />

boca guiadas por escritos.<br />

- ¿Cómo esta tan segura?<br />

Abrí otro de los cajones del escritorio, comencé a hurgar entes los<br />

documentos hasta hallar alguno que pudiese sustentar lo dicho. Una<br />

vez encontrado lo coloqué sobre el escritorio.<br />

- Esta es su letra, no esa, esa no es. Solo el título lleva la suya y no sé,<br />

ah, ¿por qué?<br />

- Es un incógnito con siglo tras él desde su origen. No lo resolverá<br />

en un día - suspiró -, pero cuanta a su alianza una exuberante<br />

investigación que indagó su abuelo. Necesita atribuirse fuerzas para<br />

esto.<br />

Una vez más me punzaba el querer entender por qué hace esto por<br />

mí.<br />

- ¿Por qué me estas ayudando con esto? - Inquirí.<br />

- Acordamos un trato.<br />

- No, te hice la misma pregunta mucho antes de ello - lo acusé con la<br />

mirada - desde la primera vez - añadí.<br />

Me esquivó la mirada y aprisionó sus labios. Una vez más se negaba<br />

a responder.


99<br />

- No me vas a decir - afirmé.<br />

- No - con tono seco y frívolo.<br />

Liberé un suspiró aderezado con resignación.<br />

- Bien… tienes razón, no lograré esclarecer todo en un solo día -<br />

El tiempo de espera para mi abuela se hacía muy largo. <strong>Los</strong><br />

manuscritos del abuelo poseían unas ochocientas hojas con<br />

horrorosas historias que debía leer, eso no lo conseguiría en un solo<br />

día. Tomé mi maleta y guardé en ella los escritos.<br />

Tom se dio vuelta y caminó hacia la biblioteca, y entre los tantos<br />

libros señaló uno de pasta negra, y me sugirió llevar aquel también.<br />

Su rostro reflejaba compasión, sus ojos líquidos azules exhibían un<br />

brillo deslumbrante y quiso decir algo que se quedó atrapado entre<br />

sus labios. Con su mano libre realizó el movimiento que se había<br />

pospuesto. Me hubiese gustado decir que sentí su caricia en mi rostro<br />

con las yemas de sus dedos, tal vez un roce frío, en realidad, solo<br />

sentí el aire de su aliento deslizarse por mis mejillas. ¿Qué me ocurría<br />

con él? Entonces mi corazón aceleró sus latidos, se volvieron<br />

bruscos y consecutivos. Tom apartó su mano de mi mejilla, y con<br />

una voz melódica que salía de entre sus labios.<br />

- Aquí estaré con usted cuando lo necesite. Le doy mi palabra.<br />

Tómese su tiempo - aseguró.<br />

- Ahora es mi turno de corresponder al trato - susurré.<br />

- No se sienta presionada. Dese tiempo.<br />

- Puedo hacerlo.<br />

Sus labios se curvaron formando una sonrisa en su rostro donde<br />

dominaba la expresión de sus cejas fruncidas.<br />

- Le enseñaré un lugar mañana… - murmuró cerca de mi oído con el<br />

mismo tono serio al que no creo poder acostumbrarme.<br />

La abuela había notado mi demora, pero igual no le dio importancia,<br />

también notó mi distracción mientras ella me hablaba y hacíamos el<br />

pie. <strong>Los</strong> manuscritos mantenían mi cabeza ocupada.<br />

Lo que restaba de la tarde lo dediqué a escuchar sus historias y ver<br />

las fotos de los álbumes familiares; eso me alejó de los pensamientos.<br />

En una de las fotos estaba el abuelo con alguien que definitivamente<br />

no me costó reconocer y distinguía desde ese día en la mañana, al<br />

profesor Donato Lewis, con quien había tenido un incómodo


100<br />

momento en la escuela. Aunque lucia más joven de lo que se veía<br />

ahora, mejor dicho: adolescente. Imaginé que conocía a mi abuelo<br />

desde hacía tiempo. No pude evitar preguntar a la abuela quien es él<br />

y qué relación tenía con el abuelo.<br />

- Era un joven amigo de George, un buen muchacho, con quien<br />

pasaba horas en su estudio hablando… sabe Dios de qué, jamás se<br />

me ocurrió cuestionarle acerca de ello. Me pregunto… ¿que habrá<br />

sido de ese joven? no lo volví a ver después de la muerte de tu<br />

abuelo. George estaba muy metido en sus averiguaciones, poco supe<br />

de que se trataban, pero tampoco me interesaba - relató.<br />

- ¿Y… no te haces una posible idea de lo que el abuelo averiguase<br />

durante tanto tiempo? - Con tono curioso.<br />

- Alguna vez me dijo que de… el árbol familiar, de los descendientes<br />

de la familia Thompson. Me pareció verlos en su estudio, pero… no<br />

podría buscarlos. George siempre fue tan pesimista, me hizo<br />

prometer que cuando muriera dejaría su estudio tal y como lo dejó…<br />

¿sabes qué otra cosa me hizo prometer?<br />

En su rostro decaído y lleno de marcadas arrugas que relatan sus<br />

experiencias, se formó una sonrisa amplia que estiró su rostro y puso<br />

al descubierto sus dientes aun completamente blancos.<br />

- ¿Qué…? - Sonriéndole de la misma manera.<br />

- Que no dejara que su encantadora nieta, la pequeña Caroline<br />

estuviese triste, y que me asegurará que fueras noble y buena como<br />

siempre, que no olvidaras tus principios y que no faltes a la iglesia -<br />

rió, y su sutil risa fue como una melodía.<br />

Me esmeré por no ceder ante el recuerdo del abuelo y así no romper<br />

en llanto.<br />

- No te preocupes, creo que sigo siendo la misma.<br />

- Me alegra oír eso, no porque dude de ti, sino porque me gusta que<br />

lo reconozcas. Que sepas que eres una buena niña y que recuerdes<br />

eso para toda tu vida.<br />

- Gracias…<br />

Sonrió aún más y envolvió en sus brazos privados de vigor.<br />

- ¡Eh! Pensé que tal vez… quieras acompañarme a la capilla del<br />

pastor Eddie este domingo - propuso.<br />

- Me encantaría.


101<br />

Vi otra foto que llamó mi atención en ese momento, la del tío<br />

Samuel. Lo que ocurrió con él fue un misterio, me pareció escuchar<br />

que se suicidó de muy joven. Mencionar su nombre en la familia es<br />

imprudente, pero estaba tan concentrada en su foto que olvidé que<br />

hablar de él era prohibido.<br />

- ¿Qué fue lo que pasó con él? - Inquirí.<br />

La abuela se quedó muda por unos instantes con sus ojos fijos en mí.<br />

- Murió - contestó con frivolidad.<br />

Una vez llegué a casa mi cabeza nadaba entre un sorteo de preguntas<br />

y el pánico me impedida sacar los manuscritos de mi maleta, le temía<br />

a lo que continuara en los escritos, era absurdo ese miedo, pavor a<br />

un papel, temor a una historia. Antes deseaba intensamente saber la<br />

procedencia de las apariciones y ahora dudaba en saberlas. Luego<br />

recordé lo que dijo Tom.<br />

- ¿A dónde va a llevarme? - Me pregunté en voz alta para apagar el<br />

silencio.


102<br />

Las ruinas<br />

Algunos abetos sembrados tras la casa tenían hojas de un verde<br />

intenso, se destacaba el matiz nebuloso del día en la mañana.<br />

Thomas me leía su cuento que debía presentar para literatura y quería<br />

mi opinión, pero no conseguía inventar una crítica para cuando<br />

terminara, apenas puse atención al título, algo como... "un miércoles<br />

con carbón", tenía muchas cosas en que cavilar.<br />

- ¿Qué te pareció? ¿Está bien? - Preguntó Thomas apretando sus<br />

labios.<br />

- ¡Wow!... es muy bueno. Tal vez deberías ser escritor -<br />

Eso era una respuesta muy gastada a las preguntas sobre sus cuentos.<br />

- No es cierto, apuesto que ni siquiera le pusiste atención. Así eres tú,<br />

vives como en otro mundo - con tono alterado.<br />

- Lo siento, Thomas. Pero... si me das tiempo, puedes pasármelo y lo<br />

leeré - le propuse mientras me paraba de la mesa con mi plato de<br />

desayuno vacío.<br />

- Es que yo lo leo con gracia - expresó.<br />

No le respondí, ya que insistirle desataría una discusión entre<br />

nosotros. Luego prosiguió con un tema que me dejó fría.<br />

- Está bien, ¿sabes qué? te creo... creo que es verdad lo que dices<br />

acerca de que has visto fantasmas, así le ocurría a este tal Samuel.<br />

¿Feliz? Con eso por fin puedes dejar de tratarme como si no existiera<br />

- replicó.<br />

Luego el silencio pensativo mientras mi cabeza recalcaba lo que<br />

había dicho, palabra a palabra la examiné en mi cabeza. Era como si<br />

las verdades salieran a tomar el sol.<br />

- No hago como si no existieras, es solo que a veces me pones de<br />

mal humor y prefiero dejar las cosas así antes que pelear contigo -<br />

Le sonreí y él contestó igual, pero más atenuado.<br />

Thomas podía ser molesto, muy molesto, pero... era su infancia, una<br />

infancia alegre custodiada por travesuras; la que yo no tuve, o bueno,<br />

solo hasta cierta edad. Tal vez lo envidiara, quizá esa era la cuna de<br />

mi enojo hacia él. Al fin y al cabo era mi hermano y no recordaba el<br />

primer momento que compartiéramos juntos sin que no mediara una


103<br />

discusión; es más, jamás jugamos juntos ni tuvimos una plática de<br />

hermanos, siempre fuimos uno muy diferente del otro.<br />

- ¿Qué te parece si vuelves y me lo lees en el auto? y que lo escuche<br />

papá... -<br />

En mis labios retumbaba la pregunta con respecto a lo que dijo del<br />

tío Samuel, pero pareciera que quisiera quedarse en mi garganta.<br />

Hacerla sería como insinuarle otra vez el tema a Thomas, pero no<br />

pude retenerla más tiempo tras las puerta de mi habla.<br />

- ¿Thomas? ¿Cómo es eso de que... Samuel... veía fantasmas? -<br />

Aparentando un tono desinteresado.<br />

Aunque me resultaba un tanto extraño la manera en la que hubiese<br />

podido averiguarse eso.<br />

- Hum... una vez escuché a papá decírselo a alguien en su estudio, yo<br />

estaba detrás de la puerta, esperándolo - mientras se levantaba y<br />

acudía a la voz de mi madre que lo llamaba.<br />

¿Cómo? ¿Mi padre sabía eso? ¿Por qué no me creía a mí?<br />

- ¿Thomas? - detuve su huida en el momento que atravesaba el<br />

umbral. Me dedicó su atención - ¿Lo afirmaba o lo negaba? -<br />

- Más bien lo contradecía -<br />

- ¿Qué decía? - imposible ocultar el interés.<br />

- Que Samuel perdió la cordura y por eso se suicidó -<br />

Sí, claro, ¿qué espera escuchar? Es un escéptico sin remido. Solo se<br />

trató de una luz de esperanza que se apagó. Pero aquella información<br />

resaltaba a otro descendiente, era muy probable, ya éramos tres, yo<br />

en principio, Samuel y el abuelo.<br />

El día trascurrió lento, como no hubiese querido que fuese. Jimmy<br />

siguió insistiendo en la salida de la tarde que le prometí, pero ya tenía<br />

planes otra vez. Además, para aderezar el dilema; Emma rompió con<br />

su novio y tuve que lidiar con su depresión; y luego estaba otra vez<br />

Mark con su inexpugnable obstinación.<br />

Después de que acabaran las clases y regresé a casa terminó esa<br />

espera que me había pisado los talones todo el día.<br />

Tom yacía recostado sobre un árbol ubicado a un lado de la casa,<br />

con una sonrisa sutil.<br />

Realicé movimientos lentos y caminé despacio, con la intención de<br />

que Thomas y papá se adelantaran a la casa. Ya les había informado


104<br />

que pasaría la tarde en la biblioteca en la que trabajaba Jimmy, de<br />

modo que tenía ya una excusa. Una vez se internaros tras la puertas<br />

de la casa, desvié mi camino para alcanzar el árbol.<br />

- ¿Esta lista? - Preguntó con la misma sobriedad de siempre.<br />

- Sí... eso creo -<br />

- Venga conmigo, acompáñeme - emprendió a caminar a un lugar<br />

que desconocía. Fui tras él sin dudarlo, yendo unas calles arriba de<br />

mi casa.<br />

Nos encontrábamos frente al bosque, frente a un sendero estrecho y<br />

cubierto de nieve un poco escasa. Era un bosque extenso con un<br />

matiz gris resaltando en la atmósfera, como una niebla, como una<br />

fosca; un bosque en donde crecen celebres pinos Douglas, que<br />

alcanzan los cien metros de altura, y gigantescas secuoyas, habitados<br />

por antílopes, osos y zorros azules, quienes probablemente aun<br />

invernaban.<br />

Tom volvió su rostro apagado y me dirigió una esforzada sonrisa,<br />

luego, pronunció con voz seria:<br />

- ¿Está segura de querer entrar allí y... ayudarme a encontrar<br />

respuestas que muy seguramente desaparecieron con el pasar de las<br />

décadas? -<br />

- Tenemos un trato - le recordé mientras caminé a su lado.<br />

A veces tengo esa sensación que me hace estimar la tenue ilusión de<br />

que ya ha sucedido, de que me es familiar algo o alguien, como me<br />

resultó el recorrido por el cual Tom me conducía. Aquella sensación<br />

se desata con frecuencia desde que conozco a Tom, como cotidianos<br />

Déjà Vu.<br />

Durante el largo camino, que pareciera no terminarse, nos desviamos<br />

del sendero caminando montaña arriba, donde la nieve era más<br />

escasa pero espesa y eran las rocas las que se hacían visibles. El<br />

camino se hizo hostil y peligroso, a tal punto que algunas rocas caían<br />

al vacío y eso despertó mis nervios de inmediato. Aunque Tom dijo<br />

que sería mejor que regresáramos, pero no caminé todo eso en vano,<br />

preferí continuar por el vertiginoso paso en roca hasta que todo se<br />

hizo más fácil y accesible., bueno, al menos en cuanto al suelo,<br />

puesto que después de aquello el bosque se volvió espeso, las ramas


105<br />

se abrasaban entre árbol y árbol, la yerba abundante abrigaba las<br />

raíces.<br />

Entre la fosca gris, entre los pinos, abetos, taigas, arces, hayas, olmos,<br />

castaños, robles y una gran variedad de flores silvestres, que se daban<br />

entre la escasa nieve que allí había, y, que cubrían en su totalidad lo<br />

que parecía ser las ruinas de lo que fue una vez una imponente<br />

mansión. Quedé boquiabierta y me olvidé de respirar. Lo que veía<br />

parecía ficción, era magnifico. Y de nuevo me abarcó esa sensación,<br />

la ilustre maravilla que me ocasionó la admirable vista provocó la<br />

impresión de haber tomado la exacta reacción al verla con<br />

anterioridad, pero parecía mentira por más real que se sintiese, jamás<br />

antes había visto esa mansión.<br />

- ¡Wow...! ¡Es... es maravilloso...! - Exclamé admirada - no puedo<br />

creerlo ¿vivías aquí? -<br />

- Sí, vivía. Fue hace mucho - masculló con tono nostálgico.<br />

- ¿Y... que hacemos aquí? -<br />

- Aquí se esconde el enigma de mi asesinato, el que jamás podrá<br />

hacerse justicia - con tono triste. Suspiró-. Vamos.<br />

Atravesamos unas columnas de cornisas que llevaban a una gran<br />

puerta de madera, que me fue difícil empujar. Dentro del lugar se<br />

disipaba la obscuridad y el suelo se hallaba cubierto de los restos<br />

caídos de las frágiles paredes.<br />

Tom me pidió que no me alejara de su voz. Me condujo a unas<br />

escaleras que nos llevó a un segundo piso más opulento por la luz<br />

solar. Sus paredes eran blancas y las columnas de este mismo con<br />

bordados en dorado, las baldosas del suelo dibujaban una imagen,<br />

una alfombra tirada en el centro. Estaba habitado por escombros,<br />

polvo y antigüedades en buen estado aún, como unos muebles que<br />

denotaban elegancia y una mesa de sala en el centro, una mesa<br />

topacio en una de las esquinas que sostenía un insólito jarrón<br />

plateado con verde esmeralda, estantes deshabitados cubrían una<br />

pared, pinturas con marcos de plata rodeaban el lugar, por las dos<br />

ventanas entraban las hojas de una helecho y las flores de una adelfa.<br />

Luego continuamos por un pasillo amplio y largo, con pinturas de<br />

personas colgando en sus dos paredes. Llegando a la última puerta se<br />

detuvo frente al casi último cuadro; que retrataba a un hombre


106<br />

embarnecido, bien parecido y que reflejaba distinción, de cabello<br />

castaño igual que Tom pero largo hasta sus hombros, sus ojos eran<br />

negros y mostraban una mirada adusta y sonrisa vociferada.<br />

- Mi padre, Caled Donegal - con voz suave.<br />

Su mirada hacia el retrato parecía reflejar respeto y admiración.<br />

- Creí que eras <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> - establecí.<br />

- Mi abuelo... despreciaba a mi padre por no tener un apellido<br />

distinguido ni una herencia formidable. Mi abuelo era un hombre<br />

respetado, importante y poderoso... sobre todo poderoso. Consiguió<br />

sin esfuerzo que yo llevara el apellido de mi madre, la única heredera<br />

de la fortuna <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> - mientras devolvía unos pasos hacia<br />

otro retrato, el de un hombre mayor y robusto de gran elegancia y<br />

aristocracia, usaba una abultada peluca de cabellos blancos; rostro<br />

serio y una postura erguida-. Él era mi abuelo, el gran Lord Arthur<br />

<strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, controlaba una parte extensa de la flota marítima de<br />

Inglaterra, y... poseía la más valiosa producción de medicinas en el<br />

mercado inglés, que era transportado a las grandes potencias<br />

mundiales que dominaban entonces. Ha sido el negocio familiar<br />

desde siempre -<br />

Caminó hacia otro cuadro más alejado y continuó.<br />

- Leo <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, nació en Kiev, en Rusia, de padres influyentes<br />

en el imperio bizantino. La descendencia de mi familia es rusa, pero<br />

él huyó a Italia y allí se estableció y nacieron las próximas<br />

generaciones, esta vez italianos. Técnicamente desde él, comenzó el<br />

longevo árbol familiar en 980, no se tiene registros de sus<br />

antepasados. Alquimista que experimentaba con químicos, se creía<br />

que era monje, aunque nunca contemplamos tal seguridad con<br />

respecto a ello. No alcanzó grandes méritos, de hecho no logró<br />

ningún título, pero sus hijos y los hijos de su hijos y así<br />

sucesivamente continuaron con su legado... generación tras<br />

generación continuaron con los experimentos hasta que se<br />

involucraron en la medicina - relató.<br />

Volteó sus ojos fijos a los míos y prosiguió.<br />

- Cada biografía está tras el respaldo de sus retratos. Me fue<br />

obligatorio aprenderme toda la historia de nuestra familia -<br />

- ¿Y tu madre? - Con voz suave.


107<br />

Movió su cuerpo hacia otra pintura, esta vez la de una mujer en la<br />

que su belleza y elegancia resaltaba en la pintura.<br />

- Mi madre se llamaba Emily Annette <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, a ella nunca le<br />

importó que mi padre fuera... un simple carguero que servía a mi<br />

abuelo en una de sus carabelas. Allí fue donde lo conoció, él la<br />

amaba y eso era todo lo que ella deseaba, no lo hubiese cambiado<br />

por nada. Aunque mi abuelo le amenazó con dejarla sin herencia, eso<br />

no fue impedimento para que continuara al lado de mi padre, así que<br />

no le quedó otra opción que aceptarlo y darles su aprobación. Se<br />

casaron y se instalaron aquí y... fueron muy felices juntos - contó.<br />

- Es una bonita historia -<br />

- Más bien trágica... mi padre perdió a mi madre, la asesinaron<br />

cuando yo tenía doce años. ¿Quién? Es un misterio, ni los<br />

investigadores más privilegiados de Londres que trajo mi abuelo<br />

pudieron hacer algo al respecto -<br />

- Lo siento mucho - con tono blando.<br />

- Es como si... hubiesen planeado acabar con nuestra familia. Cuatro<br />

años más tarde, disolvieron un veneno en las bebidas de mi abuelo,<br />

ácido arsénico. Luego pasaron tres años y fui el siguiente.<br />

Desconozco lo que sucedió con mi padre, si corrió con la misma<br />

suerte - con voz quebrada.<br />

Nos hallábamos próximos al lugar a donde nos dirigíamos. En el<br />

camino, me encontré con algunas reliquias, pinturas, jarrones,<br />

instrumentos utilizados antiguamente, esculturas y muebles de<br />

valiosa gracia y todos bajo el polvo y escombros.<br />

Nos hayamos frente a la puerta que daba a la habitación de Tom. Se<br />

tomó unos segundos y después empujé con delicadeza la puerta. En<br />

la habitación solo había una cama y un escritorio; la cama estaba<br />

tendida con sábanas blancas y el escritorio marrón lo ocupaban<br />

algunos libros. Su rostro estaba tan nostálgico que fue necesario<br />

interrumpirlo con cualquier pregunta.<br />

- ¿Qué puedo hacer? -<br />

- Aquí fue el último lugar en que estuve vivo - indicó.<br />

Caminó hacia el escritorio y con sus manos dio una caricia sobre el<br />

polvo que lo bañaba.<br />

- ¿En qué año ocurrió? - Mascullé con precaución.


108<br />

- No estoy del todo seguro, en mi mente corre el recuerdo de haber<br />

escrito una fecha nublosa en una carta, aquella última noche en la<br />

que estuve vivo - mencionó.<br />

- ¿Cuál era? - Inquirí.<br />

- 1879... Abre los cajones, por favor -<br />

Abrí los cajones como me lo pidió, pero no se encontraban más que<br />

libros.<br />

- No se hallan mis pertenencias, alguien las debió mover - se fijó -<br />

¡Aguarda! Mi escritorio no tenía esta mancha antes -<br />

Limpió con sus dedos el polvo sobre la mancha desteñida y<br />

carbonizada que se extendía en una parte del escritorio.<br />

- He visto antes esto. En el laboratorio de química, se puede<br />

producir a causa de un químico fuerte que derramaron - comenté.<br />

- ¿Por qué abrían de tratar químicos en mi habitación?... - apretó sus<br />

puños y dientes, fijó sus ojos con los míos - debieron envenenarme<br />

con algún químico mientras dormía o inyectaron algo en mi sangre -<br />

con un hilo de voz<br />

Su postura se tensionó y en su rostro se marcó la ira. Verlo me hizo<br />

sentir como si una estaca atravesara mi pecho, cortando mi<br />

respiración, como si me doliera tanto como a él ¿Por qué sentía eso?<br />

Caminó llevándome a otros lugares de la mansión, me condujo a un<br />

lugar totalmente hermoso, tan sublime que aceleró mis latidos y<br />

bombeaba más rápido esa sangre negra entre mis venas, me produjo<br />

una variedad de emociones, me reflejó fascinación. Además provocó<br />

una vez más familiaridad con aquel lugar, aunque en mi memoria no<br />

existiera algún recuerdo de haberlo visto antes; estaba convencida<br />

que jamás había visto un lugar más hermosos que aquel. Aquello<br />

parecía un espejismo, más que un espejismo parecía un sueño.<br />

El lugar estaba cubierto por exuberantes rosas blancas y rojas que<br />

relucían en cada espacio, todas formaban un laberinto; en el camino<br />

se encontraron árboles florecidos con sus raíces rodeadas de flores<br />

moradas, rojas, amarillas, rosadas, entre otras; parecía que allí estaba<br />

acabando el invierno. Al final del recorrido, justamente en el centro,<br />

una enorme fuente gris con una mujer de un vestido largo tallada<br />

como escultura. Al centrar mi atención en ella noté que era la misma<br />

mujer de la pintura que Tom me había enseñado.


109<br />

Sentí el peso de una mirada, como si me observaran; de inmediato<br />

abandoné la vista de la escultura en la que estaba concentrada y miré<br />

tras de mí. Entonces noté que se trataba de él.<br />

- ¿Qué?- Con rostro de extrañeza.<br />

- Nada - curvando sus labios.<br />

Tom mantuvo sus ojos fijos en mí, atentos a mis reacciones. Sus<br />

miradas me ponían nerviosa, era incomodo; teniendo en cuenta que<br />

posiblemente mis mejillas se volvían rojas cada vez que me veía con<br />

fijación.<br />

Contemplaba entre mis manos una rosa roja cuando sentí su<br />

respiración en mi oído, giré mi rostro hacia el suyo, y verlo tan cerca<br />

de mí privó mi cuerpo y pronto se agitó mi respiración. Había tanta<br />

dulzura en su rostro. Yacíamos así en medio del mágico jardín, en<br />

ese momento perdí la noción del tiempo. Sus tiernos labios se<br />

abrieron para pronunciar unas palabras que con certeza absoluta no<br />

consiguió decírmelas y cambió por otras que se crearon cuando<br />

advirtió el atardecer escondiéndose entre las frondosas montañas.<br />

- Es tarde, pronto caerá la noche. La acompañaré de vuelta a su casa<br />

- con voz suave.<br />

- ¿Volveremos otro día? -<br />

- Sí - dedicándome una sonrisa.<br />

Las cosas se ponían extrañas. Un sentimiento vivaz y cabalmente<br />

desconocido en todas sus formas se posesionaba de mí, posterior a<br />

lo que se presentaba pareciera hacerse más potente con el trascurso<br />

de cada día; funcionaba de manera que: Tom habitaba en mi mente<br />

todo el tiempo, me inundan las ansias de verle cada día, me cortaba<br />

la respiración y el equilibrio cada vez que sonreía.


110<br />

Indicios<br />

<strong>Los</strong> días en la escuela avanzaban bien, llevaderos, también lo hacían<br />

los días en casa con mi familia. Había una paz que me inquietaba,<br />

pues el miedo se oculta tras la calma, se desplaza sobre el silencio y<br />

sorprende en la quietud.<br />

Me pareció una semana corta y sin resultados, sin darme cuenta era<br />

domingo y me preparaba para ir a la iglesia con la abuela. Le había<br />

dado vueltas y vueltas al asunto del asesinato de Tom, lo había<br />

analizado desde todos sus ángulos. Como primera opción investigué<br />

en mi ordenador, esperanzada de que existiera una mínima<br />

casualidad de hallar algo, es más, mi rendimiento en las calificaciones<br />

de mis trabajos, descendieron abruptamente, todo por estar enfocada<br />

en aquello, pero no tuve éxito y era frustrante después de tanto<br />

empeño. Aunque no era un obstáculo que derrotara mi obstinación<br />

en el asunto.<br />

Pensaba en Tom, en mi mente se dibujaba su rostro, intenté con<br />

esmero apartarlo de mis pensamientos, pero era difícil. El pastor<br />

comenzó a hablar y yo no conseguía concentrarme en lo que decía.<br />

Luego pensé en lo de su asesinato, después en los manuscritos. Solo<br />

logré prestar interés cuando la abuela notó cuan inquieta estaba y se<br />

molestó.<br />

- ¿Y por qué nos juzgáis por nosotros mismos lo que es justo?<br />

"Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata<br />

de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario<br />

te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en<br />

la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el<br />

último centavo."-<br />

"¡Hay no es cierto!". Pensé cuando vibró mi celular dentro del bolsillo<br />

de mi abrigo.<br />

Escribí el más improvisado y corto mensaje para explicar a Jimmy<br />

que estaba ocupada, pero no pareció importarle, mi celular siguió<br />

timbrando con insistencia. Respondí a su llamada para averiguar que<br />

en realidad se trataba de algo urgente. Me levanté de mi asiento y me<br />

dirigí a la parte trasera de la iglesia donde carecía de gente.<br />

- Jimmy, no puedo hablarte ahora. Estoy en la iglesia - susurré.


111<br />

- Caro, tienes que salvarme, por favor - pidió.<br />

- ¡Ash! ¿Jimmy, que hiciste ahora? -<br />

- Nada, es solo que... Cary aceptó mi invitación, pero debía estar con<br />

la Mrs. Scott -<br />

- ¿Y qué tiene que ver la Mrs. Scott entre ustedes dos? -<br />

- Oye, no es lo que crees. Se te olvida que ahora trabajo en la<br />

biblioteca, si fallo una sola vez va a despedirme. Necesito que me<br />

reemplaces, solo por hoy - explicó.<br />

- Pero es domingo. Debería cerrarla... - protesté, pero no me dejó<br />

continuar.<br />

- Caro, por favor, por favor, por favor... - suplicó.<br />

- De acuerdo, salgo de la iglesia y voy - acepté.<br />

- ¡Te adoro!, eres lo mejor, eres lo máximo, genial - halagó.<br />

Cinco minutos después se acabó la misa. Me hubiera gustado<br />

compartir más tiempo con la abuela, pero tuve que excusarme y<br />

dejarla con el grupo de oración que se extendía después de la misa.<br />

Tomé un taxi con dirección a la biblioteca. En el camino me<br />

posesionó una convincente idea, llegó de la nada a ocupar mi cabeza,<br />

tenía la fuerte teórica de que allí hubiera registros de la familia <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, si los encontrara sería un gran paso hacia el enigma.<br />

Las paredes de cristal que rodean la biblioteca mostraban a solo dos<br />

personas sentadas en unas de las dieciséis mesas de lectura, al fondo<br />

el millar de estantes y repisas llenos de libros organizados en distintas<br />

secciones, y el escritorio donde aguardaba la bibliotecaria estaba en<br />

una esquina. Solo se escuchaba el sonido del silencio en el aire y la<br />

atmósfera densa, un silencio que me produce desconfianza, pero era<br />

habitual en una biblioteca, así que me olvidé de ello.<br />

Me acerqué con demora hacia Mrs. Scott, ella anticipó mi<br />

movimiento y se levantó de su lugar para recibirme con una sonrisa.<br />

- Caroline, ¿Cierto? - Con tono amigable.<br />

- Sí... ¿Jimmy ya le informó? - Con tono confundido.<br />

- ¿Jimmy? No, él no ha venido por aquí hoy - aclaró.<br />

- Precisamente estoy aquí por eso. Jimmy me pidió que lo<br />

reemplazara hoy ya que se le presentó un imprevisto repentino - le<br />

informé.<br />

- En realidad yo lo decía por George, eres su nieta ¿no? - Preguntó.


112<br />

- Sí ¿conocía a mi abuelo? - Con tono aún más confundido.<br />

Antes de que me contestara recordé que ella quizás fuese la viva con<br />

el apellido de casada como Scott, la que mencionó Tom, la mujer del<br />

cual él escuchó acerca de la existencia de los manuscritos. Ella<br />

pudiese serme de ayuda algún día.<br />

- Sí, pero es una larga historia. Ven, te diré lo que tienes que hacer -<br />

Se dio vuelta hacia la sección de cuentos y allí mismo me asignó el<br />

deber.<br />

Mientras acomodaba unos libros en su respectiva ubicación, iba<br />

ingeniando la forma para poder dar búsqueda a los registros que<br />

hubiera de Portland. De repente, apareció ante mis ojos una puerta<br />

que conducía a una bodega, una bodega sombría y más que repleta<br />

de documentos; justamente lo que buscaba. Me mantendría alerta a<br />

cualquier distracción de la Mrs. Scott que me permitiera entrar allí<br />

durante el tiempo necesario, pero al final me decidí por pedirle que<br />

me dejara buscar algo de mi interés allí y sin esfuerzo autorizó mi<br />

acceso.<br />

La atmósfera no solo era densa sino ahora se mostraba cruda y como<br />

si existieran ojos en el aire, un pavor inmediato me indicó apartarme,<br />

pero era tanto lo que deseaba saber.<br />

Caminé por todos los estantes leyendo los títulos, quizá era como<br />

buscar una aguja en un pajar. En el recorrido tomé los libros que<br />

imaginé pudieran tener algo que me sirviera; encontré dieciocho de<br />

estos, y me senté en suelo de un rincón a leerlos, a ojearlos. No había<br />

nada, solo biografías de los alcaldes de Portland, autorizaciones para<br />

construcciones, expediciones en los bosques, periódicos antiguos,<br />

pero nada que me sirviese. Después se me ocurrió buscar por<br />

medicinas, devolví los libros a su lugar y emprendí una nueva<br />

búsqueda. Y entonces si pude hallar antecedentes de la familia <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, encontré en una libreta de la ciudad que los mencionaba.<br />

20 de abril- 1872<br />

La iglesia fue bendecida por la generosidad de señor Lord Arthur<br />

<strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, entregando costosas medicinas importadas desde<br />

Inglaterra para los menos favorecidos de Portland. El alcalde en<br />

persona le ofrecerá en su casa una celebración en su honor, para él y<br />

su familia.


113<br />

En una hoja apartada de las demás, como si estuviera fuera de su<br />

respectiva carpeta, se hallaba un dato muy interesante y de gran<br />

ayuda. Seguía con mis ojos las letras y una brisa helada cruzó por mi<br />

espalda provocando escalofríos. Escuché unos agudos pasos correr<br />

entre los estantes y alejados de mi alcance, sentí como si mi presencia<br />

le molestara. Leí los primeros renglones para asegurarme de que me<br />

era útil y luego abandonar el lugar.<br />

8 de marzo - 1872<br />

Detective Benjamín Adams<br />

Asunto: Investigación del asesinato de la señora Emily Annette <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>.<br />

Luego de todas las muestras recogidas en la escena del crimen, a un kilómetro de<br />

distancia de la mansión y su habitación donde ocurrieron algunos hechos y de<br />

donde fue llevada hasta el bosque. En el proceso se encontraron algunos datos:<br />

Primero; la victima muestra que recibió varios golpes antes sin que pudiera<br />

defenderse, hasta quedar inconsciente, permitiendo al asesino arrastrarla sin<br />

dificultad al bosque, donde resolvió matarla.<br />

Segundo; el asesino tenía conocimiento del lugar y acceso a la mansión.<br />

Tercero; definitivamente no fue una víctima de robo, ya que todas sus pertenecías<br />

se hallaron completas y en su respectivo lugar.<br />

Cuarto; el asesino debió tener cómplices entre los trabajadores de la mansión,<br />

para que hubiera pasado desapercibido entre la guardia y el personal de<br />

empleados arrastrando el cuerpo y llevándolo al bosque a las horas de la noche.<br />

Petición: recolectada esta información, solicito al alguacil un grupo de oficiales<br />

para que arresten y presenten a interrogación a los siguientes sospechosos: Allan<br />

Meller, Marie Crusoe, Johann Ow, Jhon Swanson, Caled Donegal...<br />

¿Caled Donegal? ¿Encontraron sospechoso al padre de Tom? Ahora<br />

estaba más confundida ¿Cómo era posible? Quedé boquiabierta<br />

observando aquel nombre en el papel, tan ida que olvidé que debía<br />

salir rápido del lugar antes de que la posibilidad de una presencia se<br />

presentara.<br />

- ¿Qué hace aquí? -<br />

Tiré las hojas al suelo del susto al escuchar la voz repentina, pero<br />

solo fue de momento, reconocí esa voz segundos después.


114<br />

- Tom, me asustaste. Estoy leyendo un papel - bromeé.<br />

- Eso no contesta mi pregunta - con tono seco - ¿acaso no percibe<br />

esa fuerza fantasmal y lo peligrosa que se presenta? - Con tono<br />

enfadado y frunciendo el ceño.<br />

Su severidad opacó la emoción de verle y borró mi sonrisa.<br />

- Eso creo. Trato de buscar pistas de tu asesinato - recogiendo la<br />

hoja que leía.<br />

- Concéntrese en lo suyo que es más importante, y así... podré<br />

marcharme de una vez por todas - con tono firme.<br />

Sus palabras de alguna forma me derrumbaron, me hirieron tanto,<br />

me resultaron crudas y crueles. Mi expresión decayó al ritmo de mi<br />

corazón.<br />

- Escuche... lo siento y... - esta vez aligeró su tono.<br />

- Estás equivocado si crees que tienes algún tipo de compromiso<br />

conmigo, eres libre de irte cuando quieras - lo interrumpí con voz<br />

quebrada como no me hubiera gustado que fuese.<br />

- No fue eso lo que quise decir... esto no está bien, mírenos, es un<br />

daño el que nos hacemos al permanecer juntos... -<br />

Levanté la mirada del suelo. Noté en sus ojos que se arrepintió de lo<br />

que insinuó.<br />

- Me refiero a... que le perjudico en vez de ayudarle... los vivos y los<br />

muertos por simple lógica no tienen contacto como sucede con<br />

nuestra amistad - agregó.<br />

- Sí, igual ya te lo dije, eres libre de irte cuando quieras - reiteré.<br />

Con enojo tomé los libros del suelo y acomodándolos de vuelta a su<br />

lugar.<br />

Una enorme carpeta con el título de "crímenes" que deduje de ahí se<br />

había salido la hoja que tenía en mis manos. Tomé la carpeta en mi<br />

mano vacía para llevarla.<br />

Entonces una sombra pasó velozmente entre los estante y se movía<br />

de forma brusca. El miedo ahora era diferente, sentí seguridad con<br />

Tom cerca.<br />

Una mujer vestida de negro, con su rostro totalmente desfigurado<br />

mostraba una sonrisa de par a par, luciendo sus dientes; parecía él<br />

alma de una practicante de magia negra, una bruja. Las había visto<br />

antes, cuando era más pequeña. Su presencia era devastadora, el aire


115<br />

a su alrededor era cortante y se sentía de nuevo el peso de la<br />

atmósfera sobre los hombros, cuán difícil hacia mis movimientos<br />

aquella densidad.<br />

- Se lo he advertido. ¡Corra! Me haré cargo - avanzando varios pasos<br />

hacia ella.<br />

Correr era difícil, pues parecía tener dos bloques de hierro atados a<br />

los pies, el aire parecía agotarse, sentí como algo intangible e<br />

invisible, pero eficaz asfixiaba mi garganta, no me dejaba respirar;<br />

pedí a Dios para que me permitiera salir a salvo y pronto de allí. Me<br />

retracté de haber creído que el miedo ahora era más apacible, era una<br />

mezcla entre miedo común y desespero.<br />

Gritos y carcajadas desgarradoras volaban a mí alrededor, intenté<br />

apresurar mi paso con dirección a la ostentosa puerta. Fue muy<br />

penosa mí salida del lugar, por fortuna solo un joven en una mesa<br />

leyendo divisó mi salida cayendo tras abrir la puerta. Luego me<br />

invadió el alivio una vez me sentí a salvo.<br />

Quise esperar a Tom, me preocupé por él, porque no parecía<br />

regresar. Lo esperé durante todo el día, regresé a la entrada de la<br />

bodega en repetidas ocasiones para ver si estaba allí. Siempre que<br />

hallaba un espacio libre entre deber y deber, admiraba la puerta,<br />

deseando febrilmente verle salir. Estaba demasiado angustiada, temí<br />

que algo malo le hubiese ocurrido por mi culpa.<br />

- Mrs. Scott, ya terminé ¿Qué otra tarea dedo hacer? - Recuperando<br />

la voz con cada palabra.<br />

- ¿Tan pronto? Qué joven tan juiciosa - sonrió - ahora... organiza la<br />

sesión de ciencias, hay varios tomos mal acomodados -<br />

- Sí. ¿Podría pedirle que me preste este documento por una semana?<br />

Lo cuidaré - poniéndolo encima de su escritorio.<br />

- ¡Ah! No lo sé, esas carpetas están aquí para guardarse, no para<br />

prestarse, pero podrías llevar cualquier otro libro de aquí arriba - me<br />

ofreció con gentileza.<br />

- Por favor, tengo gran interés en este -<br />

- Está bien. Solo porque eres la nieta de George, pero no se lo digas<br />

a nadie -


116<br />

- Gracias. ¿Sabe? Estando allá bajo noté que... está muy desordenado,<br />

podría organizárselo otro día. No le cobraré nada, ni tampoco a<br />

Jimmy - ofrecí.<br />

- ¡Oh! claro. Que gentil eres al contrario de Jimmy, siempre se la pasa<br />

haciendo pereza - aduló.<br />

Continué esperando a Tom. No entendía ¿por qué me afectaban<br />

tanto sus palabras? me resultaron duras.<br />

Al terminar el día, en la noche, contemplé la probabilidad de<br />

comenzar a leer los documentos que había hallado. Me levanté de mi<br />

cama para buscarlos, y en plena noche serena cubierta por ilustres<br />

estrellas, adornada y acompañada por una incandescente luna llena;<br />

lo seguía esperando, no iba poder descansar hasta comprobar que<br />

estaba bien. Luego de levantarme varias veces de mi cama, a la sala y<br />

posteriormente a la cocina, fue entonces cuando apareció, y vi en él<br />

por primera vez tal deseo de comunicarme algo que escondía en su<br />

fiero y que retenía en sus labios.<br />

Caminé a su cercanía, intenté mostrar un poco de orgullo, algo inútil<br />

para cuando pronunciara las primeras palabras.<br />

- Lo siento... - susurró - me resulta difícil alejarme de su lado - con su<br />

tono formal - perdóneme –


117<br />

Marie Crusoe<br />

Me hallaba en la primera clase del día, historia; quien la dictaba era<br />

Mr. Lewis. No me sorprendió que me mirara en varias ocasiones, tal<br />

vez fuese porqué era la nieta mi abuelo George.<br />

En el receso busqué un lugar tranquilo y deshabitado para leer los<br />

documentos que había hallado en la biblioteca. Me senté en el pasillo<br />

del tercer piso, donde se encontraban las salas de informática, la sala<br />

de teatro, la sala de audio visuales y una pequeña capilla de oración.<br />

Las primeras hojas no me sirvieron de nada, solo fue hasta llegar a<br />

las de la mitad, lo que parecía ser unas cortas líneas en un periódico<br />

de aquel tiempo, Oregón semanal, que hablaban específicamente de<br />

la familia <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>:<br />

Una impalpable serie de misteriosos asesinatos impacta a la ciudad, que acaba<br />

con la familia <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>. La última víctima, Tom Bartolomé <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, dejo más preguntas tras su muerte; Marie Crusoe acusada como<br />

principal sospechosa, por haber tenido contacto cercano con dos miembros de la<br />

familia asesinados la noche de sus muertes, pero luego de su testificación en la<br />

corte fue declarada inocente, dejando a otro posible sospechoso que el detective<br />

Adams prefiere reservarse.<br />

<strong>Los</strong> expertos confirman que debido al estado del cuerpo y las muestras recogidas<br />

en la escena del crimen, revela un envenenamiento consumido en una bebida, de la<br />

misma forma en la que asesinaron a su abuelo el señor Lord Arthur <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>.<br />

El alcalde ordenó una rigurosa investigación en la mansión que fue denegada por<br />

el señor Caled Donegal, quien pide respeto en su momento de tristeza y que den<br />

por concluida la investigación a su casa y al cuerpo de su hijo, para que pueda su<br />

familia descansar en paz. El señor Donegal será protegido por una impenetrable<br />

guardia...<br />

- Caroline... - murmuró una voz.<br />

Aquella voz que interrumpió mi lectura y que me llamaba, provenía<br />

de la sala de teatro. La puerta estaba abierta de par a par como nunca<br />

solía estar a menos que se tratase de una presentación u obra. Creí<br />

que había sido mi imaginación y conduje mis ojos a la lectura.


118<br />

Impenetrable guardia enviada desde Inglaterra, por si el señor Donegal se<br />

encuentra entre la lista del asesino. La escolta...<br />

- Caroline... Caroline - insistía la voz.<br />

Entendí que no se trataba de mi imaginación.<br />

Llevé mi cuerpo a la puerta del teatro y asomé con precaución mi<br />

cabeza, al ver no más que soledad avancé unos pasos hacia los<br />

últimos asientos.<br />

- ¡¿Hola?! - Grité.<br />

Mi voz se hizo un eco y de inmediato un crujido desgarrador voló<br />

por el aire, unas sombras inquietas se movían fugazmente tras de mí,<br />

mis ojos eran muy lentos para seguirlas. <strong>Los</strong> crujidos se hicieron más<br />

y más fuertes. Luego un espectro negro se paró frente a mí, para<br />

apreciar cada detalle de su aspecto.<br />

Se cortó mi respiración, sentía que me ahogaba, pero era común en<br />

mis visiones, por lo menos no moriría, podría estar así por horas<br />

hasta que acabara la visión. El entorno comenzó a girar y las paredes<br />

se caían dando paso a un nuevo lugar, un valle sombrío en el que se<br />

veían a tres sujetos practicantes de magia negra atados a un posta de<br />

madera al que prendieron en fuego.<br />

El Miedo descabellado corría por mi cuerpo, por mi sangre, mi piel<br />

bajaba su temperatura y mostraba un tono pálido, el aire pareciera<br />

tener centímetros de grosor haciendo mi respiración agitada.<br />

Las sombras aun gritaban, sentía como si lo hicieran en mi oído.<br />

Miré con esperanza la puerta, pero esta se cerró con brusquedad,<br />

corrí hacía ella y comencé a golpearla gritando y pidiendo ayuda.<br />

- ¡Tranquila! ¡Estoy aquí! -<br />

Sonó una voz tras de mí. Aunque nadie podría imitar su delicada<br />

voz, ni siquiera de lejos. Dudé de mirar atrás para evidenciar si en<br />

verdad era Tom.<br />

- ¡¿Caro?! ¡¿Caro, eres tú?!-<br />

Sonó otra voz tras la puerta.<br />

La puerta se abrió e hizo visible a quien estaba tras ella, a Jimmy.<br />

Corrí a sus brazos y lo apreté con fuerza como jamás antes lo había


119<br />

hecho. Cuan alegre alivio sentí al estar cerca de mi mejor amigo. Mi<br />

cuerpo recobró la estabilidad.<br />

- ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió? - Con tono preocupado aprisionando<br />

con sus manos mi rostro.<br />

- Sí... estoy bien. La puerta se cerró sola y temí quedar atrapada en<br />

ese lugar tan tenebroso - con voz agitada.<br />

Jimmy se echó a reír y me dio otro abrazo mientras decía:<br />

- Tranquila, solo fue un pequeño susto -<br />

Tom se paró tras de Jimmy con su expresión sería, tan propia de él.<br />

Ya no sentí más miedo, se cambió por nervios, nerviosa de que<br />

Jimmy pudiera darse vuelta y verlo, seguido de su desconocida<br />

reacción.<br />

Tom alzó sus ojos del suelo para encontrarse con los míos, su rostro<br />

lucía un resplandor brillante y su camisa blanca de mangas anchas<br />

también brillaba, nada se comparaba a como lucía.<br />

- Soy invisible ante sus ojos - me recordó susurrando.<br />

<strong>Los</strong> nervios se esfumaron al instante.<br />

Me liberé del abrazo de Jimmy y sabiendo que debía disimular<br />

delante de él, me fue imposible no dejar de ver a donde se<br />

encontraba Tom.<br />

- ¡Ey! tierra llamando a Caroline - balanceando su mano en mi rostro.<br />

Cuan penoso fue ese momento por culpa de Jimmy.<br />

- ¿Pero que estabas haciendo aquí arriba?- Preguntó Jimmy.<br />

- Nada ¿Cómo me encontraste? - Evadiendo su pregunta.<br />

- Te vieron subir aquí. Eres demasiado rara ¿lo sabías? - Riendo entre<br />

dientes.<br />

- Sí. ¿Para qué me buscabas? -<br />

- Te buscaba porque la señora Scott me dijo que te preguntara si<br />

podías ir a organizar la bodega como se lo ofreciste, mañana -<br />

- Debe de estar bromeando. ¿Aun sabiendo de la presencia existente<br />

allí piensa regresar?- Reprochó Tom.<br />

Tuve que ignorarlo.<br />

- Sí, dile que iré mañana - confirmé.<br />

- Venga conmigo mañana a las ruinas - pidió Tom.<br />

- ¿Sabes qué? No puedo mañana. Dile mejor que voy el miércoles -<br />

Tom sonrío victorioso.


