Enigma (Los Van Vladoisqui)

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Una de las maletas no encajaban, eso prolongaba el martirio, cada
segundo se extendía conforme transcurrían.
Continué petrificada, pero con todos mis sentidos alerta, mis oídos
en primera estancia, capté los sonidos a mis espaldas, escuché otra
vez el crujido y con el sonido, en esta ocasión, un líquido que pareció
derramarse en el suelo. El extremo pavor era algo desmedido, otra
vez, después de tanto tiempo, un ente se había aliado tanto a mi
cercanía. Era tarde, nada evitaría la arremetida, aunque solo si posee
el poderío. La mujer se desplazó a mi lateral, con mis ojos al frente
tenía una vista borrosa de lo que ocurría a mi lado. Empuñé mis
manos, el sudor resbaló entre mis dedos. Ya no pude resistirlo más y
llevé mis ojos al lateral, allí estaba, tenía sus ojos en blanco, su iris no
estaba, y de su boca surgía una espuma que escurría por su mentón;
sus ojos vacíos dieron con los míos.
Ella bajó del avión, lucía muy pálida, enferma, a su rostro lo bañaba
el sudor; noté que cada paso que daba era un martirio, algo ocurría
en su estómago, lo cubría con su mano, apretando su camisa con
ferocidad, parecía retorcerse del dolor. Las gentes le miraban con
ojos curiosos, pero aún nadie se atrevía a ayudarle; todo ese ambiente
parecía reflejar los ochenta, sí, eso creo. Entonces ella cayó al suelo
de repente, sus piernas fallaron, sus ojos se voltearon, dejándolos en
blanco y súbitamente una espuma brotó de la boca. Las personas en
segundos la rodearon, solo uno intentó auxiliarla y gritaba alarmado
que llamaran una ambulancia cuando sus esfuerzos fueron inútiles.
Minutos después, supongo, pues todo ocurría con imágenes muy
rápidas; llegaron dos paramédicos, pertenecientes al aeropuerto
probablemente, y la acomodaron en una camilla, la llevaron por los
pasillos, iba hacia algún lugar, pero nunca llegó; en el camino
comenzó a vomitar, expulsó un glóbulo y consecutivamente una
espuma blanca se vino por su nariz, privándola de toda vía
respiratoria.
Volví de la visión, lo primero que tuve en frente fue a Dux con su
expresión de confusión, sus ojos me detallaban, él ya estaba al tanto,
advirtió mi comportamiento, principalmente las lágrimas que se
deslizaban por mis mejillas. Thomas y Richard aún no se percataban.
- ¿Caroline? - su tono era de ofuscación - ¿Qué ocurre? -