120<br />

- Sí. Creo que la Mrs. Scott quiere darte mejor a ti el empleo ¿Por<br />

qué vas arreglar la bodega gratis? ¿Eh? Va a llevarte días - me<br />

advirtió.<br />

- Es solo que ella fue amiga del abuelo, debo ser gentil con ella por<br />

eso -<br />

- Aja, y yo soy Superman - con tono sarcástico - ¿Caro, por qué<br />

nunca me cuentas nada? me sería más fácil en un mes conocer en la<br />

vida de todos en la secundaria que la tuya en once años. Se supone<br />

que soy tu mejor amigo, y nunca has confiado en mí. Que he hecho<br />

mal para que no confíes en mí - expresó.<br />

No quería perderlo, si le dijera quizá pensaría que estoy loca y no<br />

volvería a dirigirme la palabra, o peor aún, que se volviera igual que<br />

Thomas y se burlara de mí, le temo a la reacción que pueda tomar si<br />

le confieso. En todo caso no podía decirle nada, no aún. El<br />

remordimiento me hizo soltarle una parte.<br />

- Me han asustado... - confesé.<br />

- Le será difícil entenderlo - interrumpió Tom.<br />

- Continúa - me pidió Jimmy.<br />

- Una vez me asustaron y desde entonces no he estado tranquila, me<br />

hace sentir insegura. Eso es algo que no conocías de mí -<br />

- Es como un trauma, ¿sabes? Con ayuda de un psicólogo tal vez<br />

puedas sentirte mejor. Mi mamá es psicóloga, ella... ¡Wow...! el teatro<br />

está abierto - dando unos pasos a la puerta.<br />

Jimmy siempre está metiéndose en problemas, me fue sencillo<br />

adivinar sus intenciones.<br />

- ¡Genial! vamos - dijo caminando hacia el teatro.<br />

- Es peligroso - me advirtió Tom.<br />

- ¡Jimmy, no! Mejor regresemos, por favor - dio un paso más<br />

quedando casi adentro - por favor - supliqué.<br />

- ¡Ash!, está bien. Vamos a clases -<br />

El día continuó normal; a eso me refiero a que pasé una mañana<br />

común con Jimmy y Cary, Mark insistiendo como de costumbre,<br />

Emma no superaba lo del rompimiento de su relación; ya no sabía<br />

qué hacer con ella, me resulta tonto que llore tanto por alguien, y<br />

Tommy me insinuó de varias maneras que saliéramos juntos, pero<br />

fingí que no acaté ninguna de sus insinuaciones.


121<br />

En la tarde salí con Jimmy y Cary en un paseo habitual por la ciudad<br />

en el nuevo auto de él, que le obsequió su padre por haber obtenido<br />

una excelente calificación en las pruebas para el pase de conducir.<br />

Pedí regresar temprano para dejarlos tranquilos, pero no me dejaron.<br />

<strong>Los</strong> acompañé a cine, a comer pizza, al centro comercial y por último<br />

a la cochera de prácticas de la banda de Jimmy; lo hizo a propósito,<br />

con la intención de que Derek pudiese verme. Se le incrustó en la<br />

cabeza que ya era hora de que comenzara a suspirar por alguien y<br />

que su amigo era el más apropiado.<br />

Al finalizar la tarde, aproximadamente a las seis y treinta P.M.,<br />

regresamos a casa. Me dejaron allí y ellos dos quisieron estar a solas<br />

lo que restaba del tiempo de permiso de Cary.<br />

Era momento para continuar indagando, dedicar unas horas a ello<br />

antes de ir a la cama. En otros periódicos de aquel tiempo, más líneas<br />

comentaban misteriosos asesinatos en Portland, los cuales<br />

expresaban directamente a la familia <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>:<br />

El detective Benjamín Adams acusa al señor Caled Donegal viudo de <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong> como principal sospechoso del asesinato de su familia, la iglesia y la<br />

corte de Portland bajo la defensa de la duquesa Winnifred Anna Dallas -Yorkerechazan<br />

tan atroz acusación y dan alto a la investigación.<br />

Como fuente utiliza el testamento del señor Lord Arthur <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> leído<br />

una semana atrás, afirma que todo se trató de la fortuna <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> y que<br />

el señor Donegal estuvo tras ella. Ante la corte el señor Donegal se declara<br />

inocente y sin pruebas contundentes contra él; la Corte dio fin a favor del señor<br />

Caled Donegal.<br />

Me resulta increíble e imposible que su propio padre lo hubiese<br />

asesinado por una fortuna, pero ese enigma pareciera no tener un<br />

principio ni tampoco un final, ni argumentos con sentido. Luego de<br />

más letras llegué a un volante, firmado por la guardia militar y la<br />

corte, con un gran título en la parte superior que decía SE BUSCA.<br />

02- 11- 80<br />

El tribunal de defensa de la iglesia, cita a Marie Crusoe a que se presente<br />

voluntariamente y haga frente a los cargos que le acusan:


122<br />

Por el asesinato de la señora Emily Annette <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>.<br />

Por el asesinato del señor Lord Arthur <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>.<br />

Por el asesinato de joven Tom Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>.<br />

Tiene plazo de asistir durante los próximos siete días, cuanto más pronto lo<br />

haga, menor será la pena. En caso de que no se presente, quien tenga<br />

conocimiento de su paradero, es obligatorio informar a la iglesia de inmediato.<br />

Todo buen acto será recompensado con una suma de 700 esterlinas que ofrece el<br />

señor Caled Donegal.<br />

Eso fue todo lo que encontré entre novecientas trece folios de una<br />

carpeta, al final no me enteré de quien fue Marie Crusoe, ni tampoco<br />

que parentesco tenía con la familia de Tom. Planeé preguntarle a él<br />

acerca de ella en cuanto apareciera.<br />

Eran las once P.M., y no conseguía conciliar el sueño, miré de reojo<br />

el reloj, pasaban los segundos y no dormía. Esa era la segunda noche<br />

consecutiva en la que se me dificultaba dormir. Nuevamente había<br />

retomado los episodios de insomnio.<br />

Por mi cabeza merodeaban pensamientos vagabundos, como los<br />

manuscritos del abuelo que no me atrevía a leer, en Marie Crusoe, en<br />

Tom, y eso me recordó que iría de nuevo a su mansión; en Jimmy,<br />

en el recuerdo de las sombras, quizá todo aquello era lo que no me<br />

permitía dormir. Después de tanta vigía opté por bajar a servirme un<br />

vaso de agua.<br />

En cuanto entraba a la cocina lo divisé parado allí, con la sonrisa<br />

tenue que se extiende en su rostro, con su postura erguida. Se dirigió<br />

hacia mí sosteniendo su porte.<br />

- ¿Qué haces aquí? - Sonriéndole.<br />

- Solo estaba de pasada. ¿Tiene idea de lo tarde que es? ¿Cómo es<br />

que aún no logra conciliar el sueño? -<br />

- No lo sé, me pasa todo el tiempo -<br />

Entré a la cocina y me serví el vaso de agua. Tom siguió mis pasos.<br />

- Jimmy parece ser una gran persona, la aprecia bastante... ¿llevan<br />

mucho tiempo siendo amigos? - Merodeó con las palabras.<br />

- Durante once años... ¿Por qué estamos hablando de Jimmy? -<br />

Alzando la ceja.<br />

Rió entre dientes.


123<br />

- Curiosidad - haciendo un gesto travieso.<br />

Quería preguntarle por Marie Crusoe en un mejor momento, pero<br />

pensé que si aclaraba esa duda sería una cosa menos en que pensar.<br />

- ¿Tom...? ¿Quién fue Marie Crusoe? - Con tono suave.<br />

- ¿Marie Crusoe? ¿Cómo supo de ella? - Inquirió.<br />

- Encontré que la corte la declaró culpable de los asesinatos <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong> en 1880 -<br />

Su sonrisa se borró y en su rostro se formó el enojo haciendo fruncir<br />

su ceño.<br />

- Es ilógico. Mi nana no se atrevería a lastimarnos. Ella era de entera<br />

confianza, mi madre la conoció desde siempre, más que su criada era<br />

su amiga. Además ¿Qué razón podría tener para habernos asesinado?<br />

Es incoherente - explicó.<br />

En su expresión se notaba el disgusto, en sus cejas se marcó el enojo,<br />

apretó sus puños y sus dientes que incluso provocó un castañeo en<br />

ellos.<br />

- No lo sé, fue considerada culpable por tener acceso directo a las<br />

víctimas - expuse.<br />

- Marie no fue. Por favor, dígame que no la condenaron a muerte<br />

por culpa de esos ¡ineptos detectives! - su voz se fue quebrando.<br />

- No sé qué sucedió con ella. Era un volante que comunicaba a la<br />

ciudad de quien la viera la entregara. Quizá escapó -<br />

Sus dientes rechinaron de un apretón mostrando una ruda expresión<br />

de enojo. Se hubiese puesto peor si le hubiera dicho del otro<br />

sospechoso. Al menos Marie Crusoe y su padre quedan como<br />

descartados, pero había otros tres por los que podría seguir<br />

buscando.<br />

Quise hacer que se olvidara de Marie hablando de algo más,<br />

distrayendo su mente.<br />

- ¿Por qué iremos mañana a la mansión? - Con tono suave.<br />

Se quedó en silencio por unos segundos y luego se animó a<br />

contestar.<br />

- Me gustaría enseñarle algo - su tono y expresión se volvió más sutil.<br />

Otra vez irrumpió el silencio, esta vez fue más duradero. Luego,<br />

totalmente calmado preguntó:<br />

- ¿Podría hacerle compañía mientras duerme? - Susurró.


124<br />

- Hahn... ¿Ahora?... sí - tartamudeé.<br />

Inicié la marcha para retornar a la habitación, cuidando mis pisadas<br />

para no alertar a mis padres cuando cruzaba delante de la puerta de<br />

su dormitorio. Me recosté sobre la cama, nerviosa, sin saber qué más<br />

decir. Tom se sentó en el borde de mi cama, mirando hacia la<br />

ventana en completo silencio, suspiró en algunos instantes y<br />

permaneció contemplando más allá de los cristales de la ventana.<br />

Poco a poco mis ojos se fueron cerrando.<br />

Hubo un momento en que estuve entre el sueño y el consiente, en<br />

que pude continuar oyendo sus suspiros, sé que no se trató de un<br />

sueño, escuché claramente cuando habló.<br />

-... Que descanse Elizabeth... -


125<br />

La carta<br />

Las flores se asomaban por entre la escasa nieve y mostraban los<br />

majestuosos colores que la adornaban, los abetos eran invadidos por<br />

ardillas y por hojas de un oscuro verde, el pasto era habitado por<br />

mariposas, los pajaritos alegraban la mañana con su canto entonado<br />

y volaban entre los árboles hasta detenerse en mi ventana, por la cual<br />

un intenso sol cegador entraba sin obstáculos para iluminar de<br />

esquina a esquina mi habitación y para darle fin a mi profundo<br />

sueño.<br />

Me tomé unos minutos. Después me levanté con paciencia de mi<br />

cama hasta que fijé mis ojos en el reloj colgado en mi pared.<br />

"¡Cielos!".<br />

Estaba increíblemente tarde y nadie se había tomado la molestia de<br />

despertarme. Bajé apresurada las escaleras con destino a la cocina,<br />

pero no se hallaba más que Thomas terminando su desayuno con el<br />

uniforme puesto y listo para partir a la escuela.<br />

- Ah. Cariño, te despertaste - dijo mi madre mientras entraba a la<br />

cocina y recogía los platos vacíos de Thomas.<br />

- Mamá, no me despertaste. Debo ir a la escuela - repliqué.<br />

- Anoche fui varias veces a verte y estabas despierta. La noche<br />

anterior tampoco dormiste. Se me hizo una crueldad despertarte.<br />

¿Cariño es que no duermes bien? Podríamos sacar una cita al doctor,<br />

no vaya ser que sufras de insomnio igual que tu padre -<br />

- ¿Papá sufre de insomnio? -<br />

Reaccionó extraño, su espalda pareció tensionarse y volverse rígida.<br />

- Antes, ya no. Pero dime, ¿será insomnio? -<br />

- No mamá, debe ser otra cosa -<br />

Pensé que entonces podría pasar más tiempo en la mansión.<br />

- ¿Mamá...? ¿Puedo salir? -<br />

Salí fuera de casa al abeto en donde con anterioridad Tom me había<br />

esperado para partir al mismo lugar al que iríamos hoy.<br />

Mientras esperaba Jimmy me llamó para preguntar por qué no había<br />

asistido a clases, Emma también llamó y me pidió que la acompañara<br />

a salir en la tarde porque se sentía encerrada y aunque no podía estar


126<br />

con ella le prometí acompañarla otro día, su voz sonó más decaída<br />

que antes y me preocupaba que estuviera sola.<br />

Tom apareció de repente más sombrío que nunca. No aprendía a<br />

manejar su humor aún.<br />

- Vamos - con tono apagado mientras me indicaba el camino con su<br />

mano.<br />

Realizamos exactamente el mismo recorrido anterior para llegar a la<br />

mansión en ruinas. Disipé en Tom que se hallaba distante, más de lo<br />

normal, sus palabras eran crudas y cortas, su mirada era silenciosa. Su<br />

comportamiento me hacía sentir insegura y me provocaba agudos<br />

nervios.<br />

Después llegamos a las ruinas, me hizo la misma advertencia pasada,<br />

pero esta vez tomó un camino distinto. Terminamos parados frente a<br />

una gigantesca puerta de madera gruesa con bordados en hierro.<br />

Tom solo la miraba con rostro inexpresivo. Me concentré lo<br />

suficiente en su rostro y noté algo increíble, sus mejillas estaban<br />

rojas, totalmente sonrojadas, jamás le había visto así.<br />

Lo que había planeado hacer allí lo pospuso.<br />

- Aplacemos esto para después - apuntó-. No estoy listo... - lo<br />

anterior pareció ser un pensamiento en voz alta que alcancé a<br />

comprender aunque lo hubiese pronunciado entre dientes.<br />

¿A qué se refería? Desde el día anterior Tom mostraba un<br />

comportamiento diferente.<br />

Me condujo al jardín, no mencionó una sola palabra en el camino, y<br />

suspiró un par de veces o más bien era que su respiración se agitaba.<br />

No lo sé.<br />

Al llegar se detuvo frente a una de las tantas rosas rojas, se inclinó y<br />

con sus impecables manos intentó arrancarla, falló la primera vez,<br />

pero no se rindió, reiteró una vez más y en este segundo intento, lo<br />

consiguió.<br />

Extrañamente me provocó regodeo lo que logró, quizá un día...<br />

pueda... ser tangible ante mi tacto, igual que con la rosa.<br />

- He practicado - susurró.<br />

Tomó uno de los pétalos para él y me ofreció la rosa.<br />

- Es difícil ver una rosa así de viva en invierno. Gracias - tomándola<br />

entre mis dedos.


127<br />

Suspiró hondo y dejó sus ojos fijos en mi rostro sin pronunciar nada<br />

más.<br />

Mi corazón padecía golpes desenfrenados, casi podía escucharlos;<br />

imagino lo sonrojadas que debieron ponerse mis mejillas, y así debió<br />

ser porque sus labios se curvaron al ver mi expresión.<br />

Después de tanto dudar y posponer la razón por la cual me había<br />

traído, se le acabaron las ideas de a donde llevarme, así que<br />

regresábamos a la mansión y entonces divisé unas tumbas en una<br />

parte de terreno elevado y distanciada de la misión. De inmediato me<br />

erizó la piel y desató brusquedad en mis latidos.<br />

- ¿Eso son tumbas? - Con tono agitado.<br />

Giró su rostro y lo ubicó en dirección a donde mis ojos observaban.<br />

- Despreocúpese. Soy la única alma que deambula entre estas ruinas -<br />

con tono ido.<br />

- ¿Por qué hay tumbas allá? - Pregunté.<br />

- Es el mausoleo de mi familia -<br />

- Allá esta tu... tumba - con tono suave.<br />

Él contestó asintiendo con aflicción en sus ojos.<br />

- ¿Puedo verla? - Pregunté con tono precavido.<br />

- Si le apetece -<br />

Aunque deseara con afán saber por qué me había traído, no pude<br />

evitar aplazarlo por esto.<br />

Habían doce tumbas, entre ellas estaba la de Emily y la de Arthur,<br />

fueron los dos nombres que pude identificar y claro, más al fondo<br />

yacía una lápida blanca envuelta por la hierba y sucia por la tierra, en<br />

ella estaba tallado: Tom Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> (1861 - 1879).<br />

Tenía solamente dieciocho años.<br />

Fijé mis ojos en él para ver que expresión marcaba su rostro. Parecía<br />

que estuviera acostumbrado a ver su tumba, se mostraba serio<br />

solamente.<br />

Su tumba estaba muy gastada por los años y vacía, así que me incliné<br />

y apoyé mis rodillas en la tierra y coloqué sobre su lápida la rosa roja<br />

que sostenía en mi mano. Eso hizo que se curvaran sus labios.<br />

Más tarde, nos hallamos frente puerta primitiva que había pospuesto,<br />

pero esta vez permitió que la atravesara sin rodeos. Al abrirla se vio<br />

un lugar espacioso; en su centro se ubicaban un sofá blanco con


128<br />

barbados que brindaba beldad a la tela, dos sillones, un diván y una<br />

mesita de centro, tras ellos un enorme y largo escritorio y más atrás<br />

una biblioteca contra la pared con más reliquias que libros;<br />

colecciones de pinturas y esculturas, una alfombra cubría en su<br />

totalidad el suelo, dos mesitas esquineras sostenían un jarrón cada<br />

una, un perchero con un tallado seccional, una vitrina de licores<br />

añejos y en la superficie que cubría el lugar estaba pintada una obra<br />

única de una virgen.<br />

Le di tiempo para que comenzara hablar, pero prefirió quedarse<br />

callado. Miré por la ventana en una de las paredes que apuntaban al<br />

mausoleo de su familia. Me paré cerca de esta mientras el continuó<br />

recorriendo el lugar en silencio.<br />

- ¿Quiere por favor, acercarse al escritorio y hallar algo por mí? -<br />

Preguntó al fin.<br />

- Sí, ¿dónde lo busco? -<br />

- En alguno de los cajones - mientras lo señalaba con su mano.<br />

Así lo hice, revisé cajón tras cajón y tras exponer el contenido de<br />

cada uno Tom negaba con la cabeza, no fue hasta el último cajón<br />

que abrí, Tom no descartó el contenido con su negativa, incluso,<br />

aquel contenido también robó mi interés. Encontré una carta, eso era<br />

lo que buscaba con tanta evasiva, estaba dirigida a "Elizabeth". Ese<br />

nombre lo reconocí de inmediato, Tom ya lo había mencionado una<br />

vez antes y fue el que pronunció cuando creyó que estaba dormida<br />

del todo. Ese nombre no me agradaba en lo absoluto y no entendía<br />

porque, ni siquiera sabía de quien se trataba.<br />

- ¿Quién era Elizabeth? - Comencé con tono suave.<br />

- Era una joven muy hermosa de Portland en mi época. Codiciada<br />

por muchos hombres de gran distinción que la cortejaban con<br />

demasía. Le ofrecían a su padre su aprobación para proponerle<br />

matrimonio, pero su padre se opuso a todas. Su belleza no era digna<br />

de ninguno de ellos -<br />

El halago que le dedicaba en cada palabra pronunciada, me golpeó<br />

como una puñalada, me hería y no entendía que me pasaba, ¿por qué<br />

me lastimaba?<br />

- Aquella noche... en la que me asesinaron, le escribí una carta que<br />

nunca llegó a sus manos -


129<br />

Luego permaneció en silencio, lo que hizo todo más incómodo, así<br />

que continué preguntando acerca de ella.<br />

- ¿Cómo era ella? -<br />

-... Su cabello era rubio y ondulado, brillaba como el sol, sus ojos<br />

eran ámbar y sus labios rojos, cortos y con las comisuras muy<br />

marcadas, de fracciones delicadas -<br />

Sus ojos se iluminaban cuando hablaba de ella y era lógico que tenía<br />

el rostro de esa muy muy bien grabado en su memoria.<br />

- Era muy distante, carecía de alegría, y se sonroja cuando concentro<br />

los ojos en ella, me resulta fascinante - con un hilo de voz.<br />

¿Qué? No sé si su gramática falló al pronunciar en presente una<br />

descripción de alguien muerta, pero era muy poco probable; ¿y si ella<br />

también es un fantasma? "Dios..." cuanto me dolía.<br />

- Se sonroja cuando concentro mi mirada en ella -<br />

Lo estaba imaginando, no era posible el giro que había tomado las<br />

circunstancias. ¿Yo? Mi rostro pronto adoptó una apariencia de<br />

confusión y entonces lo explicó a lujo de detalle.<br />

- Seguro has experimentado los Déjà Vu, muestran sucesos dados en<br />

las mimas circunstancias; son recuerdos de una vida pasada -<br />

Casi podía tener la boca abierta, no entendía del todo de que estaba<br />

hablando o más bien no me apresuraba a pensar lo que comenzaba a<br />

creer.<br />

- Existe una leyenda... esta dice que aquellos fieles a Dios, nacerán de<br />

nuevo. Un sujeto de tiempos remotos posee una mentalidad noble<br />

entre las perversas, su mente renace quinientos años después o aún<br />

más quizás, cuando el mundo necesita de este, renace en alguien<br />

completamente diferente, pero sus pensamientos idealistas son<br />

exactos. Otro sujeto en ejemplo, con su corazón puro, lleno de<br />

sentimientos buenos; su corazón renace cuando el mundo le<br />

necesita. Y la tercera, raramente vista; un bondad tan pura, poseedor<br />

de un corazón noble, devoto y compasivo, reencarnan semejantes e<br />

iguales de todas las formas. Es perfectamente idéntico a quien una<br />

vez existió; igual a él desde su rueca hasta su huso. Nació en una<br />

época de caos porque el mundo lo necesita. La misma Biblia lo<br />

bautiza como reencarnación... - explicó.


130<br />

- Aguarda - le interrumpí-. ¿Qué estás diciendo? Basta, por favor -<br />

con tono ido.<br />

- ¿Por qué querría inventarlo? -<br />

- Se... más específico, por favor... -<br />

Enmudeció unos instantes, segundos en donde su mirada se<br />

mantuvo aliada a la mía.<br />

- Elizabeth Taylor y usted, son exactamente iguales en todas sus<br />

formas -<br />

¿Qué era todo esto? Me costaba creerlo, de momento creí que se<br />

trataba de un sueño, en verdad lo medité. ¿Qué podía decir? No supe<br />

ni cómo reaccionar, ¿Cómo se reacciona ante algo como aquello?,<br />

una mezcla de sensaciones batiéndose juntas, pero solo una dominó<br />

en mi rostro; solamente quedé ida.<br />

- Es totalmente posible. La recuerdo a ella y la veo a usted -<br />

continuó.<br />

Ahora se esclarecida el pasado, la respuesta a la pregunta que ha<br />

mariposeado en mi cabeza desde que le conocí. Ahora lo intuía, me<br />

ayudaba porque le recordaba a ella, a ella.<br />

<strong>Los</strong> Déjà Vu, siempre lo quisieron revelar, pero yo jamás los<br />

comprendí, no logré interpretarlo. Esa sensación que me hacía creer<br />

que ya había vivido alguna circunstancia dándose de momento. Creía<br />

que era una anomalía en mi memoria, creí que me hacía suponer<br />

haber pasado por eso, o que tal vez era recuerdos de algunos sueños.<br />

¿Se trataba de experiencias repetidas en una vida pasada? No desfiló<br />

por mi perspicacia.<br />

De momento sentí miedo, mi respiración se agitó y mis latidos<br />

herían mi pecho, sentía a mi sangre hirviendo viajando entre mis<br />

venas.<br />

Tom aguardó en silencio mientras yo trataba de pensar, o quizás<br />

aguardó a que asumiera alguna reacción diferente a la de estar con los<br />

ojos desorbitados y perdidos.<br />

- ¿Se encuentra bien? - Se animó al fin.<br />

- No sé -<br />

- También me costó creerlo cuando la vi en esta época - comentó.<br />

- Ahora le encuentro el sentido a los Déjà Vu -


131<br />

Por eso esa familiaridad que me acogió cuando vi por primera vez a<br />

Tom y a la mansión, el camino por el bosque y muchas más<br />

circunstancias.<br />

Miré la carta que sostenía en mis manos y contemplé su nombre<br />

escrito con una caligrafía sutil y me quedé concentrada en ella.<br />

- Quiero dársela - se robó mi atención -. Por favor, léala cuando se<br />

encuentre en casa. Quiero confesarle algo que no me atrevo a decir<br />

mirándola a los ojos -<br />

Sus mejillas se ruborizaron, pero lo disimuló formando una<br />

expresión apagada, pero sin duda no se comparaba con lo ruborizada<br />

que debí estar en ese momento. Me había quedado muda, no sabía si<br />

quería saber más de ella. Me inundó una intrigante curiosidad de<br />

saber que decía la carta y porqué quería que la leyera. Una curiosidad<br />

que arremetía en ese instante.<br />

No hubo más palabras de por medio, y así lo sostuvimos hasta que<br />

pronto el día se escondía entre las montañas y las sombras se<br />

arrastraban por el suelo, viciaban cada árbol, tocando cada hoja;<br />

pronto la oscuridad se apropió del bosque. Oportunamente, me<br />

procuró el tiempo necesario para olvidar el bosque a mis espaldas<br />

cuando el sol lo poseyó. Luego, las calles, solo unas cuantas cuadras<br />

cortas hasta casa. Me escoltó hasta alcanzar el destino, esta vez no a<br />

mi lado ni adelante trazando la ruta, no, esta vez atrás, y la mudez<br />

confirió nuestras lenguas, y, ese silencio me arremetía.<br />

Todos cenaban cuando volví, no les importó que hubiese regresado<br />

tarde ni que no hubiese aparecido en todo el día; parecía que me<br />

ignoraran.<br />

Dejé atrás preámbulos y caminé directo a mi habitación; leer la carta<br />

que sostenía en mis manos se convertía en mi prioridad, ardía en<br />

curiosidad. Abrí el sobre y de puro impulso leí el primer renglón:<br />

querida Elizabeth, de una forma más reducida me molestó el<br />

nombre.<br />

Querida Elizabeth:<br />

Os ruego me disculpe por el acto de cobardía que os demuestro, perdóneme por no<br />

tener el valor requerido para decirle... cuan maravillosos son mis días desde que<br />

tuve la dicha de verla, de conocerla, y cuan extraordinario es la forma en la que


132<br />

me ha enamorado, hasta el espíritu y me niego a estar un solo instante sin usted,<br />

sus roces con mi piel me queman, como también lo hacen sus ojos al mirarme,<br />

quiero entregarme a usted con todo el fervor de mi alma. Espero comprenda, que<br />

de habérselo dicho mirándola a los ojos mis latidos no me hubiesen dejado oír mis<br />

palabras ni mis pensamientos y su belleza perfecta me hubiese petrificado. Anhelo<br />

que sus sentimientos sean los mismos, sepa que sea cual sea su respuesta la<br />

entenderé, me encantaría escuchar sus melódicas palabras formasen en sus labios,<br />

le prometo que para entonces no habrá ningún impedimento para dirigirme a<br />

usted. No quiero que se precipite a buscarme, pues seré yo quien la busque y<br />

seguramente tardare en hacerlo, pero por favor le ruego sea paciente y me dé la<br />

satisfacción de aceptar tomar el té conmigo, en una tarde que nos sirva de testigo<br />

cuando exponga su respuesta.<br />

Con amor, Tom <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>.<br />

En un ocaso sereno y rojizo que se observaba claramente disiparse<br />

por el cielo, tuve el gozo de leer la palabras que en el fondo más<br />

ansiaba, sin siquiera saberlo. Era lo que necesitaba para que pudiera<br />

sonreír, para tener unos minutos de felicidad.<br />

En ese atardecer fue cuando por primera vez comprendí que estaba<br />

enamorada de él... que no me importaba cuan ilógico pareciera, y no<br />

me importaba lo que se interpusiera, aun si a eso se incluía su<br />

muerte, no me importaba. Solo anhelaba poder estar cerca de él.


133<br />

Señales<br />

En la mañana de un miércoles, realicé la rutina cotidiana; me levanté,<br />

fui a la escuela, pasé allí ocho agotadoras horas y luego regresé a casa,<br />

pero luego, fui a la biblioteca como lo había prometido. Esta vez me<br />

fue más difícil entrar a la bodega por dos razones; primero, me causó<br />

temor la presencia allí abajo; segundo, Jimmy estuvo todo el tiempo<br />

acompañándome a donde quiera que fuera, pensé en pedirle que me<br />

dejara sola, pero lo tomaría como si le ocultara algo más y esa<br />

presión, de no saber y no entender, le comprime el pecho.<br />

No podía evitar mostrarme pensativa mientras buscaba documentos<br />

que me fueran de ayuda; no podía pensar en nada más que en él, no<br />

conseguía arrancarlo de mi mente.<br />

Contemplé la ilusión de que viniera en algún momento del día, pero<br />

no fue así.<br />

Entre tanta distracción, debí pasar por alto varios documentos, ya<br />

que acabando el día solo hallé una carta en donde estaba escrito<br />

cuatro renglones por el detective Benjamín Adams, el encargado de<br />

la investigación de los asesinatos de la familia <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>.<br />

20- 09- 1880<br />

Las pruebas de laboratorio identificaron la sustancia consumida por el joven Tom<br />

Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> y el señor Lord Arthur <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> como<br />

azufre en grandes dosis, comúnmente utilizado en los laboratorios <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, por otro lado encontraron también rastros de ácido arsénico, lo que<br />

da a pensar a los expertos; un veneno creado con utensilios de los laboratorios.<br />

La fecha no coincidía con el último sospechoso como para concluir<br />

que él era el culpable por más atroz que sonara, ya que dos meses<br />

después encontraron Marie Crusoe como única culpable. Sé que<br />

había otros nombres, pero estos no destacaron como el de Marie. El<br />

detective sintió fuertes sospechas hacia otra persona, pero... ¿y si<br />

quería incriminarlo? Hasta no conseguir desvelar lo que aconteció<br />

con Caled, las cosas seguirían oscuras. Trataba de comprender, pero<br />

entonces Jimmy interrumpió mis esfuerzos.<br />

- ¿En qué piensas? ¿En Derek? - Con tono burlón.


134<br />

- No. Lamento desilusionarte -<br />

- Caro, en verdad es un buen tipo, date la oportunidad de conocerlo.<br />

¿Quieres que se lo pregunte a mi moneda de la suerte? Es muy sabía<br />

- bromeó.<br />

Sacó su centavo real británico que una vez de niños encontramos<br />

cavando y me lo ofreció.<br />

- No, gracias - reí ligeramente.<br />

- ... ¡Ah! ya sé, iremos a una convención. ¿Por qué no nos acompañas<br />

a la convención paranormal que abra el sábado? ¿Eh? Deberías ir, así<br />

podrán conocerse más - sugirió.<br />

- ¿De qué tratará? - Con tono curioso.<br />

- No lo sé, es una convención paranormal, creo que tratará de<br />

finanzas -<br />

- Estas muy gracioso hoy -<br />

Se echó a reír.<br />

- Habrán médium y gente que ve fantasmas, cosas paranormales,<br />

también habrán relatos y vídeos de ovnis. Cosas interesante.<br />

Anímate. Si dices que sí, yo mismo te recojo a las tres, así no nos<br />

perderemos de nada. ¿Qué opinas? ¿Vienes? -<br />

- Sí, siempre y cuando convenzas a mi papá -<br />

- Lo haré. ¡Es genial!... ¡Caro tendrá una cita con Derek! ¡Caro tendrá<br />

una cita con Derek! - Molestó cantando y paseándose por el lugar.<br />

Ese día terminó y Tom no apareció, aunque me lo esperaba, así<br />

como me lo advirtió en su carta; me era difícil aceptarlo.<br />

En la noche de nuevo no conseguía conciliar el sueño, pasaron horas<br />

antes de que pudiera dormirme, pero al final terminé exhausta y me<br />

quedé profunda en mi cama. Antes puse el despertador por si mi<br />

mamá no me despertaba en la mañana.<br />

Una voz obtusa pronunciaba mi nombre, sabía de qué no se trataba<br />

de la realidad si no de un sueño. Eso se debe a que me veía en un<br />

lugar completamente obscuro y una brisa abrasadora me golpeaba.<br />

Corría hacia la nada, no había nada con que tropezar, tampoco nada<br />

con que encontrarme y no se divisaba más que oscuridad. La voz se<br />

volvía murmuro y producía pavor abismal. Luego me invadió<br />

deseosas ganas de que terminara antes de que pudiera empeorar,<br />

pero no parecía ceder; como lo sospeché, las cosas avanzaron para


135<br />

mal. Una niebla cubría desde mis rodillas al suelo todo. Una escasa<br />

luz nacía de un agujero en lo alto, y la voz ya no era una sino que se<br />

había unido con varias, todas pronunciaban mi nombre, algunas<br />

voces eran estremecedoras y anormales.<br />

Después los dueños de las voces se hicieron visibles, formaban un<br />

círculo perfecto a mí alrededor, todos eran rostros desconocidos<br />

para mis ojos, mostraban horrendas heridas en sus cuerpos que<br />

sangraban sin cesar. El suelo se hizo húmedo y pegajoso, pero la<br />

niebla no me permitía disipar el fondo. Me incliné ligeramente y con<br />

mi mano toqué el suelo y puse aquel liquido ante mis ojos, era sangre<br />

coagulada y el aroma repugnante de esta posesionó la atmósfera.<br />

<strong>Los</strong> muertos abrían paso a alguien de mayor importancia. Lo que vi,<br />

fue devastador y desgarrador para mí, y por otro lado,<br />

descomunalmente espantoso.<br />

Una figura oscura, que usaba una túnica negra que ocultaba de pies a<br />

cabeza su cuerpo, dejando su boca a la vista de todos. El áspero<br />

terror que provocaba aquel personaje me hacía temblar las piernas y<br />

deshabilitar mi equilibrio. Con él llego también un aroma pútrido<br />

completamente conocido e inolvidable; el olor antes percibido en el<br />

incidente del barco pirata, la mezcla de aromas entre cuerpos<br />

carroños, de tierra fértil y húmeda, madera podrida y en<br />

descomposición, y en esta ocasión, más el aroma de la sangre. Sentí<br />

nauseas inmediatas. Y lo devastador, fue como llevaba a Tom con<br />

sus manos atadas con cadenas rojas, como el rojo de la sangre; sus<br />

ojos miraban el suelo, y su rostro reflejaba miedo y desespero; me<br />

dedicó una mirada compasiva que trataba de inculcarme calma, pero<br />

noté en sus mágicos ojos azules su pavor. Deseé correr hacia él y<br />

liberarlo de las cadenas; preparé mi cuerpo para ir hacia su lado, pero<br />

aquel hombre de negro interrumpió mi concentración cuando<br />

pronunció unas palabras con un tono formal, cruel y temeroso.<br />

- Mí querido, Tom. Espero comprendas las extensas razones de mi<br />

irrevocable decisión. Me temo que la distancia entre ustedes es lo<br />

correcto - le informó a Tom con el rostro fijo en el centro de donde<br />

me hallaba.


136<br />

- Lo lamento, pero yo solo quería protegerla, cuidarla. Me resulta<br />

injusto que estas almas presentes le torturen sin piedad - se dirigió a<br />

él, pero siguió mirándome.<br />

Miré los rostros a mi rededor y pude comprender que algunas de las<br />

almas presentes estaban grabados en lo recóndito de mi memoria, en<br />

donde arrojo lo que quiero olvidar, pero que sin embargo, se<br />

mantienen ahí, desdeñados, pero que despiertan cuando son<br />

nombrados por el miedo.<br />

- Protegerla es deber de los ángeles y aterrarla es tarea de los<br />

muertos. No quisiera tener que interferir de forma brusca, ni querrás<br />

perder tu boleto, el que tanto añoras. Si tanto dices amarle... lo<br />

conveniente para demostrárselo es alejarte de ella, es por su bien y lo<br />

sabes - le advirtió.<br />

Tom giró sus ojos para mirarme, su rostro estaba decaído y afectado<br />

por las palabras, entre sus labios se formó otra excusa para no darse<br />

por vencido, me hubiese encantado escucharla, pero un pito intenso<br />

cubrió el sonido del lugar y me arrebato el sueño amargo.<br />

El despertador insistía que eran las seis de la mañana del día jueves,<br />

hora para levantarme. Mi respiración era agitada y mis ojos parecían<br />

fuera de sus órbitas. Fue como si me presentaran un nuevo miedo<br />

sádico aún más fuerte que los miedos antes experimentados, nada se<br />

le comparaba a la magnitud del agonizante pavor. Comprendí que no<br />

había nada peor que el miedo de perder a Tom, a la luz cálida con la<br />

que me abriga su presencia. Tenía un temor merecido al significado<br />

de ese sueño, o a la semejanza que influyera en la realidad.<br />

−... Solo es un sueño... − Me recordé en un susurro.<br />

Salí de la ducha con el trasnocho fugado de mi rostro, y bajé a la<br />

puerta usando el uniforme para partir a la escuela, pasando por alto<br />

el desayuno a causa de la pérdida de apetito que provocó la pesadilla<br />

y es asqueado olor de sangre empalagado en la lengua.<br />

En la escuela estuve totalmente distante e ignoré todas las<br />

explicaciones de los profesores. En la tarde estuve en casa con<br />

Thomas, los dos tuvimos clase de matemáticas particular; de modo<br />

que realizaba una ecuación en una mesa del estudio, pero algo me<br />

distrajo y enfoqué toda mi atención en ello. Una pintura no muy<br />

característica exhibida en una de las paredes, no era de un


137<br />

reconocido pintor, ni de detalles originales que destacaran una forma<br />

única en los trazos del pincel, sencillamente contaba la historia de<br />

una víctima; retrataba el rostro de un pequeño judío con una mirada<br />

sin esperanza y ojos acabados de tanto llorar, tras él, se ve una ciudad<br />

desolada después del paso del holocausto por culpa de alemanes.<br />

Quizás mi mente me hizo una mala jugada, pero de sus ojos<br />

húmedos bajó una lágrima por sus mejillas, aquello era anormal y era<br />

algo para sentir miedo, pero no fue así, más bien me atrajo tristeza.<br />

Aunque esa pintura ya me había asustado dos veces atrás, la primera<br />

vez, parpadeó cuando tenía mis ojos fijos en ella; y la segunda, siguió<br />

mi movimiento con los ojos. Definitivamente fue obra de alguna<br />

presencia paranormal de gran poder para actuar así. Hace algún<br />

tiempo la concluí como estancada, la declaré inocua y encarcelada<br />

tras lo oleos, por eso no me representaba ningún temor, porque lo<br />

que sea que se esté manifestando en esa pintura, está atrapado y no<br />

me puede perpetrar ningún daño.<br />

En el día viernes en horas de clase, exactamente en la hora de receso,<br />

Jimmy acomodaba los últimos detalles de la salida que haría con<br />

Cary, Derek, y yo a la convención paranormal que visitaba la ciudad.<br />

Era una forma sutil de buscar respuestas sin levantar sospechas, ya<br />

que el interés allí nos conduciría a todos. Otros amigos irían por<br />

aparte, pero nos encontraríamos allí. Nos hallábamos sentados en<br />

nuestra mesa que siempre ocupaba junto con Tommy, Frank,<br />

Emma, Cary, Jimmy y Samantha a la hora del almuerzo, todo<br />

marchaba bien hasta que gotas tibias de sangre se deslizaban por mi<br />

nariz en una gran cantidad. Traté de pararlo tapando mi nariz con<br />

mis manos y mandando mi cabeza hacia atrás, pero no funcionaba.<br />

Jimmy y Tommy se levantaron de su lugar y corrieron a ayudarme.<br />

"La atención, Caroline, llamas la atención".<br />

No fueron los únicos que lo notaron, advertí a la mitad de los<br />

estudiantes que tenían las miradas curiosas en mí.<br />

- ¡Caro! ¿Estás bien? - Preguntó Jimmy.<br />

- ¿Qué te pasa?- Seguidamente Tommy.<br />

- Shsss... Descuiden, no sucede nada, estoy bien es solo... un poco de<br />

sangre, por favor, no hagan un escándalo - les pedí.<br />

- Vamos, hay que ir a la enfermería - insistió Jimmy.


138<br />

Después los demás en la mesa se angustiaron y me indagaron con<br />

preguntas. El profesor que estaba más cerca de nosotros, el profesor<br />

Lewis, sentado en una mesa, completamente solo como de<br />

costumbre, se levantó del asiento y se dirigió con paso apresurado<br />

hacia donde nos encontrábamos. Era justo lo que no quería, tener la<br />

atención de todos. Lewis se paró a mi lado y puso su mano sobre mi<br />

hombro, lucia con su rostro una mirada penetrante, como se le solía<br />

ver.<br />

- Levántate, vamos a la enfermería - ordenó.<br />

Obedecí su orden y me levanté de mi asiento, Jimmy intentó ir<br />

conmigo, pero sonó el timbre de entrada a clases y el Mr. Lewis le<br />

ordenó a él y a mis amigos regresar a clase. Luego llego Mark para<br />

hacer las cosas aun peor, construyó una ruda e innecesaria discusión<br />

con Tommy, pero Jimmy se hizo cargo y así me permitió dirigirme a<br />

la enfermería con el Mr. Lewis.<br />

Observaba mi mano cubierta en sangre, tenía los ojos clavados,<br />

analizaba el rojo intenso que la distinguía, no parecía tener nada<br />

diferente que la aislara de la sangre corriente en otra persona; no<br />

parecía tener nada distinto para llamarla sangre negra.<br />

Me embargó la sensación natural en un humano que previene y avisa<br />

cuando unos ojos se encuentran fijos en mí, despertó una reacción<br />

precisa al lugar de donde provenía. Se disipó un movimiento fugaz<br />

para perderse en el aire que no alcancé a captar de quien se trataba, o<br />

de que se trataba. Descubrí una semejanza familiar, pero era todo.<br />

Luego entró la enfermera Martha en compañía del profesor Lewis en<br />

completa mudez, permaneció así hasta que la enfermara abandonó la<br />

sala. Antes de ello me había aconsejado pasar un buen rato allí<br />

descansando y que luego me daría el permiso de seguir a clase.<br />

- Tu sangre es muy roja - comentó - ¿Cómo te sientes? ¿Ya estas<br />

mejor? - Preguntó mientras caminaba unos pasos hacia mí.<br />

- Sí, solo fue un poco de sangre. Me pasa todo el tiempo - expliqué.<br />

- Thompson ¿eh? Eres nieta de George Thompson, ¿sabes? Conocía<br />

a tu abuelo, era un gran hombre. Fuimos amigos durante muchos<br />

años. Te pareces mucho a él, en su forma de ser y... en su coraje -<br />

Quedé atónita, no me esforcé en ocultarlo, pues quería que lo notara.<br />

Me causó inseguridad que mencionara lo de coraje, él ni siquiera me


139<br />

conocía, y el abuelo no podría haber dicho que era valiente porque<br />

jamás le demostré tal actitud y precisamente era de lo que carecía.<br />

Aquello desató muchas dudas, y me causó más cuando continuó<br />

hablando.<br />

- En todo caso, si alguna vez tienes una pregunta, búscame y hazla.<br />

No lo dudes - me ofreció.<br />

- ¿Profesor Lewis? Ya empezó su clase. Lo están esperando - se unió<br />

al lugar una voz tras su espalda.<br />

- Claro, gracias por recordarme, Jones - volviendo hacia Jimmy y<br />

continuó hacia la puerta.<br />

Jimmy formó una amable sonrisa de par a par, caminó para hacer<br />

nuestra cercanía más corta y se sentó en el borde de la camilla donde<br />

estaba recostada.<br />

- Espero esto no cancele la cita que tienes mañana con Derek -<br />

bromeó.<br />

- ¡Que no es una cita! - Contradije.<br />

- Bueno, la salida con Derek o como quieras llamarle. Más te vale<br />

que no dañes el plan - me advirtió.<br />

- No. ¿No tienes que ir a clase? -<br />

- ¡Ah! Quieres echarme, te molesta mi presencia - con tono burlón.<br />

- Eso nunca. Es que no quiero hacerte perder clase - le aclaré.<br />

- Siempre estaré para mi mejor amiga -


140<br />

Presagio<br />

Un ruido agudo invadió el silencio e interrumpió mi trance de sueño,<br />

al abrir los ojos me encontré con un brillante nuevo día que se<br />

asomaba indiscreto por la ventana; también por allí entraba el<br />

estruendo que me despertó.<br />

Al levantarme de mi cama para ver por allí la procedencia del ruido,<br />

observé que se trataba de Thomas y papá comenzando a construir su<br />

proyecto de primavera, una casa del árbol. Me provocó envidia ver a<br />

Thomas correr tras papá y divertirse juntos, sus risas eran aún más<br />

fuertes que el estruendo que me condujo a la ventana.<br />

Mis padres solían comportarse igual conmigo antes de que Thomas<br />

naciera, y no es que deseara que Thomas no hubiese nacido, es mi<br />

hermano y lo quiero, tampoco podría imaginarme una vida sin él,<br />

pero... me resulta injusto que centren su atención más en él.<br />

Cambiaron cuando les conté lo de las visiones y las apariciones,<br />

comenzaron solamente a ignorarme. Mi papá cree que soy una<br />

mentirosa que le oculto cosas todo el tiempo, pero no tengo otra<br />

opción que evadir sus preguntas, reservarme mi martirio; de todas<br />

formas no me creerían y me verían como una loca. Por esa misma<br />

razón, jamás permitiré que ese mismo secreto extinga la<br />

incondicional amistad de Jimmy.<br />

Son más punzantes y acosadoras las ansias cuando no encuentro<br />

nada en que entretenerme, las horas que marca el reloj de la sala me<br />

resultan increíbles de creer, como si pasaran horas antes de que la<br />

manecilla se moviera. Luego de resistir horas Jimmy y Derek llegaron<br />

una hora más temprano de lo acordado, algo muy conveniente. Yo<br />

me preparé mientras Jimmy convencía a mi papá. Supuse que le sería<br />

más difícil hacer que mi padre aceptara, pero al parecer lo encontró<br />

de buen humor.<br />

Aparcamos entre un millar de autos, los demás nos esperaban en el<br />

estacionamiento; Tommy, Frank y Sami, los de la banda de Jimmy:<br />

Jared, Aaron y Bryson, por último, Cary, quien esperaba a Jimmy; me<br />

sorprendió ver a Emma llegar en ese instante; le hacía bien<br />

entretenerse.


141<br />

Primero, entramos a una conferencia que hacían dos sujetos acerca<br />

de los avistamientos de ovnis, mencionaron el triángulo de las<br />

bermudas, la única parte que robó mi interés. Lo que realmente<br />

quería escuchar era que hicieran mención a la palabra fantasma, pero<br />

este no fue el caso. Bueno, no era la única conferencia, seguramente<br />

alguna otra se concentrara únicamente en las presencias. Aunque...<br />

no sé lo que esperaba escuchar que pudiese servir de auxilio.<br />

Derek y Tommy no colaboraban en la causa, literalmente encima mí<br />

todo el tiempo, uno a cada lado, me era incomodo mostrar interés en<br />

los están que referían a presencias con ellos dos cerca, tampoco era<br />

capaz de pedirles que me dejaran sola, no ideaba una forma para no<br />

sonar grosera y menos sonar misteriosa. Derek en una de sus<br />

preguntas, hizo que Tom regresara a mis pensamientos en el<br />

momento que comprábamos unos recordatorios.<br />

- Y dime... Jimmy me dijo que un tal Mark es mi competencia ¿es eso<br />

cierto? ¿Tengo oportunidad contra él? -<br />

- Es más bien molestia -<br />

- Si no es él, ¿entonces quién? Porque sospecho que hay alguien ¿eh?<br />

- Acusó.<br />

"sí..."<br />

- ¿Entraremos a otra conferencia? - Evadí su pregunta mientras<br />

miraba mi volante.<br />

- Está bien. Si no quieres hablar de eso. Dime ¿Qué quieres hacer? -<br />

No podía esquivar el rostro pensativo, Tom estaba otra vez<br />

colonizando mi cerebro y trajo consigo la pesadilla en la que<br />

aparecía.<br />

Pasamos a dos conferencias más, en esta ocasión refería a personas<br />

que relataban su encuentro fantasmal, algunos de ellos prevalecieron<br />

en mi cabeza; el de aquella mujer que por medio de brujería, la<br />

maldijeron enviándole una presencia que la alejaba de la gente y no la<br />

dejaba dormir; también le causaba serias heridas en la piel, y la<br />

presencia solía lastimar a las personas que hicieran próxima su<br />

cercanía. Esperaba que alguien fuera como yo, pero ellos lo vivieron<br />

solo una vez, no se compara ni de lejos con lo que vivo a diario, eran<br />

afortunados de que las cosas se dieran así y hubiesen tenido un fin.<br />

Pasaban gente del público a compartir sus historias, algunos solo


142<br />

eran relatos tontos que involucraban que les habían encendido la luz<br />

o el televisor, que presenciaron alguna sombra fugaz, algunos incluso<br />

mintieron, lo supe porque conozco a todos las clases de entes, y sé<br />

qué hace cada uno y el destino que les permite alcanzar su poder.<br />

Mientras visitábamos cada uno de los establecimientos apareció ante<br />

mis ojos una tienda que resaltó sobre las demás; vendía artículos en<br />

los que destacaban los atrapa pesadillas, llevaba un gran título en la<br />

parte superior: "el significado de los sueños". No tuve que pensarlo.<br />

Tomé mi dinero para juntar la suma de diez dólares que indicaba el<br />

precio por la sesión, me apresuré para acercarme, y Derek fue tras de<br />

mí otra vez.<br />

"Rayos"<br />

- Oye, ¿a dónde vas? Te perderás del grupo entre tantas personas -<br />

me advirtió.<br />

- No voy a tardarme, solo iré allí - le señalé el lugar.<br />

- Bueno, pero... solo si me dejas acompañarte -<br />

Me impuso la condición, ¿qué más opción tenía? parecía un chicle.<br />

El hombre encargado de verdad causaba escalofrío; lucía una cicatriz<br />

que recorría su rostro desde su oreja hasta su labio superior, y otra<br />

que se extendía desde su frente hasta esconderse en su cuero<br />

cabelludo. Su cabello era negro, largo y alborotado, sus ojos negros<br />

poseían recónditas ojeras, su vestuario era de color negro y su piel al<br />

descubierto estaba tatuada con figuras diabólicas. Noté en el rostro<br />

semicircular y en los ojos avellana de Derek el pavor aún más fuerte<br />

que el mío que le provocó aquel hombre, con su mano hizo un leve<br />

jalón a mi camisa seguido de un gesto para que nos marcháramos.<br />

Me causó gracia su acto de cobardía. Lo ignoré y me dirigí al<br />

hombre.<br />

- Disculpe señor, quiero una sesión - le extendí mi mano con el<br />

dinero.<br />

- Pase - recibiendo el dinero y levantándose de su asiento.<br />

- Caro, ¿estás segura de entrar ahí? Mira a ese tipo. Mejor vamos a<br />

otro lado, no debe ser el único lugar por aquí en donde se interprete<br />

el significado de los sueños - me indicó.<br />

- Descuida, será solo unos minutos - acallé.


143<br />

Crucé la cortina negra que daba con un espacio pequeño iluminado<br />

por una luz roja, el lugar lo decoraban velas y signos desconocidos<br />

en las paredes, en el centro una mesa ocupada por libros y naipes<br />

con imágenes distintas a las comunes en las cartas, y con una silla a<br />

cada lado opuesto. Me senté en una de las sillas y el sujeto igual,<br />

Derek se paró tras de mí.<br />

- Empiece, dígame ¿cómo fue su sueño? - Ordenó con tono lúgubre<br />

que hacia juego con el entorno y con su aspecto.<br />

Volví mi rostro hacia Derek, de inmediato captó mi mensaje y puso<br />

los ojos en blanco.<br />

- De acuerdo, me voy, pero te estaré esperando afuera - me aclaró.<br />

Se dio la vuelta y atravesó nuevamente las cortinas abandonando el<br />

lugar.<br />

- Bueno... soñé que... - tararé mientras buscaba una forma de<br />

interpretar mi sueño sin decir algo que le pudiese parecer absurdo -<br />

Al principio estaba en un lugar oscuro completamente sola, pero<br />

después me rodeaba un círculo de personas heridas y sangrando que<br />

luego pude ver con un poco de luz que surgía de un agujero muy<br />

alto, el piso estaba cubierto de sangre y niebla. Después salió un<br />

hombre vestido de negro al que esas personas le abrían paso y... -<br />

conté.<br />

- ¿Tenía ojos negros? - Interrumpió.<br />

- No, no podía ver sino solo su boca - contesté.<br />

Con su mano me indicó continuar.<br />

- Llevaba en su manos una cadena que ataba las manos de... Tom -<br />

pausé el relato para comprobar si asumía una reacción, pero solo era<br />

un nombre, dudé que pudiese entender que se trata de un fantasma -.<br />

Y ese hombre le prohibió estar... cerca de mí - relaté.<br />

- ¿Cadenas rojas? - Preguntó.<br />

- Sí... - con tono sorprendido.<br />

- ¿Quién es Tom? -<br />

- ... Alguien -<br />

- Sea más específica - estableció.<br />

- Lo estoy siendo - mentí.


144<br />

- Miente, no lo está haciendo. Él está muerto ¿no es así? y aún sigue<br />

en contacto con usted. Si no fuera por eso, entonces... ¿Por qué la<br />

parca querría alejarlo de usted? - Afirmó.<br />

Su afirmación me tensionó todo el cuerpo, me puso helada y me<br />

erizó la piel, pero su pregunta capciosa me atropelló aún más fuerte.<br />

- ¿Me equivoco, señorita? -<br />

Mis ojos debieron casi salirse de sus órbitas.<br />

- ¿La parca? ¡¿Cómo que la parca?! Explíqueme - exigí.<br />

Mi tono se había vuelto alterado sin pensarlo, lo que provocó que él<br />

frunciera el ceño.<br />

- ¿Por qué dijo eso? -<br />

- Porque no soy un fraude -<br />

Jamás creí que lo fuese y tampoco llegué a pensar que pudiera<br />

desvelarme apoyándose en palabras huecas que salían de mis labios,<br />

que de ningún modo pudiesen hacer que llegara a esa conclusión.<br />

- Descuide. Yo ya he escuchado todo tipo de historias que para las<br />

demás personan pueden sonar ilógicas. Conocí a una mujer que<br />

podía soñar con las muertes de las personas que veía en el metro, en<br />

su trabajo, en cualquier parte, aunque no las conociera y claro,<br />

soñaba con las personas que sí conocía. También frecuenté a un<br />

sujeto que noche tras noche soñaba con una manera de morir<br />

diferente en la que culminaba su vida, unos meses después... murió,<br />

tal y como lo soñó por última vez. Incluso esa historia no es muy<br />

insólita, pues también traté a una chica que veía a su hermana menor<br />

morir. No le diré la forma en que murió esa pequeña, no quiero<br />

perturbarla. Y, aún no acabo; sé también de una anciana que se veía<br />

con su esposo en sus sueños, su esposo había fallecido hace años.<br />

Señorita... no hay una historia que pueda sorprenderme. Y, todos<br />

esos sueños no eran tan específicos, no, yo se los interpreté -<br />

Sí, definitivamente esas historia sacudían los huesos y él estaba<br />

familiarizado con ellas.<br />

- Está bien. Sí. Seré específica - inhalé una sustanciosa cantidad de<br />

aire -. Tom está muerto - admití.<br />

- Así está mejor. No tiene que ocultarlo, no de mí, porque en el<br />

momento en que empiezan a relatarme un sueño, yo lo veo. Son<br />

como... flashback veloces, a los que tengo que poner toda mi


145<br />

concentración para entenderlo. Ese es mi don - seguidamente<br />

recostó su espalda contra la silla colocándose en una posición más<br />

relajada -. Escuche... lo que tuvo fue una visión previa en su sueño<br />

de un hecho que le aguarda - concluyó.<br />

- Sea más específico - indiqué.<br />

- Lo que tuvo fue una revelación de un suceso que ocurrirá, un<br />

vistazo a un futuro evento detallado pero subjetivo, que involucra<br />

esas condiciones - argumentó.<br />

- ¿Le prohibirán que vuelva a verme? -<br />

- Tengo la sensación de que su alma es imperativa, tanto así que la<br />

parca misma reclama por ella, ¿por qué? ¿Qué es usted? -<br />

Quería dejar el lugar, no porque aquel sujeto me hubiese puesto al<br />

descubierto, sino por lo que decía, cada palabra que abandonaba su<br />

boca me sacudía en escalofríos.<br />

- ¿Existe alguna manera de evitarlo? - evadiendo sus cuestiones.<br />

Soltó una carcajada que inundo cada rincón en aquel espacio.<br />

- En asuntos del otro mundo, los mortales no podemos intervenir.<br />

Aunque claro, si mis sospechas son precisas y usted no es como las<br />

demás... -<br />

- ¡Basta! - detuve sus especulaciones, él no era la persona con la que<br />

deseara exteriorizarme, y aunque estuviese tan sumergido en ello me<br />

asustaba confirmar su merodeo.<br />

- Bien, como ya le dije antes: mi intención no es perturbarla - calló<br />

unos instantes -. En resumidas cuentas, pude ver que... Tom,<br />

¿cierto?, se negaba. Eso traerá consecuencias. Mi consejo es...<br />

interfiera usted si él no lo hace -<br />

Al cruzar otra vez la cortina negra me encontré a Derek peinándose<br />

su cabello café rojizo con las manos; me esperaba como lo había<br />

dicho y también se nos había unido Tommy de nuevo, quien comía<br />

una rebanada de pizza y sostenía otra en su mano. Aunque traté de<br />

todas formas, salir mostrándome apacible y sonriendo, fue imposible<br />

encubrir la transparencia de mi afectado rostro que exponía la<br />

aflicción.<br />

Derek y Tommy se acercaron rápido al mismo tiempo para<br />

interrogarme, tal vez convino con la expresión que demarcaba mi


146<br />

rostro. Pero antes di un vistazo tras de mí, aquel sujeto me dirigió<br />

una mirada fría que me erizó la piel.<br />

- ¿Estás bien? - Preguntó Tommy.<br />

- ¿Qué te dijeron? - Seguido de Derek.<br />

- Nada que sea de su interés -<br />

Se me escapó un tono rudo, fue algo que tampoco supe medir.<br />

- ¡Wow! Que dura. Tranquila, lo siento no quise molestarte, solo fui<br />

curioso, no lo volveré a hacer - me aclaró Derek.<br />

- No, discúlpenme. Mejor vamos y buscamos a los demás para no<br />

perdernos de ellos - sugerí cambiando de tema.<br />

- Toma, te compré pizza - mientras me la ofrecía Tommy.<br />

- ¡Gracias! - Le sonreí.<br />

El intruso era Dereck, Tommy había sido mi amigo por dos años, su<br />

presencia la toleraba, pero Dereck... era un caso aparte. Apenas le<br />

conocía.<br />

Continuamos el día asistiendo a más conferencias en distintos<br />

pabellones, también comprando recordatorios en las tiendas. Tantos<br />

relatos sobre intimidantes espíritus, pero era eso, relatos con un<br />

principio y un final, y, en aquellos finales, no había una resolución<br />

innovadora que no hubiese probado ya. Aunque dejaba suelta la<br />

posibilidad de realizarme un exorcismo. Un poco irónico.<br />

Tommy se comportó conmigo mejor que nunca, cualquier cosa que<br />

llamara mi atención, él estaba dispuesto a obsequiármela, pero claro,<br />

no podía aceptarlas; anteponía el pagarlas con mi propio dinero. No<br />

le correspondería, quería a todo coste no permitirle presumir<br />

cualquier rastro de presunción que pudiera herirle. No podía<br />

corresponderle ni a él, ni a Derek y tampoco a Mark.<br />

Había llegado la hora de que partiéramos a casa, pues era tarde, más<br />

de las once. Mi celular a igual que el de muchos registraban<br />

insistentes llamadas perdidas. De momento sentí angustia por la<br />

reprimenda que pudiese aguardarme en casa.<br />

Todos nos encontrábamos en el estacionamiento escogiendo en que<br />

auto regresar, por mi parte era obligatorio ir en el auto de Jimmy (ya<br />

que me llevaría directamente a casa).<br />

- Vayamos mañana al skate. Habrá competencias - sugirió Frank.<br />

La mayoría acordaron asistir al día siguiente.


147<br />

Bryson, con quien no había tenido una relación de amistad aún, se<br />

acercó a mi lado y comenzó a hablarme.<br />

- ¿Y tú? ¿No vas a acompañarnos mañana? - Preguntó.<br />

- No puedo. Mi papá no va a dejarme después de llegar tan tarde -<br />

- Podría ir a pedirle permiso y convencerlo. Y si quieres te recojo -<br />

ofreció.<br />

- Veré si puedo. En todo caso, si puedo ir, le diré a Jimmy -<br />

- ¡Genial! Más te vale ir. Te estaré esperando - me advirtió.<br />

- Caro, vayámonos en el auto de Frank - intervino Tommy.<br />

Jimmy corrió saltando hacia donde nos encontrábamos, con Cary<br />

tomada de la mano. <strong>Los</strong> demás comenzaron a formar los grupos<br />

para subir a los autos disponibles, Frank llevaría a Tommy y a Aaron,<br />

Jared iría solo, ya que debía recoger a su hermana y amigos en un bar<br />

no muy apartado de la convención; Bryson se haría cargo de Sami,<br />

Emma y Cary, y Jimmy de Derek y yo.<br />

- No. A Caro la llevo yo, le prometí a su papá que me haría cargo de<br />

ella -<br />

- ¿Por qué no mejor la llevo yo?, voy a llevar a todas las chicas, no<br />

tengo problema con llevarla a ella también - propuso Bryson.<br />

- ¡Sí!, Caro ven con nosotras. Ya oíste a Bryson, va a llevarnos a<br />

todas, ven ¿sí? - Me pidió Emma.<br />

- No lo sé, no quiero incomodar. Mi casa está muy apartada de las de<br />

ustedes - objeté.<br />

- No hay ningún problema, por favor, ven con nosotras - insistió<br />

Emma.<br />

- Está bien - asintiendo.<br />

- Pero cuídala mucho Bryson, a ella y a todas. Maneja despacio - le<br />

ordenó Jimmy.<br />

- Descuida -<br />

En la radio sonaban canciones de una banda británica que nos<br />

acompañó todo el camino. La autopista estaba desierta y oscura con<br />

escasa niebla extendiéndose por el suelo, era una situación insegura y<br />

causaba desconfianza.<br />

Miraba por la ventana del auto, los demás seguían cantando al ritmo<br />

de la canción, cuando una luz escasa apareció a unos metros<br />

adelante. Ellos parecían ignorar la existencia de la luz, decidí no


148<br />

decirles nada, porque tal vez era algo que solo podía ver yo. La<br />

distancia se hizo corta y prevalecía curiosa al acercamiento por<br />

completo, segundo a segundo la atmósfera se volvió indecisa, un<br />

presentimiento ambulante me pedía cambiar de plan, comprendí que<br />

se trataba de algo fuera de lo normal y peligroso. Opté por cerrar los<br />

ojos y dejar que las cosas simplemente se dieran.<br />

Una mujer joven, demasiado joven, con su rostro golpeado e<br />

inundado en lágrimas, sus ropas rasgadas y machadas de sangre<br />

cubrían una pequeña parte de su cuerpo. Al final no pude soportarlo<br />

y abrí los ojos, esa mujer había sufrido una cruel muerte y su aura<br />

extendida por el lugar impulsaba llanto. El auto siguió derecho sin<br />

notar su presencia, a excepción de Emma.<br />

- ¡Maldita sea!, pobre mujer ¿la vieron? - Con sus ojos húmedos -<br />

Deberíamos ayudarla. ¡Para!, ¡Bryson! ¡Para! - exclamó alarmada.<br />

Bryson instintivamente piso en freno y desaceleramos en seco<br />

ocasionando que nuestros cuerpos fuesen empujados al frente.<br />

Giré el rostro hacia mi lado donde se hallaba Emma, mis ojos la<br />

miraron totalmente sorprendidos, pero no fui la única, todos en el<br />

auto copiaron mi movimiento y expresión. Bryson buscaba con su<br />

hoja a la mujer mencionada. Luego estiró su mano para apagar la<br />

radio. Emma no entendía lo que sucedía y mucho menos yo.<br />

- ¿Qué mujer? - inquirió Bryson.<br />

- Yo no vi a nadie - mencionó Cary.<br />

- Yo tampoco - agregó Sami.<br />

- Estaba herida - insistió Emma.<br />

Bryson abrió la guantera y tomó una linterna de allí, continuamente<br />

abandonó el auto y a través de los cristales lo vimos devolverse por<br />

la orilla de la autopista, buscando vislumbrar a la mujer con la<br />

linterna.<br />

No podía asimilarlo. Me invadieron los nervios, deseaba<br />

intensamente que el auto recobrara su rumbo nuevamente antes de<br />

que la presencia notaba mi energía orbe.<br />

La volví a ver. En esta ocasión, la preví cruzando la autopista a unos<br />

metros delante del auto. Una corriente de nerviosismo adjudicó mi<br />

cuerpo. Giré para ver a Emma, y comprobar si ojos estaba atrapando<br />

esa escena igual que los míos, pero ella no lo estaba presenciado, no


149<br />

fue porque la presencia atraviesa inadvertida su vista, sino porque<br />

Emma tenía sus ojos apuntando hacia el medallón del auto.<br />

Asechando a Bryson en busca de la mujer igual que Sami y Cary,<br />

convertido en una figura borrosa por culpa del cristal empañado.<br />

¿Y si llamo su atención para que lo atestigüe? No, no podía causarle<br />

ese mal, no en presencia de ellos.<br />

La mujer fue consumida por la oscuridad que las luces del auto no<br />

vencían. Fue entonces cuando Bryson regresó al auto y un auge de<br />

alivio reclamada mi estabilidad.<br />

- No hay nadie -<br />

- ¿Cómo que no había nadie? - Objetó Emma.<br />

- Mejor vámonos, ya me está dando miedo - pidió Sami al mismo<br />

tiempo que recelaba el entorno.<br />

Bryson acató y echó a andar el auto.<br />

- Bryson, no. Te digo que la vi, puede necesitar nuestra ayuda -<br />

- Lo mejor es avisarle a la policía. Nosotros no podemos ir a<br />

buscarla. Piensa, si alguien le hizo daño puede que si permanecemos<br />

aquí corramos con la misma suerte - teorizó Cary, también poseída<br />

por los nervios.<br />

En ese instante el auto sobrepasó una vez más a la presencia, en esta<br />

ocasión cruzando el carril al lateral de otro carril que ocupaba el auto.<br />

Emma lo presenció, sus ojos casi abandonan sus órbitas cuando<br />

captaron a la mujer.<br />

- ¡Hay esta! - señaló apresuradamente y arrastró consigo la mirada de<br />

los demás colocada en la dirección en que su índice apuntaba. Luego,<br />

las miradas se re direccionaron a Emma, ojos escépticos cayeron<br />

encima de ella.<br />

- Oye, Emma. Las drogas son malas ¿lo sabías? - Bromeó Bryson<br />

mientras reía.<br />

- ¡¿Qué?! ¿No la vieron? A esa mujer toda sangrada... - todos<br />

continuaron con rostro sorprendido - estaba en el otro carril. Es<br />

increíble que no la hayan visto. Caro la vio ¿no es verdad? - Me<br />

involucró.<br />

Ante la evidencia no supo cómo reaccionar, opté por callar y forcé a<br />

mi mirada a salir por la ventana.<br />

- Lo imaginaste, Emma - le aseguró Bryson.


150<br />

- Entonces... o estoy loca, o me asustaron -<br />

- Creo que todo esto de la depresión porque te botó Kevin te está<br />

volviendo loca - la acusó Cary con un tono malhumorado.<br />

- ¡Uy...! eso dolió - bullaron los demás.<br />

- ¿Cuál es tu maldito problema, Cary? - Frunciendo el ceño.<br />

Sabía que ella decía la verdad. Me acribillaba que la llamaran loca, de<br />

la misma forma me llamaron cuando le conté a mi familia de los<br />

fantasmas que veía, cuando me escuchaban gritar a la mitad de la<br />

noche, cuando golpeaba la puerta de su habitación porque estaba<br />

atemorizada, cuando huía del porque veía a un espíritu vestido de<br />

conserje pasearse por la escuela. Cada uno de esos momentos en<br />

donde dudaron de mi cordura, fueron solicitados por mi memoria.<br />

Me llevaron con un psicólogo, él tampoco creyó ni una sola de mis<br />

palabras, así que sugirió a mis padres que necesitaba un tratamiento<br />

más riguroso, más concretamente, ser atendida por un psiquiatra.<br />

Todos los días después de la escuela tenía que verle, y no fue hasta<br />

que negara las visiones que dejaron de someterme a las medicinas y a<br />

las citas. Podía ayudarla, pero temía que me llamaran igual. Es muy<br />

frustrante estar encerrada entre cuatro paredes de secretos. Al final<br />

me tentó lo que creí correcto.<br />

- Tiene razón, había una mujer golpeada y sangrando allí atrás. Yo la<br />

vi - confesé.<br />

- Se los dije, ustedes no me creyeron - les reprochó.<br />

Deambuló unos segundos de mudez en el auto y no se quebró ese<br />

silencio hasta que Bryson tomó la iniciativa.<br />

- OH... ¡carajo!, ¿entonces vieron un fantasma?-<br />

- ¡Ah! Yo no me di cuenta cuando la pasamos. Lo siento, Emma - se<br />

disculpó Cary con un tono sutil.<br />

- ¿Y si regresamos? Tal vez captemos algo con la cámara del celular -<br />

propuso Bryson.<br />

- No, por favor - supliqué sin darme que cuenta que le había añadido<br />

a mi tono la angustia y el miedo.<br />

- Caro tiene razón. Todo esto me está dando mucho miedo -<br />

convino Sami.<br />

Me abrazó una brisa de alivio cuando entendí que en esta ocasión me<br />

presentaron a la credulidad, y se sentía sosegadora.


151<br />

Como era de esperarse mi padre se molestó por la hora en que<br />

llegué; no hubo justificación que lo hiciera entrar en razón y por<br />

supuesto no dudó en imponerme un castigo.<br />

El domingo en la mañana papá condujo a donde la abuela y de ahí a<br />

la iglesia, justo en pleno sermón Jimmy me enviaba mensajes para<br />

que asistiera al skate, pero era gastar aliento en pedirle permiso a mi<br />

padre.<br />

Después de salir de la iglesia fuimos a un almuerzo que organizaba el<br />

jefe de mi padre en su fastuosa casa. Temí inmensamente<br />

encontrarme con una presencia, pero luego de examinar a fondo la<br />

probabilidad, concluí que podría ser favorable. Si una presencia me<br />

embestía, tal vez..., no, certeramente Tom acudiría a ayudarme y así<br />

se rompería su ausencia. Pero no fue el caso. La casa estaba limpia de<br />

auras, era una construcción muy reciente, sin una historia sembrada<br />

en sus tierras. Me pareció eternamente aburrido la asistencia a aquel<br />

lugar.<br />

La noche era aún más vil, tenía mucho en que pensar, me asustaba<br />

recordar las palabras de ese hombre que revelaba el significado de los<br />

sueños, me atemorizaba cada palabra que pronunció y la resolución<br />

que sugirió.<br />

El lunes en la mañana estuve en clases, fue una gran distracción<br />

durante la mitad del día, con deberes y trabajos envolviendo mi<br />

cabeza. Todos hablaban de lo estupendo que estuvo la competencia<br />

de skate, incluso Emma asistió, me reconfortaba que se estuviera<br />

poniendo bien de nuevo.<br />

En clase de gimnasia, Emma se sentó a mi lado en las gradas para<br />

recordarme el acontecimiento de la mujer en la autopista, me<br />

perturbaba tener que aceptar que sí la había visto, y en lo absoluto<br />

compartir sus opiniones.<br />

- Fue lo más extraordinario que me hubiese pasado antes. Ver un<br />

fantasma es genial, se siente muy bien. Ayer todos quedaron<br />

asombrados con mi historia. Quisiera ver otro ¿no crees que es<br />

genial? -<br />

- No lo sé Emma, tal vez lo sea - con tono amargo.<br />

Luego llegó Jimmy con su cuerpo y ropas sudadas y se sentó en<br />

medio de las dos, lo que hizo que a Emma le molestara y se apartara.


152<br />

Jimmy rió a carcajadas revelando que esa era precisamente su<br />

intención.<br />

- Espero no la haya perdido con tu papá. Me costó mucho trabajo<br />

convencerlo de que te dejara ir a la convención y lo arruiné<br />

haciéndote llegar tarde - mencionó limpiaba el sudor de su rostro<br />

con una toalla -. A propósito... ¿Qué quiso decir ese día cuando dijo<br />

que no quería que te llenaras de más ideas alucinatorias con esa<br />

convención? -<br />

No supe fingir una expresión de confusión, la reacción en mi rostro<br />

delató que sabía a lo que se refería.<br />

- No lo sé... quizás... se... refirió a algo futuro - tarareé.<br />

De inmediato notó mis nervios.<br />

- De acuerdo, como de costumbre no confías en mí, no me dices<br />

nada. Me estoy empezando a cansar de esto, así no se puede con una<br />

amistad - con tono alterado.<br />

- Jimmy, ¿pero qué quieres que te diga? -<br />

- La verdad, quiero que me cuentes las cosas como yo te las cuento a<br />

ti... te cuento todo, los problemas que tengo en casa con mis padres,<br />

la crisis económica en la que anda papá, que salgo con Cary, los cien<br />

dólares que le robé a mi papá para la convención, que rayé sin culpa<br />

el carro de Frank, que siempre que puedo me tomó las cervezas de<br />

papá; te cuento lo que siento, lo que me asusta, lo que no me gusta,<br />

te cuento todo y tú simplemente no eres capaz de contarme algo tan<br />

insignificante - confesó.<br />

- ¡¿Cómo sabes que es tan insignificante?! - Con tono enojado.<br />

- ¡Exacto! ¡No lo sé, porque tú no me lo cuentas! - De la misma<br />

forma.<br />

Se levantó exaltado del lugar tras nuestra pelea.<br />

"Detesto esto".<br />

Lo que restaba de clase se mantuvo a metros de mí, sin siquiera<br />

dirigirme la palabra y así continuó durante todo el día. Jamás antes<br />

había peleado con Jimmy, siempre fuimos tan unidos, quizás estaba<br />

equivocada y él tenía razón. Si su intención era lograr con todo esto<br />

que me sintiera culpable, lo consiguió. Tenía ganas de llorar, pero no<br />

merecía la pena dedicarle lágrimas a ello.


153<br />

En la tarde me senté en el estudio a repasar los temas de toda la<br />

semana, no les había prestado atención por mantener mi cabeza<br />

ocupada con Tom, pero no conseguiría nada con eso, aún<br />

permanecía en mi cabeza. Esperé también la llamada cotidiana que<br />

Jimmy hacia todas las tardes, pero esta vez fue diferente.


154<br />

El regreso<br />

Jimmy me dedicó miradas de culpabilidad durante toda la clase de<br />

literatura, fue muy incómodo, al parecer iba más en serio de lo que<br />

imaginaba.<br />

Me hallaba con apatía sentada en las deshabitadas gradas de la cancha<br />

de tenis, recordando, a veces hervían en mi cabeza y me era<br />

necesario traerlos de lo recóndito. Escuché unos fuerte pasos golpear<br />

contra el suelo que subían las gradas, pero opté por ignorarlos ya que<br />

por fin en mucho tiempo me tomaba tiempo para pensar en mí, en el<br />

futuro, en mis intereses, en mis sueños y necesidades, y es que luego<br />

de pasar momentos como los que padecen las cenizas tras arder en el<br />

fuego me desfragmentaba con cada día inquieto de miedo para<br />

cuando llegara el siguiente.<br />

<strong>Los</strong> pasos se detenían a momentos y luego continuaban adyacentes<br />

con cada paso. Un movimiento involuntario hizo girar mi cabeza<br />

para ver; se trataba de Jimmy, quien se acercaba con pasos indecisos;<br />

al verme, bajó los ojos al piso en señal de arrepentimiento, se sentó<br />

muy próximo de mi lado y suspiró. Se tomó unos segundos para<br />

tragarse su orgullo porque sabía que él tenía la razón.<br />

- Lo siento, no quiero seguir enojado contigo, o más bien… no<br />

puedo seguir enojado contigo, me haces falta ¿amigos otra vez? -<br />

Confesó con voz suave y con una sonrisa.<br />

Sacó de su bolsillo un chocolate con una frase en el respaldo de su<br />

envoltura y me la obsequió.<br />

- “Amigos por siempre” - leí-… los mejores - complementé.<br />

Lo abrasé con ferocidad y seguido se escucharon nuestras risas. Al<br />

menos esa parte ya se había solucionado.<br />

En casa trataba de leer una novela, la divina comedia; era una tarea<br />

de literatura, un libro bastante perturbador para hacerme recordar los<br />

acontecimientos de mi vida diaria y experiencias estremecedoras en<br />

el infierno ardiente. Trataba de leerlo, porque parecía imposible con<br />

Thomas girando con un avión de juguete en la mano por todo el<br />

estudio, estaba tan irritada que de puro impulso tomé el bolígrafo y<br />

se lo lancé en la cabeza, de inmediato se detuvo y me enseñó sus<br />

puños.


155<br />

- ¡¿Quieres dejar de correr por todo lado?! ¡No me dejas concentrar!<br />

Vete a otro lado - le grité.<br />

- Este es el estudio de papá no el tuyo. Le voy a decir a mi mamá que<br />

me pegaste - amenazó.<br />

- Fue con un bolígrafo, niña. Además, yo siempre vengo aquí. Vete a<br />

jugar a otro lado - le ordené.<br />

Dejó su avión en el escritorio, me hizo una mueca y salió corriendo<br />

del estudio. Me sorprendió que concluyera victoriosa, Thomas es de<br />

los que se salé con la suya.<br />

Después entró mi madre con un vaso de jugo en la mano y lo puso<br />

sobre el escritorio.<br />

- ¿Cariño, te demoras mucho haciendo eso? -<br />

- Sí, ¿Por qué? -<br />

- Debo hacer unas compras en el supermercado y no quiero ir sola,<br />

pero me tardo mucho -<br />

- Dile a Thomas, él no está haciendo nada - le sugerí.<br />

- Sí, mejor. Ya sabes, si llaman a la puerta no abres, si llaman al<br />

teléfono no contestas y no salgas hasta que lleguemos - me recordó.<br />

Luego llegó Thomas con más juguetes y los acomodó en el suelo, y<br />

continuó con más estresantes ruidos que hacía con la boca y los<br />

paseaba por mi cara. Justo lo que creí, no se daría por vencido.<br />

Luego de un rato Thomas se fue a acompañar a mamá, pero sentí<br />

una corriente de aire estrellarse en mi espalda y me arrepentí de<br />

haber permitido que me dejaran sola. Lo primero que hice para<br />

tranquilizarme un poco, fue darle la vuelta a la pintura del niño Judío<br />

y dejar visible el respaldo.<br />

Cuando fui a la cocina por algo de beber y regresé, me quedé muda<br />

en el umbral del estudio, al principio me quedé petrificada y me<br />

electrocutó una corriente de miedo por mi espalda que se extendió<br />

por todo mi cuerpo y me sacudió todo por dentro, en ese momento<br />

ya no fui capaz de entrar. La pintura a la que había dejado con el<br />

respaldo visible, estaba otra vez volteada, dejando a la vista el retrato<br />

del niño, y al verlo formó una sonrisa macabra que expuso todos sus<br />

dientes. Salí apresurada de la casa incapaz de regresar hasta que<br />

volvieran mi madre y mi hermano. Esperé en el jardín delantero<br />

donde podía ver las personas pasar.


156<br />

- Hola… - saludó alguien con tono amigable tras de mí.<br />

Era un joven que jamás antes había visto; estaba parado a corta<br />

distancia con una amigable sonrisa. Tenía el cabello abundante y<br />

marrón bronce, los ojos negros, con un atractivo notablemente<br />

sobresaliente. Se pasó la mano por la parte de atrás de su cabello y se<br />

lo despelucó un poco más. Estaba esperando que yo le dijera algo,<br />

pero decidí reservarme el saludo, así que él continuó.<br />

- Soy nuevo aquí, acabamos de mudarnos a la casa de allá - explicó<br />

mientras señalaba su casa ubicada al lado del sombrío parque - Estoy<br />

un poco desubicado, no encuentro el parque ¿sabes… sabes dónde<br />

está? -<br />

Me causó risa su pregunta de modo que el encogió sus cejas en<br />

expresión confundida.<br />

- ¿De verdad? Porque es muy sencillo. Está al lado de tu casa - reí<br />

entre dientes.<br />

En su rostro se formó una expresión avergonzada.<br />

- ¡OH! Sí… es que… yo… este… la verdad no creí que ese fuera el<br />

parque, es pequeño y además está solo y… por eso… ¡ah! soy Raely<br />

¿y tú? - Explicó tarareando.<br />

- Soy Caroline -<br />

Comenzó a sonar en teléfono en mi casa, los dos lo escuchamos,<br />

sabía que no podía contestar, pero debía entrar e identificar el<br />

numero al menos, quizá se trataba de la llamada diaria de Jimmy o de<br />

mi padre.<br />

- Lo siento, debo entrar - agité la mano en el aire.<br />

- Si necesitas algo, solo avísame. Ya somos vecinos - ofreció.<br />

Asentí con la cabeza y me di vuelta rumbo a la puerta.<br />

- ¡Oye! - Gritó.<br />

Volví el rostro hacia él.<br />

- Fue un placer conocerte - agregó.<br />

Luego ambos sonreímos.<br />

Efectivamente quien llamaba era Jimmy, tomé el teléfono y salí<br />

corriendo por la puerta trasera al jardín en la parte de atrás de la casa,<br />

cuidando que nadie siguiera mis espaldas. Estuve un buen tiempo<br />

hablando con Jimmy y así el tiempo fue menos tedioso.


157<br />

Me quedé contemplando las flores de la primavera que despertaba, y<br />

las rocié con agua, así permanecí durante un buen rato, pero me<br />

cansé y me senté bajo un abeto con la espalda recargada sobre su<br />

tallo, cerré los ojos y me dejé llevar por el sonido de los pájaros, el<br />

silbido del aire, el de las hojas de los árboles como si se sacudieran y<br />

estrellaran entre ellas. Luego percibí un sonido que definitivamente<br />

reconocía por sobre todos, me aceleró el corazón, fue el sonido de<br />

una respiración, como un suspiro completamente audible, como si<br />

estuviera muy cerca de mí. Abrí los ojos y mis labios se curvaron<br />

involuntariamente.<br />

- Tom… - susurré.<br />

- Lamento haberla hecho esperar tanto, necesitaba tiempo. Yo… no<br />

sé cómo comenzar a expresarme - con tono suave.<br />

Quise levantarme para alcanzar su altura, pero se anticipó y apoyó<br />

sus rodillas sobre el suelo e intentó pronunciar algo que se quedó<br />

entre sus labios otra vez.<br />

- Solo… hazlo - pronuncié.<br />

- … Quiero protegerla de todo lo que pueda hacerle daño. Quiero<br />

hacerla sonreír cada día y permanecer a su lado. Usted… me<br />

devuelve la vida - confesó.<br />

Mi corazón latía desenfrenado, en mi garganta colgaba lo que quería<br />

decir, pero era como un nudo atado. Mi sangre hervía y de igual<br />

modo sentía mi piel; en mi interior era como una colisión de astros.<br />

Sus mejillas lucían sonrojadas otra vez, pero aplacadas por un rostro<br />

ansioso. Creo que mis mejillas lo estaban aún más, lo supe porque<br />

sus labios de momento formaron una sonrisa que acostumbraba a<br />

hacer cuando sus ojos se concentraban lo suficiente en mis pómulos,<br />

su mirada en mí provocaba que se sonrojasen.<br />

-… Y tú me das vida… - contesté al fin.<br />

- Me resulta hechizante cuando se sonrojan sus mejillas en el<br />

momento que mis ojos la atrapan, o cuando se curvan sus labios en<br />

el instante que me ve llegar. Sin ello no habría comprendido el por<br />

qué he estado aquí todas esas décadas. No hubiese sabido que la<br />

estaba esperando -<br />

- … Tengo miedo de que este soñando - susurré cerca de su rostro.<br />

Sus labios formaron una sonrisa.


158<br />

- No puedo decirte lo que siento porque… no sé cómo decirlo o<br />

como describirlo… jamás había sentido algo así, es… más grande<br />

que yo, más fuerte… - confesé.<br />

Puso su mano apática sobre mi mejilla y aproximó unos centímetros<br />

su rostro, abrió sus labios para formar una vacilante pregunta que<br />

retenía aprisionada entre sus dientes, en sus deslumbrantes ojos azul<br />

cielo leí ternura, dejando a un lado la expresión dura y seria que<br />

definía su rostro, esta vez no.<br />

- ¿Puedo hacer algo? - Murmuró.<br />

Había pronunciado eso en una ocasión pasada, de nuevo rodaron en<br />

mi cabeza las posibilidades de lo eso significara. Fue maravilloso la<br />

primera vez que lo sentí de modo que no me importó lo que pudiese<br />

significar y asentí, con mis ojos perdidos en los suyos.<br />

Acercó su rostro por completo y sus labios se encontraron con los<br />

míos, en su beso reveló lo que no explican las palabras. Sentí como<br />

desequilibró mi cuerpo, mis latidos y mi respiración. Estaba<br />

demostrado que no podía sentirlo, que se sentía pasivo e inútil el<br />

rocé inerte entre nuestros labios, pero eso no aprisionó la magia en<br />

aquel momento.<br />

Una helada brisa pero acogedora nos envolvía cuando nos<br />

hallábamos recostados sobre el abeto con los ojos fijos en las nubes.<br />

Deseaba que el día hubiese permanecido eterno, pero mis ojos<br />

contemplaron la ida del día y la aparición de celebres luces con<br />

destellos de luz que iluminaban la quietud de la noche. Nuestras<br />

pieles se rozaban por la proximidad, era frustrante no sentirlo.<br />

La oscuridad asomándose, exponía un brillo cegador en el cuerpo de<br />

Tom, una luz blanca lo cubría, convirtiendo sus ropas del mismo<br />

color, nunca antes había visto en él esa deslumbrante apariencia.<br />

Un ruido sutil invadió el sonido del silencio existente, se asemejaba al<br />

chillido desafinado y molesto de la puerta principal al abrirse, y eso le<br />

dio fin al momento.<br />

- Es mi mamá. Tengo que irme, lo siento - manifesté.<br />

No podía abandonar mi mirada asombrada de su esplendor blanco<br />

que lo envolvía.<br />

- La extrañaré lo que resta de la noche -<br />

- Será una larga noche para mí también - le sonreí.


159<br />

Agité mi mano ligeramente en el aire y caminé hacia la casa sin dejar<br />

de girar mi rostro para verlo y sonreír plenamente.<br />

- … ¿Te veo mañana? - Inquirí desde lejos.<br />

- … Cada día sin falta - agregó.<br />

Entonces supe que comenzaría nuestra historia, la historia de ambos<br />

separados por la frontera entre los vivos y los muertos, pero a fin de<br />

cuentas, la contaríamos bien.


160<br />

Dos meses después


161<br />

Testamento<br />

Debería estar acostumbrada a ver al miedo a la cara, debería adoptar<br />

un poco de coraje y enfrentarme a lo que aguardaba en lo recóndito<br />

de las sombras.<br />

<strong>Los</strong> dos meses anteriores fueron de ocio, se sostenía de esa manera<br />

desde la mañana hasta la tarde. Tom estuvo a mi lado cada día, no<br />

faltó una sola vez. Nos gustaba observar los atardeceres juntos y<br />

visitar las exuberancias de rosas en las ruinas, y así se nos iban los<br />

días. Y con respecto a Jimmy, acordó que no le molestaría que le<br />

ocultara secretos, que esperaría hasta que yo decidiera descargarlos<br />

de mi espalda. Por último, mis padres fijaron una minúscula atención<br />

en mí, con mi cumpleaños acercándose se concentraron en preparar<br />

mi fiesta de dieciséis, y Thomas, bueno, él… seguía siendo él.<br />

El tres de mayo era lunes en la mañana, me levantaba de mi cama y<br />

me preparé para ir a la escuela como cualquier día normal, solo que<br />

no sería cualquier día normal. Salí de casa temprano y me dirigí<br />

caminando con Thomas a la escuela porque a papá se le había<br />

presentado un urgente imprevisto en el trabajo.<br />

Las clases avanzaron pronto, evité algunas invitaciones de mis<br />

amigos, ya estaba comprometida, pues iría a visitar a la abuela, estaba<br />

desatendida desde hacía una semana y generalmente no tardaba tanto<br />

para visitarla. Después de verla, me encontraría allí a Tom y<br />

partiríamos juntos a las ruinas.<br />

La abuela estaba muy decaída, y peor aun estando sola sin nadie que<br />

la acompañase. Sus cinco hijos hicieron una vida lejos de ella, incluía<br />

a mi padre; sus asuntos laborables los asistía primero.<br />

- Pequeña Caroline. Estoy tan orgullosa de ti - mencionó de pronto.<br />

- ¿Orgullosa? ¿Por qué habrías de estarlo? - Refuté.<br />

- Nunca te has dado ningún crédito, no has visto lo valiosa que eres,<br />

pero yo si lo veo. Cambiaras todo -<br />

- No comprendo ¿A qué te refieres? - Con tono confundido.<br />

- Hablo de ahora y de algo futuro que te aguarda en lo recóndito de<br />

las sombras, no podemos saberlo, pero si entenderlo. Me harás sentir<br />

más orgullosa de lo que estoy ahora y me harás sonreír desde allí<br />

arriba - afirmó.


162<br />

Sus palabras me dejaban fría y tensionaban cada nervio en mi<br />

cuerpo. Esas no eran las palabras que acostumbraban a abandonar<br />

sus labios.<br />

- ¿Qué dices? Tú no vas a morirte, te quedan muchos años aún.<br />

Estas empezando a asustarme -<br />

- Créeme que no es mi intención asustarte. Tal vez aún tenga tiempo,<br />

no lo sé. Mi historia es tan simple, tan común y mi nombre será<br />

olvidado fácilmente, solo quedará escrito en una lápida que se<br />

borrará con el pasar de los años. Sé que no te ocurrirá igual, tendrás<br />

una historia que contar - con sus frágiles manos tomó mi rostro -<br />

esta vida es una, al morir será una eternidad, que tu alma no se<br />

condene, sé que es muy probable que no te ocurra a ti, pero nunca<br />

está de más dejarte un sabio consejo como recuerdo - con tono<br />

decaído.<br />

- Siento que te estás… ¿Qué ocurre? - Mi tono se quebró.<br />

- No te preocupes por mí, estaré bien. A todos nos llega la muerte un<br />

día. Shsss… - siseó cuando intenté contradecir su pesimismo -<br />

déjame hablar, Caroline. Nunca se sabe cuándo será su última vez.<br />

<strong>Los</strong> golpes duelen, pero duele aún más la derrota. Hazte una ruda<br />

competidora de la vida, derrota a todas las amarguras que esta te<br />

traiga -<br />

- No hablemos más de esto - sugerí.<br />

- Debes aprender a decir adiós a lo que más quieres o deseas, porque<br />

las cosas no perduran para siempre, se van, la vida es pasajera,<br />

aferrarte solo lo hará más difícil -<br />

- Vas a ver qué estarás bien - le aseguré.<br />

Salí de la casa sumamente pensativa en las palabras de la abuela. La<br />

sentí diferente; para ser más precisa diría que derrotada. Debía<br />

encontrar una manera de hacer que mi padre la trajera a la casa;<br />

donde pudiese estar vigilada y atendida. Y a su vez convencer a la<br />

abuela de dejar la vieja casa que para ella significaba tanto. Y si<br />

fallaba en el intento, optaría por vivir con ella, sé que sería más fácil.<br />

Tom me esperaba parado sobre el césped con una sonrisa que<br />

delineaba sus labios en una expresión juguetona; quedé tan fascinada<br />

mirándolo, que de momento me olvidé del pesimismo de mi abuelita<br />

y pude vaciar esos temores.


163<br />

<strong>Los</strong> dos nos trasladamos a las ruinas por el camino habitual y<br />

transitado solo por nosotros, olvidado por la civilización. Aquella<br />

ruta conducía al alucinante jardín perdido. No había una sola vez en<br />

que mis ojos no se maravillasen tras atapar el paisaje. Allí, en el<br />

jardín, existía un lugar circular envuelto por rosas rojas y sembrado<br />

sobre la tierra un delicado césped, y en aquel lugar permanecimos.<br />

- Es intrigante, debo preguntar, ¿por qué diviso rastro de<br />

preocupación en tu rostro? No acostumbras a verte así cuando estás<br />

conmigo - preguntó mientras estaba recostado sobre el césped.<br />

- No es por ti, siempre me alegras el día - le aclaré.<br />

Estaba sentada a su lado en dirección opuesta de su cuerpo.<br />

- Al parecer hoy no fui tan efectivo y eficaz a diferencia de los días<br />

pasados - con tono suave.<br />

- Es mi abuelita, me preocupa que esté sola. Además… la sentí<br />

diferente - con tono débil.<br />

- Estará bien. Estoy seguro de que ha de sentirse mejor con tu visita<br />

el día de hoy - tranquilizó.<br />

- Espero solo haya sido mi imaginación -<br />

En un recorrido por la mansión para llegar a la puerta principal y<br />

retornar a casa, embestimos una puerta que comunicaba al espacio<br />

privado del padre de Tom, al señor Caled Donegal. Me urgió interés<br />

en entrar y conocer el único lugar que no había visto de toda la<br />

mansión, pero Tom ponía trancas y excusas para no pasar, ya que se<br />

trataba del lugar privado de su padre y durante su vida lo respetó.<br />

Conseguí convencerlo de entrar conmigo tras insistir.<br />

Era un lugar aristocrático, era el más intacto en toda la mansión,<br />

persisten ilesos todos los objetos depositados; aparadores cargados<br />

en escritos, pergaminos y manuscritos, pinturas, estelas y esculturas<br />

en caliza, cerámicas de garrones con aplicados en oro y plata.<br />

Sabía de qué sospechar. Unas semanas atrás había encontrado otros<br />

documentos del detective Benjamín Adams en los que se mantuvo<br />

insistente con el primer sospechoso que declaró.<br />

- Era de esperarse, mi padre tenía una impetuosa adicción por el arte<br />

costumbrista, realmente apreciaba la técnica original del pintor o<br />

escultor -<br />

- ¿Pasaba mucho tiempo aquí? -


164<br />

- Permanecía horas aquí. También le gustaba escribir obras - agregó.<br />

- ¿Y no permitía que alguien más entrara aquí? - Con tono curioso.<br />

- En efecto, este era su lugar reservado, nadie podía perturbar esa<br />

privacidad. ¿Por qué ese afanado interés repentino por mi padre? -<br />

- Es solo curiosidad. ¿Puedo? - Señalé la gaveta situada contra la<br />

pared.<br />

- Lo considero inapropiado, era su escritorio - se negó.<br />

- Solo será un vistazo en su interior - insistí.<br />

Con su mano me hizo un gesto para proceder.<br />

Abrí cajón por cajón en orden y percatando todo su contenido,<br />

agilizaba la búsqueda con disimulo para que Tom no trasluciera mi<br />

gran interés, lo miraba de reojo, pero él se radicaba ido en una<br />

pintura, aproveché su desatento y saqué unos escritos del escritorio.<br />

<strong>Los</strong> ojeé rápidamente, nada. Cuando intenté volver a cerrar el cajón<br />

este se trancó, lo forcejé para regresarlo a su lugar, pero tras ser inútil<br />

le apliqué un golpe de fuerza. Esto provocó que Tom trajeron sus<br />

ojos hasta mí.<br />

- Lo siento, es que no cierra - expliqué.<br />

- Déjalo, todo aquí esta inservible -<br />

Después regresó su interés a la pintura, lo que estaba muy bien, su<br />

distracción me permitió insistir en el cajón, pero esta vez el asunto<br />

había hecho un giro inadvertido. Al haber golpeado el cajón el fondo<br />

de este había roto su aplomo y puesto ante la luz algo que parecía<br />

esconder. De inmediato saqué todo lo que habitaba el<br />

cajón, dejándolo vacío, continuamente incluí mis uñas en el pequeño<br />

espacio para intentar jalar el fondo. El cometido fue triunfal. Una vez<br />

extraído el fondo reveló a la luz una pequeña cavidad que encubría<br />

una cobertura de cuero y que resguardaba unos documentos. Luego<br />

de extraerlos y leer la presentación del documento entendí que se<br />

trataban de testamentos, específicamente de dos.<br />

Ojeé rápidamente esperando detenerme en la parte<br />

que considerara imperativa.<br />

… Yo, Arthur <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, por la presente manifiesto mi voluntad<br />

expresa en este testamento, dejo como legítimo heredero de la fortuna <strong>Van</strong>


165<br />

<strong>Vladoisqui</strong> tras la muerte de su madre, a mi nieto Tom Bartolomé <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, único heredero de las siguientes posesiones:<br />

De los laboratorios productores de medicina en Inglaterra.<br />

De la flota marítima, las carabelas, los esclavos y de las libras recaudadas en las<br />

importaciones.<br />

De mis propiedades: la mansión en Londres, la mansión en New York, las seis<br />

bodegas y las extensiones territoriales agricultoras de Portland y Londres.<br />

El dinero restante: una suma de £ ocho mil libras esterlinas.<br />

Exceptúo a mi yerno, el señor Caled Donegal, que obtenga un solo real de mi<br />

riqueza, ya que por obligación solo la mansión en Portland, estados unidos, le<br />

pertenece. Mi nieto Tom deberá partir a Londres Inglaterra y asistir a los deberes<br />

en los laboratorios y en los navíos, solo su…<br />

- Es tarde, mejor regresemos - me recordó.<br />

- Sí, solo dame un segundo - le pedí.<br />

Tom continuó detallando las pinturas, lo que me permitió leer el otro<br />

testamento con apuro, me ubiqué justo en las letras del centro.<br />

… Yo, Arthur <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, manifiesto mi voluntad expresa en este<br />

testamento, dejo como herederos de la fortuna <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> tras la muerte de<br />

mi hija, Emily Annette <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, a los dos únicos familiares.<br />

Mi nieto Tom Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> hereda las siguientes posesiones:<br />

La mansión de Londres, la mansión en Nueva York, las seis bodegas y las<br />

extensiones territoriales agricultoras de Portland y Londres.<br />

El dinero restante: la suma de £ ocho mil esterlinas.<br />

Y mi yerno el señor Caled Donegal hereda las siguientes propiedades:<br />

<strong>Los</strong> laboratorios productores de medicina en Inglaterra.<br />

La flota marítima, las carabelas, los esclavos y de las libras recaudadas en las<br />

importaciones.<br />

La mansión de Portland.<br />

Mi nieto Tom y su padre Caled Donegal, deberán partir a Londres Inglaterra y<br />

asistir a los deberes en los laboratorios y en los navíos.<br />

En mi voluntad incluyo que allí mi nieto realicé el compromiso acordado con<br />

Anne Catalina Robinson hija del Duque George Frederick Samuel Robinson<br />

tercero de Inglaterra…


166<br />

- Hablo en serio, el día se está poniendo. No querrás llegar en la<br />

noche - interrumpió.<br />

No podía callarlo, eran mis sospechas y Tom merecía saberlas.<br />

- ¿Tom? ¿Viste alguna vez el testamento de tu abuelo? - Inquirí de<br />

pronto.<br />

- Por supuesto, cuando hicieron la lectura de su testamento, me<br />

heredó a mí y a mi padre sus posesiones -<br />

- Pero dijiste que tu abuelo despreciaba a tu padre, ¿por qué habría<br />

de dejarle parte de la herencia? - Acusé.<br />

- No comprendo ¿Qué quieres decir? -<br />

Su rostro se volvió serio.<br />

“Dile”<br />

- Está bien… encontré dos testamentos completamente diferentes,<br />

uno debe de estar falsificado, y si estaba aquí… quiere decir que tu<br />

padre fue quien lo falsificó -<br />

Puse los testamentos encima del escritorio para que pudiera leerlos,<br />

de inmediato sus cejas se fruncieron, su mirada se hizo apagada y una<br />

expresión enojada cubrió sus facciones, así que continué sin darle<br />

tiempo de interrumpirme.<br />

- No te lo había dicho antes pero… encontré en los documentos de<br />

la biblioteca a un tal detective Benjamín Adams que acusó a tu padre<br />

como principal sospechoso, se basó en el testamento para culparlo,<br />

pero tu padre tenía el apoyo de la iglesia. El detective concluyó eso<br />

porque en una de las pláticas que tuvo con tu abuelo le mencionó su<br />

voluntad, esta no encajaba con lo que escribió en el testamento. La<br />

única forma de obtener la fortuna era… deshaciéndose de su esposa,<br />

su suegro… y su hijo -<br />

Su respiración se agitó, en su pecho se denotaba la inhalación y<br />

violenta; su enojo se expresó en sus ojos de forma más intensa.<br />

Permaneció así por unos segundos y luego la furia quebró la jaula y<br />

de sus labios emergieron palabras crudas, feroces.<br />

- ¿Cómo te atreves a decir tan atroz barbaridad? - Apretando los<br />

dientes.<br />

- Tom, él siempre estuvo tras la fortuna, no puedes… -<br />

. - ¡No! ¡Estas mintiendo! - Me acusó gritando e interrumpió con un<br />

tono de voz que nunca antes había utilizado conmigo.


167<br />

- ¡Él es el asesino! - Le respondí igual, herida por su rudeza.<br />

- ¡Cállate! - Gritó.<br />

¡Detente, Tom!<br />

Al instante su cuerpo se petrificó, sus ojos se humedecieron y su<br />

rostro se mostraba afectado, dolido; su respiración se agitó con<br />

barbarie, su mente parecía volando entre recuerdos, recuerdos<br />

amargos como los míos. Su cuerpo comenzó a retroceder y en<br />

seguida se dio vuelta y corrió hasta perderse.<br />

- ¡Tom! -<br />

Inmediatamente fui tras él, pero tras cruzar el umbral yacía la<br />

ausencia. Se había ido, me había dejado allí sola. El dolor<br />

me derrumbó al suelo, caí sobre las rodillas. El miedo al que tanto le<br />

temía y que tanto deseé rezando no encontrarme, se hizo vigente. Se<br />

me humedecieron las palmas y no pude contener una lágrima que<br />

limpié de mi rostro, supe que a lo que más le temía era perder a<br />

Tom.<br />

Crucé el bosque de regreso a mi casa; durante el regreso no pude<br />

contener las lágrimas, me asusté al comprender la extensa plenitud de<br />

lo que siento por él y que me destrozaría perderle. Corría por la<br />

sombría oscuridad del bosque derramando mi llanto, como un<br />

rastro.<br />

No me apetecía volver tan pronto, no con el dolor impregnado en<br />

los ojos para que pudiese divulgarse antes las demás miradas. No,<br />

hoy, no ahora que todo estaba tan bien, tan dadivo. Permití que la<br />

profunda oscuridad me alcanzara, llena de sus sombras y mudez.<br />

Sentía que el cuerpo me pesaba, que arrastraba encima de mí un<br />

enorme peso que estaba derrotándome, exhausta.<br />

Al terminar de cruzar el bosque proseguí sin obstáculos a casa; en<br />

esta ocasión ansiaba alcanzar mi cama y resguardarme en ella. En la<br />

puerta de casa me tomé unos segundos para recuperarme, pero la<br />

atmósfera no me ayudaba, percibí una fuerza tensa en el aire. Limpio<br />

los rastros de mi llanto e inhalé y exhalé hasta hacer mi respiración<br />

estable, y a mi mente, la invadí de recuerdos pavorosos que resanaran<br />

el dolor, y surtió efecto. Abrí la puerta y llegué a la sala donde todos<br />

se encontraban reunidos con ojos… sumidos en lágrimas, también<br />

estaba Dux con sus mejillas colmadas de lágrimas como jamás antes


168<br />

lo había visto y su mamá a su lado. Mi padre se levantó con rapidez<br />

del sofá y avanzó hacia mí.<br />

- ¿Tienes idea de la hora que es? No contestabas y estábamos muy<br />

preocupados ¿quieres decirme dónde estabas? - Con voz alta y tono<br />

malhumorado.<br />

- Estaba por ahí, solo… ¿todo está bien?… ¿sucede algo? - Con tono<br />

incrédulo.<br />

Su rostro se alivianó, giró el rostro hacia mi madre quien le hizo un<br />

gesto que no entendí, suspiró y luego comenzó a hablar, a esclarecer<br />

todo.<br />

- Tu abuela sufrió un infarto y no hubo nadie cerca que la asistiera,<br />

cuando la joven del servicio fue a verla… su corazón ya se había<br />

detenido - con voz quebrada.<br />

- ¿Qué dices? ¡No! ¡La abuela no puede estar muerta! ¡Dime que no<br />

es cierto! - Negué con tono alterado.<br />

- Lo lamento - su voz se rompió.<br />

<strong>Los</strong> ojos comenzaron a arder, y otro ardor bajaba por mi garganta y<br />

me hacía temblar los labios, me desgarraba el alma. Maldita muerte<br />

que se lleva lo más amado, me ahogaba en odio, y me provocaba<br />

repugnante asco al forjarse el recuerdo de su aroma, repudio, no<br />

podía retener la ira que me generaba y que me hacía rechinar los<br />

dientes de un violento apretón.<br />

La muerte de mi abuela… en el tres de mayo, fue la razón y el<br />

principio por el cual ese día comenzaron las desgracias.<br />

Escapé sin detenerme, corriendo a mi habitación, en donde las<br />

lágrimas caerían sin cesar, donde derrocharía mi ira sola y no me<br />

quedara de otra que reprimirla como a mis miedos.<br />

Me senté en mi cama últimamente trasladada cerca de la ventana y<br />

miré por ella, en aquella ventana antes divisaba al abuelo y a la abuela<br />

llegar en auto y estacionarlo frente a la casa, con el tiempo quedó<br />

solo el vacío.<br />

No quería llorar porque si lo permitía ya luego no podría parar,<br />

apretaba con mi mano mi boca para que no liberara el llanto y mis<br />

ojos los oprimía para que no soltaran lágrimas. Recordé las últimas<br />

palabras que escuché de sus labios; ella se esperaba el fin de su vida,<br />

lo veía venir, por eso se había despedido, pero yo ignoré sus


169<br />

insinuaciones, “no las entendí”, de haberlas entendido le hubiese<br />

agradecido por cada grato momento que pasé a su lado, por sus<br />

historias y consejos, le hubiese dicho lo orgullosa que estoy de que<br />

hubiese sido mi abuela.<br />

Varias veces tocaron a mi puerta para que abriera, pero aún no me<br />

encontraba en condiciones de hacerlo, pero después se oyó una voz<br />

a mi lado.<br />

- Lo lamento - con tono sutil.<br />

- ¿Qué haces aquí? - Con la voz quebrada.<br />

Ignoré su presencia y continué viendo hacia la ventana, aunque me<br />

muriese de ganas de verle.<br />

- Quiero disculparme por mi necio comportamiento, sé que no fue el<br />

más apropiado - con tono afligido.<br />

- Quiero estar sola, vete - con tono desgarrado.<br />

Me dolió tener que echarlo, pero las lágrimas no cedían y no quería<br />

que me viera llorando. Seguido se me escapó un quebrado sonido de<br />

llanto de mi garganta.<br />

- Me hiere verla llorar. Por favor, Caroline. Déjeme acompañarla. He<br />

prometido estar a su lado. Piense que ella estará en un mejor lugar -<br />

susurró cerca de mi oído.<br />

- Solo vete - aun mirando la ventana.<br />

- Entiendo la merecida razón por la cual no quiere verme. Lo<br />

lamento. Perdóneme por haberle gritado y haberle llamado<br />

mentirosa - susurró con un hilo de voz-. Por favor…. -<br />

- No quiero que me veas llorar - mientras dedicaba la mirada emitida<br />

por unos ojos empañados de lágrimas y las mejillas empapadas.<br />

No pude mantener más el enojo. Mis ojos se encontraron con los<br />

suyos, lucia ternura en ellos. Alzó su mano y de forma delicada<br />

limpió una de mis lágrimas. Deseé tanto poder abrazarlo, refugiarme<br />

en sus brazos, o, al menos sentirlo un solo instante.


170<br />

El funeral<br />

Voces continuas y un llanto que procedían de la sala concluyeron mi<br />

sueño, no tenía ganas de despertar, porque el sueño me permitía<br />

escapar de la realidad que se creaba en un nuevo día sin la abuela. Me<br />

exigí seguir durmiendo, pero no conseguía obedecerme.<br />

Al llegar abajo presidía una pila de personas vestidas de negro, eran<br />

los familiares de la abuela que después de tanto tiempo por fin<br />

vinieron a verla ¿pero de que les servía ahora? Si ya había muerto.<br />

Estaba Bruce, imaginé que Sarah y Michael también habrían venido,<br />

aunque no los veía; mi tía Amanda con su esposo John y sus tres<br />

hijos Lisa, Chris y Gary, mi tía Liz con su hijo Zack, y mi tía Lucy, su<br />

esposo Mathew e hijos Max, Jessica, Bill y Bridget.<br />

Todo se sentía y se veía tan frío. Falsas doctrinas.<br />

Mi presencia era inadvertida, algo muy bueno para no tener que<br />

pasar por saludos, por palabras consoladoras que no reconfortarían.<br />

Me di vuelta al pasillo que lleva a mi habitación, caminé silenciosa<br />

para que no me notaran. Arriba me encontré a Sarah, Thomas y<br />

Michael saliendo de mi habitación.<br />

- Hola, Caro. ¿Cómo has estado? - Saludó Sarah con tono alegre.<br />

Una larga sonrisa se esparcía por su rostro, era de esperarse, ella<br />

jamás compartió más que un saludo con mi abuela, su muerte no le<br />

afectaba tanto como a mí.<br />

- Hola - saludó Michael.<br />

- Bien… veo que tú también - continúe caminando con desaliento<br />

hacia la puerta.<br />

- No tienes que estar con uniforme. No iremos a la escuela, iremos al<br />

funeral - me informó Thomas.<br />

- Bien, pero no iré al cementerio - con un hilo de voz.<br />

Entré a mi habitación y cerré la puerta de un intrépido golpe, de<br />

nuevo tuve que tapar mi boca y apretar los ojos para no llorar.<br />

Absolutamente nada podía evitar que llorara, mejor en ese momento<br />

que en el funeral entre lágrimas hipócritas, pero mi hermano estaba<br />

tras la puerta y no debía mostrarme débil ante él, y una vez más<br />

frustré mi lamento.


171<br />

- Pero… Caro, estamos de luto, si no asistes al entierro será como<br />

faltarle el respeto a la memoria de la abuela, ella hubiera querido que<br />

fueras a despedirla - explicó Thomas al otro lado de la puerta<br />

cerrada.<br />

En los cementerios ambulan almas que nunca encontraron la paz, o<br />

como bien dicen: el descanso eterno; almas que en su lecho de vida<br />

fueron buenas y yacen perdidas, como Tom, pero otras no lo fueron,<br />

estas ponen los bellos de punta y estremecen todos los sentidos.<br />

Están atestadas de frenesí por continuar causando mal como lo<br />

hicieron en su tiempo de vida. Aquellas almas se pasean entre las<br />

tumbas en donde reposan sus cuerpos. Solo una vez antes había<br />

asistido al cementerio en toda mi vida, una vez bastó; que alguien<br />

como yo fuera allí era en verdad ser masoquista. Raramente Thomas<br />

tenía razón: no ir sería faltarle el respeto a la memoria de la abuela,<br />

tenía que hacer a un lado la cobardía y darle el adiós.<br />

El velorio se realizó en casa de la abuela, los familiares y amigos<br />

presentes de ella asistieron a dar las condolencias, estuvo allí el<br />

profesor Lewis quien llegó acompañado por Mrs. Scott, ellos dos era<br />

un asunto que debía entrelazar con los manuscritos, ya habría tiempo<br />

para ello.<br />

Después de un rato me senté en los columpios del patio. Me cansé<br />

de esos llantos, de escuchar palabras que no dijeron cuando ella<br />

estaba viva ¿De qué les servía ahora? Solo estuvieron cerca de mi<br />

abuela cuando necesitaron de ella; muchas de las personas presentes<br />

asistieron solo para desmentir eso.<br />

- Considero innecesario que acudas a la sepultura posterior a que<br />

estuviste presente en el velorio. Por favor, Caro. No vayas - me pidió<br />

Tom mientras se sentaba en el columpio de mi lado.<br />

No podía mirarlo, mi respuesta era inminente, nada podría hacerme<br />

cambiar de parecer por más que insistiera. Estaba dispuesta a<br />

soportar lo que fuera por acompañarla en el último momento,<br />

contemplar su rostro muerto, que más tarde estaría bajo tierra y sus<br />

tiernos pliegues de arrugas se marchitarían aún más hasta<br />

desvanecerse con los años. No quería perderme su última imagen<br />

hasta de que fuese consumida por la oscuridad.


172<br />

- Debo ir. Voy a estar bien, no te preocupes - mi voz era desgarrada<br />

y abatida.<br />

- ¿Qué no me preocupe? Es un cementerio en donde abundan<br />

espectros. Por favor, Caro. No podré protegerte allí. Estoy seguro de<br />

que tu abuela lo entenderá, no vayas - suplicó.<br />

- ¿Por qué no puedes? -<br />

- Solo no vayas - evadió mi pregunta insistiendo.<br />

Unos arbustos se interponían entre mi vista que traslucía al auto que<br />

llevaría el ataúd al cementerio, lo que vi me atravesó con un balazo<br />

de escalofrío. Un presentimiento al igual que Tom me rogaba que no<br />

fuera, pero el remordimiento me obligaba a arrastras a ir. Las cosas<br />

se arreglaron un poco con Tom a mi lado y Jimmy manifestándose<br />

entre las personas de negro tras el arbusto, era una vista borrosa de<br />

él, pero lo reconocí.<br />

- Lo siento… pero tengo que ir -<br />

- ¿Por qué estás haciéndome esto? - Con tono suave.<br />

- Tom, nada impedirá que vaya - con tono resignado.<br />

Miré su rostro de decepción tras mi decisión, me afectó su mirar,<br />

como si me pidiera a gritos que no fuera ¿por qué no podía hacerle<br />

caso? Nuestras miradas colisionaron, me prometí a mí misma en ese<br />

instante, jamás volver a permitir que Tom me viera de esa forma,<br />

pero era solo por ese día, no podría decir que mañana sería diferente,<br />

pero al menos ya habría acabado el funeral. Me di vuelta y me<br />

introduje entre las personas de negro donde estaba Jimmy quien tras<br />

verme me abrazó con fuerza.<br />

- Caro… lamento mucho lo de tu abuela. En cuanto me enteré me<br />

escapé de la escuela para venir. Imaginé que necesitarías a un amigo.<br />

Aquí estoy para lo que necesites, lo prometo - ofreció Jimmy.<br />

- Gracias, pero pudiste haber esperado a que salieras, vas a meterte<br />

en problemas por mi culpa - opiné.<br />

- Recuerdo haberte prometido que… siempre estaré para mi mejor<br />

amiga - tomando mi rostro entre sus manos.<br />

Al cruzar las rejas oxidadas que encerraban el cementerio percibí un<br />

frío inmediato adherido en el soplo del aire, me quedé quieta con<br />

Jimmy en mi compañía esperando que todos entraran, respiraba cada<br />

vez con más exaltación cuando las personas disminuían su número


173<br />

en la entrada. Miré en mis palmas gotas de sudor resbalar en un<br />

frenético desespero, mi cuerpo estaba tensionado y no obedecía mi<br />

orden para entrar, todo hasta que un estridente trueno luminoso<br />

irrumpió el silencio del cielo cubierto por una capa de ligera<br />

oscuridad. Rompí la quietud y caminé hacia donde se hallaba el<br />

detestable hoyo en que depositarían su cuerpo inmóvil, las lágrimas<br />

cada vez se hacían más difíciles de reprimir.<br />

En el aire se esparcía una peste nauseabunda, la peste que trae<br />

consigo la abominable muerte, su presencia últimamente muy<br />

seguida que se delataba con su aroma y que me alertaba de lo infernal<br />

y ruin avecinándose. Su solo olor me intimidaba, una sola cantidad<br />

que entrara por la nariz llamaba el terror custodiado por nauseas.<br />

Con mis manos cubrí mi nariz y boca, pero nadie imitó mi reacción<br />

ante el hedor, tampoco Jimmy al que le pareció extraña mi actuación.<br />

Luego ya no pude soportarlo más, me urgía salir corriendo de la<br />

fetidez.<br />

- Veré la tumba de mi abuelito, hace mucho no vengo a verlo. No<br />

me tardo - le expliqué a Jimmy.<br />

- Déjame acompañarte - me solicitó.<br />

- No, necesito un momento a solas, quédate aquí que no voy a<br />

tardarme - aclaré.<br />

Me apresuré para no darle tiempo de insistir, aunque era una decisión<br />

muy respetada en esta ocasión. Conduje mi cuerpo al lugar en donde<br />

yacían los restos de lo que un día fue un valioso hombre llenó de<br />

sueños y esperanzas, invadido en compasión y disposición por quien<br />

lo necesitara. Dejé en su lapida unas rosas blancas que tomé de un<br />

adorno floral en las exequias, me senté a un lado y derramé en el<br />

suelo las lágrimas cohibidas desde la mañana.<br />

- Abuelito… tengo miedo, temo volver a estar sola, ya no quiero<br />

sufrir más. Ayúdame, por favor… que todo acabe y… -<br />

Me interrumpió un grito ensordecedor que traía el aire consigo. Tras<br />

no encontrar el lugar del nacimiento de aquel baladro comencé a<br />

rezar un padre nuestro. Comprendí que se había acabado la<br />

privacidad. No pude terminarlo, fue impedido por el miedo. La<br />

tumba del abuelo que por ninguna razón la hubiera confundido con<br />

otra, su nombre George Thompson era otro, aparecía como Franklin


174<br />

Miles y una fecha de 1943-1966. Me retiré de la lápida sin cambiar<br />

mis ojos de su fijación en el nombre, mi sangre bombeaba con<br />

precipitación, sentí miles de ojos en mi entorno, cerré los míos y los<br />

apreté con fuerza ansiando que el instinto que me prevenía acabara.<br />

Eran almas insaciables que anhelaban mi pavor. Me quedé helada<br />

como una estatua, una lágrima fría bajó por mi mejilla, miré a mi<br />

rededor lo que alcanzaran a ver mis ojos sin moverme. Decenas de<br />

presencias distintas, todas al asecho, se alimentan de mi miedo. Yo<br />

misma me lo había buscado; esas corrientes eléctricas que atraviesan<br />

mi espalda, no me autorizaban pensar en cómo escapar de allí.<br />

Cuando reaccioné no pensé, fue porque una mano helada me tomó<br />

del pie, justo después quebré el hielo que me inmovilizaba y corrí tan<br />

súbitamente como los relámpagos que se presenciaban en el cielo,<br />

pero corría con las manos en mis oídos y los ojos cerrados; era obvio<br />

que tropezara y cayera al suelo, mi error cedió a que me alcanzaran.<br />

Las almas me hostigaban, no podía levantarme, manos recónditas<br />

surgían de la tierra y me ataban al suelo, otras rasguñaban mi piel por<br />

encima de mis ropas y creaban grandes rasgaduras. Intenté gritar<br />

para que alguien lejos en el cementerio me auxiliara, pero comprobé<br />

la desilusión de un mudo gritando auxilio, tan propio de cuando se<br />

tiene pánico, mi voz estaba cortada. Mi corazón se salía de mi pecho.<br />

Un espanto me hería sin clemencia. Desde ese día en el cementerio<br />

ya no podía pensar en que las presencias habían disminuido su<br />

impacto, ese día comenzó a cambiar todo, se desató el infierno en mi<br />

mundo.<br />

Abrí ligeramente mis ojos húmedos por las lágrimas, esta vez las<br />

provocaba el miedo y el dolor que me causaban las heridas. Entonces<br />

pude ver a Tom aparecer de repente; otra vez para salvarme, él sabía<br />

el motivo por el cual protegerme allí era un gran error, pero yo no lo<br />

sabía, tan siquiera lo imaginaba, tampoco me hacia una idea que se le<br />

asemejara, pero bueno, aquello vendría después. Aun así apareció y<br />

empujó a metros a los espectros con ferocidad; lucia ese esplendor<br />

blanco luminoso que hipnotiza. Me quedé perdida en sus ojos<br />

completamente abrumada de miedo, pero el alivio comenzaba a<br />

vencerlo.


175<br />

Unas gotas de sangre cayeron sobre mi saco negro y se perdieron en<br />

el color, pero cayeron más, venían en cantidad desde mi nariz. Sus<br />

pupilas se dilataron y pegó su rostro a unos centímetros del mío.<br />

- ¿Por qué eres tan testaruda?… ¡Corre! ¡Ve a casa! cuidaré de ti -<br />

ordenó angustiado.<br />

- No puedes protegerme aquí - le recordé.<br />

Me costó tanto pronunciar esa corta oración, mi voz era un<br />

murmuro quebrado.<br />

- Sí puedo, solo no debo -<br />

Sus dientes rechinaron de un apretón cuando volteó a ver a las<br />

presencias.<br />

Ahora podía levantarme del suelo, corrí hacia las rejas de la codiciosa<br />

salida, manos que salían de la tierra me sujetaban con firmeza, pero<br />

era tanta la adrenalina corriendo por mi torrente sanguíneo, que me<br />

liberé fácil de ellas y no lograron derribarme. Y los truenos rugidores<br />

me aturdían, sentía como si fueran a caer sobre mí. Una vez afuera<br />

tomé un taxi para que me llevara a casa, en el camino llamé a mi<br />

padre y a Jimmy para informarles que había regresado; quizá papá se<br />

molestara.<br />

En casa me deshice de las prendas rasgadas y atendí los sangrantes<br />

rasguños sobre mi piel, me ardían; también controlé y estabilicé la<br />

hemorragia procedente de mi nariz. Recordé estar usurpada en<br />

despiadado temor, eso alimentaria al demonio posesionado del<br />

cuadro del niño en el estudio, ese temor más el ya ocupado en mi<br />

cuerpo, me obligaron a salir por la ventana de mi habitación y correr<br />

a distancia de mi casa.<br />

Me senté en el andén a esperar a Tom o a mi familia, a quien sea,<br />

pero tardaban, en contrariedad llegó una patineta con Raely<br />

montándola.<br />

- Escuché lo de tu abuela, lo siento mucho… ¿estás bien? -<br />

Sentándose a mi lado.<br />

- Sí, gracias - con tono amargo.<br />

- ¡Uy! Está bien no te molesto, es solo que he tratado de todas las<br />

formas posibles de ser tu amigo, pero al parecer no te interesa. Tal<br />

vez tengas ya muchos -


176<br />

- Perdóname, es que ayer perdí a mi abuela y hoy fue su funeral, y tú<br />

me preguntas que sí estoy bien. No, no lo estoy, tampoco tuve un<br />

buen día -<br />

- A veces todos tenemos días difíciles. ¿Sabes? Puedo animarte.<br />

¿Quieres que haga una maroma graciosa? Solo pídemelo, o ¿Qué tal<br />

un chiste? Aunque la mayoría son de rubias, no te molesta ¿o sí? -<br />

- Solo un poco, suelen ser ofensivos - le expliqué.<br />

- Pero tú eres una rubia inteligente. Ninguno de mis chistes aplica en<br />

ti, y aparte… muy hermosa - masculló al final.<br />

Reí entre dientes y provocó que sus mejillas se pusieran rosadas y<br />

que sus ojos se inclinaran hacia el suelo en modo tímido.<br />

- ¿Cuál ha sido el peor día en tu vida? - Rompí el silencio.<br />

- ¿Aparte de esa vez que te pregunté dónde queda el parque que está<br />

al lado de mi casa? Porque esa fue la peor - respondió con ironía.<br />

Expulsé una risilla sutil que fue imposible no dejar escapar.<br />

- Aparte de esa -<br />

- Una vez casi muero - entonces consiguió atrapar mi interés<br />

representado en mi mirada apuntando su rostro-, cuando tenía nueve<br />

años me atropelló un carro, estuve en coma durante cinco meses,<br />

pero al final no quedaron más que cicatrices. <strong>Los</strong> doctores habían<br />

perdido la esperanza conmigo, pude haber muerto. La vida es valiosa<br />

y yo deseaba vivir, tal vez fue eso lo que me salvó. Mis papás<br />

pasaban por el divorcio, mi hermano mayor y ejemplo a seguir… lo<br />

mataron porque no se quiso dejar robar de unos malditos vagos; mis<br />

abuelos también murieron, y perdíamos la casa; yo pensaba: es mejor<br />

morirme, entonces pasó lo del accidente, vi cómo pasó todo en<br />

cámara lenta y me arrepentí de desear morir. Había tantas cosas por<br />

hacer, quería alcanzar tantos sueños. Debes apreciar la vida por más<br />

miserable que sea, volverse un oponente duro y no dejarse derrotar<br />

de las tristezas y las amarguras -<br />

- Algo semejante escuché que me dijo mi abuelita. Una ruda<br />

oponente de la vida - con tono nostálgico.<br />

- Pues tu abuela era una sabía -<br />

Conversamos hasta la puesta del sol y hasta que llegó mi familia, ya<br />

con ellos preferí estar en mi habitación. El reloj se apresuraba a<br />

marcar el tiempo, me presionaba la intriga por no saber nada de


177<br />

Tom, no saber si se encontraba bien o si le aconteció algo por mi<br />

culpa, y sus últimas palabras retumban en mi memoria:<br />

“Sí puedo, solo no debo”


178<br />

Entidades<br />

Me ponen nerviosa las miradas sobre mí, siento que con sus ojos me<br />

avisan que saben algo, que descubrieron mi secreto. No quería que<br />

me llamaran loca, no quería me llamaran mentirosa y que tampoco<br />

las personas se alejaran de mí, pero todo se trataba de que ya habían<br />

llegado los rumores de mi abuelita difunta a los que me conocían, fue<br />

solo eso.<br />

Una vez escuché un ejemplo sobre la parca, es como un arma<br />

apuntando con unos desequilibrados dedos y plenos de cólera sobre<br />

el gatillo, a la muerte le atañe que ese hombre jale del gatillo y<br />

máquina para ese fin, él, se roba el alma y condena a su títere.<br />

En clase de historia, una clase dictada por el profesor Lewis, quien<br />

organizaba una prevista excursión a una visita un museo de historia<br />

fuera de la ciudad. Fue entonces cuando Emma entró tarde a clase,<br />

su mirada estaba en el suelo, su cabello cubría parte de su rostro, y<br />

pidió perdón a Mr. Lewis con voz intimidada. Todos imaginaron que<br />

Emma de nuevo había entrado en depresión por culpa de Kevin, que<br />

otra vez la había buscado para romper su recuperación. Kevin<br />

pasaba por encima de ella, como si le gustara utilizarla para divertirse<br />

y nada más. En ese momento nadie pudo consolarla, ya que la clase<br />

del profesor Lewis es de dominante silencio como en un fantasmal<br />

cementerio.<br />

Las lenguas las perseguían a donde fuera, si para mí era estresante<br />

que pusieran sus ojos sobre mí, para Emma debió ser peor que<br />

murmuraran por donde pasara. En la hora del almuerzo se apartó de<br />

nosotros, se sentó sola en una mesa con sus ojos fatigados de tanto<br />

llorar. Por supuesto el tema de conversación en la mesa era sobre<br />

ella.<br />

- ¿Alguien sabe qué rayos le pasa? Hoy le pregunté que por qué<br />

lloraba, pero me gritó y me dijo que la dejara en paz - contó Frank.<br />

- ¿Qué más va ser? Pues Kevin, ese sujeto se está buscando que<br />

interfiramos entre ellos, y si me provoca terminaré partiéndole la cara<br />

- advirtió Jimmy.<br />

- Jimmy, esa no es la forma - objetó Cary.


179<br />

- ¿Y cómo sabemos que es por Kevin que esta así? Ella siempre se<br />

desahoga con nosotros cuando se trata de él, y ahora le dice a Frank<br />

que la deje en paz. Tal vez es por otra cosa ¿no creen? - Opinó<br />

Samantha.<br />

- Sami, tiene razón. Hay que mandar en quien más confíe ella para<br />

que se lo pregunte, pero ahorita no, mejor que vaya a su casa en la<br />

tarde, que puedan estar más tranquilas - propuso Jimmy.<br />

- Ah, es una mujer - dedujo Tommy.<br />

- Sí, en quien más confía y a quien más quiere Emma es Caroline.<br />

Ella va ir a casa de Emma y entrarán en una íntima conversación de<br />

amigas, en esa conversación ella le confesará todo a Caro, y a todo<br />

me refiero a que le contará si es por el patético de Kevin que esta así,<br />

o por otra cosa; ella vendrá y nos informará y veremos cómo<br />

ayudarla - planeó Jimmy.<br />

- ¿No crees que primero debes preguntarme, Jimmy? Emma quiere<br />

estar sola ¿Por qué no simplemente respetan su decisión? Tal vez<br />

cuando quiera o se sienta lista nos lo contará, no la presionen -<br />

consideré.<br />

- Solo tratamos de ayudarla, es por su bien. Es nuestra amiga. Di que<br />

sí, Caro. Mira que no dejaremos de insistirte ¿eh? -<br />

- No lo sé, si es su privacidad dudo que la comparta conmigo -<br />

- ¿Por qué no? Ustedes fueron grandes amigas de pequeñas -<br />

mencionó Jimmy.<br />

Me tensionó que trajera el tema a la luz después de estar olvidado<br />

por tanto tiempo.<br />

- Sí, de pequeñas lo fuimos, pero ella se distanció de mí -<br />

- Ninguna de las dos nos contó porque dejaron de ser tan unidas -<br />

intervino Cary.<br />

“Rayos”<br />

- Esta bien, iré a verla en la tarde - accedí, solo con el objetivo de<br />

olvidar el tema anterior.<br />

Ahora no podía ver a Tom, tendría que ir a casa de Emma para<br />

hablar con ella, no era que me molestara ni considerara un hastío<br />

estar con ella, se trataba de un lugar desconocido para mí un nuevo<br />

entorno en el cual desenvolverme, y, para sumar a mis angustias, no<br />

sabía si Tom estaba bien y eso me sofocaba, me ponía afligida e


180<br />

inquieta. Emma permaneció distanciada de todos, efectivamente<br />

deseaba estar sola, gritaba a quien fuera que le preguntara acerca de<br />

su comportamiento repentino, eso me hizo iniciar dudas de que se<br />

alternara una discusión por Kevin. Por unos cortos minutos quebró<br />

su aislamiento para un trabajo grupal que se dio en clase, pero se<br />

arruinó cuando Cary forcejeó el tema del motivo desmoralizador de<br />

Emma, solo consiguió una discusión entre las dos. Medité la idea de<br />

que ocasionara lo mismo que ocurrió entre Emma y Cary.<br />

Una firme lluvia incesante ahogaba el día, esperaba mirando por la<br />

ventana a que ultimaran las reiteradas gotas de agua, parecía que<br />

dominarían toda la tarde. Aguardé un poco, sino descampaba<br />

planearía ir de todas formas, pero lo que me hizo salir corriendo a<br />

casa de Emma fue otra razón.<br />

- Atrás de ti… - susurró una macabra voz en mi oído.<br />

Giré lentamente mi rostro hacia el sonido de la voz, pero estaba<br />

completamente sola en mi habitación, la puerta cerrada tenía seguro<br />

y abajo se encontraba solo mi madre. Un frío lánguido me cubrió la<br />

espalda, apreté mis manos húmedas, salían de mi boca agitados<br />

soplos de aliento helado por el cambio imprevisto en mi temperatura<br />

corporal ante la voz. Devolví mis ojos a la ventana, rogué con<br />

esmero a Dios de que saliera ilesa y sin miedo de la habitación.<br />

- … Estoy detrás de ti… - soltó un aliento podrido en mi oído.<br />

Volteé temblorosa hacia encima de mi hombro, tenía la fuerte ilusión<br />

de que no fuera nada. Cuan doloroso es perder la ilusión que se<br />

esmera con intensidad.<br />

Fue espantoso, me carcomió el alma, fue miedo siniestro y agónico.<br />

Su rostro desfigurado con quemaduras rojas sonreía, sus ojos<br />

parecían hundidos entre las cuencas, todos sus rasgos eran<br />

malformados. Una reacción instintiva me ordenó alejarme de él, corrí<br />

a la puerta y forcé con insistencia la cerradura, mis movimientos<br />

apresurados me atajaban. Estaba segura de que ese era el demonio<br />

del cuadro, había revelado su entidad por fin, pero no hubiese<br />

querido ver su rostro, no pude detallarlo bien, me parecía haberlo<br />

visto ya antes, el solo recordarlo me pesaba como plomo. Llegué<br />

fatigada corriendo a la sala, el sudor resbalaba por mi piel, en mi


181<br />

frente y en mi espalda tiesa, pero el frío continuaba, mi madre salió<br />

de la cocina tras escuchar mis pasos golpeando el piso.<br />

- ¿Vas a algún lado? ¿Por qué tienes tanta prisa? - Preguntó mi<br />

madre.<br />

- Sí, voy donde Emma, tengo… tengo que irme de aquí - con<br />

agitación.<br />

- ¿Por qué tienes que irte de aquí? - Cuestionó.<br />

- Porque tengo que ir donde Emma. Nos vemos luego - me dirigí<br />

con apuro a la puerta.<br />

- ¿Quieres que te lleve o te llame un taxi? -<br />

En el taxi comencé a controlar la alteración en mi cuerpo, el terror<br />

en mi rostro, el pavor que bombeaba mi corazón. Recosté mi cabeza<br />

y cerré los ojos, empecé a dibujar un rostro que pudiera cubrir al de<br />

aquel demonio, el rostro de Tom, pero también me angustiaba al<br />

conocer su paradero.<br />

“Tienes que venir a ayudarme”<br />

El taxi me dejó frente a la casa de Emma, consideré unos segundos<br />

la idea y opté por entrar. En el fondo era piloteada por la hipótesis<br />

de que si me veía en aprietos Tom se sentiría obliga a aparecer a<br />

salvarme como siempre lo ha hecho.<br />

En la puerta me flageló un aviso fantasmal de baja percusión, deduje<br />

que provenía del vecindario, estaba situado en una zona longeva en<br />

construcciones en mayoritario. Hacia una semana que Emma se<br />

hospedaba en su nueva casa, sus padres progresaron en un salto<br />

económico, decidieron buscar una casa majestuosa, costosa y grande.<br />

Era aquella.<br />

- Caro… ¿Qué haces aquí? -<br />

- Vine a ver como estabas, creí que tal vez necesitaras compañía -<br />

- No, estoy bien - con tono agrio.<br />

- Bien, entonces… si quieres estar sola lo entiendo - quise insistir,<br />

pero me recordada a mí misma queriendo privacidad -. Cuídate<br />

mucho, Emma - me despedí dándome la vuelta.<br />

- ¡Espera! - Detuvo mi huida - Lo siento, no quiero estar en esta casa<br />

sola. Pasa y hablemos en mi habitación ¿sí? - Accedió.<br />

Al atravesar la puerta me encontré con una atmósfera abrumadora,<br />

examiné el lugar con detalle, percibí impulsos queriéndome sacar de


182<br />

allí, me arrepentí de haber asistido, pero no por eso prefería estar en<br />

mi casa, mi casa se tornaría un infiero si Tom no regresaba pronto<br />

para arreglarlo. Subimos unas escaleras en cristal hasta su habitación,<br />

cuando entré, el espacio estaba habitado por una energía maligna que<br />

se esparcía como la niebla por sobre toda la casa, pero su<br />

descendencia nacía de ahí. Me intimidaba y me ponía incomoda<br />

entrar, es como una mala vibra que me quisiera apartar de lo<br />

peligroso, pero al final no pude hacer nada, terminé sentándome en<br />

el borde de la cama con aspecto resignado.<br />

- Has visto un fantasma ¿cierto? - Preguntó y afirmó en una misma<br />

oración.<br />

Mi cuerpo se tensionó, toda mi espalda se endureció, no quería dar<br />

sospecha, pero no pude pronunciar palabra así que ella se vio<br />

obligada a proseguir.<br />

- … Aparte del que vimos juntas en la autopista. Todo ha cambiado<br />

desde que nos mudamos a esta maldita casa. Esta embrujada -<br />

confesó.<br />

No sabía qué decir, no conseguir gesticular palabras.<br />

- No te quedes callada. ¿Olvidas lo qué pasó en mis cumpleaños<br />

cuando éramos pequeñas? - Recordó.<br />

- No, no lo olvido -<br />

- Yo no te creí entonces. Y mis padres, ellos me convencieron que<br />

debía alejarme de ti, que estabas loca y que por ese motivo te iban a<br />

meter con un psiquiatra -<br />

- No quiero hablar de eso - tranqué.<br />

- Yo solo les obedecí. Y solo fue hasta que te recuperaste que me<br />

permitieron volver a hablarte, pero yo nunca le conté a nadie lo que<br />

ocurrió ese día ni tampoco dije que te habían medicado y llevado con<br />

un psiquiatra, ni siquiera a Jimmy que tanto insistió, porque me<br />

pediste que lo callara y así lo hice. Creí de verdad que estabas<br />

enferma, pero ahora dudo de que en realidad lo hubieses estado -<br />

Sus palabras revivían el suceso en mi memoria. Cuando éramos niñas<br />

y nos escondíamos en cobertizo. No puedo evitar arrancar las<br />

miradas de Emma y sus amigos cuando gritaba y lloraba tirada en el<br />

suelo, acosada por un ente.


183<br />

- Ese día mi madre llamó a tus padres y en la sale de mi anterior casa,<br />

cuando ellos te preguntaron, tu parecías muy convencida de lo que te<br />

había atacado y tu padre se enfadó porque no era la primera vez que<br />

decías algo como eso. Dime, Caro: ¿lo que veías era real? -<br />

Esto estaba mal, una vez más estaba expuesta y no sabía cómo<br />

escapar. No podía aceptarlo, no tenía el valor.<br />

- Contéstame, por favor, ¿era real? -<br />

- No… el psiquiatra determinó que… lo imaginaba -<br />

La rigidez de su postura decayó. Mis palabras parecían haberla<br />

desmoralizado.<br />

“Ahora podría entenderlo”<br />

No, no permitiría que se repitiera todo otra vez, llevar el secreto a mi<br />

espalda era lo más preciso. Nadie lo entenderá.<br />

- Temo estar enloqueciendo -<br />

Ella hablaba de la presencia que infectaba el lugar. No era Kevin la<br />

razón de su martirio, ahora había presente un ímpetu diferente. No<br />

iba abandonarla, me recordaba a mí misma, desesperada porque<br />

alguien me ayudara.<br />

- ¿Te han estado asustando? - Interrogué incapaz de ocultar la<br />

sorpresa.<br />

- Sentí algo malo en esta casa, pero la casa es magnífica así que no le<br />

di importancia. Entonces Puppy comenzó a verlo y le ladraba cada<br />

noche - relató.<br />

- ¿Y qué ves? -<br />

- Ah, ya no sé si sea real -<br />

- Sí tu perro lo ve, quizás no esté en tu imaginación - apacigüé.<br />

De su rostro se escapó la zozobra, ahora se permitía creer en su<br />

cordura.<br />

- Es verdad. Ayer estaba maquillándome frente al espejo y de tras de<br />

mí vi a un hombre que se reflejaba también. No pude verlo bien, fue<br />

cosa de un momento, pero sabía que lo había visto. En la noche<br />

Puppy comenzó a ladrarle al techo, cuando miré hacia donde<br />

ladraba, vi a un objeto negro encima de mí, como humo negro<br />

cubriendo el techo. Tuve que salir corriendo de mi habitación -<br />

relató con voz desgarrada-. Estoy segura de que Puppy lo vio, por<br />

eso reaccionó así. No lo imaginé -


184<br />

- ¿Y a quién se lo dijiste? -<br />

- A nadie, no quiero que piensen que enloquecí, ni siquiera mis<br />

padres me creyeron - con un tono de voz demolido -. Mira -<br />

Me enseñó unos profundos rasguños en su piel, como los míos.<br />

Escondí mis manos cubiertas por una chaqueta tras de mí para que<br />

no notara las mías. Luego prosiguió con tono destrozado.<br />

- No creo que me haya perpetrado yo misma este daño. Recuerdo<br />

que estaba dormida y tenía una horrible pesadilla, en mi sueño sentía<br />

que me ardían las manos, me ardían mucho, como si me quemaran<br />

los brazos - sus ojos se humedecieron de lágrimas y su voz tomó un<br />

tono de llanto que trataba de resistir en sus adentros - Luego me<br />

desperté y vi una sombra negra parada a mi lado, inmediatamente<br />

cerré los ojos y me escondí bajo mis cobijas. Un minuto después<br />

Puppy empezó a ladrarle, ladraba hacia la nada como por media<br />

hora, entonces me quedé helada hasta que volví a dormirme - su voz<br />

se había quebrado por completo.<br />

- No sé cómo ayudarte - le confesé.<br />

- Yo sí. En la convención que fuimos hablaron de exorcismos a las<br />

casas. Si tan solo mis padres me creyeran, no lo van a permitir, son<br />

tan obstinados y escépticos… - sus palabras tuvieron un freno<br />

repentino.<br />

Emma se quedó privada sin poder pronunciar más palabras, sus ojos<br />

parecían fijos de pronto, y sus labios mudos.<br />

-… Quédate quieta. Está parado atrás de ti - con un hilo de voz.<br />

Un escalofrío moribundo entró por mi espalda, de pronto me<br />

percaté de la energía de la entidad, era devastadora. Existen<br />

diferentes entes, reconocí la entidad, un espectro, atacan de forma<br />

diferente, se muestran como sombras oscuras y son muy peligrosos.<br />

Estaba inhibida, una brisa soplaba atrás de mí, luego el perro desató<br />

más pavor cuando comenzó a ladrar. Emma se atrevía a fijar sus ojos<br />

hacia donde ladraba, pero me implicaba esfuerzo copiar su reacción.<br />

- … ¿Puedes… verlo? - Pregunté con voz entrecortada.<br />

- Sí… hay una mancha negra en la pared - susurró con agitación.<br />

Situé mis ojos en la pared, mi respiración era exaltada y mis ojos<br />

estaban fuera de sus órbitas, mi cabeza se volvió trastornada y<br />

desorbitada cuando dediqué la mirada a la mancha negra


185<br />

esparciéndose por la pared, me bastó con unos cortos segundos para<br />

que mi mente entrara en trance.<br />

Mi respiración se cortó y mis pulmones padecieron un ahogo; tan<br />

propio de mis visiones. Se difundió el antiguo exterior que lucía<br />

anteriormente la habitación, visualizaba una adaptada celda allí, con<br />

paredes en ladrillos y rejas en las ventanas, la visión me indicaba el<br />

momento de su muerte. Un hombre atestado de rencor y con la<br />

cabeza perdida en la locura se veía encarcelado y atado con cuerdas,<br />

practicaba satanismo, pude saberlo por los signos dibujados en<br />

sangre sobre las paredes. Él había invadido la casa con presencias<br />

para causar mal a personas, maldiciones. Al parecer alguien lo había<br />

encerrado allí y lo había sometido a siniestros golpes en todo su<br />

cuerpo, lo castigaba. El sujeto después de golpearlo hasta dejarlo<br />

moribundo y tirado en el suelo, prendió fuego y aguardó sonriente a<br />

que se consumiera en las llamas ardientes y se volviera en no más<br />

que cenizas. Sus desgarradores gritos y carcajadas de locura<br />

ensordecedoras se quedaban aprisionados entre las paredes, nadie<br />

recurría a ayudarlo. El ahogo comenzó a desvanecerse y la<br />

respiración retomo su curso, la visión era arrastrada por el aire<br />

disolviéndose como humo en la atmósfera.<br />

Todo lo que vagaba en mi mente era los manuscritos del abuelo, fue<br />

lo que debí haber hecho desde un principio, debí hacer a un lado las<br />

postergaciones y los rodeos ante ese imprescindible asunto, para no<br />

volver a hallarme en una situación así.<br />

- ¡Reacciona, Caro! ¡Reacciona! - Replicó.<br />

Mis ojos visualizaron a Emma sumergida en temor y sacudiéndome<br />

de los hombros.<br />

- ¡Salgamos de aquí! ¡Corre! - Ordenó en medio de agitación.<br />

Me encontré de nuevo con la entidad plasmada en una mancha<br />

oscura extendiéndose por las paredes, con el Lhasa Apso ladrando<br />

sin control, y la angustia irradiada en el rostro de Emma. Mi primera<br />

reacción fue correr lejos de allí. Ella agarró firmemente a su perro y<br />

juntas tiramos la puerta de un empujón. Mientras corríamos hacia las<br />

escaleras se formó un depósito de escombros de objetos rotos que<br />

nos lanzaban, afortunadamente pudimos esquivar todos los<br />

lanzamientos, y ninguno nos golpeó.


186<br />

En momentos críticos como ese, Tom frecuenta aparecer y<br />

auxiliarme, solo pensaba en eso mientras corría, miraba todo a mí<br />

alrededor para percibirlo, pero literalmente nunca apareció. Salimos<br />

de la casa y nos detuvimos frente a ella sobre el césped, la lluvia<br />

empapó nuestras prendas; la cuestión era que no volveríamos a<br />

entrar.<br />

Ese mismo día partimos en búsqueda del pastor Eddie para pedir su<br />

consejo al respecto, caminamos bajo las gotas de agua hasta<br />

encontrar un taxi disponible. Emma pasaba por una situación<br />

frustrante, la misma que yo vivía a diario, no podía olvidarla como<br />

ella hizo conmigo.<br />

Al llegar a la iglesia esperamos a que el pastor pudiera atendernos,<br />

mientras tanto el día se opacaba aun cubierto en llovizna.<br />

- No sé cómo explicar lo del vidrio de los retratos y los jarrones<br />

rotos y tirados por el suelo, quizá… si ven eso puede que me crean<br />

esta vez -<br />

- No se lo digas. Ni a ellos ni a nadie - aconsejé -. Puedes inventar<br />

algo, di… di que fue un accidente -<br />

- No parece creíble -<br />

- Bueno, pero es mejor que se queden con la duda y no con algo que<br />

no entenderán -<br />

- Pareces muy experta en el asunto - sospechó.<br />

Entonces preferí no exponerme a dar una excusa que pudiese fallar,<br />

Emma se había untado de lo paranormal la duda sobre mí ya se<br />

había implantado en su cabeza. Solo me restaba no resaltar el tema<br />

otra vez.<br />

El pastor sugirió una purificación con incienso en toda la casa y…<br />

oraciones de cada uno de los miembros de la casa, con su propia<br />

voluntad debían expulsar a la presencia, declarando la casa como<br />

recinto entregado a Dios. El dilema era, ¿Cómo hacer que sus padres<br />

acataran lo dicho? No era la opción más infalible. En segunda<br />

consideración, Emma pensó en contactar a un equipo de caza<br />

fantasmas, también la idea había brotado de una de las conferencias<br />

de la convención, pero no recordábamos el nombre del equipo como<br />

para intentar localizarlos en Internet, aunque el lugar en su momento<br />

estuvo colmado de publicidad de ellos, pendones, afiches y volantes,


187<br />

quizá conserváramos alguno de esos volantes en casa, y si no, Bueno,<br />

habíamos tomado fotografías, tal vez en alguna se pudiese<br />

vislumbrar el número de teléfono sobre un pendón, algo que nos<br />

indicara una idea de cómo contactarlos. Pero ahora acontecía otra<br />

traba; Emma prefería dormir en el patio antes que pasar la noche en<br />

su habitación. No quería hacerlo e insistió en que le permitiera<br />

quedarse en mi casa, pero mi casa ahora no era precisamente mejor<br />

que la suya. No, si Tom no se dispusiera a aparecer pronto.<br />

“Mi Tom…”<br />

- No sé si mis padres lo permitan - objeté.<br />

- Ellos me conocen desde pequeña. Por favor, Caro, no tengo a<br />

nadie más, solo cuento contigo -<br />

Bueno, ¿qué más da? No había nada que pudiera inventar que evitara<br />

que se hospedara en casa, nada diferente a que compruebe con sus<br />

propios ojos que mi casa, en esos momentos, estaba embrujada<br />

como ella se refirió a la suya también.<br />

Regresamos una vez más para pedir permiso a su madre y recoger<br />

unas cuantas cosas. Por supuesto que su madre inquirió por los<br />

objetos tirados y algunos rotos esparcidos por el suelo, ja, dijo que<br />

había corrido jugando con el perro por la casa y había resbalado; su<br />

madre no parecía muy convencida en lo absoluto, pero Emma se<br />

mantuvo obstinada en su declaración.<br />

El plan era localizar a los caza fantasmas en lo que se hospedaba en<br />

mi casa, después, arreglar una citar en lo que sus padres trabajaban, y,<br />

realizar las sesiones necesarias durante la ausencia de sus padres.<br />

Su madre estaría bien, ya que por una desconocida razón Emma era<br />

la más vulnerable a la presencia. Con precipitación tomó una maleta<br />

y empacó lo suficiente.


188<br />

Cumpleaños<br />

Es trágico ver pasar los años y no ver ningún cambio, ver que todo<br />

continúa igual o empeorando quizás a cuando comenzó hace once<br />

años. Desde que tengo razón todo en mí se basa en miedo. El<br />

tiempo son solo años que marchitan, y mi alma ya estaba marchita<br />

como las flores en otoño, pero el tiempo no es tiempo si se vive<br />

sumergida en sufrimiento, si no se goza el júbilo y la dicha del vivir,<br />

admito que conocer a Tom disminuyó el padecimiento, me devolvió<br />

una inmensa parte de mi sonrisa, que solo él provoca, pero nuestros<br />

sentimientos era tan absurdos e imposibles como el necio intento del<br />

fuego por encender sobre el agua. A veces procuraba con delicadeza<br />

imaginar nuestro futuro, pero no existía un futuro para nosotros.<br />

El seis de marzo marcó el calendario. En la mañana como de<br />

costumbre el canto de los pajaritos moderaba mi sueño, lo que le dio<br />

fin por completo fue otro canto que surgió en mi habitación, el canto<br />

de las voces de mi padre, mi madre, mi hermano y Emma.<br />

- … Feliz cumpleaños, Caroline. Feliz cumpleaños para ti… -<br />

cantaron en torno a un pastel de chocolate que sostenía mi madre.<br />

- Feliz cumpleaños princesa, que cumplas muchísimos más y que<br />

Dios te bendiga por siempre. Este es mi primer regalo, después viene<br />

el otro - me felicito mi papá con un beso en la mejilla y me entregó<br />

un regalo de envoltura roja.<br />

- Gracias papá - sonreí.<br />

- Aquí está el de tu madre - me lo entregó por ella porque tenía las<br />

manos ocupadas.<br />

- Feliz dieciséis, cariño. El que cumplas tus dieciséis no borra que<br />

aun seas mi bebé - dijo mi madre con ternura.<br />

- Mamá, por favor - en son de vergüenza.<br />

- ¡Abre el mío! ¡Abre el mío! - Insistió Thomas de forma hiperactiva.<br />

- Feliz cumpleaños Caro. ¿Lista para la fiesta? - Interfirió Emma.<br />

- No habrá tal fiesta, mi abuela acaba de fallecer y no me da ánimos<br />

festejar nada - objeté.<br />

- Cariño, hoy no es un cumpleaños cualquiera, cumples dieciséis… -<br />

- Pero mamá, no está mi abuelita, tampoco quiero irrespetar su<br />

memoria - interrumpí.


189<br />

- Lo sé cariño, pero podemos hacer una reunión muy tranquila, abra<br />

un elegante banquete, música suave en un amplio salón… - insistió.<br />

- La niña tiene razón, hay que respetar que mi madre ya no está aquí,<br />

hace tres días murió y no podemos andar haciendo fiestas. Que van<br />

pensar las personas de nosotros - reclamó mi padre.<br />

- Entonces sugieres que pase sus dieciséis años como si nada - criticó<br />

mi madre.<br />

- Yo no tengo problema con saltarme la fiesta - aclaré.<br />

- Se lo compensaré con un regalo especial, pero me temo que eso<br />

tendrá que esperar, y por supuesto, se tratara de una sorpresa -<br />

informó mi padre.<br />

Mi padre me obsequió una cadena y una pulsera en oro con un<br />

relicario de una cruz colgando y la pulsera tenía labrado mi nombre,<br />

mi madre me regaló un bolso Gucci. Mi hermano me dio un juego<br />

de magia que muy seguramente me lo obsequió para utilizarlo él,<br />

pero no me molestaba, todos los años me hacía lo mismo así que ya<br />

me había acostumbrado; y Emma me dio un completo estuche de<br />

maquillaje.<br />

Es irritablemente incomodo cumplir años en un día de clases, hay<br />

personas que se alegran con ese tipo de cosas, con los regalos, con<br />

las fiestas, las risas, aunque a mí también me hacía ilusión, pero…<br />

muy seguramente algo terminaría arruinándolo; no había podido<br />

escapar de esa realidad aún. En mi día de cumpleaños tenía la seria<br />

esperanza de que Tom apareciera, le había insinuado la fecha unas<br />

semanas atrás, cruzaba los dedos para que no lo olvidara y<br />

reapareciera por fin.<br />

Escuché que planearon cantarme el cumpleaños en la hora del<br />

almuerzo, creí que les molestaría y se enojarían conmigo por no<br />

contarles lo de Emma, pero les dio igual, con Emma recuperada ya<br />

se les había pasado la curiosidad.<br />

Eludí el lugar del almuerzo y no pude comer, seguro no les<br />

importaría cantar delante de todos, Mark se enteraría, si no es que ya<br />

lo había recordado; y usaría como excusa mi cumpleaños para<br />

robarme un beso como el año anterior, y su novia me reclamaría con<br />

palabras ofensivas igual que la vez pasada. Así que me dirigí a la<br />

biblioteca de la escuela y me puse a leer un libro mientras terminaban


190<br />

de comer. Después de un tiempo se apareció Jimmy con una sonrisa<br />

despiadada integrándose en su rostro cuando me vio, seguro sus<br />

intenciones era importunarme.<br />

- Con que escondiéndote - me acusó.<br />

- No quería que cantaran delante de toda la escuela, eso sería muy<br />

vergonzoso - expliqué.<br />

- ¿Cómo supiste de eso? Se supone que era una sorpresa, la<br />

arruinaste. ¡Ah! Ya que. Tendré que darte mi regalo aquí… ¿lo<br />

recuerdas? -<br />

Preguntó mientras ponía una libra esterlina británica en mi mano.<br />

Prosiguió.<br />

- Teníamos como cinco años cuando lo encontramos cavando en la<br />

arena. Dijimos que era una moneda que se había salido de un cofre<br />

del tesoro escondido más abajo por piratas y… -<br />

- Y cavamos como tontos durante dos semanas, creo - interrumpí<br />

para continuar relatando-. Al final no encontramos nada, solo<br />

piedras y más arena. Luego dijiste que era de la suerte y decidimos<br />

que tú te la quedarías, porque la necesitabas más, ya que tus padres se<br />

divorciarían - reímos juntos.<br />

- Y funcionó, ellos no se divorciaron, así que sí es de la suerte -<br />

aclaró.<br />

- Jimmy no puedo aceptarlo, es tu moneda de la suerte y la quieres<br />

mucho -<br />

- Cuando regales algo especial… debe ser algo que realmente<br />

aprecies. Por favor, acéptala. Te dará muy buena suerte, conmigo lo<br />

logró -<br />

- Gracias, Jimmy - los abracé con corpulencia y él respondió igual<br />

apretándome con firmeza contra su pecho.<br />

- ¿Recuerdas también ese pacto de amigos que hicimos ese día?<br />

¡Cielos! Realmente éramos tan infantiles - relató riendo.<br />

El silencio embargó el abrazo, Jimmy es tan leal, tan fiel e<br />

incondicional. El remordimiento puede ser tan devastador como el<br />

miedo, soy hostil para su fijación. Perduramos abrazados por<br />

minutos, quizá hubiesen sido más si no lo hubieran interrumpido<br />

Tommy y Cary entrando a la biblioteca.


191<br />

- Te estábamos esperando ¿Por qué no fuiste al restaurante? -<br />

Preguntó Cary.<br />

- Si, planeábamos felicitarte, pero nunca apareciste - complementó<br />

Tommy.<br />

- Lo lamento - me disculpé.<br />

Todos giramos la cabeza y centramos la atención en Mark Smith<br />

quien se acercaba a nuestra estancia sonriente y peinando su cabello<br />

rubio dorado, a sus lados estaban sus amigos, lo hacían ver como un<br />

rey pagano escoltado. Mark, Paul, Andrew, Spencer y Stan se<br />

sentaron en la mesa ignorando con insignificancia a mis amigos<br />

presentes.<br />

- Me enteré que cumples años. Feliz cumpleaños, te traje chocolates,<br />

fue lo único que pude comprar en esta prisión de escuela - me<br />

entregó los chocolates.<br />

- Gracias, Mark -<br />

Se inclinó para darme un beso que figuré no sería en la mejilla, aparté<br />

mi rostro hacia atrás y puse mis palmas en su pecho para estancarlo.<br />

Sonrío de lado y retiró su rostro de mío suspirando.<br />

- Tranquila, si no quieres mi beso está bien, pero no puedes decir no<br />

a mi invitación, los chicos y yo tenemos una fiesta. Ven conmigo -<br />

- Está de luto, no puede ir a fiestas, ¿por qué crees que no va a<br />

celebrar sus dieciséis? - Aclaró Tommy.<br />

- ¿Quién te pregunto, bocón? Cierra la boca y lárgate - le ordenó<br />

Mark.<br />

- Él no necesita permiso para hablar. Mejor lárgate tú que eres quien<br />

estorba - lo defendió Jimmy mientras se levantaba de mi lado<br />

derecho.<br />

- Ven y atrévete a sacarme - retó Mark.<br />

Mark se paró de mi lado izquierdo y empujó a Jimmy con<br />

brusquedad.<br />

- ¡Ya basta! - Exclamé mientras ponía mis manos entre ellos.<br />

Una vez Jimmy y Mark se golpearon en el pasillo en pleno montón<br />

de estudiantes, la pelea comenzó de la misma manera, Jimmy le dijo a<br />

Mark que se largará, se insultaron con palabras fuertes y cuando los<br />

detuvieron los suspendieron por una semana y la siguiente semana<br />

estuvieron en la tarde en detención realizando talleres de


192<br />

convivencia. No quería que se repitiera lo mismo, así que no me<br />

quedo de otra.<br />

- … De acuerdo, acepto tu invitación, pero no será a una fiesta, otra<br />

cosa -<br />

- ¿Lo dices en serio? ¡Por fin!. Yo sabía que al final no te resistirías -<br />

- Solo será una salida y ya - aclaré.<br />

- Pero, Caro. No puedes salir con este tipo - me advirtió Jimmy.<br />

No contesté nada a Jimmy y me di vuelta lejos de ellos antes de que<br />

iniciaran otra discusión. Me sitúe en otra sección de libros y me paré<br />

allí a reflexionar acerca de lo que hice; Mark era un pesado y no<br />

soportaría estar con él un solo día.<br />

En la atmósfera volaba un aire pacifico, liviano y puro, que remplazó<br />

el existente, me abrumó la cabeza de recuerdos. Fue muy acogedor,<br />

me dejé llevar por la tranquilidad influyente. Todo se echó a perder<br />

cuando reapareció Mark a mi espalda, se recostó sobre uno de los<br />

estantes con los brazos cruzados y con una amplia sonrisa.<br />

- Dime… ¿Qué hizo que quisieras salir conmigo? Fue mi irresistible<br />

atractivo, o quizás mi encanto -<br />

- No te confundas. Ya te lo dije, solo es una salida -<br />

- Por favor, no soy tonto, sé que te gusto - comenzó a restar la<br />

proximidad.<br />

- Mark, no empieces - con tono suave como no quería que hubiera<br />

sido.<br />

- Sé que quieres besarme -<br />

Me tomó y apretó mi brazo jalándome hacia él, intenté liberarme,<br />

pero indiscutiblemente su fuerza era mayor que la mía. Di unos<br />

cuantos pasos atrás y él los imitó sin liberarme. Me exigía<br />

responderle. Alcancé a temer que se saliera con la suya. Entonces<br />

Tom apareció en un instante y deslizó su mano por encima de mi<br />

hombro, sentí su aliento en mi oído, esa ligera brisa que sale de su<br />

respiración. De un imponente empujón intentó apartar a Mark de mí,<br />

pero por supuesto fue inerte. Luego cerró su puño y lo estrelló<br />

contra un estante que se sacudió tumbando unos cuantos libros. Se<br />

plasmó en la cara de Mark una estupefacta y confusa expresión, de<br />

inmediato me liberó de su apretón y se apartó del estante con visible<br />

miedo en sus ojos.


193<br />

Giré mi rostro para verlo ignorando la presencia de Mark, bajo sus<br />

cejas fruncidas había ternura en sus ojos. La emoción corría en la<br />

sangre que bombeaba mi corazón por todo mi cuerpo, y erizaba mi<br />

piel. Tom continuaba viendo hacia Mark quien interrumpió el<br />

silencio navegando en el aire.<br />

- ¿Qué rayos fue eso? ¿Lo viste? Algo golpeó el estante - con<br />

exaltación en su tono-. Aquí asustan, vámonos de aquí - con tono<br />

trémulo.<br />

- Lárguese usted, o lo obligaré por las malas - le advirtió Tom aunque<br />

no pudiese oírle.<br />

- Mark vete, por favor - repliqué.<br />

- No voy a dejarte aquí sola, ¿y si te pasa algo? nunca me lo<br />

perdonaría -<br />

- Escucha eso. Que descarado es este sujeto - replicó Tom riendo<br />

irónicamente.<br />

- Mejor vete Mark y déjame en paz - pedí.<br />

- ¿Pero y… nuestra cita? - Aparentando tono ingenuo.<br />

- Este sujeto es increíble - repuso Tom aun con tono irónico.<br />

- Mark, no hay tal cita, acabas de echarla a perder - le recordé.<br />

- Bien, estupendo, eres tú quien se la pierde, pero esto no se queda<br />

así, vas a arrepentirte por rechazarme - amenazó.<br />

Luego Mark corrió cuando Tom hizo temblar los estantes de otro<br />

golpe.<br />

Reintegré a mi expresión una sonrisa amplia que Tom concedió<br />

igual, pero antes de ello suspiró hondo y aguardó en silencio a que su<br />

rostro se alivianara, le tomó varios segundos deshacerse de la tensión<br />

en su cuerpo y en su rasgos.<br />

- Feliz cumpleaños…- felicitó.<br />

- Creí que lo olvidarías -<br />

- ¿Cómo podría? Como tampoco olvidaría darte un presente, por esa<br />

razón deberás acompañarme a la mansión en la tarde ¿irías conmigo?<br />

-<br />

Debí al menos enojarme, solo un poco, por haber estado ausente<br />

durante tanto tiempo, pero fue algo inútil ahora que lo tenía cerca de<br />

mí otra vez.


194<br />

- Me encantaría… - acepté - ¿Dónde estuviste? Estaba angustiada<br />

por ti, no sabía si te había metido en problemas. Lo lamento,<br />

prometo obedecerte en adelante - mencioné el tema.<br />

Hablar de ello condujo en Tom una inesperada expresión seria<br />

borrando su sonrisa de repente como no hubiese imaginado que lo<br />

hiciera.<br />

- Olvida eso. Ya tengo que irme, regreso en cuanto terminen tus<br />

clases, aguárdame si tardo - con tono apagado.<br />

No entendía que le molestó, el por qué el repentino cambio de<br />

humor. Creó una esforzada sonrisa en sus labios y se dio vuelta sin<br />

decir nada más.<br />

Se fueron terminando las clases, faltaba poco para salir de la escuela.<br />

No se me había ocurrido pensar en la interrupción que formaría<br />

Emma con su estancia en mi casa, me preguntó en varias ocasiones<br />

acerca de un entretenimiento para las dos en la tarde; eso complicaba<br />

todo. Para cuando terminaron las clases, Emma permanecía<br />

irrevocable con su insistencia, no hallaba un modo de deshacerme de<br />

sus planes.<br />

Estaba atenta a aprovechar cualquier oportunidad que se presentara,<br />

viajaba en el Mazda negro de papá con mamá al volante, Emma y yo<br />

estábamos sentadas en los asientos traseros. En cuanto mamá detuvo<br />

el auto delante de la casa, corrí con apuro, empujé la puerta y subí a<br />

mi habitación para despojarme del uniforme que usaba. Emma debía<br />

hacer lo mismo, para cuando se cambiara de ropa, me marcharía de<br />

la casa.<br />

Ya había memorizado el camino, no podría perderme. Caminaba<br />

entre celebres secuoyas y dominantes pinos Douglas por el sendero<br />

estrecho que luego se esfumaba entre empinados suelos. Me<br />

encontré con cautivadoras y extravagantes flores cubriendo el<br />

camino, la primavera se exponía en su mayor punto, fue inexcusable<br />

no detenerme y admirarlas. Olfateaba el perfume de las flores y<br />

entonces me cobijo una brisa pura y liviana que me hizo sonreír.<br />

- Eres testaruda. Especifiqué con detalle que me esperaras -<br />

pronunció Tom tras de mí.<br />

- Emma es difícil de evadir, tuve que adelantarme - sonriendo.<br />

Reímos juntos y nos dimos vuelta para comenzar a caminar.


195<br />

- A propósito, no es conveniente que regreses a su casa, podrían<br />

hacerte daño. Lo que hay allá es realmente peligroso - advirtió.<br />

- ¿Cómo supiste de eso? Yo no te vi allí - con tono suave.<br />

- Caro, siempre estaré atento a lo que suceda contigo. Si no me hice<br />

presente, fue porque no pude asistirte por motivos… en el más allá,<br />

pero estaba inquietamente desesperado al no poder hacer nada -<br />

contó.<br />

- Mi intención no es reclamarte, entiendo que no es sencillo para ti.<br />

No pretendo presionarte, ya me haces lo suficientemente feliz - le<br />

sonreí.<br />

Él se acercó y tomó mi rostro en un inconsciente movimiento, su<br />

tacto era apático como siempre.<br />

- Hay mucho más que puedes pedir, que yo no puedo darte. Debes<br />

admitir que somos necios y no queremos entender lo que se<br />

interpone entre los dos - susurró con aflicción.<br />

- Yo estoy viva y tu muerto, eso no me importa - contradije.<br />

- ¿Acaso te parece poco? Hemos ignorado un futuro en el que no<br />

estamos los dos, y es el único que existe -<br />

- Podríamos estar juntos si yo… muriera - pronuncié entre dientes.<br />

Su sonrisa se borró.<br />

- No vuelvas a decir algo semejante, ni siquiera lo pienses - reprochó.<br />

- Un día voy a morir, no sé cuándo, no sé si pronto o tal vez de<br />

anciana, o quizás el miedo termine por matarme. No lo sé - mascullé.<br />

- ¡No! Escúchame, no pienso permitirlo, vivirás, serás muy feliz, te<br />

doy mi palabra - prometió.<br />

Hablar de ello lo puso más serio que de costumbre. No entendía por<br />

qué le disgustaba tanto, ni siquiera entendía por qué dije eso.<br />

Avanzamos juntos a la mansión en ruinas, el camino fue escabroso.<br />

En mi lengua se quedaron atados más temas con respecto a<br />

nosotros. Tom se encargó de exiliarme de las palabras y habló de lo<br />

que pudiera para distraerme, lo noté. Poco a poco se cortó la<br />

distancia de la mansión y nos hallábamos próximos. Era turbador<br />

tener que esperar para la sorpresa por el largor del camino, fue<br />

haciéndose apacible cando entramos y me condujo directo a la<br />

habitación de su madre y de su padre. Aún no hablamos de ello,


196<br />

Tom se mostraba indiferente con ansiar saber lo ocurrido con su<br />

muerte.<br />

Ingresó con hastío a la habitación; había mueblería bordada en oro,<br />

incluía un tocador blanco, un sillón cerca de una dilatada ventana,<br />

una cama en cedro tallada y acompañada de dos mesitas a los lados,<br />

un gigantesco ropero en Doussie esculpido, un baúl en la parte<br />

inferior de la cama, candelabros en las paredes, un altar cubierto de<br />

restos de velas blancas, pinturas en los muros y el toldo pintado<br />

dibujaba a un ángel volando hacia una mujer que parecía ser la virgen<br />

María, y columnas en cada esquina.<br />

Formé una facilitada sonrisa, pero Tom reaccionó de manera<br />

adversa.<br />

- Esta sobre la cama - con tono seco.<br />

Su seriedad había arruinado el momento, había matado la plácida<br />

armonía subsistente en las ansias. Caminé con desánimo a la cercanía<br />

de la cama, y en las tendidas cobijas doradas se hallaba un medallón<br />

de oro que colgaba en una cadena tejida con un procedimiento<br />

excepcionalmente particular e insólito, era del mismo material,<br />

mostraba un arduo y perfecto trabajo del joyero que la moldeó,<br />

dibujaba a la virgen María con tres rosas forjadas en esmeralda<br />

engarzadas en su pecho, y para embellecer su divinidad tenia<br />

incrustaciones de diamante, y con una frase en italiano escrita en su<br />

respaldo:<br />

Sotto le coperte della vergine protetti.<br />

Su sola divinidad me fascinó. Me quedé ida en la belleza de tal joya,<br />

que sostenía entre mis dedos, parecía de invaluable precio, una<br />

verdadera obra maestra.<br />

- Es mi medallón, bueno, ahora es tuyo. Es lamentable no haberlo<br />

usado en aquella última noche. Le pertenecía a mi madre, fue<br />

transmitido por generaciones, desde su primer dueño. Ella me lo<br />

obsequió cuando tenía siete años, cuando me azotó una fuerte gripe.<br />

Me explicó que quien la usara estaría protegido por poderes de magia<br />

divina, por quien intercede por el señor, la virgen María. Nuestra<br />

familia fue muy devota de ella. Mientras la uses te protegerá aún más<br />

que mi esfuerzo para cuidarte. Por favor úsala, y no dejes de hacerlo<br />

- con tono inexpresivo.


197<br />

- ¿Qué significa la frase en italiano? -<br />

-… Bajo las mantas de la virgen María estarás protegido - contestó<br />

con tono frío.<br />

- Es bellísima, jamás había visto algo igual. La usaré todos los días,<br />

no te preocupes -<br />

Despegué mis ojos de la joya y miré su rostro con una sonrisa en mis<br />

labios.<br />

- Gracias - agregué.<br />

- Estupendo. Ahora… marchémonos de aquí - con voz disipada e<br />

inexpresivo.<br />

- Podrías siquiera fingir una sonrisa. Detesto que te pongas así, ¿te<br />

molestó lo que dije o es el lugar? Si fui yo, lo lamento - me quejé.<br />

Su seriedad se hizo más notoria, puso mala cara y caminó hacia mí<br />

con pereza, se paró delante de mí con la cabeza en alto. Me produjo<br />

escalofrío su reacción, entendí que se había molestado y que quizás<br />

formaríamos otra discusión, pensar en lo que sucedería me puso<br />

helada.<br />

- Discúlpame, no es nada. Me alegra que te haya gustado mi presente,<br />

es un pedacito tangible de mí - suspiró hondo alivianando su<br />

gesticulación - <strong>Los</strong> dos sabemos que amarte es un error, es como una<br />

bestia atestada de frenesí que me devora desde alma, ¿Qué puedo<br />

hacer? aun así te amo con necedad, y deseo con afán jamás dejar de<br />

errar -<br />

Aproximó su rostro y sus labios cerca de los míos, pero soltó un<br />

suspiro al recordar que sería inútil.<br />

Cuan frenéticos eran los latidos que bombeaban una sensación de<br />

cosquillas por la sangre entre mis venas, a punto de salirse de su<br />

ubicación en mi pecho; cortaba mis palabras, humedecía mis ojos,<br />

erizaba mi piel y agitaba mi respiro. Había esperado con esmero que<br />

pronunciara esas palabras.<br />

-… También te amo - con un hilo de voz.


198<br />

Reminiscencias<br />

Como la muerte interviene a través de un vivo para arrastrarse un<br />

alma, es para él como su juguete que maneja a su antojo, si el alma es<br />

débil, es manipulada. Un veneno, un arma, un puñal clavado en el<br />

pecho, o un puño apretando la ira pecaminosa por el prójimo, son<br />

las que arrebatan la vida sin ningún grado de piedad. Escapar de<br />

entre el ojo de la muerte es una suerte que no muchos contemplan.<br />

Caled Donegal escuchó el zumbido de la codicia, y la muerte lo<br />

convirtió en su juguete.<br />

La tenue luz procedente del cielo bajando la guardia ante la noche<br />

que nos cobijaba, el rojizo de las nubes se hacía más oscuro, una<br />

brisa fría volaba en el aire mientras nos tendíamos en el césped<br />

envuelto en un círculo por rosas rojas; sentados contemplábamos la<br />

puesta de sol.<br />

<strong>Los</strong> celos no me tomaban comúnmente, renunciaba a ello, pero era<br />

inaguantable sostenerlos, aunque abatía contra la molesta idea de que<br />

Tom un día amó con intensidad a Elizabeth, podríamos ser la<br />

misma, podríamos parecernos en todo, pero no conseguía imaginarla<br />

y aceptarla como yo misma. Recordé el testamento, la parte en que<br />

mencionaban que Tom se casaría, no sabía que parentesco había<br />

formado con ella, ni que significaba para él aquella otra mujer, solo<br />

pensaba en que si hubiera vivido se hubiese casado con ella y eso la<br />

hacía importante.<br />

Es egoísta pensar en que quiero que Tom esté siempre a mi lado. El<br />

miedo a perderle, incluía el día en que partiría al descanso eterno, yo<br />

misma le había dado esa oportunidad, le había devuelto los recuerdos<br />

custodiados de alivio que lo conducirían a la eternidad, por un lado<br />

me atacaban como fusilada, pero por el otro lado intentaba con<br />

esmero y esfuerzo sentir alegría por él, aunque me quemara por<br />

dentro.<br />

Por varios días estuvo posponiendo relatarme lo de los recuerdos<br />

que había recuperado, así que quise llegar de a poco a ellos.<br />

- ¿Ibas a casarte con esa mujer que mencionan en el testamento de tu<br />

abuelo? Anne Catalina Robinson la hija del duque tercero - Mascullé.<br />

Tom sonrío de forma traviesa.


199<br />

- Memorizaste su nombre - con tono divertido - ¿Por qué me<br />

preguntas aquello? ¿Acaso son… celos? - Con tono retozón.<br />

- Por supuesto que no -<br />

- ¿Segura? - Riendo entre dientes.<br />

- Que no. Estoy segura de que celos fue lo que sentiste cuando Mark<br />

trató de besarme - acusé.<br />

Tom se quedó sin argumento, quiso disimularlo, pero su mirada<br />

tímida lo delató.<br />

- Solo… un poco - admitió.<br />

- Tom, en serio. ¿De verdad ibas a casarte con ella? - Repliqué.<br />

- No tenía otra opción, era un compromiso por conveniencia del que<br />

no podía desistir por su alto prestigio. Anne Catalina Robinson<br />

segunda hija del Duque George Frederick Samuel Robinson tercero<br />

de Inglaterra, un privilegiado honor para algún afortunado. La<br />

conocí en una ocasión cuando estaba en Inglaterra, ella era de gran<br />

postura y elegante distinción, pero no, si hubiese vivido, jamás habría<br />

podido amarla ni corresponderle, la hubiese condenado a una unión<br />

absurda y decepcionante -<br />

- ¿Pero te hubieses casado con ella aunque amaras a Elizabeth? ¿No<br />

hubieses… peleado por ella? - Con tono suave.<br />

- Esto comienza a ponerse un tanto incómodo. Hablemos de otra<br />

cosa - declaró.<br />

- Tom, por favor, continúa - supliqué.<br />

- ¿Qué caso tiene? - Contradijo.<br />

- Quiero saberlo - insistí.<br />

- Está bien - aceptó - Una vez Elizabeth asistió a esta mansión, para<br />

entonces ya estaba perdido por ella. Su padre atendía asuntos de<br />

negocios con mi abuelo. Iniciaron una conversación que llegó al<br />

tema del matrimonio de Elizabeth, su madre insinúo que sería un<br />

merced de gran inversión, una unión entre dos familias prestigiosas<br />

de Portland como lo eran mi familia, los <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, y los<br />

Taylor. Tal vez sean descendientes legítimos de los Thompson. Pero<br />

bueno, cuando escuché aquello sufrí una conmoción de plena<br />

emoción, temí no poder disimularlo… -<br />

- ¿Y? ¿Por qué no se comprometieron si la amabas? - Interferí.


200<br />

- En ese entonces no funcionaba de esa manera, Caro. El dinero era<br />

lo que importaba, quien dominaba la mente de un humano, - su voz<br />

se fue quebrando - tal hecho condujo a mi padre a una cruel locura.<br />

Aún no me explico… ¿cómo permanecí tan ciego durante tanto<br />

tiempo sin ver las intenciones de ese hombre? - Suspiró y prosiguió -<br />

Por supuesto que habría aceptado con insistencia su insinuación,<br />

pero era imprudente y deshonroso delegar una respuesta a una<br />

conversación que no me era ajena. Quien tenía la palabra era mi<br />

abuelo, él obviamente lo rechazó, buscaba algo más extremo en<br />

posición con referencia a ello, e incluso la hija del duque le parecía<br />

un pedacito de lo que en verdad nuestra familia mereciera, y tener el<br />

segundo apellido como Donegal y con la referencia conocida en<br />

Portland de mi padre me bajaba puntos. Es grato que jamás haya<br />

compartido su opinión, mi madre me enseñó valores diferentes, el<br />

significado de amar, me enseñó la nobleza, a ser condescendiente<br />

con las personas, aunque bueno, el temperamento lo saqué de mi<br />

abuelo. Aun así, si hubiese sido más tenaz y firme, no hubiesen<br />

ocurrido muchas cosas que ocurrieron, afortunadamente no lo fui, -<br />

una sonrisa se formó en sus labios - porque entonces no hubiese<br />

podido conocerte - agregó.<br />

El tema comenzaba a ponerse tenso y áspero, los recuerdos de Tom<br />

habían regresado y se habían hospedado claramente en su mente tras<br />

el conocimiento de su muerte y su asesino. Había muchas preguntas<br />

que nacían en mi curiosidad acerca de su asesinato, pero debía<br />

reservármelas hasta que fuera él quien las mencionara o se sintiera<br />

preparado para hacerlo.<br />

Nos movimos a la fuente con la imagen de la madre de Tom<br />

esculpida sobre la piedra caliza, nos sentamos en el borde circular sin<br />

detener nuestras miradas enfocadas de frente. Las fenomenales y<br />

despampanantes flores moradas crecían envolviendo la imagen, y<br />

llegaban a nuestra cercanía.<br />

Había unas palabras subiendo a través de mi garganta, empujando mi<br />

lengua, yo había resuelto el enigma que un día parecía inadmisible<br />

desde todas sus perspectivas y ángulos. Ansiaba saber todo a lo que<br />

puse tanta dedicación; la fuga de palabras me daría la respuesta, y es<br />

que cada vez se hacía más difícil de retener entre mis dientes.


201<br />

- ¿Qué paso aquella noche? - Pregunté con interés y tono suave.<br />

- Prefiero no hablar de ello. Aún me perturba. - Con tono sutil.<br />

- Por favor, Tom. Es tan importante para ti como lo es para mí -<br />

rogué.<br />

- Sí, pero no tiene que importar ahora -<br />

- Realmente me importa. Quiero saberlo, por favor - exhorté.<br />

- De acuerdo. - Accedió. Se tomó unos segundos y prosiguió - Aquel<br />

día en la tarde, me había encontrado con una cruda versión de mi<br />

padre; escuché que discutía con un hombre que le exigía una suma<br />

de dinero exagerada, ese sujeto al parecer había ejecutado un<br />

homicidio que mi padre le había ordenado. Me costó suponer o<br />

imaginar de que se tratase de mi familia, es más, jamás contemplé esa<br />

posibilidad, todo lo que comprendí fue que mi padre era culpable de<br />

una muerte desconocida para mí en aquel entonces. El odio y<br />

repugnancia que comencé a sentir por él fue inmediato. Me negué a<br />

considerar la idea de perdonarlo algún día - recordó.<br />

- ¿Le reclamaste? ¿O… preferiste callar? - Pregunté con tono<br />

paciente<br />

- De ninguna manera hubiera ignorado eso. Le reclamé, en su<br />

expresión formada ante la pregunta descubrí en su rostro lo que<br />

necesitaba saber, pero él se reservó una repuesta y me dijo que había<br />

imaginado esa conversación. Por supuesto que no creí ninguna de<br />

sus palabras - su cabeza parecía empezar a vagar en dudosos<br />

recuerdos-. Me alejé de él hasta la noche. Mi nana, Marie, entró a<br />

recordarme que no debía pasar la noche en vela debido a un juego de<br />

polo en el que participaría. Ella fue muy dulce, reanimó mi alma para<br />

que le escribiera a Elizabeth. Se debió a ella la existencia de esa carta.<br />

Ella podía saber todo sobre mí sin tan siquiera preguntarme, decía<br />

que conocía todas mis reacciones y que mis sentimientos por<br />

Elizabeth, eran demasiados notorios, que lo veía en mis ojos cuando<br />

solo escuchaba pronunciar su nombre y… -<br />

Sus declaraciones hacían que de nuevo me posesionaran los celos.<br />

- ¿Cómo ingeriste el veneno? - Lo interrumpí.<br />

No quería que continuara hablando de Elizabeth, ya que su nombre<br />

me hacía sacudir los huesos en irritación. Tom entendió mi fallado<br />

disimulo ante la intención y agregó a su serio relato una sonrisa de


202<br />

lado, que me hizo abandonar mis ojos de los suyos y forjar una<br />

sonrisa en señal de vergüenza; también me delataron mis mejillas<br />

sonrojadas, fue justamente lo que no quería que notara.<br />

- Está bien, no hablaré de Elizabeth si te molesta - sonriendo.<br />

- No me molesta, solo me incomoda, es que... ¡Ah! Mejor continúa,<br />

por favor - evadiendo el tema.<br />

- Luego de que mi nana se marchara del lugar para dejarme a solas<br />

escribiendo y no me produjera obstáculo su presencia. Mi padre<br />

entró con el vaso de leche que mi madre acostumbraba a darme<br />

antes de ir a la cama cuando era niño, antes de que la asesinara.<br />

Admitió ser responsable de una muerte, dijo que un sujeto le había<br />

amenazado con matarle si no acudía a darle una suma mayoritaria a<br />

lo que valdría en precio de esta mansión, que no tenía otra opción.<br />

Aguardé en silencio mientras se explicaba, se disculpó… - su voz se<br />

quebrantó con nostalgia, suspiró y soltó el nudo atado en su garganta<br />

durante ciento treinta un años - estaba envenenada, yo no lo sabía y<br />

la consumí sin sospecha… para cuando desperté, mi respiración y<br />

latidos habían cesado para siempre.<br />

Mi habitación carecía de mis pertenencias, jamás había estado tan<br />

confundido, me esmeré por recordar, pero no podía visualizar la<br />

última noche. Miré por la ventana y fue cuando comprendí lo que<br />

sucedía, más bien creé una posibilidad que me dio a pensar la vista.<br />

Sacaban mi cuerpo deshabitado y muerto por las puertas de esta<br />

mansión. Habían detectives, personas distinguidas observando, el<br />

personal de servicio y los esclavos. Mi nana lloraba<br />

desconsolada…me dolió verla así.<br />

Cuando las personas se disipaban corrí al estudio de mi padre, él<br />

buscaba con desespero en su escritorio. Lo llamé con insistencia,<br />

pero él no contestó, no podía escucharme ni verme. Llegó un<br />

hombre al que mi padre le dio una suma incontable a simple vista,<br />

recuerdo claramente las palabras de ese hombre, se dirigió a mi padre<br />

diciendo: “que astuto su excelente plan, deshacerse de los <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong> para quedarse con todo“. El odio que me embargó hacia<br />

mi propio padre era descabellado, tenazmente brutal, y eso me<br />

condenó. Entonces recordé lo que me urgía, me vi escribiendo mi<br />

apellido en la carta, me azotó un crudo dolor en el abdomen…


203<br />

recordé soltar el vaso hasta que su poco contenido se derramó en el<br />

escritorio y el vaso rodó hasta golpear el suelo, caí sobre mi cama, la<br />

agonía era despiadada, dolorosa, mi cuerpo sudaba y mi respiración<br />

estaba muy exaltada, y poco a poco se fue apagando. Esa realidad era<br />

tan cruda que para aliviar el dolor, la cura era olvidar. Toda mi vida<br />

se hizo borrosa y al olvidar no podía empezar a limpiar mi alma.<br />

Esperé durante años a que mi nombre fuera llamado para alcanzar la<br />

eternidad. El paraíso. Temí terminar en el infierno, pues no sabía<br />

nada sobre mí. Si no perdono y me deshago de ese rencor no podré<br />

obtener mi boleto nunca -<br />

Cuando pronunció el infierno me temblaron las piernas y respondí al<br />

miedo grabado en el recuerdo, el ardor que origina las eternas llamas<br />

castigadoras de los condenados. Tom estaba lejos de esa posibilidad,<br />

era imposible que tan dulce alma fuera destinado a ese aborrecido<br />

lugar, eso nunca pasaría.<br />

El infierno permanecerá con frenesí de almas, y siempre habrá<br />

alguien dispuesto a pertenecerle, las personas ignoran la procedencia<br />

de la maldad, como decía la abuela: esta es una vida, al morir será<br />

una eternidad. Temor merecido se le debe dedicar a las llamas,<br />

aunque los humanos conocen remotamente por la Biblia que el<br />

infierno resguarda los más torturantes sufrimientos, aun así, es muy<br />

diferente escuchar a experimentar.<br />

- Estoy segura de que su júbilo no es mejor a lo que fue en vida. Sé<br />

que no ayuda mucho, pero fue él quien se mató a sí mismo - con<br />

tono sedativo.<br />

- Estaré bien, siempre y cuando esté contigo - manifestó.<br />

El día se ponía en su fin, el perfume de las flores se preparaba para<br />

reposar en la noche serena avecinándose en el cielo, los cantos<br />

silvestres del bosque se escondían bajo la quietud, y la helada brisa se<br />

apoderaba del tiempo descuidado por el sol.


204<br />

La parca<br />

Ante Portam, la cárcel desterrada, obscura y frágil de auxilio a la que<br />

fui condenada, la puerta del infierno y del purgatorio, fuerzas<br />

humanas no podrían cerrarla, nada podría darle candado.<br />

Pasó una semana antes de que se realizara la inútil caza del espectro,<br />

le prometían deshacerse del problema en casa de ella, pero no estaba<br />

surtiendo efecto. En la tarde nos juntaríamos para idear los últimos<br />

cabos sueltos, y en el día siguiente asistiríamos a un retiro espiritual<br />

para estar protegidas de las fuertes presencias que infectan el lugar,<br />

como si eso fuese a funcionar en mí. Para el siguiente día se<br />

cumpliría lo planeado.<br />

Actuaba con la intención de acompañarla en todo el proceso que se<br />

efectuaría y que necesitaría de su ayuda para cumplirse, pero después<br />

tendría que defraudarla; uno, porque ese lugar me ponía los pelos de<br />

punta; dos, tenía terminantemente prohibido acércame a tan siquiera<br />

unos metros de allí, Tom no me dejaba, decía que era un riesgo<br />

absurdo y no quería hacerlo enojar. Además, había prometido<br />

obedecer todo lo que me pidiera.<br />

Me encontraba en casa estudiando para un riguroso examen para la<br />

anticipada fecha del mes de mayo, de este examen dependía todos<br />

mis estándares para universidad, pero con Tom cerca era muy difícil<br />

concentrarme, cuando llegaba hacia a un lado el repaso para estar<br />

con él. Quise aprovechar su estadía demorada para dedicar tiempo a<br />

mis otros deberes. Parecía muy enfocada hasta el momento en que<br />

Jimmy tocó con insistencia a mi puerta.<br />

Dos sucesos, estaban aguardando tras la puerta, comenzaron a abrir<br />

paso al doliente sufrimiento, acercándose con apuro.<br />

- Hola, Caro. Apresúrate, iremos al muelle. No hay tiempo para decir<br />

que no ¿quieres ir? - Dijo con voz acelerada mientras en el auto<br />

estacionado tocaban el claxon con reiteración.<br />

- ¿Qué? Jimmy, no puedo ir -<br />

- Te dije que no había tiempo para decir eso. Es importante, de<br />

verdad vas a divertirte, tienes que venir ¿Qué otra cosa tienes que<br />

hacer? - Señaló afanado.<br />

- Estudiar. Además debo ir con Emma al… -


205<br />

Callé, Jimmy no iba a entenderlo.<br />

- ¿Al que?… ¿a qué tienes que ir con Emma? - Preguntó.<br />

- Olvídalo. Solo no puedo ir -<br />

- Caro, ¿A qué tienes que ir con Emma? - Repitió.<br />

- Cosas de… mujeres - indiqué.<br />

- Está bien, haz lo que quieras - con tono brusco.<br />

Jimmy seguía molesto por ocultarle cosas, me había hecho pensar<br />

que no le importaba, la verdad era que se retorcía en sus adentros,<br />

que disimulaba sin éxito su expresión frente al disgusto. Esta vez fue<br />

más evidente, por su tono, por su expresión en el rostro, y porque se<br />

dio vuelta sin despedirse de regreso a su Ford.<br />

Conforme trascurrió el tiempo, dio paso a dos eventos, el primero;<br />

ocurrió en mi silenciosa y deshabitada casa cuando me hallé sola una<br />

vez más en mi habitación escondida bajo las cobijas, sin parpadear<br />

para no perderme ningún detalle a mi alrededor, con pavor de cruzar<br />

la puerta o de lo que me encontrase allí abajo en el estudio. Mi madre<br />

me había dejado sola sin avisarme, al parecer se le había presentado<br />

una dificultad con Thomas en la escuela de música; no era de<br />

sorprenderse al suponer que se tratara de su comportamiento.<br />

Minuto a minuto el pavor fue transformándose en terror<br />

descabellado, al ocupar mi cabeza los recuerdos de hechos dados en<br />

ese lugar, solo me quedaba cruzar los dedos y rezar porque llegara<br />

pronto mi madre. Aunque las cosas se volvieron leves y llevaderas<br />

cuando Tom apareció para aliviar la angustia inminente, se presentó<br />

el aplomo ante su presencia.<br />

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó Tom frunciendo sus cejas en<br />

expresión confundida.<br />

- Me alegra que estés aquí - con tono aplacado.<br />

- Sí, bueno, sé que en su debido momento te advertí de las<br />

consecuencias nefastas que traerían tu asistencia a la casa de Emma.<br />

Nunca está de más recordártelo, y si tengo que rogarte que no vayas,<br />

lo haré - precisó.<br />

- Eso lo tengo claro, no iré. Encontraré la manera de no ir, solo<br />

dame tiempo, pero no debes preocuparte - expliqué mientras me<br />

levantaba de la cama y me ubicaba delante de él.


206<br />

- El encuentro es mañana y tú aun sigues asegurándole a Emma que<br />

asistirás. Trato de alejarte de lo que pueda ser peligroso, pero eres<br />

demasiado testaruda y te sales de mi control -<br />

- Tengo tu medallón, así que todo el tiempo he estado bien,<br />

despreocúpate un poco - le sonreí.<br />

Sonrío y una ligera risa se escapó de sus labios. Se acercó a mí y<br />

consintió el medallón de la virgen colgando en mi garganta que me<br />

había obsequiado. Intentó consentir mi mejilla, pero su tacto pasó<br />

intangible por mi piel.<br />

- He practicado, pero mi piel continúa muerta. Creo que no puedo<br />

abatir ese hecho - manifestó con tono aflictivo.<br />

- Eso no importa… mientras estés cerca de mí - expresé<br />

Ese momento se arruinó cuando sonó el timbre de la puerta.<br />

- Ve, igual yo ya tenía que partir de vuelta - susurró.<br />

Bajé las escaleras con desaliento, el timbre parecía urgente, pero no<br />

obedecí a su llamado de la misma manera. Al pasar por el estudio un<br />

presentimiento volaba en la atmosfera, advertía un aura moribunda.<br />

Me quedé amarrada al aire, analizando un apagado futuro que<br />

ignoraba estuviera tan cerca. La puerta volvió a llamar, lo que<br />

despertó mi designio inconsciente para dirigirme a ella. En cuanto la<br />

abrí expuso a Emma ante mis ojos.<br />

- ¿Quién es el chico con quien estas? - Preguntó y afirmó.<br />

Me atropelló una brutal sensación de angustia, fue como si le<br />

hubieran atinado a mi punto inerme y distraído, fue una pregunta<br />

directa que atacó todos mis nervios discretos que pasaron a ser<br />

indudables. <strong>Los</strong> segundos avanzaban y mis palabras se hallaban<br />

sorprendidas y calladas.<br />

- ¿Y? ¿Quién es? - Con una sonrisa atrevida y maliciosa.<br />

- Emma… ¿Quién es quién? - Aparentando un tono incrédulo.<br />

- No te hagas, yo los vi por la ventana de tu habitación. ¿Quién es?<br />

¿¡Eh!? - Pronunció mientras daba unos pasos dentro de la casa con<br />

destino a las escaleras.<br />

Emma era admisible a un don que se desarrolló en ella al enfrentar lo<br />

paranormal de cara a cara, aunque por fortuna ella no pasaría por lo<br />

mismo que yo y sobreviviría en su mundo, fui algo tonta al ignorar la<br />

idea de que pudiera ver a Tom. Cuando digo mentiras, mi corazón se


207<br />

acelera, mi expresión me delata y mis palabras me traicionan, por<br />

aquella razón prefiero evadir antes que mentir.<br />

- No sé de qué me hablas. ¿Qué haces aquí? ¿Vamos a ir mañana al<br />

retiro? ¿O vienes a cancelarlo? - Interpreté con desorden.<br />

- No, las cosas van según lo planeado. ¿Y bien? ¿No vas a decirme<br />

quién es? -<br />

- Emma, estoy completamente sola, no sé lo que hayas visto, tal vez<br />

lo imaginaste -<br />

- No, no imagino nada. Lo vi bien, un chico guapísimo que casi te<br />

besa -<br />

Ella había visto todo. ¿Cómo podía evadir eso?<br />

- Emma, no hay nadie - repliqué.<br />

- Está bien, si no quieres decirme, no hay problema. Estoy segura de<br />

que esta en tu habitación -<br />

Debí imaginar que no se daría por vencida. Corrió por las escaleras<br />

hasta llegar a mi habitación y empujó la puerta, en su rostro se armó<br />

una seria expresión de decepción, prosiguió buscando bajo mi cama,<br />

en mi baño y donde pudiese alguien esconderse. Cuan penoso e<br />

incómodo fue ese momento, me sentí como si estuviera cometiendo<br />

algo malo.<br />

- ¿Te das cuenta? No hay nadie -<br />

- Entonces… ¿Por qué te tardaste tanto para abrirme? Eso le dio<br />

tiempo de huir. ¿Quién te ve?, Caroline. Yo que te creía tan inocente.<br />

Prometo no decirle a nadie solo cuéntame- con tono divertido.<br />

- ¿A qué viniste? No puedo salir, tengo que estudiar - evadiendo el<br />

tema.<br />

- Uy. Sí, estudiando. Vine a entretenerme con algo, en casa de mi<br />

abuela es tan aburrido - Explicó.<br />

- Aprovéchala mientras la tengas… ¿Vas a ayudarme a estudiar? -<br />

- ¿Qué tal si yo te veo mientras tú estudias? -<br />

Así fue como ocurrió el primer suceso y que dio paso al segundo. En<br />

un momento de descuido dejé sola a Emma en el comedor mientras<br />

bajaba algunos libros de mi habitación. El estudio no estaba solo, ella<br />

no lo sabía.<br />

Por el aire viajó un grito desgarrador hasta mis oídos. Bajé tan rápido<br />

como pude; ardor en la atmósfera y en la carne. Su alma amarrada a


208<br />

su cuerpo parecía ser arrancada por aquel demonio prófugo de la<br />

pintura, esbirro de Satanás. Apretaba sus dos brazos haciéndolos<br />

sangrar con sus uñas en una especie de mutilación para la piel de<br />

Emma; por su rostro resbalaba sangre, una profunda cortada se<br />

extendía por su mejilla. Sufría de dolor y mi reacción era endurecida<br />

al ayudarla. La macabra sonrisa del demonio aplaudía su crueldad, su<br />

fija mirada procedente de sus cuencas profundas en su rostro donde<br />

sus ojos rojos ardiendo en fuego satánico, reían.<br />

Emma y Jimmy llegaron a ser imprescindibles para mí, era una<br />

potestad tenerlos cerca. Desde mi infancia. <strong>Los</strong> protegería a toda<br />

costa.<br />

En un momento no meditado, de puro instinto, en medio del<br />

desespero al ver como torturaba a mi amiga, me lancé contra el<br />

demonio e intenté con todas mis fuerzas separarlo de ella; su<br />

asqueroso cuerpo estaba lubricado con una sustancia pegajosa y<br />

nauseabunda. Entonces sucedió una señal, o al menos eso me<br />

pareció, fue como si mis ojos hubiesen sido arrastrados al medallón,<br />

recalqué las palabras de Tom, era momento de ponerlas a prueba.<br />

Quité el medallón de mi cuello y lo coloqué en el cuello de Emma,<br />

inmediatamente las uñas y manos del demonio ardieron en fuego. Se<br />

vio obligado a alejarse de ella, muy distanciado. Emma cayó al piso<br />

casi inconsciente. Pero ahora, mi alma estada desprotegida y<br />

expuesta, paralizada frente a ese horrible espectro, mi respiración era<br />

descoordinada, su roñoso rostro me miraba con enojo y como un<br />

perro rabioso enseñaba sus dientes colmilludos. Ahora era mi turno.<br />

- ¿Quién eres? - Con tono desgarrado.<br />

Esa pregunta me daría más tiempo para que apareciera Tom para<br />

salvarnos.<br />

En un principio hablaba en lenguas, más que palabras parecían<br />

gruñidos, y no podía entender lo que pronunciaba. Su voz era<br />

inmunda y aterradora.<br />

- ¿Por qué lo haces? - con un hilo de voz.<br />

De nuevo contestó, aunque no entendiera nada ese intento me daba<br />

más tiempo antes de que se lanzara contra mí y desgarrara mi piel, mi<br />

carne.


209<br />

En el aire volaba una neblina plenamente blanca que comenzaba a<br />

tomar forma y que se situaba a mi lado, se atravesó entre el demonio<br />

y yo. Un brilloso resplandor lucia en su cuerpo entero. Un fresco<br />

alivio bajó por mi garganta, pero no se mantuvo así por mucho<br />

tiempo, puesto que ahora era Tom quien me preocupaba.<br />

- Aléjese de ellas - le ordenó Tom apretando sus dientes.<br />

El demonio lo miró con arrogancia, sonriendo de par en par<br />

examinándonos durante unos segundos. Dijo algo que a Tom lo hizo<br />

fruncir sus cejas aún más. Entonces el demonio rió a carcajadas.<br />

- Solo lárguese, o me veré obligado a devolverlo por la fuerza - le<br />

advirtió apretando sus dientes.<br />

Se movió con rapidez hacia un lateral de Tom y susurró algo en su<br />

oído, luego con su mano tomó en forma brusca el brazo de Tom.<br />

- Por favor vete y llévate lejos a Emma de este lugar - me pidió con<br />

cautela.<br />

- ¿Y qué sucederá contigo? -<br />

- Iré pronto. Hazlo, prometiste que me harías caso - Apuntó.<br />

Hizo una ligera sonrisa falsa, en sus ojos se retrataba el miedo que lo<br />

embargaba, al contrario de infundirme tranquilidad me preocupó,<br />

temí a lo que sucedería con él, pero Tom es más testarudo que lo que<br />

se queja de mí, y no iba a hacerme caso de escapar conmigo.<br />

Entonces pensé también en Emma, mis ojos la atraparon tirada en el<br />

suelo y bajo ella un charco de sangre. Corrí hacia Emma, la sangre<br />

brotaba de sus manos, de las rasgaduras en su cuerpo, sus muñecas<br />

eran las más afectadas, las más preocupantes. Su rostro, su bonito<br />

rostro ahora estaba marcado por terribles cortadas. Ella no<br />

reaccionaba, sus ojos estaban abiertos, pero no reaccionaba; asumí<br />

que debía de estar en shock. Miré por encima de mi hombro, se<br />

chocaron una estela de luces que cegaron mi vista. Tomé a Emma de<br />

su abrigo y la halé arrastrándola por el suelo hasta sacarla de allí. La<br />

llevé hasta la puerta trasera en la cocina. Allí con paciencia intenté<br />

hacerla reaccionar. Tomé un vaso de agua y la forcé a beberlo.<br />

Cuando despertó de su parálisis se lanzó abrazarme con vigor, me<br />

cortaba la respiración.<br />

- Todo está bien, Emma. Ahora levántate, es mejor que vayamos a<br />

un hospital - sugerí.


210<br />

- ¿Dónde está? Ese rostro, ese rostro, su rostro - repitió<br />

reiteradamente<br />

- Tranquila, todo está bien. Levántate por favor, tenemos que irnos a<br />

un hospital -<br />

- Tengo miedo, por favor ayúdame - con voz temblorosa y fatigada,<br />

con sus ojos húmedos descargando lágrimas.<br />

- No te preocupes, todo está bien. Debemos irnos rápido a que te<br />

atiendan -<br />

Tomé el auto de mamá que estaba en el garaje y lo usé para llevar a<br />

Emma al hospital.<br />

No tenía idea de qué decir cuando me preguntaran cómo se había<br />

hecho eso. Cuando la entraron a emergencias evadí el cuestionario,<br />

pero no tardarían mucho en realizarlo otra vez. Lo que no dejaba de<br />

angustiarme más, era que Tom se encontraba en peligro, ante una<br />

fuerza mayor que él, que podría lastimarlo, afectarlo de alguna forma<br />

en la que pudiera hacerle daño.<br />

Inquieta caminaba de ida y vuelta por el pasillo de espera, mi cuerpo<br />

apuñalado por el miedo ardía en ansiedad y una lágrima quería salir<br />

de entre mis ojos, hasta que no lo soporté más y me di vuelta para<br />

dirigirme de regreso a mi casa e impedir lo que le estuviera<br />

sucediendo a Tom.<br />

Llegué hasta el estacionamiento, con pasos precipitados me dirigía<br />

hasta el auto.<br />

- Eres necia y desobediente - interfirió en mi recorrido por mis<br />

espaldas.<br />

- Tom… - volví la mirada para comparar lo captado por mis oídos -<br />

estaba preocupada -<br />

- Aquí estoy, estaba cuidándote. - apaciguó mientras cortaba su<br />

distancia -. Lo que le sucedió a Emma pudo haber sucedido contigo<br />

y… -<br />

- No fue así - le interrumpí.<br />

- Lo hubiese desecho en pedazos - apretando sus dientes.<br />

Reste toda la distancia y me coloqué a unos centímetros de su rostro,<br />

pero sus ojos no colisionaron con los míos, se centró en la sangre<br />

mancando mis manos, continuamente sus parpados expusieron<br />

completamente el azul de sus ojos.


211<br />

- No es mi sangre, es de Emma - expliqué.<br />

Entonces su expresión se alivió y permitió que su mirada se<br />

entregara a la mía.<br />

- ¿Sabes? Eres la única manera para que escoja permanecer<br />

eternamente penando, por ti renunciaría a todo, tú ya eres mi<br />

paraíso… - con tono suave.<br />

Cuanto me reconfortaba, provocó que olvidara todo en ese<br />

momento y aquel temor dedicado al día en que se marchara se<br />

desvanecía y como polvo se perdía en el viento. Ahora estaría aquí,<br />

hoy, mañana y siempre.<br />

- ¿Por qué no estás usando el medallón? - notó.<br />

- Se lo di temporalmente a Emma, espero que no te moleste -<br />

mascullé.<br />

- De ninguna manera. Dime ¿Cómo esta ella? - Con tono suave.<br />

- No lo sé, la están atendiendo, espero no sea grave. - aquello<br />

despertó el recuerdo del demonio - ¿Qué paso con esa cosa? ¿A<br />

dónde se fue? ¿Va a seguir en la casa? - Interrogué.<br />

- No se dará por vencido, los demonios no ceden, insistirá para<br />

agredir físicamente a Emma, y supongo también jugará con su mente<br />

como acostumbran hacerlo. Ese es su arte, su maldad y su sed de<br />

miedo - explicó.<br />

- ¿Pero por qué Emma? ¿Por qué ella?-<br />

- No lo sé, lo que le está ocurriendo no es normal, no es algo que<br />

suela ocurrir., no en las personas comunes -<br />

- ¿Crees que Emma sea Ante Portam? -<br />

- Lo dudo, pero en contrariedad tengo otra sospecha - merodeó.<br />

- Dímela - solicité.<br />

Esquivó la mirada y dio la espalda.<br />

- Tom, ya abriste la llave, ahora llena el vaso -<br />

- No pretendo preocuparte -<br />

- Lo estaré de igual manera si no lo haces y me pasaré los minutos<br />

torturando a mi cabeza hasta descifrarlo. Por favor… -<br />

Se enfrentó a mi mirada y reubicó su cuerpo apuntando al mío.<br />

- Bien - accedió -. Escucha, tiene sed de ti. Te conoce bien; te vio<br />

crecer, pero no fue hasta que tu pavor desbordó la línea que él pudo<br />

romper su encarcelamiento, le diste ímpetu. Ahora, creo que su


212<br />

intención es aislarte, vio en Emma una luz auxilio, que podía<br />

comprenderte y quiso alejarla. Por otro lado, comprobó cuan frágil<br />

es tu alma cuando se trata de alguien querido, como por ejemplo<br />

exponerte y es así como te quiere -<br />

- ¿Para qué? - inquirí de inmediato, para no darle tiempo de cortar<br />

sus palabras.<br />

Guardó unos segundos mientras sus ojos hacían una lectura de mi<br />

expresión. Seguidamente liberó un suspiro que parecía infundirle el<br />

continuar.<br />

- Para llevarte consigo a donde pertenece -<br />

Escuché un pitido en mis oídos y tras este surgían del aire los gritos<br />

desgarradores de las almas entre las llamas. El recuerdo del infierno<br />

se sintió tan real que las piernas me temblaron y el aire se escapada<br />

en cada inhalación.<br />

- Eso no va a ocurrir. No hay manera de que pueda quitarme de en<br />

medio de su propósito - apaciguó trayéndome de regreso a la<br />

realidad -. Por ahora está concentrado en Emma -<br />

- ¿Qué? Ella no tiene que padecer por mi culpa - objeté.<br />

- Entiendo que te preocupe su seguridad, pero eso me da tiempo de<br />

hallar una manera de expulsarlo de este mundo. Te prefiero a ti por<br />

sobre ella -<br />

- No puedes decir eso. Tenemos que ayudarla -<br />

- No puedo contra él - refutó.<br />

- Debe haber una manera -<br />

Entonces tras aquellas palabras su rostro asumió una nueva<br />

expresión, esta reflejaba recelo y artificio, ¿Qué sabía?<br />

- ¿Tom, la hay? - cuestioné<br />

Pero permaneció mudo con sus ojos enfrentándose a los míos.<br />

- Te ruego, que si hay una manera de ayudarla me la digas en este<br />

momento - sin éxito para quebrar su mudez - ¡Tom! - exaltada.<br />

- ¡Sí! - respondió al fin con el volumen de su voz elevado y el ceño<br />

fruncido - hay una manera, pero no pienso permitirte tal locura -<br />

- Dime que no eres tan egoísta como para permitir que lastimen a<br />

Emma solo para tener tiempo de resolver cómo salvarme -<br />

Y su mudez me dio la respuesta, no iba a hacer nada para ayudarla.<br />

- Dime la forma de ayudarla - pedí con sutileza.


213<br />

Negó con la cabeza sosteniendo su silencio prolongado.<br />

“Qué testarudo”<br />

Me convencí de que no existía manera de hacerlo entrar en razón si<br />

no obligaba a ello. Acorralarlo entre la espada y la pared.<br />

- Bien, si no me lo vas a decir tendré que averiguarlo por mi propia<br />

cuenta - advertí.<br />

Posteriormente me giré y me dispuse a avanzar hasta el auto con<br />

pasos firmes.<br />

- ¡Caroline! - llamó a mis espaldas - ¡¿A dónde vas?! -<br />

- ¡A casa! -<br />

Alcancé la puerta del auto, la abrí y me subí, encendí el auto y sujeté<br />

el volante. Tom apareció tras la ventanilla del auto.<br />

- Detente - pidió con un tono de súplica que me desmoronaba en mi<br />

interior -. Por favor… -<br />

Dejé que mis ojos atraparan los suyos, esta vez con un brillo que<br />

permitía que me reflejara en ellos. Odiaba aquello, odiaba<br />

contradecirlo, discutirle, odiaba verlo afligido.<br />

- Solo quiero que me respondas una pregunta - pidió.<br />

- ¿Qué? -<br />

- ¿Es importante para ti? - irradió anhelo en su mirar - ¿más que<br />

cualquier cosa? -<br />

No más que él, pero no era momento de expresarle mi prioridad por<br />

él, sino de demostrarle que era importante para mí proteger a Emma.<br />

Jamás creí que ponía en juego algo más valioso.<br />

- Sí… es importante para mí -<br />

La repuesta le perforó el pecho, no comprendía por qué le hería.<br />

- Bien… entonces la ayudaré - accedió con desanimo -. El demonio<br />

derivó del cementerio, hay una puerta que abrieron las oraciones<br />

contrarias. Se aferró a ti el día del fallecimiento de tu abuelo, desde<br />

entonces ha permanecido en tu casa, lo que no sabía eran que aquel<br />

cuadro esta maldito, con el objetivo de ser una red de entes.<br />

Antiguamente los usaban en brujería para atrapar espíritus inocentes,<br />

pero puede atrapar cualquier cosa. Así que quedó atrapado allí. Hay<br />

que devolver por el agujero del que brotó - expuso.<br />

- Entonces hay que regresar al cementerio - afirmé.<br />

- Sí… - y su voz se quebró.


214<br />

Tenía un firme anhelo de salir exitosa con mi decisión, las suplicas de<br />

Tom estuvieron a punto de hacer que me retirara, pero me mantuve<br />

obstinada por alguna extraña razón. Tom parecía devastado, tal vez<br />

estaba asustado, pero confiaba en él más que él mismo, y me<br />

bordeaba la ilusión de que estaríamos bien. Me explicó como<br />

devolver al demonio a las flamas perpetuas; estaba demolido, salían<br />

restos con cada palabra que pronunciaba.<br />

“Estarás bien…”<br />

El día guardaba la luz y en las montañas se veía el atardecer, sin<br />

mencionar la tenue oscuridad entre las nubes que avisaba acerca de<br />

una lluvia.<br />

En mi casa reposaba la serenidad, unos de los primeros indicios que<br />

alertan sobre una contienda marchando a mi encuentro. Tom<br />

caminaba delante en mi protección, anticipando cualquier<br />

movimiento a nuestro entorno, pero eran solo falsas alarmas, pues<br />

por ahora las cosas trascurrían bien.<br />

- ¿Quieres siquiera reconsiderarlo por unos minutos? - Preguntó con<br />

desánimo.<br />

- No cambiaré de parecer, lo siento -<br />

Suspiró y sus ojos parecieron ponerse húmedos. Nunca hubiese<br />

cometido ese error si Tom me hubiera contado a lo que le temía, tal<br />

vez habría ingeniado otra forma de ayudar a Emma, pero si hubiese<br />

sabido, por nada en el mundo lo hubiese expuesto a él. Estaba<br />

equivocándome sin meditarlo, la culpa me atropellaría por ello.<br />

- No lo olvides. Lo retendré unos minutos dentro de la pintura,<br />

busca la tumba que este marcada con sangre, o signos extraños, con<br />

cualquier seña que puedas considerar anormal y haz lo que te<br />

expliqué. No le des tiempo - me recordó.<br />

Cuando abrí mi boca para pronunciar unas palabras Tom me miró<br />

con malestar y se desvaneció hasta hacerse un polvo que se mezcló<br />

con los oleos, disuelto en la imagen. Tom se había perfeccionado en<br />

la técnica de lo inusual o lo paranormal, el tiempo le había dado el<br />

poder, podría escapar de la red.<br />

Cumplí con la primera parte, agarré la pintura, corrí al garaje y usé el<br />

auto de mamá de nuevo, pronto tendría que asumir las


215<br />

consecuencias si mi madre se enterara, pero ahora no había hueco en<br />

mi cabeza para depositar aquella cuestión.<br />

Fue el mismo procedimiento de la ocasión pasada; mi respiración era<br />

frenética, mis manos sudaban al volante, mi cuerpo estaba<br />

tensionado y el desespero me poseía. Me bajé de mis miedos y entré<br />

sin contemplar las consecuencias, sin darle tiempo al miedo de<br />

persuadirme.<br />

Recorrí tumba por tumba, corría. Debía hallar una que estuviera<br />

marcada en sangre o con cualquier indicio de obras satánicas. Lapida<br />

tras lapida, nombres y fechas, ninguna parecía anormal. ¿Qué haré?<br />

Si tardaba más tiempo las presencian me notarían y despertarían, y la<br />

primera presencia despertó. Vi una mujer vestida de negro<br />

paseándose a la distancia, no requirió una lectura para comprobar su<br />

autenticidad, levitaba quizá a un metro del suelo. Un ente poderoso,<br />

solo uno podría realizar tal acción. Corrí para alejarme antes de que<br />

sus ojos me captasen, pero esta vez la escena apostó a mi favor, pues<br />

mis ojos fueron robados por una tumba en específico; esta tenía<br />

rosas negras como ofrenda. La detallé, carecía de un nombre o una<br />

fecha, estaba en blanco, no, sí tenía una frase en ella: aquí yace el<br />

abismo”, no podría ser más puntual, era aquella, no había duda. Tiré<br />

sobre ella la pintura. Después, tenía que esperar a que Tom<br />

abandonara el cuadro, se tardaba en hacerlo y su demora no era un<br />

remedio a la angustia, al contrario, la desataba más. Cerré los ojos y<br />

rogué, rogué con fervor para que Tom estuviera a salvo, y mientras<br />

lo hacia la pintura comenzó a irradiar una luz, una luz que cegaba,<br />

solo fue hasta que se disipó que puso a la vista la figura de Tom,<br />

quien agilizado se ubicó a mi lado. Por unos segundos me quedé<br />

maravillada con su apariencia. Con un gesto me indicó proceder y así<br />

reaccioné.<br />

Un vaso de vidrio con agua previamente rezada y sal, colocado al<br />

revés y sostenido con firmeza para que el contenido no se derramase,<br />

con el objetivo de vaciar el poder del demonio y dejarlo débil para<br />

que no pudiera oponerse a ser arrastrado por las llamas, esa era la<br />

primera pauta; la segunda, llenarme de autoridad para ordenarle<br />

volver a donde pertenece. En el instante que iba a colocar el vaso<br />

sobre la pintura, esta se dio la vuelta y expuso la imagen, pero


216<br />

reaccioné rápido, aun así la puse sobre la imagen y lo presioné sin<br />

importar nada, sosteniendo la Biblia en mi mano derecha.<br />

El dolor vivo que recuerda el estado de la existencia, se esparció por<br />

mi cuerpo impactado por la imprevista sorpresa. Tuve el tiempo de<br />

reacción necesario para eludir las punzantes y desaliñadas manos, o<br />

como se les llamara a esas horrorosas figuras con largas puntas<br />

forradas en su extremo final por garras afiladas. Por más que rasgara<br />

mi piel no soltaría el vaso que ahora estaba en su cabeza que emergía<br />

de la pintura. Tom interpuso sus manos inertes para mí, pero<br />

eficaces al tacto para el demonio. Apreté mis dientes y continuaba<br />

recitando la frase para aprisionar el dolor, vi como caían gotas<br />

continuas de sangre con un segundo de demora, mi visión se hacía<br />

nublosa, mis ojos se entrecerraron y perdía la estabilidad de mi<br />

postura, en verdad estaba lastimando mi cuerpo.<br />

Las visiones actuaban cuando me encontraba ante una presencia de<br />

otro mundo, veo con detalle el padecimiento de algunas almas en la<br />

hora de su muerte, sus gritos desgarradores desahogan su dolor, las<br />

lágrimas que bañan sus rostros ponen a la vista el sufrimiento. Me<br />

siento como en primera fila observando cómo murió, es eficaz y no<br />

se equivoca. Sin embargo, ignoro el procedimiento que requiera para<br />

que funcione, pues con Tom nunca hubo una historia que mostrar,<br />

por eso tuve que buscarla por mi cuenta. Tal vez me muestran lo que<br />

quieren que vea, no lo sé. La visión siempre mostró la desgracia, no<br />

obstante, en ese instante en que me encontraba sometida al dolor<br />

bajo las impúdicas manos del demonio que vaciaban mis venas, llegó<br />

a mí una maravillosa ilusión: Tom estaba a mi lado en el jardín de<br />

rosas rojas, nuestras manos estaban atadas por el tacto, me vi<br />

besándolo y nuestros labios respondían a su encuentro. Era como si<br />

Tom fuera cien por ciento vivo. Disfrutar de tan majestuosa y<br />

soñada vista me dio fuerzas que desconocía tener.<br />

Lo que ocurría era una magia divina, no sabría cómo describirlo,<br />

todo se volvía de repente inexplicable. En la atmósfera se sentía<br />

pureza y serenidad, se podía respirar paz, era como… si al lugar lo<br />

invadiera una frescura que aliviaba la tensión, como algo de Dios<br />

cerca, o no sé, no sabría explicarlo.


217<br />

Ese poder presente en el aire lo obligó a soltarme las muñecas; y<br />

enseguida el agua pasó a adquirir una tonalidad negra, negra<br />

profunda.<br />

- ¡Préndelo en fuego! - Gritó Tom.<br />

El agua actuó como combustible, el fuego parecía aceptarlo como a<br />

la gasolina, él no se consumió, sino que se dividió en fragmentos<br />

como un espejo al romperse y las letras escritas sobre la lápida se<br />

fueron borrando. <strong>Los</strong> descabellados y macabros gritos que liberaba el<br />

demonio me hacían vibrar el tímpano, mis manos tapando mis oídos<br />

no ayudaban, temí quedar sorda. Pero entonces, como si el destino<br />

me sonriera, brotó más magia, así lo consideré, magia; pude tocarlo,<br />

sentir a Tom. Con sus manos tapó el sonido que irrumpía por mis<br />

oídos y con su pecho y brazos cubrió mi cabeza, diría que fue la<br />

experiencia más inusitada vivida, pero le robaría el crédito a lo que<br />

sucedió después.<br />

Su piel era cálida y abrigadora, su respiración golpeaba en mi cabello,<br />

quería que se congelara ese instante y que su contacto con mi piel<br />

viajara eternamente por mis receptores nerviosos, extendiéndose en<br />

todo mi cuerpo; aceleraba con brusquedad mi corazón, apretaba mi<br />

estómago, sonrojaba mis mejillas, electrocutaba mi espalda, hacia<br />

arder a mi cuerpo y sentía choques de corrientes eléctricas en mi<br />

interior.<br />

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó con su respiración exaltada.<br />

Me liberó de su abrazo y tomó entre sus manos mi rostro, el azul<br />

cielo de sus ojos brillaba con dulzura.<br />

Con sus delicadas manos sostuvo con ternura mis muñecas<br />

maltratadas, su rostro cambió de expresión, se volvió frío e<br />

inquietado.<br />

- Esto no está bien. Debes ir a que te revise un doctor - con tono<br />

exasperado.<br />

- Estoy bien, de verdad - le aseguré cuando recuperé el aliento.<br />

- Que sea un doctor quien asegure eso -<br />

Yació el silencio, pero solo por unos instantes mientras mi<br />

respiración se controlaba y entonces pudiese hablar.<br />

- ¿Puedo hacer algo? - Pregunté de pronto con rastros aun de<br />

agitación.


218<br />

Se quedó en silencio por unos segundos, y formó una ligera sonrisa<br />

que curvó sus labios. Entendió… entendió a lo me refería, así que<br />

sujetó mis mejillas y con indecisión comenzó a acercar su rostro, sus<br />

mejillas estaban sonrojadas y su expresión tímida.<br />

Nada se le comparaba ni nada lo precedía, era extraordinario, tan<br />

hermoso, sublime, este era un momento perfecto, inocente. Sus<br />

livianas manos sujetaban mi rostro y su pecho cálido tan cerca de mí,<br />

su calor dentro de su toque me abrigaba del frío; no lo cambiaría por<br />

nada, la suavidad de su piel y de sus ropas. Mientras me besaba sentí<br />

una lagrima deslizarse por mi mejilla, esta vez era de alegría, no<br />

imaginé que fuese posible, llorar de éxtasis; es que todo eran tan<br />

mágico, tan maravilloso, y tan… efímero que se escapó de nosotros,<br />

su tacto comenzó a desvanecerse, haciéndose frío e inerte y nuestros<br />

labios se hacían indiferentes, pronto solo se sentía el chocar de<br />

nuestros alientos por la corta distancia que los separaba.<br />

Nos quedamos sin palabras por algunos segundos mientras su<br />

mirada y la mía se sostenían fijas y nos reflejábamos en ellas.<br />

- ¿Te duelen tus heridas? - Formando nuevamente una expresión<br />

preocupada.<br />

Sentía un nudo en mi garganta, me cortaba las palabras y me dejaba<br />

muda.<br />

- … No - contesté con dificultad.<br />

- ¿Entonces… por qué lloras? - Susurró.<br />

- Porque quería que durara más, que no desvaneciera nunca - con un<br />

hilo de voz.<br />

Sus labios se curvaron y de entre ellos se escapó una tenue risa.<br />

- Ya sabemos que es posible, solo hay hallar la llave que lo<br />

desencadena - susurró sin borrar la expresión de ternura -. Caroline,<br />

te estaré inmensamente agradecido por la inolvidable marca que<br />

acabas de palpar en mí - declaró - No importa que o quien se<br />

interponga, nada podría separarme de tu lado - agregó.<br />

Entonces, todo se vino abajo. Sonó una voz que no reconocí, que<br />

jamás había oído, pero que desataba el pavor.<br />

- Es curioso que menciones eso, después de lo acordado -<br />

interrumpió la nueva voz.


219<br />

Aquella voz sonó cerca de nosotros, pero quien fuera su dueño no<br />

era visible, sonó fría, arrogante, aguda, perversa y sin minúscula<br />

esencia alguna de piedad, su sola voz expresó oscuras intenciones. Se<br />

sentía como algo maligno. Un espasmo sacudió mi interior al<br />

escucharla y no reconocerla, pero el miedo pintado en mi rostro no<br />

se asemejaba al de Tom, él definitivamente sabía a quién le<br />

pertenecía, y también conocía el grado de crueldad que expresaba<br />

aquella voz.<br />

- No puede ser. - exclamó con tono vibrante - Perdóname, por favor<br />

vete. Te lo ruego, no seas obstinada y permíteme encargarme de esto.<br />

Yo estaré bien - con tono tembloroso.<br />

- No comprendo. ¿A qué te refieres? - Con tono confundido.<br />

- Te lo explicaré luego. Vete - ordenó.<br />

Me quedé perpleja y paralizada esperando una respuesta, pero su<br />

humor cambió por completo, su expresión se tornó enojada, pero<br />

sus ojos lucían llenos de pavor.<br />

- ¿Qué estas esperando? ¡Corre! ¡Vete lejos de aquí! - Con tono<br />

brusco.<br />

El Júbilo no perdura, es una presa fácil del miedo, se extingue con el<br />

susurro del agüero que alza la guardia de la mente. Cuando las cosas<br />

estaban excesivamente bien, fue cuando más debí angustiarme.<br />

Obedecí su orden y corrí hacía la salida, pero un estruendo en el<br />

cielo me petrificó, puede que se hubiese tratado de un trueno, pero<br />

no pudo haberse escuchado tan violento. De entre la tierra salió<br />

neblina densa que cubrió mis rodillas, las nubes pasaron a ser gris<br />

opaco que daba paso a una ligera llovizna. Entonces fue cuando<br />

entendí de quien se trataba, gracias a un aroma que grabé el día en<br />

que casi muero.<br />

Parca corrupta que está al otro lado de la línea, que dicta el destino<br />

para la eternidad, para la siguiente vida después de morir. Solo dos<br />

opciones que adquirieron en su lecho de vida: el gozo y el fuego. El<br />

aura de su presencia me sacude el esqueleto y me pone a temblar las<br />

rodillas, el dueño de la voz que venía de la nada y dueño también del<br />

aroma putrefacto y nauseabundo, la mezcla de cuerpos carroño,<br />

madera descompuesta y tierra húmeda e infértil. La muerte.


220<br />

Primavera tosca y decepcionante que en su esplendor lucia opaca y<br />

sofocada, aunque despertó brillante y llena de flores.<br />

Vi que la niebla se detenía en las rejas, no pasaba de ahí. Llegué a las<br />

rejas oxidadas, pero estaban cerradas con una cadena de gran grosor,<br />

miré mi reloj de mano que indicaba las seis de la tarde; hacía ya<br />

media hora lo habían cerrado. Pedí ayuda, pero no había nadie cerca<br />

así que opté por escalar las rejas, pero un grito de dolor no me lo<br />

permitió. No necesitaba detenerme a pensar de quien se trataba, ni<br />

demorarme en reconocerlo, me bastó con escucharlo para darme<br />

vuelta y correr de regreso a acudirlo. Sus gritos me partían el alma,<br />

me cortaban y me herían por dentro como cuchillos, estaba muy<br />

lejos de él pero corrí tan rápido como nunca antes, la niebla espesa<br />

ya superaba mi altura y la visibilidad era inútil, era guiada por sus<br />

gritos, lo que hizo que me dejara perder por el exaspero y los<br />

nervios.<br />

Vi por primera vez a aquel al que llaman la Muerte, vi por primera<br />

vez al protagonista de mis pesadillas, quien da óbito cuando tiene<br />

sed. Es irreversible, irrecuperable cuando lee un nombre en su lista.<br />

La niebla lo visualizada como una mancha negra y opaca a lo lejos,<br />

por un momento dudé de acercarme, su asqueroso aroma dominaba<br />

en soplo del aire, y una corriente maligna y nefasta en todo sus<br />

ángulos con la que no me había topado antes en otra presencia, se<br />

ponía en forma de guardia para impedirme el paso. Sentí su sed de<br />

alma, de miedo, todo en él indicaba peligro, la peor de la<br />

circunstancias. Perverso, ruin y vil era su aura que lo acoplaba, en ese<br />

momento no estaba pensando.<br />

Espectros negros consumidos en inmundicia sometían a Tom, yacía<br />

de rodillas, lo inmovilizaban y con sus garras succionaban de su<br />

pecho una esencia brillante que abandonaba su alma. Ahora de cerca<br />

sus gritos violentos ponían al descubierto la magnitud de su<br />

sufrimiento.<br />

Fijé mis ojos en el hombre de la túnica negra que me miraba, por la<br />

niebla, la oscuridad y el capuz que cubría sus ojos que solo ponía a la<br />

vista sus labios, estos eran secos y pálidos blancuzcos como el color<br />

de su piel. No podía ver sus ojos, pero el rigor que regía su mirada


221<br />

me hacía entender que la tenía fija en mí. Aunque no pudiera verlos<br />

pude observar como saboreó mi miedo con su mirada.<br />

Alzó su brazo y expuso su mano de dedos largos y delgados, le daba<br />

una apariencia de hueso, pero tenía piel. Con su palma en alto indicó<br />

a los espectros detenerse, eso salvó a Tom, pero me angustié por lo<br />

que pudiese venir para mí. Su imagen era justo como en mi sueño,<br />

solo cambiaba en que era custodiado por dos espectros, cada<br />

característica que se mostró en una pesadilla pasaba a estar delante de<br />

mí, su viva imagen principal de todos mis temores me enmudeció y<br />

paralizó los demás sentidos.<br />

- Mira quien decidió unirse a nuestro encuentro, Tom. Que coraje<br />

tan atrevido posees para estar ante mí, ¿acaso no tienes conocimiento<br />

de quién soy?... - Preguntó de manera retórica con una voz seria y<br />

hosca sin quitar la mirada de su fijación.<br />

Aunque mi cuerpo fosilizado carecía de valentía para enfrentar el<br />

pavor que me dominaba, mi garganta había bloqueado el paso de las<br />

palabras.<br />

- Soy Azrael, el opuesto al nacimiento. Sostengo sobre mis manos el<br />

centro del paraíso e infierno. Preguntaría tu nombre pero me temo lo<br />

sé de memoria, Caroline Thompson… -<br />

Cuando pronunció mi nombre mi cuerpo ya helado se bajó aún más<br />

a temperaturas extremas, mi alma se encogió por dentro, me<br />

punzaba la piel. Mi hablar quedó impresionantemente atrapado entre<br />

sus ojos, jamás miró otra cosa que no fuera yo, pues sentí el peso de<br />

su mirar todo el tiempo.<br />

- Eso es gracias a Tom, un longevo y querido huésped de mi<br />

purgatorio. Es una pena que me haya decepcionado. - Con voz<br />

lúgubre y amenazadora expresó con malicia sus próximas palabras -<br />

Disfruto de tu presencia, pero es una pena para tu alma que estés<br />

aquí presente -<br />

- No. Por favor, es una mortal frágil, no la involucre en lo que es mi<br />

culpa. Aún no es su turno -<br />

- Sabes perfectamente que ya había llegado su turno, pero interferiste<br />

y te lo permití, fui generoso, Tom. Sin embargo es una decisión<br />

difícil que amerita de tiempo para consultarlo, ya que se trata de un<br />

Ante Portam; no podría excusarme ante Lucifer si le arrebatara tan


222<br />

valiosa alma por su aporte a las puertas abiertas, y al mismo tiempo<br />

protegida por los cielos, merito ganado por su fidelidad y devoción.<br />

¿Que viva o que muera? ¿Qué iré a decidir? - indagó.<br />

Mi cuerpo se estremeció y todos mis músculos se tensionaron.<br />

- Aunque tarde o temprano su miserable vida la conduzca a mí, creo<br />

que será más temprano que tarde. Veo en sus pensamientos como<br />

anhela la muerte, aunque traté de negárselo a sí misma. Tú la estas<br />

condenando, Tom - dijo con tono inexpresivo sin dejar de verme.<br />

Muchas de sus palabras me hacían cuestionar un millón de preguntas<br />

que me costaban entender. El leyó mi pensamiento más profundo y<br />

oculto, me había tratado de engañar convenciéndome de que lo<br />

había olvidado. Había contemplado esa posibilidad para un final con<br />

Tom, juntos en la eternidad, pero para no condenarme tenía que<br />

desistir de ella. Cuando dijo aquello Tom mostró una expresión<br />

decepcionada, culpable y amarga, escuchar eso le dolió tanto o más<br />

que el dolor poco antes experimentado, lo pude ver en sus ojos, en la<br />

forma en la que me miró.<br />

- No obstante, dejarla marchase ilesa seria desacreditarme y quitarme<br />

respeto y autoridad, dando a exponerse hechos contrarios que lleven<br />

a desobedecer mis leyes. Justamente lo que ocurrió contigo, Tom -<br />

amenazó.<br />

- Por favor. Se lo ruego, permita que se vaya. No la lastime, seré yo<br />

quien responda por mi culpabilidad. Por favor… - suplicó con<br />

esfuerzo.<br />

- ¿Serías capaz de resistir tan tenaz y cruel tortura por salvar su alma?<br />

-<br />

- Solo deje que se vaya -<br />

Me ardía el pecho, y me rasgaba por dentro saber que sufriría por mi<br />

culpa. Intenté contradecirlo, pero entonces sonó su maligna voz de<br />

nuevo.<br />

- De acuerdo, pero que se marche pronto antes de que pueda<br />

cambiar de decisión -<br />

El miedo era como un pantano de arenas movedizas que me tenían<br />

sumergida hasta el cuello, escapar de ellas parecía una posibilidad<br />

lejana. Las palabras de Tom ponían al evidente un tortuoso castigo<br />

que se le perpetraría, me apegaba al dolor que sentiría para despertar


223<br />

del pavor y romper las cadenas que me privaban, para tratar de<br />

impedirlo.<br />

- ¡No! si va lastimar a Tom entonces también tendrá que hacerlo<br />

conmigo. No dejaré que le haga daño, no se lo permitiré - con voz<br />

débil.<br />

- Caro, no termines de empeorar las cosas. Solo vete - ordenó Tom.<br />

- Tienes agallas, Caroline. Pero tu oferta ya no me interesa -<br />

- No es una oferta, se lo estoy advirtiendo -<br />

El campo maligno y perverso que traía con su presencia creció en<br />

fuerza e hizo que el aire se agitara, sacudiendo los árboles y el pasto,<br />

la niebla se apartaba de su entorno y los truenos impactaban<br />

consecutivos en el cielo, y entre la niebla se disipaban almas del<br />

purgatorio que habían acudido a ver, todas muy bien formadas según<br />

pudieron captar mis ojos.<br />

Su mirada infundía enojo, absolutamente atestado en ira; comprendí<br />

que fue por mí. Había reaccionado de impulso sin medir ni escoger<br />

mis palabras, admito que mi valentía se desvaneció sin el más<br />

mínimo esfuerzo.<br />

- ¡Insolente mortal! ¡Abusas de tus privilegios! - Con voz enfurecida y<br />

colérica.<br />

- Discúlpela, por favor. Se equivocó con sus palabras - objetó Tom.<br />

Él no apartaba su mirada de mí.<br />

- Ser un Ante Portam no es un privilegio, es mi maldición - renegué<br />

con tono apacible.<br />

- Una maldición de la que sacas provecho… - su voz se fue<br />

serenando - pero no voy a darte importancia, claro, hasta que<br />

cumplas treinta - agregó con amenaza.<br />

En el aire se creó un hoyo de luz cegadora, un hoyo de gran tamaño<br />

que consumía a las almas, sus rostros y figuras se desvanecían como<br />

el humo y arrastrándolas hasta perderse en la luz. Temí que Tom<br />

corriera con la misma suerte y la muerte lo alejara de mí, es frustrante<br />

volver a caer y dejarme atrapar por el peor de mis temores. Perdería<br />

a Tom.<br />

- Estaré bien. En cuanto pueda… iré a verte, espérame, desconozco<br />

mi demora - dijo aun custodiado por los espectros.


224<br />

Yo sentí su miedo y su pavor cundo me miró, no había tenido la<br />

oportunidad de descubrir a lo que le temía, y a lo que le temía era a<br />

él, a aquella figura corrupta y tirano que se lleva la vida.<br />

El excepcional azul cielo que lucen sus ojos se marcaban en una<br />

lágrima que luchaba por detener, yo tampoco pude resistirlo y mis<br />

labios temblaban al imaginarme como lo torturarían.<br />

- Tom, no te vayas. Quédate conmigo - le supliqué.<br />

La luz se llevaba su cuerpo. Él permanecía inmóvil mientras era<br />

halado por el hoyo, no apartó su mirada de mí. No sé porque<br />

imaginé que anhelaba decirme algo más, que no podía al tener a<br />

Azrael cerca, que no se atrevía a retar otra vez su autoridad, pero él<br />

quería huir y yo no dejaría que lo apartasen de mí.<br />

- ¡Tom! - Grité mientras corría hacia él.<br />

Él estiró su mano hacia mí, me esmeré por alcanzarla, pero solo<br />

alcancé a rozarla y la luz se lo llevó lejos de mí.<br />

Contemplé la desastrosa escena con una lágrima colgando en mi<br />

mejilla, observé a la muerte aún parada lejos y con sus ojos<br />

escondidos en dirección hacia mí; extendió una sonrisa lúgubre y ese<br />

fue el primer indicio de un constante encuentro. Desplegó de su<br />

espalda dos enormes alas forradas en pluma negra y se elevó volando<br />

hacia la luna.


225<br />

Agüero<br />

El silencio es soledad y mísero, pero en realidad no estoy sola, nunca<br />

lo he estado, aunque ese sea el mayor de mis problemas, solo me<br />

basta con mirar y allí está escondido lo que para los ojos de alguien<br />

más es invisible, para mí es una pesadilla.<br />

Mis rodillas se quejaban del dolor que padecían tras llevar horas<br />

arrodillada en la iglesia rogando por Tom, porque estuviera bien,<br />

porque hubiese salido ileso; rogaba también por Emma. No había un<br />

día que no fuera a pedir por ellos. Estaba más asustada que nunca.<br />

Me alejé de las personas, de mis amigos y de Emma aun internada en<br />

la clínica; permanecía hacía ya tres semanas, casi muere durante la<br />

primera semana, una perniciosa infección sometía a su cuerpo a<br />

equilibrar entre la vida y la muerte, los doctores no entendía que<br />

ocurría, nunca antes se habían encontrado con esa infección que<br />

mataba a Emma; pero se recuperó y aun así permanecía internada,<br />

puesto que según lo que había escuchado, ella no había pronunciado<br />

una palabra desde que despertó, por ello no pronunció nada el día<br />

que le preguntaron si sus padres o alguien había tenido que ver con<br />

las marcas que cortaron sus muñecas o que si solo estaba aburrida de<br />

su vida. Que sus padres fueran interrogados por psicólogos e<br />

investigados por la policía por posible maltrato para con su hija me<br />

hacía sentir culpable. Sus padres no tenían la certeza de que antes del<br />

incidente hubiese estado conmigo, al menos no sospechaban de mí.<br />

Escuché también que dijeron que lucía acabada y solo hablaba para<br />

pedir que la dejaran sola. Aún no tenía valor para verla a la cara, aún<br />

no tenía una mentira para cuando me pidiera una explicación, aún no<br />

me sentía capaz.<br />

El ocaso cayó sobre el cielo y mis ojos estaban fatigados de tanto<br />

mirarlo, las nubes cambiaban de forma y uno que otra ave<br />

interrumpía mi vista. Me preguntaba acerca de muchas cosas a las<br />

que no le encontraba respuesta.<br />

- ¿Qué haces hay tirada en el césped? ¿Estás esperando la nave de<br />

extraterrestres para que te lleven de vuelta a tu planeta? - Con tono<br />

burlón.<br />

- Eso no te importa. Lárgate - dije con desaliento.


226<br />

- Solo bromeaba, sé que es por Emma. Jimmy y yo hemos estado<br />

hablando sobre que tú estabas con Emma el día que le sucedió eso y<br />

que fuiste tú quien debió llevarla a la clínica -<br />

- ¿Qué clase de insinuación o acusación es esa? ¿Crees que fui yo<br />

quien la lastimó? - Con tono afligido.<br />

- Claro que no, sé que no le harías daño, ni a ella ni a nadie. Pero soy<br />

tu hermano y te conozco. Estoy seguro de que sabes quién fue, pero<br />

tienes miedo de acusarlo -<br />

- Tú no sabes nada. Emma, salió de mi casa y no supe más de ella -<br />

mentí.<br />

- A mí no me engañas. Te hará sentir mejor ir y hablar con ella.<br />

Recuerda que el abuelo siempre nos dijo que no hay que abandonar<br />

al prójimo, ¡no espera!, creo que fue la abuela quien lo dijo, ¿o lo<br />

escuché en la Biblia…? -<br />

Estaba empezando a convencerme.<br />

- Solo ve. No digas que no eres capaz sin antes intentar - aconsejó<br />

Thomas.<br />

Parecía increíble que Thomas se comportara de forma madura y me<br />

aconsejara.<br />

Falté a clases, y aguardaba mi turno de visita en la mañana en la<br />

clínica. En la mañana las enfermeras y doctores eran otros, así que<br />

nadie me reconoció, ninguno que pudiese afirmar que fui yo quien la<br />

llevó. La familia de Emma me miraba de reojo sin preceder palabras,<br />

como si estuvieran enterados a todo afondo de lo ocurrido, como si<br />

sospecharan, pero lo dudo, si estuviesen enterados me hubiesen<br />

reclamado; realmente fue embrolladora mi estancia durante un largo<br />

tiempo.<br />

Su mirada era pesada, con sus ojos hundidos entre sus cuencas<br />

bordeados de ojeras me recorrió de pies a cabeza. No sabría describir<br />

lo que me transmitió al mirarme, pues me provocó un temblor<br />

interno, una sacudida. Luego de examinarme, con sus muñecas<br />

envueltas en vendas sujetó un espejo de bolso y como narciso en la<br />

transparencia de del reflejo vislumbraba su belleza, esta vez una<br />

belleza gris deslustrada por las marcas cicatrizantes en su rostro que<br />

había marcado aquel demonio. Su depresión no mejoraba con su<br />

apariencia, lucía una palidez confundible con el blanco de las sabanas


227<br />

que la arropaban; su cabello antes esplendoroso y brillantemente<br />

negro, lucia graso y descuidado. Con tono pesimista, decaído y<br />

susurrante se dirigió a mí sin cambiar de dirección sus ojos idos en el<br />

espejo.<br />

- … Luces bien. Te ves muy hermosa - halagó.<br />

- Gracias… te ves algo enferma - pronuncié entre dientes.<br />

- <strong>Los</strong> exámenes dicen que estoy perfectamente saludable. <strong>Los</strong><br />

doctores dicen que el problema está aquí… - con su mano señaló su<br />

cabeza - que necesito un psicólogo, que para mí son como<br />

psiquiatras -<br />

- Tú no estás loca, Emma. Solo estás asustada aún - aclaré.<br />

- Eres la única que puede entenderme, pues tú lo viste todo al igual<br />

que yo, viste como me atacó esa cosa… y como me traumatizó,<br />

como deformó mi belleza. Tú viviste exactamente lo mismo que yo y<br />

aun así estás aquí completamente bien, como si nada hubiera pasado,<br />

como si no te importara -<br />

- Eso no es cierto. Claro que estoy preocupada por ti. Solo a ti te<br />

lastimó, a mí no me hizo nada -<br />

- Mientes. Hace mucho noté los rasguños en tu piel, las ocultas pero<br />

no del todo. Estaba esperando el momento en que decidieras<br />

contarme como lo hice yo contigo. ¿Cuál es tu secreto, Caroline?<br />

¿Qué es lo que ocultas con tanto fervor? - Acusó con tono serio.<br />

- No tengo idea de lo que me hablas. No oculto nada - negué.<br />

- No quiero a una amiga que niega todo cuando la descubren, que se<br />

olvide de mí cuando paso tres semanas en el hospital, y que viva<br />

oculta en las sombras - reprochó.<br />

- Entonces creo que es mejor que ya no seamos amigas -<br />

- Tal vez nunca lo fuimos, tal vez fue una ilusión - susurró con tono<br />

sombrío - No olvides tu medallón, tal vez viniste solo por el -<br />

insinuó.<br />

No quería que por mi culpa Emma saliera herida, mi propósito había<br />

sido no permitir que la agredieran de nuevo; me deshice del demonio<br />

para poder seguir teniéndola a mi lado, y al final concurrió lo<br />

contrario, pero tal vez fue mejor así. Y, terminé por quebrarme el<br />

corazón cuanto medité la idea ardua que con tedio profundo se<br />

concentraba en las lágrimas de mis ojos, chuzaba como puntillas


228<br />

incrustadas en mi pecho. Aquella idea solo me devastaba, pero tenía<br />

que alejar también a Jimmy de mí.<br />

El éxtasis acelerado viajaba en mi pensamiento con decisiones<br />

frenéticas; era demasiado necia y estúpida. Y es que los días<br />

transcurrían sin ningún cambio, despertaba con la melodía del<br />

silencio que yacía a mi compañía, que sepultaba las esperanzas. ¿Y si<br />

todo acabara así? ¿Y si solo se quedara en mi recuerdo? ¿De qué<br />

serviría conservar el alma cuando me arrebataron el corazón?<br />

En la hora de la cena rondaban los quejidos del cuchillo y el plato, en<br />

esas mi padre por tercera vez preguntó por su pintura desaparecida<br />

del estudio, estaba muy enojado por eso, por suerte nunca se<br />

enteraron que aquel día también había sacado el auto. Sus ojos me<br />

atacaron al cuestionar, pues tantas veces le supliqué que se deshiciera<br />

de ella.<br />

- ¿Sabes dónde está mi cuadro, Caroline? - Preguntó de nuevo<br />

retóricamente.<br />

- No tengo idea, papá - con tono escrupuloso.<br />

- ¿Segura? - Replicó.<br />

- Estoy segura. No lo sé - repliqué.<br />

- No sé qué voy a hacer contigo, Caroline, ¡y con tus malditas<br />

mentiras! Fantasmas, espíritus, y esas saliditas que nadie aquí sabe a<br />

dónde son, no eres más que una mentirosa - con tono alto y agriado.<br />

Ahí estaban otra vez sus acusaciones, en parte tenía razón, en la otra<br />

estaba equivocado, y demostrarle que sus palabras no me hirieron era<br />

como decirle otra mentira. No valía cuanto me esforzara porque se<br />

deplorara orgulloso, ni cuan excelentes fuera mis calificaciones, ni<br />

cuan modesta y de manera obediente aplacara sus órdenes; no valía,<br />

en sus ojos al mirarme bajo unas disimuladas cejas fruncidas vería<br />

penumbra.<br />

Mi madre y Thomas contemplaban con recelo, incapaces de insertar<br />

palabras.<br />

- ¡Detesto aún más que te quedes callada! ¡¿No vas a contestarme<br />

nada?! - Alzando más su voz a gritos.<br />

- ¿Puedo retirarme? - Con tono dolido.<br />

- Adelante, ve a tu habitación porque además estas castigada. En<br />

adelante no tienes permiso de salir a ningún lado… -


229<br />

- Vamos, Peter. No seas tan duro con la niña - interfirió mi madre.<br />

- ¡No te metas, Margaret! Te mantendré vigilada cada segundo hasta<br />

que dejes de mentirme y hasta no saber en qué diablos estas metida -<br />

agregó.<br />

Y así como lo dijo lo cumplió, debí sentirme dichosa porque notara<br />

que existo, pero sus presiones me encerraban entre cuatro muros de<br />

concreto, sin un lugar a donde correr, sin un lugar a donde pueda<br />

olvidar. Y viendo las cosas desde una perspectiva positiva el encierro<br />

al que me sometió me libró del peligro que corría tras haber caído en<br />

arrebatos por huir a buscar a Tom.<br />

Durante la siguiente semana, Emma ya había salido de la clínica,<br />

temerosa creo, de hallarse en su casa con algo semejante a lo que<br />

vivió. Jimmy reservado con respecto a lo que interrogaría con solo<br />

mencionarlo. Mi padre firme con su empeño en castigarme y una que<br />

otra presencia que complemente todo. Así los días se iban entre una<br />

tonalidad gris.<br />

En el crepúsculo de una tarde en la que regaba las plantas del jardín<br />

trasero, la aceleración pavorosa de mi corazón dirigida a algo nunca<br />

antes temido, no entendía el motivo de mi miedo, pero la alerta<br />

instintiva hacia algo no normal si lo comprendía. El agüero de un<br />

cuervo que me observaba desde una rama, sentí el poderío de sus<br />

ojos. Comencé a alejarme muy lento, caminando de espalda sin<br />

perderle la mirada, y un crujido mortecino, el de su canto, dilató mis<br />

pupilas, provenía del techo. Dos cuervos más, parados sobre el<br />

tejado me vigilaban, pero luego ya no fue solo un crujido el que se<br />

escuchó, seguido sonaron consecutivos sonidos en todos mis lados.<br />

No sé el número exacto, ni tampoco sabía lo que significaba, habían<br />

más de unos cien cuervos encerrándome, a donde mirara ahí estaban.<br />

Mi respiración se trancó y mis manos lucían tenuemente<br />

temblorosas. Examiné con delicadeza un lugar hacia donde correr,<br />

pero el cuervo en la rama no me dio tiempo, crujió y luego junto con<br />

todos los otros le lanzó contra mí.<br />

Escuché decir que los cuervos eran símbolo de muerte, que su vago<br />

y alicaído canto provocaba desgracias. Debería mencionar una<br />

historia de un cuervo que cuando yo despertaba él esperaba en mi<br />

ventana, una vez atenta de nuevo a la realidad se marchaba para


230<br />

despertarme con crujidos al día siguiente. Un día luego ya no volvió;<br />

se perdió en las sombras de lo misterioso, jamás encontré una<br />

explicación para ello. Como si el cuervo me acompañara en el<br />

momento más crítico y duro de mi vida, comenzó el día en que mi<br />

abuelo falleció.<br />

Agitaba mis manos para quitarlos de mí alrededor, sentía sus<br />

piquetes sobre mi piel, volaban encima de mí mientras corría. El<br />

temor aplastó mi garganta y mis pulmones, quise gritar pero mi voz<br />

sonaba silenciosa, mis gritos eran solo un murmuro y nadie acudía a<br />

mi ayuda. Un punzante pico se incrustó en mi piel, la sangre<br />

inmediata respondió y se deslizó por mi brazo, luego ya no sentí más<br />

piquetes, pero no me detuve hasta estrellarme en el pecho de Raely.<br />

- ¡Ey, tranquila! ¿Qué pasa? - Con una risa.<br />

- … ¡Cuervos! - Con voz agitada.<br />

- ¿Cuervos? ¿En Portland? No, aquí no hay cuervos - con una<br />

carcajada.<br />

- Sí, había muchos. Estaban tras de… - miré mis manos, con<br />

sorpresa descubrí que ya no estaba la sangre que había visto, como si<br />

aquello hubiese sido una ilusión, pero no, sentí el dolor de los<br />

piquetes - olvídalo. Tal vez solo eran pájaros y los confundí con<br />

cuervos. Ya no importa - me excusé.<br />

- Eres muy rara ¿lo sabías? -<br />

- Me lo dicen todo el tiempo. ¿Qué haces aquí? - Con tono aun<br />

trémulo mientras distanciaba mi cercanía de su cuerpo.<br />

- Bueno… pensé que tal vez querrías hacer algo conmigo, ya que te<br />

he visto algo desocupada igual que yo. Tal vez un juego de mesa, una<br />

película, hacer tareas juntos o… salir conmigo por un helado o lo<br />

que quieras. Así que… ¿Qué dices? - Con una expresión tímida.<br />

Pensé que tal vez pasando tiempo con Raely me olvidaría de cada<br />

segundo que marca el reloj, de lo haragán en que transcurre el<br />

tiempo y así ya no sentirme dominada por la angustia.<br />

- No me tienen permitido salir, pero… estaba a punto de hacer mis<br />

deberes y después podríamos ver una película, aunque se trata de una<br />

película para una clase. El pianista, es sobre el Holocausto, pero es<br />

muy larga, además… -


231<br />

- No, no importa. Me encantaría. Iré por mis libros y algo de<br />

palomitas - sonriendo ampliamente.<br />

Y así sobreviví a la semana, aunque en las noches una lágrima<br />

queriendo salir empapaba mis ojos, sin embargo, las cosas iban más<br />

allá de lo que las personas veían; observaban mis ojos cansados de<br />

llanto, pero en mi fiero, en lo más profundo de mi alma me<br />

desgarraba en gritos. Se acababa la efímera esperanza de verlo, cada<br />

espacio de mi ser le pertenecía a él, me retorcía la idea de lo que<br />

estuviera padeciendo.


232<br />

Temor vivo<br />

Con una mirada decidida sostendría entre mis manos un veneno<br />

mortífero, con las manos temblorosas, pero dispuestas, con mi<br />

rostro bañado en lágrimas y un recóndito y aferrado dolor constante<br />

en el corazón sangrante por las heridas invisibles que solo se sienten;<br />

la cabeza vagando entre recuerdos tristes del pasado y torturadores<br />

del presente. Tal escena me aguardaba en lo recóndito del después,<br />

en donde mi más grande temor se hizo vivo, fui su presa fácil y<br />

tentadora en su gusto, y el origen de aquel miedo encubierto desde el<br />

frío cortante del purgatorio, manipulaba un alma con sutileza, como<br />

el ángel y el diablo a cada lado de su mente.<br />

En la mañana de un domingo tras llegar de la iglesia, mi familia<br />

formalizaba los últimos detalles de un día de campo del cual desistí.<br />

Un riguroso examen que media el nivel de conocimiento en la<br />

escuela se acercaba; su importancia era alta para un futuro que<br />

mientras tanto tenía en cuenta; en realidad se trató de una excusa<br />

para no dejar la casa, pues un presentimiento inundaba mis<br />

esperanzas.<br />

Mis parpados estaban cansados de ver por la ventana, era una tarde<br />

tan trivial que dudé de que aconteciera algo; era una tarde perfecta<br />

para alguien que pensara en suicidio. Nada más que soledad cruzaba<br />

por aquella ventana en el estudio. Recuerdo de antes las risas que<br />

pasaban por allí, el zumbido de esas risas cruzaban la avenida y más<br />

allá quizás. Pero estoy hablando de once años atrás. A veces incluso<br />

no lograba recordar el sonido de mi risa.<br />

Recosté mi cabeza sobre el costado del mueble girado en dirección a<br />

la ventana, cerré los ojos y me dejé llevar por la calma, estar así era<br />

como tener un instante de reflexión conmigo misma; que todo lo<br />

vivido hasta ahí pasara por mis recuerdos. Qué triste que la amargura<br />

sea lo que más recuerde. Aunque hubo un recuerdo que me erizó los<br />

bellos, llevó la sangre a mis mejillas, una sensación tan abrasadora<br />

que cubrió el frío. Y es que el día que había visto por última vez a<br />

Tom no se convertía del todo en un recuerdo áspero o triste, puesto<br />

que en un lugar tan acre y terrorífico como lo es un cementerio pude<br />

sentir sus labios, sentirlo a él. Con las yemas de mis dedos comencé a


233<br />

repasar las comisuras de mis labios curvados en una sonrisa, una<br />

acción involuntaria que realicé mientras me invadió el recuerdo.<br />

Unos pasos que viajaron a prisa a la recepción de mis oídos haciendo<br />

de inmediato que me bajase de las nubes y tomara postura de guardia<br />

seguido por apresurados golpeteos de mi corazón en acción de<br />

nervios repentinos.<br />

Examiné la presencia que caminaba con pasos indecisos en el<br />

segundo piso, de pronto mi corazón siguió con ritmo acelerado, pero<br />

ahora la diferencia era que golpeaba mi pecho como suaves caricias.<br />

Su presencia quitó todo el suicidio de la tarde trivial. Cuando los<br />

sentí poner su pie en el primer escalón no resistí la ansiedad y corrí a<br />

su encuentro.<br />

Con la voz agitada.<br />

Su silencio durante unos segundos borró mi sonrisa, su expresión era<br />

oscura, totalmente apagada, con su rostro sumergido en dolor con<br />

un poco de ira; en su mirada hacia el suelo en son de condena pude<br />

distinguir la melancolía que lo acompañaba. Aquel no era él enojado,<br />

sino un Tom desmoronándose en pedazos.<br />

¿Qué ocurre? Con expresión confundida.<br />

Alzó sus ojos y los fijó en los míos, pero no pudo retenerlos de esa<br />

manera, así que apartó su vista y suspiró con desazón; sus labios se<br />

abrieron para pronunciar una respuesta que no consiguió soltar.<br />

Entendí que su silencio era por tener excesivas palabras, pero<br />

ásperas, pude deducir que todo estaba mal.<br />

¿Tom, que pasa? Le exigí con suavidad.<br />

Luego retomó con éxito su intento de sostener su mirada frente a<br />

mis ojos.<br />

Vine porque… quería verte una vez más, escuchar el sonido de tu<br />

voz, y… despedirme antes de no volver jamás con tono<br />

desgarrado.<br />

Sentí como sus palabras me asfixiaron, como un tremendo golpe se<br />

estrelló contra mi pecho descargando toda su crueldad y deteniendo<br />

mi corazón. Comencé a ahogarme en una atmósfera mohína, a<br />

sumergirme en el dolor, sentí como me quedaba sin vida. Se formó<br />

un tosco nudo en mi garganta y mis ojos se humedecieron en<br />

lágrimas; con fervor luché para mantener la cordura, pero habían


234<br />

perforado con un puñal mi corazón frágil. Desde mi fiero grité<br />

soportar tanto sufrimiento, y una lágrima comenzó a deslizarse por<br />

mi mejilla. Luego continuó hiriéndome. Ese día había llegado.<br />

Sabíamos que un día sucedería. Hoy es cuando… debo partir para<br />

siempre aún desgarrado.<br />

Cada palabra se enterraba en mi cuerpo como puñaladas, como<br />

balas, y una llama empezó a arder en mi pecho y se esparcía por<br />

entre mi sangre, enmudeció mi habla, cortaba mi garganta, sentía<br />

agujas en mi legua que no me permitían pronunciar palabra alguna o<br />

emitir siquiera un sonido.<br />

Perdóname, lamento no estar vivo. Puedo ser todo menos tu<br />

futuro. He complicado todo tratando de mejorarlo y te lo he hecho<br />

mucho más difícil ahora y… su voz se deshizo.<br />

En mis adentros, gritos desgarrados no me dejaban pensar, no en<br />

algo más que no fuera en el agonizante ardor que me quemaba.<br />

¿Cómo podía matarme así? Sé que en sus palabras ponía delicadeza,<br />

aun así me resultaban viles y despiadadas.<br />

Apreté mis dientes, encerré con tanto furor mi puño que mis uñas se<br />

clavaban en mis palmas, por mis ojos descendieron cientos de<br />

lágrimas, cada una narró que dentro de mí, el fuego estaba ardiendo.<br />

Solo así pude resistir lo suficiente para pronunciar una breve frase.<br />

Le recordé con la voz deshecha.<br />

No te olvides de los manuscritos… Mencionó Lamento<br />

haberte prometido muchas cosas que no podrán ser susurró con<br />

un hilo de voz.<br />

No…<br />

La flama en mi garganta no me permitió decir más.<br />

Tom apretó sus dientes y por entre ellos se le escapó un suspiro,<br />

frunció sus cejas para combatir la lágrima que retenía desde el inicio.<br />

Mira lo que te he hecho. Has llegado a despreciar la vida misma<br />

por mi culpa con sus dientes castañeteando por la fuerza con que<br />

los apretaba, pronunció con tirria tienes que entender que no soy<br />

bueno para ti alivianó su cólera. Tú crees que soy tu felicidad,<br />

pero no podrías estar más equivocada, un día la hallaras… pero no<br />

conmigo. Lo siento


235<br />

Condujo sus ojos al suelo tras estar cerca de que la lágrima se<br />

escapase revelando la agonía de sus adentros.<br />

Una vez pensé en el día en que tuviera que marcharse, medité esa<br />

idea por solo unos segundos, lo suficiente como para hacer que mi<br />

corazón diese un brinco, lo suficiente como para pensar que no valía<br />

la pena preocuparme por ello mientras aún estuviese conmigo. Yo le<br />

había dado ese boleto, y ahora era tan egoísta al arrepentirme de eso,<br />

y mi necia y obstinada alma se negaba a entender que nada duraba<br />

para siempre, excepto por este abrumador sentimiento que había<br />

nacido tan irremediable como el hecho de que moriré algún día.<br />

supliqué incompleto.<br />

Lo estoy haciendo por tu bien, para que estés a salvo palabreó<br />

lento.<br />

No podría explicar la sensación que abarcó todo mi cuerpo, de pies a<br />

cabeza; como si de pronto en esas palabras existiese una clave para<br />

comprender la razón oculta. La escena que se había creado en el<br />

subconsciente de un sueño al que mi interés por este me llevó a<br />

concluirlo, como un evento futuro que me aguarda en las penumbras<br />

de un mañana, se estaba perpetrando. Pues aquel no era Tom, ni sus<br />

palabras, era alguien más tras su voz; él que arrastra a las almas a su<br />

destino después de la muerte, la sombra oscura de ultratumba.<br />

El desgarro que sufrió mi bravío, tras la ira que se produjo al<br />

contemplar esa posibilidad, parecía ser un remedio contra aquel<br />

dolor que me rasgaba desde el pecho hasta el vientre, y fue entonces<br />

cuando pude vencer el silencio.<br />

¿A salvo? es él… ¿verdad? Es él quien te está obligando a alejarte<br />

de mi lado acusé con rabia haciendo temblar mis dientes.<br />

No, Azrael no está involucrado en mi decisión. Esto lo estoy<br />

haciendo yo con tono frío.<br />

Estas mintiendo ¿Por qué? Le reclamé.<br />

Jamás te mentiría con voz frígida.<br />

Cuando pronunció esas palabras sus labios temblaron y desfijó sus<br />

ojos incapaces de mirarme a la cara.<br />

Por favor… no soportaré perderte. Por favor, Tom. Me<br />

duele… con voz desgarrada.


236<br />

Por entre mis labios se escapó el sonido del llanto, y un río de<br />

lágrimas lo acompañaba. Me arrebatarían el corazón.<br />

Tom no pudo resistirlo más, y una lágrima se deslizó por su<br />

intangible mejilla y cortó su voz. Rompió el hielo de su inmovilizada<br />

postura y caminó con cautela hacia mí; mi reacción continuaba<br />

petrificada y muriendo de dolor. Con sus dedos limpió las lágrimas<br />

de mi rostro; aunque no pude sentir sus tacto rozarse con mi piel. Y<br />

sus ojos de azul cielo profundo brillaban a causa de la luz que se<br />

mezclaba con la humedad de sus ojos.<br />

Esto me está quemando por dentro. Me duele también. Se siente<br />

como morir otra vez susurró cerca de mi rostro con suplicio en<br />

aumento en cada palabra que formuló.<br />

¡Me arrojas al limbo! Culpé con el llanto interviniendo en el<br />

murmullo de mi voz.<br />

No, no digas eso. Por favor no lo digas, es lo último que querría.<br />

No vayas a lastimarte de tal manera. Tienes mucho por vivir…<br />

mucho que ver… hay más. Vas a ver como el tiempo me borrará de<br />

tu memoria. Caroline, sé feliz por los dos murmuró.<br />

Su voz como la mía se esforzaban por sobre salir por entre los<br />

dientes. Luego con voz casi imperceptible susurró:<br />

Adiós…<br />

Sucumbiría en el fuego que me quemaría durante mi lecho de vida,<br />

durante mi gemebunda existencia. Como perecer una condena en mi<br />

propio infierno, como arder en las llamas de mi pena.<br />

Su espalda ocultó su rostro mientras caminó a una luz tan cegadora a<br />

la que herméticamente había ignorado en el momento de su<br />

aparición hasta el instante en que Tom caminó hacia ella, consiente<br />

que esa luz se lo llevaba para siempre; borrándolo de mi vida,<br />

desapareciéndolo de mi futuro.<br />

Un quejido cortante se escapó desde lo profundo de mí ser para<br />

privarme los latidos, la sangre, el cuerpo. Un quejido de llanto que<br />

tensionó su espalda dirigiéndose a las escaleras donde nacía la<br />

cegadora luz.<br />

¡Tom! ¡No… por favor…! ¡Tom…! Supliqué hasta que la flama<br />

me cortó las cuerdas vocales.


237<br />

Como un jardín con esperanzas en cada una de sus rosas, con sus<br />

sueños plantados en la tierra, como el gozo de felicidad que surge en<br />

primavera, hoy ese jardín ha quedado desierto.<br />

Con dificultad caminé hacia las escaleras apáticas y desoladas con un<br />

peso como el plomo que yacía en mi pecho. Caí rendida. Con mis<br />

manos hice un esfuerzo en vano por cubrir el escalofrío que<br />

fustigaba mi cuerpo. Me sentí sin alientos, sin ánimos, con el cuerpo<br />

roto. Luego fue como si se posaran en mi ojos agotados por el llanto<br />

cien horas perdidas de sueño, mi vista se hizo borrosa y bajo un gris<br />

oscuro de la noche iluminado por una tenue luna me refugié en lo<br />

inconsciente del sueño.<br />

Allí me veía sentada junto a Tom recostado sobre la yerba extendida<br />

hacia cientos de kilómetros hasta encontrarse con las montañas<br />

vistas en miniaturas por la distancia. Me vi sonriente concentrada en<br />

el momento que en su mirada se ató al iris de mi ámbar con el suyo<br />

de color azul como el cielo que atestiguaba sobre nuestras cabezas.<br />

A veces un sueño es tan poderoso que se confunde con la realidad, el<br />

sueño había sido todo menos doloroso.<br />

El zumbido de una voz se coló entre la vista, entre las montañas, la<br />

yerba, entre sus ojos. No me dio tiempo de resistirme contra el<br />

sonido suave que consentía las palabras con ternura. Era la voz de mi<br />

madre y con su mano la resbalaba por mi cabello y con sus labios<br />

depósito un beso en mi frente.<br />

Caro, cariño. Te quedaste dormida en las escaleras con tono<br />

suave.<br />

Había olvidado la última vez que mi madre me había hablado así.<br />

Con tanta dulzura, con delicadeza y con compasión en sus<br />

profundos ojos de verde esmeralda. Esa voz se había quedado en un<br />

recuerdo opaco de cuando mamá me leía un cuento en la noche y me<br />

arrullaba con el tarareo de una melodía, abrigaba mis temores con la<br />

manta y al final, cuando mis ojos fatigados se cerraban pactaba su<br />

promesa de amor con aquel mismo beso en la frente y me susurraba<br />

asegurando que soñaría con ángeles.<br />

La noche caía sobre la luminosidad y dos manchas entraban por la<br />

puerta. Mi padre cargaba a Thomas dormido en sus brazos, lo<br />

arrullaba con un siseo y le consentía la cabeza recostada sobre su


238<br />

hombro. Ordenó a mi madre no encender la luz para no despertar a<br />

Thomas. Ni siquiera tuvo el gesto amable de saludarme, no me<br />

dedicó más que silencio e hizo como si no existiese.<br />

Mi madre entre la oscura sombra de la noche logró leer el dolor<br />

pintado en mi rostro para que pronunciara:<br />

Cariño, tal vez la vida a veces sea cruel y dura, pero óyeme bien;<br />

nunca jamás será injusta


239<br />

Lazo roto<br />

Lo más brutal de la tempestad es contemplar el daño una vez que<br />

termina, porque nada retorna, porque todo son ruinas.<br />

¿La vida es cruel y dura, pero jamás injusta? eso no parecía aplicar<br />

conmigo. El gozo no es eterno sino hasta después de la muerte, cada<br />

minuto de mi vida luchaba en mi contra y cada segundo que ganaba<br />

moría en el éxtasis. La línea de la vida está cubierta en fuego, al<br />

cruzar la muerte la línea es fría como el hielo. Sucumbiría entre hielo<br />

y llamas.<br />

Recuerdo los árboles en otoño meciéndose al ritmo del viento, las<br />

hojas secas volando en el aire; en donde dos niños escarbaban en la<br />

arena. Hallaron una moneda a la que nombraron de la suerte, pero<br />

descubrieron un lazo de amistad inquebrantable, o al menos eso<br />

creían. Decidieron jurarse que en las buenas o en las malas, sin<br />

importar la dificultad siempre serian amigos. Sus palabras<br />

retumbaban en mi mente.<br />

Prometemos frente a la moneda, nuestro tesoro encontrado hoy;<br />

que siempre nos vamos a acompañar, que siempre nos vamos a<br />

defender y que siempre vamos a ser amigos y no nos vamos a decir<br />

mentiras nunca, ser como hermanos. Y compartiremos el tesoro por<br />

mitades iguales juró el niño con su rostro impregnado de arena.<br />

Y que nos vamos a ayudar si lo necesitamos, y vernos todos los<br />

días, y no vamos a pelear nunca ni dejarnos solos agregó la niña de<br />

ojos miel, con una sonrisa.<br />

Pero pudieron sostener esa promesa por años a pesar del egoísta<br />

soplo de las tormentas.<br />

Estaba sentada en el comedor de la cocina rodeada por asientos<br />

vacíos, totalmente ida en el recuerdo hasta que el sonido de un<br />

aplauso retumbó en mi oído, provocando un leve sobresalto en mi<br />

reacción.<br />

Bájate de esa nube que se te va hacer tarde para ir a la escuela <br />

advirtió mi madre entrando a la cocina.<br />

Había faltado cuatro días a clases esa semana, después del día en que<br />

él se marchó, una elevada fiebre apaleó en mi cuerpo. Lo que me


240<br />

pareció bueno, pues mi padre había mostrado preocupación por mí,<br />

y a mi madre la mantuvo cerca, cuidándome, los dos me llevaban a la<br />

clínica cuando mi temperatura registraba alta. Las medicinas<br />

recetadas me mantuvieron durmiendo todo el tiempo, por lo que casi<br />

no tuve tiempo de pensar en él. Y con respecto a mi rostro marcado<br />

por el dolor lo pude excusar culpando la fiebre.<br />

Un pito molesto sonó en mi bolsillo, saqué mi celular poniéndolo<br />

delante de mi rostro con desanimo. Un mensaje modesto de Jimmy<br />

me exigía llamarle en cuanto lo leyera:<br />

Ya basta de estupideces y secretos. Necesitamos platicar de mucho.<br />

Tienes que llamarme.<br />

Fue un gesto erial y confuso de su parte; los días anteriores había<br />

estado llamando para preguntar por mi salud, y ahora de la nada<br />

estaba asumiendo ese comportamiento tenso y estresante.<br />

Ya sabes, cariño. Si vuelves a sentirte mal, pide permiso para<br />

regresar a casa recordó mi madre.<br />

Como cuando estoy pensando en una decisión que cambiaría el<br />

curso del porvenir, con desesperación deseo una intervención divina<br />

que me ayude a elegir lo correcto; entonces sucede algo que me pintó<br />

con claridad una señal quizá, o al menos es la forma en que la<br />

interpreté. Creí entender el significado que pareció simbolizar la<br />

decisión que tomé. De esa misma manera, pareció un designio<br />

cuando mi madre colocó sobre la mesa frente a mí, unos frascos en<br />

los cuales las letras de advertencia llamaron la atención de mis ojos y<br />

se posicionaron en ellos. Figuraba tóxico y venenoso. Me estremecí y<br />

mi piel se erizó con lo que fui capaz de pensar.<br />

Partí a la escuela, en cuanto llegué me encontré con Jimmy. Tanta<br />

exageración de necesidad por hablar conmigo solo fueron teatro;<br />

apenas preguntó sobre mi estado para luego marcharse con prisa a<br />

no sé dónde. Aunque su rostro mostró interés cuando supongo notó<br />

suplicio en mi voz, en mis ojos y en mi rostro; eso era preocupante.<br />

No importaba cuan inmensurable fuera mi pugna por aparentar<br />

solidez en mi aspecto; la reacción involuntaria de aflicción tomaba<br />

las riendas.<br />

La escuela parecía fría, hostil y vacía. Me estaba enfadando<br />

seriamente conmigo misma al no poder comportarme, provocando


241<br />

que las personas revolotearan cerca de mí preguntando si me sentía<br />

enferma; la afirmación obviamente falsa, en realidad me estaba<br />

muriendo en otro tipo de sentir.<br />

La frívola lluvia en primavera parecía ridícula, el semblante del día se<br />

posaba bajo el crepúsculo que tapaba el sol. Bajo esa lluvia,<br />

contemplaba a mi hermano riendo a carcajadas con las pulcras gotas<br />

de agua cayendo sobre él. Cuanta fruición me causó la vista, cuanto<br />

pesimismo me causó imaginar que nada así de alegre estaría dentro<br />

de mí alcance.<br />

Tenía miedo, pero este era un miedo diferente, era un miedo pagano<br />

y retorcido a mi destino, en cuanto más larga se hacia mi edad más<br />

miedos recolectaba en el camino. Me producía una incertidumbre<br />

que arqueaba a mi pecho en donde solía tener un corazón.<br />

Mientras yacía perdida en la vista no fui capaz de prestar atención a<br />

la sombra de una persona posándose detrás de mí. Me cubría de la<br />

lluvia bajo un árbol protuberante con mi espalda recostada en su<br />

tronco.<br />

¿Te sientes enferma? Preguntó Jimmy con amabilidad.<br />

Tal vez un poco con tono decaído.<br />

Si te sientes así, no deberías exponerte al aire libre con este frío, y<br />

además estas mojándote. Deberías ir a la enfermería sermoneó.<br />

No me alcanza a caer agua <br />

Dominó el silencio por unos minutos. Consideraba seriamente en<br />

decirle que ya no debíamos ser amigos, romper con él sin darle una<br />

razón, sin una explicación; pues eso era precisamente lo que a Jimmy<br />

le molestaba de mí. Pensé que se enojaría y así haría las cosas más<br />

sencillas para mí, pero que fácil es planear y qué difícil es actuar.<br />

Simplemente no me creí capaz, por ahora.<br />

Escuché que Emma y tú… dejaron de ser amigas ¿Se pelearon o<br />

qué? Planteó finalmente.<br />

Quizá, fui grosera con ella con tono y expresión acida hacia el<br />

tema.<br />

Mi expresión lo silenció y lo puso a dudar con respecto al tema, pero<br />

luego concretó otro mucho más molesto, o eso pensé.


242<br />

Si no es mucho pedir… tal vez hay algo que quieras decirme,<br />

cualquier cosa al menos <br />

¡Ah! Jimmy no empieces, no estoy de humor para tus reproches en<br />

este momento con desagrado en el rostro y la voz.<br />

Jimmy bajó sus ojos al suelo y río entre dientes.<br />

No me refería a eso. Hablaba de una despedida <br />

Levantó sus ojos para mirar los míos y halló confusión en mi cara,<br />

por lo que agregó:<br />

Creí que ya lo sabías susurró con prudencia.<br />

¿Saber qué? Con desdén en el tono.<br />

Me voy de Portland, Caro. Me voy a vivir a los Ángeles con mi<br />

papá <br />

Me quedé perpleja y sorprendida, entendió que estaba<br />

completamente desubicada, por lo que continuó aclarando su avara<br />

noticia.<br />

Ellos simplemente decidieron que su matrimonio ya no daba más,<br />

así que ambos tomaran caminos diferentes y yo… me iré con papá <br />

con voz cortada.<br />

“No…”<br />

Me sentí como una insensible egoísta, la culpa me corroía el alma.<br />

Fui tan estúpida e ingrata con mi mejor amigo. Aunque no tuviera<br />

idea de que se marchaba fui tan insensata con quien siempre me<br />

estuvo apoyando y cuidando de mí.<br />

Luego fue como si le hubiesen echado leña al fuego en el pecho<br />

calmado mientras no pensara en Tom, arribó toda la furia, el ímpetu<br />

y la potencia del dolor que quebró mi fiero. Pero pude calmar mi<br />

reacción fijando de nuevo los ojos en Thomas y Jimmy hizo lo<br />

mismo.<br />

<strong>Los</strong> Ángeles va ser estupendo comentó con un intento de voz<br />

alegre.<br />

La peor pesadilla de Jimmy cobraría vida el día en que sus padres<br />

decidieran divorciarse. Sabía que no existía nada más a lo que le<br />

temiera tanto como a eso. Tal vez por fuera pareciera cálido, pero<br />

por dentro se estaba quemando a igual que yo.


243<br />

¿Cuántas veces necesité de él y estuvo ahí? Perdí la cuenta. ¿Cuántas<br />

veces estuve ahí para él? Ninguna. Porque cuando era pequeña en lo<br />

único que podía pensar era en el miedo, cuando pasé de los diez<br />

pensaba solo en mi miserable vida, en los psiquiatras y en las<br />

medicinas, luego de los quince pensaba en si sobreviviría.<br />

Una gota de agua que había atravesado mi resguardo de la lluvia,<br />

resbaló por mi pómulo, por lo que moví mi cuerpo cerca de Jimmy.<br />

Él ni notó el movimiento al estar ido en sus pensamientos, imaginé.<br />

Pero dio igual el cambio, dos gotas más bajaron por mi mejilla,<br />

entonces comprendí que no se trataba de ninguna debilidad de la<br />

sombra del árbol, sino que eran lágrimas escapándose de mis ojos.<br />

Las limpié con rapidez.<br />

Jimmy, de verdad lo lamento con tono liviano y exponiendo la<br />

culpa.<br />

¿Por qué? Declinó.<br />

Rogabas porque tus padres nunca se divorciaran. Debió dolerte <br />

expliqué.<br />

Pero Jimmy se volvió brusco y pesado, descargó una parte de su<br />

rabia contra mí. Me miró con ojos odiosos y echando chispas, se<br />

dirigió a mí con un tono sarcástico.<br />

La verdad no se pierde mucho. Irme no será nada malo. Mi papá y<br />

yo no la llevamos bien, mi mamá aun es joven y puede buscarse otro<br />

hombre que la haga feliz, ¿Cary? Bueno, solo es una chica más. Y mi<br />

mejor amiga para todo lo que sirve es para guardarse secretos e<br />

ignorarme <br />

Sé que mi mirada explotaba en coraje, pero Jimmy tenía sus ojos en<br />

otro lado como para sentirse intimidado por ella, que al inmediato<br />

segundo se aplacó tras imaginar que tenía toda la razón. No era una<br />

persona buena. Ahora, más que nunca, estaba reducida a nada.<br />

Por lo menos tuve el carácter suficiente como para evitar más<br />

palabras ofensivas y zafias de su parte. La consecuencia de esto, fue<br />

que no medí el alcance de mis palabras, las cuales llegaron muy lejos<br />

a una conversación que por sobre todo no estaba lista para enfrentar.<br />

Me describiste perfectamente, por eso no tiene ningún sentido que<br />

sigamos siendo amigos… la voz se me quebró.


244<br />

Sentí cuando el peso de sus ojos se clavó en mí, preferí ignorar su<br />

expresión por temor a que la malinterpretara, o más bien, notara la<br />

verdad. Ya había dado el paso, solo me restaba caminar.<br />

Sí, creo que es mejor así. Aunque sea algo tonto el final con tono<br />

sereno y decaído.<br />

Perdón, fuiste el más grandioso amigo que nadie podría tener. No<br />

lo supe apreciar con las cuerdas vocales a punto de romperse y no<br />

dar más.<br />

Se supone debía amparar el carácter, fingir que no me importaba que<br />

terminara así, como había sucedió primeramente con Emma; pero<br />

no sé qué acaeció, me desmoroné a su lado.<br />

Sí, gracias. Eh… tú también… creo que no fui justo contigo, me<br />

refiero a que nos divertimos ¿no? Fue genial expuso con cortedad.<br />

… Sí, fue genial… repliqué.<br />

Una respiración onda y el apresamiento de mis ojos tras mis<br />

parpados expusieron un escape de aflicción que no pude contener,<br />

pero Jimmy solo se recargó contra el tronco y suspiró.<br />

Eres mucho más que una chica rara y reservada, eres como el<br />

rostro del bien. En tantos años, en tantos recuerdos y momentos<br />

juntos, recogí muchas cosas buenas que tú me enseñaste. Gracias por<br />

explicarme todo lo que no entendía, por ayudarme con mis tareas,<br />

por corregir mis torpes comentarios y por haber impedido que me<br />

metiera en problemas tantas veces. Lamento haber sido grosero y<br />

sobre todo intenso con tantas pataletas y persistencia halagó con<br />

suspiros como recordando una larga historia pasando a ser<br />

nostálgica.<br />

Luego un largo silencio conmovió el lugar. En cuanto Jimmy no me<br />

observaba, apretaba mis ojos con rigidez batallando por no llorar.<br />

Bueno, no me molestaba ya que Jimmy se diera cuenta de que me<br />

dolió perder su amistad, el problema era que si me desahogaba con él<br />

como nunca lo había hecho, descargaría el peso de los dos dolores;<br />

ambos dolores tan perversos y atroces.<br />

Pronto el silencio fue embargado por el campanazo de entrada a<br />

clases.


245<br />

Bueno, eso es todo. Te veo luego para despedirme. Cuídate mucho<br />

murmuró.<br />

Mis labios fueron estúpidos e ineptos y lo dejaron levantarse de mi<br />

lado y alejarse entre la lluvia. Lancé un grito desgarrador para mis<br />

adentros que afectó mis oídos aun así, un grito en mi agreste interno,<br />

en lo profundo y escondido de mí ser. Luego sentí las palabras<br />

pudiendo subir por mi garganta y anhelando escapar del incendio<br />

dentro de mí.<br />

¡Jimmy! Grité.<br />

Al oírme detuvo su marcha y volvió el rostro.<br />

¡¿Sí?! Con la misma fuerza en la voz.<br />

¡¿Cuándo te vas?! <br />

¡Mañana por la noche! <br />

¡No quiero que te despidas!, por favor. ¡No vale la pena! <br />

Perdiendo la potencia de la voz.<br />

Mis ojos se enrojecieron y humedecieron por las lágrimas que<br />

bajaban frenéticas por el rostro, pero al menos Jimmy no las<br />

distinguiría a causa de la distancia o simplemente las confundiría con<br />

gotas de lluvia.<br />

¡Está bien! <br />

Te quiero… susurré solo para mis oídos.<br />

Sus ojos parecieron contemplarme una última vez, sin importarle la<br />

lluvia mojando su cuerpo, después prosiguió su camino.<br />

Un lazo roto, un lazo férreo a pesar de todo; tan abrigador, lo<br />

suficiente para haberme dado impulso durante tantos años. Pudo ser<br />

más indómito y atroz, pudo ser más cálido y alcahueta, pudo ser<br />

mucho más intenso y perdurable, pudo ser pero no fue.


246<br />

Nacer, amar y morir<br />

Allí se es libre como el viento, como el mar; no se sufre dolor, no se<br />

padece angustias. Aunque las palabras no nacieron para describir la<br />

maravilla de la eternidad, es algo que supera la complejidad que los<br />

ojos vivos no han podido narrar. Sea cual fuera mi sangre, incluso<br />

consistiendo de forma aislada de las sangres comunes, confiaba<br />

ciegamente que merecía tal dicha después de la muerte fría.<br />

A nadie le acontece cosa alguna que no sea por naturaleza capaz de<br />

soportar; a nadie exceptuando a los Ante Portan. Y después de estar<br />

en silencio escarbando en una conciencia intimidada por los temores<br />

de mi pasado, sintiendo el desangramiento en el corazón por las<br />

heridas propinadas. Había amado a alguien con fuerza devastadora<br />

que al final se volvió contra mí, pero era renacer, alegría, era pensar<br />

en él, de mañana a tarde y luego en la noche soñar con él; necesitarlo,<br />

que el ritmo del corazón sea y resulte la melodía predilecta. Aquello<br />

me llevó a pensar que mi ciclo de vida en este mundo estaba<br />

concluido. En mi opinión, se nace para morir, pero no se vive si no<br />

antes se ha amado. Se existe para nacer, amar y morir.<br />

Una nueva semana daba inicio otra vez. Era lunes y la soledad era<br />

más bestial sin Jimmy sintonizando su voz; todo lo que sabía de él<br />

era que había partido a los Ángeles el viernes pasado, y que justo<br />

como se lo había pedido procuró saltarse una despedida lúgubre.<br />

En casa era un martirio, mi padre estaba más mal humorado que<br />

nunca, en cuanto se enteró que había reprobado el examen para el<br />

cual había estudiado tanto, explotó; no sé qué ocurrió. Al menos se<br />

habían agotado los castigos que aplicarme.<br />

Sami y Tommy me acompañaron de regreso a casa tras haber<br />

terminado la mañana de clases. Tommy contaba chistes y Sami le<br />

respondía con carcajadas, apenas podía sonreírle, una sonrisa<br />

forzada, una expresión disfrazada de sonrisa.<br />

En el trascurso del camino se interpuso un espíritu penando a unos<br />

treinta metros de mí, por la acera desocupada en la que caminaba; un<br />

alma nueva que no había existido antes interpuesta en mi camino<br />

rutinario con destino a casa.


247<br />

Sus ropas me indicaron pertenecer a esta época, tenía su cuerpo<br />

amoratado y raspaduras en su piel, sus ojos parecían hundidos entre<br />

sus cuencas. Una sonrisa se formó en su hinchado rostro al sentir mi<br />

pavor en respuesta a su presencia martirizadora y rencorosa. Pude<br />

ver su frenesí de miedo, anhelaba mi pavor para alimentarse de este y<br />

fortalecer su ánima.<br />

Me quedé helada con tensión en todo mi cuerpo por unos segundos,<br />

después mi reacción inmediata fue retroceder con zancadas largas y<br />

con mis ojos atentos a su movimiento.<br />

Tommy y Sami se quedaron absortos tras observar mi<br />

comportamiento, lo que me produjo más espanto y me di vuelta<br />

corriendo lejos de ellos y del espíritu. Sin embargo, escuché pasos<br />

corriendo a mi ritmo, tras de mí y gritaban mi nombre intentando<br />

detenerme, pero no sucedió hasta no hallarme a una distancia lo<br />

suficientemente retirada de lo que pudiese propinarme miedo y<br />

terminar de desfavorecer mi torpe existencia.<br />

¡Aguarda! ¿Qué pasa? Preguntó Tommy luego de alcanzarme.<br />

Nada, solo recordé que olvidé algo en la escuela con voz<br />

extremamente agitada.<br />

¿Qué olvidaste? <br />

Algo… pronuncié con dificultad.<br />

La alteración en mi respiración por el susto y la corrida que no me<br />

dejaban hablar.<br />

¿Qué rayos pasó? ¿Por qué me hiciste correr así? Se quejó<br />

Samantha tras llegar junto a nosotros.<br />

Olvidó algo en la escuela explicó Tommy.<br />

No puedes volver, ya estás muy lejos de la escuela y además ya la<br />

debieron haber cerrado objetó Sami.<br />

¿Sufres de asma o algo parecido? Observó Tommy al escuchar la<br />

ahogada respiración que se me dificultaba, pero evadí su pregunta<br />

con otra cuestión.<br />

Puedo ir a casa sola. No es necesario que se desvíen tanto de sus<br />

casas


248<br />

Has estado enferma estos días, qué tal te dé una recaída y no haya<br />

nadie para ayudarte planteó Tommy<br />

Es solo fiebre, Tommy. Estaré bien expresé casi deletreándole.<br />

A nosotros no nos molesta hacerte compañía. Déjanos<br />

acompañarte solo un poco más adelante propuso Sami.<br />

No, no quiero. Me disgusta ser el centro de atención. De verdad,<br />

estoy bien insistí.<br />

Si eso quieres dijo Tommy.<br />

De acuerdo… si eso quiere imitó Sami.<br />

A unos cuantos segundos de conseguir lo que quería, apareció Raely<br />

a lo lejos con paso acelerado dirigiéndose a nosotros hasta detenerse<br />

a mi lado.<br />

Hola chicos dirigiéndose a todos.<br />

Sami le respondió con un saludo y sonrisa amigable, aunque Tommy<br />

contestó su saludo con desdén. En cuanto a mí, le miré y con un<br />

mohín como sonrisa respondí a su saludo. Él se intimidó y borró su<br />

sonrisa tras el acto de descortesía por parte mía y de Tommy; aunque<br />

esa no había sido mi intención, pues había sido la única expresión<br />

disponible en mi rostro para utilizar, puesto que cada vez se me hacía<br />

más difícil sonreír.<br />

¿Eres amigo de Caro? Preguntó finalmente Sami para romper el<br />

hielo.<br />

Sí, soy Raely ofreciendo su mano a Sami.<br />

Samantha Williams dando su mano y sonriéndole ampliamente.<br />

Eh… ¿Vas para tu casa? Preguntó Raely con tono suave<br />

dirigiéndose a mí.<br />

Sí se adelantó Sami mientras jugaba con la respuesta en mis<br />

labios.<br />

Yo te acompaño ¿Si quieres? Ofreció Raely.<br />

No, no es necesario en verdad. En realidad planeaba volver a mi<br />

escuela a recoger algo que olvidé. Así que gracias de todos modos <br />

excusé.<br />

No inventes, Caro. La escuela debe estar cerrada, no se te va a<br />

perder nada; puedes esperar hasta mañana. Ven con… dijo Sami.


249<br />

Si Caro quiere regresar a la escuela, no hay problema. Yo le<br />

acompaño dijo Tommy interrumpiendo a Sami.<br />

“Esto no puede ser verdad”<br />

Luego me cansé de verlos ofrecerse entre acompañarme a casa o de<br />

vuelta a la escuela. ¿Ya qué más daba? Después de vivir entre<br />

secretos ocultos, de agonizar entre las llamas de mi dolor, ya no me<br />

importaba si les parecía rara o quizá loca.<br />

Mejor me voy a casa con Raely interviniendo.<br />

Tommy miró a Raely con mirada fulminadora y este solo escondió<br />

sus ojos con timidez; seguido, sujetó con sus dedos la manga de mi<br />

saco y tiró sutilmente. Así que me despedí de ellos. Sami le apreció<br />

con su mirada y tono amable al contrario de Tommy.<br />

Cuando estaba con Raely parecía apartar de mí cualquier rastro de<br />

angustia; encontraba paz en cada uno de sus chistes que me hacían<br />

olvidar.<br />

Un suspenso se produjo al estar cerca del sitio en el que había visto<br />

el espíritu de ese hombre accidentado, pasó por mi cabeza una idea,<br />

absurda pero al final afable.<br />

Hagamos una carrera de aquí a mi casa con tono serio.<br />

¿Lo dices en serio? Frunciendo la frente en son de sorpresa.<br />

Eh… sí, seria… divertido expliqué.<br />

Sí, es que creí que eras una de esas chicas aburridas que… <br />

¡Deja de hablar y corre! Mientras corría tan veloz como me fue<br />

posible.<br />

Escuchaba las carcajadas de Raely corriendo tras de mí, que hacían<br />

coro con las mías. Fue divertido. Por unos minutos me olvidé de la<br />

razón por la que huía, me olvidé de que Tom se había marchado, que<br />

mi mejor amigo ya no estaba, que parecía adoptada para mis padres,<br />

que no era nada, menos que nada; fue como huir de todo, como si<br />

escapara del miedo. La sensación del viento golpeando sublimemente<br />

mi cuerpo me hacía creer eso.<br />

Frené con fuerza frente a mi casa. Llegué invicta seguido del rostro<br />

de fracaso combinado con sonrisa de Raely.<br />

Ufff… ¡Eso fue realmente genial! Me sentí como un niño otra vez<br />

con tono alegre.


250<br />

Sí… tengo que entrar. Gracias por acompañarme sonriéndole.<br />

Fue un placer. Si… quieres que… bueno que nos sigamos<br />

viniendo juntos camino a casa después de la escuela, podría esperarte<br />

en la esquina de tu escuela. Si no te molesta propuso.<br />

En mi rostro aún permanecía una sonrisa esparcida; me hizo sentir<br />

un brillo interior, como si el dolor se hubiese atenuado, pero todo<br />

eso no era más que un momento disfrazado.<br />

Sí, me encantaría coincidí.<br />

Raely había sido una muy grata compañía y no quería separarme de<br />

él, aunque no tenía el valor de suplicarle si fuese necesario que me<br />

acompañara el resto del día.<br />

Solo bastó una pregunta para que mis ojos brillaran por la humedad<br />

repentina que se formó en ellos, solo bastaron unas palabras para<br />

recordarme que ya no tenía una vida, y la parte que me mantenía de<br />

pie se había marchado a la eternidad.<br />

Antes de ello, antes de su pregunta, Raely me había contemplado en<br />

silencio mientras yo le sonreía. Debió ser incomodo, puesto que sus<br />

mejillas se tornaron aún más rojizas, y sus ojos se volvieron tímidos.<br />

Entonces fue cuando formuló su pregunta que desató otra vez el<br />

incendio.<br />

¿Puedo hacer algo? <br />

Me recordó a él, me perdí en el recuerdo de aquel invierno insensible<br />

y tosco en el que Tom deslizó una caricia delicada a través de una<br />

gota de agua sobre mi piel, y esa vez que confesó lo que por mi<br />

sentía, cuando pude sentir sus labios y el calor en su toqué.<br />

Exactamente como antes mi respuesta fue inconsciente e inmediata a<br />

como cuando Tom con un incierto tono en su voz la hizo.<br />

Sí… asintiendo.<br />

Temí por la consecuencia que esto trajera, ya no se trataba de Tom.<br />

Como caer al agujero de mi propia tumba esperando ser ocupada por<br />

mi cuerpo inerte. Temí que se hiciera más profundo, a tal punto de<br />

que ya nadie pueda oír mis gemidos para auxiliarme. No entiendo<br />

cuando me hice tan buena para mentir; en mi mirada se podía ver la<br />

agonía de mis ojos. ¿Por qué las personas solo veían un cambio?


251<br />

¿Por qué no veían que estaba agonizando? ¿Por qué nadie podía<br />

ayudarme? Mi propia tumba se estaba tapando con la arena.<br />

Raely acercó su rostro al mío con delicadeza; con sus labios cálidos<br />

depositó un beso en mi mejilla muy cerca de mis labios. Y luego<br />

nuestros ojos se chocaron y permanecieron neutrales por unos<br />

instantes.<br />

Tengo… que irme… tarareó rompiendo el hielo.<br />

Sí. Gracias, por acompañarme, Raely con apocamiento.<br />

La sombra de su presencia se colaba y merodeaba por mi mente, su<br />

reflejo en la sombra del recuerdo, el sonido de su voz en el zumbido<br />

de soplo del aire. Tom estaba en todas partes de mi memoria.<br />

En casa me encontré con no más que una nota esperándome. La<br />

nota explicaba la ausencia de mis padres en casa; habían partido a<br />

uno de los partidos de soccer de Thomas. Genial, la oscuridad no<br />

podría hacerse más oscura.<br />

Mi cuerpo apático se dejó caer en mi cama con mi rostro pegado a la<br />

ventana, contemplando la lluvia, las nubes grises, la sequedad de la<br />

luz. Y así de a poco mis ojos descansaron.<br />

En la mañana del viernes el helado clima me devorada la piel y la<br />

sangre; me producía escalofríos que se posesionaba de mis manos y<br />

pies. Sentí una mano caliente en mi frente que pareció quemarme, e<br />

hizo que me estremeciera. Luego escuché una voz aguda que hizo<br />

que abriera mis ojos y vi dos figuras a un lado de mi cama.<br />

¡Shsss…! Sigue durmiendo cariño. Tienes fiebre otra vez con<br />

tono melódico pronunció mi madre.<br />

Pero debo ir a la escuela renegué.<br />

Ya llamé a tu director y te excusé. Así que no hay problema con<br />

tono menudo pronunció mi padre.<br />

No entiendo porque no se le quita esa fiebre, y ya ha tomado<br />

mucho medicamento inquirió mi madre.<br />

Estará bien mientras reposé aseguró mi padre.<br />

Peter, se te hará tarde. Ve. Yo cuidaré de la niña dirigiéndose a<br />

mi padre para despedirse.<br />

Estuvo a mi lado durante el transcurso de la mañana colocando<br />

sobre mi frente un pañuelo húmedo como cuando tenía hemorragias,


252<br />

atenta a cualquier elevación de mi temperatura, pero tanto cuidado<br />

no duró mucho. En cuanto me sentí mejor salió de casa con Thomas<br />

para llevarlo a entrenamiento de soccer y entonces estuve otra vez<br />

sola.<br />

En la tarde Raely estuvo lanzando piedritas a mi ventana y tocando el<br />

timbre con frecuencia. Aunque me pareció que estaba seguro de que<br />

yo estaba en casa; después de un rato se cansó y se marchó. Era la<br />

segunda vez que lo plantaba ese día, puesto que también le había<br />

faltado a lo acordado de regresar a casa juntos.<br />

Me di cuenta de que podía controlar la exaltación teniendo personas<br />

cerca por más incómodo que eso fuera; así mi mente se mantenía<br />

ocupada. Podía ser trivial, podía fingir una sonrisa y simular estar<br />

solo enferma, pero una vez estando sola tenía que lidiar con mi<br />

verdad, y entonces bastaba con ello para recaer de nuevo.<br />

Por la ventana del estudio contemplé a un hombre con carteles en<br />

sus manos, tocaba de puerta en puerta sin recibir respuesta. Nadie<br />

parecía escucharlo llamar a la puerta de sus casas, luego seguía a la<br />

próxima que de igual manera ignoraban su llamado.<br />

Su presencia fría y hueca alteró mi cuerpo; no se trataba de alguien<br />

vivo, por aquella razón nadie lo escuchaba tocar sus puertas excepto<br />

yo cuando tocó en la mía. Hizo que corriera a mi habitación, me<br />

oculté bajo mis sabanas; mi respiración se había vuelto frenética y<br />

mis manos sudorosas, temblaba y así permanecí hasta que aquél<br />

hombre dejó la puerta.<br />

De repente las lágrimas se deslizaban con oposición por mi rostro,<br />

tenía otra vez el retrato de Tom en mi mente desgarrándome desde<br />

adentro. Y en un intento por romper el dolor con el desahogo, tomé<br />

mi almohada y cobijas y las arrojé contra una fotografía que quebré,<br />

una foto en la que era bebé y sonreía. Aunque no resultó eficiente y<br />

si hizo que soltara un grito quebrantado en el que no supe medir su<br />

apropiado volumen, un grito de debió retumbar en todas las casas<br />

vecinas.<br />

En ese arranque de dolor sentí que no podía más, sentí que debía<br />

renunciar a todo y darme por vencida. No pensaba con coherencia,<br />

no pensaba en otra cosa que no fuera en la llama quemándome.<br />

Estaba desequilibrada con la cabeza totalmente absorta por la


253<br />

soledad que me envolvía, mi mente no estaba clara y por allí pasaron<br />

todos los recuerdos que había perdido, como si ahora estuviesen<br />

enterrados en una tumba, en la misma tumba que me aguardaba.<br />

Mis pies bajaron apresurados a la cocina y tomé los frascos tóxicos<br />

vertiéndolos sobre un vaso con un tanto de agua. Las lágrimas no<br />

cedían, los recuerdos se tornaban más violentos y de la nada el valor<br />

estaba en mis manos sosteniendo el vaso.<br />

Miré mi reflejo en el vidrio y la figura que mostraba este. Era solo<br />

una niña que no le aconteció ser feliz, que su destino la privó de<br />

vivir; vi sus ojos miel sumergidos en tristeza, el brillo de las lágrimas<br />

en su rostro se resaltaba en el vidrio. Y mis labios saborearon el<br />

amargo sabor del contenido en el vaso que sostenía con firmeza<br />

sobre mis manos.


254<br />

Secretos<br />

Tal vez mi destino hubiese sido morir, o vivir; no lo sé. El destino no<br />

está escrito, solo se forja. Quizá el mío sea diferente y se base solo en<br />

las apariciones, pero aun así tiene un propósito. Y si no fuera por eso<br />

¿Por qué Tom apareció en mi vida? ¿Por qué tantos años<br />

mantuvieron atado a Tom hasta ponerlo frente a mí? ¿Por qué él?<br />

Todo sucede por una razón.<br />

El tiempo avanzó pausado con una brisa liviana bailando en su<br />

entorno y entonces una voz sonó desde afuera impaciente y<br />

trastornada.<br />

¡Caroline! Gritó.<br />

Conocía el dueño de esa voz, pero aun así esperé en silencio a que<br />

llamara otra vez para confirmar con certeza de que era él.<br />

¡Ábreme la puerta, Caroline! Impaciente.<br />

Entonces mi llanto y mis lágrimas parecían desenfrenados al ver la<br />

situación en la que me hallaba, sentí que me volvía loca, sentí que<br />

estuve a punto de condenarme al infierno, a ese aborrecido lugar al<br />

que tanto temo.<br />

El vaso resbaló por entre mis manos y el líquido se derramó sobre el<br />

suelo y corrí como si huyera de mí, con la esperanza de encontrar<br />

refugio en sus brazos. Abrí con fervor la puerta y su rostro se<br />

mostraba pálido y asustado.<br />

¡¿Caroline, está bien?! Con agitación.<br />

Me lancé contra él para abrazarlo con ferocidad, pues la sensación<br />

que encontré en sus brazos me desahogaba, me abrigaba. Y sobre el<br />

hombro de Jimmy por primera vez vacíe mi sufrimiento.<br />

Tranquila… ya estoy aquí, siempre estaré aquí para ti. Te lo<br />

prometo… con tono suave y tranquilizador.<br />

Con su mano la paseaba sobre mi cabello y espalda, así permaneció<br />

por varios minutos, sin decir nada más, en silencio exceptuando por<br />

el sonido de mi llanto descargándose sobre su hombro.<br />

Cuando vacíe la llama de mi pecho pudimos estar más serenos<br />

sentados sobre el sofá. Yo tenía la mirada clavada en el suelo y él me<br />

examinaba confundido, esperando quizá una explicación.


255<br />

No entiendo que pudo ser tan malo para hacerte llorar así, pero<br />

tampoco quiero preguntarte porque no me lo dirás con tono<br />

indeciso.<br />

Creí que habías viajado el viernes pasado evadiendo el tema con<br />

la voz seca.<br />

Soltó un suspiro y una sonrisa liviana para aplacar su expresión, esa<br />

que se produjo al entender que no importaría cual fuera su<br />

insistencia, siempre me mantendría guardado mi dolor.<br />

Simplemente no fui capaz de dejar Portland, a mi madre, ni mis<br />

amigos… tampoco a ti, y menos sabiendo que me necesitarías. La<br />

última vez que hablamos, noté aunque no me lo dijeras, que estas<br />

sufriendo ¿Por qué? No lo sé con tono ligero.<br />

Quisiera decírtelo, pero no soy… capaz. No me creerías con la<br />

voz cortada y la mirada ida entre mis pensamiento.<br />

Caro, soy tu amigo. Te creería cualquier locura <br />

La palabra locura me hizo erizar. A veces ni yo misma creía posible<br />

que todo aquello estuviese pasando.<br />

¿Y si adivino la razón? ¿Me lo dirías? Propuso.<br />

Alcé los ojos para centrarlos en aquellos y dejé que una sonrisa<br />

alivianara mi expresión. Luego continuó con su propuesta.<br />

Dame diez intentos, y si acierto tendrás que desahogarte conmigo.<br />

¿Qué opinas? Con una chispa alegre.<br />

No, solo cinco con tono quebrado.<br />

Sonrrió ampliamente exponiendo todos sus dientes.<br />

Echo. Eh… ¿Tiene que ver con tus padres? ¿Hicieron algo malo?<br />

<br />

No, ellos… han sido buenos padres solté un soplido sarcástico.<br />

Bien… ¿Entonces es por tu abuela difunta, o tu abuelo? <br />

No con voz quebrantada otra vez.<br />

¿Es por algún profesor, te tocó, o… te hizo algo, o alguien más? <br />

No, Jimmy <br />

Quería que acertara, así tal vez cumpliera mi palabra y se lo dijera de<br />

una vez por todas.


256<br />

Te diagnosticaron alguna enfermedad mortal e incurable afirmó<br />

con preocupación, pero se aplacó cuando negué con la cabeza.<br />

Calló por varios segundos mientras vagaba entre posibilidades en su<br />

mente.<br />

Quería confiarle todo, dejar que me ayudara o aconsejara si llegase a<br />

creerme. Ya no me importaba la forma en que me mirara, ni en<br />

como lo fuera a tomar, solo quería una voz que respondiera a mis<br />

gritos.<br />

Es por alguien… Tom. Me enamoré de él, pero ahora se marchó.<br />

Me dejó abordé al fin.<br />

¿Tú con un chico? Eso jamás lo habría imaginado. Me refiero a<br />

que… a ti no te interesa nadie. ¿Ese era el problema? Pudiste<br />

habérmelo contado ¿Por qué habría de no creerte? <br />

No es solo eso. Hay más <br />

Vamos, dime <br />

Dudé por unos segundos y entonces el continuó.<br />

Pero este tal Tom que le pasa ¿Se cree un dios o un rey para<br />

atreverse a rechazarte? <br />

Más bien parece un ángel con la voz desgarrada.<br />

¿Cuándo fue que pasó esto? <br />

Por mis ojos gotearon un par de lágrimas y se formó ese nudo en la<br />

garganta que me privaba de hablar, pero Jimmy aguardó paciente a<br />

que recuperara la calma.<br />

Lo conocí en las vacaciones en <strong>Van</strong>couver, pero ese no es el<br />

principio. Desde que tenía cinco años he visto… personas que han<br />

muerto, a veces veo a espectros y otras veces… demonios. He visto<br />

al infierno en vivo, nunca podré olvidar eso por más que me<br />

esfuerce. Vivo llena de miedo, aparecen en todos lados mi voz se<br />

desfragmentaba.<br />

No entiendo de qué hablas <br />

No me atrevía a mirar la expresión que debió pintarse en sus rostro<br />

en aquel momento.


257<br />

Toda mi vida los he visto, como mueren. Tom lo supo y trató de<br />

ayudarme; quería que fuera feliz. Él descubrió la razón por la cual yo<br />

los veo con las lágrimas colgando de mis ojos.<br />

¿Y cuál es la razón? <br />

Respiré hondo y suspiré en varias ocasiones hasta poder continuar.<br />

Pertenezco a una maldición que ha sido heredada por<br />

generaciones. <strong>Los</strong> Ante Portam; significa ante la puerta, la puerta que<br />

da el contacto del más allá con este mundo. Está en nuestra sangre y<br />

nadie puede evitarlo… <br />

¡Aguarda! ¡Aguarda! Se está poniendo difícil de creer, pero se<br />

supone ¿que estas maldita? técnicamente. Con tono tenue.<br />

Necesito que me creas, Jimmy con llanto en mi tono y una<br />

mirada de suplicio.<br />

Claro que sí. Yo te creo atrapó mi rostro en sus manos . Debí<br />

sospecharlo, cuando tu hermano te molestaba con tonterías de<br />

fantasmas y cuando tu papá lo mencionó alguna vez cuando fuimos a<br />

la convención; él dijo que no quería que esa convención te llenara la<br />

cabeza con más ideas alucinatorias, lo recuerdo bien. Ellos no te<br />

creen ¿Verdad? <br />

No, solo me miran como si estuviera loca, pero es real con tono<br />

desgarrado.<br />

Yo te creo, Caro. Te lo juro sonriendo.<br />

Gracias, pero eso no es todo <br />

¿Qué podría ser peor? Dijo mientras aproximaba su distancia<br />

con la mía.<br />

Un alivio rotundo inundó mi cuerpo, sentí haber descargado un<br />

enorme peso de mi espalda. Entonces mis palabras se volvieron más<br />

francas y fluidas.<br />

Tom conocía a Elizabeth; ella era una mujer exactamente igual a<br />

mí en todas las formas, quizás también hasta en el pensamiento.<br />

Éramos la misma persona, se supone reencarné de ella cuando murió<br />

hace más de un siglo… <br />

¡Espera! Si esa tal Elizabeth murió hace más de un siglo, entonces<br />

¿Cómo era posible que Tom la conociera…? Silenció su pregunta.


258<br />

Su rostro se perdió en sus palabras y tomó un rostro sorprendido y<br />

desconcertado. Perplejo me miró con sus ojos casi saliendo de sus<br />

orbitas y entendí que él había comprendido mis palabras.<br />

Sí, Tom murió hace décadas… y ha estado penando desde<br />

entonces con un hilo de voz.<br />

Pero… Caroline, ¿Cómo es posible? boquí abierto.<br />

Él necesitaba saber el motivo que lo ataba al purgatorio para luego<br />

así poder partir a la eternidad. Pactamos un trato, él me ayudaría y yo<br />

a él. Entonces averigüé acerca de su muerte y así pudo partir para<br />

descansar. Resultó que lo asesinó su propio padre y eso era todo lo<br />

que debía saber. Me había prometido cuidarme y protegerme<br />

siempre, pero se marchó. Dijo que el tiempo me haría olvidarlo, pero<br />

Jimmy, sin él siento que no podré resistir con hilo de voz.<br />

El llanto comenzó a surgir.<br />

No digas eso, Caro. Nadie ha muerto de amor con tono<br />

tranquilizador.<br />

Me duele mucho con la voz sumida en llanto.<br />

Pero ahora me tienes a mí, y prometo que lo arreglaremos. Te lo<br />

prometo <br />

Me enredó en sus brazos y colocó mi cabeza bajo su mentón en un<br />

abrazo acogedor.<br />

Pensé que no me creerías, Jimmy. Pensé que me verías como una<br />

loca y temí decirte con tono entre cortado.<br />

Pues te equivocaste. Yo he sido tu amigo y jamás dejaré de serlo.<br />

Como hermanos, ¿lo olvidas? Siempre seremos Caro y Jimmy y<br />

jamás separados. Ahora, agregaré una promesa a nuestra amistad:<br />

siempre voy a creerte y tú siempre confiarás en mí <br />

Mis ojos empezaron a exigir descanso, mis parpados se cerraban y<br />

me quedaba dormida en su pecho, con mi oído pegado a sus<br />

pulsaciones suaves y delicadas, rompió la quietud cuando levantó mi<br />

rostro con su mano.<br />

Él hizo lo correcto. Marcharse ahora fue lo más apropiado. Lo de<br />

ustedes dos era imposible, fuera de este mundo <br />

¿Cómo voy a sacarlo de mi cabeza?


259<br />

Bueno… tal vez el primer amor nunca se olvide, pero encontraras<br />

a alguien más que llene ese espacio que él vacío. Sé paciente <br />

susurró. Tal vez Derek y rió.<br />

Y provocó que se me escapara una sonrisa en medio del llanto.<br />

Para después no fue necesario pensar en el suicidio, ni en recuerdos<br />

hirientes; pude olvidarme de la falta de apoyo de mi familia, de<br />

repensar en la amistad rota con Emma. Pude olvidarme de todo un<br />

poco; tal vez me hacía falta voluntad y avivo para sacar bruscamente<br />

a Tom de mi cabeza, pero en mi oído tenia grabado su voz, en mis<br />

ojos el reflejo de su rostro, en mi nariz el aroma de su aliento, en mi<br />

piel sus roces, y en mis labios estaba grabado el sabor de los suyos. Y<br />

para alimentar la llama de mi corazón, una carta con sus<br />

pensamientos puestos en palabras que me liquidaban cada vez que de<br />

manera masoquista la leía.<br />

Mayo acabó tan seco como comenzó. Y junio se consumía en el<br />

éxtasis del fuego.


260<br />

El ataúd<br />

En medio de una noche tan clara que se llenaba de sombras, con la<br />

brisa estrellándose con dureza contra los árboles, con el silbido del<br />

viento y los relámpagos inquietando la oscuridad. En esa noche mis<br />

lágrimas caían sobre su carta, la leía por última vez y quería<br />

inmortalizar sus palabras en mi mente para siempre.<br />

El viento golpeaba cada vez con más fuerza la noche y provocaba<br />

estruendos en las ventanas y las puertas abiertas. Así que tomé la<br />

carta entre mis manos, la saqué por la ventana y dejé que el viento de<br />

un soplo en el aire se la llevara hasta perderla en la oscuridad.<br />

En la mañana desayunaba con mi rostro escondido entre mi cabello,<br />

ya me empezaba a acostumbrar a la rutina depresiva que inicia cada<br />

mañana.<br />

Ansiaba con tantas ganas una última esperanza que se llevara el<br />

silencio que Tom dejó, pero el tiempo se iba con el viento.<br />

Cada mañana Jimmy tocaba a la puerta para partir juntos a la escuela.<br />

Había hecho una exhausta investigación acerca de fantasmas y de la<br />

vida después de la muerte, todo ello le había despertado gran interés,<br />

y cada mañana tenía una nueva teoría que contar para contrarrestar el<br />

miedo. Como si eso fuera posible. Aun así no parecía rendirse, él<br />

quería entrar en mi mundo sin querer comprender mis palabras y la<br />

pesadilla que esto significa.<br />

Esa mañana fue diferente. Jimmy nunca tocó a mi puerta; al final me<br />

cansé de esperarlo y caminé por las vanas calles. En el tranquilo<br />

recorrido apareció un cuervo en medio de la calle que crujía un<br />

horrendo sonido desde el interior de su garganta. Luego apareció de<br />

nuevo reposando sobre una rama que mecía el viento. Y una tercera<br />

vez cuando llegaba a la escuela, parado sobre una cuerda de un poste<br />

de electricidad. Era el mismo que hace años esperaba en mi ventana<br />

cada día, el mismo que traía presagios consigo.<br />

En la entrada de la escuela en donde cientos de estudiantes<br />

aguardaban para entrar, entre todos ellos tampoco hallé rastro de<br />

Jimmy. Lo esperé sentada en el borde de un pavimento que<br />

encerraba un árbol, pero el timbre sonó y el lugar se volvió vacío,<br />

deduje que no iría a clase y entré.


261<br />

En clase de filosofía lo vi llegar más distraído que nunca y sentarse a<br />

mi lado y quedarse helado con los ojos al frente.<br />

¿Qué ocurre? Le susurré de inmediato cerca de su oído.<br />

No sé si sea adecuado decirte murmuró.<br />

¿Decirme que, Jimmy? Susurré.<br />

No has estado bien los últimos dos meses y he hecho miles de<br />

cosas por animarte. Siento que tu dolor te hace agonizar y tengo<br />

miedo por lo que vaya a ocurrir contigo si te cuento… lo que paso <br />

sin dejar la mirada al frente.<br />

Jimmy, tú mismo lo dijiste. Es solo dejar pasar el tiempo y luego lo<br />

olvidaré. Yo estaré bien. Y no entiendo que puede ser tan malo para<br />

que pueda hacer más tragedia en mí. Solo dilo <br />

¡Ah! Igual te enterarás por alguien más, así que… te lo diré.<br />

Emma… <br />

Ahora era yo la que me había quedado helada y una corriente<br />

eléctrica atravesó mi espina dorsal, las manos me sudaron y<br />

comprendí que se trataba de lo que traía el cuervo consigo.<br />

¿Qué le pasó? Con tono perplejo.<br />

Pero no alcanzó a responderme, entró el profesor Lewis para<br />

explicar lo que necesitaba saber y todos dirigimos la mirada a aquel<br />

profesor de ojos perdidos y aspecto atemorizante.<br />

Chicos, permítanme su atención, por favor. Acabamos de recibir la<br />

triste noticia de que su compañera, Emma Laurens, falleció<br />

temprano, en la madrugada a causa de una enfermedad. Sus padres<br />

piden vuestro apoyo y acompañamiento para el velorio y<br />

posteriormente sus exequias que se llevaran a cabo mañana a las diez.<br />

Avisen a su padres y mañana preséntense con un permiso escrito a<br />

las nueve en punto aquí en la escuela para partir a la misa de entierro<br />

y exequias respectivas de la joven. Gracias <br />

De inmediato se desataron la palabras y a sonar el zumbido de los<br />

murmullos. Pero la reacción en mí fue devastadora y sentí como<br />

lloraba en mis adentros mientras que en el exterior igualmente salían<br />

lágrimas. Vi a Sami descargando el llanto sobre el hombro de<br />

Tommy, vi como todos comenzamos a extrañarla.


262<br />

Emma y yo habíamos dejado de hablar desde hacía mucho tiempo,<br />

pero cuando regresó a la escuela hace unas semanas, en los pasillos<br />

cada vez que nos encontrábamos no mirábamos con nostalgia. Se<br />

aisló de todos, siempre cubriendo con su cabello las cicatrices de su<br />

rostro. Pude ver tantas veces como se ahogaba en su amargura y<br />

nadie parecía darse cuenta, como conmigo. Ella se estaba<br />

desbaratando en su propio mundo desde hacía mucho y nadie la<br />

ayudaba. Ahora la culpa me apuñalaría si la razón de su muerte había<br />

sido por lo que solo a mí me había confesado.<br />

¿Por qué ella? Era tan solo una niña apenas ¿Cómo pudo haberle<br />

pasado eso? Con el llanto cortando mi garganta.<br />

Jimmy rompió la rigidez de su cuerpo y lo dirigió hacia mí para<br />

envolverme en sus brazos. Con delicadeza plasmó un beso en mi<br />

cabeza y con sus manos me apretó con fuerza.<br />

Tranquila. Hay cosas que solo suceden y nadie las merece <br />

Entonces exacerbé las lágrimas con el recuerdo de la noche pasada y<br />

todo fluyó con facilidad. Lloré en nombre de todas mis desgracias<br />

hasta que Jimmy paralizó el momento cuando continuó hablando.<br />

Nadie entendió su muerte susurró mirando aún al frente.<br />

¿Tú sabías esto mucho antes? Con tono rasgado y con las<br />

lágrimas colgando de mis ojos y mientras me liberaba de su abrazo<br />

para ver su expresión fría.<br />

Fui yo quien traje la noticia. Por eso llegué tarde fijando sus ojos<br />

húmedos en los míos.<br />

¿Cómo lo supiste? Con tono vulnerado.<br />

<strong>Los</strong> Laurens son muy amigos de mi madre y además ella era la<br />

psicóloga de Emma. La llamaron a las dos de la madrugada para<br />

pedirle ayuda. Dijeron que Emma estaba como loca. Así que fuimos,<br />

yo la acompañé con la intención de que como había trasnochado no<br />

me obligara a venir a la escuela hoy. De haber sabido que vería a mi<br />

amiga morir no habría ido nunca <br />

¿Qué dices? ¿Estuviste hay? Con tono desgarrado.<br />

Sí, lucia terrible. Tenía rasguños encima de las cicatrices en sus<br />

brazos y con el rostro empapado en lágrimas. Estaba sentada en un<br />

rincón mirando el techo y no se dejaba tocar ni que nadie se le


263<br />

acercara. Luego comenzó a señalar la pared y comenzó a suplicarnos<br />

que no dejáramos que esa cosa se le acercara… narró<br />

completamente ido en el recuerdo de su historia hasta que diferí y<br />

regresó para mirarme.<br />

¿Qué cosa? Interrumpí.<br />

No lo sé. Nadie veía nada. Ella me miró a los ojos y me rogó que<br />

la ayudara, le tomé la mano, estaba helada y le dije que me dijera<br />

cómo… pero comenzó a llorar aún más y por último dijo que ya no<br />

había nada que hacer <br />

¿Qué quiso decir? Con un hilo de voz.<br />

Supongo que… entendió que moriría. Pero eso no fue lo más<br />

extraño. Ella me dijo… que te dijera que… las mentes cerradas no<br />

ven los que las abiertas sí <br />

Apenas pude parpadear, quedé atónita, sin poder pasar saliva<br />

siquiera. Mis manos quedaron marcadas en la madera del escritorio<br />

por la humedad en mis palmas, y de pronto mi respiración al igual<br />

que mis latidos se sobresaltaron.<br />

¿Qué… significa… porque… dijo eso? Balbuceé.<br />

La verdad esperaba que tú lo supieras mirando con asombro.<br />

No, ¿fue todo lo que dijo? Con tono desgarrado.<br />

Sí, eso fue lo último que pronunció y comenzó a convulsionar…<br />

hasta… morir. Jamás podré olvidar eso la voz se le rompió.<br />

Durante varias horas quisimos tratar de darle un sentido a lo dijo<br />

Emma, pero el suponer que su muerte la había provocado quien no<br />

pertenecía a este mundo nos hacía temblar por hostilidad de un ser<br />

paranormal. Esto ya no se trataba simplemente de sentir miedo, sino<br />

que también ello dejaba entrever un peligro mortal para seres<br />

vulnerables como lo era Emma, y como lo soy yo.<br />

Por un largo tiempo tuve la cabeza aislada y pensando en otra cosa<br />

no precisamente plena, pero era algo diferente al monologo interno<br />

sobre el frio y ardor al mismo tiempo que me causa la perdida de él.<br />

Cuando terminaron las clases Jimmy se dirigió a casa de Emma a<br />

ofrecer su ayuda. Me hubiese encantado acompañarlo, pero la<br />

actividad espectral que existía en casa de Emma me atormentaría


264<br />

seguro. Quizá esa era la cosa a que ella se refirió, quizá esa cosa la<br />

asesinó de a poquito, la fue matando desde mucho tiempo atrás.<br />

A casa me acompañó Raely como siempre y entabló una plática que<br />

sostuvo todo el camino.<br />

Ese día se apagó conmigo contemplándolo recostada en el tronco de<br />

un castaño. Y el día siguiente despertaron llorando las nubes.<br />

Como fue planeado, la escuela acompañó en su pena a la familia<br />

Laurens; primero, en una misa en la iglesia. Luego, la velarían en su<br />

casa y eso me tenía temblando de pavor.<br />

Algunos compañeros que compartieron momentos y clases con ella<br />

le dedicaron palabras bonitas que hizo llorar a muchos y me hizo<br />

retorcer el alma en una agobiante melancolía.<br />

La tensión que se respiraba en el aire, las lágrimas mojaban las<br />

miradas y la nostalgia quebraba las voces como a un cristal.<br />

Jimmy examinó mi rostro en oportunas ocasiones y formaba la<br />

simpleza de una sonrisa postrada. Con constancia se limpiaba los<br />

parpados, bostezaba, giraba los ojos hacia el llanto de Sami, hacia<br />

una expresión a las palabras mencionándose y volvía a mirar mi<br />

rostro. Creo que ve a el mismo de siempre, tan apagado, tan<br />

deprimente, tan decaído, sumergido en las sombras de mi cabello, la<br />

vista tirada al suelo y perdida en la memoria, las mismas lágrimas que<br />

retornaban a diario asomándose en mis ojos y los mismos labios<br />

congelados que no se curvan ni exponen los dientes en una sonrisa.<br />

¿Cómo te sientes? Susurró a mi oído.<br />

Con algo de miedo con tono sutil y delicado.<br />

¿Por qué miedo? <br />

He visto lo que la casa de Emma tiene. No dudara en reaccionar<br />

en cuanto entre, y el… cementerio en voz baja.<br />

Pues inventemos una excusa para no tener que ir propuso.<br />

Me siento culpable, no puedo abandonarla otra vez <br />

No fue tu culpa, solo tratabas de cuidarla a ella y a mí. Fue una<br />

intención noble inquirió.<br />

Pero tengo que ir. Lo intentaré renegué.<br />

En casa de Emma se sentía la oscura presencia vagar por la<br />

atmosfera, se sentía su mirada adyacente encima de mí, aunque no se


265<br />

viera el alguien de quien procedía los ojos y la quietud que advertía<br />

desencadenarse de manera opuesta.<br />

En mi cabeza apareció el reflejo de Tom, y en mi oído el susurro de<br />

su voz. Cuan frustrante era ver que todos mis esfuerzos empeñados<br />

en olvidar eran en vano, las presencias me lo recordarían siempre.<br />

Perecía ser que no existía manera posible de borrarlo de mi<br />

pensamiento. No entendía a que se debía tenerlo presente en ese<br />

momento en que miraba a Emma postrada en un ataúd de madera<br />

ébano totalmente negro. Verla pálida y apagada, inexpresiva e inútil.<br />

Era como si durmiera con la diferencia de que ya jamás volvería a<br />

despertar. Era difícil creer que a quien miraba era ella, que fuese<br />

Emma muerta.<br />

No pude controlar las lágrimas. Tal vez creyeron que lloraba como<br />

muchos por Emma, me hubiera gustado que hubiese sido así, pero se<br />

trataba del mismo efecto de lágrimas que traía al recordar a Tom.<br />

Agonizar y hundirme en las profundidades de mi llanto, era como<br />

tocar el fondo del océano.<br />

Entonces, entre las amarguras y los recuerdos surgió de las sombras<br />

de las personas reunidas una marcha negra dirigiéndose a mí.<br />

Provocó un desespero horroroso que contagió todo mi cuerpo y<br />

nació una necesidad de correr lejos, de huir de todo; y sentir esa<br />

sensación embriagadora de emoción que hace olvidarme hasta de mí<br />

misma.<br />

Mientras corría por las calles transitadas por personas, el viento que<br />

golpeaba mi rostro secaba las lágrimas que por este se deslizaban.<br />

Huir, fue como agua que se arrojó sobre mi flama que quemaba mí<br />

ser desde adentro.<br />

Las miradas chismosas se posaban encima de mí, pero eso no me<br />

detuvo, pues no me importaba lo que pensaran; si estaba loca o<br />

estaba huyendo de algún peligro inminente y al asecho. Solo<br />

recuerdo que me olvidé de todo.<br />

Luego en la soledad de la noche tomé mi almohada y la apreté con<br />

ferocidad hasta agotar todas mis ganas de llorar. Y así terminó ese<br />

día para comenzar lo mismo al día siguiente.


266<br />

El retorno<br />

Despertar cada vez se hacía más difícil, volver a la vida después de<br />

soñar en un mundo en el que aún conservo mi todo.<br />

La primavera se fue guardando, se llevó con ella las flores, los<br />

colores y el verde de los árboles. Para el veintidós de junio ya no<br />

había rastro de lo que comenzó como una primavera maravillosa y<br />

finalizar en el precipicio en el que la luz no toca.<br />

El dolor se derretía en mi sangre y navegaba entre mis venas. Mis<br />

gritos se perdían en el viento, me había vuelto esclava del dolor<br />

encendido en el vacío de mi pecho.<br />

De pronto el tono gris que despertaba conmigo cada mañana se<br />

había hecho más oscuro, tal vez negro.<br />

Me vi asistiendo a una escuela fría y neutral. Las aulas bulliciosas de<br />

pronto dejaron de retumbar en mi oído; todo lo que un día me rodeó<br />

se hizo invisible. Me aísle de las personas; a veces incluso de Jimmy.<br />

El silencio había enmudecido mis labios.<br />

En clase de historia religiosa dictada por aquel sombrío profesor de<br />

ojeras prolongadas por las cuencas de sus ojos con mirada<br />

penetrante, me rompió el subconsciente ido y perdido para prestar<br />

atención a las palabras que pronunciaba con tono velado, la historia<br />

en la que se adentró.<br />

En el Génesis 6:3. Yavé dijo: “No contenderá mi espíritu con el<br />

hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus<br />

días ciento veinte años”. Se creía las personas en un principio vivían<br />

hasta mil años o cerca, pero después del diluvio se acortó la vida para<br />

los mortales. En el caso de Matusalén que se supone alcanzó los<br />

novecientos sesenta y nueve años de edad… <br />

¡Cielos! No se quería morir bromeó Frank y de inmediato<br />

surgieron risas.<br />

No estoy de humor para sus bromas, señor Meller fulminándolo<br />

con la mirada.<br />

¿Y hubo más que vivieran tanto o solo él? Preguntó Zack.<br />

No sé. Tal vez solo fue un error en la traducción de los escritos<br />

antiguos. Aunque la verdadera obsesión que han tenido los seres


267<br />

humanos desde siempre es el querer descubrir la fórmula de la vida<br />

eterna o del despertar de la muerte, como la alquimia, que se basó en<br />

crear o descubrir la piedra filosofal que daría la vida eterna. Un tanto<br />

iluso, pero allí empezó la medicina y hoy existe gracias a eso.<br />

Conozco a un hombre que tiene ciento tres años y asegura haber<br />

vuelto de la muerte en 1917 cuando la peste negra le quitó la vida,<br />

sus padres muriendo de pena buscaron a una bruja que supone<br />

tendría el secreto de la vida y que esta le devolvió el alma de entre las<br />

sombras después de haber permanecido muerto por doce años.<br />

Tenía solo diez cuando murió y volvió a la vida conservando la<br />

apariencia en cuerpo de diez años, aún después de haber estado<br />

enterrado por doce años y que esa es la razón por la cual tiene tantos<br />

años; sin esos doce años la edad correcta seria noventa y un años <br />

¿Y eso si fue verdad? Lo interrumpió Jimmy.<br />

¿Quiénes aquí creen que fue veradad? <br />

¿Qué pretendía aquel profesor? Para mi sorpresa la gran mayoria de<br />

los estudiantes alzaron la mano. Jimmy me hizo una seña para que<br />

alazara mi mano igual que él, pero emanó el valor.<br />

Lewis los examinó a todos, camino entre las filas de escritorios, se<br />

detuvo en uno donde yacia un joven que se había negado a alzar la<br />

mano.<br />

¿Por qué no, señor Levinson? atrapando al joven con su mirada<br />

lúgubre.<br />

Soy de los que piensa: hasta no ver no creer <br />

Lewis sonrió. Aquel hombre era tan intimidante.<br />

Lamento desilucionarlo, pero las mentes cerradas no ven lo que las<br />

abiertas sí <br />

Inmediatamente mi mirada colisionó con la de Jimmy,<br />

completamente ofuscados.<br />

Pero tiene razón; esa historia es falsa, señor Levinson continuó<br />

caminando . Bajen sus manos ordenó y todos acataron .<br />

Volvamos al Genesis <br />

Llevó sus ojos hasta las páginas de la biblia que sostenía en sus<br />

mano, pero el intento de retomar la lectura fue interrumpido por


268<br />

Jimmy, quien fue capaz de urgar, de vaciar su curiosisdad en<br />

contrariedad a mí.<br />

¿Qué fue eso? ¿Qué quizo decir? <br />

El profesor Lewis buscó entre los rostros el dueño de la voz, en<br />

cuanto lo encontró enmudeció unos segundos, con el silencio<br />

espectral de toda la clase a su coro.<br />

Nada, señor Jones. Solo se trató de un experimento, pero no le<br />

consierne <br />

Si experimenta con nosotros, merecemos saber almenos: ¿con qué<br />

objetivo? <br />

Jimmy desató que las miradas lleran y vinieran entre ellos dos, con<br />

murmullos indiscretos.<br />

Tiene razón Convino con la mirada incrustada en Jimmy, sin<br />

perderlo de vista un solo segundo . Se trató de ver cuantos estaban<br />

dispuesto a creer. Ahora si me lo permite, voy a continuar con la<br />

clase <br />

Aquello me dejó vagando entre pensamientos, lo que citó en esa<br />

desviación de tema mariposeaba en cerebro, tratando de<br />

organizarlos. Él, de alguna forma que desconocía, había estructurado<br />

una conexión entre mi deseo de que Tom viviera con la muerte de<br />

Emma, ¿para llevar a cabo un experimento? ¿Qué era todo aquello?<br />

Tal vez solo casualidad. De vez en cuando despertaba a la realidad<br />

para escribir algunas líneas y no atrasarme más en las clases; y luego<br />

parecía inevitable no volver a rodear aquella historia.<br />

En casa las cosas se hacían más crueles, más difíciles de resistir. Cada<br />

tarde quien me recibía en casa era una nota pegada al refrigerador<br />

con las mismas palabras huecas que se escuchan de los labios de mi<br />

madre; una nota que me explica que no está para mí, que está<br />

acompañando a Thomas a uno de sus entrenamientos o partidos.<br />

Percibo en la letra de mi madre tanto orgullo plasmado en el nombre<br />

de mi hermano.<br />

Me senté sobre el sofá observando a la nada, con suspiros<br />

escapándose entre la nostalgia, y me pregunto mentalmente por qué<br />

existo. Aunque a veces siento en realidad que no existo, que solo soy<br />

nulidad, que lo que he sido, soy y seré jamás inició y por simple


269<br />

lógica jamás terminará. Entonces me siento más aliviada, pero luego<br />

llega el dolor; es la sensación que experimenta el ser existente; y<br />

entonces me recuerda que si siento ha de ser porque tengo alma, y si<br />

tengo un alma es porque existo. Y ese era el monologo de cada tarde,<br />

tan incoherente que comencé a temer de estar enloqueciendo.<br />

En las noches, en cada una sin falta es una ardua lucha para lograr<br />

conciliar el sueño; tanto así que me olvidé del último sueño que había<br />

tenido, pues mi dormir era corto, no alcanzaba a la etapa uno de las<br />

fases del sueño, es una transición entre la vigilia y el sueño, como<br />

estar o no estar dormida al mismo tiempo.<br />

En verano, mientras las familias iban de vacaciones, la mía se quedó<br />

estancada en Portland por los negocios de mi padre. Salimos algunos<br />

días a las afueras a una casa de verano de un socio de papá. Mi padre<br />

de nuevo solo se enojó conmigo, le preocupaba que su socio y la<br />

familia se llevaran una mala impresión de mí, tuve que fingir por<br />

algunas horas. Estuve concentrada en ello; bueno, al menos eso me<br />

permitió mantenerme con vida un mes más.<br />

En una noche cualquiera, con la luna iluminando en su esplendor, en<br />

la cual una brisa sacudía a los castaños y el canto del silencio hacia<br />

guardia en la noche. Fue cuando unos sigilosos pasos caminaban en<br />

las escaleras; de inmediato exageré dándole un significado a esos<br />

pasos. Salté de mi cama y corrí en dirección a ellos. No sé qué pasó<br />

por mi cabeza para descontrolar todo mi cuerpo de tal manera; mi<br />

tonta alma no quería entender que Tom jamás regresaría y que este<br />

amor jamás acabaría, pues es tan infinito como las estrellas; así de<br />

grande, así de lejano.<br />

La desilusión también es cruel y aún no me acostumbraba a ella por<br />

más cotidiana que se presentara. En señal resignada y devastadora,<br />

me recosté en los escalones y de nuevo las lágrimas empañaron mis<br />

ojos y así fue por horas hasta que perdí la conciencia, creo que<br />

comencé a soñar; no lo sé, creo que lo olvidé. Pero lo que sí<br />

recuerdo fue a mi padre alzándome entre sus brazos y poniéndome<br />

sobre mi cama, abrigándome con las cobijas.<br />

Buenas noches mi ángel susurró.<br />

Aunque no estoy segura si en realidad pasó y si sus palabras no<br />

fueron más que parte del sueño, o si mi anhelo de escuchar algo


270<br />

tierno de mi padre jugó con mi imaginación. En todo caso así<br />

terminó esa noche cualquiera.<br />

El día trascurrió más o menos así: En la mañana observé a mi padre<br />

mientras leía su periódico, en su rostro la misma expresión dura,<br />

incluso cuando lo saludé. Salimos de casa para hacer algunas<br />

compras con mamá y Thomas. En la tarde leí algunas páginas de un<br />

libro recostada sobre mi cama. Qué ironía; el personaje principal se<br />

llama Tom Soller. Y en la noche; una vez más, unos pasos<br />

comenzaron desvelándome, pero no eran razón para inquietarme, no<br />

pertenecían a alguna presencia a la que temer, y esta vez procuré<br />

mantener la compostura, pero fue inútil; no soporté la ansiedad y salí<br />

en busca de ellos, pero abajo todo se volvió calma. Ahora imaginaba<br />

cosas; creí estarme volviendo loca, temí mucho a eso, a que estuviera<br />

imaginando sus pasos. Mi cuerpo comenzó a temblar e invadirse de<br />

nerviosismo. Me estaba convirtiendo en la persona que durante<br />

tantos años estaba evitando que me llamaran.<br />

En las escaleras pude vaciar todo el sueño que cargaba en mis<br />

parpados, por alguna desconocida razón me resultó sencillo dormir<br />

allí; justamente el lugar en donde vi a Tom por última vez. Mis ojos<br />

pesaban y luego ya no pude levantarme para irme a mi cama.<br />

En mi sueño Tom apareció de entre una niebla y con sus manos secó<br />

mis lágrimas; creo que lloré dormida, pues mi llanto parecía tan real.<br />

Recuerdo que tomé su mano y pude tocarla, sentirla; todo era<br />

demasiado real y sentí que sería mejor despertar antes de entregarme<br />

a ese sueño, porque luego cuando despertara la desilusión me<br />

golpearía con toda su fuerza. Fui abriendo los ojos y pude divisar una<br />

sombra a mi lado del escalón que tomaba fuerza mientras más los<br />

abría; me vi con una verdad fuera de las palabras para describir. Sentí<br />

como todos mis adentros recobraron vida, como retornaron, como<br />

restauraron el aire y como mis venas y corazón estallaron en<br />

conmoción.<br />

Sigue durmiendo. Estaré aquí para cuando despiertes susurró.<br />

Creo que aún sigo dormida casi sin aliento.<br />

Lo lamento. Creí que sería mejor así, pero creo que jamás podré<br />

perdonarme haberte herido tanto. Espero puedas perdonarme algún<br />

día por el sufrimiento que te hice padecer… yo…


271<br />

Estás aquí - lo interrumpí con la voz quebrándose.<br />

Una lágrima se deslizó por mi mejilla.<br />

Sí... estoy contigo susurró. Si existe algo que pueda hacer para<br />

reparar mi daño, no dudaré en hacerlo <br />

… Hay algo que puedes hacer <br />

Dímelo <br />

No vuelvas a marcharte jamás <br />

Sucumbí en el fuego, probé lo bastante la avidez como para que el<br />

gozo le diera la vuelta; del otro lado de lo sublime yace lo<br />

despreciable, detrás de cada cosa, lo adverso. En mi pecho latió el<br />

vacío, de mis ojos derramé la perdida, en mis manos sostuve el<br />

suicidio, pero siempre habrá retorno.


272<br />

Agradecimientos<br />

Infinitas gracias a Dios por sus constantes bendiciones.<br />

A mi mamá por su firme apoyo y ánimo durante todo este proyecto;<br />

a mi papá, a toda mi familia que siempre me alentó con palabras de<br />

ánimo, a mi abuelita, abuelito y hermanita que me cuidan desde el<br />

cielo.

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